
Notas finales 1 (Ventana-emergente - Popup)
El yo y el ello. (1923)Das Ich und das Es
Ediciones en alemán
1923 Leipzig, Viena y Zurich: Internationaler Psychoana-lytischer Verlag, 77 págs. 1925 GS, 6, págs. 351-405. 1931 Theoretische Schriften, págs. 338-91.1940 GW, 13, págs. 237-89. 1975 SA, 3, págs. 273-330.
Traducciones en castellano
1924 El yo y el ello. BN (17 vols.), 9, págs. 237-96. Traducción de Luis López-Ballesteros. 1943 Igual título. EA, 9, págs. 227-81. El mismo traductor. 1948Igual título. BN (2 vols.), 1, págs. 1213-34. El mismo traductor. 1953 Igual título. SR, 9, págs. 191-237.El mismo traductor. 1967 Igual título. BN (3 vols.), 2,págs. 9-30. El mismo traductor. 1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2701-28. El mismo traductor.
Este libro apareció en la tercera semana de abril de 1923, si bien Freud ya venía pensando en él al menos desde julio del año anterior (Jones, 1957, pág. 104). El 26de setiembre de 1922, en el 7º Congreso Psicoanalítico Internacional celebrado en Berlín (el último al que asistió), leyó un breve trabajo titulado «Etwas vom Unbewussten» {Consideraciones sobre lo inconciente}, que preanunciaba el contenido de la presente obra. Ese trabajo no se publicó, pero un resumen de él apareció en Internationale Zeitschrift für Psychoanalyse, 8, nº 4, pág. 486, y aunque no se sabe con certeza si fue escrito por Freud, vale la pena reproducirlo:
«Consideraciones sobre lo inconciente.
(ver nota)

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«El disertante repite la conocida historia de desarrollo del concepto de inconciente" en el psicoanálisis. "Inconciente" es al comienzo un término meramente descriptivo que, por consiguiente, incluye a lo latente por el momento. Empero, la concepción dinámica del proceso represivo fuerza a dar a lo inconciente un sentido sistemático, de suerte que se lo equipara a lo reprimido. Lo latente, inconciente sólo de manera temporaria, recibe el nombre de "preconciente" y se sitúa, desde el punto de vista sistemático, en las proximidades de lo conciente. El doble significado del sustantivo "inconciente" ha conllevado ciertas desventajas difíciles de evitar, y que no son sustanciales. Pero se demuestra que no es factible hacer coincidir lo reprimido con lo inconciente, y el yo con lo preconciente y lo conciente. El disertante elucida los dos hechos que prueban que también dentro del yo hay un inconciente que desde el punto de vista dinámico se comporta como lo inconciente reprimido, a saber: la resistencia en el análisis, que parte del yo, y el sentimiento inconciente de culpa. Comunica que en un trabajo de pronta aparición, El yo y el ello, ha intentado apreciar la influencia que estas nuevas íntelecciones no pueden menos que ejercer sobre la concepción de lo inconciente».
El yo y el ello es la última de las grandes obras teóricas de Freud. Ofrece una descripción de la psique y su operación que a primera vista es nueva y aun revolucionaria; y, en verdad, todos los escritos psicoanalíticos posteriores a su publicación llevan su impronta inconfundible -al menos en lo tocante a la terminología-. Pero como tan a menudo sucede con Freud, es posible rastrear el origen de estas ideas y síntesis aparentementenovedosas en trabajos suyos anteriores, a veces incluso de mucho tiempo atrás.
Precursores del cuadro general de la psique que aquí se presenta fueron, sucesivamente, el «Proyecto de psicología» de 1895 (Freud, 1950a), el capítulo VII de La interpretación de los sueños ( 1900a) y los trabajos metapsicológicos de 1915. En todos ellos se consideraron, inevitablemente, los problemas conexos del funcionamiento y la estructura de la psique, aunque con variable hincapié en uno u otro aspecto. La circunstancia h istórica de que en sus orígenes el psicoanálisis estuvo vinculado al estudio de la histeria lo llevó de inmediato a formular la hipótesis de la represión (o, en términos más generales, la defensa) como función psíquica, y esto a su vez condujo a una hipótesis tópica: un esquema ~e la psique dividida en dos partes, una de las cuales era la reprimida y la otra la represora. A todas l uces, íntimamente ligada a estas hipótesis estaba la cualidad de «conciencia»; y no era difícil equiparar la parte reprimida de la psique con lo «inconciente» y la represora con lo «conciente». Freud representó esta concepción en sus primeros diagramas del aparato psíquico, contenidos en La interpretación de los sueños (AE, 5, págs. 531-4)y en su carta a Fliess del 6 de diciembre de 1896 (Freud, 1950a,, Carta 52), AE, 1, págs. 274-8; y este esquema en apariencia simple fue el cimiento en que se asentaron t odas sus ideas teóricas iniciales: desde el punto de vista funcional, una fuerza reprimida trataba de abrirse paso hacía la actividad pero era frenada por una fuerza represora; desde el punto de vista estructural, a un «inconciente» se oponía un «yo».
No obstante, pronto surgieron complicaciones. Se vio enseguida que la palabra «inconciente» era utilizada en dos sentidos: el «descriptivo» (según el cual simplemente se atribuía a un estado psíquico una particular cualidad) y el «dinámico» (según el cual se atribuía a un estado psíquico una particular función). El distingo fue hecho, aunque no en los mismos términos, ya en La interpretación de los sueños (AE, 5, págs. 602-3), y con mucho mayor claridad en «Nota sobre el concepto de lo inconciente en psicoanálisis» (1912g), AE, 12, págs. 273-4. Pero desde el comienzo (como lo muestran perfectamente los diagramas) estuvo envuelta en esto otra noción, más oscura: la de los «sistemas» o «instancias» existentes en el aparato psíquico. Este concepto implicaba una división tópica o estructural de la psique basada en algo más que la función, una división en partes a las que podía atribuírseles ciertas características y modos de operación diferentes. Sin duda había ya implícita una idea de esa índole en la expresión « el inconciente», de temprana aparición (p.ej., en una nota al pie de Estudios sobre la histeria ( 1895d), AE, 2,pág. 95, n. 31 ). El concepto de «sistema» fue explicitado en La interpretación de los sueños (AE, 5, pág.530). Los términos con que allí se lo introdujo sugerían de inmediato imágenes espaciales, tópicas, aunque Freud advertía que no debía tomárselas al pie de la letra. Había un cierto número de estos «sistemas» (sistema mnémico, sistema percepción, etc.) y entre ellos «el inconciente», que «en aras de la simplicidad» sería designado «el sistema Icc».
En estos primeros pasajes, manifiestamente el sistema inconciente no significaba otra cosa que lo reprimido, hasta que en la última sección de La interpretación de los sueños se señala algo de alcances mucho más vastos. La cuestión quedó en suspenso hasta la ya mencionada «Nota sobre el concepto de lo inconciente», en la cual, amén de establecer una clara diferenciación entre los usos descriptivo y dinámico del término «inconciente», Freud define un tercer uso, «sistemático» (AE, 12, pág. 277). En este pasaje proponía emplear el símbolo «icc» únicamente para el «sistema» inconciente. Todo esto parece muy claro, pero, extrañamente, el cuadro volvió a desdibujarse una vez más en el trabajo metapsicológico «Lo inconciente» (1915e), en cuya segunda sección (AE, 14, págs. 168 y sigs.) ya no se hablaba de tres usos del término sino sólo de dos. El uso «dinámico» había desaparecido, presumiblemente subsumido en el «sistemático», seguía llamándose «Icc» al sistema, si bien ahora incluía a lo reprimido. Por último, en el capítulo I de la presente obra -así como en la 3º de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a)- Freud volvió a establecer un triple distingo y clasificación, aunque al final del capítulo
aplica la abreviatura «Icc», por inadvertencia tal vez, a las tres clases de «inconciente».
La cuestión que se plantea es si el término «inconciente» era en verdad apropiado como designación de un
sistema.
En el modelo estructural del aparato psíquico, lo que desde el principio se distinguió con toda claridad de «el inconciente» fue «el yo»; ahora, resultaba que el yo mismo debía ser descrito en parte como «inconciente». Esto fue señalado en Más allá del principio de placer (1920g), en una frase que en la primera edición de esa obra rezaba: «Es posible que en el yo sea mucho lo inconciente; probablemente abarcamos sólo una pequeña parte de eso con el nombre de preconciente», y que en la segunda edición pasó a afirmar: «Es que sin duda también en el interior del yo es mucho lo inconciente; justamente lo que puede llamarse el núcleo del yo; abarcamos sólo una pequeña parte de eso con el nombre de preconciente». Y este descubrimiento y su fundamentación fueron establecidos con mayor insistencia aún en el capítulo 1 del presente trabajo.
Se había vuelto evidente, entonces, que tanto en lo que atañe a «el inconciente» como en lo que atañe a «el yo», la condición de conciente no era ya un criterio valedero para esbozar un modelo estructural de la psique. Por ende, Freud abandonó en este contexto, como marca diferenciadora, la condición de ser «conciente», y a partir de ese momento comenzó a considerarla simplemente como algo que podía adscribirse o no a un estado psíquico. De hecho, no restaba de este término más que su antiguo sentido «descriptivo». La nueva terminología introducida por él fue sumamente clarificadora e hizo posible ulteriores avances clínicos; pero no implicaba un cambio fundamental en sus concepciones sobre la estructura y el funcionamiento de la psique. En verdad, las tres entidades que ahora se presentaban, el ello, el yo y el superyó, tenían todas una l arga historia (dos de ellas bajo otro nombre), que valdrá la pena repasar.
La expresión «das Es» («el ello»), como el propio Freud explica, fue tomada directamente de Georg Grodeleck, un médico que ejercía en Baden-Baden, se había vinculado con el psicoanálisis poco tiempo atrás y había suscitado gran simpatía en Freud por la amplitud de sus ideas. A su vez, Groddeck parece haber tomado la frase de su maestro, Ernst Schweninger, un conocido médico alemán de una generación anterior. Pero, como también señala Freud, el uso de la palabra se remonta sin duda a Nietzsche. Sea como fuere, Freud la adoptó dándole un significado diferente y más preciso que el de Groddeck. Ella vino a aclarar y en parte a remplazar los mal definidos usos de las expresiones anteriores «el inconciente», «el Icc» y «el inconciente sistemático». (ver nota)

El yo y el ello es la última de las grandes obras teóricas de Freud. Ofrece una descripción de la psique y su operación que a primera vista es nueva y aun revolucionaria; y, en verdad, todos los escritos psicoanalíticos posteriores a su publicación llevan su impronta inconfundible -al menos en lo tocante a la terminología-. Pero como tan a menudo sucede con Freud, es posible rastrear el origen de estas ideas y síntesis aparentementenovedosas en trabajos suyos anteriores, a veces incluso de mucho tiempo atrás.
Precursores del cuadro general de la psique que aquí se presenta fueron, sucesivamente, el «Proyecto de psicología» de 1895 (Freud, 1950a), el capítulo VII de La interpretación de los sueños ( 1900a) y los trabajos metapsicológicos de 1915. En todos ellos se consideraron, inevitablemente, los problemas conexos del funcionamiento y la estructura de la psique, aunque con variable hincapié en uno u otro aspecto. La circunstancia h istórica de que en sus orígenes el psicoanálisis estuvo vinculado al estudio de la histeria lo llevó de inmediato a formular la hipótesis de la represión (o, en términos más generales, la defensa) como función psíquica, y esto a su vez condujo a una hipótesis tópica: un esquema ~e la psique dividida en dos partes, una de las cuales era la reprimida y la otra la represora. A todas l uces, íntimamente ligada a estas hipótesis estaba la cualidad de «conciencia»; y no era difícil equiparar la parte reprimida de la psique con lo «inconciente» y la represora con lo «conciente». Freud representó esta concepción en sus primeros diagramas del aparato psíquico, contenidos en La interpretación de los sueños (AE, 5, págs. 531-4)y en su carta a Fliess del 6 de diciembre de 1896 (Freud, 1950a,, Carta 52), AE, 1, págs. 274-8; y este esquema en apariencia simple fue el cimiento en que se asentaron t odas sus ideas teóricas iniciales: desde el punto de vista funcional, una fuerza reprimida trataba de abrirse paso hacía la actividad pero era frenada por una fuerza represora; desde el punto de vista estructural, a un «inconciente» se oponía un «yo».
No obstante, pronto surgieron complicaciones. Se vio enseguida que la palabra «inconciente» era utilizada en dos sentidos: el «descriptivo» (según el cual simplemente se atribuía a un estado psíquico una particular cualidad) y el «dinámico» (según el cual se atribuía a un estado psíquico una particular función). El distingo fue hecho, aunque no en los mismos términos, ya en La interpretación de los sueños (AE, 5, págs. 602-3), y con mucho mayor claridad en «Nota sobre el concepto de lo inconciente en psicoanálisis» (1912g), AE, 12, págs. 273-4. Pero desde el comienzo (como lo muestran perfectamente los diagramas) estuvo envuelta en esto otra noción, más oscura: la de los «sistemas» o «instancias» existentes en el aparato psíquico. Este concepto implicaba una división tópica o estructural de la psique basada en algo más que la función, una división en partes a las que podía atribuírseles ciertas características y modos de operación diferentes. Sin duda había ya implícita una idea de esa índole en la expresión « el inconciente», de temprana aparición (p.ej., en una nota al pie de Estudios sobre la histeria ( 1895d), AE, 2,pág. 95, n. 31 ). El concepto de «sistema» fue explicitado en La interpretación de los sueños (AE, 5, pág.530). Los términos con que allí se lo introdujo sugerían de inmediato imágenes espaciales, tópicas, aunque Freud advertía que no debía tomárselas al pie de la letra. Había un cierto número de estos «sistemas» (sistema mnémico, sistema percepción, etc.) y entre ellos «el inconciente», que «en aras de la simplicidad» sería designado «el sistema Icc».
En estos primeros pasajes, manifiestamente el sistema inconciente no significaba otra cosa que lo reprimido, hasta que en la última sección de La interpretación de los sueños se señala algo de alcances mucho más vastos. La cuestión quedó en suspenso hasta la ya mencionada «Nota sobre el concepto de lo inconciente», en la cual, amén de establecer una clara diferenciación entre los usos descriptivo y dinámico del término «inconciente», Freud define un tercer uso, «sistemático» (AE, 12, pág. 277). En este pasaje proponía emplear el símbolo «icc» únicamente para el «sistema» inconciente. Todo esto parece muy claro, pero, extrañamente, el cuadro volvió a desdibujarse una vez más en el trabajo metapsicológico «Lo inconciente» (1915e), en cuya segunda sección (AE, 14, págs. 168 y sigs.) ya no se hablaba de tres usos del término sino sólo de dos. El uso «dinámico» había desaparecido, presumiblemente subsumido en el «sistemático», seguía llamándose «Icc» al sistema, si bien ahora incluía a lo reprimido. Por último, en el capítulo I de la presente obra -así como en la 3º de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a)- Freud volvió a establecer un triple distingo y clasificación, aunque al final del capítulo
aplica la abreviatura «Icc», por inadvertencia tal vez, a las tres clases de «inconciente».
La cuestión que se plantea es si el término «inconciente» era en verdad apropiado como designación de un
sistema.
En el modelo estructural del aparato psíquico, lo que desde el principio se distinguió con toda claridad de «el inconciente» fue «el yo»; ahora, resultaba que el yo mismo debía ser descrito en parte como «inconciente». Esto fue señalado en Más allá del principio de placer (1920g), en una frase que en la primera edición de esa obra rezaba: «Es posible que en el yo sea mucho lo inconciente; probablemente abarcamos sólo una pequeña parte de eso con el nombre de preconciente», y que en la segunda edición pasó a afirmar: «Es que sin duda también en el interior del yo es mucho lo inconciente; justamente lo que puede llamarse el núcleo del yo; abarcamos sólo una pequeña parte de eso con el nombre de preconciente». Y este descubrimiento y su fundamentación fueron establecidos con mayor insistencia aún en el capítulo 1 del presente trabajo.
Se había vuelto evidente, entonces, que tanto en lo que atañe a «el inconciente» como en lo que atañe a «el yo», la condición de conciente no era ya un criterio valedero para esbozar un modelo estructural de la psique. Por ende, Freud abandonó en este contexto, como marca diferenciadora, la condición de ser «conciente», y a partir de ese momento comenzó a considerarla simplemente como algo que podía adscribirse o no a un estado psíquico. De hecho, no restaba de este término más que su antiguo sentido «descriptivo». La nueva terminología introducida por él fue sumamente clarificadora e hizo posible ulteriores avances clínicos; pero no implicaba un cambio fundamental en sus concepciones sobre la estructura y el funcionamiento de la psique. En verdad, las tres entidades que ahora se presentaban, el ello, el yo y el superyó, tenían todas una l arga historia (dos de ellas bajo otro nombre), que valdrá la pena repasar.
La expresión «das Es» («el ello»), como el propio Freud explica, fue tomada directamente de Georg Grodeleck, un médico que ejercía en Baden-Baden, se había vinculado con el psicoanálisis poco tiempo atrás y había suscitado gran simpatía en Freud por la amplitud de sus ideas. A su vez, Groddeck parece haber tomado la frase de su maestro, Ernst Schweninger, un conocido médico alemán de una generación anterior. Pero, como también señala Freud, el uso de la palabra se remonta sin duda a Nietzsche. Sea como fuere, Freud la adoptó dándole un significado diferente y más preciso que el de Groddeck. Ella vino a aclarar y en parte a remplazar los mal definidos usos de las expresiones anteriores «el inconciente», «el Icc» y «el inconciente sistemático». (ver nota)

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Las cosas son bastante menos nítidas en lo que respecta a «das Ich» («el yo»). Por cierto, este vocablo era bien conocido antes de Freud; pero el sentido preciso que él le adjudicó en sus primeros escritos no carece de ambigüedad. Parece posible discernir dos usos principales: en uno de estos, el vocablo designa el «sí-mismo» de una persona como totalidad (incluyendo, quizá, su cuerpo), para diferenciarla de otras personas; en el otro uso, denota una parte determinada de la psique, que se caracteriza por atributos y funciones especiales. Freud empleó el término en este segundo sentido en la detallada descripción de «el yo» que efectuó en su «Proyecto de psicología» de 1895 (AE, 1, págs. 368-369), como también en la anatomía del aparato psíquico que emprende en El yo y el ello.Pero en algunos de sus trabajos de los años intermedios (particularmente en los vinculados con el narcisismo), el «yo» parece más bien corresponder al «sí-mísmo» {«das Selbst»}. No es fácil, sin embargo, trazar una línea demarcatoria entre ambos sentidos del vocablo. (ver nota)
Lo cierto es que tras su aislado intento de analizar en detalle la estructura y funcionamiento del yo en el «Proyecto» de 1895, Freud casi no tocó más el tema durante quince años. Su interés se centró en sus investigaciones sobre lo inconciente y las pulsiones, en especial las sexuales, y en el papel que estas desempeñaban en el comportamiento psíquico normal y patológico. Desde luego, nunca soslayó el hecho de que las fuerzas represoras cumplían un papel igualmente importante, sino que insistió en esto permanentemente; pero dejó para el futuro su examen más atento. Por el momento bastaba con incluirlas bajo el rótulo general de «el yo».
Alrededor del año 1910 hubo dos indicios de un cambio. En su artículo acerca de la perturbación psicógena de la visión (1910i) se mencionan, al parecer por vez primera, las «pulsiones yoicas», en las que se combinan las funciones de represión y de autoconservación (AE, 11, pág. 211 ). El otro desarrollo, más importante, fue la hipótesis del narcisismo, propuesta en 1909 y que dio paso a un detallado examen del yo y sus funciones en una variedad de contextos: el estudio sobre Leonardo da Vinci (1910c), el historial clínico de Schreber (1911c), «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), «Introducción del narcisismo» (1914c) y «Lo inconciente» (1915e). En este último trabajo tuvo lugar, empero, otra modificación: lo que antes se llamaba «el yo» pasó a ser «el sistema Cc (Prcc)». Este es el sistema progenitor de «el yo» tal como lo encontramos en la terminología c orregida, de la cual, según hemos visto, se eliminó la desorientadora vinculación con la cualidad de «conciencia».
Todas las funciones del sistema Cc (Prcc), como habían sido enumeradas en «Lo inconciente» (AE, 14, págs. 185-6), y que incluyen la censura, el examen de realidad, etc., son asignadas ahora al «yo». Pero el examen de una de esas funciones, en particular, habría de dar trascendentales resultados: me refiero a la facultad de autocrítica. Ella y su correlato, el «sentimiento de culpa», habían atraído el interés de Freud desde las primeras épocas, principalmente en conexión con la neurosis obsesiva, Su teoría de que lis compulsiones son «reproches mudados, que retornan desde la represión», por el placer sexual de que se disfrutó en la infancia, teoría explicada en su segundo artículo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), ya había sido más o menos esbozada en las cartas a Ress. En esta etapa de su pensamiento, quedaba sobrentendido que los reproches podían ser inconcientes, y así lo declaró expresamente en «Acciones obsesivas y prácticas religiosas» (1907b), AE, 9, pág. 106. No obstante, fue el concepto de narcisismo el que Permitió echar luz sobre el verdadero mecanismo de tales autorreproches. En la sección III de «Introducción de! narcisismo», Freud comienza indicando que el narcisismo de la infancia es remplazado en el adulto por la devoción a un yo ideal que se forma en su interior, y sugiere luego la posibilidad de que exista una «instancia psíquica particular» cuyo cometido sea «observar d e manera continua al yo actual» midiéndolo con el yo ideal o ideal del yo expresiones que al parecer utilizaba en forma indistinta-(AE, 14, pág. 92). Lo mismo hace en las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, págs. 389-90. Atribuía a esa instancia funciones como la conciencia moral de la persona normal, la censura onírica y ciertas representaciones delirantes paranoides. En «Duelo y melancolía» (1917e), AE, 14, pág. 245, le adjudicó también la responsabilidad por ciertos estados de duelo patológicos e insistió expresamente en que era distinta del resto del yo; aclaró más aún esto último en Psicología de l as masas Y análisis del yo (1921c).Debe advertirse, sin embargo, que aquí ya se había dejado de lado el distingo entre el «ideal del yo» en sí y la «instancia» encargada de hacerlo cumplir: esta era denominada específicamente «ideal del yo» (AE, 18, págs. 103-4). En el presente trabajo, el «superyó» («das Über. Ich») aparece la primera vez como equivalente del «ideal del yo», si bien luego cobra predominantemente el carácter de una instancia admonitoria o prohibidora. En realidad, después de El yo y el ello y de dos o tres trabajos breves que le siguieron inmediatamente, el «ideal del yo» desapareció casi por completo como tecnicismo. Reaparece en forma esporádica en un par de oraciones de las Nuevas conferencias, donde encontramos un retorno al distingo establecido originalmente, pues una «función importante» atribuida al superyó es actuar como «portador del ideal del yo con el que el yo se mide» (AE, 22, pág. 60), casi las mismas palabras con que se había introducido el ideal del yo en el artículo sobre el narcisismo (AE, 14, pág. 90).
Este distingo parece artificial, empero, cuando reparamos en la descripción que hace Freud de la génesis del superyó -descripción cuya importancia sin duda sólo es superada en esta obra por la tesis principal de la división tripartita de la psique- Se nos muestra que el superyó deriva de la trasformación de las primeras investiduras de objeto del niño en identificaciones: ocupa el sitio del complejo de Edipo. Este mecanismo de remplazo de una investidura de objeto por una identificación y la introyección del objeto había sido aplicado por primera vez, en el estudio sobre Leonardo, para explicar uno de los tipos de homosexualidad, en que el niño sustituye el amor por su madre identificándose con ella (AE, 11, pág. 93). Más tarde, en «Duelo y melancolía» (AE, 14, págs. 246-7), utilizó ese mismo concepto para dilucidar los estados depresivos. Exámenes más detallados de estas diversas clases de identificaciones e introyecciones se efectuaron en los capítulos VII, VIII y XI de Psicología de las masas; pero no fue sino en la presente obra cuando Freud alcanzó su concepción definitiva acerca del superyó y su p roveniencia de los más tempranos vínculos de objeto del niño
Una vez efectuada su anatomía de la psique, Freud estaba en condiciones de estudiar sus implicaciones, y esto es lo que hace en las últimas páginas del libro -la relación entre las partes de la psique y las dos clases de pulsiones, y las relaciones que esas partes mantienen entre sí, con especial referencia al sentimiento de culpa- Muchas de estas cuestiones (sobre todo la última) darían tema a otros escritos que se sucedieron rápidamente. Véase, por ejemplo, «El problema económico del masoquismo» (1924c), «El sepultamiento del complejo de Edipo» (1 924d), los dos trabajos sobre neurosis y psicosis (1924b y 1924e) y «Algunasconsecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j) -todos los cuales integran el presente volumen-, así como la obra, más importante aún,Inhibición, síntoma y angustia (1926d), publicada muy poco después.
Finalmente, un prolongado examen posterior del superyó, junto con interesantes consideraciones acerca del uso apropiado de expresiones como «superyó», «conciencia moral», «sentimiento de culpa», «necesidad de castigo» y «arrepentimiento», se incluye en los capítulos VII y VIII de El malestar en la cultura ( 1930a).
James Strachey
Lo cierto es que tras su aislado intento de analizar en detalle la estructura y funcionamiento del yo en el «Proyecto» de 1895, Freud casi no tocó más el tema durante quince años. Su interés se centró en sus investigaciones sobre lo inconciente y las pulsiones, en especial las sexuales, y en el papel que estas desempeñaban en el comportamiento psíquico normal y patológico. Desde luego, nunca soslayó el hecho de que las fuerzas represoras cumplían un papel igualmente importante, sino que insistió en esto permanentemente; pero dejó para el futuro su examen más atento. Por el momento bastaba con incluirlas bajo el rótulo general de «el yo».
Alrededor del año 1910 hubo dos indicios de un cambio. En su artículo acerca de la perturbación psicógena de la visión (1910i) se mencionan, al parecer por vez primera, las «pulsiones yoicas», en las que se combinan las funciones de represión y de autoconservación (AE, 11, pág. 211 ). El otro desarrollo, más importante, fue la hipótesis del narcisismo, propuesta en 1909 y que dio paso a un detallado examen del yo y sus funciones en una variedad de contextos: el estudio sobre Leonardo da Vinci (1910c), el historial clínico de Schreber (1911c), «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), «Introducción del narcisismo» (1914c) y «Lo inconciente» (1915e). En este último trabajo tuvo lugar, empero, otra modificación: lo que antes se llamaba «el yo» pasó a ser «el sistema Cc (Prcc)». Este es el sistema progenitor de «el yo» tal como lo encontramos en la terminología c orregida, de la cual, según hemos visto, se eliminó la desorientadora vinculación con la cualidad de «conciencia».
Todas las funciones del sistema Cc (Prcc), como habían sido enumeradas en «Lo inconciente» (AE, 14, págs. 185-6), y que incluyen la censura, el examen de realidad, etc., son asignadas ahora al «yo». Pero el examen de una de esas funciones, en particular, habría de dar trascendentales resultados: me refiero a la facultad de autocrítica. Ella y su correlato, el «sentimiento de culpa», habían atraído el interés de Freud desde las primeras épocas, principalmente en conexión con la neurosis obsesiva, Su teoría de que lis compulsiones son «reproches mudados, que retornan desde la represión», por el placer sexual de que se disfrutó en la infancia, teoría explicada en su segundo artículo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), ya había sido más o menos esbozada en las cartas a Ress. En esta etapa de su pensamiento, quedaba sobrentendido que los reproches podían ser inconcientes, y así lo declaró expresamente en «Acciones obsesivas y prácticas religiosas» (1907b), AE, 9, pág. 106. No obstante, fue el concepto de narcisismo el que Permitió echar luz sobre el verdadero mecanismo de tales autorreproches. En la sección III de «Introducción de! narcisismo», Freud comienza indicando que el narcisismo de la infancia es remplazado en el adulto por la devoción a un yo ideal que se forma en su interior, y sugiere luego la posibilidad de que exista una «instancia psíquica particular» cuyo cometido sea «observar d e manera continua al yo actual» midiéndolo con el yo ideal o ideal del yo expresiones que al parecer utilizaba en forma indistinta-(AE, 14, pág. 92). Lo mismo hace en las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, págs. 389-90. Atribuía a esa instancia funciones como la conciencia moral de la persona normal, la censura onírica y ciertas representaciones delirantes paranoides. En «Duelo y melancolía» (1917e), AE, 14, pág. 245, le adjudicó también la responsabilidad por ciertos estados de duelo patológicos e insistió expresamente en que era distinta del resto del yo; aclaró más aún esto último en Psicología de l as masas Y análisis del yo (1921c).Debe advertirse, sin embargo, que aquí ya se había dejado de lado el distingo entre el «ideal del yo» en sí y la «instancia» encargada de hacerlo cumplir: esta era denominada específicamente «ideal del yo» (AE, 18, págs. 103-4). En el presente trabajo, el «superyó» («das Über. Ich») aparece la primera vez como equivalente del «ideal del yo», si bien luego cobra predominantemente el carácter de una instancia admonitoria o prohibidora. En realidad, después de El yo y el ello y de dos o tres trabajos breves que le siguieron inmediatamente, el «ideal del yo» desapareció casi por completo como tecnicismo. Reaparece en forma esporádica en un par de oraciones de las Nuevas conferencias, donde encontramos un retorno al distingo establecido originalmente, pues una «función importante» atribuida al superyó es actuar como «portador del ideal del yo con el que el yo se mide» (AE, 22, pág. 60), casi las mismas palabras con que se había introducido el ideal del yo en el artículo sobre el narcisismo (AE, 14, pág. 90).
Este distingo parece artificial, empero, cuando reparamos en la descripción que hace Freud de la génesis del superyó -descripción cuya importancia sin duda sólo es superada en esta obra por la tesis principal de la división tripartita de la psique- Se nos muestra que el superyó deriva de la trasformación de las primeras investiduras de objeto del niño en identificaciones: ocupa el sitio del complejo de Edipo. Este mecanismo de remplazo de una investidura de objeto por una identificación y la introyección del objeto había sido aplicado por primera vez, en el estudio sobre Leonardo, para explicar uno de los tipos de homosexualidad, en que el niño sustituye el amor por su madre identificándose con ella (AE, 11, pág. 93). Más tarde, en «Duelo y melancolía» (AE, 14, págs. 246-7), utilizó ese mismo concepto para dilucidar los estados depresivos. Exámenes más detallados de estas diversas clases de identificaciones e introyecciones se efectuaron en los capítulos VII, VIII y XI de Psicología de las masas; pero no fue sino en la presente obra cuando Freud alcanzó su concepción definitiva acerca del superyó y su p roveniencia de los más tempranos vínculos de objeto del niño
Una vez efectuada su anatomía de la psique, Freud estaba en condiciones de estudiar sus implicaciones, y esto es lo que hace en las últimas páginas del libro -la relación entre las partes de la psique y las dos clases de pulsiones, y las relaciones que esas partes mantienen entre sí, con especial referencia al sentimiento de culpa- Muchas de estas cuestiones (sobre todo la última) darían tema a otros escritos que se sucedieron rápidamente. Véase, por ejemplo, «El problema económico del masoquismo» (1924c), «El sepultamiento del complejo de Edipo» (1 924d), los dos trabajos sobre neurosis y psicosis (1924b y 1924e) y «Algunasconsecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j) -todos los cuales integran el presente volumen-, así como la obra, más importante aún,Inhibición, síntoma y angustia (1926d), publicada muy poco después.
Finalmente, un prolongado examen posterior del superyó, junto con interesantes consideraciones acerca del uso apropiado de expresiones como «superyó», «conciencia moral», «sentimiento de culpa», «necesidad de castigo» y «arrepentimiento», se incluye en los capítulos VII y VIII de El malestar en la cultura ( 1930a).
James Strachey
2 (Ventana-emergente - Popup)
{Alude ajueces, 12:5-6; los galaaditas distinguían a sus enemigos, los efraimitas, porque estos no podían pronunciar «shibbólet»; decían «sibbólet».}3 (Ventana-emergente - Popup)
«Bewusst sein» (dos palabras separadas) en el original. Así aparece también en ¿Pueden los legos ejercer el
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análisis? (1926e), AE, 20, pág. 184. La palabra alemana para «conciencia» es «Bewusstsein»; al separarla en dos se quiere destacar que «bewusst» tiene la forma de un participio pasivo; el sentido sería «ser hecho conciente», «ser concientizado». Véase la nota al pie al final de mi «Nota introductoria» a «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, pág. 159.
4 (Ventana-emergente - Popup)
Por ejemplo, en «Nota sobre el concepto de lo inconciente en psicoanálisis» (1912g), AE, 12, págs. 273-6.5 (Ventana-emergente - Popup)
Este enunciado se discute en el «Apéndice A»6 (Ventana-emergente - Popup)
Para este punto, véase mi «Nota sobre el concepto de lo inconciente en psicoanálisis» (1912g). [Véanse también las secciones 1 y II de «Lo inconciente» (1915e).] En este lugar merece considerarse un nuevo giro adoptado por la crítica a lo inconciente. Muchos investigadores que no se cierran al reconocimiento de los hechos psicoanalíticos, pero no quieren aceptar lo inconciente, se procuran un expediente con ayuda del hecho indiscutible de que también la conciencia -como fenómeno- presenta una gran serie de gradaciones en el orden de la intensidad o la nitidez. Así como hay procesos que son concientes de manera muy vívida, deslumbrante, palpable, también vivenciamos otros que lo son sólo de manera débil, apenas notables; y -se sostiene- esos que son concientes con la máxima debilidad serían justamente aquellos para los cuales el psicoanálisis quiere emplear la inadecuada palabra «inconciente». Empero -prosigue este argumento-, también son concientes o están «en la conciencia», y pueden hacerse concientes plena e intensamente si se les presta la atención requerida.Hasta donde es posible influir mediante argumentos en la decisión que se adopte frente a un problema como este, que depende de la convención o de factores afectivos, puede puntualizarse lo que sigue. La referencia a una escala de nitidez de la condición de conciente no tiene nada de concluyente ni posee mayor fuerza probatoria que otros enunciados análogos, verbigracia: «Hay tantas gradaciones de iluminación desde la luz deslumbrante, enceguecedora, hastala penumbra mortecina, que puede inferirse que no existe la oscuridad». O bien: «Hay diversos grados de vitalidad; por lo tanto, no existe la muerte». Estos enunciados pueden poseer sentido en cierta manera, pero ha de desestimárselos en la práctica, como se advierte si quieren deducirse de ellos determinadas consecuencias, verbigracia: «Entonces, no hace falta encender ninguna luz», o «Por consiguiente, todos los organismos son inmortales». Además, subsumiendo lo no notable dentro de lo conciente no se consigue más que arruinar la única certeza inmediata que existe en lo psíquico. Una conciencia de la que uno nada sabe me parece, en efecto, un absurdo mucho mayor que algo anímico inconciente. Por último, es evidente que semejante igualación de lo inadvertido con lo inconciente se ha intentado sin considerar las constelaciones dinámicas que fueron decisivas para la concepción psicoanalítica. En efecto, se descuidan dos hechos; el primero, que resulta muy difícil, requiere gran empeño, aportar la necesaria atención a algo inadvertido de esa índole, y el segundo, que cuando se lo consigue, lo antes inadvertido no es reconocido ahora por la conciencia, sino que hartas veces le parece por completo ajeno y opuesto a ella, y lo desconoce rotundamente. Por tanto, referir lo inconciente a lo poco notado y a lo no notado es un retoño del prejuicio que decreta para siempre la identidad de lo psíquico con lo conciente.
7 (Ventana-emergente - Popup)
Más allá del principio de placer (1920g). AE, 18, pág. 198 (Ventana-emergente - Popup)
Esto ya había sido sostenido no sólo en Más allá del principio de placer (loc. cit.)sino, antes todavía, en «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, págs. 189-90. En verdad, estaba ya implícito en una observación contenida en el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), AE, 3, pág. 170.9 (Ventana-emergente - Popup)
Véase, al respecto, Más allá del principio de placer (1920g) [AE, 18, pag. 26
10 (Ventana-emergente - Popup)
Un examen más extenso de esto se halla en «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, págs. 169-71.
11 (Ventana-emergente - Popup)
«Lo inconciente»
12 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 531
13 (Ventana-emergente - Popup)
Opinión ya expresada por Breuer en su contribución teórica aEstudios sobre la histeria (Breuer y Freud, 1895), AE, 2, pág. 200.
14 (Ventana-emergente - Popup)
Freud había llegado a esta conclusión en su monografía sobre las afasias (1891b) basándose en hallazgos clínicos; cf. Estudios sobre la histeria, AE, 2, págs. 111-4. Un diagrama ilustrativo acerca de este problema, tomado de dicha monografía, se reproduce en el «Apéndice C» a «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, pág. 212.
15 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Varendonck (1921), obra para la cual Freud escribió una introducción (1921b).]
16 (Ventana-emergente - Popup)
Más allá del principio de placer (1926g), AE, 18, págs. 28-9.
17 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, págs. 173-4.
18 (Ventana-emergente - Popup)
{Juego de significaciones entre «wahrnehmen», «percibir», y «für wahr halten», «tener por verdadero o por cierto».}
19 (Ventana-emergente - Popup)
Groddeck (1923).
20 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. mi «Introducción», El propio Groddeck sigue sin duda el ejemplo de Nietzsche, quien usa habitualmente esta expresión gramatical para lo que es impersonal y responde, por así decir, a una necesidad de la naturaleza, de nuestro ser.
21 (Ventana-emergente - Popup)
[Compárese este diagrama con el que se encuentra hacia el final de la31º de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág. 73,levemente distinto. El diagrama, por entero diverso, que aparece en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 534, así como su antecesor incluido en la carta a Fliess del 6 de diciembre de 1896 (Freud, 1950a, Carta52), AE, 1, pág. 275, están referidos tanto a la función como a la estructura.]
22 (Ventana-emergente - Popup)
«Hörkappe», osea, la placa auditiva.
23 (Ventana-emergente - Popup)
[En La interpretación de los sueños (1900a), AE , 4, pág. 243, Freud mencionó este símil entre sus asociaciones libres relacionadas con uno de sus sueños.]
24 (Ventana-emergente - Popup)
[O sea que el yo deriva en última instancia de sensaciones corporales, principalmente las que parten de la superficie del cuerpo. Cabe considerarlo, entonces, como la proyección psíquica de la superficie del cuerpo, además de representar, como se ha visto antes, la superficie del aparato psíquico. - Esta nota al pie apareció por primera vez en la traducción inglesa de 1927 (Londres: The Hogarth Press, trad. por Joan Riviere), donde se afirmaba que Freud había

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aprobado su inclusión. No figura en las ediciones alemanas posteriores, ni se ha conservado el manuscrito original.]
25 (Ventana-emergente - Popup)
Hace poco se me comunicó un caso así, y por cierto como crítica a mi descripción del «trabajo del sueño». [Cf. La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 88, y 5, pág. 556,
26 (Ventana-emergente - Popup)
La frase había aparecido en «Acciones obsesivas y Prácticas religiosas» (1907b), AE, 9, pág. 106, aunque la idea ya había sido prefigurada mucho antes, en el primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, pág. 56.
27 (Ventana-emergente - Popup)
{Traducimos «Ichideal» por «ideal del yo», e «Ideal-Ich» por «yo ideal»; aquí aparece la forma«Ich-Ideal», poco frecuente.}
28 (Ventana-emergente -Popup)
Véase «Introducción del narcisismo» (1914c) y Psicología de las masas y análisis del yo (1921c).
29 (Ventana-emergente -Popup)
Sólo que parece erróneo, y exige ser corregido, el que yo haya atribuido a ese superyó la función del examen de realidad. Cf. Psicología de las masas (1921c), AE, 18, pág. 108 y n. 6, y mi «Nota introductoria» a «Complemento metapsicológico a la doctrina de 106 sueños» (1917d), AE, 14, pág. 219. Armonizaría por entero con los vínculos que el yo mantiene con el mundo de la percepción el hecho de que el examen de realidad quedara a su cargo. También manifestaciones anteriores, bastante imprecisas, referidas a un «núcleo del yo» requieren enmienda en este punto: sólo puede reconocerse como núcleo del yo al sistema P-Cc. [En Más allá del principio del, placer (1920g), AE, 18, pág. 19, Freud se había referido a la parte inconciente del yo como a su núcleo; y en su posterior monografía sobre «El humor» (1927d), AE, 21, pág. 160, menciona al superyó como el núcleo del yo.]
30 (Ventana-emergente - Popup)
«Duelo y melancolía» (1917e). AE, 14, pág, 246
31 (Ventana-emergente - Popup)
[Al final del artículo «Carácter y erotismo anal» (Freud, 1908b), AE, 9, pág. 158, ofrezco en una nota al pie ulteriores referencias a otros pasajes en que Freud se ocupa de la formación del carácter.]
32 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Psicologíade las masas (1921c), AE, 18, pág. 99.]
33 (Ventana-emergente - Popup)
Un interesante paralelo a la sustitución de la elección de objeto por identificación ofrece la creencia de los primitivos de que las propiedades del animal incorporado como alimento se conservan como rasgos de carácter en quien lo come, al igual que las prohibiciones basadas en ella. Según es sabido, esta creencia constituye también una de las bases del canibalismo y se continúa, dentro de la serie de los usos del banquete totémico, hasta la Sagrada Comunión. [Cf. Tótem y tabú (1912-13), AE, 13, págs. 85, 143-4, 156, etc.] Los efectos que dicha creencia atribuye al apoderamiento oral del objeto valen para la posterior elección sexual de objeto.
34 (Ventana-emergente - Popup)
Ahora, luego de la separación entre el yo y el ello, debemos reconocer al ello como el gran reservorio de la libido en el sentido de «Introducción del narcisismo»(1914c). AE, 14, págs. 72-31. La libido que afluye al yo a través de las identificaciones descritas produce su «narcisismo secundario».
35 (Ventana-emergente - Popup)
Freud vuelve al tema de este párrafo. El concepto de mezcla y desmezcla de las pulsiones. Estos términos ya habían sido introducidos en uno de sus «Dos artículos de enciclopedia» (1923a), AE, 18, pág. -253.
36 (Ventana-emergente - Popup)
Quizá sería más prudente decir «con los progenitores», pues padre y madre no se valoran como diferentes antes de tener noticia cierta sobre la diferencia de los sexos, la falta de pene. En la historia de una joven tuve hace poco oportunidad de saber que, tras notar su propia falta de pene, no había desposeído de este órgano a todas las mujeres, sino sólo a las que juzgaba de inferior valor. En su opinión, su madre lo había conservado. Cf. una nota al pie de «La organización genital infantil» (1923e). En aras de una mayor simplicidad expositiva, sólo trataré la identificación con el padre.
37 (Ventana-emergente - Popup)
Psicología de las masas (1921c), AE, 18, pág. 99.
38 (Ventana-emergente - Popup)
«Introducción del narcisismo» (1914c), AE, 14, págs. 84 y sigs.
39 (Ventana-emergente - Popup)
Psicologíade las masas (1921c)
40 (Ventana-emergente - Popup)
Véase el trabajo del mismo título (1924d), donde se examina la cuestión con más detalle.
41 (Ventana-emergente - Popup)
No mucho tiempo después, Freud abandonó la idea de que en las niñas y los varones el complejo de Edipo tenía análoga resolución. Cf. «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j)
42 (Ventana-emergente - Popup)
[La importancia atribuida por Freud' a la bisexualidad tenía larga data. En los Tres ensayos de teoría sexual (1905d), verbigracia, escribió: «Desde que me he familiarizado con el punto de vista de la bisexualidad, considero [ ... ] que sin tenerla en cuenta difícilmente se llegará a comprender las manifestaciones sexuales del hombre y la mujer» (AE, 7, pág. 201). Pero aun antes, en una carta a Fliess (quien acerca de esto influyó mucho en él) del lº de agosto de 1899, hallamos un pasaje que parece preanunciar el actual: «¡La bisexualidad! Estoy seguro de que sobre eso tú tienes razón. Estoy habituándome a concebir cada acto sexual como un acontecimiento en el que intervienen cuatro individuos» (Freud, 1950a, Carta 113).]
43 (Ventana-emergente - Popup)
[Por expresa indicación de Freud, en latraducción inglesa de 1927 este párrafo sufrió leves modificaciones, quedando así: « ... es el resultado de dos factores de sumaimportancia, uno biológico y el otro histórico: el desvalimiento y la dependencia del ser humano durante su prolongada infancia, y el hecho de su complejo de Edipo, cuya represión, tal como se ha mostrado, se vincula con la interrupción... », etc. Por algún motivo que se ignora, las enmiendas no fueron introducidas en las ediciones alemanas posteriores.]
44 (Ventana-emergente - Popup)
Hipótesis formulada por Ferenczi (1913c). Freud parece acertarla más claramente en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, pág. 146.
45 (Ventana-emergente - Popup)
Consecuentemente, en el diagrama no figura el superyó; no obstante, sí aparece en el diagrama posterior incluido en la 31º de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág. 73.
46 (Ventana-emergente - Popup)
Aquí dejo de lado a la ciencia y al arte.
47 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud (1912-13), AE, 13, págs. 148 y sigs.]
48 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Psicología de las masas (1921c) [AE, 18, pág. 114] y «Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la horno sexualidad» (1922b). AE, 18, pág, 225
49 (Ventana-emergente - Popup)

25 (Ventana-emergente - Popup)
Hace poco se me comunicó un caso así, y por cierto como crítica a mi descripción del «trabajo del sueño». [Cf. La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 88, y 5, pág. 556,
26 (Ventana-emergente - Popup)
La frase había aparecido en «Acciones obsesivas y Prácticas religiosas» (1907b), AE, 9, pág. 106, aunque la idea ya había sido prefigurada mucho antes, en el primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, pág. 56.
27 (Ventana-emergente - Popup)
{Traducimos «Ichideal» por «ideal del yo», e «Ideal-Ich» por «yo ideal»; aquí aparece la forma«Ich-Ideal», poco frecuente.}
28 (Ventana-emergente -Popup)
Véase «Introducción del narcisismo» (1914c) y Psicología de las masas y análisis del yo (1921c).
29 (Ventana-emergente -Popup)
Sólo que parece erróneo, y exige ser corregido, el que yo haya atribuido a ese superyó la función del examen de realidad. Cf. Psicología de las masas (1921c), AE, 18, pág. 108 y n. 6, y mi «Nota introductoria» a «Complemento metapsicológico a la doctrina de 106 sueños» (1917d), AE, 14, pág. 219. Armonizaría por entero con los vínculos que el yo mantiene con el mundo de la percepción el hecho de que el examen de realidad quedara a su cargo. También manifestaciones anteriores, bastante imprecisas, referidas a un «núcleo del yo» requieren enmienda en este punto: sólo puede reconocerse como núcleo del yo al sistema P-Cc. [En Más allá del principio del, placer (1920g), AE, 18, pág. 19, Freud se había referido a la parte inconciente del yo como a su núcleo; y en su posterior monografía sobre «El humor» (1927d), AE, 21, pág. 160, menciona al superyó como el núcleo del yo.]
30 (Ventana-emergente - Popup)
«Duelo y melancolía» (1917e). AE, 14, pág, 246
31 (Ventana-emergente - Popup)
[Al final del artículo «Carácter y erotismo anal» (Freud, 1908b), AE, 9, pág. 158, ofrezco en una nota al pie ulteriores referencias a otros pasajes en que Freud se ocupa de la formación del carácter.]
32 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Psicologíade las masas (1921c), AE, 18, pág. 99.]
33 (Ventana-emergente - Popup)
Un interesante paralelo a la sustitución de la elección de objeto por identificación ofrece la creencia de los primitivos de que las propiedades del animal incorporado como alimento se conservan como rasgos de carácter en quien lo come, al igual que las prohibiciones basadas en ella. Según es sabido, esta creencia constituye también una de las bases del canibalismo y se continúa, dentro de la serie de los usos del banquete totémico, hasta la Sagrada Comunión. [Cf. Tótem y tabú (1912-13), AE, 13, págs. 85, 143-4, 156, etc.] Los efectos que dicha creencia atribuye al apoderamiento oral del objeto valen para la posterior elección sexual de objeto.
34 (Ventana-emergente - Popup)
Ahora, luego de la separación entre el yo y el ello, debemos reconocer al ello como el gran reservorio de la libido en el sentido de «Introducción del narcisismo»(1914c). AE, 14, págs. 72-31. La libido que afluye al yo a través de las identificaciones descritas produce su «narcisismo secundario».
35 (Ventana-emergente - Popup)
Freud vuelve al tema de este párrafo. El concepto de mezcla y desmezcla de las pulsiones. Estos términos ya habían sido introducidos en uno de sus «Dos artículos de enciclopedia» (1923a), AE, 18, pág. -253.
36 (Ventana-emergente - Popup)
Quizá sería más prudente decir «con los progenitores», pues padre y madre no se valoran como diferentes antes de tener noticia cierta sobre la diferencia de los sexos, la falta de pene. En la historia de una joven tuve hace poco oportunidad de saber que, tras notar su propia falta de pene, no había desposeído de este órgano a todas las mujeres, sino sólo a las que juzgaba de inferior valor. En su opinión, su madre lo había conservado. Cf. una nota al pie de «La organización genital infantil» (1923e). En aras de una mayor simplicidad expositiva, sólo trataré la identificación con el padre.
37 (Ventana-emergente - Popup)
Psicología de las masas (1921c), AE, 18, pág. 99.
38 (Ventana-emergente - Popup)
«Introducción del narcisismo» (1914c), AE, 14, págs. 84 y sigs.
39 (Ventana-emergente - Popup)
Psicologíade las masas (1921c)
40 (Ventana-emergente - Popup)
Véase el trabajo del mismo título (1924d), donde se examina la cuestión con más detalle.
41 (Ventana-emergente - Popup)
No mucho tiempo después, Freud abandonó la idea de que en las niñas y los varones el complejo de Edipo tenía análoga resolución. Cf. «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j)
42 (Ventana-emergente - Popup)
[La importancia atribuida por Freud' a la bisexualidad tenía larga data. En los Tres ensayos de teoría sexual (1905d), verbigracia, escribió: «Desde que me he familiarizado con el punto de vista de la bisexualidad, considero [ ... ] que sin tenerla en cuenta difícilmente se llegará a comprender las manifestaciones sexuales del hombre y la mujer» (AE, 7, pág. 201). Pero aun antes, en una carta a Fliess (quien acerca de esto influyó mucho en él) del lº de agosto de 1899, hallamos un pasaje que parece preanunciar el actual: «¡La bisexualidad! Estoy seguro de que sobre eso tú tienes razón. Estoy habituándome a concebir cada acto sexual como un acontecimiento en el que intervienen cuatro individuos» (Freud, 1950a, Carta 113).]
43 (Ventana-emergente - Popup)
[Por expresa indicación de Freud, en latraducción inglesa de 1927 este párrafo sufrió leves modificaciones, quedando así: « ... es el resultado de dos factores de sumaimportancia, uno biológico y el otro histórico: el desvalimiento y la dependencia del ser humano durante su prolongada infancia, y el hecho de su complejo de Edipo, cuya represión, tal como se ha mostrado, se vincula con la interrupción... », etc. Por algún motivo que se ignora, las enmiendas no fueron introducidas en las ediciones alemanas posteriores.]
44 (Ventana-emergente - Popup)
Hipótesis formulada por Ferenczi (1913c). Freud parece acertarla más claramente en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, pág. 146.
45 (Ventana-emergente - Popup)
Consecuentemente, en el diagrama no figura el superyó; no obstante, sí aparece en el diagrama posterior incluido en la 31º de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág. 73.
46 (Ventana-emergente - Popup)
Aquí dejo de lado a la ciencia y al arte.
47 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud (1912-13), AE, 13, págs. 148 y sigs.]
48 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Psicología de las masas (1921c) [AE, 18, pág. 114] y «Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la horno sexualidad» (1922b). AE, 18, pág, 225
49 (Ventana-emergente - Popup)

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[La llamada comúnmente «Batalla de Châlons», del año 451. en que Atila fue derrotado por los romanos y visigodos. En ella se basó Wilhelm ven Kaulbach (1805-1874) para uno de sus murales del Nuevo Museo de Berlín, en el cual se representaba a los guerreros muertos continuando la lucha en el cielo por encima del campo de batalla, según una leyenda que se remonta a Damasciano, filósofo neoplatónico del siglo v.]
65 (Ventana-emergente - Popup)
Esa proposición sólo en apariencia es una paradoja; enuncia simplemente que la naturaleza del ser humano rebasa en mucho, tanteen el bien como en el mal, lo que él cree de sí, esto es, lo que se ha vuelto consabido a su yo a través de la percepción-conciencia.
66 (Ventana-emergente - Popup)
Se hallará un examen completo de esto (junto con otras referencias) en «Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo, psicoanalítico» (1916d), AE, 14, págs. 338-9.
67 (Ventana-emergente - Popup)
Esta paradoja vuelve a tratarse en «Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto» (1925i), y en «El problema económico del masoquismo» (1924c); con más detenimiento se la examina en el capítulo VII de El malestar en la cultura (1930a).
68 (Ventana-emergente - Popup)
«Lo inconciente» (1915e), AE, 14, págs. 185-6.
69 (Ventana-emergente - Popup)
«Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, pág. 226.
70 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud se había referido a estos animales unicelulares en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 47. En la actualidad probablemente se diría «protozoos» más que «protistas».]
71 (Ventana-emergente - Popup)
[Lo que a continuación se afirma sobre la angustia debe leerse teniendo en cuenta la revisión a que Freud sometió sus opiniones en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), donde vuelven a discutirse la mayoría de los puntos aquí tratados.]
72 (Ventana-emergente - Popup)
La idea del «avasallamiento» («Überwältigung») del yo aparece muy tempranamente en los escritos de Freud; véase, por ejemplo, su primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, pág. 56. Ocupa un lugar prominente en el examen del mecanismo de las neurosis expuesto a Fliess en el Manuscrito K, del 1º de enero de 1896 (Freud, 1950a), AE, 1, págs, 264 y 267-8. Está conectada, a todas luces, con la «situación traumática» de Inhibición, síntoma y angustia (1926d). Véase también Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, pág. 75,

50 (Ventana-emergente - Popup)
Más allá del principio de placer (1920g).
51 (Ventana-emergente - Popup)
Esto se retorna en «El problema económico del masoquismo» (1924c)
52 (Ventana-emergente - Popup)
Un antecedente de lo que sedice a continuación sobre el sadismo aparece en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, págs. 52-3.
53 (Ventana-emergente - Popup)
«Dostoievski y el parricidio» (Freud, 1928b).
54 (Ventana-emergente - Popup)
Se vuelve sobre este punto en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, pág. 109.
55 (Ventana-emergente - Popup)
Para lo que sigue, véase el examen anterior de la relación entre amor y odio en «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, págs. 131-4, y el efectuado posteriormenteen los capítulos V y VI de El malestar en la cultura (1930a).
56 (Ventana-emergente - Popup)
El concepto de «energía indiferente» ya había sido postulado por Freud en su trabajo «Introducción del narcisismo» (1914c), AE, 14, pág. 76.
57 (Ventana-emergente - Popup)
La anécdota fue relatada por Freud en su libro sobre el chiste (1905c), AE, 8, pág. 195, y en la 11º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 15, pág. 159.
58 (Ventana-emergente - Popup)
Esto se examina en el «Apéndice B»
59 (Ventana-emergente - Popup)
Freud adhirió en forma permanente a una clasificación dualista de las pulsiones, como puede apreciarse en una larga nota al pie de Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 59; cf. también el resumen histórico contenido en mi «Nota introductoria» a «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, págs. 109-12.
60 (Ventana-emergente -Popup)
Según nuestra concepción, en efecto, las pulsiones de destrucción dirigidas hacia afuera han sido desviadas del sí-mismo propio por la mediación del Eros.
61 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, págs. 8-10.
62 (Ventana-emergente - Popup)
Los puntos de vista de Freud sobre el papel que cumplen las «sustancias sexuales» se exponen en el tercero de sus Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, págs. 194-7.
63 (Ventana-emergente - Popup)
Puede decirse: también el yo psicoanalítico o metapsicológico se encuentra cabeza abajo como el anatómico, el homúnculo del encéfalo
64 (Ventana-emergente - Popup)
No es fácil para el analista luchar contra el obstáculo del sentimiento inconciente de culpa. De manera directa no se puede hacer nada; e indirectamente, nada más que poner poco a poco en descubierto sus fundamentos reprimidos inconcientemente, con lo cual va mudándose en un sentimiento conciente de culpa. Una particular chance de influir sobre él se tiene cuando ese sentimiento ice de culpa es prestado, vale decir, el resultado de la identificación con otra persona que antaño fue objeto de una investidura erótica. Esa asunción del sentimiento de culpa es a menudo el único resto, difícil de reconocer, del vínculo amoroso resignado. Es inequívoca la semejanza que esto presenta con el proceso de la melancolía. Si se logra descubrir tras el sentimiento ice de culpa esa antigua investidura de objeto, la tarea terapéutica suele solucionarse brillantemente; de lo contrario, el desenlace de la terapia en modo alguno es seguro. Depende primariamente de la intensidad del sentimiento de culpa; muchas veces la terapia no puede oponerle una fuerza contraria de igual orden de magnitud. Quizá también dependa de que la persona del analista se preste a que el enfermo la ponga en el lugar de su ideal del yo, lo que trae consigo la tentación de desempeñar frente al enfermo el papel de profeta, salvador de almas, redentor. Puesto que las reglas del análisis desechan de manera terminantesemejante uso de la personalidad médica, es honesto admitir que aquí tropezamos con una nueva barrera para el efecto del análisis, que no está destinado a imposibilitar las reacciones patológicas, sino a procurar al yo del enfermo lalibertad de decidir en un sentido o en otro. - [Freud volvió sobre este tema en «El problema económico del masoquismo» (1924c), donde examinó el distingo entre el sentimiento inconciente de culpa y el masoquismo moral. Véanse también los capítulos VII y VIII de El malestar en la cultura (1930a).65 (Ventana-emergente - Popup)
Esa proposición sólo en apariencia es una paradoja; enuncia simplemente que la naturaleza del ser humano rebasa en mucho, tanteen el bien como en el mal, lo que él cree de sí, esto es, lo que se ha vuelto consabido a su yo a través de la percepción-conciencia.
66 (Ventana-emergente - Popup)
Se hallará un examen completo de esto (junto con otras referencias) en «Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo, psicoanalítico» (1916d), AE, 14, págs. 338-9.
67 (Ventana-emergente - Popup)
Esta paradoja vuelve a tratarse en «Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto» (1925i), y en «El problema económico del masoquismo» (1924c); con más detenimiento se la examina en el capítulo VII de El malestar en la cultura (1930a).
68 (Ventana-emergente - Popup)
«Lo inconciente» (1915e), AE, 14, págs. 185-6.
69 (Ventana-emergente - Popup)
«Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, pág. 226.
70 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud se había referido a estos animales unicelulares en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 47. En la actualidad probablemente se diría «protozoos» más que «protistas».]
71 (Ventana-emergente - Popup)
[Lo que a continuación se afirma sobre la angustia debe leerse teniendo en cuenta la revisión a que Freud sometió sus opiniones en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), donde vuelven a discutirse la mayoría de los puntos aquí tratados.]
72 (Ventana-emergente - Popup)
La idea del «avasallamiento» («Überwältigung») del yo aparece muy tempranamente en los escritos de Freud; véase, por ejemplo, su primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, pág. 56. Ocupa un lugar prominente en el examen del mecanismo de las neurosis expuesto a Fliess en el Manuscrito K, del 1º de enero de 1896 (Freud, 1950a), AE, 1, págs, 264 y 267-8. Está conectada, a todas luces, con la «situación traumática» de Inhibición, síntoma y angustia (1926d). Véase también Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, pág. 75,

78
73 (Ventana-emergente - Popup)
«Gewissensangst»; en el capítulo VII de Inhibición, síntomay angustia (1926d), AE, 20, pág. 122, n. 4, hago algunas consideraciones acerca del uso de este término.
74 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Stekel (1908, pág. 5).]
75 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase mi «Introducción» a Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, págs. 81-2, donde comento la aparición de esta idea.]
76 (Ventana-emergente - Popup)
Preanuncio de la «angustiade separación»
77 (Ventana-emergente - Popup)
De la edición alemana.
78 (Ventana-emergente - Popup)
Un esbozo rudimentario de esta analogía había aparecido va en Tótem y tabú (1912-13), publicado a comienzos de 1913 (AE, 13, pág. 92).
79 (Ventana-emergente - Popup)
Se encuentra una declaración casi idéntica en la 32ºde las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág. 95. Pero véase también: «Las investiduras de objeto parten de las exigencias pulsionales del ello».
«Gewissensangst»; en el capítulo VII de Inhibición, síntomay angustia (1926d), AE, 20, pág. 122, n. 4, hago algunas consideraciones acerca del uso de este término.
74 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Stekel (1908, pág. 5).]
75 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase mi «Introducción» a Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, págs. 81-2, donde comento la aparición de esta idea.]
76 (Ventana-emergente - Popup)
Preanuncio de la «angustiade separación»
77 (Ventana-emergente - Popup)
De la edición alemana.
78 (Ventana-emergente - Popup)
Un esbozo rudimentario de esta analogía había aparecido va en Tótem y tabú (1912-13), publicado a comienzos de 1913 (AE, 13, pág. 92).
79 (Ventana-emergente - Popup)
Se encuentra una declaración casi idéntica en la 32ºde las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág. 95. Pero véase también: «Las investiduras de objeto parten de las exigencias pulsionales del ello».
80 (Ventana-emergente - Popup)
Una neurosis demoniaca en el siglo XVII (1923 [1922])«Eine Teufelsneurose im siebzehnten Jahrhundert»
Ediciones en alemán
1923 Imago, 9, nº 1, págs. 1-34.
1924 GS, 10, págs. 409-45.
1924 Leipzig, Viena y Zurích: Internationaler P sychoanalytischer Verlag, 43 págs.
1928 Edición especial para bibliófilos, con 7 láminas. La misma editorial, 81 págs.
1940 GW, 13, págs. 317-53.
1973 SA, 7, págs. 283-319.
Traducciones en castellano
1943 «Una neurosis demoníaca en el siglo XVII». E A, 18, págs. 233-75. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1948 Igual título. BN (2 vols.), 2, págs. 1020-36. Traducción de Luis L ópez-Ballesteros.
1954 Igual título. SR, 18, págs. 187-218. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 1112-27. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2677-96. El mismo traductor.
La edición para bibliófilos se preparó con destino al Congreso de Bibliófilos Alemanes, celebrado en Viena en 1928. Contenía reproducciones en blanco y negro de tres de las pinturas (las que representan las apariciones primera, segunda y quinta del Diablo) y de cuatro folios del manuscrito original.
Este trabajo fue escrito en los últimos meses de 1922 (Jones, 1957, pág. 105). Su origen es suficientemente explicado a comienzos de la sección I por el propio Freud, cuyo interés por la brujería, la posesi ón por el demonio y otros fenómenos afines era de antigua data. Posiblemente le fue estimulado por sus estudios en la Salpêtrière en 1885-86. Charcot también había prestado suma atención a los aspectos históricos de la neurosis, según se señala más de una vez en el «Informe» de Freud sobre sus estudios en París (1956a). En la primera serie de lecciones de Charcot que tradujo Freud (1886f) se describe, a comienzos de la Lección XVI, un caso de posesión del siglo xvi, y en la segunda serie traducida por Freud (1892-94), en la séptima de las Leçons du mardi, encontramos un examen de la naturaleza histérica de las «demoniomanías» medievales. Amén de ello, en su nota necrológica sobre Charcot, Freud (1893f) puso
especial hincapié en este aspecto de la obra de su maestro.
Dos cartas a Fliess, del 17 y el 24 de enero de 1897 (Freud, 1950a, Cartas 56 y 57), AE, 1, págs. 283-4, donde Freud a lude a la relación entre las brujas y el Diablo, revelan que su interés no había cejado; en verdad, en la primera de ellas habla como si el tema ya hubiera sido discutido frecuentemente con Fliess. Ya se sugiere allí que el Diablo puede ser una figura paterna, y se insiste particularmente en el papel desempeñado por el material de tipo anal en las creencias medievales sobre las brujas. Ambos puntos vuelven a mencionarse en una breve alusión contenida en «Carácter y erotismo anal» (1908b), AE, 9, pág.
157.
Nos dice Jones (1957, pág.378) que el 27 de enero de 1909 Hugo Heller, librero y editor vienés, leyó ante la Sociedad Psicoanalítica de Viena, de la que era miembro, un trabajo sobre «La historia del Diablo». Por desgracia no hemos tenido acceso a las actas de la Sociedad, pero Jones sostiene que Freud hizo una larga exposición sobre los componentes psicológicos de la creencia en el Diablo, evidentemente con lineamientos en gran parte similares a los de la sección III del presente artículo. En esta sección, asimismo, Freud deja atrás el examen del caso individual y del limitado problema demonológico, y pasa a considerar algunas de las cuestiones, más amplías, implícitas en la adopción por parte del varón de una actitud femenina hacía el padre. Y presenta como un problema análogo el historial del doctor Schreber, si bien en ningún lugar afirma que el presente caso sea de paranoia.
En fecha reciente se publicó un suntuoso volumen que lleva por título Schizophrenia 1677, de los doctores Ida Macalpine v R. A. Hunter (Londres: Dawson, 1956), el cual incluye un facsímil del manuscrito del «Trofeo de Mariazell» y reproducciones en color de las nueve pinturas anexas a él.(ver nota) El examen de estas permitió hacer uno o dos agregados y enmiendas a la descripción del manuscrito efectuada por Freud, quien sin duda se basó enteramente en la trascripción e informe del doctor Payer-Thurn. Debemos añadir que los extensos comentarios de los doctores Macalpine y Hunter están en su mayoría dirigidos a criticar las opiniones que sobre este caso sostuvo Freud; y por desgracia nos ha sido imposible adoptar su traducción de los numerosos párrafos del manuscrito citados por Freud, ya que en dos o tres puntos

79
importantes su versión no concuerda con la de este.
Más recientemente a ún, el doctor G. Vandendriessche ha descubierto una cantidad de material histórico vinculado a Christoph Haizmann y que Freud desconocía; entre dicho material se encuentran nuevas trascripciones de fragmentos del Trophacum que le permitieron corregir el texto del manuscrito vienés y reconstruir sus porciones dañadas. Sus hallazgos han sido incorporados con todo detalle a un examen crítico del trabajo de Freud (Vandendriessche, 1965).
James Strachey
Más recientemente a ún, el doctor G. Vandendriessche ha descubierto una cantidad de material histórico vinculado a Christoph Haizmann y que Freud desconocía; entre dicho material se encuentran nuevas trascripciones de fragmentos del Trophacum que le permitieron corregir el texto del manuscrito vienés y reconstruir sus porciones dañadas. Sus hallazgos han sido incorporados con todo detalle a un examen crítico del trabajo de Freud (Vandendriessche, 1965).
James Strachey
81 (Ventana-emergente - Popup)
[En la traducción inglesade 1925 (Collected Papers, 4, págs. 436-72) aparecía en este punto la siguiente nota al pie: «El auto, desea agregar a la traducción inglesa dos notas de pie de página (que figuran entre corchetes), y manifestar su pesar por haber sido omitidas en la edición alemana». En verdad, se trataba de dos agregados a dos notas anteriores (pág. 88, n. 4, y pág. 89, n. 6). Estos agregados no se incluyeron en las ediciones alemanas posteriores.]82 (Ventana-emergente - Popup)
[Biblioteca legal para el registro de bienes vinculados inalienables (más o menos similar a la que existe en la Record Office de Londres); en la actualidad forma parte de la Biblioteca Nacional de Austria.]83 (Ventana-emergente - Popup)
[Conocido lugar de peregrinación situado a unos ciento treinta kilómetros al sudoeste de Viena]84 (Ventana-emergente - Popup)
[El trabajo de Payer-Thurn se publicó al año siguiente que el de Freud.]85 (Ventana-emergente - Popup)
[Con esta grafía aparece el nombre, casi sin excepciones, en el manuscrito original. En las ediciones alemanas del artículo de Freud se adoptó la forma «Haitzmann».]86 (Ventana-emergente - Popup)
La edad del pintor no se indica en ninguna parte. Por el contexto se colige que tenía entre 30 y 40 años, probablemente más cercano a la menor de esas cifras. Murió, como veremos, en 1700.87 (Ventana-emergente - Popup)
{Título con que se designaba en la época al párroco de Pottenbrunn.}88 (Ventana-emergente - Popup)
Sólo de pasada, mencionemos la posibilidad de que esa interrogación le haya inspirado al sufriente -le haya «sugerido»- la fantasía de su pacto con el Diablo.89 (Ventana-emergente - Popup)
«Quorum et finis 24 mensis bujus futurus appropinquat». [Se refiere al mes de setiembre, a comienzos del cual fue escrita la carta de presentación.]90 (Ventana-emergente - Popup)
{«a este hombre mísero, destituido de todo auxilio».}91 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto no parece concordar con la descripción hecha por Macalpine y Hunter (1956, pág. 55): «El manuscrito se compone de veinte folios de papel común que miden 307 X 196 mm. Cinco folios están ocupados por cuadros del Diablo bajo las diversas formas y apariencias con que lo vio el pintor durante su enfermedad, y por un tríptico que muestra su primer encuentro con el Diablo, en cuya parte central se representa la devolución de uno de los pactos en uno de los cinco folios lo ocupaba el tríptico (la «portada» de Freud), y cada uno de los cuatro restantes contenía dos de los cuadros más pequeños.]92 (Ventana-emergente - Popup)
[El santuario está al cuidado de los monjes del convento de St. Lambert.]93 (Ventana-emergente - Popup)
[Así en el manuscrito; Freud da como fecha, erróneamente, el «12 de setiembre», según señala Vandendriessche (1965).]94 (Ventana-emergente - Popup)
Esto parecía indicar que también el Trophaeum data de 171495 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase la nota siguiente.]96 (Ventana-emergente - Popup)
« ... [poenitens] ipsumque Daemonem ad Aram Sac. Cellae per fenestrellam in cornu Epistolae, Schedam sibi porrigentem conspexisset, eo advolans e Religiosorum manibus, qui eum tenebant, ipsam Schedam ad manum obtinuit... » {« ... (el penitente) vio al propio Demonio junto al sagrado altar de Zell a través de la ventanilla de la esquina del epistilio, ofreciéndole el papel; corrió hacia allá soltándose de las manos de los Padres que lo sostenían y obtuvo el mismo papel... »}.97 (Ventana-emergente - Popup)
{«manifestaciones del Espíritu Maligno».}[En el manuscrito se lee: «de ...maligni Spiritus infestatione» {«de ... vejámenes del Espíritu Maligno»}.]
98 (Ventana-emergente - Popup)
Este pacto había sido sellado en setiembre de 1668, y en mayo de 1678, nueve años y medio más tarde, el plazo había vencido ya tiempo ha.99 (Ventana-emergente - Popup)
{«cuando le fue devuelto de acuerdo con sus plegarias».}
100 (Ventana-emergente - Popup)
Goethe, Fausto, parte I, escena 4.
101 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Fausto, parteI, escena 4:
«Aquí seré tu infatigable esclavo y acataré hasta tu menor señal; mas cuando allá volvamos a encontrarnos, tú harás conmigo igual»,
102 (Ventana-emergente - Popup)
[En la ilustración del manuscrito original hay indicios de que esto tenía un significado sexual.]
103 (Ventana-emergente - Popup)
{«cuando se sentía desanimado por el progreso de su arte y sus ingresos futuros».}
104 (Ventana-emergente - Popup)
{«habiéndose desanimado un poco a causa de la muerte de su progenitor».}
105 (Ventana-emergente - Popup)
El primer cuadro, el de la portada, y su leyenda representan al Diablo en la forma de un «honesto ciudadano».

80
[También está así representado en el primero de los ocho cuadros siguientes y la ilustración de la «Primera aparición del Diablo»).]
106 (Ventana-emergente - Popup)
«Ich Christoph Haizmann undterschreibe mich disen Herrn: sein leibeigener Sohn aulf 9. Jahr. 1669 Jahr».
107 (Ventana-emergente - Popup)
«Anno 1669. Christoph Haizmann. Ich verschreibe mich disen Satan ich sein leibei gner Sohn zu sein, und in 9. Jahr ihm mein Leib und Seel zuzugebeien».
108 (Ventana-emergente - Popup)
De hecho, más adelante, al considerar cuándo y para quién se redactaron estos pactos, llegaremos a entender que su texto tuvo que expresarse por fuerza en términos no llamativos y comprensibles para todos. Sin embargo, nos basta que conserve una ambigüedad de la cual pueda arrancar nuestra explicitación.
109 (Ventana-emergente - Popup)
En Goethe [Fausto, parte I, escenas 2 y 3], un perro negro como este se convierte en el propio Diablo.
{Véase la ilustración de la «Primera aparición del Diablo».}
110 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Tótem y tabú (1912-13) y Reik (1919).
111 (Ventana-emergente - Popup)
Reik (1923, capítulo VII). donde cita a Ernest Jones (1912c)].
112 (Ventana-emergente - Popup)
El Padre Lobo también aparece como asaltante en el conocido cuento tradicional de los siete cabritos. [Este cuento desempeña un papel muy importante en el historial clínico del «Hombre de los Lobos» (1918b).]
113 (Ventana-emergente - Popup)
El hecho de que en nuestros análisis descubramos tan raramente al Diablo acaso sea indicio de que esta figura de la mitología medieval hace mucho que ha perdido su papel en las personas que se someten a ellos. Para el cristiano piadoso de siglos anteriores, no era menos obligatorio creer en el Diablo que creer en Dios. De hecho, le hacía falta el Diablo para poder retener a Dios. Luego, el retroceso de la fe afectó primero y sobre todo, por diversas razones, a la figura del Diablo. Si osamos aplicar esta idea del Diablo como sustituto del padre a la historia de la cultura, podremos ver también bajo una nueva luz los procesos por brujería de la Edad Media [como ya lo demostró Ernest Jones en el capítulo acerca de las brujas de su libro sobre la pesadilla (1912c)
114 (Ventana-emergente - Popup)
[Para este párrafo y el siguiente, véase «Duelo y melancolía» (1917e).]
115 (Ventana-emergente - Popup)
Se hallará un ejemplo en el análisis del pequeño Hans (1909b), AE, 10, pág, 31,
116 (Ventana-emergente - Popup)
{«estableció con él un pacto firmado por nueve años».}
117 (Ventana-emergente - Popup)
{«cuyo término, el 24 de este mes, se aproxima».}
118 (Ventana-emergente - Popup)
Más adelante nos ocuparemos de la contradicción de que los dos, pactos trascritos lleven el mismo año, 1669
119 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. La interpretación de los sueños ( 1900a), AE, 5, págs 415-9.
120 (Ventana-emergente - Popup)
Se menciona un ejemplo en «Sueños en el folklore» (Freud, 1958a), AE, 12, pág. 189.
121 (Ventana-emergente - Popup)
{Véase la ilustración de la «Segunda aparición del Diablo».}
122 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (1910c).
123 (Ventana-emergente - Popup)
{En los tribunales regionales de Alemania, juez que preside una división de la corte de apelaciones.}
124 (Ventana-emergente - Popup)
Schreber (1903). Véase mi análisis de su caso (1911c).
125 (Ventana-emergente - Popup)
AE, 12, págs. 45 y 54.
126 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud se había ocupado con más detalle de la «protesta masculina» de Adler pocos años antes, en «Pegan a un niño"» (1919e), AE, 17, págs. 197 y sigs.]
127 (Ventana-emergente - Popup)
{«en el año siguiente, 1669».}
128 (Ventana-emergente - Popup)
{«debía devolverle el papel» y «lo vio dándole el papel».}
129 (Ventana-emergente - Popup)
«cuando le fue devuelto de acuerdo con sus plegarias»}
130 (Ventana-emergente - Popup)
{«en un bollo estrujado y roto en cuatro pedazos».}
131 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto fue tomado de la «Introducción» del compilador; la forma«sequenti anno» antes citada y que vuelve a aparecer más adelante proviene del testimonio del abad.]
132 (Ventana-emergente - Popup)
{«Aquí se toma el segundo año {el siguiente} en vez del que todavía no había terminado, como suele hacérselo a menudo en la conversación; porque el mismo año figura en los {dos} singrafos, de los cuales el escrito con tinta aún no había sido devuelto al redactarse el presente testimonio».}
133 (Ventana-emergente - Popup)
[Por otra parte, estáescrito en letra mucho más pequeña que el resto del testimonio.]
134 (Ventana-emergente - Popup)
El compilador, me parece, se encontró cercado entre dos puntos firmes. Por un lado halló, tanto en la carta de presentación del párroco como en el testimonio del abad, la indicación de que el, pacto con el Diablo (al menos el primero) se había establecido en 1668; por el otro, los dos pactos conservados en el archivo presentaban el año 1669; puesto que tenía frente a sí dos pactos, le pareció seguro que por dos veces el pintor había entregado su alma al Diablo. Si, como yo creo, en el testimonio del abad se hablaba de uno solo, el compilador se vio forzado a introducir en él la mención del otro y luego a eliminar la contradicción mediante la hipótesis de la posdatación. La modificación del texto introducida por él es inmediatamente contigua a la intercalación, que sólo puede provenir de su mano. Estaba obligado a unir intercalación y modificación mediante las palabras «sequenti vero anno 1669», porque el pintor había escrito expresamente, en la leyenda (muy deteriorada) que se halla bajo la figura de la portada:
«Nach einem Jahr würdt Er

106 (Ventana-emergente - Popup)
«Ich Christoph Haizmann undterschreibe mich disen Herrn: sein leibeigener Sohn aulf 9. Jahr. 1669 Jahr».
107 (Ventana-emergente - Popup)
«Anno 1669. Christoph Haizmann. Ich verschreibe mich disen Satan ich sein leibei gner Sohn zu sein, und in 9. Jahr ihm mein Leib und Seel zuzugebeien».
108 (Ventana-emergente - Popup)
De hecho, más adelante, al considerar cuándo y para quién se redactaron estos pactos, llegaremos a entender que su texto tuvo que expresarse por fuerza en términos no llamativos y comprensibles para todos. Sin embargo, nos basta que conserve una ambigüedad de la cual pueda arrancar nuestra explicitación.
109 (Ventana-emergente - Popup)
En Goethe [Fausto, parte I, escenas 2 y 3], un perro negro como este se convierte en el propio Diablo.
{Véase la ilustración de la «Primera aparición del Diablo».}
110 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Tótem y tabú (1912-13) y Reik (1919).
111 (Ventana-emergente - Popup)
Reik (1923, capítulo VII). donde cita a Ernest Jones (1912c)].
112 (Ventana-emergente - Popup)
El Padre Lobo también aparece como asaltante en el conocido cuento tradicional de los siete cabritos. [Este cuento desempeña un papel muy importante en el historial clínico del «Hombre de los Lobos» (1918b).]
113 (Ventana-emergente - Popup)
El hecho de que en nuestros análisis descubramos tan raramente al Diablo acaso sea indicio de que esta figura de la mitología medieval hace mucho que ha perdido su papel en las personas que se someten a ellos. Para el cristiano piadoso de siglos anteriores, no era menos obligatorio creer en el Diablo que creer en Dios. De hecho, le hacía falta el Diablo para poder retener a Dios. Luego, el retroceso de la fe afectó primero y sobre todo, por diversas razones, a la figura del Diablo. Si osamos aplicar esta idea del Diablo como sustituto del padre a la historia de la cultura, podremos ver también bajo una nueva luz los procesos por brujería de la Edad Media [como ya lo demostró Ernest Jones en el capítulo acerca de las brujas de su libro sobre la pesadilla (1912c)
114 (Ventana-emergente - Popup)
[Para este párrafo y el siguiente, véase «Duelo y melancolía» (1917e).]
115 (Ventana-emergente - Popup)
Se hallará un ejemplo en el análisis del pequeño Hans (1909b), AE, 10, pág, 31,
116 (Ventana-emergente - Popup)
{«estableció con él un pacto firmado por nueve años».}
117 (Ventana-emergente - Popup)
{«cuyo término, el 24 de este mes, se aproxima».}
118 (Ventana-emergente - Popup)
Más adelante nos ocuparemos de la contradicción de que los dos, pactos trascritos lleven el mismo año, 1669
119 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. La interpretación de los sueños ( 1900a), AE, 5, págs 415-9.
120 (Ventana-emergente - Popup)
Se menciona un ejemplo en «Sueños en el folklore» (Freud, 1958a), AE, 12, pág. 189.
121 (Ventana-emergente - Popup)
{Véase la ilustración de la «Segunda aparición del Diablo».}
122 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (1910c).
123 (Ventana-emergente - Popup)
{En los tribunales regionales de Alemania, juez que preside una división de la corte de apelaciones.}
124 (Ventana-emergente - Popup)
Schreber (1903). Véase mi análisis de su caso (1911c).
125 (Ventana-emergente - Popup)
AE, 12, págs. 45 y 54.
126 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud se había ocupado con más detalle de la «protesta masculina» de Adler pocos años antes, en «Pegan a un niño"» (1919e), AE, 17, págs. 197 y sigs.]
127 (Ventana-emergente - Popup)
{«en el año siguiente, 1669».}
128 (Ventana-emergente - Popup)
{«debía devolverle el papel» y «lo vio dándole el papel».}
129 (Ventana-emergente - Popup)
«cuando le fue devuelto de acuerdo con sus plegarias»}
130 (Ventana-emergente - Popup)
{«en un bollo estrujado y roto en cuatro pedazos».}
131 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto fue tomado de la «Introducción» del compilador; la forma«sequenti anno» antes citada y que vuelve a aparecer más adelante proviene del testimonio del abad.]
132 (Ventana-emergente - Popup)
{«Aquí se toma el segundo año {el siguiente} en vez del que todavía no había terminado, como suele hacérselo a menudo en la conversación; porque el mismo año figura en los {dos} singrafos, de los cuales el escrito con tinta aún no había sido devuelto al redactarse el presente testimonio».}
133 (Ventana-emergente - Popup)
[Por otra parte, estáescrito en letra mucho más pequeña que el resto del testimonio.]
134 (Ventana-emergente - Popup)
El compilador, me parece, se encontró cercado entre dos puntos firmes. Por un lado halló, tanto en la carta de presentación del párroco como en el testimonio del abad, la indicación de que el, pacto con el Diablo (al menos el primero) se había establecido en 1668; por el otro, los dos pactos conservados en el archivo presentaban el año 1669; puesto que tenía frente a sí dos pactos, le pareció seguro que por dos veces el pintor había entregado su alma al Diablo. Si, como yo creo, en el testimonio del abad se hablaba de uno solo, el compilador se vio forzado a introducir en él la mención del otro y luego a eliminar la contradicción mediante la hipótesis de la posdatación. La modificación del texto introducida por él es inmediatamente contigua a la intercalación, que sólo puede provenir de su mano. Estaba obligado a unir intercalación y modificación mediante las palabras «sequenti vero anno 1669», porque el pintor había escrito expresamente, en la leyenda (muy deteriorada) que se halla bajo la figura de la portada:
«Nach einem Jahr würdt Er

81
...schrökbliche betrohungen in ab... gestalt nr. 2 bezwungen sich ...n Bluot zu verschreiben».
{«Un año después él terribles amenazas en ... figura Nº 2 se vio forzado ... a firmar un pacto con sangre».}
El desliz en la escritura {Verschreiben} del pintor cuando redactó sus Syngraphae, que me constriñó a mi intento de explicación, no me parece menos interesante que sus pactos {Verschreibung} mismos. [Hay aquí un evidente juego de palabras con el doble significado de «Verschreiben». - En Psicopatología de la vida cotidiana (1901b), AE, 6, pág. 215, Freud señala que a menudo un desliz accidental revela una falsificación deliberada.]
135 (Ventana-emergente - Popup)
[En todas las ediciones alemanas, con excepción de la primera, figura aquí, por error, « 15».]
136 (Ventana-emergente - Popup)
[Orden a la que había ingresado al llegar a Viena.]
137 (Ventana-emergente - Popup)
Este pasaje me resulta ininteligible.
138 (Ventana-emergente - Popup)
[La intercalación entre corchetes es de Freud.]
139 (Ventana-emergente - Popup)
Observaciones sobre la teoría y la practica de la interpretación de los sueños (1923 [1922])
«Bernerkungen zur Theorie und Praxis der Traumdeutung»
Ediciones en alemán
1923 Int. Z. PsYchoanal., 9, nº 1, págs. 1-11.
1925 GS, 3, págs. 305-18.
1925 Traumlehre, págs. 49-62.
1931 Sexualtheorie und Traumlehre, págs. 354-68.
1940 GW, 13, págs. 301-14.
1975 SA, «Ergänzungsband» (Volumen complementario), págs. 257-70.
Traducciones en castellano
1944 «Observaciones sobre la teoría y la práctica de la interpretación onírica». EA, 19, págs. 199-217.
Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 Igual título. SR, 19, págs. 165-78. El mismo tra ductor.
1968 Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 116-25.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2619-27.
Freud dio a conocer el contenido de este trabajo a sus compañeros de viaje en una excursión realizada en setiembre de 1921 por la región montañesa del Harz (Jones, 1957, pág. 86); en la misma excursión les leyó también otros dos trabajos suyos: «Psi coanálisis y telepatía» (1941d) y «Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad» (1922b). N o obstante, el presente artículo no fue escrito sino un año después, en julio de 1922, en Gastein (Jones, 1957, pág. 93). (En Jones, 1955, pág. 269, se da equivocadamente «1923» como año de redacción.) Según podrá apreciarse, las secciones VIII y X reflejan el interés de Freud por la «compulsión de repetición» y por la demostración de la existencia de un «ideal del yo», tal como lo había expuesto, respectivamente, en otras dos obras de esa misma época: Más allá del principio de placer (1920g) y Psicología de las masas y análisisdel yo (1921c).
James Strachey
140 (Ventana-emergente - Popup)
Las ediciones 6º y 7º, de 1921 y 1922.
141 (Ventana-emergente - Popup)
Consideraciones similares se hallan en la29º de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág. 11.
142 (Ventana-emergente - Popup)
En la carta a Maxime Leroy sobre unos sueños de Descartes (Freud, 1929b) se hacen otros comentarios acerca de los «sueños de arriba», cuya existencia había sido indicada en La interpretación de los sueños (1,900a), AE, 5, pág. 552.
143 (Ventana-emergente - Popup)
Freud insiste a menudo en que los sueños son una forma de pensamiento. Cf., por ejemplo, «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico» (1914d), AE, 14, pág. 63; «Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad» (1922b), AE, 18, pág. 223, y una larga nota al pie agregada en1925 a La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 502.
144 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, págs. 143 ysigs. Se hallarán ejemplos y un examen de estos sueños (así como de los sueños confirmatorios que se tratan infra, en la sección VII) en «Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina» (1920a), AE, 18, págs 157-8.
145 (Ventana-emergente - Popup)
«Informe sobre la electroterapia de los neuróticos de guerra» (1955c), AE, 17, págs. 211-2.
146 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. el párrafo 4 de la 15º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 15, pág. 218.1
147 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 197, n. 20, y 5, pág, 387.
148 (Ventana-emergente - Popup)

{«Un año después él terribles amenazas en ... figura Nº 2 se vio forzado ... a firmar un pacto con sangre».}
El desliz en la escritura {Verschreiben} del pintor cuando redactó sus Syngraphae, que me constriñó a mi intento de explicación, no me parece menos interesante que sus pactos {Verschreibung} mismos. [Hay aquí un evidente juego de palabras con el doble significado de «Verschreiben». - En Psicopatología de la vida cotidiana (1901b), AE, 6, pág. 215, Freud señala que a menudo un desliz accidental revela una falsificación deliberada.]
135 (Ventana-emergente - Popup)
[En todas las ediciones alemanas, con excepción de la primera, figura aquí, por error, « 15».]
136 (Ventana-emergente - Popup)
[Orden a la que había ingresado al llegar a Viena.]
137 (Ventana-emergente - Popup)
Este pasaje me resulta ininteligible.
138 (Ventana-emergente - Popup)
[La intercalación entre corchetes es de Freud.]
139 (Ventana-emergente - Popup)
Observaciones sobre la teoría y la practica de la interpretación de los sueños (1923 [1922])
«Bernerkungen zur Theorie und Praxis der Traumdeutung»
Ediciones en alemán
1923 Int. Z. PsYchoanal., 9, nº 1, págs. 1-11.
1925 GS, 3, págs. 305-18.
1925 Traumlehre, págs. 49-62.
1931 Sexualtheorie und Traumlehre, págs. 354-68.
1940 GW, 13, págs. 301-14.
1975 SA, «Ergänzungsband» (Volumen complementario), págs. 257-70.
Traducciones en castellano
1944 «Observaciones sobre la teoría y la práctica de la interpretación onírica». EA, 19, págs. 199-217.
Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 Igual título. SR, 19, págs. 165-78. El mismo tra ductor.
1968 Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 116-25.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2619-27.
Freud dio a conocer el contenido de este trabajo a sus compañeros de viaje en una excursión realizada en setiembre de 1921 por la región montañesa del Harz (Jones, 1957, pág. 86); en la misma excursión les leyó también otros dos trabajos suyos: «Psi coanálisis y telepatía» (1941d) y «Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad» (1922b). N o obstante, el presente artículo no fue escrito sino un año después, en julio de 1922, en Gastein (Jones, 1957, pág. 93). (En Jones, 1955, pág. 269, se da equivocadamente «1923» como año de redacción.) Según podrá apreciarse, las secciones VIII y X reflejan el interés de Freud por la «compulsión de repetición» y por la demostración de la existencia de un «ideal del yo», tal como lo había expuesto, respectivamente, en otras dos obras de esa misma época: Más allá del principio de placer (1920g) y Psicología de las masas y análisisdel yo (1921c).
James Strachey
140 (Ventana-emergente - Popup)
Las ediciones 6º y 7º, de 1921 y 1922.
141 (Ventana-emergente - Popup)
Consideraciones similares se hallan en la29º de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág. 11.
142 (Ventana-emergente - Popup)
En la carta a Maxime Leroy sobre unos sueños de Descartes (Freud, 1929b) se hacen otros comentarios acerca de los «sueños de arriba», cuya existencia había sido indicada en La interpretación de los sueños (1,900a), AE, 5, pág. 552.
143 (Ventana-emergente - Popup)
Freud insiste a menudo en que los sueños son una forma de pensamiento. Cf., por ejemplo, «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico» (1914d), AE, 14, pág. 63; «Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad» (1922b), AE, 18, pág. 223, y una larga nota al pie agregada en1925 a La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 502.
144 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, págs. 143 ysigs. Se hallarán ejemplos y un examen de estos sueños (así como de los sueños confirmatorios que se tratan infra, en la sección VII) en «Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina» (1920a), AE, 18, págs 157-8.
145 (Ventana-emergente - Popup)
«Informe sobre la electroterapia de los neuróticos de guerra» (1955c), AE, 17, págs. 211-2.
146 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. el párrafo 4 de la 15º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 15, pág. 218.1
147 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 197, n. 20, y 5, pág, 387.
148 (Ventana-emergente - Popup)

82
Cf. «El uso de la interpretación de los sueños en el psicoanálisis» (1911e), AE, 12, pág. 92.
149 (Ventana-emergente - Popup)
«Construcciones en el análisis» (1937d).
150 (Ventana-emergente - Popup)
[28º conferencia (AE, 16, págs. 408-13).]
151 (Ventana-emergente - Popup)
[AE, 18, págs. 18 y sigs.]
152 (Ventana-emergente - Popup)
Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, págs. 31-2.
153 (Ventana-emergente - Popup)
La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 550.
154 (Ventana-emergente - Popup)
AE, 5, págs, 470-4.
155 (Ventana-emergente - Popup)
{En alemán, como en castellano, la palabra «Kakao» sugiere la expresión infantil para designar las heces.}
Un ejemplo de lo mismo aparece en una notaal pie de «Carácter y erotismo anal» (1908b), AE, 9, pág. 156.
156 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 328; en una oración agregada en 1925 adicha obra, Freud compendió lo esencial de lo que a continuación dice aquí.
157 (Ventana-emergente - Popup)
Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto (1925)
«Enige Nachträge zum Ganzen der Traumdeutung»
Ediciones en alemán
1925 GS, 3, págs. 172-84.
1925 Traumlehre, págs. 63-76.
1931 Sexualtheorie und Traumlehre, págs. 369-81. (Se omitió el ensayo C.)
1952 GW, 1, págs. 559-73.
Traducciones en castellano
1944 «La significación ocultista del sueño»; «Los límites de la interpretabilidad de los sueños»; «La responsabilidad moral por el contenido de los sueños». EA, 19, págs. 219-26, 227-33 y 235-42. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 Iguales títulos. SR, 19, págs. 185-90, 191-6 y 197- 202. El mismo traductor.
1968 Iguales títulos. BN (3 vols.), 3, págs. 128-31, 131-4 y 134-7.
1974 Iguales títulos. BN (9 vols.), 8, págs. 2887-9, 2890- 2 y 2893-5.
El volumen 3 de los Gesammelte Schriften, en que este trabajo apareció por primera vez, se publicó en el otoño de 1925. Más o menos por esa misma época (setiembre de dicho año), el tercero de estos ensayos fue incluido en el Almanach 1926 (págs. 27-31), y también en Imago, 11, nº 3 (1925), págs. 234-8. Estos tres ensayos tuvieron una historia bibliográfica algo accidentada. Como expliqué en mi «Introducción» a La interpretación de los sueños ( 1900a), AE, 4, pág. 5, al preparar la primera recopilación de obras de Freud (los Gesammelte Schriften) se resolvió dedicar el segundo volumen a una reimpresión sin cambio alguno de la primera edición de Die Traumdeutung, y reunir en el tercer volumen todas las correcciones y agregados hechos por Freud en ediciones posteriores. Entre este material adicional había tres «ZusatskapiteIn» {capítulos suplementarios}; los dos primeros (que se ocupaban de los símbolos y de la elaboración secundaría, respectivamente) consistían casi por entero en los antiguos agregados incorporados a partir de la segunda edición. Pero el «Zusatskapitel C» (el actual grupo de ensayos) era completamente nuevo y no había aparecido en ninguna edición previa. No obstante, es indudable que Freud tenía el propósito de incluirlos en todas las ediciones futuras de Die Traumdeutung, ya que en la reimpresión de la primera edición de los Gesammelte Schriften (2, pág. 538) estipula con toda claridad que debía ubicárselos al final de la o bra. (ver nota)
Esto era en 1925. La siguiente edición de Die Traumdeutung en un solo volumen (la octava) fue la de 1930; en ella halló cabida todo el nuevo material de la edición de 1925 con la sola excepción de ese «Capítulo suplementario C». Consecuencia inmediata de esto fue su ausencia en la traducción inglesa revisada de 1932 (hecha por Brill) y en la edición que abarca el v olumen doble, 2-3, de las Gesammelte Werke (1942). (ver nota) En verdad, parecía perseguido por la mala fortuna, pues accidentalmente se lo pasó por alto cuando le llegó el turno de ser incluido en las Gesammelte Werke en el lugar cronológico correspondiente (el volumen 14, publicado en 1948), hasta que al fin hubo que hacerle sitio en el último de los volúmenes de dicha colección que vieron la luz (el volumen 1, que apareció en 1952). Por consiguiente, durante más de veinte años se había perdido de vista e l texto alemán.
La primera de estas omisiones, la de la octava edición de Die Traumdeutung, tiene una posible explicación. En el último de estos ensayos, Freud declara aceptar algo más que a medias la autenticidad de la telepatía; cuando el ensayo se publicó por primera vez, dio lugar a la vigorosa protesta de Ernest Jones, quien sostuvo que dañaría la causa del psicoanálisis en l os círculos científicos, especialmente en Inglaterra. Según refiere el episodio Jones (1957, págs, 422 y sigs.), Freud pareció n o inmutarse por su objeción; pero es admisible que pese a todo cediera a esta, al menos hasta el punto de no incluir el ensayo e n la edición canónica de la más famosa de sus obras.
James Strachey
158 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud ya había rozado es ta cuestión en varios escritos anteriores: por ejemplo, en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, págs. 518-9; en Psicopatología de la vida cotidiana (1901b), AE, 6, pág. 261, y en «El uso de la interpretación de los sueños en el psicoanálisis» (1911e), AE, 12, págs, 89-90.
159 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Observaciones sobre la teoría y la práctica de la interpretación de los sueños» (1923c).

149 (Ventana-emergente - Popup)
«Construcciones en el análisis» (1937d).
150 (Ventana-emergente - Popup)
[28º conferencia (AE, 16, págs. 408-13).]
151 (Ventana-emergente - Popup)
[AE, 18, págs. 18 y sigs.]
152 (Ventana-emergente - Popup)
Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, págs. 31-2.
153 (Ventana-emergente - Popup)
La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 550.
154 (Ventana-emergente - Popup)
AE, 5, págs, 470-4.
155 (Ventana-emergente - Popup)
{En alemán, como en castellano, la palabra «Kakao» sugiere la expresión infantil para designar las heces.}
Un ejemplo de lo mismo aparece en una notaal pie de «Carácter y erotismo anal» (1908b), AE, 9, pág. 156.
156 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 328; en una oración agregada en 1925 adicha obra, Freud compendió lo esencial de lo que a continuación dice aquí.
157 (Ventana-emergente - Popup)
Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto (1925)
«Enige Nachträge zum Ganzen der Traumdeutung»
Ediciones en alemán
1925 GS, 3, págs. 172-84.
1925 Traumlehre, págs. 63-76.
1931 Sexualtheorie und Traumlehre, págs. 369-81. (Se omitió el ensayo C.)
1952 GW, 1, págs. 559-73.
Traducciones en castellano
1944 «La significación ocultista del sueño»; «Los límites de la interpretabilidad de los sueños»; «La responsabilidad moral por el contenido de los sueños». EA, 19, págs. 219-26, 227-33 y 235-42. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 Iguales títulos. SR, 19, págs. 185-90, 191-6 y 197- 202. El mismo traductor.
1968 Iguales títulos. BN (3 vols.), 3, págs. 128-31, 131-4 y 134-7.
1974 Iguales títulos. BN (9 vols.), 8, págs. 2887-9, 2890- 2 y 2893-5.
El volumen 3 de los Gesammelte Schriften, en que este trabajo apareció por primera vez, se publicó en el otoño de 1925. Más o menos por esa misma época (setiembre de dicho año), el tercero de estos ensayos fue incluido en el Almanach 1926 (págs. 27-31), y también en Imago, 11, nº 3 (1925), págs. 234-8. Estos tres ensayos tuvieron una historia bibliográfica algo accidentada. Como expliqué en mi «Introducción» a La interpretación de los sueños ( 1900a), AE, 4, pág. 5, al preparar la primera recopilación de obras de Freud (los Gesammelte Schriften) se resolvió dedicar el segundo volumen a una reimpresión sin cambio alguno de la primera edición de Die Traumdeutung, y reunir en el tercer volumen todas las correcciones y agregados hechos por Freud en ediciones posteriores. Entre este material adicional había tres «ZusatskapiteIn» {capítulos suplementarios}; los dos primeros (que se ocupaban de los símbolos y de la elaboración secundaría, respectivamente) consistían casi por entero en los antiguos agregados incorporados a partir de la segunda edición. Pero el «Zusatskapitel C» (el actual grupo de ensayos) era completamente nuevo y no había aparecido en ninguna edición previa. No obstante, es indudable que Freud tenía el propósito de incluirlos en todas las ediciones futuras de Die Traumdeutung, ya que en la reimpresión de la primera edición de los Gesammelte Schriften (2, pág. 538) estipula con toda claridad que debía ubicárselos al final de la o bra. (ver nota)
Esto era en 1925. La siguiente edición de Die Traumdeutung en un solo volumen (la octava) fue la de 1930; en ella halló cabida todo el nuevo material de la edición de 1925 con la sola excepción de ese «Capítulo suplementario C». Consecuencia inmediata de esto fue su ausencia en la traducción inglesa revisada de 1932 (hecha por Brill) y en la edición que abarca el v olumen doble, 2-3, de las Gesammelte Werke (1942). (ver nota) En verdad, parecía perseguido por la mala fortuna, pues accidentalmente se lo pasó por alto cuando le llegó el turno de ser incluido en las Gesammelte Werke en el lugar cronológico correspondiente (el volumen 14, publicado en 1948), hasta que al fin hubo que hacerle sitio en el último de los volúmenes de dicha colección que vieron la luz (el volumen 1, que apareció en 1952). Por consiguiente, durante más de veinte años se había perdido de vista e l texto alemán.
La primera de estas omisiones, la de la octava edición de Die Traumdeutung, tiene una posible explicación. En el último de estos ensayos, Freud declara aceptar algo más que a medias la autenticidad de la telepatía; cuando el ensayo se publicó por primera vez, dio lugar a la vigorosa protesta de Ernest Jones, quien sostuvo que dañaría la causa del psicoanálisis en l os círculos científicos, especialmente en Inglaterra. Según refiere el episodio Jones (1957, págs, 422 y sigs.), Freud pareció n o inmutarse por su objeción; pero es admisible que pese a todo cediera a esta, al menos hasta el punto de no incluir el ensayo e n la edición canónica de la más famosa de sus obras.
James Strachey
158 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud ya había rozado es ta cuestión en varios escritos anteriores: por ejemplo, en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, págs. 518-9; en Psicopatología de la vida cotidiana (1901b), AE, 6, pág. 261, y en «El uso de la interpretación de los sueños en el psicoanálisis» (1911e), AE, 12, págs, 89-90.
159 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Observaciones sobre la teoría y la práctica de la interpretación de los sueños» (1923c).

83
160 (Ventana-emergente - Popup)
Véase la acotación de Freud acerca del tiempo que llevó interpretar el sueño, del «Hombre de los Lobos» (1918b), AE, 17, pág. 32.
161 (Ventana-emergente - Popup)
Véase, empero, la salvedad hecha al respecto en un agregado de 1925 a La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 146, n. 4.
162 (Ventana-emergente - Popup)
AE, 4, pág. 287, y 5, pág. 517
163 (Ventana-emergente - Popup)
Véase una nota al pie de «Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños» (1917d), AE, 14, pág. 227, y un pasaje agregado en 1919 a La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 518
164 (Ventana-emergente - Popup)
Véase la sección F de ese capítulo, titulada «Los sentimientos éticos en el sueño», AE, 4, págs. 89-97
165 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Observaciones sobre la teoría y la práctica de la interpretación de los sueños» (1923c)
166 (Ventana-emergente - Popup)
Como el propio Freud indica en el párrafo siguiente, aquí la palabra alemana «Ich» designa más bien lo que en inglés se denomina «self». Este uso ambiguo del término alemán es examinado en mi «Introducción» a El yo y el ello (1923b)
167 (Ventana-emergente - Popup)
Esta paradoja ya había sido mencionada en El yo y el ello (1923b), y vuelve a examinársela en «El problema económico del masoquismo» (1924c). Se la considera con mayor extensión en el capítulo VII de El malestar en la cultura (1930a).
168 (Ventana-emergente - Popup)
Freud se ocupó más detenidamente de este tema y de gran parte del material empírico aquí aludido en su trabajo póstumo de 1921 «Psicoanálisis y telepatía»(1941d), así como en «Sueño y telepatía» (1922a) y en la 30º de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), titulada «Sueño y ocultismo».
169 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. el análisis de Schreber (1911c), AE, 12, pág. 23.
170 (Ventana-emergente - Popup)
La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 574 y n. 6.
171 (Ventana-emergente - Popup)
Véase el análisis de un presunto sueño profético en el trabajo póstumo de 1899 «Una premonición onírica cumplida» (1941c), AE, 5, pág. 609, resumido también enPsicopatología de la vida cotidiana (1901b), AE, 6, pág, 255,
172 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta historia se narra más ampliamente en la30º de las Nuevas conferencias (1933a), y con más detalle aún en «Psicoanálisis v telepatía» (1941d), AE, 18, págs. 177 y sigs.]
173 (Ventana-emergente - Popup)
[En «Psicoanálisis y telepatía» (1941d), AE, 18, pág. 176, se destaca la importancia que tiene esta distracción de la atención del «decidor de la suerte».]
174 (Ventana-emergente - Popup)
Lo mismo se afirma en «Sueño y telepatía» (1922a), AE, 18, pág. 211.
175 (Ventana-emergente - Popup)
La organización genital infantil (Una interpolación en la teoría de la sexualidad). (1923)
«Die infantile Genitalorganisation (Eine Einschaltung in die Sexualtheorie) »
Ediciones en alemán
1923 Int. Z. Psychoanal., 9, nº 2, págs. 168-71. 1924 GS, 5, págs. 232-7. 1926 Psychoanalyse der Neurosen, págs. 140-6. 1931 Sexualtheorie und Traumlehre,págs. 188-93. 1940 GW, 13, págs. 291-8. 1972 SA, 5, págs. 235-41.
Traducciones en castellano
1929 «La organización genital infantil (Adición a la teoría sexual)». BN (17 vols.), 13, págs. 119-24. Traducción de Luis López-Ballesteros. 1943 Igual título. EA, 13, págs. 123-8. El mismo tra ductor. 1948 Igual título. BN (2 vols.), 1, págs. 1209-12. El mismo traductor. 1953 Igual título. SR, 13, págs. 97-101. El mismo tra ductor. 1967 Igual título. BN (3 vols.), 1, págs. 1195-7. El mismo traductor. 1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2698-700. El mismo traductor.
Este trabajo fue escrito e n febrero de 1923 (Jones, 1957, pág.106). Es en esencia, como lo indica el subtítulo, un agregado a los Tres ensayos de teoría sexual (1905d); y, de hecho, en tina nota al pie agregada allí en la edición aparecida al año siguiente (1924) se sintetiza lo fundamental de lo expuesto en el presente trabajo (cf. AE, 7, pág. 181 ).
Le sirven de punto de partida principalmente las secciones 5 y 6 del segundo ensayo, añadidas ambas en 1915. Pero también retoma ideas que se encuentran en «La predisposición a la neurosis obsesiva» (1913i), AE, 12, págs. 343-5, y otras de más antigua data todavía, que aparecen en «Sobre las teorías sexuales infantíles»1908c), AE, 9, págs. 191-5.
James Strachey

Véase la acotación de Freud acerca del tiempo que llevó interpretar el sueño, del «Hombre de los Lobos» (1918b), AE, 17, pág. 32.
161 (Ventana-emergente - Popup)
Véase, empero, la salvedad hecha al respecto en un agregado de 1925 a La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 146, n. 4.
162 (Ventana-emergente - Popup)
AE, 4, pág. 287, y 5, pág. 517
163 (Ventana-emergente - Popup)
Véase una nota al pie de «Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños» (1917d), AE, 14, pág. 227, y un pasaje agregado en 1919 a La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 518
164 (Ventana-emergente - Popup)
Véase la sección F de ese capítulo, titulada «Los sentimientos éticos en el sueño», AE, 4, págs. 89-97
165 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Observaciones sobre la teoría y la práctica de la interpretación de los sueños» (1923c)
166 (Ventana-emergente - Popup)
Como el propio Freud indica en el párrafo siguiente, aquí la palabra alemana «Ich» designa más bien lo que en inglés se denomina «self». Este uso ambiguo del término alemán es examinado en mi «Introducción» a El yo y el ello (1923b)
167 (Ventana-emergente - Popup)
Esta paradoja ya había sido mencionada en El yo y el ello (1923b), y vuelve a examinársela en «El problema económico del masoquismo» (1924c). Se la considera con mayor extensión en el capítulo VII de El malestar en la cultura (1930a).
168 (Ventana-emergente - Popup)
Freud se ocupó más detenidamente de este tema y de gran parte del material empírico aquí aludido en su trabajo póstumo de 1921 «Psicoanálisis y telepatía»(1941d), así como en «Sueño y telepatía» (1922a) y en la 30º de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), titulada «Sueño y ocultismo».
169 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. el análisis de Schreber (1911c), AE, 12, pág. 23.
170 (Ventana-emergente - Popup)
La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 574 y n. 6.
171 (Ventana-emergente - Popup)
Véase el análisis de un presunto sueño profético en el trabajo póstumo de 1899 «Una premonición onírica cumplida» (1941c), AE, 5, pág. 609, resumido también enPsicopatología de la vida cotidiana (1901b), AE, 6, pág, 255,
172 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta historia se narra más ampliamente en la30º de las Nuevas conferencias (1933a), y con más detalle aún en «Psicoanálisis v telepatía» (1941d), AE, 18, págs. 177 y sigs.]
173 (Ventana-emergente - Popup)
[En «Psicoanálisis y telepatía» (1941d), AE, 18, pág. 176, se destaca la importancia que tiene esta distracción de la atención del «decidor de la suerte».]
174 (Ventana-emergente - Popup)
Lo mismo se afirma en «Sueño y telepatía» (1922a), AE, 18, pág. 211.
175 (Ventana-emergente - Popup)
La organización genital infantil (Una interpolación en la teoría de la sexualidad). (1923)
«Die infantile Genitalorganisation (Eine Einschaltung in die Sexualtheorie) »
Ediciones en alemán
1923 Int. Z. Psychoanal., 9, nº 2, págs. 168-71. 1924 GS, 5, págs. 232-7. 1926 Psychoanalyse der Neurosen, págs. 140-6. 1931 Sexualtheorie und Traumlehre,págs. 188-93. 1940 GW, 13, págs. 291-8. 1972 SA, 5, págs. 235-41.
Traducciones en castellano
1929 «La organización genital infantil (Adición a la teoría sexual)». BN (17 vols.), 13, págs. 119-24. Traducción de Luis López-Ballesteros. 1943 Igual título. EA, 13, págs. 123-8. El mismo tra ductor. 1948 Igual título. BN (2 vols.), 1, págs. 1209-12. El mismo traductor. 1953 Igual título. SR, 13, págs. 97-101. El mismo tra ductor. 1967 Igual título. BN (3 vols.), 1, págs. 1195-7. El mismo traductor. 1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2698-700. El mismo traductor.
Este trabajo fue escrito e n febrero de 1923 (Jones, 1957, pág.106). Es en esencia, como lo indica el subtítulo, un agregado a los Tres ensayos de teoría sexual (1905d); y, de hecho, en tina nota al pie agregada allí en la edición aparecida al año siguiente (1924) se sintetiza lo fundamental de lo expuesto en el presente trabajo (cf. AE, 7, pág. 181 ).
Le sirven de punto de partida principalmente las secciones 5 y 6 del segundo ensayo, añadidas ambas en 1915. Pero también retoma ideas que se encuentran en «La predisposición a la neurosis obsesiva» (1913i), AE, 12, págs. 343-5, y otras de más antigua data todavía, que aparecen en «Sobre las teorías sexuales infantíles»1908c), AE, 9, págs. 191-5.
James Strachey

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176 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. AE, 7, pág. 112.
177 (Ventana-emergente - Popup)
[Corresponde aAE, 7, pág. 181, donde aparece también la nota agregada en 1924 que sintetiza los hallazgos formulados en el presente artículo. La sección del libro de la cual se tomó esta cita fue agregada en su totalidad en 1915]
178 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. el análisis del pequeño Hans (1909b), AE, 10, pág. 10.1 -Por lo demás, es notable cuán escasa atención atrae sobre sí, en el niño, la otra parte de los genitales masculinos, la bolsita con sus contenidos. Por los análisis, no se podría colegir que los genitales masculinos constan de algo más que del pene.
179 (Ventana-emergente - Popup)
A partir de aquí, cl concepto de «desconocimiento» o «desmentida» pasará a ocupar un lugar cada vez más importante en los escritos de Freud. La palabra alemana utilizada en este lugar es «leugnen», pero más adelante Freud empleó casi siempre, en vez de ella, la forma «verleugnen». Aparece en un contexto algo distinto en «La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis» (1924e); pero por lo general es usada en relación con el complejo de castración Véase, por ejemplo, los artículos sobre el masoquismo (1924c), y sobre la diferencia anatómica entre los sexos (1925j). En su trabajo posterior sobre el fetichismo (1927e)
Freud distingue el uso correcto de las palabras «Verdrängung» («represión») y «Verleugnung» («desmentida»). Allí, así como en el trabajo póstumo inconcluso «La escisión del yo en el proceso defensivo» (1940e) y en el capítulo VIII de su también inconcluso Esquema del psicoanálisis (1940a),las disquisiciones sobre este término sirven de base a una adición a la teoría metapsicológica. En verdad, la idea de la «desmentida» ya había sido insinuada mucho antes, en «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, págs. 224, n. 7 y 225, n. 8.
180 (Ventana-emergente - Popup)
El análisis del pequeño Hans (1909b), AE, 10, pág. 12
181 (Ventana-emergente - Popup)
Con acierto se ha señalado que el niño adquiere la representación de un daño narcisista por pérdida corporal ya a raíz de la pérdida del pecho materno luego de mamar, de la cotidiana deposición de las heces, y aun de la separación del vientre de la madre al nacer. Empero, sólo cabe hablar de un complejo de castración cuando esa representación de una pérdida seha enlazado con los genitales masculinos. [Este punto se trata con mayor extensión en una nota al pie agregada en 1923al análisis del pequeño Hans (1909b), AE, 10, pág 9. Se lo menciona también en«El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d)
182 (Ventana-emergente - Popup)
Me gustaría agregar que lo mentado en el mito son los genitales de la madre. Atenea, que lleva en su armadura la cabeza de Medusa, se convierte justamente por ello en la mujer inabordable, cuya sola visión extingue toda idea de aproximación sexual. - Un año antes Freud había escrito un breve ensayo sobre este tema, publicado póstumamente
(1940c).
183 (Ventana-emergente - Popup)
Por el análisis de una joven señora que no había tenido padre pero sí varias tías, me enteré de que hasta bien entrado el período de latencia creyó en el pene de la madre y de algunas de las tías. Empero, a una de estas, idiota, la consideraba castrada, tal como se sentíaa sí misma. Véase una nota al pie de El yo y el ello (1923b)
184 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. un pasaje agregado en 1915 al Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 180. Véase, asimismo, una nota al pie agregada también en 1915 a esa obra
185 (Ventana-emergente - Popup)
Neurosis y psicosis. (1924 [1923])
«Neurose und Psychose»
Ediciones en alemán
1924 Int. Z. Psychoanal., 10, nº 1, págs. 1-5. 1924 GS, 5, págs. 418-22. 1926 Psyckoanalyse der Neurosen, págs. 163-8. 1931 Neurosenlehre und Technik, págs.186-91. 1940 GW, 13, págs, 387-91. 1975 SA, 3, págs. 331-7.
Traducciones en castellano
1930 «Neurosis y psicosis». BN ( 17 vols.), 14, págs. 258- 62. Traducción de Luis López-Ballesteros. 1943 Igual título. EA, 14, págs. 267-71. El mismo tra ductor.1948 Igual título. BN (2 vols.), 2, págs. 407-9. El mismo traductor. 1953 Igual título. SR, 14, págs. 206-9. El mismo tra ductor. 1967 Igual título. BN (3 vols.), 2,págs. 499-501. El mismo traductor. 1974 Igual título, BN (9 vols.), 7, págs. 2742-4. El mismo traductor.
Este escrito data de fines del otoño de 1923. Es una aplicación de las nuevas hipótesis formuladas en El yo y el ello (1923b) al problema particular de la diferencia genética entre neurosis y psicosis. Un examen similar fue realizado por Freud en otro trabajo escrito pocos meses después que este: «La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis» 1924e). Las raíces de la cuestión ya habían sido investigadas en el primer artículo s obre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, págs. 60-1.
En el segundo párrafo de este trabajo, Freud dice haber sido estimulado por «una ilación de pensamiento inspirada desde otro lado». Parece probable que se estuviera refiriendo a la obra de Hollós y Ferenczi (1922) sobre el psicoanálisis de la parálisis general, que acababa de aparecer y en la cual Ferenczi había colaborado con una sección teórica.
James Strachey

Cf. AE, 7, pág. 112.
177 (Ventana-emergente - Popup)
[Corresponde aAE, 7, pág. 181, donde aparece también la nota agregada en 1924 que sintetiza los hallazgos formulados en el presente artículo. La sección del libro de la cual se tomó esta cita fue agregada en su totalidad en 1915]
178 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. el análisis del pequeño Hans (1909b), AE, 10, pág. 10.1 -Por lo demás, es notable cuán escasa atención atrae sobre sí, en el niño, la otra parte de los genitales masculinos, la bolsita con sus contenidos. Por los análisis, no se podría colegir que los genitales masculinos constan de algo más que del pene.
179 (Ventana-emergente - Popup)
A partir de aquí, cl concepto de «desconocimiento» o «desmentida» pasará a ocupar un lugar cada vez más importante en los escritos de Freud. La palabra alemana utilizada en este lugar es «leugnen», pero más adelante Freud empleó casi siempre, en vez de ella, la forma «verleugnen». Aparece en un contexto algo distinto en «La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis» (1924e); pero por lo general es usada en relación con el complejo de castración Véase, por ejemplo, los artículos sobre el masoquismo (1924c), y sobre la diferencia anatómica entre los sexos (1925j). En su trabajo posterior sobre el fetichismo (1927e)
Freud distingue el uso correcto de las palabras «Verdrängung» («represión») y «Verleugnung» («desmentida»). Allí, así como en el trabajo póstumo inconcluso «La escisión del yo en el proceso defensivo» (1940e) y en el capítulo VIII de su también inconcluso Esquema del psicoanálisis (1940a),las disquisiciones sobre este término sirven de base a una adición a la teoría metapsicológica. En verdad, la idea de la «desmentida» ya había sido insinuada mucho antes, en «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, págs. 224, n. 7 y 225, n. 8.
180 (Ventana-emergente - Popup)
El análisis del pequeño Hans (1909b), AE, 10, pág. 12
181 (Ventana-emergente - Popup)
Con acierto se ha señalado que el niño adquiere la representación de un daño narcisista por pérdida corporal ya a raíz de la pérdida del pecho materno luego de mamar, de la cotidiana deposición de las heces, y aun de la separación del vientre de la madre al nacer. Empero, sólo cabe hablar de un complejo de castración cuando esa representación de una pérdida seha enlazado con los genitales masculinos. [Este punto se trata con mayor extensión en una nota al pie agregada en 1923al análisis del pequeño Hans (1909b), AE, 10, pág 9. Se lo menciona también en«El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d)
182 (Ventana-emergente - Popup)
Me gustaría agregar que lo mentado en el mito son los genitales de la madre. Atenea, que lleva en su armadura la cabeza de Medusa, se convierte justamente por ello en la mujer inabordable, cuya sola visión extingue toda idea de aproximación sexual. - Un año antes Freud había escrito un breve ensayo sobre este tema, publicado póstumamente
(1940c).
183 (Ventana-emergente - Popup)
Por el análisis de una joven señora que no había tenido padre pero sí varias tías, me enteré de que hasta bien entrado el período de latencia creyó en el pene de la madre y de algunas de las tías. Empero, a una de estas, idiota, la consideraba castrada, tal como se sentíaa sí misma. Véase una nota al pie de El yo y el ello (1923b)
184 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. un pasaje agregado en 1915 al Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 180. Véase, asimismo, una nota al pie agregada también en 1915 a esa obra
185 (Ventana-emergente - Popup)
Neurosis y psicosis. (1924 [1923])
«Neurose und Psychose»
Ediciones en alemán
1924 Int. Z. Psychoanal., 10, nº 1, págs. 1-5. 1924 GS, 5, págs. 418-22. 1926 Psyckoanalyse der Neurosen, págs. 163-8. 1931 Neurosenlehre und Technik, págs.186-91. 1940 GW, 13, págs, 387-91. 1975 SA, 3, págs. 331-7.
Traducciones en castellano
1930 «Neurosis y psicosis». BN ( 17 vols.), 14, págs. 258- 62. Traducción de Luis López-Ballesteros. 1943 Igual título. EA, 14, págs. 267-71. El mismo tra ductor.1948 Igual título. BN (2 vols.), 2, págs. 407-9. El mismo traductor. 1953 Igual título. SR, 14, págs. 206-9. El mismo tra ductor. 1967 Igual título. BN (3 vols.), 2,págs. 499-501. El mismo traductor. 1974 Igual título, BN (9 vols.), 7, págs. 2742-4. El mismo traductor.
Este escrito data de fines del otoño de 1923. Es una aplicación de las nuevas hipótesis formuladas en El yo y el ello (1923b) al problema particular de la diferencia genética entre neurosis y psicosis. Un examen similar fue realizado por Freud en otro trabajo escrito pocos meses después que este: «La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis» 1924e). Las raíces de la cuestión ya habían sido investigadas en el primer artículo s obre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, págs. 60-1.
En el segundo párrafo de este trabajo, Freud dice haber sido estimulado por «una ilación de pensamiento inspirada desde otro lado». Parece probable que se estuviera refiriendo a la obra de Hollós y Ferenczi (1922) sobre el psicoanálisis de la parálisis general, que acababa de aparecer y en la cual Ferenczi había colaborado con una sección teórica.
James Strachey

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186 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud alude aquí a Fausto, parte 1, escena 4, donde dice Mefistófeles:
«Gris es toda teoría, caro amigo, y eternamente verde el árbol de la vida».]
187 (Ventana-emergente - Popup)
Freud hace algunas salvedades sobre esto en el capítulo VIII de su Esquema del psicoanálisis (1940a)
188 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños» (1917d).]
189 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. el análisis de Schreber (1911c), AE, 12, págs. 65-6.
190 (Ventana-emergente - Popup)
Véanse las consideraciones acerca de la frustración en «Sobre los tipos de contracción de neurosis» (1912c), AE, 12, pág. 242.
191 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «El problema económico del masoquismo» (1924c), infra, pág. 172.]
192 (Ventana-emergente - Popup)
Temprana alusión a un problema que habría de ocupar a Freud en años posteriores. Lo discutió por primera vez extensamente en «Fetichismo» (1927e), y luego en dos trabajos inconclusos, «La escisión del yo en el proceso defensivo» (1940e) y Esquema del psicoanálisis (1940a), capítulo VIII.
193 (Ventana-emergente - Popup)
También este problema -la índole de lo que Freud llamaría luego «Verleugnung», «desmentida» o «desconocimiento»- fue examinado en los dos últimos trabajos citados en la nota anterior. Véanse mis comentarios en una nota al pie de «La organización genital infantil» (19230
194 (Ventana-emergente - Popup)
El problema económico del masoquismo (1924)
«Das ökonomische P roblem des Masochismus»
Ediciones en alemán
1924 Int. Z. Psyckoanal., 10, nº 2, págs. 121-33.
1924 GS, 5, págs. 374-86.
1926 Psychoanalyse der Neurosen, págs. 147-62.
1931 Neurosenlebre und Tecknik, págs. 193-207.
1940 GW, 13, págs. 371-83.
1975 S A, 3, págs. 339-54.
Traducciones en castellano
1929 «El problema económico del masoquismo». BN (17 vols.), 13, págs. 263-76. Traducción de Luis López- Ballesteros.
1943 Igual título. EA, 13, págs. 273-86. El mismo tra ductor.
1948 Igual título. BN (2 vols.), 1, págs. 1036-42. El mismo traductor.
1953 Igual título. SR, 13, págs. 208-18. El mismo tra ductor.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 1, págs. 1023-30. El mismo traductor.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2752-9. El mismo traductor.
El presente trabajo fue concluido antes de fines de enero de 1924 (Jones, 1957, pág. 114).
En esta importante obra, Freud ofrece su más completa descripción del enigmático fenómeno del masoquismo. Ya lo había abordado, aunque siempre en forma más bien provisional, en sus Tres ensayos de teoría sexual (1905d),
AE, 7, págs. 142-5, en «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, págs. 122-5, y, con mucho mayor amplitud, en «Pegan a un niño"» (1919e), artículo este último al que él mismo calificó, en una carta a Ferenczi, como «un escrito sobre el masoquismo». En todos los trabajos mencionados, el masoquismo deriva de un sadismo anterior, no reconociéndose nada semejante a un masoquismo primario. (Cf., por ejemplo, AE, 14, págs. 123-4, y 17, págs. 190-1.) Sin embargo, en Más allá del principio de placer (1920g), tras la introducción de la «pulsión de muerte», se nos dice que «podría haber también un masoquismo primario» (AE, 18, pág.53), y en la presente obra su existencia se da por cierta, explicándola principalmente sobre la base de la «mezcla» y «desmezcla» de las dos clases de pulsiones -concepto ya examinado en detalle en El yo y el ello (1923b), que se publicó menos de un año antes-, al paso que en las interesantes consideraciones introductorias se a naliza la aparente contradicción de una pulsión que apunta al displacer, y se distingue por primera vez con claridad el «principio de constancia» del «principio de placer».
Freud muestra que ese masoquismo primario o «erógeno» tiene dos formas derivadas; a una de ellas, que denomina «femenina», ya la había examinado en su trabajo «"Pegan a un niño"»; pero la tercera clase de masoquismo, el «masoquismo moral», le permite explayarse sobre muchos puntos que habían sido apenas rozados en El yo y el ello, y plantear nuevos problemas en relación con los sentimientos de culpa y la actividad de la conciencia moral.
James, Strachey
195 (Ventana-emergente - Popup)
Más allá del principio de placer (1920g). AE, 18, pág. 9
196 (Ventana-emergente - Popup)
Anteriormente, Freud lo había llamado «principio de constancia». Se hallará una reseña completa de la historia de!

[Freud alude aquí a Fausto, parte 1, escena 4, donde dice Mefistófeles:
«Gris es toda teoría, caro amigo, y eternamente verde el árbol de la vida».]
187 (Ventana-emergente - Popup)
Freud hace algunas salvedades sobre esto en el capítulo VIII de su Esquema del psicoanálisis (1940a)
188 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños» (1917d).]
189 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. el análisis de Schreber (1911c), AE, 12, págs. 65-6.
190 (Ventana-emergente - Popup)
Véanse las consideraciones acerca de la frustración en «Sobre los tipos de contracción de neurosis» (1912c), AE, 12, pág. 242.
191 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «El problema económico del masoquismo» (1924c), infra, pág. 172.]
192 (Ventana-emergente - Popup)
Temprana alusión a un problema que habría de ocupar a Freud en años posteriores. Lo discutió por primera vez extensamente en «Fetichismo» (1927e), y luego en dos trabajos inconclusos, «La escisión del yo en el proceso defensivo» (1940e) y Esquema del psicoanálisis (1940a), capítulo VIII.
193 (Ventana-emergente - Popup)
También este problema -la índole de lo que Freud llamaría luego «Verleugnung», «desmentida» o «desconocimiento»- fue examinado en los dos últimos trabajos citados en la nota anterior. Véanse mis comentarios en una nota al pie de «La organización genital infantil» (19230
194 (Ventana-emergente - Popup)
El problema económico del masoquismo (1924)
«Das ökonomische P roblem des Masochismus»
Ediciones en alemán
1924 Int. Z. Psyckoanal., 10, nº 2, págs. 121-33.
1924 GS, 5, págs. 374-86.
1926 Psychoanalyse der Neurosen, págs. 147-62.
1931 Neurosenlebre und Tecknik, págs. 193-207.
1940 GW, 13, págs. 371-83.
1975 S A, 3, págs. 339-54.
Traducciones en castellano
1929 «El problema económico del masoquismo». BN (17 vols.), 13, págs. 263-76. Traducción de Luis López- Ballesteros.
1943 Igual título. EA, 13, págs. 273-86. El mismo tra ductor.
1948 Igual título. BN (2 vols.), 1, págs. 1036-42. El mismo traductor.
1953 Igual título. SR, 13, págs. 208-18. El mismo tra ductor.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 1, págs. 1023-30. El mismo traductor.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2752-9. El mismo traductor.
El presente trabajo fue concluido antes de fines de enero de 1924 (Jones, 1957, pág. 114).
En esta importante obra, Freud ofrece su más completa descripción del enigmático fenómeno del masoquismo. Ya lo había abordado, aunque siempre en forma más bien provisional, en sus Tres ensayos de teoría sexual (1905d),
AE, 7, págs. 142-5, en «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, págs. 122-5, y, con mucho mayor amplitud, en «Pegan a un niño"» (1919e), artículo este último al que él mismo calificó, en una carta a Ferenczi, como «un escrito sobre el masoquismo». En todos los trabajos mencionados, el masoquismo deriva de un sadismo anterior, no reconociéndose nada semejante a un masoquismo primario. (Cf., por ejemplo, AE, 14, págs. 123-4, y 17, págs. 190-1.) Sin embargo, en Más allá del principio de placer (1920g), tras la introducción de la «pulsión de muerte», se nos dice que «podría haber también un masoquismo primario» (AE, 18, pág.53), y en la presente obra su existencia se da por cierta, explicándola principalmente sobre la base de la «mezcla» y «desmezcla» de las dos clases de pulsiones -concepto ya examinado en detalle en El yo y el ello (1923b), que se publicó menos de un año antes-, al paso que en las interesantes consideraciones introductorias se a naliza la aparente contradicción de una pulsión que apunta al displacer, y se distingue por primera vez con claridad el «principio de constancia» del «principio de placer».
Freud muestra que ese masoquismo primario o «erógeno» tiene dos formas derivadas; a una de ellas, que denomina «femenina», ya la había examinado en su trabajo «"Pegan a un niño"»; pero la tercera clase de masoquismo, el «masoquismo moral», le permite explayarse sobre muchos puntos que habían sido apenas rozados en El yo y el ello, y plantear nuevos problemas en relación con los sentimientos de culpa y la actividad de la conciencia moral.
James, Strachey
195 (Ventana-emergente - Popup)
Más allá del principio de placer (1920g). AE, 18, pág. 9
196 (Ventana-emergente - Popup)
Anteriormente, Freud lo había llamado «principio de constancia». Se hallará una reseña completa de la historia de!

86
uso de estos conceptos por parte de Freud y de su relación con el principio de placer en una nota al pie agregada por 214 (Ventana-emergente - Popup)
mí en «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, págs. 116-7.
197 (Ventana-emergente - Popup)
Ya se había formulado esta conjetura en Más allá del principio del placer (1920g), AE, 18, págs, 7-8 y 61
198 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, págs. 224-5.
199 (Ventana-emergente - Popup)
Freud retomó esta argumentación en el capítulo VIII de su Esquema del psicoanálisis (1940a).
200 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «"Pegan a un niño"» (1919e), AE, 17, págs. 193 y sigs.
201 (Ventana-emergente - Popup)
AE, 7, pág. 186.
202 (Ventana-emergente - Popup)
Véase con respecto a todo esto El yo y el ello (1923b), así como la descripción hecha en Más alládel principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 49.
203 (Ventana-emergente - Popup)
«Bändigung»; vuelve a utilizar esta palabra en «Análisis terminable e interminable» (1937c), AE, 23, pág. 227; mucho antes, en el «Proyecto de psicología» de 1895 (1950a), AE, 1, pág. 430, había aplicado la misma idea al «domeñamiento» de los recuerdos.
204 (Ventana-emergente - Popup)
«Psychische Umkleidungen»; esta imagen fue empleada de antiguo por Freud. Aparece varias veces, verbigracia, en el caso «Dora» (1905e), AE, 7, págs. 73-4 y 87, n. 13.
205 (Ventana-emergente - Popup)
Véase «La organización genital infantil» (1923e), donde en una nota al pie comento el empleo del término «desmentida»
206 (Ventana-emergente -Popup)
Hay una referencia a esto en Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 176,
207 (Ventana-emergente - Popup)
En un párrafo agregado en 1909 a La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 176, Freud había propuesto la expresión «masoquistas ideales» {«ideelle Masochisten»} para los individuos que «no buscan el placer en el dolor corporal que se infligen sino en la humillación y en la mortificación psíquica».
208 (Ventana-emergente - Popup)
El yo y el ello (1923b)
209 (Ventana-emergente - Popup)
Porque no corresponde llamar «inconcientes» a los sentimientos; cf. El yo y el ello
210 (Ventana-emergente - Popup)
Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, pág. 122.
211 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Neurosis y psicosis» (1924b)
212 (Ventana-emergente - Popup)
El yo y el ello (1923b)
213 (Ventana-emergente - Popup)
En el cuarto ensayo de Tótem y tabú (1912-13).
[El término «imago» no fue empleado por Freud con frecuencia, sobre todo en sus últimos escritos. Aparentemente, figura por vez primera en «Sobre la dinámica de la trasferencia» (1912b), AE, 12, pág. 98, donde lo atribuye a Jung ( 1911-12, pág. 164). En este pasaje, Jung nos dice que lo eligió en parte influido por una novela con eso título del escritor suizo Carl Spitteler; y Hanns Sachs (1945, pág. 63) nos informa que la revista psicoanalítica Imago, fundada por él y Otto Rank en 1912, también tomó su título de la misma fuente.]
215 (Ventana-emergente - Popup)
E.D. Dekker (1820-1887). «Multatuli» era desde mucho tiempo atrás uno de los autores favoritos de Freud; una de sus obras encabeza la lista de «los diez mejores libros» que este confeccionó en 1906 (Freud (19061), AE, 9, pág. 224).
216 (Ventana-emergente - Popup)
La voz griega
ya habíasido citada por Freud (si no antes) en el trabajo sobre Leonardo da Vinci (1910c), AE, 11, pág. 116; en cuanto a
, parecería ser esta la primera vez que la usa en sus escritos. Ambas, y en especial la segunda, son consideradas en les párrafos finales de El porvenir de una ilusión ( 1927c), AE, 21, págs. 52 y sigs.
217 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. El yo y el ello (1923-4)
218 (Ventana-emergente - Popup)
Los ternas examinados en este párrafo fueron ampliados por Freud en el capítulo VII de El malestar en la cultura (1930a).
219 (Ventana-emergente - Popup)
Freud volvió a ocuparse del masoquismo, en relación con el tratamiento psicoanalítico, en «Análisis terminable e interminable» (1937c), AF, 23, pág. 244.
220 (Ventana-emergente - Popup)
«Untergang». Jones (1957, pág. 114) nos informa que Ferenczi, en una carta a Freud del 24 de marzo de 1924, le objetó que esta palabra era demasiado fuerte y le dio a entender que la había escogido como reacción a las ideas de Rank sobre la importancia del «trauma del nacimiento». En su respuesta, dos días después, Freud «admitió que la palabra del título podría haber estado emocionalmente infl uida por sus sentimientos sobre las nuevas ideas de Rank, pero afirmó que en sí mismo el artículo era totalmente independiente de estas» (Jones, loc. cit.). En verdad, debe señalarse que Freud ya había utilizado la frase «Untergang des ödipuskomplexes» en dos pasajes de El yo y el ello (1923b), escrito antes de que Rank publicara su hipótesis (1924). De hecho, en el primero de ellos empleó también la palabra, más fuerte aún, «Zertrümmerung» {«demolición»}.]
221 (Ventana-emergente - Popup)
El sepultamiento d el complejo de Edipo (1924)
«Der Untergang des Ödipuskomplexes»
Ediciones en alemán
1924 Int. Z. Psychoanal., 10, nº 3, págs. 245-52.
1924 GS, 5,-págs. 423-30.
1926 Psychoanalyse der Neurosen, págs. 169-77.

197 (Ventana-emergente - Popup)
Ya se había formulado esta conjetura en Más allá del principio del placer (1920g), AE, 18, págs, 7-8 y 61
198 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, págs. 224-5.
199 (Ventana-emergente - Popup)
Freud retomó esta argumentación en el capítulo VIII de su Esquema del psicoanálisis (1940a).
200 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «"Pegan a un niño"» (1919e), AE, 17, págs. 193 y sigs.
201 (Ventana-emergente - Popup)
AE, 7, pág. 186.
202 (Ventana-emergente - Popup)
Véase con respecto a todo esto El yo y el ello (1923b), así como la descripción hecha en Más alládel principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 49.
203 (Ventana-emergente - Popup)
«Bändigung»; vuelve a utilizar esta palabra en «Análisis terminable e interminable» (1937c), AE, 23, pág. 227; mucho antes, en el «Proyecto de psicología» de 1895 (1950a), AE, 1, pág. 430, había aplicado la misma idea al «domeñamiento» de los recuerdos.
204 (Ventana-emergente - Popup)
«Psychische Umkleidungen»; esta imagen fue empleada de antiguo por Freud. Aparece varias veces, verbigracia, en el caso «Dora» (1905e), AE, 7, págs. 73-4 y 87, n. 13.
205 (Ventana-emergente - Popup)
Véase «La organización genital infantil» (1923e), donde en una nota al pie comento el empleo del término «desmentida»
206 (Ventana-emergente -Popup)
Hay una referencia a esto en Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 176,
207 (Ventana-emergente - Popup)
En un párrafo agregado en 1909 a La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 176, Freud había propuesto la expresión «masoquistas ideales» {«ideelle Masochisten»} para los individuos que «no buscan el placer en el dolor corporal que se infligen sino en la humillación y en la mortificación psíquica».
208 (Ventana-emergente - Popup)
El yo y el ello (1923b)
209 (Ventana-emergente - Popup)
Porque no corresponde llamar «inconcientes» a los sentimientos; cf. El yo y el ello
210 (Ventana-emergente - Popup)
Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, pág. 122.
211 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Neurosis y psicosis» (1924b)
212 (Ventana-emergente - Popup)
El yo y el ello (1923b)
213 (Ventana-emergente - Popup)
En el cuarto ensayo de Tótem y tabú (1912-13).
[El término «imago» no fue empleado por Freud con frecuencia, sobre todo en sus últimos escritos. Aparentemente, figura por vez primera en «Sobre la dinámica de la trasferencia» (1912b), AE, 12, pág. 98, donde lo atribuye a Jung ( 1911-12, pág. 164). En este pasaje, Jung nos dice que lo eligió en parte influido por una novela con eso título del escritor suizo Carl Spitteler; y Hanns Sachs (1945, pág. 63) nos informa que la revista psicoanalítica Imago, fundada por él y Otto Rank en 1912, también tomó su título de la misma fuente.]
215 (Ventana-emergente - Popup)
E.D. Dekker (1820-1887). «Multatuli» era desde mucho tiempo atrás uno de los autores favoritos de Freud; una de sus obras encabeza la lista de «los diez mejores libros» que este confeccionó en 1906 (Freud (19061), AE, 9, pág. 224).
216 (Ventana-emergente - Popup)
La voz griega


217 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. El yo y el ello (1923-4)
218 (Ventana-emergente - Popup)
Los ternas examinados en este párrafo fueron ampliados por Freud en el capítulo VII de El malestar en la cultura (1930a).
219 (Ventana-emergente - Popup)
Freud volvió a ocuparse del masoquismo, en relación con el tratamiento psicoanalítico, en «Análisis terminable e interminable» (1937c), AF, 23, pág. 244.
220 (Ventana-emergente - Popup)
«Untergang». Jones (1957, pág. 114) nos informa que Ferenczi, en una carta a Freud del 24 de marzo de 1924, le objetó que esta palabra era demasiado fuerte y le dio a entender que la había escogido como reacción a las ideas de Rank sobre la importancia del «trauma del nacimiento». En su respuesta, dos días después, Freud «admitió que la palabra del título podría haber estado emocionalmente infl uida por sus sentimientos sobre las nuevas ideas de Rank, pero afirmó que en sí mismo el artículo era totalmente independiente de estas» (Jones, loc. cit.). En verdad, debe señalarse que Freud ya había utilizado la frase «Untergang des ödipuskomplexes» en dos pasajes de El yo y el ello (1923b), escrito antes de que Rank publicara su hipótesis (1924). De hecho, en el primero de ellos empleó también la palabra, más fuerte aún, «Zertrümmerung» {«demolición»}.]
221 (Ventana-emergente - Popup)
El sepultamiento d el complejo de Edipo (1924)
«Der Untergang des Ödipuskomplexes»
Ediciones en alemán
1924 Int. Z. Psychoanal., 10, nº 3, págs. 245-52.
1924 GS, 5,-págs. 423-30.
1926 Psychoanalyse der Neurosen, págs. 169-77.

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1931 Neurosenlehre und Technik, págs. 191-9.
1940 GW, 13, págs. 395-402.
1972 SA, 5, págs. 243-51.
Traducciones en castellano
1930 «El final del complejo de Edipo».BN (17 vols.), 14, págs. 263-70. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1943 Igual título. EA, 14, págs. 273-80. El mismo tra ductor.
1948 Igual título. BN (2 vols.), 2, págs. 409-12. El mismo traductor.
1953 Igual título. SR, 14, págs. 210-5. El mismo tra ductor.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 501-4. El mismo traductor.
1974 «La disolución del complejo de Edipo». BN (9 vols.), 7, págs. 2748-51. El mismo traductor.
Escrito en los primeros meses de 1924, este artículo no hace, en esencia, sino elaborar lo dicho en un pasaje de El yo y el ello (1923b). Si reclama un interés especial es porque en él se hace hincapié por primera vez en que la sexualidad sigue un curso diferente de desarrollo en los varones y las niñas. Esta línea de pensamiento novedosa fue proseguida unos dieciocho meses más tarde en «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j). En mi «Nota introductoria» a este último trabajo hago la historia de las cambiantes ideas de Freud sobre esta cuestión.
James Strachey
222 (Ventana-emergente - Popup)
Las ideas expuestas en este párrafo y el precedente ya habían sido expresadas por Freud en términos muy semejantes en «Pegan a un niño"» (1919e), AE, 17, págs. 185-6.
223 (Ventana-emergente - P opup)
Cf. «La organización genital infantil» (1923e)
224 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. el caso «Dora» (1905e), AE, 7, pág. 66, y Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 172
225 (Ventana-emergente - Popup)
Véase una nota al pie agregada, más omenos por la época en que fue escrito el presente artículo, al historial clínico del pequeño Hans (1909b), AE, 10, págs. 9-10, haciendo referencia a trabajos de Andreas-Salomé (1916), A. Stärcke (1921) y Alexander (1922). En esa nota se menciona una tercera experiencia de separación (el nacimiento), pero, como ocurre en este párrafo, Freud critica su confusión con el complejo de castración. Véase también una nota al pie en «La Organización genital infantil» (1923e).
226 (Ventana-emergente - Popup)
En El yo y el ello (1923b).
227 (Ventana-emergente - Popup)
Freud sugirió una posible explicación en «Sobre la sexualidad femenina» (1931b), AE, 21, págs, 227-9.
228 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j), trabajo escrito más o menos un año, y medio después que este, y donde se elabora gran parte de lo que sigue aquí. La paráfrasis del dicho de Napoleón ya había sido mencionada en «Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa» (1912d), AE, 11, pág. 183.
229 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j).
230 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Sobre las trasposiciones de la pulsión, en particular del erotismo anal» (1917c), AE, 17, págs. 118 y sigs., y «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j).
231 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud examinó este tema con mucho más detalle en sus trabajos sobre la diferencia anatómica entre los sexos (1925j) y sobrela sexualidad femenina (1931b); en ambos, sus elucidaciones del complejo de Edipo en las niñas son muy distintas de las que aquí ofrece.]
232 (Ventana-emergente - Popup)
Esta cuestión fue retomada poco después por Freud en Inhibición, síntoma y angustia (1926d). Véase la sección E, titulada «Angustia y nacimiento», de mi «Introducción» a dicha obra, AE, 20, págs. 89 y sigs.
233 (Ventana-emergente - Popup)
La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis (1924)
«Der Realitätsverlust bei Neurose und Psychose
Ediciones en alemán
1924 Ini. Z. Psyckoanal., 10, nº 4, págs. 374-9.
1925 GS, 6, págs. 409-14.
1926 Psychoanalyse der Neurosen, págs. 178-84.
1931 Neurosenlebre und Technik, págs. 199-204.
1940 GW, 13, págs. 363-8.
1975 SA, 3, págs. 355-61.
Traducciones en castellano
1930 «La pérdida de realidad en la neurosis y en la psicosis». BN (17 vols.), 14, págs. 271-6. Traducción de

1940 GW, 13, págs. 395-402.
1972 SA, 5, págs. 243-51.
Traducciones en castellano
1930 «El final del complejo de Edipo».BN (17 vols.), 14, págs. 263-70. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1943 Igual título. EA, 14, págs. 273-80. El mismo tra ductor.
1948 Igual título. BN (2 vols.), 2, págs. 409-12. El mismo traductor.
1953 Igual título. SR, 14, págs. 210-5. El mismo tra ductor.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 501-4. El mismo traductor.
1974 «La disolución del complejo de Edipo». BN (9 vols.), 7, págs. 2748-51. El mismo traductor.
Escrito en los primeros meses de 1924, este artículo no hace, en esencia, sino elaborar lo dicho en un pasaje de El yo y el ello (1923b). Si reclama un interés especial es porque en él se hace hincapié por primera vez en que la sexualidad sigue un curso diferente de desarrollo en los varones y las niñas. Esta línea de pensamiento novedosa fue proseguida unos dieciocho meses más tarde en «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j). En mi «Nota introductoria» a este último trabajo hago la historia de las cambiantes ideas de Freud sobre esta cuestión.
James Strachey
222 (Ventana-emergente - Popup)
Las ideas expuestas en este párrafo y el precedente ya habían sido expresadas por Freud en términos muy semejantes en «Pegan a un niño"» (1919e), AE, 17, págs. 185-6.
223 (Ventana-emergente - P opup)
Cf. «La organización genital infantil» (1923e)
224 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. el caso «Dora» (1905e), AE, 7, pág. 66, y Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 172
225 (Ventana-emergente - Popup)
Véase una nota al pie agregada, más omenos por la época en que fue escrito el presente artículo, al historial clínico del pequeño Hans (1909b), AE, 10, págs. 9-10, haciendo referencia a trabajos de Andreas-Salomé (1916), A. Stärcke (1921) y Alexander (1922). En esa nota se menciona una tercera experiencia de separación (el nacimiento), pero, como ocurre en este párrafo, Freud critica su confusión con el complejo de castración. Véase también una nota al pie en «La Organización genital infantil» (1923e).
226 (Ventana-emergente - Popup)
En El yo y el ello (1923b).
227 (Ventana-emergente - Popup)
Freud sugirió una posible explicación en «Sobre la sexualidad femenina» (1931b), AE, 21, págs, 227-9.
228 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j), trabajo escrito más o menos un año, y medio después que este, y donde se elabora gran parte de lo que sigue aquí. La paráfrasis del dicho de Napoleón ya había sido mencionada en «Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa» (1912d), AE, 11, pág. 183.
229 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j).
230 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Sobre las trasposiciones de la pulsión, en particular del erotismo anal» (1917c), AE, 17, págs. 118 y sigs., y «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j).
231 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud examinó este tema con mucho más detalle en sus trabajos sobre la diferencia anatómica entre los sexos (1925j) y sobrela sexualidad femenina (1931b); en ambos, sus elucidaciones del complejo de Edipo en las niñas son muy distintas de las que aquí ofrece.]
232 (Ventana-emergente - Popup)
Esta cuestión fue retomada poco después por Freud en Inhibición, síntoma y angustia (1926d). Véase la sección E, titulada «Angustia y nacimiento», de mi «Introducción» a dicha obra, AE, 20, págs. 89 y sigs.
233 (Ventana-emergente - Popup)
La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis (1924)
«Der Realitätsverlust bei Neurose und Psychose
Ediciones en alemán
1924 Ini. Z. Psyckoanal., 10, nº 4, págs. 374-9.
1925 GS, 6, págs. 409-14.
1926 Psychoanalyse der Neurosen, págs. 178-84.
1931 Neurosenlebre und Technik, págs. 199-204.
1940 GW, 13, págs. 363-8.
1975 SA, 3, págs. 355-61.
Traducciones en castellano
1930 «La pérdida de realidad en la neurosis y en la psicosis». BN (17 vols.), 14, págs. 271-6. Traducción de

88
Luis López-Ballesteros.
1943 Igual título. EA, 14, págs. 281-6. El mismo tra ductor.
1948 Igual título. BN (2 vols.), 2, págs. 412-4. El mismo traductor.
1953 Igual título. SR, 14, págs. 216-20. El mismo tra ductor.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 504-6. El mismo traductor.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2745-7. El mismo traductor.
De acuerdo con lo que consigna una nota al pie de la primera traducción al inglés (Collected Papers, 2, pág. 277), dicha traducción habría sido publicada con anterioridad a la primera edición en alemán.
El trabajo fue escrito antes de fines de mayo de 1924,ya que Abraham leyó el manuscrito en el curso de ese mes. Continúa la argumentación iniciada en «Neurosis y psicosis» (1924b), ampliándola y enmendándola. En su posterior artículo sobre el fetichismo (1927e), Freud formuló algunas dudas en cuanto a la validez de la distinción establecida en estos dos trabajos.
James Strachey
234 (Ventana-emergente - Popup)
«Neurosis y psicosis» (1924b)
235 (Ventana-emergente - Popup)
La idea de que el «retorno de lo reprimido» constituye la «enfermedad propiamente dicha» ya había sido enunciada en el Manuscrito K, enviado a Fliess junto con la carta del 1º de enero de 1896 (Freud, 1950a), AE, 1, pág. 262; y fue reformulada en el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa(1896b), AE, 3, pág. 17C), donde se emplea «fracaso de la defensa» como expresión equivalente a «retorno de lo reprimido».
236 (Ventana-emergente - Popup)
En Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2,págs. 171 y 180. Las palabras de la paciente, Elisabeth von R., no son citadas aquí verbatim.
237 (Ventana-emergente - Popup)
[En todas las ediciones en alemán figura aquí la palabra «Regression»,no «Verdrängung» {«represión»}.]
238 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. mi nota al pie en «La organización genital infantil» (1923e).
239 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «El problema económico del masoquismo» (1924c)
240 (Ventana-emergente - Popup)
[Estos términos fueron acuñados posiblemente por Ferenczi, quien los emplea en su trabajo sobre los fenómenos de materialización histérica (1919a, pág. 24); no obstante, allí Ferenczi los atribuye aparentemente a Freud, pese a que este no parece haberlos empleado en otro lugar que en el presente pasaje]
241 (Ventana-emergente - Popup)
[Aunque Freud dio algunos pasos en esa dirección en el caso de laparanoia (cf. AE, 12, págs. 65-6) y de la «parafrenia» (cf. AE, 14, págs. 72, 83, 200 y 229).]

1943 Igual título. EA, 14, págs. 281-6. El mismo tra ductor.
1948 Igual título. BN (2 vols.), 2, págs. 412-4. El mismo traductor.
1953 Igual título. SR, 14, págs. 216-20. El mismo tra ductor.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 504-6. El mismo traductor.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2745-7. El mismo traductor.
De acuerdo con lo que consigna una nota al pie de la primera traducción al inglés (Collected Papers, 2, pág. 277), dicha traducción habría sido publicada con anterioridad a la primera edición en alemán.
El trabajo fue escrito antes de fines de mayo de 1924,ya que Abraham leyó el manuscrito en el curso de ese mes. Continúa la argumentación iniciada en «Neurosis y psicosis» (1924b), ampliándola y enmendándola. En su posterior artículo sobre el fetichismo (1927e), Freud formuló algunas dudas en cuanto a la validez de la distinción establecida en estos dos trabajos.
James Strachey
234 (Ventana-emergente - Popup)
«Neurosis y psicosis» (1924b)
235 (Ventana-emergente - Popup)
La idea de que el «retorno de lo reprimido» constituye la «enfermedad propiamente dicha» ya había sido enunciada en el Manuscrito K, enviado a Fliess junto con la carta del 1º de enero de 1896 (Freud, 1950a), AE, 1, pág. 262; y fue reformulada en el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa(1896b), AE, 3, pág. 17C), donde se emplea «fracaso de la defensa» como expresión equivalente a «retorno de lo reprimido».
236 (Ventana-emergente - Popup)
En Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2,págs. 171 y 180. Las palabras de la paciente, Elisabeth von R., no son citadas aquí verbatim.
237 (Ventana-emergente - Popup)
[En todas las ediciones en alemán figura aquí la palabra «Regression»,no «Verdrängung» {«represión»}.]
238 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. mi nota al pie en «La organización genital infantil» (1923e).
239 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «El problema económico del masoquismo» (1924c)
240 (Ventana-emergente - Popup)
[Estos términos fueron acuñados posiblemente por Ferenczi, quien los emplea en su trabajo sobre los fenómenos de materialización histérica (1919a, pág. 24); no obstante, allí Ferenczi los atribuye aparentemente a Freud, pese a que este no parece haberlos empleado en otro lugar que en el presente pasaje]
241 (Ventana-emergente - Popup)
[Aunque Freud dio algunos pasos en esa dirección en el caso de laparanoia (cf. AE, 12, págs. 65-6) y de la «parafrenia» (cf. AE, 14, págs. 72, 83, 200 y 229).]
242 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, pág, 227 y n.
243 (Ventana-emergente - Popup)
Breve informe sobre el psicoanálisis (1924 [1923])
«Kurzer Abriss der Psychoanalyse»
Primera edición
(ver nota)
(1923 Fecha de redacción.)
1924 En These Eventful Years: The Twentieth Century in the Making, as Told by Many of its Makers {Estos años memorables: cómo se fue forjando el siglo veinte, según el relato de muchos de sus hacedores}, Londres y Nueva York: Encyclopaedia Britannica Publishing Co., 2, cap. LXXIII, págs. 511-23. (Traducción de A. A. Brill.)
Ediciones en alemán
1928 GS, 11, págs. 183-200.
1940 GW, 13, págs. 403-27.
Traducciones en castellano
1934 «Historia de la psicoanálisis». BN ( 17 vols.), 17, págs. 237-8. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1943 Esquema de la psicoanálisis. EA, 17, págs. 215-39. El mismo traductor.
1948 «Historia». BN (2 vols.), 2, págs. 9-19. El mismo traductor.
1953 Esquema de la psicoanálisis. SR, 17, págs. 163-82. El mismo traductor.
1968 «Historia». BN (3 vols.), 2, págs. 101-11. El mismo traductor.
1974 Esquema del psicoanálisis. BN(9 vols.), 7, págs. 2729-41. El mismo traductor.
Según Ernest Jones (1957, pág. 114), Freud escribió este artículo a pedido de la empresa norteamericana Encyclopaedia Britannica Publishing Co., en octubre y noviembre de 1923. No debe confundírselo con el que escribió dos años más tarde para la propia Enclopaedia Britannica (1926f). El texto alemán fue publicado por primera vez en 1928 con un título menos estridente que el de la versión inglesa.

89
James Strachey
244 (Ventana-emergente - Popup)
Si bien la obra se publicó en verdad a comienzos de noviembre de 1899; cf. AE, 4, pág. 5.
245 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. AE, 2, págs. 47 y sigs.
246 (Ventana-emergente - Popup)
No está claro por qué la frase aparece entre comillas; una frase similar figura en uno de los artículos que escribió Freud para la enciclopedia de Marcuse, «Psicoanálisis» (Freud, 1923a), AE, 18, pág. 234,
247 (Ventana-emergente - Popup)
Tres ensayos de teoría sexual (Freud, 1905d).
248 (Ventana-emergente - Popup)
Véase la sección III del segundo artículo de Freud sobre las neuropsicosis de defensa (1896b).
249 (Ventana-emergente - Popup)
En las dos ediciones alemanas figura aquí, por error, «1901».
250 (Ventana-emergente - Popup)
Probable alusión al título del libro para el cual fue escrito el presente trabajo
251 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase el trabajo de Freud de igual título (1910e).]
252 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Acciones obsesivas y prácticas religiosas» (Freud, 1907b).
253 (Ventana-emergente - Popup)
Cf, Tótem y tabú (Freud, 1912-13).
254 (Ventana-emergente - Popup)
En este pasaje, Freud parece imponer inusuales restricciones a los alcances del psicoanálisis.
255 (Ventana-emergente - Popup)
Las resistencias contra el psicoanálisis (1925 [1924])
«Die Wlderstände gegen die Psychoanalyse»
Primera edición
1925 «Résistances à la psychanalyse», La Revue Juive (Ginebra), marzo. (Traducción al francés.)
Edici ones en alemán
1925 Imago, 11, nº 3, págs. 222-33.
1925 Almanach 1926, págs. 9-21.
1926 Psychoanalvse der Neurosen, págs. 185-98.
1928 GS, 11, págs. 224-35.
1948 GW, 14, págs. 99-110.
Traducciones en castellano
1944 «Las resistencias contra el psicoanálisis». EA, 19, págs. 125-40. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 Igual título. SR, 19, págs. 99-109. El mismo tra ductor.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 73-80.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2801-7.
Freud integraba el «Comité editorial» de La Revue Juive, publicación en que este ensayo apareció por primera vez, traducido al francés. Lo escribió a solic;tud de su director efectivo, Albert Cohen, probablemente en setiembre de 1924. El original alemán fue publicado de manera casi simultánea en Imago y en el Almanach 1926en setiembre de 1925, unos seis meses después que la versión francesa.
James Strachey
256 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. el «Apéndice»
257 (Ventana-emergente - Popup)
Véase mi nota al pie en El yo y el ello (1923b).
258 (Ventana-emergente - Popup)
«Una dificultad del psicoanálisis» (1917a).
259 (Ventana-emergente - Popup)
{«Geschtechtstrieb», expresión que hemos traducido como «pul sión sexual» en el caso de Freud.}
260 (Ventana-emergente - Popup)
Nota sobre la «pizarra mágica» (1925 [1924])
«Notiz über den "Wunderblock"»
Ediciones en alemán
1925 Int. Z. Psychoanal., 11, nº 1, págs. 1-5.
1925 GS, 6, págs. 415-20.
1931 Theoretische Schriften, págs. 392-8.
1948 GW, 14, págs. 3-8.

90
1975 SA, 3, págs. 363-9.
Traducciones en castellano
1930 «El "block maravilloso"». BN (17 vols.), 14, págs. 277-82. Traducción de Luis López-Ballestetos.
1943 Igual título. EA, 14, págs. 287-92. El mismo tra ductor.
1948 Igual título. BN (2 vols.), 2, págs. 414-6. El mismo traductor.
1953 Igual título. SR, 14, págs. 221-5. El mismo tra ductor.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 506-8. E l mismo traductor.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2808-11. El mismo traductor.
Este trabajo fue redactado probablemente en el otoño de 1924, pues en noviembre de dicho año Freud le informaba en una carta a Abraham que lo estaba revisando (Jones, 1957, págs. 124-5).
En cuanto al curioso artefacto que sirvió de base a Freud para preparar esta ingeniosa y esclarecedora reseña de los sistemas «conciencia», «preconciente» y «percepción-conciencia», todavía es posible conseguirlo, al menos enGran Bretaña. A quienes estén en condiciones de hacer la inspección directa de uno de estos artefactos, ella les aclarará mucho el contenido del artículo.
James Strachey
261 (Ventana-emergente - Popup)
Esta idea es ampliada en El malestar en la cultura (1930a), AE, 21, págs. 89-90.
262 (Ventana-emergente - Popup)
[AE, 5, pág. 533. EnMás allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 25, Freud afirma que este distingo ya había sido hecho por Breuer en su contribución teórica a Estudios sobre la histeria (Breuer y Freud,1895), AE, 2, págs. 200-1n.]
263 (Ventana-emergente - Popup)
AE, 18, pág. 25.
264 (Ventana-emergente - Popup)
En realidad, ya lo había mencionado en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 28. Vuelve a referirse a lo mismo en «La negación» (1925h). En forma embrionaria, la .noción ya está presente en el «Proyecto de psicología» de 1895 (Freud, 1950a), AE, 1, págs. 382-3.
265 (Ventana-emergente - Popup)
Esto concuerda con el «principio de la inexcitabilidad de los sistemas no investidos», que examino en una nota al pie de «Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños» (1917d), AE, 14, págs. 225-6, n. 14.
266 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud había sugerido esto en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 28, y lo había insinuado aún antes, en «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, pág. 185. Algo semejante sostiene en «La negación» (1925h), donde, sin embargo, es el yo el que extiende las antenas hacia el mundo exterior.]

Traducciones en castellano
1930 «El "block maravilloso"». BN (17 vols.), 14, págs. 277-82. Traducción de Luis López-Ballestetos.
1943 Igual título. EA, 14, págs. 287-92. El mismo tra ductor.
1948 Igual título. BN (2 vols.), 2, págs. 414-6. El mismo traductor.
1953 Igual título. SR, 14, págs. 221-5. El mismo tra ductor.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 506-8. E l mismo traductor.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2808-11. El mismo traductor.
Este trabajo fue redactado probablemente en el otoño de 1924, pues en noviembre de dicho año Freud le informaba en una carta a Abraham que lo estaba revisando (Jones, 1957, págs. 124-5).
En cuanto al curioso artefacto que sirvió de base a Freud para preparar esta ingeniosa y esclarecedora reseña de los sistemas «conciencia», «preconciente» y «percepción-conciencia», todavía es posible conseguirlo, al menos enGran Bretaña. A quienes estén en condiciones de hacer la inspección directa de uno de estos artefactos, ella les aclarará mucho el contenido del artículo.
James Strachey
261 (Ventana-emergente - Popup)
Esta idea es ampliada en El malestar en la cultura (1930a), AE, 21, págs. 89-90.
262 (Ventana-emergente - Popup)
[AE, 5, pág. 533. EnMás allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 25, Freud afirma que este distingo ya había sido hecho por Breuer en su contribución teórica a Estudios sobre la histeria (Breuer y Freud,1895), AE, 2, págs. 200-1n.]
263 (Ventana-emergente - Popup)
AE, 18, pág. 25.
264 (Ventana-emergente - Popup)
En realidad, ya lo había mencionado en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 28. Vuelve a referirse a lo mismo en «La negación» (1925h). En forma embrionaria, la .noción ya está presente en el «Proyecto de psicología» de 1895 (Freud, 1950a), AE, 1, págs. 382-3.
265 (Ventana-emergente - Popup)
Esto concuerda con el «principio de la inexcitabilidad de los sistemas no investidos», que examino en una nota al pie de «Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños» (1917d), AE, 14, págs. 225-6, n. 14.
266 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud había sugerido esto en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 28, y lo había insinuado aún antes, en «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, pág. 185. Algo semejante sostiene en «La negación» (1925h), donde, sin embargo, es el yo el que extiende las antenas hacia el mundo exterior.]
267 (Ventana-emergente - Popup)
La negación (1925)
«Die Verneinung»
Ediciones en alemán
1925 Imago, 11, nº 3, págs. 217-21.
1926 Psychoanalyse der Neurosen, págs. 199-204.
1928 GS, 11, págs. 3-7.
1931 Theoretische Schriften, págs. 399-404.
1948 GW, 14, págs. 11-5.
1975 SA, 3, págs. 371-7.
Traducciones en castellano
1948 «La negación». BN (2 vols.), 2, págs. 1042-4. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1955 Igual título. SR, 21, págs. 195-201. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 1134-6. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 2884-6, El mismo traductor,
Según Ernest Jones (1957, pág. 125), este artículo fue escrito en julio de 1925, aunque sin lugar a dudas Freud venía reflexionando sobre el tema desde algún tiempo atrás, como lo indica la nota al pie que agregó en1923 al historial clínico de «Dora» (1905e).
Es uno de sus trabajos más sucintos. Aunque trata primordialmente de un punto especial de la metapsicología, en sus pasajes iniciales y finales roza cuestiones técnicas. Las referencias contenidas en las notas al pie mostrarán que ambos aspectos del artículo tenían ya una larga historia.
James Strachey
268 (Ventana-emergente - Popup)
Freud ya había llamado la atención sobre esto en otros lugares; por ejemplo, en el análisis del «Hombre de las Ratas» (1909d), AE, 10, pág. 145, n. 20.
269 (Ventana-emergente - Popup)

91
Ese mismo proceso está en la base del hecho conocido de la invocación. «¡Qué suerte que hace tanto tiempo que no tengo mis jaquecas! »: he ahí el primer anuncio del ataque que se siente inminente, pero en el cual no se quiere creer. Esta explicación le fue sugerida a Freud por una de sus primeras pacientes, la señora Cäcilie M.; véase al respecto una larga nota al pie en Estudios sobrela histeria (1895d), AE, Z, págs. 95-6.
270 (Ventana-emergente - Popup)
Aparentemente, la primera formulación de esta idea se halla en el libro de Freud sobre el chiste (1905c), AE, 8, pág.
167. Reaparece en «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, pág. 225, y en «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, pág. 183,
271 (Ventana-emergente - Popup)
Esto se examina en «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c). AE, 14, págs. 130-1; la cuestión es retomada en el capítulo 1 de El malestar en la cultura (1930a)
272 (Ventana-emergente - Popup)
[Gran parte de lo que aquí se afirma está prefigurado en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, págs. 556-9, y más especialmente en el «Proyecto de psicología» de 1895 (1950a), AE, 1, pág, 374, donde el «objeto» que debe reencontrarse es el pecho de la madre. En un contexto semejante se dice en Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 203: «El encuentro de objeto es propiamente un reencuentro».]
273 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. El yo y el ello (1923b). Pero esto fue sostenido repetidas veces por Freud, a partir del «Proyecto» de 1895 (1950a), AE, 1, págs. 376-7. Se hallará una lista de referencias en la32ºde las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a). Digamos de paso que el tema del juicio es tratado en su totalidad, siguiendo lineamientos similares a los que aquí se advierten, en las secciones 16, 17 y 18 de la parte I del «Proyecto»
274 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf, Más allá del principio de placer (1910g), AE, 18, págs. 27-8, y «Nota sobre la "pizarra mágica"» (1925a), aunque en el último de los pasajes citados Freud dice que no es el yo sino el inconciente el que extiende las antenas al encuentro del mundo exterior]
275 (Ventana-emergente - Popup)
Véase una observación en el libro sobre el chiste (1905c), AE, 8, pág. 167, n. 12.
276 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud sostuvo esto casi con las mismas palabras en una nota al pie agregada en 1923 al caso «Dora» (1905e), AE, 7, pág. 51. Volvió sobre el tema una vez más en su artículo «Construcciones en el análisis» (1937d).]
277 (Ventana-emergente - Popup)
Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos (1925)
«Einige psychische Folgen des anatomischen. Geschlechtsunterschieds»
Ediciones en alemán
1925 Int. Z. Psychoanal., 11, nº 4, págs. 401-10.
1926 Psychoanalyse der Neurosen, págs. 205-19.
1928 GS, 11, págs. 8-19.
1931 Sexualtheorie und Traumlehre, págs. 207-20.
1948 GW, 14, págs. 19-30.
1972 SA, 5, págs. 253-66.
Traducciones en castellano
1955 «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica». SR, 21, págs. 203-15. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 482-91.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 2896-903.
Concluido en agosto de 1925, fecha en que Freud lo mostró a Ferenczi, este trabajo fue leído en nombre del autor por Anna Freud en el Congreso Psicoanalítico Internacional de Homburg, el 3 de setiembre; poco después se lo publicó en la Zeitschrift (Jones, 1957, pág. 119).
En este breve artículo está condensada la primera reformulación completa que hizo Freud de sus concepci ones sobre el desarrollo psicológico de la mujer. Contiene en germen toda su labor posterior en torno de este tema.
Desde los primeros tiempos, Freud se lamentó de la oscuridad que rodeaba la vida sexual de las mujeres. Así, al comienzo de sus Tres ensayos de teoría sexual (1905d), escribió que la vida amorosa del hombre «es la única que se ha hecho asequible a la investigación, m ientras que la de la mujer permanece envuelta en una oscuridad todavía impenetrable» (AE, 7, pág. 137). Análogamente, en «Sobre las teorías sexuales infantiles» (1908c) sostuvo: «Debido a circunstancias externas e internas poco propicias, las comunicaciones que siguen se refieren predominantemente al desarrollo sexual de uno de los sexos, a saber, el masculino» (AE, 9, pág. 189). Y mucho tiempo más tarde, en su folleto sobre el análisis ejercido por legos ( 1926e): «Acerca de la vida sexual de la niña pequeña sabemos menos que sobre la del varoncito. Que no nos avergüence esa diferencia; en efecto, incluso la vida sexual de la mujer adulta sigue
siendo un dark continent {continente desconocido} para la psicología» (AE, 20, pág. 199). (ver nota)
Uno de los resultados de esta oscuridad fue que a menudo llevó a Freud a suponer que la psicología de la mujer podía considerarse simplemente análoga a la del hombre. Hay muchos ejemplos de esto. En La interpretación de los sueños (1900a), en su primera descripción amplia de la situación edípica, parte de la premisa de un total paralelo entre ambos sexos: « ... la primera inclinación de la niña atendió al padre y los primeros apetitos infantiles del varón apuntaron a la madre» (AE, 4,págs. 266-7). De modo similar, en la 21º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), dentro de su extensa descripción del desarrollo sexual en los niños afirma: «Como ustedes notan, sólo he pintado la relación del varoncito con su padre y su madre. Con las necesarias modificaciones, las cosas son en un todo semejantes en el caso de la niña pequeña. La actitud de tierna dependencia hacia el padre, la sentida necesidad de eliminar por superflua a la madre y ocupar su puesto... » (AE, 16, págs. 303-4). 0 bien, en Psicología de las masas y análisis del yo (1921c), refiriéndose a la historia de las identificaciones del niño: «Lo mismo vale para la niña, con las correspondientes sustituciones» (AE, 18, pág. 100). Incluso en El yo y el ello (1923b), se supone que los complicados procesos concomitantes y posteriores al sepultamiento del complejo de Edipo son análogos en niñas y varones. (ver nota) En otros sitios, Freud meramente omite la descripción del

270 (Ventana-emergente - Popup)
Aparentemente, la primera formulación de esta idea se halla en el libro de Freud sobre el chiste (1905c), AE, 8, pág.
167. Reaparece en «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, pág. 225, y en «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, pág. 183,
271 (Ventana-emergente - Popup)
Esto se examina en «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c). AE, 14, págs. 130-1; la cuestión es retomada en el capítulo 1 de El malestar en la cultura (1930a)
272 (Ventana-emergente - Popup)
[Gran parte de lo que aquí se afirma está prefigurado en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, págs. 556-9, y más especialmente en el «Proyecto de psicología» de 1895 (1950a), AE, 1, pág, 374, donde el «objeto» que debe reencontrarse es el pecho de la madre. En un contexto semejante se dice en Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 203: «El encuentro de objeto es propiamente un reencuentro».]
273 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. El yo y el ello (1923b). Pero esto fue sostenido repetidas veces por Freud, a partir del «Proyecto» de 1895 (1950a), AE, 1, págs. 376-7. Se hallará una lista de referencias en la32ºde las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a). Digamos de paso que el tema del juicio es tratado en su totalidad, siguiendo lineamientos similares a los que aquí se advierten, en las secciones 16, 17 y 18 de la parte I del «Proyecto»
274 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf, Más allá del principio de placer (1910g), AE, 18, págs. 27-8, y «Nota sobre la "pizarra mágica"» (1925a), aunque en el último de los pasajes citados Freud dice que no es el yo sino el inconciente el que extiende las antenas al encuentro del mundo exterior]
275 (Ventana-emergente - Popup)
Véase una observación en el libro sobre el chiste (1905c), AE, 8, pág. 167, n. 12.
276 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud sostuvo esto casi con las mismas palabras en una nota al pie agregada en 1923 al caso «Dora» (1905e), AE, 7, pág. 51. Volvió sobre el tema una vez más en su artículo «Construcciones en el análisis» (1937d).]
277 (Ventana-emergente - Popup)
Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos (1925)
«Einige psychische Folgen des anatomischen. Geschlechtsunterschieds»
Ediciones en alemán
1925 Int. Z. Psychoanal., 11, nº 4, págs. 401-10.
1926 Psychoanalyse der Neurosen, págs. 205-19.
1928 GS, 11, págs. 8-19.
1931 Sexualtheorie und Traumlehre, págs. 207-20.
1948 GW, 14, págs. 19-30.
1972 SA, 5, págs. 253-66.
Traducciones en castellano
1955 «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica». SR, 21, págs. 203-15. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 482-91.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 2896-903.
Concluido en agosto de 1925, fecha en que Freud lo mostró a Ferenczi, este trabajo fue leído en nombre del autor por Anna Freud en el Congreso Psicoanalítico Internacional de Homburg, el 3 de setiembre; poco después se lo publicó en la Zeitschrift (Jones, 1957, pág. 119).
En este breve artículo está condensada la primera reformulación completa que hizo Freud de sus concepci ones sobre el desarrollo psicológico de la mujer. Contiene en germen toda su labor posterior en torno de este tema.
Desde los primeros tiempos, Freud se lamentó de la oscuridad que rodeaba la vida sexual de las mujeres. Así, al comienzo de sus Tres ensayos de teoría sexual (1905d), escribió que la vida amorosa del hombre «es la única que se ha hecho asequible a la investigación, m ientras que la de la mujer permanece envuelta en una oscuridad todavía impenetrable» (AE, 7, pág. 137). Análogamente, en «Sobre las teorías sexuales infantiles» (1908c) sostuvo: «Debido a circunstancias externas e internas poco propicias, las comunicaciones que siguen se refieren predominantemente al desarrollo sexual de uno de los sexos, a saber, el masculino» (AE, 9, pág. 189). Y mucho tiempo más tarde, en su folleto sobre el análisis ejercido por legos ( 1926e): «Acerca de la vida sexual de la niña pequeña sabemos menos que sobre la del varoncito. Que no nos avergüence esa diferencia; en efecto, incluso la vida sexual de la mujer adulta sigue
siendo un dark continent {continente desconocido} para la psicología» (AE, 20, pág. 199). (ver nota)
Uno de los resultados de esta oscuridad fue que a menudo llevó a Freud a suponer que la psicología de la mujer podía considerarse simplemente análoga a la del hombre. Hay muchos ejemplos de esto. En La interpretación de los sueños (1900a), en su primera descripción amplia de la situación edípica, parte de la premisa de un total paralelo entre ambos sexos: « ... la primera inclinación de la niña atendió al padre y los primeros apetitos infantiles del varón apuntaron a la madre» (AE, 4,págs. 266-7). De modo similar, en la 21º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), dentro de su extensa descripción del desarrollo sexual en los niños afirma: «Como ustedes notan, sólo he pintado la relación del varoncito con su padre y su madre. Con las necesarias modificaciones, las cosas son en un todo semejantes en el caso de la niña pequeña. La actitud de tierna dependencia hacia el padre, la sentida necesidad de eliminar por superflua a la madre y ocupar su puesto... » (AE, 16, págs. 303-4). 0 bien, en Psicología de las masas y análisis del yo (1921c), refiriéndose a la historia de las identificaciones del niño: «Lo mismo vale para la niña, con las correspondientes sustituciones» (AE, 18, pág. 100). Incluso en El yo y el ello (1923b), se supone que los complicados procesos concomitantes y posteriores al sepultamiento del complejo de Edipo son análogos en niñas y varones. (ver nota) En otros sitios, Freud meramente omite la descripción del

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complejo de Edipo en las mujeres, como ocurre en el artículo para la enciclopedia de Marcuse (1923a), AE, 18, pág. 241. Pero al analizar la «fase fálica» y el papel que desempeña dentro de la organización genital infantil (1923e), reconoce honestamente: «Por desdicha, sólo podemos describir estas constelaciones respecto del varonci to; carecemos de una intelección de los procesos correspondientes en la niña pequeña ... ».
Lo cierto es que durante largo tiempo, desde su análisis de «Dora» en 1900, Freud no había dirigido su interés a la psicología femenina. En el curso de quince años no dio a publicidad ningún material clínico importante referido a una mujer. Vino luego «Un caso de paranoia que contradice la teoría psicoanalítica»(1915f), donde lo esencial estaba en la relación de la paciente con su madre. Lo mismo podría decirse de «Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina» (1920a). Entre uno y otro, se publicó «Pegan a un niño"» (1919e), que versaba casi con exclusividad sobre el desarrollo sexual infantil de las niñas; y aquí ya hay clara evidencia de insatisfacción con la «analogía» entre ambos sexos: «Así se malograba la expectativa de un paralelismo íntegro» (AE, 17,pág.193).
No hay duda de que a partir de entonces el problema de la evolución sexual de la mujer no abandonó la mente de Freud. Y aunque poco se encuentra al respecto en El yo y el ello, las teorías allí formuladas sobre el fin del complejo de Edipo, sumadas a nuevas observaciones clínicas, suministraron la clave de la nueva tesis. Ya en «El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d) Freud estaba tentando el camino que lo llevaría hacia ella, pero sólo en el presente artículo la expuso cabalmente por vez primera. Se explayaría más acerca de este tema en «Sobre la sexualidad femenina» (1931b), en la 33º de las Nuevas conferencias de introducción a l psicoanálisis (1933a), y, por último, en el capítulo VII de su póstumo Esquema del psicoanálisis (1940a).
Casi no hay aspecto que no esté ya presente en esta obra en forma resumida, pero lo notable es que muchos de ellos habían estado al alcance de la mano desde largo tiempo atrás, y sólo se requería ligarlos entre sí. Verbigracia, ciertas peculiaridades del desarrollo sexual de las niñas habían sido notadas anteriormente por Freud, poniendo énfasis en ellas. En la primera edición de los Tres ensayos sostuvo que «en la niña la zona erógena rectora se sitúa en el clítoris» y que, en armonía con esto, «la sexualidad de la niña pequeña posee un carácter enteramente masculino», y tiene que producirse «la oleada represiva de la pubertad» para que la estimulabilidad erógena del clítoris se trasfiera a la vagina y la masculinidad se trueque en feminidad (AE, 7, págs. 200-2). Sin embargo, la mayoría de estas puntualizaciones ya habían sido hechas en una carta a Fliess del 14 de noviembre de 1897 (Freud, 1950a, Carta 75), AE, 1, págs. 311-3. La elucidación fue ampliada en «Sobre las teorías sexuales infantiles», conectándola con la envidia del pene por parte de la mujer y con el complejo de castración (AE, 9, págs. 193-4).(ver nota) En «Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico» ( 1916d), AE, 14, pág. 322, se apunta que el daño narcisista que esto causa a la niña la lleva a experimentar resentimiento contra su madre; y otros motivos de este resentimiento habían sido enumerados en «Un caso de paranoia que contradice la teoría psicoanalítica» (AE, 14, págs. 267-8).
Ni siquiera habían dejado de formularse los fundamentos primordiales de la nueva tesis -aunque parecieran haber permanecido en el olvido durante un largo período- En los Tres ensayos se declara que el primer objeto sexual de un niño es el pecho materno, el cual «se vuelve paradigmático para todo vínculo de amor» (AE, 7,pág. 203). A todas luces, esto se pretendía válido tanto para la niña como para el varón, pero al parecer es en el presente trabajo donde se lo repite expresamente por primera vez. (ver nota) Se ponía así de manifiesto el doble cambio exigido de la niña pequeña para que pudiera alcanzar el complejo de Edipo «normal»: cambio de órgano sexual rector y cambio de objeto sexual. Y quedaba abierto el camino para investigar su fase «preedípica», así como las diferencias entre niña y niño que estaban implícitas en las hipótesis de El yo y el ello: la diferencia en cuanto a la relación entre su complejo de castración y su complejo de Edipo, y la ulterior diferencia en la construcción del superyó. La síntesis de estas diversas piezas de conocimiento, provenientes de estratos de la obra de Freud tan separados entre sí, es lo que otorga importancia al presente artículo.
James Strachey
278 (Ventana-emergente - Popup)
No resulta claro cuál es el poeta citado. - La referencia a Horacio es de Ars poetica, 388.
279 (Ventana-emergente - Popup)
«El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d); gran parte de lo que sigue es una elaboración de lo expresado en ese trabajo]
280 (Ventana-emergente - Popup)
Véanse las consideraciones contenidas en el análisis del «Hombre de los Lobos» (1918b), AE, 17, esp. págs. 47-57 y 88-90, y la 23º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17).
281 (Ventana-emergente - Popup)
Tres ensayos de teoría sexual (1905d) AE, 7, pág. 163
282 (Ventana-emergente - Popup)
Véase una nota al pie agregada por mí a «La organización genital infantil» (1923e)
283 (Ventana-emergente - Popup)
Esta es la oportunidad de rectificar una afirmación que hice años atrás. Opinaba que el interés sexual del niño no se despierta, como el del adolescente, por la diferencia entre los sexos, sino que lo aviva el problema de saber de dónde vienen los niños. Ahora veo que esto sin duda no es válido, al menos para la niña. En el caso del varoncito será así unas veces, pero otras podrá suceder de otro modo; o bien en ambos sexos serán las ocasiones causales de la vida las que habrán de decidir sobre ello. - La afirmación que se menciona al comienzo de la nota aparece en más de un lugar; por ejemplo, en «Sobre las teorías sexuales infantiles» (1908c), AE, 9, pág. 189; en el historial clínico del pequeño Hans (1909b), AE, 10, pág. 107, y en un pasaje agregado en 1915 a Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 177. Sin embargo, Freud había adoptado la posición opuesta -la que defiende aquí- en- un trabajo anterior a todos ellos, «El esclarecimiento sexual del niño» (1907c), AE, 9, pág. 118.
284 (Ventana-emergente - Popup)
Expresión acuñada aparentemente por Van Ophuijsen (1917), que Freud ya haba empleado en «"Pegan a un niño"» (1919e), AE, 17, pág. 188. Cf, también «El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d).
285 (Ventana-emergente - Popup)
Para un proceso análogo en el varón, cf, «La organización genital infantil» (1923e).
286 (Ventana-emergente - Popup)
Véase sobre esto Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 20.
287 (Ventana-emergente - Popup)
Ya en mi primer pronunciamiento crítico contenido en «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico» (1914d) [AE, 14, págs. 52-31 reconocí que este es el núcleo de verdad de la doctrina de Adler, quien no tiene reparo alguno en explicar el universo íntegro a partir de este único punto (inferioridad de órgano-protesta masculina-apartamiento de la línea femenina) y luego se ufana de haber arrebatado a la sexualidad su importancia, en favor del afán de poder. Entonces, el único órgano «inferior» que merece inequívocamente ese nombre sería el clítoris. Por otro lado, nos enteramos de que ciertos analistas se vanaglorian de no haber percibido nada acerca de la existencia de un complejo de castración a pesar de su empeño de décadas. Hay que inclinarse reverente ante la magnitud de esta hazaña, por más que sólo lo sea negativa, una proeza en el descuido y el desconocimiento. Las dos doctrinas dan por resultado un interesante par de opuestos: Aquí, ninguna huella de un complejo de castración; allí, nada más que consecuencias de él

Lo cierto es que durante largo tiempo, desde su análisis de «Dora» en 1900, Freud no había dirigido su interés a la psicología femenina. En el curso de quince años no dio a publicidad ningún material clínico importante referido a una mujer. Vino luego «Un caso de paranoia que contradice la teoría psicoanalítica»(1915f), donde lo esencial estaba en la relación de la paciente con su madre. Lo mismo podría decirse de «Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina» (1920a). Entre uno y otro, se publicó «Pegan a un niño"» (1919e), que versaba casi con exclusividad sobre el desarrollo sexual infantil de las niñas; y aquí ya hay clara evidencia de insatisfacción con la «analogía» entre ambos sexos: «Así se malograba la expectativa de un paralelismo íntegro» (AE, 17,pág.193).
No hay duda de que a partir de entonces el problema de la evolución sexual de la mujer no abandonó la mente de Freud. Y aunque poco se encuentra al respecto en El yo y el ello, las teorías allí formuladas sobre el fin del complejo de Edipo, sumadas a nuevas observaciones clínicas, suministraron la clave de la nueva tesis. Ya en «El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d) Freud estaba tentando el camino que lo llevaría hacia ella, pero sólo en el presente artículo la expuso cabalmente por vez primera. Se explayaría más acerca de este tema en «Sobre la sexualidad femenina» (1931b), en la 33º de las Nuevas conferencias de introducción a l psicoanálisis (1933a), y, por último, en el capítulo VII de su póstumo Esquema del psicoanálisis (1940a).
Casi no hay aspecto que no esté ya presente en esta obra en forma resumida, pero lo notable es que muchos de ellos habían estado al alcance de la mano desde largo tiempo atrás, y sólo se requería ligarlos entre sí. Verbigracia, ciertas peculiaridades del desarrollo sexual de las niñas habían sido notadas anteriormente por Freud, poniendo énfasis en ellas. En la primera edición de los Tres ensayos sostuvo que «en la niña la zona erógena rectora se sitúa en el clítoris» y que, en armonía con esto, «la sexualidad de la niña pequeña posee un carácter enteramente masculino», y tiene que producirse «la oleada represiva de la pubertad» para que la estimulabilidad erógena del clítoris se trasfiera a la vagina y la masculinidad se trueque en feminidad (AE, 7, págs. 200-2). Sin embargo, la mayoría de estas puntualizaciones ya habían sido hechas en una carta a Fliess del 14 de noviembre de 1897 (Freud, 1950a, Carta 75), AE, 1, págs. 311-3. La elucidación fue ampliada en «Sobre las teorías sexuales infantiles», conectándola con la envidia del pene por parte de la mujer y con el complejo de castración (AE, 9, págs. 193-4).(ver nota) En «Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico» ( 1916d), AE, 14, pág. 322, se apunta que el daño narcisista que esto causa a la niña la lleva a experimentar resentimiento contra su madre; y otros motivos de este resentimiento habían sido enumerados en «Un caso de paranoia que contradice la teoría psicoanalítica» (AE, 14, págs. 267-8).
Ni siquiera habían dejado de formularse los fundamentos primordiales de la nueva tesis -aunque parecieran haber permanecido en el olvido durante un largo período- En los Tres ensayos se declara que el primer objeto sexual de un niño es el pecho materno, el cual «se vuelve paradigmático para todo vínculo de amor» (AE, 7,pág. 203). A todas luces, esto se pretendía válido tanto para la niña como para el varón, pero al parecer es en el presente trabajo donde se lo repite expresamente por primera vez. (ver nota) Se ponía así de manifiesto el doble cambio exigido de la niña pequeña para que pudiera alcanzar el complejo de Edipo «normal»: cambio de órgano sexual rector y cambio de objeto sexual. Y quedaba abierto el camino para investigar su fase «preedípica», así como las diferencias entre niña y niño que estaban implícitas en las hipótesis de El yo y el ello: la diferencia en cuanto a la relación entre su complejo de castración y su complejo de Edipo, y la ulterior diferencia en la construcción del superyó. La síntesis de estas diversas piezas de conocimiento, provenientes de estratos de la obra de Freud tan separados entre sí, es lo que otorga importancia al presente artículo.
James Strachey
278 (Ventana-emergente - Popup)
No resulta claro cuál es el poeta citado. - La referencia a Horacio es de Ars poetica, 388.
279 (Ventana-emergente - Popup)
«El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d); gran parte de lo que sigue es una elaboración de lo expresado en ese trabajo]
280 (Ventana-emergente - Popup)
Véanse las consideraciones contenidas en el análisis del «Hombre de los Lobos» (1918b), AE, 17, esp. págs. 47-57 y 88-90, y la 23º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17).
281 (Ventana-emergente - Popup)
Tres ensayos de teoría sexual (1905d) AE, 7, pág. 163
282 (Ventana-emergente - Popup)
Véase una nota al pie agregada por mí a «La organización genital infantil» (1923e)
283 (Ventana-emergente - Popup)
Esta es la oportunidad de rectificar una afirmación que hice años atrás. Opinaba que el interés sexual del niño no se despierta, como el del adolescente, por la diferencia entre los sexos, sino que lo aviva el problema de saber de dónde vienen los niños. Ahora veo que esto sin duda no es válido, al menos para la niña. En el caso del varoncito será así unas veces, pero otras podrá suceder de otro modo; o bien en ambos sexos serán las ocasiones causales de la vida las que habrán de decidir sobre ello. - La afirmación que se menciona al comienzo de la nota aparece en más de un lugar; por ejemplo, en «Sobre las teorías sexuales infantiles» (1908c), AE, 9, pág. 189; en el historial clínico del pequeño Hans (1909b), AE, 10, pág. 107, y en un pasaje agregado en 1915 a Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 177. Sin embargo, Freud había adoptado la posición opuesta -la que defiende aquí- en- un trabajo anterior a todos ellos, «El esclarecimiento sexual del niño» (1907c), AE, 9, pág. 118.
284 (Ventana-emergente - Popup)
Expresión acuñada aparentemente por Van Ophuijsen (1917), que Freud ya haba empleado en «"Pegan a un niño"» (1919e), AE, 17, pág. 188. Cf, también «El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d).
285 (Ventana-emergente - Popup)
Para un proceso análogo en el varón, cf, «La organización genital infantil» (1923e).
286 (Ventana-emergente - Popup)
Véase sobre esto Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 20.
287 (Ventana-emergente - Popup)
Ya en mi primer pronunciamiento crítico contenido en «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico» (1914d) [AE, 14, págs. 52-31 reconocí que este es el núcleo de verdad de la doctrina de Adler, quien no tiene reparo alguno en explicar el universo íntegro a partir de este único punto (inferioridad de órgano-protesta masculina-apartamiento de la línea femenina) y luego se ufana de haber arrebatado a la sexualidad su importancia, en favor del afán de poder. Entonces, el único órgano «inferior» que merece inequívocamente ese nombre sería el clítoris. Por otro lado, nos enteramos de que ciertos analistas se vanaglorian de no haber percibido nada acerca de la existencia de un complejo de castración a pesar de su empeño de décadas. Hay que inclinarse reverente ante la magnitud de esta hazaña, por más que sólo lo sea negativa, una proeza en el descuido y el desconocimiento. Las dos doctrinas dan por resultado un interesante par de opuestos: Aquí, ninguna huella de un complejo de castración; allí, nada más que consecuencias de él

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288 (Ventana-emergente - Popup)
«Pegan a un niño"» (1919e). AE, 17, pág. 182
289 (Ventana-emergente - Popup)
[En la primera edición de Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 201, aparecía una referencia a la masturbación clitorídea. En sus «Contribuciones para un debate sobre el onanismo» (19121), AE, 12, pág. 256, Freud lamentó la falta de información existente en cuanto a la masturbación femenina.]
290 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d).
291 (Ventana-emergente - Popup)
Josef Popper-Lynkeus y la teoría del sueño (1923)
«Josef Popper-Lynkeus und die Theorie des Traumes»
Ediciones en alemán
1923 Allgemeine Nährpflicht (Viena), 6. 1928 GS, 11, págs. 295-7. 1940 GW, 13, págs. 357-9.
Traducciones en castellano
1944 «J. Popper-Lynke us y la teoría onírica». EA, 19 págs. 295-8. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 Igual título. SR, 19, págs. 179-83. El mismo tra ductor.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 126-8.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2628-9.
opiniones y las de Popper se halla en el «Apéndice» agregado en 1909 al capítulo I de La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág, 116, y en una nota al pie incorporada ese año al capítulo VI, donde citó el mismo fragmento reproducido aquí. - La cuestión de la «originalidad» de sus descubrimientos fue planteada por Freud en un párrafo agregado también en 1909 al capítulo II de La interpretación de los sueños, en su ensayo «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico» (1914d), AE, 14, págs.12-9, y en «Para la prehistoria de la técnica analítica» (1920b), AE, 18, págs. 257-60.
293 (Ventana-emergente -Popup)
«Dr. Ferenczi Sándor (Zum 50. Geburtstag)». Ediciones en alemán: 1923: Int. Z. Psychoanal., 9, nº 3, págs. 257-9 («Introducción» a este número especial dedicado a Ferenczi al cumplir 50 años; publicada con la firma «Herausgeber und Redaktion» {«el director y la redacción»} de la revista); 1928: GS, 11, págs. 273-5; 1940: GW, 13, págs. 443-5. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»: 1955: «A Sándor Ferenczi», SR, 20, págs. 206-8, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 328-30; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 7, págs. 2827-8.}
294 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Cinco conferencias sobre psicoanálisis (Freud, 1910a).]
295 (Ventana-emergente - Popup)
Véase la nota necrológica de Freud (1920c).
296 (Ventana-emergente - Popup)
Bajo el gobierno de Béla Kun, de marzo a agosto de 1919.
297 (Ventana-emergente - Popup)
Su reunión plenaria inaugural tuvo lugar el 19 de mayo de 1913, participando Ferenczi como presidente, el doctor Radó como secretario y los doctores Hollós, Ignotus y Lévy como miembros.
298 (Ventana-emergente - Popup)
Alude a sus propias Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17).
299 (Ventana-emergente - Popup)
La edición alemana completa de los trabajos breves de Ferenczi, Bausteine zur Psychoanalyse, se publicó en cuatro volúmenes cntre 1927 y 1939. Ha aparecido una edición inglesa igualmente amplia en tres volúmenes, de los cuales el primero, mencionado en el texto, se publicó en 1916.
Josef Popper (1838-1921 ), de profesión ingeniero, era muy conocido en Austria por sus escritos publicados bajo el seudónimo de «Lynkeus», que versaban principalmente sobre temas filosóficos y sociológicos. En el libro de Fritz Wittels que en inglés llevó por título An End to Poverty {Fin de la pobreza} (Londres,1925)se describen sus planes de reforma social, y los traductores de la obra, Eden y Cedar Paul, dan también una breve biografía de Popper. Su libroPhantasien eines Realisten {Fantasías de un realista}, en el cual basa Freud sus comentarios, apareció en Viena en 1899; se trataba de una colección de relatos y piezas breves de ficción que alcanzó gran popularidad y tuvo muchas reediciones (en 1921 apareció la vigesimoprimera). El trabajo de Freud fue escrito sin lugar a dudas en ocasión del fallecimiento de Popper, para ser publicado en la Allgemeine NährpfIicht, revista inspirada por este y destinada, como lo indica su título, al deber de proveer de alimento a todos los seres humanos. Unos diez años más tarde, Freud escribió otro artículo, más largo, sobre el mismo tema: «Mi contacto con Josef Popper-Lynkeus» (1932c).
James Strachey
292 (Ventana-emergente - Popup)
Idénticos calificativos había aplicado Popper al hombre de su historia. En el artículo posterior de Freud sobre este tema (1932c) también se cita otro breve párrafo de la obra. Su primer comentario acerca de la coincidenciaentre sus
300 (Ventana-emergente - Popup)
Freud volvió a afirmar esto en su nota necrológica escrita a la muerte de Ferenczi, diez años más tarde (1933c).301 (Ventana-emergente - Popup)Bericht über die Berliner psychoanalytische Poliklinik (März 1920 bis Juni 1922) {Informe sobre la Policlínica Psicoanalítica de Berlín}. Ediciones en alemán: 1923: Leipzig, Viena y Zurich: Internationaler Psychoanalytischer Verlag, pág. 3; 1928: GS, 11, pág. 265; 1940: GW, 13, pág. 441. {Traducciones en castellano(cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»,supra, pág. xiii y n. 6): 1955: «Prólogo para un libro de Max Eitingon», SR, 20, págs. 169-70, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 308-9; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 7, pág. 2820.} - Pocos años más tarde, Freud escribió un prólogo para otro folleto sobre el mismo tema(1930b).302 (Ventana-emergente - Popup)Freud había examinado este problema con más detenimiento en «Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica» (1919a), AE, 17, págs. 162-3, trabajo que fue leído por él en el Congreso Psicoanalítico de Budapest.303 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta carta, fechada el 7 de mayo de 1923, fue dirigida por Freud al traductor de sus obras al castellano, e incluida en: 1923:BN (17 vols.), 4, pág. 7 {1948: BN (2 vols.), 1, pág. 9; 1967: BN (3 vols.), 1, pág. 9; 1974: BN (9 vols.), 7, pág. 288l}. Se la reprodujo, además, en 1928: GS, 11, pág. 266, y 1940: GW, 13, pág. 442. No hay original alemán de la carta,
«Pegan a un niño"» (1919e). AE, 17, pág. 182
289 (Ventana-emergente - Popup)
[En la primera edición de Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 201, aparecía una referencia a la masturbación clitorídea. En sus «Contribuciones para un debate sobre el onanismo» (19121), AE, 12, pág. 256, Freud lamentó la falta de información existente en cuanto a la masturbación femenina.]
290 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d).
291 (Ventana-emergente - Popup)
Josef Popper-Lynkeus y la teoría del sueño (1923)
«Josef Popper-Lynkeus und die Theorie des Traumes»
Ediciones en alemán
1923 Allgemeine Nährpflicht (Viena), 6. 1928 GS, 11, págs. 295-7. 1940 GW, 13, págs. 357-9.
Traducciones en castellano
1944 «J. Popper-Lynke us y la teoría onírica». EA, 19 págs. 295-8. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 Igual título. SR, 19, págs. 179-83. El mismo tra ductor.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 126-8.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2628-9.
opiniones y las de Popper se halla en el «Apéndice» agregado en 1909 al capítulo I de La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág, 116, y en una nota al pie incorporada ese año al capítulo VI, donde citó el mismo fragmento reproducido aquí. - La cuestión de la «originalidad» de sus descubrimientos fue planteada por Freud en un párrafo agregado también en 1909 al capítulo II de La interpretación de los sueños, en su ensayo «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico» (1914d), AE, 14, págs.12-9, y en «Para la prehistoria de la técnica analítica» (1920b), AE, 18, págs. 257-60.
293 (Ventana-emergente -Popup)
«Dr. Ferenczi Sándor (Zum 50. Geburtstag)». Ediciones en alemán: 1923: Int. Z. Psychoanal., 9, nº 3, págs. 257-9 («Introducción» a este número especial dedicado a Ferenczi al cumplir 50 años; publicada con la firma «Herausgeber und Redaktion» {«el director y la redacción»} de la revista); 1928: GS, 11, págs. 273-5; 1940: GW, 13, págs. 443-5. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»: 1955: «A Sándor Ferenczi», SR, 20, págs. 206-8, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 328-30; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 7, págs. 2827-8.}
294 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Cinco conferencias sobre psicoanálisis (Freud, 1910a).]
295 (Ventana-emergente - Popup)
Véase la nota necrológica de Freud (1920c).
296 (Ventana-emergente - Popup)
Bajo el gobierno de Béla Kun, de marzo a agosto de 1919.
297 (Ventana-emergente - Popup)
Su reunión plenaria inaugural tuvo lugar el 19 de mayo de 1913, participando Ferenczi como presidente, el doctor Radó como secretario y los doctores Hollós, Ignotus y Lévy como miembros.
298 (Ventana-emergente - Popup)
Alude a sus propias Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17).
299 (Ventana-emergente - Popup)
La edición alemana completa de los trabajos breves de Ferenczi, Bausteine zur Psychoanalyse, se publicó en cuatro volúmenes cntre 1927 y 1939. Ha aparecido una edición inglesa igualmente amplia en tres volúmenes, de los cuales el primero, mencionado en el texto, se publicó en 1916.

James Strachey
292 (Ventana-emergente - Popup)
Idénticos calificativos había aplicado Popper al hombre de su historia. En el artículo posterior de Freud sobre este tema (1932c) también se cita otro breve párrafo de la obra. Su primer comentario acerca de la coincidenciaentre sus
300 (Ventana-emergente - Popup)
Freud volvió a afirmar esto en su nota necrológica escrita a la muerte de Ferenczi, diez años más tarde (1933c).301 (Ventana-emergente - Popup)Bericht über die Berliner psychoanalytische Poliklinik (März 1920 bis Juni 1922) {Informe sobre la Policlínica Psicoanalítica de Berlín}. Ediciones en alemán: 1923: Leipzig, Viena y Zurich: Internationaler Psychoanalytischer Verlag, pág. 3; 1928: GS, 11, pág. 265; 1940: GW, 13, pág. 441. {Traducciones en castellano(cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»,supra, pág. xiii y n. 6): 1955: «Prólogo para un libro de Max Eitingon», SR, 20, págs. 169-70, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 308-9; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 7, pág. 2820.} - Pocos años más tarde, Freud escribió un prólogo para otro folleto sobre el mismo tema(1930b).302 (Ventana-emergente - Popup)Freud había examinado este problema con más detenimiento en «Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica» (1919a), AE, 17, págs. 162-3, trabajo que fue leído por él en el Congreso Psicoanalítico de Budapest.303 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta carta, fechada el 7 de mayo de 1923, fue dirigida por Freud al traductor de sus obras al castellano, e incluida en: 1923:BN (17 vols.), 4, pág. 7 {1948: BN (2 vols.), 1, pág. 9; 1967: BN (3 vols.), 1, pág. 9; 1974: BN (9 vols.), 7, pág. 288l}. Se la reprodujo, además, en 1928: GS, 11, pág. 266, y 1940: GW, 13, pág. 442. No hay original alemán de la carta,
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y no es imposible que Freud la escribiese en castellano, lengua de la cual poseía un buen conocimiento (Jones, 1953, pág. 180).]
304 (Ventana-emergente - Popup)
[Fritz Wittels (1880-1950) fue uno de los primeros miembros de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, pero renunció a ella en 1910, por motivos personales no determinados. A fines de 1923 envió a Freud por anticipado un ejemplar de la biografía que escribiera sobre él y que se publicó al año siguiente. Freud agradeció el envío en una carta fechada el 18 de diciembre de 1923. Poco después se publicó una traducción inglesa de la biografía: Sigmund Freud, bis Personality, bis Teaching and his School (Londres: Allen and Unwin: Nueva York: Doeld, Mead, 1924; traducción de Eden y Cedar Paul), precedida, «por expresa autorización de Freud», de fragmentos de su carta a Wittels. El texto original de esta en alemán fue publicado por primera vez en Freud (1960a) -incluyendo el breve pasaje que aquí se omite, en el que Freud hace otra referencia a Stekel y dice algo respecto de su propia enfermedad- Agreguemos que Wittels fue, admitido nuevamente como miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Viena en 1927.]
305 (Ventana-emergente - Popup)
[Según se afirma en la traducción inglesa, en ella se incorporaron algunas de estas enmiendas, una de las cuales se cita por extenso (págs. 251-2 de la traducción). Wittels había escrito que la hipótesis de la «pulsíón de muerte» enunciada en Más allá del principio de placer (1920g) le había sido sugerida a Freud como consecuencia de la muerte de su hermana. Pero Freud le escribió: «Esto me parece sumamente interesante para tenerlo en cuenta como advertencia. Sin lugar a dudas, si yo hubiese estado analizando a otra persona en esas mismas circunstancias, habría debido presumir la existencia de un nexo entre la muerte de mi hermana y la ilación de pensamiento expuesta en Más allá del principio de placer. Pero inferir que hubo ese nexo sería falso. El libro aludido fue escrito en 1919, cuando mi hermana gozaba de excelente salud. Ella murió en enero de 1920; en setiembre de 1919 yo había enviado el manuscrito del opúsculo a unos amigos de Berlín [Eitingon y Abraham] para que lo leyesen. Estaba terminado, salvo en las consideraciones sobre la mortalidad o inmortalidad de los protozoos. No siempre lo que parece la verdad es la verdad».]
306 (Ventana-emergente - Popup)
[Publicada en Le Disque Vert, 2 (Y serie), junio de 1924, pág. 3. Esta revista, editada en París y Bruselas por Franz Hellens (seudónimo de Frédéric van Ermengem), publicó en 1924 un número especial de más de 200 páginas con el título «Freud et la Psychanalyse», en el cual se incluían contribuciones de variable extensión de 36 autores distintos. A modo de introducción se reproducía una breve misiva de Freud en francés, cuya datación era «Viena, 26 de febrero de 1924». El contenido de ese número especial se detalla en Int. Z. Psychoanal., 10 (1924), págs. 206-8, donde también se brinda el texto de la carta de Freud, reimpresa luego en 1928: GS, 11, pág. 266, y 1940: GW, 13, pág, 446. El original alemán del texto no se ha encontrado, y tal vez Freud escribió la carta en francés.{Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»: 1955: «Carta a la revistaLe Disque Vert», SR, 20, pág. 232, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, pág. 346; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 7, pág. 2832.}]
307 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase la nota necrológica de Freud (1893f).]
308 (Ventana-emergente - Popup)
«Mitteilung des Herausgebers». 1924: Int. Z. Psychoanal., 10, pág. 373. {Traducciones en castellano M. la «Advertencia sobre la edición en castellano»: 1955: «Comunicación del director de la Revista Internacional de Psicoanálisis», SR, 20, págs. 230-1, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 345-6; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 7, pág. 2831.}
309 (Ventana-emergente - Popup)
{Juventud descarriada.}
[Ediciones en alemán: 1925: Leipzig, Viena y Zurich: Internationaler Psychoanalytischer Verlag, págs. 5-6 (1931, 2!
304 (Ventana-emergente - Popup)
[Fritz Wittels (1880-1950) fue uno de los primeros miembros de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, pero renunció a ella en 1910, por motivos personales no determinados. A fines de 1923 envió a Freud por anticipado un ejemplar de la biografía que escribiera sobre él y que se publicó al año siguiente. Freud agradeció el envío en una carta fechada el 18 de diciembre de 1923. Poco después se publicó una traducción inglesa de la biografía: Sigmund Freud, bis Personality, bis Teaching and his School (Londres: Allen and Unwin: Nueva York: Doeld, Mead, 1924; traducción de Eden y Cedar Paul), precedida, «por expresa autorización de Freud», de fragmentos de su carta a Wittels. El texto original de esta en alemán fue publicado por primera vez en Freud (1960a) -incluyendo el breve pasaje que aquí se omite, en el que Freud hace otra referencia a Stekel y dice algo respecto de su propia enfermedad- Agreguemos que Wittels fue, admitido nuevamente como miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Viena en 1927.]
305 (Ventana-emergente - Popup)
[Según se afirma en la traducción inglesa, en ella se incorporaron algunas de estas enmiendas, una de las cuales se cita por extenso (págs. 251-2 de la traducción). Wittels había escrito que la hipótesis de la «pulsíón de muerte» enunciada en Más allá del principio de placer (1920g) le había sido sugerida a Freud como consecuencia de la muerte de su hermana. Pero Freud le escribió: «Esto me parece sumamente interesante para tenerlo en cuenta como advertencia. Sin lugar a dudas, si yo hubiese estado analizando a otra persona en esas mismas circunstancias, habría debido presumir la existencia de un nexo entre la muerte de mi hermana y la ilación de pensamiento expuesta en Más allá del principio de placer. Pero inferir que hubo ese nexo sería falso. El libro aludido fue escrito en 1919, cuando mi hermana gozaba de excelente salud. Ella murió en enero de 1920; en setiembre de 1919 yo había enviado el manuscrito del opúsculo a unos amigos de Berlín [Eitingon y Abraham] para que lo leyesen. Estaba terminado, salvo en las consideraciones sobre la mortalidad o inmortalidad de los protozoos. No siempre lo que parece la verdad es la verdad».]
306 (Ventana-emergente - Popup)
[Publicada en Le Disque Vert, 2 (Y serie), junio de 1924, pág. 3. Esta revista, editada en París y Bruselas por Franz Hellens (seudónimo de Frédéric van Ermengem), publicó en 1924 un número especial de más de 200 páginas con el título «Freud et la Psychanalyse», en el cual se incluían contribuciones de variable extensión de 36 autores distintos. A modo de introducción se reproducía una breve misiva de Freud en francés, cuya datación era «Viena, 26 de febrero de 1924». El contenido de ese número especial se detalla en Int. Z. Psychoanal., 10 (1924), págs. 206-8, donde también se brinda el texto de la carta de Freud, reimpresa luego en 1928: GS, 11, pág. 266, y 1940: GW, 13, pág, 446. El original alemán del texto no se ha encontrado, y tal vez Freud escribió la carta en francés.{Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»: 1955: «Carta a la revistaLe Disque Vert», SR, 20, pág. 232, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, pág. 346; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 7, pág. 2832.}]
307 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase la nota necrológica de Freud (1893f).]
308 (Ventana-emergente - Popup)
«Mitteilung des Herausgebers». 1924: Int. Z. Psychoanal., 10, pág. 373. {Traducciones en castellano M. la «Advertencia sobre la edición en castellano»: 1955: «Comunicación del director de la Revista Internacional de Psicoanálisis», SR, 20, págs. 230-1, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 345-6; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 7, pág. 2831.}
309 (Ventana-emergente - Popup)
{Juventud descarriada.}
[Ediciones en alemán: 1925: Leipzig, Viena y Zurich: Internationaler Psychoanalytischer Verlag, págs. 5-6 (1931, 2!
ed.); 1928: GS, 11, págs. 267-9; 1948: GW, 14, págs. 565-7. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano». 1955: «Prefacio para un libro de August Aichhorn»,SR, 20, págs. 171-3, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 309-11; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 8, págs. 3216-7.}
El libro de August Aichhorn (1878-1949) fue publicado en julio de 1925. Freud volvió a aludir brevemente a él en una nota al pie de El malestar en la cultura (1930a), AE, 21, pág. 126, n. 10. En la 34º de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, págs. 136-9, emprendió un examen más amplio de las relaciones entre psicoanálisis y educación.
En la traducción inglesa del libro de Aichhorn publicada en 1951 (Wayward Youth, Londres: Imago Publishing Co.), se incluye un estudio biográfico sobre el autor, a cargo de K. R. Eissler.]
310 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud ya había hecho esta comparación en su conferencia «Sobre psicoterapia» (1905a), AE, 7, pág. 256.Véase también la 28ºde sus Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, pág. 411.
311 (Ventana-emergente - Popup)
[«Josef Breuer». Ediciones en alemán: 1925: Int. Z. Psychoanal., 11, n? 2, págs. 255-6; 1928: GS, 11, págs. 281-3; 1948: GW, 14, págs. 562-3. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»: 1955: «En memoria de José Breuer», SR, 20, págs. 209-11, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título,BN (3 vols.), 3, págs. 330-1; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 8, págs. 3234-5.}
En mi «Introducción» a Estudios sobre la histeria (Breuer y Freud, 1895), AE, 2, págs. 15-22, examiné las relaciones científicas entre ambos colaboradores.]
312 (Ventana-emergente - Popup)
[Ediciones en alemán: 1925: Jüdische Presszentrale Züricb, 26 de febrero; 1928: GS, 11, pág. 298; 1948: GW, 14, pág. 55& {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»: 1944: «Carta sobre la posición frente al judaísmo», EA, 19, pág. 299, trad. de L. Rosenthal; 1955: Igual título, SR, 19, pág. 257, el mismo traductor; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, pág. 175; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 8, pág. 3228.} No ha podido determinarse el motivo de la aparente omisión del comienzo.]313 (Ventana-emergente - Popup)
[Publicado originalmente en inglés, junto con mensajes similares de otras personas de renombre, en el periódico quincenal The New Judaea, 1, nº 14 (1925), 27 de marzo, pág. 227. Ediciones en alemán: 1928: GS, 11, págs. 298-9; 1948: GW, 14, págs. 556-7. {Traducciones en castellano (cfl la «Advert encia sobre la edición en castellano»: 1944: «Mensaje -para la inauguración de la Universidad hebrea»,EA, 19, pág. 300, trad. de L. Rosenthal; 1955: Igual título, SR,19, pág. 258, el mismo traductor; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, pág. 176; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 81 pág. 3227.} - No se cuenta con el original alemán del texto. {La presente versión ha sido tomada del inglés.}
La Universidad Hebrea de Jerusalén fue inaugurada por Lord B.11 four en abril de 1925.]