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lunes, 13 de enero de 2014

Notas Introductorias de James Strachey. Volumenes 20 a 24


Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 20 / Inhibición, síntoma y angustia. (1926 [1925])
Inhibición, síntoma y angustia. (1926 [1925])
Hemmung, Symptom und Angst
Ediciones en alemán
1926 Leipzíg, Viena y Zurich: Internationaler Psychoanalytischer Verlag, 136 págs. 1928 GS, 11, págs. 23-1151931 Neurosenlehre und Technik, págs. 205-99.1948 GW, 14, págs. 113-2051972 SA, 6, págs. 227-308.
Traducciones en castellano
1934 Inhibición, síntoma y angustia. BN (17 vols.), 11, págs. 5-111. Traducción de Luis López-Ballesteros. 1943 Igual título. EA, 11, págs. 7-103. El mismo traductor. 1948 Igual título. BN (2 vols.), 1, págs. 1235-75. El mismo traductor. 1953 Igual título. SR, 11, págs.9-82. El mismo traductor. 1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 31-71. El mismo traductor.
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1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 2833-83. El mismo traductor.
Un fragmento del capítulo I del manuscrito original apareció en el periódico vienés Neue Freie Presse el 21 de febrero de 1926.
Sabemos por Ernest Jones (1957que este libro fue escrito en julio de 1925, revisado en diciembre de ese año y publicado en la tercera semana de febrero de1926.
Los temas aquí tratados abarcan un vasto ámbito, y hay indicios de que Freud tuvo inusuales dificultades para conferir a la obra un carácter unitario. Esto se aprecia, por ejemplo, en el repetido examen de la misma cuestión en diversos puntos del trabajo, con una terminología muy semejante; en la necesidad que sintió Freud de reunir en la «Addenda» cierto número de materias separadas; e incluso en el propio título del libro. Pero aun cuando en este se tratan importantes problemas colaterales, como las diferentes clases de resistencia, el distingo entre represión y defensa, y las relaciones entre la angustia, el dolor y el duelo, lo cierto es que su tema principal es la angustia. Si se echa una mirada a la lista de escritos que damos en el «Apéndice B»se advertirá hasta qué punto esta cuestión estuvo continuamente presente en Freud desde el comienzo hasta el fin de sus estudios psicológicos. Aunque en algunos aspectos del problema sus opiniones sufrieron pocas variantes, en otros (como nos dice en estas páginas) las modificó considerablemente. Tal vez sea interesante esbozar, siquiera, la historia de estos cambios en lo referente a las dos o tres cuestiones principales.
La angustia como libido trasmudada
Freud abordó por primera vez el problema de la angustia en el curso de sus investigaciones sobre las neurosis «actuales»; sus más tempranos exámenes de este asunto se hallan en su primer trabajo sobre la neurosis de angustia (1895b) y en la comunicación que le envió a Fliess poco tiempo antes, probablemente en junio de1894 (Freud, 1950a, Manuscrito E), AE, 1, págs. 228 y sigs. En ese momento se hallaba influido en gran medida por sus estudios neurológicos y profundizaba su intento de expresar los datos psicológicos en términos de la fisiología. En particular, siguiendo a Fechner, había adoptado como postulado fundamental el «principio de constancia», según el cual era inherente al sistema nervioso la tendencia a reducir, o al menos a mantener constante, el monto de excitación presente en él. Por consiguiente, cuando hizo el hallazgo clínico de que en los casos de neurosis de angustia era siempre posible comprobar cierta interferencia de la descarga de la tensión sexual, estableció, como es natural, la conclusión de que la excitación acumulada buscaba la vía de salida trasformándose en angustia. Según consideraba Freud, se trataba de un proceso puramente físico, sin ninguna determinación psíquica.
La angustia sobrevenida en las fobias o en las neurosis obsesivas plantearon desde el comienzo una complicación, pues aquí era imposible descartar la presencia de fenómenos psíquicos; pero en lo tocante al surgimiento de la angustia, la explicación siguió siendo la misma. En estos casos (las psiconeurosis), la razón de que se acumulase excitación no descargada era de índole psíquica: la represión; no obstante, en todo lo demás ocurría como en las neurosis «actuales»: la excitación acumulada (o libido) se trasmudaba directamente en angustia.
Algunas citas mostrarán cuán fiel se mantuvo Freud a este punto de vista. En el citado «Manuscrito E» (circa 1894) escribió: «La angustia ha surgido por mudanzadesde la tensión sexual acumulada» (AE, 1, pág. 231). En La interpretación de los sueños (1900a): «La angustia es un impulso libidinoso que parte de lo inconciente y es inhibido por lo preconciente» (AE, 4, pág. 342). En su trabajo sobre la Gradiva de Jensen (1907a): «La angustia de los sueños de angustia, como en general toda angustia neurótica, [ ... ] proviene de la libido en virtud del proceso de la represión» (AE, 9, pág. 51 ). En su escrito metapsicológico sobre «La represión» (1915d): «Después de la represión, [ ... ] la parte cuantitativa [de la moción pulsional, o sea, su energía] no ha desaparecido, sino que se ha traspuesto en angustia» (AE, 14, pág. 150). Finalmente, en 1920 agregó todavía, en una nota al pie de la cuarta edición de los Tres ensayos de teoría sexual ( 1905d): «El hecho de que la angustia neurótica nace de la libido, es un producto de la trasmudación de esta y mantiene con ella la relación del vinagre con el vino es uno de los resultados más significativos de la investigación psicoanalítica» (AE, 7, pág. 205).
Sin embargo, es interesante notar que ya en una época temprana parece haberlo asaltado la duda respecto de esta cuestión. En una carta a Fliess del 14 de noviembre de 1897 (Freud, 1950a, Carta 75) comenta, sin relación aparente con el resto de lo que venía diciendo: «De acuerdo con ello, he resuelto considerar en lo sucesivo como factores separados lo que produce libido y lo que produce angustia» (AE, 1, pág. 313). En ningún lugar hay otra evidencia de esta retractación aislada. En la obra que aquí prologamos, Freud dejó de lado la teoría que había sostenido durante tanto tiempo: ya no concibe a la angustia como libido trasmudada, sino como una reacción frente a situaciones de peligro regida por un modelo particular. Pero aun afirma como muy posible que en el caso de la neurosis de angustia «sea el exceso de libido no aplicada el que encuentre su descarga en el desarrollo de angustia». Este último remanente de la antigua teoría sería abandonado pocos años más tarde. Al examinar el problema de la angustia en la 32º de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), escribió que también en la neurosis de angustia el desarrollo de angustia era una reacción ante una situación traumática: «Ya no afirmaremos que sea la libido misma la que se muda entonces en angustia» (AE, 22, pág. 87).
Angustia realista y angustia neurótica
Pese a su teoría de que la angustia neurótica era libido trasmudada, Freud insistió desde el comienzo en la íntima relación existente entre la angustia debida a peligros externos y la provocada por amenazas pulsionales. En su primer trabajo sobre la neurosis de angustia (1895b) leemos: «La psique cae en el afecto de la angustia cuando se siente incapaz para
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tramitar, mediante la reacción correspondiente, una tarea (un peligro) que se avecina desde afuera; cae en la neurosis de angustia cuando se nota incapaz para reequilibrar la excitación (sexual) endógenamente generada. Se comporta entonces como si ella proyectara la excitación hacia afuera. El afecto, y la neurosis a él correspondiente, se sitúan en un estrecho vínculo recíproco; el primero es la reacción ante una excitación exógena, y la segunda, ante una excitación endógena análoga» (AE, 3, pág. 112).
Esta posición, sobre todo en lo referente a las fobias, fue elaborada luego en muchos escritos de Freud; por ejemplo, en «La represión» (1915d) y «Loinconciente» (1915e), AE, 14, págs. 149-51 y 179-80, respectivamente, así como en la 25º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17).Pero, si se seguía pensando que en las neurosis «actuales» la angustia derivaba directamente de la libido, era difícil sostener que en ambos casos se trataba de una misma clase de angustia. Con el abandono de este punto de vista y la nueva distinción entre angustia automática y angustia-señal se aclaró todo, y ya no hubo motivo para ver una diferencia de género entre la angustia neurótica y la realista.
La situación traumática y las situaciones de peligro
Una de las dificultades adicionales de la presente obra es que el distingo entre la angustia como reacción directa y automática frente a un trauma, y la angustia como señal de peligro que anuncia la inminencia de ese trauma, aunque mencionado al pasar en diversos puntos, sólo se reafirma en el último capítulo. (Quizá sean de más fácil comprensión las formulaciones, más breves, contenidas en la 32º de las Nuevas conferencias.)
El factor determinante de la angustia automática es una situación traumática, y esta es, esencialmente, una vivencia de desvalimiento del yo frente a una acumulación de excitación, sea de origen externo o interno, que aquel no puede tramitarLa «angustia-señal» es la respuesta del yo a la amenaza de una situación traumática, amenaza que constituye una situación de peligro. Aunque los peligros internos cambian en las distintas etapas de la vida, tienen como carácter común el implicar la separación o pérdida de un objeto amado, o la pérdida de su amor; esta separación o pérdida puede, por diversas vías, conducir a una acumulación de deseos insatisfechos y, por ende, a una situación de desvalimiento. Freud nunca había reunido antes todos estos factores, pero cada uno de ellos tiene una larga historia.
La situación traumática en sí es, a todas luces, descendiente directa del estado de tensión acumulada y no descargada del que hablaba Freud en sus primeros escritos sobre la angustia. Algunas de las descripciones que aquí se hacen de ese estado podrían ser citas textuales de pasajes de 1894 o 1895. Verbigracia, leemos«Sea que el yo vivencie en un caso un dolor que no cesa, en otro una estasis de necesidad que no puede hallar satisfacción... ». Compárese esto con el siguiente fragmento del «Manuscrito E» (1950a): « ... una acumulación de tensión sexual física [ ... ] consecuencia de una descarga estorbada» (AE, 1, pág. 230). Cierto es que en este temprano período las excitaciones acumuladas eran casi siempre consideradas libidinosas, pero no siempre. En otra oración del «Manuscrito E» se señala que la angustia puede ser «una sensación producida por la acumulación de un estímulo endógeno diverso, el estímulo de respirar [ . . . ], que es entonces susceptible de aplicación para una tensión física acumulada en general». Asimismo, en el «Proyecto de psicología» de 1895 (1950a), Freud enumera, entre las necesidades principales que originan estímulos endógenos prontos a la descarga, el hambre, la respiración y la sexualidad (AE, 1, pág. 341 ), y en un pasaje posterior indica que esa descarga «exige una alteración en el mundo exterior (provisión de alimento, acercamiento del objeto sexual)», alteración que «el organismo humano es al comienzo incapaz de llevar a cabo»Para lograrlo se precisa un «auxilio ajeno», que el niño convoca con sus gritos. Y aquí Freud menciona «el inicial desvalimiento del ser humano».
En la parte III del «Proyecto de psicología» hay una referencia similar a la necesidad que tiene el niño de llamar la atención «del individuo auxiliador (por lo común, el objeto-deseo mismo) sobre [su] estado anhelante y menesteroso».
Todos estos fragmentos parecen constituir un preanuncio de la descripción del estado de desvalimiento, en el cual el niño echa de menos a su madre, en la presente obraYa lo había formulado claramente en la nota al pie de los Tres ensayos (1905d) a que hicimos referencia antes (AE, 7, págs. 204-5), donde dice que el miedo del niño a la oscuridad obedece a que echa de menos a una persona querida.
Pero esto nos lleva al problema de los diversos peligros específicos capaces de precipitar una situación traumática en distintas épocas de la vida. Sucintamente, son ellos: el nacimiento, la pérdida de la madre como objeto, la pérdida del pene, la pérdida del amor del objeto, la pérdida del amor del superyó. Sobre el nacimiento trataremos en la sección E; acabamos de mencionar algunas referencias tempranas a la importancia de la separación de la madre. La amenaza de castración, con sus devastadores efectos, es sin duda el más conocido de todos estos peligros; pero vale la pena recordar que en una nota al pie agregada en 1923 al historial clínico del pequeño Hans (1909b), Freud desaprueba que se aplique el rótulo de «complejo de castración» a las otras clases de separación que el niño debe sufrir inevitablemente (AE, 10, págs. 9-10). Tal vez deba verse en ese pasaje una primera alusión al concepto de la angustia causada por la separación, que aquí cobra prominencia. El hincapié en el peligro de perder el amor del objeto amado es relacionado expresamente en esta obra con las características de la sexualidad femenina, de la que Freud había comenzado a ocuparse muy poco tiempo atrás. (ver nota)(198) Por último, el peligro de perder el amor del superyó nos remite a las controversias con respecto al sentimiento de culpa, tal como había sido reformulado también poco antes en El yo y el ello (1923b).
La angustia-señal
En lo que atañe al displacer en general, era esta una noción de antigua data en Freud. En el
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«Proyecto de psicología» de 1895 (Freud, 1950a) se describe así el mecanismo mediante el cual el yo restringe el desarrollo de vivencias penosas: «Por ese medio se habría limitado cuantitativamente el desprendimiento de displacer; su comienzo, en efecto, sería para el yo la señal de emprender una defensa normal»(AE, 1, pág. 405). Y en La interpretación de los sueños (1900a) se sostiene que «el pensar tiene que tender [ ... ] a restringir el desarrollo del afecto por el trabajo de pensamiento a un mínimo que aún sea utilizable como señal» (AE, 5, pág. 592). Y en «Lo inconciente» (1915e), esta misma idea es aplicada ya a la angustia; refiriéndose a la aparición en las fobias de « representaciones sustitutivas» y al entorno a ellas asociado, que recibe una intensa investidura, Freud escribe: «Una excitación en cualquier lugar de este parapeto dará, a consecuencia del enlace con la representación sustitutiva, el envión para un pequeño desarrollo de angustia que ahora es aprovechado como señal a fin de inhibir el ulterior avance de este último ... » (AE, 14 pág. 180). De igual manera, en la 25ºde las Conferencias de introducción (1916-17) se nos dice en uno o dos lugares que el estado de «apronte angustiado» brinda una «señal» para impedir el estallido de una grave angustia. De ahí no había más que un paso hasta la esclarecedora exposición de las páginas que aquí siguen. Puede observarse que también en la presente obra el concepto se introduce primero como señal de «displacer» y sólo luego como señal de «angustia».
Angustia y nacimiento
Queda en pie esta cuestión: ¿Qué determina la forma en que se exterioriza la angustia? También esto fue examinado por Freud en sus primeros escritos. Al principio, en armonía con su concepción de la angustia como libido trasmudada, consideró que sus síntomas más notorios -la falta de aliento y las palpitaciones eran elementos propios del acto del coito, que, a falta de una vía de descarga normal para la excitación, aparecían aislados y exagerados. Esta descripción figura en el citado «Manuscrito E», que probablemente data de junio de 1894, así como en su primer trabajo sobre la neurosis de angustia (1895b), AE, 3, pág. 111; y se la repite en el historial clínico de «Dora» (1905e [1901])donde leemos: «Hace ya años he puntualizado que la disnea y las palpitaciones de la histeria y de la neurosis de angustia son sólo unos fragmentos desprendidos de la acción del coito» (AE, 7, pág. 70). No resulta claro cómo se compadecía todo esto con las concepciones de Freud sobre la expresión de las emociones en general, que por cierto parecen derivar en última instancia de Darwin. En los Estudios sobre la histeria (1895d),Freud citó en dos oportunidades el libro que aquel dedicó al problema (Darwin, 1872), apuntando en la segunda de ellas que, conforme a las enseñanzas del naturalista inglés, la expresión de las emociones «consiste en operaciones originariamente provistas de sentido y acordes a un fin» (AE, 2, pág. 193). Jones (1955,pág. 494) informa que en un debate de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, llevado a cabo en 1909, Freud había dicho que «todo afecto [ ... ] es sólo una reminiscencia de un suceso». Mucho después, en la 25º de sus Conferencias de introducción (1916-17), retomó este punto manifestando su creencia de que el «núcleo» de un afecto «es la repetición de determinada vivencia significativa» (AE, 16, pág. 360). Recordó allí, asimismo, la explicación que antes había dado de los ataques histéricos como revivencias de sucesos infantiles (1909a; AE, 9, pág. 210), y añadió como conclusión que «el ataque histérico es comparable a un afecto individual neoformado, y el afecto normal, a la expresión de una histeria general que se ha hecho hereditaria». Esta teoría es repetida en términos casi iguales en la presente obra.
Sea cual fuere el papel cumplido por esta teoría de los afectos en la anterior explicación de Freud sobre la forma de la angustia, fue esencial en su nueva explicación, que salió a la luz, en apariencia sin antecedentes, en una nota al pie agregada en la segunda edición de La interpretación de los sueños (1900a). (ver nota)(199) Altérmino de un examen de las fantasías sobre la vida en el vientre materno, dice (destacando la frase con bastardillas): «El acto del nacimiento es, por lo demás, la primera vivencia de angustia y, en consecuencia, la fuente y el modelo del afecto de angustia» (AE, 5, pág. 403). Esa edición se publicó en 1909, pero el prólogo está fechado en el «verano de 1908». Una posible pista sobre la súbita aparición en ese momento de esta idea revolucionaria la da el prólogo que muy poco tiempo atrás (está fechado en «marzo de 1908») escribiera para el libro de Stekel sobre los estados de angustia (Freud, 19081). Cierto es que en ese prólogo no hay el mínimo indicio de la nueva teoría, y que en su obra Stekel parece aceptar explícitamente la teoría anterior sobre el vínculo entre angustia y coito; pero es indudable que Freud había vuelto a dirigir su interés hacia el problema, y fue tal vez entonces cuando revivió en él un antiguo recuerdo de un suceso que narró más tarde, al examinar la angustia en las Conferencias de introducción (1916-17). Me refiero a la historia que, como anécdota cómica, contara en una reunión de médicos uno de los jóvenes asistentes: una partera, al preguntársele en el examen qué significaba la aparición de meconio en el agua del nacimiento, respondió: «Que el niño está angustiado». «Se rieron de ella y la reprobaron», continúa Freud, «pero yo [ ... ] empecé a sospechar que esa pobre mujer del pueblo había puesto certeramente en descubierto un nexo importante» (AE, 16, págs. 361-2). Este recuerdo debía remontarse a 1884, pero al parecer Freud no lo mencionó nunca hasta esa conferencia de 1917; es posible que su lectura del libro de Stekel lo reavivara, dando lugar al surgimiento en 1908 de la nueva teoría, que en adelante ya no sería abandonada por él. Le confirió un sitio de especial prominencia en «Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre» (1910h), AE, 11, pág. 166, trabajo cuyo contenido esencial ya había sido expuesto ante la Sociedad Psicoanalítica de Viena en mayo de 1909; y las actas de la Sociedad correspondientes a noviembre de ese año, citadas por Jones (1955, pág. 494), nos lo presentan señalando que el niño tiene su primera vivencia de angustia en el propio acto de su nacimiento.
Tras esa conferencia de 1917, el problema quedó en barbecho por algunos años, hasta reaparecer repentinamente en El yo y el ello (1923b), donde se dice que el nacimiento es «el primer gran estado de angustia» (AE, 19, pág. 59). Con esto llegamos a la época en que Rank publicó Das Trauma der Geburt {El trauma del nacimiento}. El nexo cronológico entre esa afirmación de Freud y la obra de Rank no está del todo claro. El yo y el ello viola luz en abril de 1923; la portada del libro de Rank lleva como fecha « 1924 », pero en su última página se lee: «escrito en abril de 1923», y en la dedicatoria se declara que le fue «obsequiado» a Freud el 6 de mayo de 1923 (día de su cumpleaños). Si bien Jones (1957, pág. 60) sostiene expresamente que Freud no lo leyó antes de su publicación en diciembre de ese año, ya en setiembre de 1922 este se hallaba al tanto de las ideas generales de Rank, y sin duda eso basta para justificar la referencia al nacimiento en El yo y el ello. (ver nota)(200)
En su obra, Rank iba mucho más allá de la mera adopción de las elucidaciones de Freud sobre la forma de la angustia. Argumentaba que todos los posteriores ataques de angustia son intentos de «descargar por abreacción» el trauma del nacimiento. Con similares argumentos
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explicaba todas las neurosis -destronando así, dicho sea de paso, el complejo de Edipo-, y proponía una nueva técnica terapéutica basada en la superación de ese trauma. Los comentarios publicados de Freud sobre el libro de Rank fueron aparentemente favorables en un comienzo(201); pero en Inhibición, síntoma y angustia se puso de manifiesto un cambio radical y definitivo en esas opiniones. El rechazo de las concepciones de Rank estimuló a Freud para reconsiderar las suyas propias, y la presente obra es el resultado de ello.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 20 / ¿Pueden los legos ejercer el análisis?. Diálogos con un juez imparcial (1926)
¿Pueden los legos ejercer el análisis?. Diálogos con un juez imparcial (1926)
Die Frage der Laienanalyse
Unterredungen mit einem Unparteiischen
Ediciones en alemán
1926 Leipzig, Viena y Zurich: Internationaler Psychoanalytischer Verlag, 123 págs.
1928 GS, 11, págs. 307-84.
1948 GW, 14, págs. 209-86.
1975 SA, «Ergänzungsband» {Volumen complementario}, págs. 271-341.
«Nachwort zur Die Frage der Laienanalyse»
1927 Int. Z. Psychoanal., 13, nº 3, págs. 326-32.
1928 GS, 11, págs. 385-94.
1948 GW, 14, págs. 287-96.
1975 SA, «Ergänzungsband» {Volumen complementario}, págs. 342-9.
Traducciones en castellano
1928 El análisis profano. BN (17 vols.), 12, págs. 5-90. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1943 Igual título. EA, 12, págs. 7-92. El mismo traductor.
1948 Análisis profano (Psicoanálisis y medicina). BN (2 vols.), 2, págs. 751-86. El mismo traductor.
1953 El análisis profano. SR, 12, págs. 7-71. El mismo traductor.
1968 Análisis profano (Psicoanálisis y medicina). BN (3 vols.), 2, págs. 843-78. El mismo traductor.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, pág. 2911-53. El mismo traductor.
1955 «Apéndíce a la discusión sobre El análisis profano». SR, 21, págs. 227-36. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 498-505. 1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 2954-9.
Fragmentos del trabajo original, con el título «Psychoanalyse und Kurpfuscherei» {Psicoanálisis y curanderismo}, se incluyeron en el Almanach 1927, publicado en setiembre de 1926 (más o menos por la misma época en que apareció el libro).
En el primer semestre de 1926 se inició en Viena una causa judicial contra Theodor Reik, miembro prominente de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, que no era médico. Basándose en informaciones de una persona a la que había tratado psicoanalíticamente, se le imputó trasgredir una antigua ley austríaca contra el «curanderismo», que declaraba ilegal el tratamiento de pacientes por alguien que no tuviese el título de médico. Freud intervino al punto enérgicamente. En rigor, ya venía defendiendo la posición de Reik y del análisis ejercido por legos desde 1924. En una carta inédita que escribió a Abraham el 11 de noviembre de ese año le decía: «El fisiólogo Durig, miembro jerárquico del Consejo de Salud y, como tal, dotado de alta autoridad oficial, solicitó mi opinión sobre el análisis ejercido por legos. Se la di por escrito y luego discutí el tema con él, y esto dio lugar a un amplio acuerdo entre ambos». Pese a dicho acuerdo, el Consejo Municipal de Viena prohibió oficialmente a Reik, al parecer, la práctica del psicoanálisis en febrero de 1925. (ver nota)(202)
Freud comenzó a redactar el presente opúsculo a fines de junio de 1926, para su publicación
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inmediata; fue impreso antes de fines de julio y publicado en setiembre. En parte, quizá, como consecuencia de su intervención, pero también en parte porque las pruebas contra Reik eran insuficientes, el fiscal dio por cerrada la causa luego de una investigación preliminar. (ver nota)(203)
Pero el asunto no paró allí. La publicación del opúsculo de Freud trajo a primer plano las grandes diferencias de opinión existentes dentro de las propias asociaciones psicoanalíticas en cuanto a la admisibilidad del ejercicio del psicoanálisis por personas sin título médico. Era, pues, conveniente ventilar la cuestión, y en 1927 se dio a publicidad una larga serie de ponderadas declaraciones (28 en total) de analistas de varios países en las dos revistas psicoanalíticas oficiales -en alemán, en Internatíonale Zeitschrift (13, partes 1, 2 y 3), y en inglés, en Internatíonal Journal (8, partes 2 y 3)-. El propio Freud puso término a esta serie de pronunciamientos con un «Epílogo» en el que respondió a las argumentaciones de sus opositores y expuso de nuevo sus puntos de vista.
En el tercer volumen de su biografía sobre Freud, Ernest Jones dedicó un capítulo a la detallada reseña de esos puntos de vista (1957, págs. 309 y sigs.). Desde los primeros tiempos, Freud sostuvo firmemente que el psicoanálisis no debía ser considerado como de competencia exclusiva de la profesión médica. La primera publicación en que expresó esta opinión parece ser su introducción al libro de Pfister (Freud, 1913b); el 18 de julio de 1926 envió a Neue Freie Presseuna carta sobre este mismo temay en otra carta citada por Jones (1957, pág. 323), que data de 1938, cuando se aproximaba el fin de su vida, declaró: «No he abjurado nunca de estas opiniones y las sostengo con mayor insistencia aún que antes». Pero es en la presente obra donde discutió más cabal y puntillosamente el problema.
Aparte de esa cuestión, en estas páginas Freud hizo quizá su más feliz descripción de la teoría y práctica del psicoanálisis, escrita en su estilo más ágil y vivaz. La parte teórica, en especial, posee, con respecto a sus obras de divulgación anteriores, la ventaja de haber sido redactada luego de la gran clarificación de sus concepciones sobre la estructura de la psique en El yo y el ello (1923b).
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 20 / Psicoanálisis (1926)
Psicoanálisis (1926)
«Psycho.Analysis»
Primera edición
(1925 Fecha probable de redacción del trabajo.)
1926 En Encyclopaedia Britannica, 13º ed., vol. supl. 3, págs. 253-5. Trad. de J. Strachey. (1929, 14º ed., 18, págs. 672-4; reimpresión de la anterior.)
Ediciones en alemán
1934 GS, 12, págs. 372-80.
1934 Almanach 1935, págs. 9-17. (No incluye bibliografía.)
1935 Z. Psychoanal. Pádag., 9, nº 2, págs. 73-80. (Incluye bibliografía.)
1948 GW, 14, págs. 299-307. (Incluye bibliografía.)
Traducciones en castellano
1955 «Psicoanálisis: escuela freudiana». SR, 21, págs. 217- 26. Traducción de Ludovico Rosenthal. (Incluye bibliografía.)
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 492-8. (Incluye bibliografía.)
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 2904-9. (Incluye bibliografía.)
La decimoprimera edición de la Encyclopaedia Britannica, publicada en 1910-11, no contenía referencia alguna al psicoanálisis. Luego de la Primera Guerra Mundial, en 1922, apareció la conocida como «decimosegunda edición», consistente en la anterior más tres «nuevos volúmenes», y tampoco en ella se hacía alusión a aquel tema. Poco después se decidió publicar una «decimotercera edición», que habría de constar una vez más de la decimoprimera y tres «nuevos volúmenes suplementarios », sólo que estos últimos serían diferentes de los que compusieron la «decimosegunda edición». En esta oportunidad se estimó necesario incluir un artículo sobre el psicoanálisis, y la colaboración le fue solicitada al propio Freud. Sin duda a este le alegró el pedido, ya que la Encyc Iopaedia Britannica ocupaba un cálido sitio en su corazón: mientras preparaba Tótem y tabú (1912-13), le escribió a Ernest Jones (el 24 de febrero de 1912) dándole la lista de todas las fuentes autorizadas que había consultado, y al final decía con evidente orgullo: «Ahora hasta estoy en posesión de la EncycIopaedia Britannica, 11º ed., 1911»
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(Jones, 1953, pág. 395). Y siempre estaba ávido por consultarla. (ver nota)(204) Además, ya en 1924 había escrito un largo artículo sobre el psicoanálisis para una compilación en dos volúmenes publicada por los editores de la Encyclopaedia Britannica bajo el título These Eventful Years: The Twentieth Century in the Making, as Told by Many of its Makers {Estos años memorables: cómo se fue forjando el siglo veinte, según el relato de muchos de sus hacedores}. (ver nota)(205)
Había trascurrido un breve lapso desde la publicación de la decimotercera edición cuando se vio la necesidad de producir una edición totalmente nueva de la obra en su conjunto. Hubo un intento de remplazar el artículo de Freud por otro diferente, pero gracias a los esfuerzos aunados de Ernest Jones y del propio Freud la idea se frustró, de modo tal que se lo dejó inmodificado en la «decimocuarta edición» 1929) y en todas las subsiguientes.
No obstante, cuando en 1934 salió a luz el original alemán de este trabajo se comprobó que desde el principio se habían introducido en la versión inglesa cierto número de cambios pequeños pero no intrascendentes. Por ejemplo, el título del artículo, que en el original era «Psicoanálisis», en esa versión aparecía como «Psicoanálisis: escuela freudiana(206)»; una referencia poco halagüeña a Jung y a Adler había sido eliminada, y se habían insertado subtítulos que no parecen contribuir a que se siga el hilo de la argumentación de Freud.
Para nuestros presentes propósitos, hemos creído que lo mejor era volver al original alemán tal como fue preparado por Freud, indicando en notas a pie de página las más importantes divergencias con respecto a la versión publicada en la Encyclopaedia.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 20 / Alocución ante los miembros de la Sociedad B'nai B'rith (1941 [1926])
Alocución ante los miembros de la Sociedad B'nai B'rith (1941 [1926])
«Ansprache, an die Mitglieder des Vereins B'nai B'rith» Edición en alemán
1941 GW, 17, págs. 51-3.
Traducciones en castellano
1955 «Discurso a los miembros de la Sociedad B'nai B'rith». SR, 21, págs. 55-8. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 387-8.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3229-30.
Este discurso fue leído en nombre de Freud durante una de las reuniones de la Sociedad B'nai B'rith, realizada el de mayo de 1926 en homenaje al 70ºcumpleaños de aquél. Fue precedido por una presentación muy elogiosa que hizo de él su médico, el profesor Ludwig Braun.
La Sociedad B'nai B'rith (Hijos del Pacto) es una entidad con fines culturales, intelectuales y de beneficencia, representativa de los intereses de los judíos. Fundada en Estados Unidos a mediados del siglo xix, tiene filiales en muchos lugares del mundo. Como se verá enseguida, Freud se unió al grupo de Viena en 1895, y durante muchos años acostumbró asistir regularmente a sus reuniones de los martes cada quince días. En diversas ocasiones pronunció allí conferencias; se conocen los temas acerca de los cuales versaron algunas: sobre los sueños, en diciembre de 1897 (Freud, 1950a, Carta 78); otra no determinada en marzo de 1900; sobre Lafécondité, de Zola(207), el 27 de abril de 1900 (Jones,1953, pág. 363); sobre La révolte des anges, de Anatole France (Sachs, 1945, pág. 103); y también leyó allí, en 1915, el segundo de los ensayos de su trabaio «De guerra y muerte. Temas de actualidad» (1915b)(Jones, 1955, pág. 415).
James Strachey
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Traducciones en castellano
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 21
Notas introductorias del Volumen 21

Notas introductorias del Volumen 21

Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 21 / El porvenir de una ilusión. (1927)
El porvenir de una ilusión. (1927)
Die Zukunft einer Illusion
Ediciones en alemán
1927 Leipzig, Viena y Zurich: Internationaler Psychoanalytischer Verlag, 91 págs. 1928 2ª ed. La misma editorial, 91 págs. (Sin modificaciones.) 1928 GS, 11, págs. 411-66. 1948 GW, 14, págs. 325-80. 1974 SA, 9, págs. 135-89.
1930 «El porvenir de una ilusíón». BN (17 vols.), 14, págs. 5-66. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1943 Igual título. EA, 14, págs. 7-68. El mismo traductor.
1948 Igual, título. BN (2 vols.), 1, págs. 1277-303. Elmismo traductor.
1953 Igual título. SR, 14, págs. 7-54. El mismo traductor.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 73-100. El mismo traductor.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 2961-92. El mismo traductor.
Freud comenzó a escribir esta obra en la primavera europea de 1927, la terminó en el mes de setiembre de ese año y fue publicada en noviembre.
En el «Posfacio» que añadió en 1935 a su Presentación autobiográfica (1925d) destacó que en los diez años anteriores se había producido un «cambio significativo» en sus escritos: «Tras el rodeo que a lo largo de mi vida di a través de las ciencias naturales, la medicina y la psicoterapia, mi interés regresó a aquellos problemas culturales que una vez cautivaron al joven apenas nacido a la actividad del pensamiento» (AE, 20, pág. 68). Por supuesto, varias veces había tocado tangencialmente esos problemas en dichos años -en especial, en Tótem y tabú (1912-13)- (ver nota(208)); pero con El porvenir de una ilusión inauguró una serie de estudios que habrían de constituir su preocupación primordial por el resto de su vida. De ellos, los más importantes son El malestar en la cultura (1930a), sucesor directo del que aquí presentamos; el examen de diversas filosofías de la vida en la última de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a); sucarta abierta a Einstein, ¿Por qué la guerra? (1933b), y, por último, Moisés y la religión monoteísta (1939a)en el cual trabajó desde 1934 en adelante.
James Strachey
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Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 21 / El malestar en la cultura. (1930 [1929])
El malestar en la cultura. (1930 [1929])
Das Unbehagen in der Kultur
Ediciones en alemán
1930 Leipzig, Viena y Zurich: Internationaler Psychoanalytischer Verlag, 136 págs. 1931 2ª 7 ed. La misma editorial, 136 págs. (Reimpreso de la 1ª edición algunos agregados.) 1934 GS, 12, págs. 29-114. 1948 GW, 14, págs. 421-506. 1974 SA, 9, págs. 191-270.
Traducciones en castellano
1944 «El malestar en la cultura». EA, 19, págs. 9-113. Traducción de Ludovico Rosenthal. 1955 Igual título. SR, 19, págs. 11-90. El mismo traductor. 1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 1-66. 1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3017-67.
El primer capítulo del manuscrito original en alemán fue publicado poco antes que el resto del libro en Psychoanalytísche Bewegung, 1, nº 4, noviembre-diciembre de 1929. El quinto capítulo apareció por separado en la siguiente entrega de la misma revista, 2, n° 1, enero-febrero de 1930. En la edición de 1931 se añadieron dos o tres notas de pie de página y la oración final.
Freud concluyó El porvenir de una ilusión (1927c) en el otoño de 1927Durante los dos años que siguieron produjo muy poco -principalmente, sin duda, a causa de su enfermedad-. Pero en el verano de 1929 comenzó a escribir una nueva obra, también de tema sociológico. El primer borrador estuvo terminado a fines de julio; el libro fue enviado a los impresores a comienzos de noviembre y publicado en realidad antes de fin de año, aunque en su portada figuraba como fecha «1930» (Jones, 1957).
El título que inicialmente eligió Freud fue «Das Unglück in der Kultur» {La infelicidad en la cultura}, pero más tarde remplazó «Unglück» por «Unbehagen»{malestar}. Como no era fácil encontrar en inglés un buen equivalente para esta palabra, en una carta a la señora Joan Rívíere, traductora de la obra a esa lengua, Freud le sugirió como título «Man's Discomfort in Civilization»; pero fue la propia señora Riviere la que propuso para la versión inglesa el título finalmente adoptado(209).
El tema principal del libro -el irremediable antagonismo entre las exigencias pulsionales y las restricciones impuestas por la cultura- puede rastrearse en los primeros escritos psicológicos de Freud. Así, por ejemplo, el 31 de mayo de 1897 le escribía a Fliess que «el incesto es antisocial; la cultura consiste en la progresiva renuncia a él» (Freud, 1950a, Manuscrito N), AE, 1, pág. 299; y un año más tarde, en su trabajo «La sexualidad en la etiología de las neurosis» (1898a), sostendría que se torna lícito «responsabilizar a nuestra civilización por la propagación de la neurastenia» (AE, 3, pág. 270). Sin embargo, en esos primeros escritos Freud no parece haber considerado que la represión era enteramente causada por influencias sociales externas. Aunque en los Tres ensayos de teoría sexual (1905d) se refirió al «vínculo de oposición existente entre la cultura y el libre desarrollo de la sexualidad» (AE, 7, pág. 221), en otro lugar de la misma obra hacía el siguiente comentario acerca de los diques que se levantan contra la pulsíón sexual durante el período de latencia: «En el niño civilizado se tiene la impresión de que el establecimiento de esos diques es obra de la educación, y sin duda alguna ella contribuye en mucho. Pero en realidad este desarrollo es de condícionamiento orgánico, fijado hereditariamente, y llegado el caso puede producirse sin ninguna ayuda de la educación».
La idea de que pudiera existir una «represión orgánica» que allanara el camino a la cultura (idea desarrollada en dos largas notas al pie al comienzo y al final del capítulo IV) se remonta también a ese período inicial. En una carta a Fliess del 14 de noviembre de 1897, Freud escribía que a menudo había vislumbrado «que en la represión coopera algo orgánico» (Freud, 1950a, Carta 75), AE, 1, pág. 310; y continuación sugería, tal como lo haría luego en dichas notas al pie, que la adopción de la postura erecta y el remplazo del olfato por la vista como sentido predominante fueron factores de importancia en la represión. Una alusión aún más temprana a lo mismo aparece en una carta del 11 de enero de 1897 (ibid., Carta 55), AE, 1, pág. 282. Entre las obras publicadas, las únicas menciones a estos temas anteriores a la actual parecen ser un breve pasaje del análisis del «Hombre de las Ratas» (1909d), AE, 10, pág. 193, y otro más breve todavía en «Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa» (1912d), AE, 11, pág. 182. En particular, no se halla ningún análisis de las fuentes interiores más profundas de la cultura en «La moral sexual "cultural" y la nerviosidad moderna» (1908d) -con mucho, el examen más extenso de este tema que puede encontrarse en los escritos de Freud-, donde se recoge la impresión de que las restricciones propias de la cultura son impuestas desde afuera(210).
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Pero, en verdad, no le fue posible a Freud evaluar claramente el papel cumplido en estas restricciones por las influencias interiores y exteriores, así como sus efectos recíprocos, hasta que sus investigaciones sobre la psicología del yo lo llevaron a establecer la hipótesis del superyó y su origen en las primeras relaciones objetales del individuo. Es por ello que un tramo tan extenso de la presente obra (en especial, en los capítulos VII y VIII) está dedicado a indagar y elucidar la naturaleza del sentimiento de culpa; y por ello también Freud declara su «propósito de situar al sentimiento de culpa como el problema más importante del desarrollo cultural». A su vez, sobre esto se edifica la segunda de las principales cuestiones colaterales tratadas en este trabajo (si bien ninguna de ellas es, en rigor de verdad, una cuestión colateral): la de la pulsión de destrucción.
La historia de los puntos de vista de Freud sobre la pulsión agresiva o de destrucción es complicada, y aquí sólo se la puede reseñar de manera sumaria. En sus escritos iniciales, la examinó predominantemente en el contexto del sadismo. Sus primeros análisis extensos del sadismo se hallan en Tres ensayos de teoría sexual (1905d), donde aparece como una de las «pulsiones parciales» que componen la pulsión sexual. En el primero de los ensayos dice: «El sadismo respondería, entonces, a un componente agresivo de la pulsión sexual, componente que se ha vuelto autónomo, exagerado, elevado por desplazamiento al papel principal» (AE, 7, pág. 143). Sin embargo, en el segundo ensayo reconocía la primitiva independencia de las mociones agresivas: «Tenernos derecho a suponer que las mociones crueles fluyen de fuentes en realidad independientes de la sexualidad, pero que ambas pueden entrar en conexión tempranamente ... »Las fuentes independientes señaladas debían reconducirse a las pulsiones de autoconservación. En la edición de 1915 de los Tres ensayos se modificó este pasaje, consignando en su lugar que «la moción cruel proviene de la pulsión de apoderamiento» y eliminando la frase sobre su independencia respecto de la sexualidad. Pero ya en 1909, mientras libraba combate contra las teorías de Adler, Freud se había pronunciado de un modo mucho más terminante. En el caso del pequeño Hans (1909b) se lee: «No puedo decidirme a admitir una pulsión particular de agresión junto a las pulsiones sexuales y de autoconservación con que estamos familiarizados, y en un mismo plano con ellas» (AE, 10, pág. 112) (ver nota(211)). La hipótesis del narcisismo abonaba la renuencia a aceptar una pulsión agresiva independiente de la libido. Desde el comienzo se pensó que las mociones de agresividad, y también de odio, pertenecían a la pulsión de autoconservación, y como esta era ahora subsumida en la libido, no hacía falta suponer ninguna pulsión agresiva independiente. Y ello pese a la bipolaridad de las relaciones objetales, las frecuentes mezclas de amor y odio y el complicado origen del odio mismo. (Cf. «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, págs. 132-3.) Hasta que Freud no estableció la hipótesis de una «pulsión de muerte» no salió a luz una pulsión agresiva realmente independiente; esto ocurrió en Más allá del principio de placer(1920g), en particular en el capítulo VI (AE, 18, págs. 51-3), si bien cabe destacar que incluso en ese escrito y en otros posteriores -p. ej., en el capítulo IV de El yo y el ello (1923b)- la pulsión agresiva era aún algo secundario, que derivaba de la primaria pulsíón de muerte, autodestructiva. Y lo mismo es válido para el presente trabajo -aunque aquí el énfasis recae mucho más en las manifestaciones exteriores de la pulsión de muerte- y para los subsiguientes exámenes del problema en la 32ªde las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a) y en diversos lugares de su Esquema del psicoanálisis (1940a). Resulta tentador, empero, citar un fragmento de una carta que dirigió Freud el 27 de mayo de 1937 a la princesa Marie Bonaparte(212) en el que parece sugerir que, en sus orígenes, la agresividad volcada hacia el mundo exterior poseía mayor independencia: «El vuelco de la pulsión agresiva hacia adentro es, desde luego, la contrapartida del vuelco de la libido hacia afuera, cuando esta pasa del yo a los objetos. Se podría imaginar un esquema según el cual originalmente, en los comienzos de la vida, toda la libido estaba dirigida hacia adentro y toda la agresividad hacia afuera, y que esto fue cambiando gradualmente en el curso de la vida. Pero quizás esto no sea cierto». Para ser justos debemos agregar que, en su siguiente carta a Marie Bonaparte, Freud le escribió: «Le ruego no adjudique demasiado valor a mis observaciones sobre la pulsión de destrucción. Fueron hechas en forma espontánea y tendrían que ser cuidadosamente sopesadas si se pensara en publicarlas. Además, contienen muy poco de nuevo».
Por todo lo dicho, se apreciará enseguida que El malestar en la cultura es una obra cuyo interés rebasa considerablemente a la sociología.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 21 / Fetichismo. (1927)
Fetichismo. (1927)
«Fetischismus»
Ediciones en alemán
1927 Almanach1928, págs. 17-24. 1927 Int. Z. Psychoanal., 13, nº 4, págs. 373-8.
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1928 GS, 11, págs. 395-401.
1931 Sexualtheorie und Traumlehre, págs. 220-7.
1948 GW, 14, págs. 311-7.
1975 SA, 3, págs. 379-88.
Traducciones en castellano
1951 «Fetichismo». RP, 8, nº 1, págs. 83-7. Traducción de Verena Saslavsky.
1955 Igual título. SR, 21, págs. 237-44. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 505-10
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 2993-6.
Este trabajo fue concluido a fines de la primera semana de agosto de 1927 (Jones, 1957) y publicado ese mismo otoño casi simultáneamente en el Almanach 1928 y en el último número de la Zeitschrift correspondiente a 1927.
En su primer examen del fetichismo, el incluido en los Tres ensayos de teoría sexual (1905d), Freud comentaba que «ninguna otra variante de la pulsión sexual que linde con lo patológico ha atraído tanto nuestro interés» (AE, 7, pág. 139), y en verdad volvió a ocuparse del tema en varias oportunidades. En aquella primera reseña no fue mucho más allá de sostener que «en la elección del fetiche se manifiesta la influencia persistente de una impresión sexual recibida casi siempre en la primera infancia»; y tamb ién se detuvo en ese punto cuando en su estudio sobre la Gradiva (Freud, 1907a), uno o dos años más tarde, hizo algunos comentarios al pasar acerca del fetichismo del pie (AE, 9, págs. 39-40). Su siguiente aproximación al tema parece haber sido un trabajo inédito, «Sobre la génesis del fetichismo», que leyó en la Sociedad Psicoanalítica de Viena el 24 de febrero de 1909 (Jones, 1955); desgraciadamente, no hemos tenido acceso a las Actas de dicha Sociedad. En esa época estaba a punto de preparar para su publicación el análisis del «Hombre de las Ratas» (1909d), y en este hacía un comentario novedoso acerca del vínculo del fetichismo con el placer de oler (AE, 10, pág. 193), que más adelante amplió en una nota al pie agregada en 1910 a la segunda edición de los Tres ensayos (AE, 7, pág. 141)Pero poco después de eso debe de haber discernido un nuevo y más importante vínculo, pues en esa misma nota al pie se halla su primera afirmación de que el fetiche ocupa el lugar del pene faltante de la mujer -lo cual había figurado destacadamente entre las teorías sexuales infantiles a las que poco tiempo atrás les dedicara un trabajo (1908c), AE, 9, págs. 192-4-. Esta nueva explicación del fetiche fue mencionada también por Freud en su estudio sobre Leonardo (1910c), AE, 11, pág. 90, publicado casi inmediatamente después de que apareciera la nota al pie de los Tres ensayos.
Años más tarde, atrajo su atención el peculiar problema del origen del fetichismo del pie (al cual se hace referencia en el presente artículo)El 11 de marzo de 1914 leyó en la Sociedad Psicoanalítica de Viena otro trabajo, «Un caso de fetichismo del pie», que también permaneció inédito pero del cual por fortuna contamos con un resumen de Ernest Jones (1955). Allí se explicaba la elección del pie como fetiche por una pulsión de ver los genitales que quería alcanzar su objeto desde abajo, detenida en su camino por represión; esta explicación fue añadida en la tercera edición de los Tres ensayos, de 1915, a la nota al pie que antes mencionamos. En la 22ª de sus Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), Freud informó sumariamente acerca de un historial clínico semejante.
Si bien el presente artículo tiene importancia porque compendia y amplía las anteriores concepciones de Freud acerca del fetichismo, su principal interés radica en algo muy diferente, a saber, el nuevo desarrollo metapsicológico que introduce. En los años precedentes, Freud había estado empleando el concepto de «desmentida» («Verleugnung»), especialmente en relación con las reacciones de los niños al notar la distinción anatómica entre los sexos (ver nota(213)). En este trabajo, basándose en nuevas observaciones clínicas, expone sus razones para suponer que esta «desmentida» implica necesariamente una escisión en el yo del sujeto. Al final de su vida, Freud retomó esta cuestión y extendió sus alcances; lo hizo en su artículo inconcluso sobre «La escisión del yo en el proceso defensivo» (1940e), publicado en forma póstuma, y en el capítulo VIII del Esquema del psicoanálisis (1940a), AE, 23, págs. 203-6. Pero aunque en estos dos lugares el fetichismo es especialmente considerado, Freud señala allí que la «escisión del yo» no es exclusiva de aquel sino que tiene lugar, en realidad, en muchas otras situaciones en que el yo enfrenta la necesidad de erigir una defensa -y esto último ocurre no sólo en la desmentida sino además en la represión-. (Ver nota(214)).
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 21 / El humor. (1927).
El humor. (1927).
«Der Humor»
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Ediciones en alemán
1927 Almanach1928, págs. 9-16. 1928 Imago, 14, nº 1, págs. 1-6. 1928 GS, 11, págs. 402-8 1948 GW, 14, págs. 383-9. 1972 SA, 4, págs. 275-82.
Traducciones en castellano
1951 «El humor». RP, 8, n° 1, págs. 74-8. Traducción de Ludovico Rosenthal. 1955 Igual título. SR, 21, págs. 245-52. El mismo traductor. 1968 Igual título.BN (3 vols.), 3, págs. 510-4. 1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 2997-3000.
Freud escribió este artículo en cinco días en la segunda semana de agosto de 1927 (Jones, 1957), y fue leído en su nombre por Anna Freud el 1º de setiembre ante el 10º Congreso Psicoanalítico Internacional, celebrado en Innsbruck. En el otoño de ese mismo año fue publicado en el Almanachpsicoanalítico para 1928.
Tras un intervalo de más de veinte años, retorna aquí al tema examinado en la última sección de su libro sobre el chiste (1905c), considerándolo a la luz del nuevo cuadro estructural de la psique. Hacia el final del artículo emergen algunas interesantes cuestiones de metapsicología, y por primera vez se presenta al superyó bajo una faz amable.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 21 / Una vivencia religiosa. (1928 [1927])
Una vivencia religiosa. (1928 [1927])
«Ein religlöses Erlebnis»
Ediciones en alemán
1928 Imago, 14, nº 1, págs. 7-10. 1928 GS, 11, págs. 467-70. 1928 Almanach 1929, págs. 9-12. 1948 GW, 14, págs. 393-6.
Traducciones en castellano
1930 «Una experiencia religiosa». BN (17 vols.), 14, págs. 283-6. Traducción de Luis López-Ballesteros. 1943 Igual título. EA, 14, págs. 293-6. El mismo traductor. 1948 Igual título. BN (2 vols.), 2, págs. 417-8. El mismo traductor. 1953 Igual título. SR, 14, págs. 226-9. El mismo traductor. 1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 509-10. El mismo traductor. 1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3001-3. El mismo traductor.
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Este trabajo, publicado a comienzos de 1928, fue escrito, según Ernest Jones (1957}a fines de 1927. El propio Jones nos informa que la visita de Viereck a Freud, punto de partida de los acontecimientos que desembocaron en la redacción del artículo, tuvo lugar a fines de junio de 1926. Viereck (un conocido periodista norteamericano que se interesó en el psicoanálisis) publicó su relato de la visita en el otoño siguiente; fue reimpreso en el volumen Glimpses of the Great (1930, págs. 28 y sigs.), y Jones of rece algunos fragmentos (loc. cit.).
La versión alemana que dio Freud de la carta que le enviara el médico norteamericano no coincide exactamente en su contenido con el texto inglés publicado en International journal of Psycho-Analysis, para el cual se utilizó presumiblemente el manuscrito original; las diferencias son, empero, insignificantes.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 21 / Dostoievski y el parricidio. (1928 [1927])
Dostoievski y el parricidio. (1928 [1927])
«Dostojewski und die Vatertötung»
Ediciones en alemán
1928 En Die Urgestalt der Brüder Karamasoff, R. Fülop Miller y F. Eckstein, eds., Munich, págs. xi-xxxvi.
1929 Almanach 1930, págs. 9-31.
1934 GS, 12, págs. 7-26.
1948 GW, 14, págs. 399-418.
1975 SA, 10, págs. 267-86.
Traducciones en castellano
1948 «Dostoyevsky y el parricidio». BN (2 vols.), 2, págs. 1044-53. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1955 Igual título. SR, 21, págs. 253-72. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 1136-45. Traduccíón de Luis López-Ballesteros.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3004-15. El mismo traductor.
A partir de 1925, los editores Fülóp-Miller y Eckstein, de Munich, comenzaron a publicar una serie de volúmenes suplementarios de la gran edición alemana de las obras de Dostoievski dirigida por Moeller van den Bruck, que se había completado pocos años antes. Los nuevos volúmenes, de igual formato que los de aquella edición, contenían escritos póstumos, manuscritos inconclusos y material de varias fuentes que arrojaban luz sobre el carácter y la obra del escritor ruso. Uno de ellos estaba destinado a reunir bocetos y borradores relacionados con Los hermanos Karamazov, así como un análisis de los orígenes de este libro; y los editores estaban ansiosos por persuadir a Freud de que redactase una introducción acerca de la psicología tanto del libro como de su autor. Aparentemente, tomaron contacto con él a comienzos de 1926, y Freud empezó a escribir su ensayo a fines de junio de ese año. Sin embargo, la urgente necesidad de dar a conocer su folleto sobre el análisis ejercido por legos (1926e), en vista del proceso judicial iniciado contra Theodor Reik, lo apartó de la tarea (cf. AE, 20, págs. 168-9)De ahí en más parece haber perdido interés por ese ensayo, sobre todo, como nos relata Ernest Jones (1957), luego de haber encontrado un libro de Neufeldisobre el mismo tema, el cual, según apuntó Freud en una nota al pie (pág. 191) -con notable modestia, destaquémoslo-, contenía la mayoría de las ideas que él estaba expresando. No está claro en qué momento retomó la redacción del ensayo. Jones (loc. cit.) sugiere que lo había concluido ya a comienzos de 1927; pero esto no parece muy probable, pues la novela de Stefan Zweig de la que se ocupa la parte final del ensayo apareció en 1927. El volumen en el que se incluyó como introducción el ensayo de Freud (titulado La versión original de «Los hermanos Karamazov») sólo se publicó en el otoño de 1928.
El ensayo consta de dos partes bien definidas. La primera trata del carácter de Dostoievski en general, su masoquismo, su sentimiento de culpa, sus ataques «epileptoides» y su actitud dual en lo atinente al complejo de Edipo. La segunda analiza en especial su pasión por el juego e incluye el relato de una novela breve de Stefan Zweig que esclarece la génesis de esa afición. Como se puede apreciar en la carta posterior de Freud a Theodor Reik que publicamos en el apéndice de este trabajo, esas dos partes del ensayo están más íntimamente vinculadas de lo que parece a primera vista.
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Tal vez el ensayo muestre señales de un trabajo «circunstancial» hecho a pedido, pero contiene mucho de interés; por ejemplo, las primeras consideraciones sobre los ataques histéricos desde que escribiera su temprano trabajo acerca de este tema veinte años atrás (1909a), así como una reformulación de sus últimas concepciones sobre el complejo de Edipo y el sentimiento de culpa, y un esclarecimiento colateral del problema de la masturbación que no ha de hallarse en su anterior examen de este (1912f)Pero, por sobre todas las cosas, tuvo aquí oportunidad de expresar sus puntos de vista acerca de un escritor a quien él ubicó en primerísima línea.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 21 / Carta a M. Leroy sobre un sueño de Descartes. (1929)
Carta a M. Leroy sobre un sueño de Descartes. (1929)
«Brief an Maxim [sic] Leroy: Über einen Traum des Cartesius»
Ediciones en francés
1929 En M. Leroy, Descartes, le philosophe au masque, París: Editions Rieder, 1, págs. 89-90. (En francés.)
1934 GS, 12, págs. 403-5. (Reimpresión de la carta de Freud y extractos del libro de Leroy. En francés.)
1948 GW, 14, págs. 558-60. (Reimpresión de la anterior.)
Traducciones en castellano
1955 «Carta a Maxim Leroy sobre un sueño de Descartes». SR, 19, págs. 203-8. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 137-9.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3094-5.
No se cuenta con el manuscrito original de esta carta en alemán. Su versión al francés fue hecha ciertamente por Leroy.
Mientras estaba preparando su libro sobre Descartes, Maxime Leroy (1929) sometió a Freud una serie de sueños del filósofo(215) para que se los comentara. No podemos saber con exactitud qué relato de los sueños le dio Leroy a Freud, pues las ediciones alemanas no reproducen el texto de su carta sino que citan meramente la descripción contenida en el volumen publicado de Leroy -en el que también incluyó este la traducción de la respuesta de Freud-.
Aparentemente, el relato original de los sueños de Descartes y la interpretación formulada por él ocupaban las páginas iniciales de un manuscrito conocido como «Olympica», escrito probablemente en el invierno de 1619-20 y que se ha perdido. Empero, un abate del siglo xvii, Adrien Baillet, pudo verlo y publicó una paráfrasis que contenía algunas citas del original latín en su libro La vie de Monsieur Des-Cartes (169 1, 1; el relato de los sueños figura en págs. 81-5). Leroy se basó en esta versión, pero parece seguro que Freud estudió el texto completo de Baillet, ya que en su respuesta menciona el «melón de un país extranjero» (frase que aparecía en la trascripción del abate) allí donde Leroy habla simplemente del «melón».
También Leibniz tuvo acceso al manuscrito «Olympica» y tomó nota de algunos fragmentos; pero lamentablemente estas notas sólo incluyen una breve referencia a los sueños: «Somnium 1619, nov. in quo carmen 7 cujus initium: Quod vitae sectabor iter? ... Auson(216)». Como Leíbniz no dice en ningún lugar que ha visto la «explicacíón» de los sueños, Leroy se inclinó a suponer que esta había sido, al menos en gran parte, fabricada por el abate Baillet, y en su libro expresa esta opinión de la cual, sin embargo, no parece haber llegado a Freud ninguna referencia (ver nota(217)).
La versión de los sueños publicada por Leroy (1929, 1, pág. 84), paráfrasis de la de Baillet, aparece (en francés) en una nota al pie en las ediciones alemanas. Reza así:
«Entonces, en la noche, donde todo es fiebre, huracán, pánico, unos fantasmas se elevan ante el soñante. Intenta levantarse para ahuyentarlos. Pero vuelve a caer, avergonzado de sí
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mismo, sintiendo que una gran debilidad lo incomoda en el costado derecho. Bruscamente se abre una ventana de su habitación. Espantado, siente que lo arrastran las ráfagas de un viento impetuoso que lo obliga a hacer piruetas girando varías veces sobre su pie izquierdo.
»Arrastrándose y titubeante, llega ante los edificios del colegio donde ha sido educado. En un desesperado esfuerzo intenta entrar en la capilla a fin de cumplir con sus plegarias. En ese momento pasan unas personas. Quiere detenerse, hablarles; nota que una de ellas lleva un melón. Pero un viento violento lo rechaza hacia la capilla.
»Abre entonces los ojos, atenaceado por un vivo dolor en el costado izquierdoNo sabe si sueña o si está despierto. A medias dormido, se dice que un genio maligno ha querido seducirlo, y entonces murmura alguna plegaria para exorcizarlo.
»Vuelve a dormirse. Un trueno lo despierta, que llena la habitación de chispas. Una vez más se pregunta si duerme o vela, si es sueño o ensoñación, abriendo y cerrando los ojos para alcanzar la certeza; luego, tranquilizado, se adormece, pues la fatiga triunfa sobre él.
»Sobreexcitado por esos rumores y esos sordos sufrimientos, Descartes abre un diccionario, luego una antología poética. Ese explorador intrépido sueña con este verso: "Quod vitae sectabor iter?". ¿Un nuevo viaje al país de los sueños? En ese momento, se presenta de pronto un hombre a quien no conoce; pretende hacerle leer un fragmento de Ausonio que comienza con estas palabras: "Est et non(218)".' Pero ese hombre desaparece y llega otro. También el libro se desvanece y al reaparecer está adornado con retratos grabados en talla dulce. Al fin, la noche se apacigua».
La explicación de los sueños, que Leroy toma de Baillet, figura, asimismo, como nota al pie en las ediciones alemanas, y es la siguiente:
«Juzgó que el Diccionario significaba en verdad la suma de todas las ciencias, y que la antología poética intitulada Corpus poetarum designaba en particular, y expresamente, la unión de filosofía y sabiduría. [ ... ] Prosiguiendo, todavía dormido, la interpretación de su sueño, Descartes conjeturó que el verso sobre la incertidumbre del género de vida que debía elegirse y que comienza con "Quod vitae sectabor iter?" representaba el buen consejo de un sabio o aun la teología moral...
»Entendió que los poetas reunidos en la antología significaban la Revelación y el Entusiasmo, con que no desesperaba de ser favorecido; y al verso "Est et non", que es el Sí y el No de Pitágoras, lo comprendió como la verdad y la falsedad en los conocimientos humanos y las ciencias profanas. Y viendo que la aplicación de todas esas cosas se conseguía tan a su placer, tuvo suficiente audacia para persuadirse de que mediante ese sueño el Espíritu de la Verdad había querido abrirle los tesoros de todas las ciencias. Y como no le quedaban por explicar sino los pequeños retratos en talla dulce que había hallado en el segundo libro, dejó de buscar la explicación luego de la visita que un pintor italiano le hizo al día siguiente.
»Este último sueño, cuyo contenido sólo había sido muy "dulce" y agradabilísimo, según él señalaba el futuro: y no se refería sino a lo que debía ocurrirle el resto de su vida. Pero tomó los dos precedentes como amenazadoras advertencias sobre su vida pasada, que acaso no había sido tan inocente ante Dios como ante los hombres. Y creyó que esa era la razón del terror y del espanto que habían acompañado a esos dos sueños. El melón que se le quiso obsequiar en el primer sueño significaba -se dijo- los encantos de la soledad, pero presentados por solicitaciones puramente humanas. El viento que lo empujaba hacia la iglesia del colegio cuando sentía un dolor en el costado derecho no era sino el Genio Maligno que trataba de arrojarlo por la fuerza a un lugar adonde él quería dirigirse voluntariamente. Fue por eso que Dios no permitió que avanzara más ni se dejara arrastrar a un lugar santo por un espíritu que él no había enviado -aunque estaba muy persuadido de que el Espíritu de Dios fue el que le había hecho dar los primeros pasos hacia esa iglesia-. A su entender, el espanto que lo abrumó en el segundo sueño figuraba su sindéresis, es decir, los remordimientos de su conciencia tocantes a los pecados que podía haber cometido en el curso de su vida hasta entonces. El rayo cuyo fragor oyó era la señal del espíritu de la verdad que descendía sobre él para poseerlo».
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 21 / Premio Goethe. (1930)
Premio Goethe. (1930)
«Goethe-Preis, 1930»
Ediciones en alemán
«Brief an Dr. Alfons Paquet»
1930 Psychoanal. Bewegung, 2, n° 5, setiembre-octubre, pág. 419. 1934 GS, 12, págs. 406-7.
161
1948 GW, 14, págs. 545-6. 1975 SA, 10, pág. 291.
«Ansprache im Frankfurter Goethe-Haus»
1930 Psychoanal. Bewegung, 2, nº 5, setiembre-octubre, págs. 421-6. 1934 GS, 12, págs. 408-11. 1948 GW, 14, págs. 547-50. 1975 SA, 10, págs. 292-6
Traducciones en castellano
1955 «Carta al doctor Alfons Paquet». SR, 20, págs. 233-4. Traducción de Ludovico Rosenthal. 1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 346-7.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, pág. 3068. 1955 «Discurso en la casa de Goethe, en Francfort». SR, 20, págs. 234-8. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 347-51. 1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3068-71.
En 1927, la ciudad de Francfort instituyó el «Prernio Goethe», que sería concedido anualmente a «una personalidad que se haya destacado por su obra y cuya influencia creadora sea digna del homenaje tributado a la memoria de Goethe». Los tres primeros beneficiarios de este premio fueron el poeta Stefan George, el médico, misionero y músico Albert Schweitzer, y el filósofo Leopold Ziegler. La suma acordada era de 10.000 Reichsmark.
A propuesta de Alfons Paquet, conocido hombre de letras y secretario del Consejo de Administración que regenteaba ese Fondo, se resolvió otorgar a Freud el premio correspondiente a 1930. Paquet se lo anunció en una carta fechada el 26 de julio de 1930 y que fue impresa en Psychoanalytische Bewegung, 2, nº 5, págs. 417-8. En ella le decía, entre otros conceptos:
«El Consejo de Administración del Fondo, al discernirle a usted el premio, estimado profesor, desea expresar la alta estima que le merecen las revolucionarias consecuencias de las nuevas formas de investigación creadas por usted sobre las fuerzas plasmadoras de nuestro tiempo. Con el método estricto de la ciencia natural, y al mismo tiempo en una osada interpretación de los símiles acuñados por los poetas, su labor investigadora se ha abierto una vía de acceso hacia las fuerzas pulsionales del alma, creando así la posibilidad de comprender en su raíz la génesis y arquitectura de muchas formas culturales y de curar enfermedades para las que el arte médico no poseía hasta entonces las claves. Pero su psicología no sólo ha estimulado y enriquecido a la ciencia médica, sino también a las representaciones de artistas y pastores de almas, historiadores y educadores».
Freud, que a la sazón se hallaba pasando sus vacaciones en la región de Salzkammergut, respondió a la misiva el 3 de agosto(219). Como Paquet le explicaba en su carta, se acostumbraba entregar el premio el 28 de agosto de cada año, en una ceremonia que tenía lugar en la casa natal de Goethe en Francfort, y en la que el premiado debía pronunciar una conferencia que ilustrase su «íntimo vínculo» con el poeta. A causa de su enfermedad, Freud no pudo asistir, y el discurso que preparó fue leído por Anna Freud en la mencionada ceremonia.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 21 / Tipos libidinales. (1931)
Tipos libidinales. (1931)
«Über libidinöse Typen»
Ediciones en alemán
162
1931 Int. Z. Psychoanal., 17, n° 3, págs. 313-6.
1934 GS, 12, págs. 115-9.
1948 GW, 14, págs. 509-13.
1972 SA, 5, págs. 267-72.
Traducciones en castellano
1955 «Sobre los tipos libidinales». SR, 21, págs. 273-8. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 514-7.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3074-6.
Este artículo, así como «Sobre la sexualidad femenina» (1931b), que le sigue, fue comenzado por Freud al iniciarse el año 1931 y concluido en el verano. Es un tardío agregado al muy pequeño número de trabajos suyos sobre caracterología. Si bien el tema ya había surgido en algunos escritos (p. ej., en El yo y el ello(1923b), AE, 19, págs. 30 y sigs.), sólo en dos se ocupó explícitamente de él: «Carácter y erotismo anal» (1908b) y «Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico» (1916d). En el presente artículo el tema es examinado a la luz de su posterior concepción estructural de la psique.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 21 / Sobre la sexualidad femenina. (1931)
Sobre la sexualidad femenina. (1931)
«Über die weibliche Sexualitát»
Ediciones en alemán
1931 Int. Z. Psychoanal., 17, n° 3, págs. 317-32.
1934 GS, 12, págs. 120-40.
1948 GW, 14, págs. 517-37.
1972 SA, 5, págs. 273-92.
Traducciones en castellano *
1955 «Sobre la sexualidad femenina». SR 21, págs. 279.- 99. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 518-32.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3077-89.
Aparentemente, el primer borrador de este trabajo fue escrito a fines de febrero de 1931, pero sólo se lo completó en el verano de dicho año (Jones, 1957.).
El presente estudio es en esencia una reformulación de los hallazgos que Freud había anunciado por primera vez seis años antes, en «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j), trabajo respecto del cual se hallarán consideraciones en mi correspondiente «Nota introductoria» (AE, 19, pág. 261). La publicación de aquel trabajo anterior tuvo notable repercusión entre los psicoanalistas, especialmente, tal vez, en Inglaterra, y es posible que ello haya estimulado a Freud para volver a abordar el tema. La última sección del presente artículo contiene críticas a algunos trabajos ajenos -cosa muy inusual en Freud-; y, curiosamente, parece tratar a esos trabajos cual si hubieran surgido de manera espontánea, y no (como claramente ocurrió) a modo de reacción frente a su propio revolucionario trabajo de 1925 -al cual, de hecho, no se refiere aquí en absoluto-
Pero hay uno o dos aspectos en que el presente artículo amplía el anterior: hace mayor hincapié (evidentemente, sobre la base de nuevo material clínico) en la intensidad y prolongada
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duración de la ligazón preedípica de la niña con su madre, y lo que quizá sea aún más interesante, efectúa un extenso examen del elemento activo en la actitud de la niña hacia la madre y en la feminidad en general.
Alrededor de un año después de publicado este artículo, Freud retomó la cuestión de la sexualidad femenina en la 33ª de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), de una manera muy similar pero algo menos técnica, y añadiéndole algunas consideraciones sobre las características de las mujeres en su vida adulta.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 22
Notas introductorias del Volumen 22

Notas introductorias del Volumen 22

Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 22 / Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933 [1932])
Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933 [1932])
Neue Folge der Vorlesungen zur Einführung in die Psychoanalyse
Ediciones en alemán
1933 Viena: Internatíonaler Psychoanalytischer Verlag, 255 págs. 1934 GS, 12, págs. 151-345. 1940 GW, 15, iv + 206 págs. 1969 SA, 1, págs. 447-608.
Traducciones en castellano
1934 Nuevas aportaciones a la psicoanálisis. BN (17 vols.), 17, págs. 5-(?). Traducción de Luis López-Ballesteros. 1943 Igual título. EA, 17, págs. 9-211. El mismo traductor. 1948 Igual título. BN (2 vols.), 2, págs. 787-873. El mismo traductor. 1953 Igual título. SR, 17, págs. 7-162. El mismo traductor. 1967 Igual título.BN (3 vols.), 2, págs. 879-966. El mismo traductor. 1974 Nuevas lecciones introductorias al psicoanálisis. BN (9 vols.), 8, págs. 3101-206. El mismo traductor.
Las conferencias 30ª y 31ª fueron publicadas parcialmente en el Almanach 1933 (págs. 9-30 y 35-58), y la 34ª, tambíén parcialmente, en Psychoanalytische Bewegung, 4 (novíembre-clíciembre de 1932), págs. 481-97. Un resumen del propio Freud sobre la primera parte de la 30ª conferencia apareció, traducido al húngaro, en Magyar Hirlap (Budapest), 25 de diciembre de 1932 (Freud, 1932d).
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Sabemos por Ernest Jones (1957, págs. 186-7) que, aunque este volumen llevaba en su portada la fecha «1933», en realidad apareció el 6 de diciembre de 1932 -repitiéndose así lo que aconteció con La interpretación de los sueños (1900a).
A comienzos de 1932la empresa editora de trabajos psicoanalíticos (la «Verlag») se hallaba en una peligrosa situación financiera, y Freud concibió la idea de ir en su auxilio con una nueva serie («Neue Folge» en el título alemán) de conferencias introductorias. A fines de mayo ya tenía escritas la primera y la última, y a fines de agosto había puesto término a los siete capítulos del volumen.
Estas conferencias difieren de las primitivas (Freud, 1916-17en varios aspectos, además del hecho de que nunca tuvo Freud la intención de pronunciarlas en público. Como señala en el «Prólogo», no son autónomas sino que en esencia constituyen escritos complementarios. Pero lo más llamativo son las diferencias que presentan entre sí en cuanto a su carácter. La primera, sobre los sueños, es apenas algo más que una síntesis de la parte II de la serie primitiva. En cambio, la tercera, cuarta y quinta (que versan, respectivamente, sobre la estructura de la psique, sobre la angustia y la teoría de las pulsiones, y sobre la psicología femenina) incorporan material y teorías totalmente nuevos, que (al menos en el caso de la tercera y la cuarta) se sumergen en consideraciones metapsicológicas y teóricas de una dificultad cuidadosamente evitada quince años atrás. Las tres restantes (o sea, la segunda conferencia y las dos últimas) se ocupan de una miscelánea de temas relacionados sólo de manera indirecta con el psicoanálisis, y lo hacen, por añadidura, en lo que podría llamarse un estilo popular. Lejos estamos de sugerir que carezcan de interés, pero sí exigen del lector un tipo y grado de atención muy distinto del que demandaban las conferencias anteriores. Ya sea que el lector quiera saber qué piensa Freud de la telepatía, la educación, la religión y el comunismo, o quiera conocer sus últimas concepciones del superyó, la angustia, la pulsíón de muerte y la fase preedípica en las niñas, por cierto encontrará en esta obra muchas cosas en que ocuparse.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 22 / Sobre la conquista del fuego. (1932 [1931])
Sobre la conquista del fuego. (1932 [1931])
«Zur Gewinnung des Feuers» Ediciones en alemán
1932 Imago, 18, nº 1, págs. 8-13.
1932 Almanach 1933, págs. 28-35.
1934 GS, 12, págs. 141-7.
1950 GW, 16, págs. 3-9.
1974 SA, 9, págs. 445-54.
Traducciones en castellano
1944 «De cómo se obtuvo el fuego». EA, 19, págs. 115-24. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 «Sobre la conquista del fuego». SR, 19, págs. 91-8. El mismo traductor.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 67-71.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3090-3.
El presente trabajo parece haber sido escrito en diciembre de 1931 (Jones, 1957, pág. 177).
El vínculo entre el fuego y la micción, punto central de este examen del mito de Prometeo, le era familiar a Freud desde mucho tiempo atrás. Ese vínculo suministra la clave del análisis del primer sueño en el caso «Dora» (1905e), AE, 7, págs. 57 y sigs., y vuelve a surgir en el análisis, muy posterior, del «Hombre de los Lobos» (1918b), AE, 17, pág. 84. En ambos casos está envuelto el tema de la enuresis, y esto se liga con otro de los hilos conductores principales del presente artículo: la estrecha asociación fisiológico y psicológica entre las dos funciones del pene (AE, 22, pág. 178). También esto tiene una larga historia en los escritos previos de Freud; en el análisis de «Dora» se lo destacaba explícitamente (AE, 7, pág. 29), y antes aún, en una carta a Fliess del 27 de setiembre de 1898, Freud había declarado: «Un niño que regularmente, hasta su séptimo año, se moja en la cama [ ... ] tiene que haber vivenciado excitaciones sexuales en la infancia» (Freud, 1950a, Carta 97), AE, 1, pág. 318 (ver nota(220)). En todos los períodos, Freud insistió repetidamente en la equivalencia entre enuresis y onanismo; lo hizo, por ejemplo, en el caso «Dora» (1905d), AE, 7, págs. 69-70; en los Tres ensayos de teoría sexual ( 1905d), AE, 7, pág. 172; en las «Apreciaciones generales sobre el ataque histórico» (1909a), AE, 9, pág. 210, y, mucho más tarde, en «El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d), AE,
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19, pág. 183, así como en «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» ( 1925f), AE, 19, pág. 269.
Hay otro nexo del erotismo uretral, en el terreno de la formación del carácter, que no se menciona en el presente artículo, aunque aparece en una nota al pie de El malestar en la cultura (1930a), AE, 21, pág. 89 -de la cual este artículo es una ampliación-. La relación entre erotismo uretral y ambición fue señalada expresamente por primera vez en «Carácter y erotismo anal» (1908b), AE, 9, pág. 158; pero su vínculo, muy similar, con los sentimientos de grandeza y con la megalomanía había sido examinado ya en dos lugares de La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 231, y 5, págs. 466-7; en este último sitio se hace referencia incidental a la extinción del fuego. Al vínculo con la ambición se aludió más tarde de pasada una o dos veces, considerándolo en forma bastante extensa luego de publicado el presente trabajo, en la 32ª de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a).
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 22 / ¿Por qué la guerra?. (Enstein y Freud). (1933)[1932])
¿Por qué la guerra?. (Enstein y Freud). (1933)[1932])
Warum Krieg?
Ediciones en alemán
1933 París: Internationales Institut für Geistige Zusammenarbeft (Vojlkerbund) {Instituto Internacional de Cooperación Intelectual (Liga de las Naciones)}, 62 págs. (Carta de Einstein, págs. 11-21; carta de Freud, págs. 25-62.)
1934 GS, 12, págs. 349-63. (Incluye un breve resumen de la carta de Einstein.)
1950 GW, 16, págs. 13-27. (Reimpresión de lo anterior.) 1974 SA, 9, págs. 271-86. (Incluye un breve resumen de la carta de Einstein.)
Traducciones en castellano
1943 El porqué de la guerra. EA, 18, págs. 313-32. Traduccíón de Ludovico Rosenthal. 1954 Igual título. SR, 18, págs. 245-58. El mismo traductor. 1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3207-15.
{Estas versiones castellanas no incluyen la carta de Einstein ni su resumen.}
Esta carta de Freud fue publicada parcialmente en Psychoanalytische Bewegung, 5 (1933), págs. 207-16.
En 1931, la Comisión Permanente para la Literatura y las Artes, de la Liga de las Naciones, encargó al Instituto Internacional de Cooperación Intelectual que organizara un intercambio epistolar entre intelectuales representativos, «sobre temas escogidos para servir a los comunes intereses de la Liga de las Naciones y de la vida intelectual», y que diera a publicidad esas cartas en forma periódica. Una delas primeras personalidades a las cuales se dirigió el Instituto fue Einstein, y él mismo sugirió como interlocutor a Freud. En consecuencia, en junio de 1932 el secretario del Instituto le escribió a Freud invitándolo a participar y este aceptó de inmediato. La carta de Einstein llegó a sus manos a comienzos de agosto, y un mes más tarde tenía lista la respuesta. En marzo del año siguiente, el Instituto publicó esta correspondencia en París, en alemán, francés e inglés simultáneamente. No obstante, su circulación fue prohibida en Alemania.
A Freud no le entusiasmó la tarea; en una carta a Eitingon informaba que «había terminado esa correspondencia tediosa y estéril a la que se lo en llamar discusión con Einstein» (Jones, 1957, pág. 187). Freud y Einstein nunca intimaron entre sí y sólo se habían encontrado en una oportunidad, a comienzos de 1927, en la casa del hijo menor de Freud en Berlín. En una carta a Ferenczi, describiendo esa circunstancia decía Freud: «[Einstein] entiende tanto de psicología como yo de física, de modo que tuvimos una conversación muy placentera». Intercambiaron algunas cartas muy amistosas en 1936 y 1939.
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Freud ya se había referido a la guerra en la sección inicial («La desilusión provocada por la guerra») de su trabajo «De guerra y muerte. Temas de actualidad» (1915b), escrito poco después de comenzar la Primera Guerra Mundial. Pero si bien algunas de las consideraciones del presente artículo aparecen en el anterior, estas se vinculan más estrechamente con las ideas manifestadas en sus recientes trabajos sobre temas sociológicos: El porvenir de una ilusión (1927c) y El malestar en la cultura (1930a). Reviste especial interés un cierto desarrollo que hace Freud en esta carta de su concepción de la cultura como «proceso», punto que ya había sido planteado en diversos lugares de El malestar en la cultura (cf., por ejemplo, AE, 21, págs. 95-6, y 135 y sigs.) Retorna asimismo el tema de la pulsión de destrucción, al que había dedicado considerable espacio en los capítulos V y VI de ese libro y al que habría de volver en escritos posteriores. (Véase mí «Introducción» a El malestar en la cultura, 61-3.)
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 22 / Mi contacto con Josef Popper- Lynkeus (1932)
Mi contacto con Josef Popper- Lynkeus (1932)
«Meine Berührung mit Josef Popper-Lynkeus»
Ediciones en alemán
1932 AlIgemeine NährpIlicht (Víena), 15.
1932 Psychoanal. Bewegung, 4, págs. 113-8.
1934 GS, 12, págs. 415-20.
1950 GW, 16, págs. 261-6.
Traducciones en castellano
1955 «Mi relación con Josef Popper-Lynkeus». SR, 19, págs. 209-16. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 139-44.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3096-9.
Este trabajo apareció por primera vez en Allgemeine NährpIlicht, publicación fundada con el auspicio de Josef Popper (1838-1921), en un número especial dedicado a conmemorar el décimo aniversario de su muerte. Freud había escrito un artículo de corte similar pero más breve diez años atrás, al producirse el fallecimiento de Popper (Freud, 1923f). En mi «Nota introductoria» a ese trabajo (AE, 19, pág. 279) se hallarán algunos datos referentes a este autor.
Las primeras páginas del presente estudio suministran en verdad una sinopsis, redactada con claridad y precisión características, de lo esencial de la teoría psicológica de Freud.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 22 / Carta a Romain Rolland. (Una perturbación del recuerdo en la Acrópolis) (1936)
Carta a Romain Rolland. (Una perturbación del recuerdo en la Acrópolis) (1936)
«Brief an Romain Rolland (Ene Erinnerungsstorung auf der Akropolis) »
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Ediciones en alemán
1936 Almanach 1937, págs. 9-21.
1950 GW, 16, págs. 250-7.
1972 SA, 4, págs. 283-93.
Traducciones en castellano
1955 «Un trastorno de la memoria en la Acrópolis. Carta abierta a Romain Rolland, en ocasión de su septuagésimo aníversarío». SR, 20, págs. 241-50. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 352-9.
1975 Igual título. BN (9 vols.), 9, págs. 3328-34.
Romain Rolland nació el 29 de enero de 1866; este trabajo le fue dedicado con motivo de cumplir setenta años de edad. Freud sentía por él la más grande admiración, como lo prueba no sólo el presente artículo sino el mensaje que le hizo llegar en ocasión de su 60° aniversario (Freud, 1926a) y las seis o siete cartas publicadas que le escribiera (Freud, 1960a), así como un párrafo al comienzo de El malestar en la cultura (1930a), AE, 21, págs. 65-6. La primera carta que Freud le envió data de 1923, y al parecer se reunió con él en una sola oportunidad, en 1924.
Ha sido imposible hallar una publicación de este trabajo en alemán anterior a la del Almanach que aquí consignamos. Debe tenerse en cuenta que todas las publicaciones vinculadas con Romain Rolland -y muchos otros autores, incluido Thomas Mann y, por supuesto, todos los autores judíos- fueron prohibidas en este período por los nazis.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 23
Notas introductorias del Volumen 23
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 23 / Notas introductorias del Volumen 23

Notas introductorias del Volumen 23

Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 23 / Moisés y la religión monoteísta. (1939 [1934-38])
Moisés y la religión monoteísta. (1939 [1934-38])
Der Mann Moses und die vionotheistische Religion: Drei Abhandlungen
Ediciones en alemán
1939 Arnsterdam: Verlag Allert de Lange, 241 págs.
1950 GW, 16, págs. 101-246.
1974 SA, 9, págs. 455-581.
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Traducciones en castellano
1939 Moisés y la religión monoteísta. Buenos Aires: Losada. Traducción, de Felipe Jiménez de Asúa.
1955 Igual título. SR, 20, págs. 7-132. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 181-285.
1975 Igual título. BN (9 vols.), 9, págs. 3241-324.
Los primeros dos ensayos que componen esta obra aparecieron en 1937 en Imago, 23, nº 1, págs. 5-13, y nº 4, págs. 387-419. La sección C de la parte II del tercer ensayo fue leída en nombre del autor por Anna Freud, el 2 de agosto de 1938, en el Congreso Ps icoanalítico Internacional de París, y publicada luego por separado en Internationale Zeitschrift für Psychoanalyse-Imago, 24, nº 1-2 (1939), págs. 6-9, con el título «Der Fortschritt ín der Geistigkeit» {«El progreso en la espiritualidad »}. El primer ensayo y las primeras tres secciones del segundo fueron incluidos en Almanach 1938, págs. 9-43. Al incorporar estas tempranas publicaciones a la obra total sólo se hicieron unos pocos cambios carentes de importancia, de los cuales se da cuenta en la presente edición.
Aparentemente, Freud completó el primer borrador de este libro en el verano de 1934, titulándolo El hombre Moisés, una novela histórica (Jones, 1957, pág. 206). En una larga carta dirigida a Arnold Zweig el 30 de setiembre de 1934 (incluida en Freud, 1960a, Carta 276), hizo una síntesis de él y le manifestó sus razones para no publicarlo. Estas eran más o menos las mismas que expresa en la primera «Advertencia preliminar» al tercer ensayo (AE, 23, pág. 52), a saber: por un lado, sus dudas en cuanto a que su argumentación estuviera suficientemente bien fundada, y, por otro lado, su temor a la reacción que provocaría la publicación entre los dignatarios de la Iglesia Católica Romana que a la sazón tenían un papel dominante en el gobierno austríaco. De la síntesis que hizo entonces se desprende que la obra era en esencia igual a la que hoy tenemos ante nosotros -hasta su división en tres ensayos se mantuvo sin modificar-. No obstante, algunos cambios debe de haber sufrido. Freud exteriorizaba de continuo que se sentía insatisfecho con ella, en particular con el tercer ensayo. Parece que en el verano de 1936 la sometió a una revisión general, si bien las noticias que nos han llegado al respecto distan de ser claras (Jones, 1957, pág. 388). Sea como fuere, el primer ensayo se publicó a comienzos del año siguiente (1937), y el segundo, al término de dicho año (ver nota(221)). Pero al tercero lo retuvo aún, y sólo lo pasó a la estampa luego de su arribo a Inglaterra en la primavera de 1938. El libro se imprimió en Holanda meses después, y en marzo de 1939 se publicó la traducción inglesa.
Es muy probable que al lector de Moisés y lareligión monoteísta lo impresione en primer lugar una cierta heterodoxia, y aun excentricidad, en su construcción: tres ensayos de muy distinta extensión, dos «advertencias» a comienzos del tercero y un «resumen» situado en la mitad de ese mismo ensayo, recapitulaciones y repeticiones continuas: esta clase de irregularidades son desconocidas en otros escritos de Freud, y él mismo lo señala y se disculpa por ello más de una vez. ¿A qué atribuirlo? Sin duda, a las circunstancias en que fue redactada la obra: el largo período (cuatro años o más) durante el cual se la sometió a una constante revisión, y las agudas dificultades externas de la fase final, cuando Austria vivió una serie de perturbaciones políticas que culminaron con la ocupación de Viena por los nazis y la forzada migración de Freud a Inglaterra. Que todas estas influencias sólo dejarían huella en el ámbito limitado y temporario de este único trabajo lo demuestra, de manera muy concluyente, la obra que le siguió de inmediato, Esquema del psicoanálisis (1940a), AE, 23, págs. 133 y sigs., la cual se halla entre las más concisas y mejor organizadas de Freud.
Pero aun si se piensa que Moisés y la religión monoteísta sufre alguna carencia en su forma de exposición, ello no implica una crítica al interés de su contenido o a la coherencia de su argumentación. Sus fundamentos históricos son, por cierto, materia de debate para los especialistas, pero el ingenio con que los desarrollos psicológicos se ajustan a las premisas ha de persuadir, sin duda, al lector desprejuiciado. En particular, a las personas familiarizadas con el psicoanálisis del individuo les fascinará apreciar la misma serie de desarrollos aplicados al análisis de un grupo nacional. Por supuesto, la obra en su conjunto debe considerarse continuación de los estudios anteriores de Freud sobre los orígenes de la organización social humana: Tótem y tabú (1912-13) y Psicología de las masas y análisis del yo (1921c). Se hallará un muy elaborado y esclarecedor examen del libro en la biografía de Jones (1957, págs. 388-401)
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 23 / Esquema del psicoanálisis. (1940 [1938])
Esquema del psicoanálisis. (1940 [1938])
Abriss der Psychoanalyse
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Ediciones en alemán
1940 Int. Z. Psychoanal.-Imago, 25, nº 1, págs. 7-67.
1941 GW, 17, págs. 63-138.
1975 SA, «Ergänzungsband» (Volumen complementario}, págs. 407-21. (Sólo el cap. VI: «Die psychoanalytische Technik».)
Traducciones en castellano
1951 Esquema del psicoanálisis. RP, 8, n° 1, págs. 5-54. Traducción de Ludovíco Rosenthal.
1955 Compendio del psicoanálisis. SR, 21, págs. 67-126. El mismo traductor.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 392-440.
1968 Esquema del psicoanálisis. BN (3 vols.), 3, págs. 1009-62. Traducción de Ramón Rey-Ardid.
1975 Compendio del psicoanálisis. BN (9 vols.), 9, págs. 3379-418.
Cuando se publicó esta obra por primera vez, tanto la edición alemana como la versión inglesa(222) incluyeron dos largos pasajes tomados de un trabajo fragmentario de Freud de la misma época, «Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis» (1940b [ 1938]). En la edición alemana, estos pasajes aparecieron como nota al pie en el capítulo IV (cf. AE, 23, pág. 156, n. 3), y en la inglesa, como un apéndice. Poco después se publicó completo el fragmento del cual habían sido extraídos (cf. AE, 23, págs. 279 y sigs.), y consecuentemente la nota y el apéndice ya no se incluyeron en reimpresiones posteriores.
Por un infortunado descuido, el «Prólogo» del autor (AE, 23, pág. 139) fue omitido en la edición de las Gesammelte Werke, y por ende sólo se lo encontrará, en alemán, en Internationale Zeitschrift für Psychoanalyse. Debe destacarse que el volumen XVII de aquella colección, el primero que vio la luz (en 1941), fue impreso simultáneamente con distinta portada y encuadernación llevando como título Schriften aus dem Nachlass {Escritos póstumos}.
El manuscrito de este trabajo está redactado en forma inusualmente abreviada, en particular el capítulo III («El desarrollo de la función sexual» AE, 23, págs. 150 y sigs.), donde se omiten, por
ejemplo, los artículos definidos e indefinidos y gran cantidad de verbos -podría decirse que su estilo es «telegráfico»-. Los directores de la edición alemana informan que completaron estas abreviaturas; el sentido general no ofrece dudas, y aunque en algunos puntos ese completamiento fue realizado con excesiva libertad, nos pareció que lo más simple era aceptarlo y traducir de la versión suministrada en las Gesammette Werke.
El autor no puso título a la parte 1; los editores alemanes adoptaron para ella «Die Natur des Psychischen» {«La naturaleza de lo psíquico»}, que es a su vez un subtítulo del ya citado trabajo «Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis» (cf. AE, 23, pág. 284). Para la presente edición se ha propuesto un título algo más general.
Respecto de la fecha en que Freud comenzó a escribir el Esquema existen algunas opiniones antagónicas. Según Ernest Jones (1957, pág. 255), lo hizo «durante el tiempo de espera en Viena», o sea, en abril o mayo de 1938. No obstante, en su página inicial el manuscrito está fechado el «22 de julio», lo cual da la razón a los editores alemanes cuando sostienen que la obra fue comenzada en julio de 1938 -vale decir, poco después del arribo de Freud a Londres, en los primeros días de junio-. A principios de setiembre había escrito ya 63 páginas, cuando debió interrumpir su trabajo para someterse a una gravísima operación; y no volvió a retomarlo, aunque al poco tiempo dio comienzo a otra obra de divulgación («Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis») que también muy pronto debió dejar.
Así pues, cabe considerar que el Esquema quedó inconcluso, si bien no puede afirmarse sin más que sea incompleto. Cierto es que el último capítulo es más breve que los restantes, y bien podría habérselo continuado con el examen de temas tales como el sentimiento de culpa -ya tocado, empero, en el capítulo VI-; no obstante, constituye un enigma saber hasta dónde y en qué dirección habría proseguido Freud, ya que el programa trazado por él en el «Prólogo» parece haberse cumplido en grado razonable.
Dentro de la larga serie de obras de divulgación que escribió Freud, el Esquema presenta características singulares. Las demás están destinadas, sin excepción, a exponer el psicoanálisis ante un público ajeno a este, un público con muy variados grados y tipos de aproximación general a la materia de la que trata Freud, pero siempre relativamente ignorante en ella. No es este el caso del Esquema. Resulta claro que no es una obra para Í novatos, sino más bien un «curso de repaso» para estudiantes avanzados. En todas sus partes supone que el lector está familiarizado no sólo con la concepción psicológica general de Freud sino con sus descubrimientos y teorías acerca de aspectos muy precisos. Por ejemplo, un par de brevísimas alusiones al papel que cumplen las huellas mnémicas de las impresiones sensoriales de las palabras (AE, 23, págs. 160 y 201) serán apenas inteligibles para quien ignore ciertos difíciles razonamientos del capítulo final de La interpretación de los sueños (1900a) y de la última sección de «Lo inconciente» (1915e); y las exiguas consideraciones que se hacen en dos o tres lugares sobre la identificación y su nexo con los objetos de amor abandonados (AE, 23, págs. 193 y 207) implican conocer siquiera el capítulo III de El yo y el ello (1923b). Pero para quienes ya se mueven a sus anchas entre los escritos de Freud, este trabajo constituirá un epílogo sumamente fascinante. Arroja nueva luz sobre todo aquello de que se ocupa -las teorías fundamentales o las más detalladas observaciones clínicas-, y todo lo examina empleando la terminología más reciente. Hay incluso indicios ocasionales de desarrollos completamente
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nuevos, en particular al final del capítulo VIII (AE, 23, págs. 203-6), donde recibe amplio tratamiento el problema de la escisión del yo y la desmentida de partes del mundo exterior, tal como lo ejemplifica el fetichismo.
Esto nos muestra que a los 82 años Freud poseía todavía un don sorprendente para enfocar de manera renovada lo que podrían parecer temas trillados. Tal vez en ningún otro sitio alcanza su estilo un nivel más alto de compendiosidad y claridad. Por su tono expositivo, la obra nos trasmite una .sensación de libertad, que es quizá lo que cabía esperar de un maestro como él al presentar por última vez las ideas de las que fue creador.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 23 / Análisis terminable e interminable. (1937)
Análisis terminable e interminable. (1937)
«Die endliche und die unendliche Analyse»
Ediciones en alemán
1937 Int. Z. Psychoanal., 23, nº 2, págs. 209-40.
1950 GW, 16, págs. 59-99.
1975 SA, «Ergänzungsband» {Volumen complementario}, págs. 351-92.
Traducciones en castellano
1946 «Análisis terminable e interminable». RP, 4, nº 2, págs. 224-57. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 Igual título. SR, 21, págs. 315-51. El mismo traductor.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 540-72.
1975 Igual título. BN (9 vols.), 9, págs. 3339-64.
Los ocho párrafos finales de la sección VI del original alemán, y un fragmento del párrafo inmediatamente anterior (AE, 23, págs. 244-8), se reimprimieron en el otoño de 1937 en Almanach der Psychoanalyse 1938, págs. 44-50.
Este trabajo fue escrito a comienzos de 1937 y publicado en junio de ese año. junto con el que le sigue en este volumen, «Construcciones en el análisis» (1937d), constituyen los últimos artículos estrictamente psicoanalíticos de Freud que vieron la luz durante su vida. Casi veinte años habían trascurrido desde que diera a publicidad una obra dedicada puramente a la técnica del psicoanálisis -«Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica» (1919a)-, si bien en otros trabajos suyos se había ocupado, por supuesto, de los problemas que esta plantea.
Su primera reseña del modo en que opera la terapia psicoanalítica se encuentra en la 27ª y la 28ª de sus Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17). Volvió sobre el tema, en forma mucho más sucinta., en la 34ª de las Nuevas conferencias ( 1933a), AE, 22, págs. 140-5. Los lectores de estos textos se han mostrado a veces sorprendidos por las diferencias que el presente trabajo parece tener con respecto a aquellos. Estas aparentes divergencias requieren ser examinadas.
En su conjunto, el artículo deja una impresión de pesimismo en relación con la eficacia terapéutica del psicoanálisis. Destaca de continuo sus limitaciones e insiste en las dificultades del procedimiento y los obstáculos que se levantan en su camino. Tal es, de hecho, su tema principal. No obstante, no hay en esto nada totalmente novedoso. Freud siempre fue muy conciente de las barreras que se oponían al éxito del análisis y estuvo dispuesto a investigarlas. Por otra parte, jamás dejó de subrayar la importancia de las aplicaciones no terapéuticas del psicoanálisis -dirección en la cual se inclinaban sus preferencias personales, sobre todo en los últimos años de su vida-. Se recordará que en esos breves párrafos sobre técnica de las Nuevas conferencias escribió: «Nunca fui un entusiasta de la terapia» (AE, 22, pág. 140). No hay, entonces, nada imprevisto en la frialdad que muestra en este artículo hacía las ambiciones terapéuticas del psicoanálisis ni en la enumeración de los escollos que enfrenta. Lo que tal vez provoca mayor sorpresa son ciertas características del examen a que somete la naturaleza y causas subyacentes de tales escollos.
Es digno de nota, en primer lugar, que los factores sobre los que hace principal hincapié son de índole fisiológica y biológica, y por consiguiente insusceptibles, en lo fundamental, de influencia
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psicológica; tales, por ejemplo, la relativa intensidad «constitucional» de las pulsiones (AE, 23, págs, 227 y sigs.) y la debilidad relativa del yo por procesos fisiológicos como la pubertad, la menopausia y la enfermedad física (AE, 23, págs. 228-9). Pero el estorbo más poderoso y el que se halla fuera de toda posibilidad de control es la pulsión de muerte, a la que dedica un largo pasaje (AE, 23, págs. 244 y sigs.). Freud nos sugiere aquí que ella no sólo es responsable de gran parte de la resistencia que se encuentra en el análisis (como ya lo había apuntado en escritos anteriores), sino que es en verdad la causa última del conflicto anímico (AE, 23, pág. 246). Empero, tampoco en esto hay nada revolucionario. Cierto es que Freud insiste más que lo habitual en los factores constitucionales al hablar de los impedimentos que traban el psicoanálisis, pero siempre había reconocido su sustantividad.
Ni siquiera son nuevos los tres elementos que escoge aquí como «decisivos» para el éxito de la terapia (AE, 23, pág. 227): el pronóstico más favorable en los casos de origen «traumático» que en los de origen «constitucional», la importancia de las consideraciones «cuantitativas» y el problema de la «alteración del yo». En este tercer punto, el artículo arroja mucha luz nueva. En sus descripciones previas del proceso terapéutico, Freud siempre había adjudicado un papel esencial a una alteración en el yo que el analista debía provocar como paso previo a la cancelación de las represiones del paciente. (Véase, por ejemplo, la 28ª de las Conferencias de introducción (1916-17), AE, 16, pág. 414.) Pero poco se sabía acerca de la índole de esa alteración y la manera como podía efectuársela. Sus recientes progresos en el análisis del yo permitieron a Freud ahondar en esta indagación. Ahora concebía más bien la alteración terapéutica del yo como la cancelación de alteraciones ya existentes por obra del proceso defensivo. Y merece señalarse que el hecho de que los procesos defensivos produzcan alteraciones del yo había sido mencionado por Freud en fecha muy temprana. El concepto aparece en su examen de los delirios en «Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa» (1896b), AE, 3, pág. 184, así como en varios pasajes de su Manuscrito K, del 1° de enero de 1896 (1950a),AE, 1, págs. 260, 262 y 267. A partir de entonces, es como si la idea se hubiera mantenido en estado latente; el nexo entre las contrainvestiduras, la formación reactiva y las alteraciones del yo sólo se postula expresamente por primera vez en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, págs. 147-9 y 153. Resurge en las Nuevas conferencias (1933a), AE, 22, págs. 83-4, y, luego del prolongado examen del tema en el presente artículo, en Moisés y la religión monoteísta (1939a),AE, 23, pág. 74, y en el Esquema del psicoanálisis (1940a), AE, 23, págs. 179-80.
Empero, hay un aspecto en el cual las opiniones expresadas en esta obra parecen discrepar con lo anterior o aun contradecirlo: el escepticismo con que juzga la eficacia profiláctica del psicoanálisis. Duda de la posibilidad de impedir no sólo que se produzca una neurosis nueva y diferente, sino aun que retorne una neurosis ya tratada. Este cambio se hace evidente si recordamos un pasaje de la 27ª de las Conferencias de introducción: «El hombre que en la relación con el médico ha pasado a ser normal y libre del efecto de unas mociones pulsionales reprimidas, sigue siéndolo en su vida propia, cuando el médico se ha hecho a un lado» (AE, 16, pág. 404). Y en la 289 conferencia, al comparar los efectos de la sugestión hipnótica y del psicoanálisis, decía: «La cura analítica impone a médico y enfermo un difícil trabajo que es preciso realizar para cancelar unas resistencias internas. Mediante la superación de estas, la vida anímica del enfermo se modifica duraderamente, se eleva a un estadio más alto del desarrollo y permanece protegida frente a nuevas posibilidades de enfermar». Análogamente, al final de la 31ª de las Nuevas conferencias sostenía que el propósito del psicoanálisis «es fortalecer al yo, hacerlo más independiente del superyó, ensanchar su campo de percepción y ampliar su organización de manera que pueda apropiarse de nuevos fragmentos del ello. Donde Ello era, Yo debo devenir» (AE, 22, pág. 74). Todos estos pasajes parecen descansar en una misma teoría, que a su vez difiere en aspectos importantes, se diría, de la que está implícita en la presente obra (ver nota(223)).
Creemos que este mayor escepticismo de Freud se basa en su convicción de que es imposible abordar un conflicto que no sea «actual», y en las graves objeciones que se levantan contra la conversión de un conflicto «latente» en uno «actual». Esta postura implicaría una diversa concepción no sólo del proceso terapéutico sino, en términos más generales, del acaecer psíquico. Freud parece considerar aquí al conflicto «actual» como si estuviera aislado en un compartimiento estanco, por así decir. Aunque se ayude al yo a enfrentar este conflicto, no por ello se habrá afectado su capacidad para vérselas con otro. De igual manera, parece concebir aisladas las mociones pulsionales: el haber reducido su esfuerzo en el conflicto actual no esclarece su comportamiento futuro. Por el contrario, de sus ideas anteriores podía inferirse que el proceso analítico es capaz de alterar al yo de un modo más general, persistiendo esa alteración al término del análisis, y que las mociones pulsionales extraían su fuerza de un reservorio indiferenciado de energía. Así, en la medida en que el análisis hubiera tenido éxito, toda nueva incursión de las mociones pulsionales se habría visto reducida en su fuerza por aquel, que habría vuelto más idóneo al yo para enfrentarlas. No existiría, entonces, una segregación absoluta del conflicto «actual» respecto de los «latentes», y la eficacia profiláctica de un análisis (así como su resultado inmediato) dependería de consideraciones cuantitativas -vinculadas al relativo aumento que él hubiera generado en la robustez del yo y su relativo rebajamiento de la intensidad de las pulsiones-.
Más o menos un año después del presente artículo, en el Esquema del psicoanálisis (1940a), la exposición que hizo Freud de los efectos terapéuticos del análisis fue en general muy similar; empero, sobre el particular problema que estamos tratando retornó, quizás, a su opinión anterior. Verbigracia, luego de comentar allí «el tiempo y la pena» que lleva el vencimiento de las resistencias, agregaba que eso es recompensado, «pues produce una ventajosa alteración del yo, que se conserva independientemente del resultado de la trasferencia y se afirma en la vida» (AE, 23, pág. 179). Esto sugeriría una alteración de carácter general.
Es interesante notar que desde los albores de su vida profesional inquietaron a Freud problemas muy semejantes a estos, que por lo tanto estuvieron presentes, puede decirse, en la íntegra extensión de sus estudios analíticos. He aquí el fragmento de una carta que escribió a Wilhelm Fliess el 16 de abril de 1900 (Freud,1950a, Carta 133) y que versa sobre uno de sus pacientes, el señor E., quien había estado en tratamiento con él probablemente desde 1895 (lo estuvo con certeza desde 1897) y a los altibajos de cuyo caso hay repetidas referencias en el epistolario: «E. concluyó, por fin, su carrera como paciente mío con una invitación a cenar en mi casa. Su enigma está casi totalmente resuelto; se siente perfectamente bien y su manera de ser ha cambiado por completo; de los síntomas subsiste todavía un resto. Comienzo a comprender que el carácter en apariencia interminable {Endlosigkeit} de la cura es algo acorde a ley y depende de la trasferencia. Espero que ese resto no menoscabe el éxito práctico. En mis manos estaba continuar la cura, pero vislumbré que ese es un compromiso entre salud y enfermedad, compromiso que los propios enfermos desean, y por eso mismo el médico no
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debe entrar en él. La conclusión asintótica de la cura a mí me resulta en esencia indiferente; decepciona más bien a los profanos. En todo caso, mantendré un ojo vigilante sobre este hombre ... ».
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 23 / Construcciones en el análisis. (1937)
Construcciones en el análisis. (1937)
«Konstruktionen in der Analyse»
Ediciones en alemán
1937 Int. Z. Psychoanal., 23, nº 4, págs. 459-69. 1950 GW , 16, págs. 43-56. 1975 SA, «Ergänzungsband» {Volumen complementario}, págs. 393-406.
Traducciones en castellano
1951 «Construcciones en el análisis». RP, 8, n° 1, págs. 65-73. Traducción de Edgardo Blum. 1955 Igual título. SR, 21, págs. 353-66. Traducción de Ludovico Rosenthal. 1968 «Construcciones en psicoanálisis». BN (3 vols.), 3, págs. 573-83. Traducción de Ramón
Rey-Ardid.
1975 Igual título. BN (9 vols.), 9, págs. 3365-73. El mismo traductor.
El presente trabajo se publicó por primera vez en diciembre de 1937.
Aunque en las obras sobre técnica analítica las construcciones recibieron mucho menos atención que las interpretaciones, como el propio Freud lo destaca, sus escritos contienen muchas referencias a aquellas. Hay dos o tres extensos ejemplos en sus historiales clínicos del «Hombre de las Ratas» (1909d), AE, 10, págs. 144-5 y 161, y del «Hombre de los Lobos» (1918b); este último caso gira en su totalidad en torno de una construcción, pero el problema es tratado específicamente en la sección V (AE, 17, págs. 48 y sigs.). Por último, las construcciones cumplieron gran papel en «Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina» (1920a), como se pone de manifiesto en la sección I (AE, 18, pág. 146).
El artículo finaliza con el examen de una cuestión que interesaba mucho a Freud en esta época: el distingo entre lo que llamó la «verdad histórica» y la «verdad material».
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 23 / La escisión del yo en el proceso defensivo. (1940 [1938])
La escisión del yo en el proceso defensivo. (1940 [1938])
«Die Ichspaltung im Abwehrvorgang»
Ediciones en alemán
1940 Int. Z. Psychoanal.-Imago, 25, nº 3-4, págs. 241-4.
173
1941 GW, 17, págs. 59-62.
1975 SA, 3, págs. 389-94.
Traducciones en castellano
1951 «La escisión del yo en el mecanismo de defensa». RP, 8, nº 1, págs. 62-4. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 «La escisión del yo en el proceso defensivo». SR, 21, págs. 61-6. El mismo traductor.
1968 «Escisión del "yo" en el proceso de defensa». BN (3 vols.), 3, págs. 589-91. Traducción de Ramón Rey-Ardid.
1975 Igual título. BN (9 vols.), 9, págs. 3375-7. El mismo traductor.
El manuscrito de este importante trabajo inconcluso, que se publicó en forma póstuma, está fechado el 2 de enero de 1938, y según Ernest Jones (1957, pág. 255) fue escrito «en la Navidad de 1937».
En este artículo se profundiza en la indagación del yo y su comportamiento en circunstancias difíciles. Se entrelazan en él dos temas que en los últimos tiempos venían ocupando a Freud: la noción de «desmentida» («Verleugnung») y la idea de que ella da por resultado una «escisión» del yo. La «desmentida» fue habitualmente considerada por Freud, como en este caso, en conexión con el complejo de castración. Aparece, por ejemplo, en «La organización genital infantil» (1923e), AE, 19, pág. 147, donde en una nota al pie doy otras referencias respecto de los lugares en que se ha de hallar el término. Uno de ellos es el breve estudio del «Fetichismo» (1927e), AE, 21, págs. 150-1, del cual el pre-sente trabajo puede considerarse una continuación, ya que en aquel se hacía hincapié en la escisión del yo con poste-rioridad a la desmentida. (Esto ya había sido insinuado en «Neurosis y psicosis» (1924b), AE, 19, págs. 158-9.)
Aunque, por algún inexplicado motivo, Freud dejó este trabajo inconcluso, retomó el tema poco después, en las últimas páginas de Esquema del psicoanálisis(1940a), AE, 23, págs. 203-6. Allí, no obstante, aplica la idea de la escisión del yo no sólo a los casos del fetichismo y las psicosis sino a las neurosis en general. Hay así un enlace con el problema, más amplio, de la «alteración del yo» invariablemente producida por los procesos defensivos. De este problema se había ocupado Freud en fecha reciente, en «Análisis terminable e interminable» (1937c), en especial en la sección V, pero se remonta a las primeras épocas: lo encontramos en el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), AE, 3, pág. 184, y, antes aun, en
el Manuscrito K de la correspondencia con Fliess (Freud, 1950a), AE, 1, págs. 260-1 y 267. James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 23 / Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis. (1940 [1938])
Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis. (1940 [1938])
«Some Elementary Lessons in Psycho-Analysis»
Ediciones en alemán
1940 Int. Z. Psychoanal.-Imago, 25, nº 1, págs. 21-2 (Parcial.)
1941 GW, 17, págs. 141-7. (Completo.)
Traducciones en castellano
1951 «Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis». RP, 8, nº 1, págs. 55-9. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 Igual título. SR, 21, págs. 127-34. El mismo traductor.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 441-6. Traducción de Ramón Rey-Ardid.
1975 Igual título. BN (9 vols.), 9, págs. 3419-23. El mismo traductor.
174
Partes aisladas de este trabajo se publicaron originalmente como nota al pie de la primera edición en alemán de Esquema del psicoanálisis (1940a) y como apéndice a la primera traducción inglesa de esa obra (International Journal of Psychoanalysis, 21,nº 1, págs. 83-4).
El título del manuscrito se halla en inglés. Fue redactado en Londres y lleva como fecha el 20 de octubre de 1938. Posee un carácter fragmentario, como elEsquema interrumpido a comienzos de setiembre -si bien luego de un desarrollo más extenso y sustantiv o-, no siendo este sino un nuevo enfoque de la misma cuestión. Se hallarán otras consideraciones sobre estos dos trabajos en mi «Nota introductoria» al EsquemaAE, 23, págs. 135-6.
James Strachey
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard Edition. Ordenamiento de James Strachey / Notas introductorias de James Strachey / Notas introductorias del Volumen 23 / Comentario sobre el antisemitismo. (1938)
Comentario sobre el antisemitismo. (1938)
«Ein Wort zum Antisemitismus»
Edición en alemán
1938 Die Zukunft: ein neues Deutschland ein neues Europa, nº 7, 25 de noviembre, pág. 2.
Traducciones en castellano
1968 «Un comentario sobre el antisemitismo». BN (3 vols.), 3, págs. 1007-8. Traducción de Ramón Rey-Ardid.
1975 Igual título. BN (9 vols.), 9, págs. 3424-5. El mismo traductor.
Algunos pormenores sobre la revista en que apareció este artículo han sido proporcionados por Arthur Koestler (1954, págs, 406 y sigs.), su director a la sazón. Publicada en París, la describe como «un semanario de emigrados alemanes». Comenzó a aparecer en el otoño de 1938 y dejó de hacerlo unos dieciocho meses después. Koestler se hizo cargo de ella durante los primeros meses. El artículo de Freud salió en un número «anglo-germano» bilingüe; Koestler relata que acudió a Londres para persuadir a Freud de que enviara su colaboración. En la actualidad esta revista es difícil de conseguir, y estamos sumamente agradecidos al doctor K.
R. Eissler, de los Archivos Sigmund Freud, por habernos suministrado copias fotostáticas del manuscrito original, del artículo impreso y de una muy libre traducción contemporánea anónima al idioma inglés (ver nota(224)).
Como se verá, el artículo consiste casi enteramente en una cita de una fuente de la cual Freud declara no guardar memoria. Se ha sugerido, con cierta verosimilitud, que la cita pertenece en realidad al propio Freud, quien escogió esa manera indirecta para expresar puntos de vista que no le eran muy gratos. En todo caso, hay un gran parentesco entre mucho de lo que aquí se sostiene y opiniones manifestadas por Freud en otros sitios, particularmente en Moisés y la religión monoteísta(1939a), que acababa de terminar. (Véase, por ejemplo, AE, 23, págs. 86-8 y 102-3.) Y el argumento, expuesto aquí tan notoriamente, de que las protestas contra la persecución a los judíos debían ser elevadas por personas que no fueran judías aparece, asimismo, en la carta que Freud dirigió a Time and Tide (1938c), publicada un día después que este artículo (cf AE, 23, págs. 303-4).
James Strachey
175
Notas finales 1 (Ventana-emergente - Popup)
{Cf, la «Advertencia sobre la edición en castellano»}
2 (Ventana-emergente - Popup)
Aunque quizá la expresión más emotiva de sus sentimientos es la que figura en su prólogo a la traducción de las
Leçons du mardi (1892-94),
3 (Ventana-emergente - Popup)
{Lecciones sobre las enfermedades del sistema nervioso.}
4 (Ventana-emergente - Popup)
{Nuevas conferencias sobre las enfermedades del sistema nervioso, especialmente sobre la histeria]
5 (Ventana-emergente - Popup)
{«Al señor doctor Freud, excelentes recuerdos de la Salpêtrière. Charcot».}
6 (Ventana-emergente - Popup)
No es tan evidente que pertenezca a Freud otro artículo, mucho más breve, sobre la histeroepilepsia, aunque sí es muy probable que sea suya una de las notas a pie de página incluidas en él, Ofrecemos este artículo en un apéndice
7 (Ventana-emergente - Popup)
La única duda posible la plantea un aparente error en la descripción de las concepciones de Charcot
8 (Ventana-emergente - Popup)
Digamos de paso que este pasaje sirve también para acabar con el mito, aún vigente, de que el creador del método catártico fue Pierre Janet, uno de cuyos libros, publicado en 1889, contenía ideas similares, dándole así en apariencia prioridad técnica sobre Breuer. La presente referencia de 1888 -que, curiosamente, ha sido por lo general pasada por alto- da por tierra con esta pretensión. Pero en el debate acerca de este punto debe sopesarse la opinión de Andersson.
9 (Ventana-emergente - Popup)
{Por considerar que ese artículo databa de 1905, inicialmente se lo incluyó en el volumen 7 de la Standard Edition, págs. 281-302. La datación de este artículo se corrobora en un pasaje de Psicología de las masas y análisis del yo (1921c), donde consigna Freud: «Ahora que vuelvo aabordar el enigma de la sugestión después de haber permanecido alejado de él durante treinta años, hallo que no ha variado en nada» (AE, 18, pág. 85; las bastardillas son nuestras).}
Digamos al pasar que hay una referencia aDie Gesundheit en una carta de Freud a Oskar Pfister datada el 17 de junio de 1910; en ella señala, evidentemente en relación con la cuestión del «esclarecimiento sexual» de los niños: «El libro que pongo en manos de mis hijos es una obra de divulgación médica, Die Gesundheit, a la que yo mismo he contribuido» (Freud, 1963a),
10 (Ventana-emergente - Popup)
Véase una nota mía a pie de página en la Presentación autobiográfica (1925d), AE, 20, pág. 16, n. 36.
11 (Ventana-emergente - Popup)
Al poco tiempo de retornar a Viena, en abril de 1886, pronunció dos conferencias sobre el hipnotismo: el 11 de mayo ante el Club Fisiológico de Viena, y el 27 de mayo ante la Sociedad de Psiquiatría. (Cf. Jones, 1953, pág. 252.)
12 (Ventana-emergente - Popup)
Ya lo había descrito en «Histeria» (1888b)
13 (Ventana-emergente - Popup)
Freud mencionó esta visita en varias oportunidades; por ejemplo, en laPresentación autobiográlica (1925d), AE, 20, pág. 17; en sus Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 15, págs.93-4, y en su trabajo inconcluso «Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis» (1940b), AE, 23, pág. 287n.
14 (Ventana-emergente - Popup)
Sus dudas en torno de la eficacia de la sugestión deben de haber comenzado en fecha temprana. En su Presentación autobiográfica (AE, 20, pág. 17), nos narra que a una paciente a la que no había logrado poner en hipnosis profunda la persuadió para que se reuniera con él en Nancy; sin embargo, tampoco Bernheim tuvo éxito con ella, y le confesó a Freud que sólo lograba grandes éxitos con sus pacientes de hospital, pero no en su práctica privada. Se desconoce la identidad de dicha paciente, aunque se ha sugerido, en forma no del todo convincente, que podría tratarse en realidad de Emmy von N. Sea como fuere, el propio Freud (en una carta hastaahora inédita, escrita unos veinte años después) atribuye expresamente a su experiencia con Emmy von N. el haberse percatado de la ineficiencia del tratamiento hipnótico.
15 (Ventana-emergente - Popup)
Existen datos que atestiguan que pronunció conferencias sobre «Hipnosis y sugestión» en el Medizinischer Club de Viena, los días 27 de abril y 4 de mayo de 1892.(Resumen enInternationale Minische Rundschau, 6, nº 20, págs. 815-18, y nº 21, págs. 853-6.)
16 (Ventana-emergente - Popup)
Se hallará una descripción más amplia de esta técnica en una nota mía al pie en los Estudios (AE, 2, págs. 127-8).
17 (Ventana-emergente - Popup)
En 1896 se publicó la segunda edición de la primera obra de Bernheim traducida por Freud. Como luego se verá, en ese volumen efectuó las más drásticas supresiones (particularmente en las secciones clínicas) y eliminó por entero la minuciosa introducción que había redactado para la primera edición. Esto bien puede haber expresado su creciente impaciencia respecto del método de tratamiento en su totalidad.
18 (Ventana-emergente - Popup)
Es un poco difícil establecer una total congruencia entre esta declaración y otra que aparece enEstudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pág. 118: «Cuando estudié el estado sonámbulo de la señora Von N. me acudieron por primera vez dudas acerca de la corrección de la tesis de Bernheim, "Tout est dans la suggestion" {"En la sugestión está todo"}». El análisis de la señora Von N. comenzó aparentemente un año después de esta carta a Fliess, en mayo de 1889, sí bien la fecha no es del todo segura. (Véase el «Apéndice A» de los Estudios, AE, 2, págs. 311 y sigs.)
19 (Ventana-emergente - Popup)
{La sugestión y sus efectos terapéuticos.}
20 (Ventana-emergente - Popup)
{Cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»
21 (Ventana-emergente - Popup)
En un trozo inédito de una carta enviada a Fliess el 21 de mayo de 1894, Freud apunta que estaba dedicado a preparar la última entrega de las Leçons du mardi
22 (Ventana-emergente - Popup)
Véase, no obstante, el artículo «Histeria» para la enciclopedia de Villaret
23 (Ventana-emergente - Popup)
La traducción del segundo volumen al alemán no estuvo a cargo de Freud sino del doctor Max Kahane, en 1895. (Cf. mi «Nota introductoria» al prólogo de Freud para su traducción de Bernheim, De la suggestion ... (Freud, 1888-89)
24 (Ventana-emergente - Popup)
Así nos lo dice el propio Freud al comienzo de este trabajo y en una nota a su traducción de las Leçons du mardi, de Charcot (1892-94) en la que sintetiza la primera parte del presente estudio. No obstante, en su Presentación autobiográfica (1925d), AE, 20, págs. 12-3, señala que la idea partió de él mismo, y parecen ratificarlo dos cartas
176
que en esa época escribió a su esposa desde París, y que han sido citadas por Jones (1953, pág. 257).
25 (Ventana-emergente - Popup)
El título es consignado en alemán
26 (Ventana-emergente - Popup)
Señalemos que varios de los puntos establecidos en este artículo aparecen en «Histeria» (1888b), la colaboración para la enciclopedia de Villaret
27 (Ventana-emergente - Popup)
Su extensa monografía sobre las diplejías cerebrales de la infancia (1893b).
28 (Ventana-emergente - Popup)
Véase también mi «Nota introductoria» al prólogo de Freud para su traducción de Bernheim, De la suggestion. . . (Freud, 1888-89)
29 (Ventana-emergente - Popup)
{Abreviado «AdA» en lo que sigue.}
30 (Ventana-emergente - Popup)
Las cartas de Fliess no han sobrevivido; es indudable que fueron destruidas mucho tiempo antes.
31 (Ventana-emergente - Popup)
{De un total de 284 cartas, manuscritos (entre ellos el «Proyecto de psicología») y notas, se incluyeron en esa edición 168.}
32 (Ventana-emergente - Popup)
{Lo mismo cabe decir de la presente versión castellana]
33 (Ventana-emergente - Popup)
{Abreviado AdA en lo que sigue.}
34 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. mi «Nota introductoria»,
35 (Ventana-emergente - Popup)
Como luego Se verá, Freud utilizó en el «Proyecto» estos y otros varios símbolos para referirse a sus hipótesis básicas.
36 (Ventana-emergente - Popup)
La propialectura del «Proyecto» aclarará el contenido de cada uno de estos temas.
37 (Ventana-emergente - Popup)
{En las siguientes consideraciones de Strachey, sólo hemos suprimido un breve fragmento al final del segundo párrafo, en el que se refería a los criterios fundamentales adoptados por él en su traducción de la obra al inglés.}
38 (Ventana-emergente - Popup)
El manuscrito original del «Proyecto» consta de 100 hojas, 80 de las cuales son de pequeño tamaño (25 X 20 cm, aproximadamente), y las otras 20, más grandes (35 X 25 cm). Las hojas largas comienzan desde la «Parte III» (pág. 408). Las primeras cuatro y media hojas pequeñas, que contienen las dos primeras secciones de la parte I, son evidentemente las escritas (en lápiz) durante el viaje en tren
39 (Ventana-emergente - Popup)
{Estas palabras, frases u oraciones, que aquí aparecen en bastardillas, no han sido destacadas coincidentemente en AdA}
40 (Ventana-emergente - Popup)
Debemos hacer aquí una salvedad respecto de «W» y «Er»Se comprobará que en ocasiones estas abreviaturas subrogan a«Wahrnehmungsbild» {«imagen-percepción»} y «Erinnerungsbild» {«imagen-recuerdo»}, respectivamente, en lugar de «Wabrnehmung» y «Erinnerung». La única manera de decidir cuál es la palabra que corresponde en cada caso reside en que los términos más largos son de género neutro en tanto que los más cortos son femeninos. Habitualmente, un artículo o adjetivo próximos hacen posible esa decisión; pero este es uno de los casos en que el lector debe confiar en el discernimiento del editor, y a veces surgen discrepancias entre la presente versión y la de AdA.
41 (Ventana-emergente - Popup)
{«P» en esta traducción castellana.}
42 (Ventana-emergente - Popup)
Véase sobre este episodio el primer volumen de la biografía de Jones (1953, págs. 316-8).
43 (Ventana-emergente - Popup)
El estudioso inquisitivo puede seguir este largo derrotero, más específicamente, en las cartas a Fliess del l? de enero y 6 de diciembre de 1896, el capítulo VII de La interpretación de los sueños (1900a) {abreviada IS en lo que sigue}, «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), los trabajos metapsicológicos de 1915, Más allá del principio de placer (1920g), El yo y el ello (1923b), «Nota sobre la «pizarra mágica"» (1925a) y, finalmente, el Esquema del psicoanálisis (1940a [1938]).
44 (Ventana-emergente - Popup)
La descripción general de la operación del aparato psíquico en el capítulo VII (B) de IS (5, págs. 530-1), guarda aún mucha semejanza con el «Proyecto», particularmente porque insiste en considerarlo un aparato receptor: «Toda nuestra actividad psíquica parte de estímulos (internos o externos) y termina en inervaciones».
45 (Ventana-emergente - Popup)
Véase, en especial, el elaborado y minucioso examen que hace Pribram (1962) de la edición anterior del «Proyecto» siguiendo tales lineamientos.
46 (Ventana-emergente - Popup)
Véanse mis comentarios en el «Apéndice C», sobre una presunta referencia a la electricidad en el «Proyecto».
47 (Ventana-emergente - Popup)
{Las versiones castellanas siguientes no incluyen las contribuciones de Breuer; se las hallará en J. Breuer, Contribuciones a los estudios sobre la histeria, México:Siglo XXI editores.
48 (Ventana-emergente - Popup)
(Para la presente versión castellana de las contribuciones de Breuer se ha tomado como fuente la edición alemana de
S. Freud y J. Breuer, Studien über Hysterie, Francfort del Meno: Fischer Taschenbuch Verlag, 1970)
49 (Ventana-emergente - Popup)
Gran parte de lo que sigue ha sido tomado de la biografía de Freud escrita por Ernest Jones (1953), especialmente del capítulo XI.
50 (Ventana-emergente - Popup)
Una puntualización hecha parece indicar, en cambio, que el caso de la señora Cäcilie M. (mencionado algo más adelante) precedió al de la señora Emmy; no obstante, tal vez esta impresión proceda de que en ese lugar el texto no es suficientemente preciso.
51 (Ventana-emergente - Popup)
Anotemos que estos dos análisis apenas habían comenzado en el momento de publicarse la «Comunicación preliminar».
52 (Ventana-emergente - Popup)
El problema de averiguar cuándo empezó Freud a utilizar el método catártico se complica aún más por una declaración suya efectuada en 1916, en las circunstancias que pasamos a relatar. En el Congreso Médico Internacional celebrado en Londres en 1913, cobró notoriedad el absurdo, indocumentado e injusto ataque que lanzó Pierre Janet contra
177
Freud y el psicoanálisis. Una réplica de Ernest Jones se publicó en Journal ol Abnormal Psycbo1ogy, 9 (1915), cuya traducción al alemán apareció en Internationale Zeitschrift für árztliche Psychoanalyse, 4 (1916). En el curso de su diatriba, Janet dijo que lo poco que había de valioso en el psicoanálisis provenía enteramente de sus propios escritos anteriores; al refutar esto, Jones señaló que, si bien era cierto que la publicación efectiva de los hallazgos de Breuer y Freud fue posterior a los de Janet (dados a conocer en 1889), la labor clínica en que el primer artículo de aquellos se basaba precedió en varios años a la de este. «La cooperación entre ambos autores -continuaba Jones- fue anterior en diez años a su primera comunicación, y en los Estudios se dice expresamente que uno de los casos sobre los que allí se informa fue tratado con el método catártico más de catorce años antes de la fecha de publicación».En este lugar de la traducción alemana (ibid., pág. 42), una nota al pie con la firma «Freud» reza así: «Nota del editor: Me veo obligado a rectificar al doctor Jones en un punto que es inesencial para su polémica pero tiene importancia para mí. Todo lo dicho acerca de la prioridad e independencia del trabajo que luego se llamaría "psicoanalítico" conserva su validez, pero se refiere exclusivamente al logro de Breuer. Mi participación sólo comenzó en 1891-92. Los préstamos que yo he tomado no los he recibido de Janet sino de Breuer, como muchas veces lo he reconocido públicamente». La fecha que aquí da Freud es enigmática. En 1891 ya habían pasado dos o tres años desde el comienzo del caso de Emmy von N., y aun faltaba un año para el de Elisabeth ven R.
53 (Ventana-emergente - Popup)
Resulta imposible establecer con precisión la fecha de esta nota, pues si bien el prólogo de Freud asu traducción está datado «junio de 1892», la obra se publicó en varias partes, la última de las cuales no pudo haber aparecido antes de fines de mayo de 1894 (cf. AE, 1, págs. 165-6). No obstante, como esa nota figura en una de las primeras páginas del libro, puede estimarse con bastante certidumbre que data del verano o el otoño de 1892.
54 (Ventana-emergente - Popup)
Ambos son recogidos en el primer volumen de laStandard Edition.
55 (Ventana-emergente - Popup)
{En una carta a Ludovico Rosenthal fechada el 22 de marzo de 1955, apuntaba Strachey que esta es «la primerísima traducción de una obra psicológica de Freud que se haya publicado en el mundo» (RP, 3, pág. 226n.).}
56 (Ventana-emergente - Popup)
En la conferencia del 11 de enero de 1893, Freud enunció este principio como sigue: «Si un ser humano experimenta una impresión psíquica, en su sistema nervioso se acrecienta algo que por el momento llamaremos la "suma de excitación". Ahora bien, en todo individuo, para la conservación de su salud, existeel afán de volver a empequeñecer esa suma de excitación» (AE, 3, pág. 37).
57 (Ventana-emergente - Popup)
Ernest Jones (1953, 1, págs. 44 y sigs., y 407 y sigs.) examina con amplitud las diversas influencias que posiblemente obraron sobre las concepciones de Freud. Además de los nombres mencionados en el texto, merece especial mención el psicofísico G. T. Fechner; la deuda que con él tenía fue reconocida por Freud en suPresentación autobiográfica (1925d), AE, 20, pág, 55,
58 (Ventana-emergente - Popup)
Una corrección que Freud se sintió obligado a hacer treinta años después en la última oración del presente libro pone de relieve lainestabilidad de la posición que en materia de neurología aún trataba de mantener en 1895. En esta fecha había empleado el térm ino «Nervensystem» {«sistema nervioso»}, que en 1925 cambió por«Seelenleben» {«vida anímica»}. Pero lo que parecía un cambio trascendental no afectó en lo más mínimo el significado de la oración. Ya en la época en que Freud escribió este trabajo ' el viejo vocabulario neurológico no era más que una envoltura.
59 (Ventana-emergente - Popup)
Como lo había hecho en su primer artículo sobre «Las neuropsicosis de defensa» (1894) y en el bosquejo «III» (1941b), casi con certeza escrito en 1892
60 (Ventana-emergente - Popup)
En verdad, en la cuarta de sus Cinco conferencias sobre psicoanálisis (1910a), AE, 11, pág. 36, afirma categóricamente que en la época de la publicación de losEstudios todavía no creía que esto fuera así.
61 (Ventana-emergente - Popup)
{Prólogo a la primera edición de la «Recopilación de escritos breves sobre la doctrina de las neurosis, 1893-1906».}
62 (Ventana-emergente - Popup)
Freud tradujo al alemán, a solicitud de Charcot, dos de sus libros: el tercer tomo de las leçons sur les maladies du systeme nerveux {Lecciones sobre las enfermedades del sistema nervioso} (1887), cuya versión alemana (Freud, 18861) fue publicada antes que la seguida mitad del original francés, y las leçons du mardi (1887-88) {Lecciones de los martes} (1888) (Freud, 1892-94), volumen al que Freud agregó, sin consentimiento de Charcot, algunas notas a pie de página -hecho que dio lugar, al parecer, a una desavenencia entre ambos (cf. Psicopatologíade la vida cotidiana (1901b), AE, 6, pág. 158)--- Al final de su prólogo a esta segunda traducción se halla su elogio tal vez más entusiasta de Charcot (AE, 1, págs. 169-70). El segundo tomo de las leçons du mardi, correspondiente al año académico 1888-89, fue traducido al alemán por Max Kahane (1895), uno de los primeros, discípulos de Freud,
63 (Ventana-emergente - Popup)
Al final de Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, págs. 314-5, sehallará una lista de los principales escritos de Freud sobre la histeria de conversión; una lista similar de sus escritos sobre la neurosis obsesiva figura en AE, 10, págs. 250-]
64 (Ventana-emergente - Popup)
La expresión «refugio en la enfermedad» parece presentarse por primera vez en «Apreciaciones generales sobre el ataque histérico» (1909a), AE, 9, pág. 209.
65 (Ventana-emergente -Popup)
El 15 de enero de 1895, Freud pronunció en la Viena Vercin für Psychiatrie und Neurologie {Sociedad Vienesa de Psiquiatría y Neurología} una conferencia con el título «Mecanismo de las representaciones obsesivas y las fobias», y su propio resumen de esa conferencia fue publicado, ese mismo año, en Wiener klinische Wochenschrift, 8, nº 27, pág. 496.
66 (Ventana-emergente - P opup)
{En nuestro caso, hemos traducido unas veces «representación obsesiva», otras veces «compulsión»,}
67 (Ventana-emergente -Popup)
Por lo menos en tres pasajes de sus obras Freud se detiene en los diversos matices de la palabra alemana «Angst» {«angustia»} y de otras dos con ella emparentadas: «Furcht» {«temor»} y «Schreck» {«terror»}; lo hace en la 25º de sus Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16,pág. 357;en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, págs. 12-3, y en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, pág. 154. Si bien destaca que en la «angustia» hay un elemento de anticipación y una ausencia de objeto, las distinciones que traza no resultan del todo convincentes, y en su uso efectivo de estos términos estuvo lejos de regirse invariablemente por ellas. Y esto no debe sorprender, ya que «Angst» no es en modo alguno un tecnicismo psiquiátrico, sino una voz alemana corriente. Posee afinidad con «eng», que significa «constreñido», «restringido»; tiene como referente {al igual que la palabra castellana «angustia», que deriva del latín «angustus», «angosto», «estrecho»} la sensación de ahogo que caracteriza a las formas graves de este estado psíquico. En inglés, donde «Angst» se traduce por «anxiety», un estado más agudo aún se describe con el término «anguish» {de igual procedencia}; y destaquemos que en sus escritos en francés Freud empleó como sinónimos, para traducir «Angst», las palabras «angoisse» y «anxiété»; véase, por ejemplo, «Obsesiones y fobias» (1895c)
68 (Ventana-emergente - Popup)
Aunque conceptualmente es de más antigua data, pues ya aparece entre los primeros escritos psicológicos de Freud que han sobrevivido: el bosquejo de la «Comunicación preliminar» titulado «Nota III» (1941b [1892]) y una carta a Breuer aún anterior, del 29 de junio de 1892 (Freud, 1941a).
178
69 (Ventana-emergente - Popup)
Collected Papers, Londres (5 vols.), 1, págs. 155-82.
70 (Ventana-emergente - Popup)
Estos hallazgos ya le habían sido esbozados a Fliess unos meses antes (a partir del 8 de octubre de 1895).
71 (Ventana-emergente - Popup)
Que ya estaba presente en el Manuscrito K de la correspondencia con Fliess (Freud, 1950a), AE, 1, pág. 267.
72 (Ventana-emergente - Popup)
{Título más o menos equivalente al de profesor auxiliar.}
73 (Ventana-emergente - Popup)
{Equivalente a profesor adjunto.}
74 (Ventana-emergente - Popup)
Este episodio ocupa un lugar prominente en uno de los sueños de Freud, relatado en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, págs. 155 y sigs.
75 (Ventana-emergente - Popup)
{P.ej., 1885e, 1895g, 1895h.}
76 (Ventana-emergente - Popup)
{P.ej., 18871, 1888b, 1890a, 1891c, 1891d.}
77 (Ventana-emergente - Popup)
{El título completo de laStandard Edition es The Standard Edition of the Complete Psychologícal Works of Sigmund Freud (Edición canónica de las obras psicológicas completas de Sigmund Freud).}
78 (Ventana-emergente -Popup)
El nombre de Gisela Fluss aparece de manera imprevista y sin mayor significatividad en los apuntes originales de Freud sobre el historial clínico del «Hombre de las Ratas» ( 1955a), AE, 10, pág. 219
79 (Ventana-emergente - Popup)
{A partir de la edición de 1925 (GS), fueron incorporados total o parcialmente al texto tres trabajos de Freud que habían sido publicados originariamente por separado; elles son: «Un ejemplo típico de sueño edípico disfrazado» (19101), «Agregados a la interpretación de los sueños» (191la) y «Figuración del "gran logro" en el sueño» (1914e).}
80 (Ventana-emergente - Popup)
{Se entiende que las remisiones internas de los volúmenes 4 y 5 corresponden a las páginas de la presente edición. Como aclaramos en la «Advertencia sobre la edición en castellano», en el volumen 24 se dará la equivalencia con la paginación de las Gesammelte Werke y la Standard Edition.}
81 (Ventana-emergente - Popup)
Una carta de Freud a André Breton, fechada el 14 de diciembre de 1932 (cf. Freud, 1933e), declara explícitamente que desde la cuarta edición en adelante las bibliografías quedaron totalmente en manos de Rank.
82 (Ventana-emergente - Popup)
En relación con esto, también es muy interesante el artículo de Siegfried Bernfeld «Freud's Earliest Theories» (1944).
83 (Ventana-emergente - Popup)
Debe destacarse que estas especulaciones de Freud anteceden en muchos años a cualquier investigación sistemática sobre la naturaleza de los impulsos nerviosos y las condiciones que rigen su trasmisión.
84 (Ventana-emergente - Popup)
A esto debe aludir Freud en un pasaje de la presente obra, donde señala que había postergado por más de un año la impresión del manuscrito ya terminado. En realidad, le faltaba todavía escribir el primer capítulo.
85 (Ventana-emergente - Popup)
{Si bien las consideraciones que siguen se refieren obviamente a la traducción inglesa, las reproducimos porque tienen validez también para la presente versión castellana.}
86 (Ventana-emergente - Popup)
{La versión castellana fue tomada en estecaso de SA, 2, teniendo a la vista GW, 2-3; ambas ediciones reproducen, asimismo, la de 1930}
87 (Ventana-emergente - Popup)
{Los de la presente versión, tal como se aclara en la «Advertencia sobre la edición en castellano» figuran entre llaves.}
88 (Ventana-emergente - Popup)
{La misma observación vale en el casa de la presente versión.}
89 (Ventana-emergente - Popup)
En vida de Freud, la obra fue traducida a las siguientes lenguas: ruso (1910), polaco (1912), inglés (1914), holandés (1916), francés (1922), español (1922), húngaro (1923), japonés (1930, dos versiones), servio-croata (1937), checo (1938), así como al portugués y al sueco (las respectivas traducciones a estas lenguas no especifican la fecha).
90 (Ventana-emergente - Popup)
En ediciones posteriores se agregaron en el último capítulo algunas nuevas disquisiciones teóricas.
91 (Ventana-emergente - Popup)
{Londres: Fisher Unwin, y Nueva York: Macmillan, 1914, vii + 342 págs.; traducida por A. A. Brill, con una «Introducción» del traductor.}
92 (Ventana-emergente - Popup)
{Omitimos otras consideraciones de Strachey sobre la versión inglesa anterior. Por lo demás, el criterio que a continuación se enuncia es el mismo que hemos adoptado en la presente versión.}
93 (Ventana-emergente - Popup)
Es un hecho curioso que antes de que Freud escribiese la presente obra no existía, aparentemente, en la psicología este concepto general; en inglés se acuñó el término «parapraxis» para dar cuenta de él. {En lo que sigue, «operación fallida» traduce al vocablo alemán «FebIleistung», y «acción fallida», a «FehIhandIung»
94 (Ventana-emergente - Popup)
Como Freud no acude a este ejemplo en ningún otro sitio, tal vez convenga consignarlo aquí, aunque no se nos dé elucidación alguna de él: «Eso me ocurrió no hace mucho con el nombre del poeta autor del Andreas Hofer ("Zu Mantua in Banden. . . "). Estaba convencido de que debía ser un nombre terminado en "-au", como Lindau o Feldau. El poeta se llamaba, naturalmente, Julius Mosen [1803-1867]; el "Julius" no había escapado a mi memoria. Pude demostrar entonces lo siguiente: 1) que había reprimido el nombre Mosen a causa de ciertos nexos; 2) que en dicha represión intervino cierto material infantil, y 3) que los nombres sustitutivos que se me ocurrieron. habían surgido, igual que un síntoma, de ambos grupos de materiales. El análisis quedó completado sin lagunas, pero desgraciadamente es tan poco apto como mi "gran sueño" para ser dado a publicidad ... ».
95 (Ventana-emergente - Popup)
Había dedicado el mes de enero a preparar el historial clínico de «Dora», aunque este no fue publicado sino cuatro años más tarde (1905e).
96 (Ventana-emergente - Popup)
El propio Freud comentó ampliamente este hecho, v las incongruencias que estas modificaciones pudieron haber introducido en el texto, en su trabajo «La organización genital infantil» ( 1923e), AE, 19 pág- 145
97 (Ventana-emergente - Popup)
Su abandono de la teoría de la seducción fue anunciado por él públicamente por primera vez en un breve pasaje y una nota al pie del presente trabajo (pág. 173), y poco después, con más extensión, en «Mis tesis sobre el papel de la
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sexualidad en la etiología de las neurosis» (1906a). Describió posteriormente sus reacciones personales frente a este hecho en «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico» (1914d), AE, 14, págs. 17-8, y en su Presentación autobiográfica (1925d), AE, 20, pág. 33.
98 (Ventana-emergente - Popup)
Véase un examen más detenido de este punto en mi «Prefacio» al libro sobre el chiste (1905c), AE, 8, pág. 5.
99 (Ventana-emergente - Popup)
{Estos artículos aparecieron en el volumen 9 de laStandard Edition, págs. 253-6, donde se aclara, sin embargo, que por el período en que fueron escritos corresponden al volumen 7, que ya estaba en prensa cuando se descubrió su existencia.}
100 (Ventana-emergente - Popup)
Para la presente versión se ha utilizado esta edición.
101 (Ventana-emergente - Popup)
En una comunicación privada, jones atribuyó esta afirmación al propio Freud.
102 (Ventana-emergente - Popup)
En la presente edición se han numerado, para facilitar las referencias, las secciones en que dividió el autor los capítulos largos
103 (Ventana-emergente - Popup)
Constituye una pequefia excepción el párrafo dedicado a los chistes eróticos en la carta abierta al doctor F. S. Krauss (Freud, 19101» AE, 11, pág. 233.
104 (Ventana-emergente - Popup)
{Las siguientes consideraciones de la edición ingIcsa valen tam bién para la presente versión castellana.}
105 (Ventana-emergente - Popup)
Wilhelm Jensen (1837-1911) era un dramaturgo y novelista de Alemania septentrional, respetado pero no considerado de primera categoría.
106 (Ventana-emergente - Popup)
El s ueño de «Villa Secerno», sobre el cual se informa en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 323, si bien no se menciona allí la asociación con Pompeya.
107 (Ventana-emergente - Popup)
En su Presentación autobiográfica (1925d), AE, 20, pág. 61, Freud se refirió algo peyorativamente a Gradiva como «una breve novela, no muy valiosa en sí misma».
108 (Ventana-emergente -Popup)
Ziehen era un enconado opositor del psicoanálisis, aunque curiosamente laPsicopatología de la vida cotidiana (1901b) y el historial de «Dora» (1905e) vieron la luz en una publicación de la que él era codirector.
109 (Ventana-emergente - Popup)
En los primeros tiempos, Freud empleó con suma frecuencia las expresiones «grupos de representaciones» o «grupos psíquicos» en un sentido aparentemente muy similar. Véase, por ejemplo, Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, págs. 38, 108 y 179-80, y el Manuscrito G (que data probablemente de enero de 1895) en la correspondencia con Fliess (Freud, 1950a), AE, 1, pág. 241. En las dos primeras ediciones de Psicopatología de la vida cotidiana (1901b) se leía en un lugar (AE, 6, pág. 11 On.)«círculos de pensamientos» («Gedankenkreisen»), expresión que en la edición de 1907 y en todas las siguientes se remplazó por «complejos». La palabra «complejos» (aunque tal vez no derivada en este caso de Jung) aparece en El chiste y su relación con lo inconciente (1905c), AE, 8, pág. 95;no obstante, este texto es posterior al trabajo de Jung y Riklin de 1904.
110 (Ventana-emergente - Popup)
Véansetambién algunos pasajes de «La sexualidad en la etiología de las neurosis» (1898a), en particular aquel en que se discute el problema del uso de anticonceptivos (AE, 3, págs. 269-70), discusión que anticipa las observaciones contenidas aquí
111 (Ventana-emergente - Popup)
Freud aludió a ellas en la misma reunión de la Sociedad Psicoanalítica de Viena (el 13 de febrero de 1907) en que leyó la carta citada en su trabajo sobre «El esclarecimiento sexual del niño» (1907c)
112 (Ventana-emergente - Popup)
En todas las ediciones anteriores, en una oportunidad se hace referencia al paciente como «teniente H.», y al «capitán cruel», como «capitán M.»; a fin de hacer concordar las iniciales con los nombres escogidos en los «Apuntes originales», se han cambiado por «L.» y «N.», respectivamente
113 (Ventana-emergente - Popup)
Traducción en castellano (tomada de la versión inglesa) «Las notas originales de Freud sobre el caso del "Hombre de las Ratas"», RP, 22, nº 3, págs. 159-99,sin mención de traductor. La presente versión castellana ha sido tomada de la primera publicación del manuscrito original, L'hommaux rais. Journal d'une analyse(edición bilingüe en alemán y francés), traducida al francés, con una introducción, notas y comentario, por Elza Ribeiro HaweIka, París: Presses Universitaires de France, 1974.
114 (Ventana-emergente - Popup)
{También en esta versión castellana}
115 (Ventana-emergente - Popup)
También asistieron Sándor Ferenczi, Ernest Jones y A. A. Brill, aunque no habían sido invitados. (Según una carta de
E. Jones a J. Strachey fechada el 20 de octubre de 1957.)
116 (Ventana-emergente - Popup)
Se hallará otro relato sobre el acontecimiento en «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico» (1914d), AE, 14, págs. 29-30, y una descripción más completa, de la cual han sido tomados la mayoría de los detalles que damos aquí, en la biografía de Ernest Jones (1955, págs. 59 y sigs.).
117 (Ventana-emergente - Popup)
En vida de Freud, las conferencias fueron traducidas a muchas otras lenguas: polaco (1911), ruso (1911), húngaro (1912), holandés (1912), italiano (1915), danés (1920), francés (1921), español (1923), portugués (1931) y japonés (1933).
118 (Ventana-emergente - Popup)
En la nota necrológica que escribiera a la muerte de Sándor Ferenczi, Freud consignó la participación que le cupo a este en la génesis de las conferencias. (Cf. Freud (1933c), AE, 22, pág. 227.)
119 (Ventana-emergente - Popup)
Fliess afirmaba que existía un nexo entre bilateralismo y bisexualidad, idea cuestionada por Freud. Más adelantese hallará una referencia indirecta a esta polémica (que fue uno de los motivos del distanciamiento entre ambos).
120 (Ventana-emergente - Popup)
Las actas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena (que desgraciadamente no hemos sido autorizados a citar) revelan que en una reunión mantenida el 11 de diciembre de 1907 Freud hizo algunos comentarios sobre el tema de las biografías con enfoque psicoanalítico. (Cf. Jones, 1955, pág, 383,)
121 (Ventana-emergente - Popup)
Irma Richter señala esto en una nota al pie de su selección de fragmentos tomados de los cuadernos de anotaciones de Leonardo, recientemente publicada (1952, pág. 286). Al igual que Pfister, ella dice que el recuerdo infantil de Leonardo fue un «sueño».
122 (Ventana-emergente - Popup)
Tampoco las referencias a la fecundación natural de los buitres prueban que Leonardo hubiera tenido en su infancia
180
una ligazón exclusiva con su madre -aunque la insuficiencia de esta prueba específica no contradice la existencia de dicha ligazón
123 (Ventana-emergente - Popup)
Otros datos interesantes sobre el padre de Schreber se hallarán en Niederland (1959a, 1959b, 1960, 1963).
124 (Ventana-emergente - Popup)
Por una carta que Freud envió a la princesa Marie Bonaparte el 13 de setiembre de 1926, y que Ernest Jones dio a conocer parcialmente en el tercer volumen de su biografía (1957, pág. 477), parecería que por conducto de un tal doctor Stegmann él había sido informado de esta recaída y de su ocasionamiento (entre otras cuestiones), aunque en el trabajo no hace mención alguna de ello.
125 (Ventana-emergente - Popup)
Ya entonces ocupaba un importante cargo judicial, como director del Landgericbt (Tribunal Regional) en Chemnitz. Tras recobrarse de este primer episodio tuvo una magistratura similar en Leipzig. Inmediatamente antes del segundo episodio fue designado Senatspräsident en Dresde, Sajonia. (Llámase así al juez que preside el Oberlandesgericht o Superior Tribunal de una provincia.)
126 (Ventana-emergente - Popup)
{Estas consideraciones tienen validez también para la presente versión castellana.}
127 (Ventana-emergente - Popup)
Otro ejemplo podría ser la ausencia en sus escritos de un examen cabal de la «contratrasferencia»
128 (Ventana-emergente - Popup)
Digamos al pasar que el capítulo V de esa obra contiene buen número de trozos tomados, a veces casi palabra por palabra, de la presente serie de artículos.
129 (Ventana-emergente - Popup)
{La parte I, págs. 19-65, de este libro contiene la traducción del trabajo al inglés, con una «Introducción» de Jam es Strachey.}
130 (Ventana-emergente - Popup)
{Para la presente versión castellana hemos tomado como fuente esta edición.}
131 (Ventana-emergente - Popup)
El texto de esta carta en alemán, junto con su traducción al inglés, está contenido en la edición norteamericana del trabajo.
132 (Ventana-emergente - Popup)
Una parte del material procede de Kryptadia, publicación de características semejantes aAnthropophyteia que apareció en Heilbronn y París entre 1883 y 1911.
133 (Ventana-emergente - Popup)
La presente versión castellana ha sido tomada de esta traducción al inglés, tal como la reproduce laStandard Edition.
134 (Ventana-emergente - Popup)
Damos una lista completa de referencias en una nota de «Sobre el psicoanálisis "silvestre"» (1910k), AE, 11, pág. 224
135 (Ventana-emergente - Popup)
{Estas consideraciones nos han decidido a traducir el trabajo de la versión alemana, consignando entre llaves algunos de los términos empleados en el original inglés.}
136 (Ventana-emergente - Popup)
Lo que sigue sólo se refiere, por supuesto, a las psiconeurosis.
137 (Ventana-emergente - Popup)
La interpretación de los sueños (1900a) ya estaba publicada. El pasaje en cuestión (AE, 4, págs, 253-8) reconduce los sueños exhibicionistas a situaciones de la temprana infancia.
138 (Ventana-emergente - Popup)
Esto parece preanunciar una puntualización acerca de la histeria y la paranoia en el análisis de Schreber (1911c)
139 (Ventana-emergente - Popup)
«Originäre Verrücktbeit»; este concepto era corriente en la psiquiatría alemana de la segunda mitad del siglo xix.
140 (Ventana-emergente - Popup)
Freud tomó el término «autoerotismo» de Havelock Ellis, quien lo había introducido en un trabajo publicado el año anterior ( 1898a).
141 (Ventana-emergente - Popup)
{El método psicoanalítico.}
142 (Ventana-emergente - Popup)
Ritos escatológicos de todos los pueblos.
143 (Ventana-emergente - Popup)
Elementos escatológicos en las costumbres, los usos, las creencias y el derecho consuetudinario de los pueblos.
144 (Ventana-emergente - Popup)
En GS, 5 (1924), pág. 432, el artículo escrito por Freud para la Society for Psychical Research (1912g) se incluye, junto con estos cinco artículos, bajo el título de «Trabajos sobre metapsicología». Sin embargo, no formó parte de la recopilación original
145 (Ventana-emergente - Popup)
En la tercera parte del análisis de Schreber (1911c), Freud examinó el mecanismo de la proyección, pero se declaró insatisfecho y prometió considerarlo más acabadamente en un trabajo posterior. Al parecer nunca lo hizo, salvo que se trate de uno de esos artículos perdidos.
146 (Ventana-emergente - Popup)
{Strachey traduce«Trieb» por«instinct», «instinto». Hemos preferido emplear «pulsión» aun en sus «Notas introductorias», para evitar las confusiones a que daría lugar el uso de una doble terminología.}
147 (Ventana-emergente - Popup)
La palabra alemana, aquí y en la cita de Schreber, es «Repräsentant» {«representante»}, término utilizado sobre todo en el lenguaje jurídico o constitucional. En todas las otras citas que siguen, como también casi invariablemente después, Freud escribe «Repräsentanz» {«agencia representante»}, que es una forma más abstracta.
148 (Ventana-emergente - Popup)
Véase el primer artículo sobre las neurosis de angustia (1895b), AE, 3, pág. 112.
149 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. el final de mi «Nota introductoria» al artículo sobre el narcisismo (1914c), supra, pág. 69, y un análisis del «examen de realidad» en mi «Nota introductoria» a «Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños» (1917d), infra, págs. 218-9.
150 (Ventana-emergente - Popup)
Véase, por ejemplo, un pasaje de los Tres ensayos (1905d),AE, 7, pág. 165, donde sin embargo la mención explícita de la auto-conservación se agregó en 1915.
151 (Ventana-emergente - Popup)
Algunas observ aciones sobre la pulsíón de destrucción y la posibilidad de su sublimación se incluyen en dos cartas de Freud a la princesa Marie Bonaparte, del 27 de mayo y el 17 de junio de 1937. Ambas cartas se reproducen en el «Apéndice A» (n°. 33 y 34) del tercer volumen de la biografía de Ernest Jones (1957).
152 (Ventana-emergente - Popup)
En el primer volumen de la biografía de Ernest Jones (1953, págs. 407 y sigs.) se encontrará un examen completo de
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este asunto. 162 (Ventana-emergente - Popup)
153 (Ventana-emergente - Popup)
La distinción entre la represión y la desmentida («Verleugrung») de la realidad externa o de parte de ella por el yo fue examinada por primera vez en forma extensa en el artículo sobre el «Fetichismo» (1927e), AE, 21, pág. 148.
154 (Ventana-emergente - Popup)
La posible infl uencia del fisiólogo Hering sobre Freud en este aspecto se examina en el «Apéndice A», de esta edición
155 (Ventana-emergente -Popup)
De la cual se encontrará un importante pasaje en el «Apéndice B» de esta edición
156 (Ventana-emergente - Popup)
Curiosamente, el primero en hacer una defensa razonada de las representaciones inconcientes fue Breuer, en su contribución teórica a los Estudios sobre la histeria(Breuer y Freud, 1895), AE, 2, págs. 232-4.
157 (Ventana-emergente - Popup)
Las palabras finales del capítulo I de El yo y el ello. -Los términos alemanes «bewusst» y «unbewusst» tienen la forma gramatical de participios pasivos, y su sentido habitual es algo así como «conocido concientemente» y «no conocido concientemente». El vocablo inglés «conscious» puede ser usado de esa misma manera pasiva, pero también lo es (y quizá con mayor frecuencia) en un sentido activo: «He was conscious of the sound» {«El fue conciente del sonido»}, y «He lay there unconscious» {«Yacía allí inconciente»}. Los términos alemanes no suelen tener este significado activo, y es importante tomar en cuenta que, en lo que sigue, «conciente» debe entenderse, en general, en un sentido pasivo. Por otra parte, la palabra alemana «Bewusstsein» {«conciencia»} sí tiene un sentido activo. Así, por ejemplo, más adelante Freud habla de un acto psíquico que pasa a ser «objeto de la conciencia», y anteriormente, de «lapercepción [de procesos anímicos] por la conciencia»; en general, cuando emplea frases como «nuestra conciencia» se está refiriendo a nuestra conciencia de algo. Cuando quiere significar la conciencia de un estado anímico en el sentido pasivo utiliza la palabra «Bewusstheit» {«condición de conciente»}, donde «conciente» debe entenderse -como casi siempre en estos artículos- en el sentido pasivo.
158 (Ventana-emergente - Popup)
El término «introyección» no aparece en este articulo, aunque Freud ya lo había usado -en un contexto diferente- en el primero de estos trabajos metapsicológicos («Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), supra, pág. 130). Cuando regresó al tema de la identificación, en las páginas de Psicología de las masas a que aludimos, utilizó l a palabra «introyección» en varios puntos, y ella reaparece -aunque no muy frecuentemente- en sus escritos siguientes.
159 (Ventana-emergente - Popup)
Las Conferencias fueron por cierto las más traducidas de todas las obras de Freud. En vida de este aparecieron, además de las traducciones al inglés (Nueva York, 1920, sin indicación de traductor; Londres, 1922, trad. por Joan Riviere; 2! ed. rev., 1929), versiones en holandés (1917), francés (1922), italiano (1922), ruso (1922-23), español (1923), japonés (1928), noruego (1929), hebreo (1930), húngaro (1932), servio-croata (1933), chino (1933), polaco (1935) y checo (1936). Probablemente habían aparecido también para entonces en portugués, sueco, y luego en árabe.
160 (Ventana-emergente - Popup)
{La presenteversión ha sido traducida, como se aclara en la «Advertencia» (supra, pág. x y n. 4) de las GW; el texto es idéntico al de los GS. En las notas de Strachey se consignan las divergencias más importantes respecto de las versiones anteriores.}
161 (Ventana-emergente - Popup)
Según Ernest Jones, la conferencia inaugural fue dictada el 23 de octubre de 1915; pero según una noticia contemporánea (Int. Z. Psychoan., 3, pág. 376), lo fue el 16 de octubre. Hay consenso en el sentido de que las conferencias se dictaron los días sábado.
Se ha registrado una única excepción a esta regla, en el caso de su artículo para el Congreso de Budapest (1919a); cf. Jones (1953, pág. 375n.).
163 (Ventana-emergente - Popup)
Debido a su propia naturaleza, estas conferencias tocaron gran variedad de temas, en algunos de los cuales Freud no pudo penetrar muy profundamente (como él mismo lo aclara en el último párrafo de la conferencia final). Muchos lectores, en especial los estudiantes que toman contacto por primera vez con el psicoanálisis a través de este trabajo, se toparán probablemente con algún punto sobre el que querrían aprender más. Por eso hemos tratado, en las notas a pie de páfina, de hacer remisiones particularmente numerosas a otros escritos de Freud, donde el tema abordado en el texto se trata con más extensión.
164 (Ventana-emergente - Popup)
Estas fechas fueron extraídas de Ernest Jones (1955, pág. 312), quien las tomó de la correspondencia de Freud; en la nota que aparece en el título de este historial, Freud dice que redactó el historial en el invierno de 1914-15
165 (Ventana-emergente - Popup)
{Pedido a los psicoanalistas de ejemplos de sueños de niños de un significado especial, con el título «Offener Sprechsaal» («Foro abierto»).}
166 (Ventana-emergente - Popup)
{«Kindheitsträume mit spezieller Bedeutung».Traducción en castellano: 1956: «Sueños infantiles de significado especial», RP, 13, n° 3, págs. 283-4, trad. de L. Rosenthal.}
167 (Ventana-emergente - Popup)
{Reproducimos aquí la versión de Marta Békei y Ludovico Rosenthal, con autorización de laRevista de Psicoanálisis. Nunca se encontró el original alemán de este artículo. Las circunstancias del hallazgo de su traducción al húngaro fueron descritas por Rosenthal en su trabajo titulado «Un artículo omitido de Sigmund Freud»,RP (1955), 12, n° 1, págs. 102-10. Consigna allí que la fotocopia de la traducción húngara fue obtenida «por intermedio de la Oficina Sanitaria Panamericana de la Organización Mundial de la Salud, merced a los buenos oficios de la Asociación Psicoanalítica Argentina».}
168 (Ventana-emergente - Popup)
{Sobre el psicoanálisis de las neurosis de guerra.}
169 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Freud (1924g), AE, 19, pág. 293n.
170 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Ernest Jones, 1957, pág. 42.
171 (Ventana-emergente - Popup)
{«Ergänzungen zur Traumlehre».Traducciones en castellano1955: «Complementos a la teoría onírica»,SR, 19, págs. 137-8, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, pág. 95; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 7, pág. 2630.}
172 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. sobre esto La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 502n. ]
173 (Ventana-emergente - Popup)
La introducción de Freud a esta obra de Varendonck se incluye en el volumen AE, 18, págs. 268-9.
174 (Ventana-emergente - Popup)
En mi «Introducción» a los trabajos de Freud sobre el hipnotismo y la sugestión (AE, 1, págs. 69-75) se hallarán consideraciones sobre este punto y una bibliografía completa. Digamos al pasar que el acertijo sobre San Cristóbal
182
que aparece AE, 18, pág. 85, ya había sido citado por Freud treinta años atrás, en su reseña (188%) del libro de Forel luces, aLa interpretación de los sueños.
(1889b) sobre el hipnotismo, AE, 1, pág. 110.
175 (Ventana-emergente - Popup)
{Traducciones en castellano: 1955:«Observaciones sobre el inconsciente», SR, 21, pág. 399, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, pág.997; 1974: Igual título,BN (9 vols.), 7, pág. 2660.}
176 (Ventana-emergente - Popup)
{«Das Unbewusst»: Hemos traducido «lo inconciente», salvo en los casos en que el texto se refiere al «sitema inconciente», donde recurrimos al artículo masculino. Esto implica cierta cuota de interpretación, pues el término alemán siempre es neutro, como lo son también «das Bewusstsein» («la conciencia») y «das Vorbewusst» («lo preconciente»; en este caso también aplicamos el criterio antes expuesto). Lo importante es advertir que no corresponde asociar este problema del género gramatical con el de averiguar si para Freud «inconciente» es cualidad
o cosa; esto último debe discernirse por el contexto. La aclaración no es ociosa, pues en castellano el artículo neutro sugiere una cualidad, lo que no es igualmente válido para el alemán.}
177 (Ventana-emergente - Popup)
Ambos parecen claramente ser equiparados en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág, 19,
178 (Ventana-emergente - Popup)
Aquí Freud se refiere al yo tanto en sentido descriptivo como sistemático.
179 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. AE, 18, pág. 19 y n. 4. En verdad, al comienzo de su segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), AE, 3, pág. 163, había dicho que el mecanismo psíquico de ladefensa era «inconciente».
180 (Ventana-emergente - Popup)
A partir de la presente obra, Freud casi dejó de usar el símbolo «Icc»; sólo se lo encuentra en las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág. 67, y en Moisés y la religión monoteísta ( 1939a), AE, 23, pág. 92, donde, paradójicamente, es empleado en el sentido «descriptivo». Freud siguió utilizando, aunque cada vez con menor frecuencia, la expresión «el inconciente» como sinónimo de «el ello».
181 (Ventana-emergente -Popup)
En un pasaje de El malestar en la cultura ( 1930a), AE, 21, pág. 66, el mismo Freud da como equivalentes «das Ich» y «das Selbst»; y al discutir la responsabilidad del soñante por sus producciones oníricas, en «Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto» (1925i), establece una clara distinción entre los dos usos de la palabra alemana «Ich».
182 (Ventana-emergente - Popup)
Estas abreviaturas, como la del «Icc», se remontan a La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 533, n. 9, aunque ya todas ellas habían sido empleadas (en el sentido sistemático) en la correspondencia con Fliess (Freud, 1950a); cf. la Carta 64 y el Manuscrito N, del 31 de mayo de 1897 (AE, 1, págs, 295-8).
183 (Ventana-emergente - Popup)
Se hallarán algunas observaciones sobre la función «sintética» del yo en las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a) AE, 22, pág. 71 y n. 22.
184 (Ventana-emergente - Popup)
Jones (1957, pág. 305n.) indica que el término ya había sido empleado antes por Münsterberg (1908), aunque en un sentido diferente, y considera improbable que Freud conociera ese texto.
185 (Ventana-emergente - Popup)
Un artículo anterior de los mismos autores (1954) contiene producciones en blanco y negro de los cuadros.
186 (Ventana-emergente - Popup)
Además, en el curso de los presentes ensayos Freud habla de «este libro» y «estas páginas» refiriéndose, a todas
187 (Ventana-emergente - Popup)
Sólo los dos primeros ensayos sereimprimieron, en 1931, en la recopilación de escritos breves de Freud sobre los sueños. La ausencia del tercer ensayo viene a ratificar la hipótesis que formulamos en el último párrafo de esta «Nota introductoria».
188 (Ventana-emergente - Popup)
Gran parte de lo que allí dice sobre este tema fue en verdad agregado al libro en 1915; lo esencial del presente artículo estácontenido en una nota al pie agregada en1924.
189 (Ventana-emergente - Popup)
Tal vez deba mencionarse que sólo en escritos posteriores, a partir del capítulo VI de El malestar en la cultura (1930a), Freud dirigió su atención más específicamente a la acción de lapulsión de muertevolcada hacía el mundo exterior (la agresividad y la destructividad), si bien se ocupa de esto hasta cierto punto al final del presente artículo.
190 (Ventana-emergente - Popup)
«Untergang». Jones (1957, pág. 114) nos informa que Ferenczi, en una carta a Freud del 24 de marzo de 1924, le objetó que esta palabra era demasiado fuerte y le dio a entender que la habíaescogido como reacción a las ideas de Rank sobre la importancia del «trauma del nacimiento». En su respuesta, dos días después, Freud «admitió que la palabra del título podría haber estado emocionalmente influida por sus sentimientos sobre las nuevas ideas de Rank, pero afirmó que en sí mismo el artículo era totalmente independiente de estas» (Jones, loc. cit.). En verdad, debe señalarse que Freud ya había utilizado la frase «Untergang des ödipuskomplexes» en dos pasajes de El yo y el ello (1923b), escrito antes de que Rank publicara su hipótesis (1924). De hecho, en el primero de ellos empleó también la palabra, más fuerte aún, «Zertrümmerung» {«demolición»}.]
191 (Ventana-emergente - Popup)
{Aunque este trabajo fue escrito originalmente en alemán, se publicó por primera vez en inglés, en 1924, con el título «Psychoanalysis: Exploring the Hidden Recesses of the Mind» (Psicoanálisis: exploración de los recovecos ocultos de la mente).}
192 (Ventana-emergente - Popup)
{Strachey escribía esto en 1961; en Gran Bretaña la «pizarra mágica» se difundió con la marca «Printator»}
193 (Ventana-emergente - Popup)
Ernest Jones escribe (1955, pág: 468) : «Poca duda cabe de que para Freud la psicología de las mujeres era más enigmática que la de los hombres. En cierta oportunidad le dijo a Marie Bonaparte: "El gran interrogante que nunca ha sido respondido y que hasta ahora yo no he podido responder, pese a mis treinta años de indagación del alma femenina, es: ¿Qué demanda una mujer?-». Por desdicha, Jones no da la fecha de esta acotación. El propio Freud sugiere una explicación parcial de su dificultad en «Sobre la sexualidad femenina» (1931b), AE, 21, págs. 228-9, trabajo en el cual la atribuye a las particulares características de la relación trasferencial con sus pacientes mujeres.
194 (Ventana-emergente - Popup)
Una afirmación semejante se encuentra en laPresentación autobiográfica (1925d): « ... el varoncito concentra sus deseos sexuales en la persona de la madre y desarrolla mociones hostiles hacia el padre en calidad de rival. De manera análoga adopta posición la niñita (AE, 20, pág. 34). Empero, en 1935 Freud agregó una nota al pie que contenía una drástica enmienda de sus opiniones anteriores y una explicación de la génesis de estas: «Las averiguaciones sobre la sexualidad se hicieron en el varón, y también la teoría derivada de ellas estuvo dirigida al niño varón. La expectativa de un acabado paralelismo entre ambos sexos era bastante natural, pero resultó desacertada. Posteriores indagaciones descubrieron profundas diferencias entre el desarrollo sexual del hombre y el de la mujer», Y resumía luego los hallazgos esenciales que se presentan en este trabajo.
195 (Ventana-emergente - Popup)
183
El agregado más importante fue el descubrimiento, basado en nuevo material clínico, de la intensidad y prolongada duración de la ligazón preedípica entre la niña pequeña y su madre.
196 (Ventana-emergente -Popup)
Freud volvió a examinar este punto en «El tabú de la virginidad» (1918a).
197 (Ventana-emergente - Popup)
En el artículo sobre el narcisismo (1914c), AE, 14, págs. 84-5, es de nuevo enunciado este hecho primordial, pero en cierto sentido se lo soslaya, y la distinción entre los tempranos objetos libidinales de varones y niñas se centra en la distinción entre los tipos por apuntalamiento y narcisista de elección de objeto.
198 (Ventana-emergente - Popup)
En sus trabajos «El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d) y «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j), Freud había comenzado a destacar la diferencia en el desarrollo sexual de los varones y las niñas, insistiendo a la vez en el hecho de que para ambos sexos la madre es el primer objeto de amor. En mi «Nota introductoria» al segundo de los trabajos mencionados trazo la historiade este cambio en sus puntos de vista. (Cf. AE, 19, págs. 261 y sigs.)
199 (Ventana-emergente - Popup)
Aparentemente, la Sociedad Psicoanalítica de Viena tuvo conocimiento de esta hipótesis de Freud unos dos años antes de que él la diera a publicidad. Véase una nota al pie agregada por mí a las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, pág. 362.
200 (Ventana-emergente - Popup)
Señalemos de paso que en esa misma oración de El yo y el ello hay un anticipo de la importancia que aquí se atribuye a la angustia provocada por la separación de la madre, y que ya había sido destacada en la 25º de las Conferencias de introducción (1916-17), AE, 16, pág. 371
201 (Ventana-emergente - Popup)
Véanse, por ejemplo, las notas agregadas al análisis del pequeño Hans en 1923(AE, 10, pág. 95) y a los Tres ensayos más o menos por la misma fecha (AE, 7, págs. 206-7). En Jones (1957, págs. 61 y sigs.) se informa ampliamente sobre esta fluctuación en la actitud de Freud.
202 (Ventana-emergente - Popup)
Véase la carta de Freud a Julius Tandler del 8 de marzo de 1925 (Freud, 1960a). - Digamos de paso que muy probablemente el fisiólogo Durig le sirvió de modelo para el «juez imparcial».
203 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. el «Epílogo»
204 (Ventana-emergente - Popup)
En 1924, al cumplir Ferenczi los 50 años de edad, Freud le regaló una colección de la decimoprimera edición (Jones, 1957, pág. 115).
205 (Ventana-emergente - Popup)
«Breve informe sobre el psicoanálisis» (1924f). Jones (1957, pág. 140) lo identifica por error con el presente artículo.
206 (Ventana-emergente - Popup)
Cabe señalar que en las reimpresiones de laEncyclopaedia que aparecieron luego de 1953 se restauró el título primitivo.
207 (Ventana-emergente - Popup)
Este fue uno de los «diez buenos libros» escogidos por Freud en su «Respuesta a una encuesta sobre la lectura y los buenos libros»,(l906f) AE, 9, pág. 224.
208 (Ventana-emergente - Popup)
El primer trabajo publicado por Freud en el que abordó el problema de la religión fue «Acciones obsesivas y prácticas religiosas» (1907b).
209 (Ventana-emergente - Popup)
{El título definitivo de la obra en inglés fue Civilization and its Discontents. Sobre la equiparación de los términos «civilización» y «cultura» por parte de Freud, véaseEl porvenir de una ilusión (1927c).}
210 (Ventana-emergente - Popup)
Se toca el tema en muchas otras obras, entre las cuales cabe mencionar «Las resistencias contra el psicoanálisis» (1925e), AE, 19, págs. 232 y sigs., El porvenir de una ilusión (1927c), y ¿Por qué la guerra? (1933b), AE, 22, págs. 197-8. Véase, asimismo, la idea conexa de un «progreso en la espiritualidad» en Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, págs, 108 y sigs.
211 (Ventana-emergente - Popup)
En una nota al pie agregada en 1923, Freud introdujo las inevitables salvedades a este juicio. Desde la época en que lo formulara «me he visto obligado -escribe- a sostener la existencia de una "pulsión agresiva", pero es diferente de la de Adler. Prefiero denominarla "pulsión de destrucción" o "de muerte"». En verdad, lo postulado por Adler había tenido más bien la índole de una pulsión de autoafirmación.
212 (Ventana-emergente -Popup)
Quien muy gentilmente nos ha permitido reproducirlo aquí. El fragmento aparece también en el «Apéndice A» de la biografíade Ernest Jones (1957, pág. 494, cita n° 33). Freud había considerado el tema en la sección VI de un trabajo escrito poco antes que esta carta, «Análisis terminable e interminable» (1937c), AE, 23, págs. 246-8
213 (Ventana-emergente - Popup)
Véase, por ejemplo, el trabajo que trata expresamente ese tema (1925j), así como estos otros, anteriores: «La organización genital infantil» (1923e), «El problema económico del masoquismo» (1924c) y «La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis» (1924e)
214 (Ventana-emergente - Popup)
Tal vez no sea totalmente caprichoso ver algún indicio de estas ideas en un manuscrito enviado a Fliess el 19 de enero de 1896 (Freud, 1950a, Manuscrito K), AE, 1, págs. 260 y sigs. En él, Freud afirma que las «neurosis de defensa»,en su etapa final, entrañan una «malformación» o «alteración» del yo. Algo semejante había sostenido aún antes, en su primer artículo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, pág. 60.
215 (Ventana-emergente - Popup)
Se trataba de una serie de sueños que fueron soñados la misma noche, y no de un solo sueño, como da a entender el título en alemán, El propio Freud se refiere a ellos en plural (cf. AE, 21, pág. 201).
216 (Ventana-emergente - Popup)
«Un sueño, noviembre 1619, en el cual la Oda VII, que comienza: ¿Qué camino seguiré en la vida? ... Ausonio». Cf. Descartes, 1859-60, 1, pág. 8.
217 (Ventana-emergente - Popup)
Este problema se examina en su totalidad en Gouhier, 1958.
218 (Ventana-emergente - Popup)
«Es y no es». Las odas citadas son las nos 2 y 4 del libro VII.
219 (Ventana-emergente - Popup)
En Gesammelte Schriften y Gesammelte Werke se da como fecha el 5 de agosto. En Briefe 1873-1939 (Freud, 1960a) donde también fue reimpresa, la carta aparece fechada el 26 de julio.
220 (Ventana-emergente - Popup)
[El trabajo «Sobre un frecuente síntoma concomitante de la enuresis nocturna en el niño» (Freud, 1893g) es de corte puramente neurológico, carente de implicaciones psicológicas. (Un brevísimo resumen se encontrará en AE, 3, pág. 237).]
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221 (Ventana-emergente - Popup)
Este último fue concluido el 11 de agosto de 1937 (cf. Freud, 1960a, Carta 290).
222 (Ventana-emergente - Popup)
{Publicada el mismo año (1940) en International Journal of Psychoanalysis, 21, nº 1, págs. 27-82.}
223 (Ventana-emergente - Popup)
Debe añadirse que en otra de las Nuevas conferencias, la 34º, Freud insiste en las limitaciones de la terapia psicoanalítica (ibid., págs. 142-3 ).
224 (Ventana-emergente - Popup)
{La presente versión castellana ha sido tomada de la traducción inglesa de laStandard Edition.}