El recordar y el juzgar

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El pensar reproductor tiene, entonces, un fin práctico y un término biológicamente establecido, a saber: reconducir a la investidura neuronal faltante una Q
que migra desde la percepción excedente. Así se alcanzan identidad y derecho a la descarga, si además sobreviene el signo

de realidad de la neurona b. Ahora bien, el proceso puede independizarse de esta última meta y aspirar sólo a la identidad. Entonces se está frente a un acto de pensar puro, que no obstante, en todo caso puede ser después valorizado prácticamente, Y en él, el yo investido se comporta de idéntica manera.
Pasemos a una tercera posibilidad que puede ocurrir en el estado-deseo, a saber: que en presencia de cierta investidura-deseo, una percepción emergente no coincida con la imagen-recuerdo deseada (recuerdo +(511)). Entonces se genera un interés por discernir esta imagen-percepción, para descubrir eventualmente desde ella un camino hacia recuerdo +. Cabe suponer que a tal fin la imagen-percepción es sobreinvestida(512) también desde el yo, como en el caso anterior lo era meramente el ingrediente neurona c. Si la imagen-percepción no es absolutamente nueva, ella ahora recordará, evocará una imagen-percepción-recuerdo con la que coincida al menos en parte(513). Y entonces se repite con esta imagen-recuerdo el proceso de pensar anterior, sólo que en cierta medida sin la meta que ofrecía antes(514) la representación-deseo investida.
Toda vez que las investiduras coincidan entre sí, no darán ocasión alguna para el trabajo de pensar. En cambio, los sectores en disidencia «despiertan el interés», y de dos distintas maneras pueden dar ocasión al trabajo de pensar. O bien la corriente se dirige sobre los recuerdos despertados y pone en marcha un trabajo mnémico carente de meta, que, entonces, es movido por las diferencias, no por las semejanzas, o bien permanece dentro de los ingredientes recién aflorados y entonces constituye un trabajo de juicio, igualmente falto de meta. (ver nota)(515)
Supongamos ahora que el objeto que brinda la percepción sea parecido al sujeto, a saber, un prójimo. En este caso, el interés teórico se explica sin duda por el hecho de que un objeto como este es simultáneamente el primer objeto-satisfacción y el primer objeto hostil, así como el único poder auxiliador. Sobre el prójimo, entonces, aprende el ser humano a discernir. Es que los complejos de percepción que parten de este prójimo serán en parte nuevos e incomparables -p. ej., sus rasgos en el ámbito visual-; en cambio, otras percepciones visuales -p. ej., los movimientos de sus manos- coincidirán dentro del sujeto con el recuerdo de impresiones visuales propias, en un todo semejantes, de su cuerpo propio, con las que se encuentran en asociación los recuerdos de movimientos por él mismo vivenciados. Otras percepciones del objeto, además -p. ej., si grita- despertarán el recuerdo del gritar propio y, con ello, de vivencias propias de dolor. Y así el complejo del prójimo se separa en dos componentes, uno de los cuales impone por una ensambladura constante, se mantiene reunido como una cosa del mundo, mientras que el otro es comprendido por un trabajo mnémico, es decir, puede ser reconducido a una noticia del cuerpo propio(516). A esta descomposición de un complejo perceptivo se llama su discernimiento; ella contiene un juicio y halla su término cuando por último alcanza la meta. El juicio, como se advierte, no es una función primaria(517) sino que presupone la investidura, desde el yo, del sector dispar; en principio no tiene ningún fin práctico, y parece que al juzgar se descarga la investidura del ingrediente dispar, pues así se explicaría por qué las actividades, «predicados», se separan del complejo-sujeto mediante una vía más laxa(518).
Desde aquí se podría entrar en profundidad en el análisis del acto de juicio, pero nos apartaría de nuestro tema. Conformémonos con retener, entonces, que es el interés originario por establecer la situación satisfactoria el que en un caso ha producido el meditar reproductor(519) y en el otro el apreciar judicativo, y ello como un medio para alcanzar, desde la situación perceptiva dada, real, la situación perceptiva deseada(520). Premisa de todo ello es que los procesos
no discurran desinhibidos, sino en presencia de un yo activo.

Ahora bien, con ello quedaría demostrado el sentido eminentemente práctico de todo trabajo de pensar.
Pensar y realidad
Meta y término de todos los procesos de pensar es, entonces, producir un estado de identidad, el traslado de una Q
[sic] de investidura procedente de afuera a una neurona investida desde el yo(521). El pensar discerniente o judicativo busca una identidad con una investidura corporal; el pensar reproductor, con una investidura psíquica propia(522) (una vivencia propia). El pensar judicativo brinda el trabajo previo al pensar reproductor, pues le ofrece unas facilitaciones ya listas para una ulterior migración asociativa. Si, luego de concluido el acto de pensar, el signo de realidad se suma(523) a la percepción, se habrá obtenido el juicio de realidad, la creencia, alcanzándose así la meta de todo el trabajo.

Respecto del juzgar, cabe puntualizar más aún que su fundamento es evidentemente la preexistencia de experiencias corporales, sensaciones e imágenes-movimiento propias. Mientras estas falten, el sector variable(524) del complejo de percepción permanecerá

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incomprendido, vale decir, podrá ser reproducido pero no proporcionará ninguna orientación para ulteriores caminos de pensar. Por ejemplo (y esto cobrará importancia en lo que sigue [parte III), ninguna experiencia sexual exteriorizará efectos mientras el individuo no tenga noticia de sensaciones sexuales, o sea, en general, hasta el inicio de la pubertad.
En cuanto al juzgar primario, parece presuponer, respecto del acto de pensar reproductor, un influjo menor por el yo investido. Es que en él se trata de perseguir una asociación por coincidencia parcial, a la que no se imparte modificación alguna(525). Y ello así, ocurren también casos en que el proceso de asociación justificativa se consuma con una cantidad plena. Por ejemplo: una percepción corresponde a un núcleo-objeto + una imagen-movimiento. Y mientras uno percibe percepción, uno imita los movimientos mismos, es decir, inerva la imagen-movimiento propia que es despertada tras la discordancia, y con tanta intensidad que el movimiento se consuma. Por eso se puede hablar de un valor imitativo de una percepción. O bien la percepción despierta la imagen mnémicade una representación de dolor propia, en cuyo caso uno registra el displacer correspondiente y repite los movimientos defensivos pertinentes. Este es el valor compasivo de una percepción.
En estos dos casos hemos de ver sin duda el proceso primario para el juzgar, y podemos suponer que todo juzgar secundario se ha producido por morigeración de estos procesos puramente asociativos. Por tanto, el juzgar, que luego es un medio para discernir el objeto que quizás ha cobrado importancia práctica, es originariamente un proceso asociativo entre investiduras que vienen de afuera e investiduras procedentes del cuerpo propio, una
identificación entre noticias o investiduras
y de adentro. Acaso no sea incorrecto conjeturar que, al mismo tiempo, constituye un camino por el cual unas Q que vienen de
son trasportadas y pueden ser descargadas. Lo que llamamos cosas del mundo son restos que se sustraen de la apreciación judicativa.


Del ejemplo del juicio se obtiene una primera pista para la diferencia en lo cuantitativo que cabe estatuir entre pensar y proceso primario. Es lícito suponer que a raíz del pensar una leve corriente de inervación motriz discurre desde
, por cierto que sólo si en el trayecto ha sido inervada una neurona motriz o una neurona llave. Pero sería incorrecto considerar esa descarga como el proceso mismo de pensar, del cual es sólo un efecto colateral no deliberado. El proceso de pensar consiste en la investidura de neuronas
con modificación de la compulsión facilitatoria mediante investidura colateral desde el yo. En términos mecánicos, es concebible que a raíz de ello sólo una parte de las Q
pueda seguir las facilitaciones y que la magnitud de esta parte sea regulada de continuo por las investiduras. Pero es claro también que con ello el ahorro de Q es suficiente para que la reproducción como tal cobre utilidad. Es



que en el caso alternativo toda la Q
que al final se requiere para la descarga se gastaría durante la circulación sobre los puntos de desembocadura motriz. El proceso secundario es entonces una repetición del decurso
originario en un nivel inferior, con cantidades menores(526).


Se objetará: ¡Q
todavía más pequeñas de las que ya circulan dentro de neuronas
! ¿Cómo se consigue abrir a unas Q
tan pequeñas los caminos que ciertamente sólo son transitables para Q
mayores, como las que por lo general recibe
? La única respuesta posible es que ello tiene que ser una consecuencia mecánica de las investiduras colaterales. Tenemos que inferir unas constelaciones tales que, a raíz de una investidura colateral, Q
pequeñas se drenen por facilitaciones en las que de ordinario sólo habrían podido transitar unas Q
grandes. La investidura colateral liga, por así decir, un monto de la Q
que corre a través de la








neurona(527).
El pensar tiene que cumplir otra condición, además. No tiene permitido alterar esencialmente las facilitaciones creadas por los procesos primarios, pues así falsearía las huellas de la realidad objetiva. Esta condición queda cumplida si apuntamos que la facilitación probablemente sea el resultado de una cantidad grande sobrevenida de una sola vez, y que la investidura, muy potente en el momento, no deja empero como secuela ningún efecto duradero comparable. Las pequeñas Q que pasan a raíz del pensar no pueden, en general, prevalecer contra las facilitaciones.
Por otra parte, es indudable que el proceso de pensar deja empero como secuela unas huellas duraderas; en efecto, un segundo pensar(528) sobre reclama tanto menos gasto que el primero, Por consiguiente, a fin de no falsear la realidad hacen falta unas huellas particulares, unos indicios para los procesos de pensar, que constituyen una memoria de pensar; ella todavía no se puede formar. Más adelante nos enteraremos de los medios por los cuales las huellas de los procesos de pensar son separadas de las huellas de la realidad objetiva.
Procesos primarios Dormir y sueños
(Ver nota)(529)
Ahora surge la pregunta: ¿Con qué recursos cuantitativos es, pues, sufragado el proceso primario
? En la vivencia de dolor es evidentemente la Q que irrumpe de afuera; en el afecto,


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la Q endógena(530) desprendida {desligada} por facilitación; en el proceso sec undario del pensar reproductor es evidente que sobre neurona c se puede trasferir una Q
mayor o menor desde el yo, a la cual será lícito designar interés de pensar(531), y que es proporcional al interés afectivo toda vez que este haya podido generarse. Entonces sólo se debe averiguar si existen procesos
de naturaleza primaria para los que basta la Q
aportada desde
, o si a la investidura
de una percepción se suma de manera automática un monto
(atención), y sólo así se posibilitaría un proceso
. Quede abierta esta cuestión, en espera de que llegue a ser







resuelta por adaptación especial a [algunos] hechos psicológicos.
Es un hecho importante que cotidianamente, mientras dormimos, estamos frente aprocesos primarios
como aquellos que, en el desarrollo
, poco a poco han sido sofocados biológicamente. Un segundo hecho de igual significatividad: que los mecanismos patológicos


que el más cuidadoso análisis pone en descubierto en las psiconeurosis(532) tienen la máxima semejanza con los procesos oníricos. De esta comparación, que luego explicitaremos, resultan las más importantes conclusiones.(ver nota)(533)
En primer lugar, corresponde incorporar a la teoría el hecho del dormir. La condición esencial del dormir se discierne con claridad en el niño. El niño se duerme siempre que no lo moleste ninguna necesidad o estímulo exterior (hambre y mojadura). Se adormece con la satisfacción (al pecho). También el adulto se duerme fácilmente post coenam et coitum(534). Condición del dormir, entonces, es el descenso de la carga {Ladung} endógena en el núcleo
, que vuelve superflua la función secundaria. En el dormir, el individuo se encuentra en el estado ideal de la inercia, aligerado del reservorio de Q


Este reservorio, en el adulto(535), está reunido dentro del «yo»; tenemos derecho a suponer que la descarga {Entladung} del yo es lo que condiciona y caracteriza al dormir. Y como de inmediato se aclara, con ello se proporciona también la condición para los procesos psíquicos primarios.
No es seguro que el yo se aligere por completo en el adulto durmiente. Comoquiera que fuere, el yo(536) recoge {einziehen} un sinnúmero de sus investiduras, que, no obstante, se restablecen enseguida y sin trabajo con el despertar. Esto no contradice ninguna de nuestras premisas, pero indica que es preciso suponer entre neuronas bien conectadas unas corrientes que, como en vasos comunicantes, atañen al nivel total, si bien en cada neurona la altura del nivel sólo tiene que ser proporcional, no necesariamente uniforme.
De las peculiaridades del dormir se deducen muchas cosas que no se habrían podido(537) colegir.
El dormir se singulariza por una parálisis motriz (una parálisis de la voluntad(538)) La voluntad es la descarga de la Q
global. En el dormir, el tono espinal está en parte rescindido; es probable que la descarga motriz
se exteriorice en el tono; otras inervaciones subsisten junto con sus fuentes de excitación.



Es en extremo interesante que el estado del dormir se inicie y sea provocado por el cierre de los órganos sensoriales clausurables(539). Durante el dormir no se deben hacer percepciones, y nada lo perturba más que la emergencia de impresiones sensoriales, investiduras que entran en
desde
. Esto parece indicar que durante el día se envía al encuentro de las neuronas del manto, que reciben percepciones desde
, una investidura permanente, aunque desplazable (atención), de suerte que muy bien puede ser que los procesos
primarios se consumen con este aporte
. Queda sin resolver si están ya preinvestidas las neuronas mismas del manto, o lo están las neuronas contiguas del núcleo. Si
recoge estas investiduras del manto, las percepciones se producen sobre neuronas no investidas y son de poca monta, quizás






incapaces de proporcionar desde co un signo de cualidad(540) . Según hemos conjeturado, con el vaciamiento de la neurona
cesa también una inervación de descarga que acrecienta la atención. También el enigma del hipnotizador se debería abordar aquí. Sobre este recogimiento de la investidura-atencíón [en la hipnosis] ha de descansar la aparente inexcitabilidad de los órganos sensoriales(541).

Entonces, mediante un mecanismo automático, el correspondiente simétrico del mecanismo de la atención, excluye
las impresiones
mientras él mismo está no investido.


Ahora bien, lo más asombroso es que en el dormir discurren unos procesos
, los sueños, que presentan muchos caracteres no entendidos.

El análisis de los sueños
Los sueños muestran todas las transiciones hacia la vigilia y contaminación con procesos
normales; no obstante, se puede espigar fácilmente lo genuinamente onírico.

1. Los sueños están privados de descarga motriz, así como, las más de las veces, de elementos motores. En el sueño uno está paralizado.

120
La explicación más cómoda de este carácter es la ausencia de la preinvestidura espinal por cese de la descarga
. La excitación motriz no puede sobrepasar la barrera(542) [ ? ] con neuronas no investidas. En otros estados oníricos, el movimiento no está excluido. No es el carácter más esencial(543) del sueño.

2. Los enlaces oníricos son en parte unos contrasentidos {widersinnig}, en parte son imbéciles {schwachsinnig), o aun carentes de sentido {sinnlos}, de una rara locura.
Este último carácter se explica por el hecho de que en el sueño, como primariamente en la vida psíquica en general, gobierna la compulsión a asociar(544). Al parecer, dos investiduras presentes de manera simultánea tienen que ser puestas en conexión. He recopilado cómicos ejemplos sobre el imperio de esa compulsión en la vigilia. (P. ej., unos provincianos presentes en la barra de la Cámara de Diputados francesa cuando el atentado [una bomba], extrajeron la conclusión de que ahí tenían por costumbre disparar un tiro como signo aprobatorio tras cada buen discurso de un diputado.) (ver nota)(545)
Los otros dos caracteres, en verdad idénticos, prueban que una parte de las experiencias psíquicas se ha olvidado. De hecho, están olvidadas todas las experiencias biológicas que de ordinario inhiben al proceso primario, y ello debido a la falta de investidura yoica. Es probable que corresponda reconducir a este mismo carácter el a-sentido y la a-lógica {Unsinnigkeit, Unlogik} del sueño. Unas investiduras
no recogidas se nivelan en parte siguiendo sus facilitaciones más próximas, y en parte siguiendo las investiduras vecinas. Sí la descarga del yo fuera completa, se dormiría sin sueños.

3. Las representaciones oníricas son de índole alucinatoria, despiertan conciencia y hallan creencia. (ver nota)(546)
He ahí el carácter más sustantivo del dormir. De igual modo se presenta en el adormecimiento alternante [con la vigilia]: uno cierra los ojos y alucina, los abre y piensa con palabras. Existen varias explicaciones para la naturaleza alucinatoria de las investiduras oníricas. En primer lugar, se podría suponer que la corriente desde
hacia la motilidad ha impedido [en la vigilia] una investidura retrocedente de las neuronas
desde
; con el cese de esta corriente,
es investido en sentido retrocedente, y así está dada la condición de cualidad. Sólo arguye contra esto considerar que, a semejanza de lo que ocurre con la motilidad, las neuronas
deben estar protegidas, por su no-investidura, de la investidura desde
. Es característico del dormir que invierta aquí toda la relación, cancele la descarga motriz de
y posibilite la retrocedente hacia









alucinación y que sólo la inhibición por el yo ha enseñado a no investir nunca una imagen-percepción de tal modo que se pueda trasferir sobre
en sentido retrocedente. Y a raíz de ello se podría consignar, para facilitar aquel supuesto, que la conducción
se cumple en todo caso más fácilmente que la conducción
, de suerte que aunque una investidura
de




una neurona sobrepasara en mucho la investidura-percepción de la misma neurona, no por ello sólo(549) habría conducción retrocedente. Además, en favor de esta explicación aboga la circunstancia de que en el sueño la vividez de la alucinación está en relación directa con la significatividad {Bedeutung; «valor psíquico»}, o sea, con la investidura {Besetzung} cuantitativa de la representación de que se trata. Esto indica que es Q lo que condiciona la alucinación. Si en la vigilia llega una percepción de
, por investidura
(interés) ella sin duda se volverá más nítida, pero no más vívida; no cambia su carácter cuantitativo. (ver nota)(550)


- El fin y sentido de los sueños (al menos de los normales) se puede establecer con certeza. Son cumplimientos de deseo(551) vale decir, procesos primarios siguiendo las vivencias de satisfacción, y si no se los discierne como tales, sólo se debe a que el desprendimiento de placer (reproducción de huellas de descarga de placer(552)) es en ellos pequeño, porque en general trascurren casi sin afectos (sin desprendimiento motor). Sin embargo, esta su naturaleza es muy fácil de comprobar. De ahí, justamente, yo deduciría que la investidura-deseo primaria fue también de naturaleza alucinatoria.

Si, en caso de haberse conservado memoria de un sueño, se inquiere a la conciencia por el contenido que tuvo, se averigua que el significado de los sueños como cumplimientos de deseo es ocultado por una serie de procesos
, todos los cuales se reencuentran en las neurosis y caracterizan la naturaleza patológica(556) de estas


121
La conciencia del sueño
La conciencia de la representación onírica es, ante todo, discontinua; no ha devenido conciente un decurso asociativo íntegro, sino sólo algunas estaciones. Entre ellas hay eslabones intermedios inconcientes que uno descubre con facilidad en la vigilia. Si se averigua la razón de estos saltos, aparece lo siguiente. [Véase la figura 15.] Sea A una representación onírica devenida conciente, que conduce hasta B; pero en lugar de B, hallamos C en la conciencia, y ello debido a que [C](557) se sitúa sobre el camino entre B y una investidura D presente de manera simultánea.
[Figura 15.]
Sobreviene entonces un desvío por una investidura simultánea de otra especie, por lo demás no conciente ella misma. Por eso C ha sustituido a B, cuando en verdad B correspondía a la conexión de pensamiento, al cumplimiento de deseo.
Por ejemplo, [en un sueño mío] R. ha aplicado una inyección de propilo a A., y entonces yo veo frente a mí trimetilamina muy vív idamente, alucinada como fórmula. Explicación(558): el pensamiento simultáneamente presente [DI es la naturaleza sexual de la enfermedad de Irma. Entre este pensamiento y el propilo [Al hay una asociación en la química sexual [B], sobre la que he hablado con W. Fliess], a raíz de lo cual él me puso de relieve la trimetilamina. Y entonces esta deviene conciente [C] por estar promovida desde ambos lados.
Es muy enigmático que no deviniera conciente también el eslabón intermedio (química sexual) o la representación desviadora (naturaleza sexual de la enfermedad), y ello demanda explicación. Uno creería, simplemente, que la investidura de B o D no era lo bastante intensa para abrirse paso hacia la alucinación retrocedente, mientras que C, investida en común, lo habría conseguido. No obstante, en el ejemplo elegido, D (naturaleza sexual) era por cierto tan intenso como A (inyección de propilo), y el retoño de ambas, la fórmula química, era enormemente vívido. El enigma de unos eslabones intermedios inconcientes es igualmente válido para el pensar de vigilia, donde hechos semejantes ocurren cotidianamente. Sin embargo, sigue siendo característica del sueño la ligereza de desplazamiento de Q
y, junto con ello, la sustitución de

B por un C cuantitativamente privilegiado.
Algo semejante sucede con el cumplimiento de deseo en el sueño en general. No se da el caso de que el deseo devenga y después se alucine su cumplimiento, sino sólo esto último: el eslabón intermedio tiene que ser inferido. Con toda certeza se ha pasado por él, pero no pudo plasmarse cualitativamente. Ahora bien, uno intelige que la investidura de la representación-deseo no puede ser más intensa que el motivo que hacia ella esfuerza. El decurso psíquico acontece entonces en el sueño según Q; pero no es Q lo que decide sobre el devenir-conciente.
De los procesos oníricos acaso se pueda deducir, además, que la conciencia se genera durante un decurso de Q
, es decir, no es despertada por una investidura constante. Y uno conjeturaría, por añadidura, que una corriente intensa de Q
no favorece la génesis de la conciencia; esta seguiría el resultado del movimiento: a una más reposada demora de la investidura, por así decir. Es difícil, entre estas estipulaciones que se contradicen entre sí, abrirse paso hacia el efectivo condicionamiento de la conciencia. Y, por otra parte, para ello


habrá que tomar en cuenta las constelaciones bajo las cuales se genera conciencia(559) en el proceso secundario.
Quizá la peculiaridad antes indicada de la conciencia onírica se explique por el hecho de que una corriente retrocedente de Q
hacia
es inconciliable con una corriente más enérgica hacia las vías asociativas
. En los procesos de conciencia
parecen regir otras condiciones.




25 de setiembre de 1895.(Ver nota)
(560)
Apéndice A.
Uso del concepto de

122
regresión en Freud
[El concepto de regresión, prefigurado en las dos últimas secciones de la Parte 1 del «Proyecto», habría de cumplir un papel de importancia creciente en las teorías de Freud.En una nota agregada en 1914 al capítulo VII de La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 536, Freud situó los orígenes de la idea de regresión en Alberto Magno, filósofo escolástico del siglo xiii, y en el Leviathan de Hobbes (1651); pero parece haberla tomado en forma más directa de la contribución teórica de Breuer a Estudios sobre la histeria (1895d), obra publicada apenas unos meses antes de que escribiera el «Proyecto». Allí (AE, 2, pág. 201 ), Breuer describía la excitación «retrocedente» de una percepción (o alucinación) a partir de una representación o imagen mnémica casi de la misma manera en que Freud lo hace aquí (y ambos autores emplean idéntico término alemán, «rückläufig» para «retrocedente»).
Por lo que sabemos, la palabra alemana «Regression» aparece por primera vez (en un contexto semejante) en el «Manuscrito L», que Freud envió a Fliess un año y medio después, el 2 de mayo de 1897; pero su primera ocurrencia en una publicación se registra en el pasaje de La interpretación de los sueños al que se agregó luego la nota mencionada.
A medida que trascurría el tiempo, el término fue usado para designar distintos modos de regresión, clasificados en un lugar(561) por Freud como «tópica», «temporal» y «formal».
La regresión «tópica» es la de la especie introducida por Breuer y empleada en el «Proyecto»; ella constituye el tema principal del capítulo VII, sección B, de La interpretación de los sueños. Debe su nombre al esquema del aparato psíquico trazado en ese capítulo (AE, 5, pág. 531 ), en el que se figuran los procesos psíquicos en un movimiento de avance desde el extremo perceptual hasta el extremo motor del aparato. En la regresión tópica, se concibe a la excitación retrocediendo hasta el extremo perceptual. Así pues, el término es en este caso esencialmente descriptivo de un fenómeno psíquico.
La regresión «temporal» tiene más estrecha vinculación con el material clínico. La idea emerge -aunque sin mención expresa del término «regresión»- en el historial clínico de «Dora» (1905e), escrito en 1901 pero publicado cuatro años más tarde. Allí, en relación con un examen de las perversiones, se nos sugiere que si una influencia accidental de la vida posterior perturba el despliegue de la sexualidad normal, la consecuencia puede ser el retorno a la sexualidad «indiferenciada» del niño (AE, 7, pág. 45)(562). En ese pasaje recurrió Freud por primera vez a una de sus analogías favoritas: «Las corrientes de agua que tropiezan con un obstáculo en su cauce se volcarán a un cauce antiguo que parecía destinado a permanecer seco». La misma hipótesis, ilustrada por idéntica analogía, reaparece más de una vez en Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, págs. 155 y 212, aunque en la primera edición de esta obra tampoco se usaba allí el término «regresión(563)» -que ya figura, empero, en varios pasajes agregados en ediciones posteriores (p. ej., en el agregado en 1915). En Tres ensayos se admitía que esta modalidad de regresión cumplía un papel no sólo en las perversiones sino también en las neurosis y aun en la elección de objeto del individuo normal durante la pubertad.
En un principio no se advirtió con claridad que en esta regresión «temporal» hay envueltos, en verdad, dos especies diferentes de mecanismos. Puede tratarse simplemente de un retorno a un objeto anterior de la libido, o bien de un retorno de la libido misma a un modo anterior de operación. Ambos mecanismos están implícitos, de hecho, en el examen sobre las perversiones de Tres ensayos, donde surge claramente que puede haber un regreso a un objeto sexual o a una meta sexual anteriores. (Este distingo se establece con nitidez en la 22º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, pág. 31l.) Así como el primero de estos tipos de regresión temporal es característico de la histeria, el segundo está especialmente asociado a la neurosis obsesiva; ejemplos de esta conexión fueron dados en el historial clínico del «Hombre de las Ratas» (1909d), AE, 10, págs. 190-1. Pero sólo se apreció cabalmente su importancia al establecerse la hipótesis de los puntos de fijación(564) y de las fases pregenitales en el desarrollo de la libido. Pudo entonces aprehenderse el efecto de la frustración como ocasionadora de una regresión de la libido a algún punto de fijación previo. Esto se aclaró particularmente en dos trabajos: «Sobre los tipos de contracción de neurosis» (1912c), AE, 12, pág. 240, y «La predisposición a la neurosis obsesiva» (1913i), AE, 12, págs. 343-4. No obstante, ya existía la sospecha de que un proceso análogo debe operar, asimismo, en trastornos más graves (la esquizofrenia y la paranoia); pruebas de esta premisa fueron proporcionadas en el estudio de la autobiografía de Schreber (1911c), AE, 12, págs. 57-8.
Si aceptamos la definición que más adelante dio Freud de la «defensa» (en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, págs. 152-3), como «designación general de todas las técnicas de que el yo se vale en sus conflictos que eventualmente llevan a la neurosis», tal vez debiéramos concebir la totalidad de estos ejemplos de regresión «temporal» como mecanismos de defensa. Sin embargo, apenas puede sostenerse esto, salvo en un sentido muy directo, respecto de otra manifestación clínica de la regresión: la trasferencia -examinada por Freud en «Sobre la dinámica de la trasferencia» (1912b), AE, 12, págs. 100-1-. Esta forma particular de regresión temporal fue objeto de otras interesantes puntualizaciones en «Contribución a la historia del movimiento psicoanalít ico» (1914d), AE, 14, págs. 10-1.
La tercera especie de regresión, la «formal», que se produce «cuando modos de expresión y de figuración primitivos sustituyen a los habituales» (La interpretación de los sueños, AE, 5, pág. 541), fue analizada por Freud principalmente en la 10º, 11º y 13º de sus Conferencias de introducción en relación con los sueños, el simbolismo y el lenguaje.
Las clasificaciones que hizo el propio Freud de estas diversas especies de regresión no fueron uniformes. La primera de ellas aparece en Cinco conferencias sobre psicoanálisis (1910a), AE, 11, pág. 45, donde habla de regresión «temporal» y «formal». En el pasaje incluido en 1914 en La interpretación de los sueños (AE, 5, pág. 541) añadió la regresión «t6pica». En «Complemento metapsicológico a la doctrina de las sueños», trabajo escrito en 1915, distinguió dos clases de regresiones «temporales»: las que seproducen «en el desarrollo del yo y en el de la libido» (AE, 14, pág. 221 ); y pocas páginas más adelante diferenció la regresión «tópica» de la «temporal» o «regresión en la historia del desarrollo». Por último, en la 13º de las Conferencias de introducción distinguió la regresión «formal» de la «material» (AE, 15, pág. 193)..
Al considerar estas leves variantes terminológicas, es bueno que recordemos el comentario

123
final de Freud en el párrafo que agregó en 1914 a La interpretación de los sueños, antes citado: «En el fondo, los tres tipos de regresión son uno solo y en la mayoría de los casos coinciden, pues lo más antiguo en el tiempo es a la vez lo primitivo en sentido formal y lo más próximo al extremo perceptivo dentro de la tópica psíquica» (AE, 5, págs. 541-2).]

La primera parte de este proyecto contenía lo que en cierto modo se podía deducir a priori de los supuestos fundamentales(565), modelado y corregido según diversas experiencias fácticas. Esta segunda parte procura colegir, desde el análisis de procesos patológicos, algunas especificaciones ulteriores del sistema erigido sobre dichos supuestos fundamentales; una tercera parte habrá de tratar de edificar, partiendo de las dos precedentes, los caracteres del decurso psíquico normal.
A. Psicopatología de la histeria
(Ver nota)(566)
La compulsión histérica
Empiezo por cosas que se encuentran en la histeria, sin que por fuerza hayan de ser exclusivas de ella. - Todo observador de la histeria nota, en primer lugar, que las histerias están sometidas a una compulsión que es ejercida por unas representaciones hiperintensas(567): Por ejemplo, en la conciencia emerge con particular frecuencia una representación sin que el decurso lo justifique; o el despertar de esta representación(568) está acompañado por unas consecuencias psíquicas que no se comprenden. Con la emergencia de la representación hiperintensa se conectan unas consecuencias que, por un lado, no se pueden sofocar, y por el otro, no se pueden comprender: desprendimiento de afecto, inervaciones motrices, impedimentos. No escapa al individuo inteligir lo llamativo de este estado de cosas.Representaciones hiperintensas se tienen también normalmente. Ellas confieren al yo su particularidad. No nos producen asombro cuando tenemos noticia de su desarrollo genético (educación, experiencias) y sus motivos. Solemos ver en tales representaciones hiperintensas el resultado de unos motivos grandes y justificados. En cambio, las representaciones hiperintensas de los histéricos nos resultan llamativas por su rareza; son representaciones que en otros no traen consecuencia alguna y de cuya dignidad no comprendemos nada. Nos aparecen como unos advenedizos, unos usurpadores, y por ende unas ridiculeces.
La compulsión histérica es, entonces: 1) incomprensible, 2) insoluble mediante trabajo de pensar, 3) incongruente en su ensambladura.
Existe una compulsión neurótica simple que es lícito poner en contraste con la histérica. Por ejemplo: un hombre se ha arrojado de un carruaje corriendo peligro y después no puede viajar más en carruaje. Esta compulsión es: 1) comprensible, pues tenemos noticia de su origen, y 3)(569) congruente, pues la asociación con peligro justifica el enlace entre viajar en carruaje y miedo. Pero tampoco ella es soluble mediante trabajo de pensar. Este último carácter no se puede llamar totalmente patológico; también nuestras ideas normales hiperintensas son a menudo insolubles. En cuanto a la compulsión neurótica, en modo alguno se la tendría por patológica si la experiencia no mostrara que en el hombre sano perdura breve lapso tras el ocasionamiento, y luego se disipa con el tiempo. Entonces, la perduración de la compulsión es patológica e indica una neurosis simple(570).
Ahora bien, de nuestros análisis resulta que la compulsión histérica queda solucionada tan pronto como es esclarecida (se vuelve comprensible). Por tanto, ambos caracteres son en esencia uno solo. En el análisis se averigua también el proceso en virtud del cual se ha producido la apariencia de absurdidad e incongruencia. El resultado del análisis es, en términos

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generales, el siguiente:
Antes del análisis, A es una representación hiperintensa que con frecuencia excesiva se esfuerza dentro de la conciencia y provoca llanto. El individuo no sabe por qué llora a raíz de A, lo encuentra absurdo, pero no puede impedirlo.
Después del análisis, se ha hallado que existe una representación B que con derecho provoca llanto y con derecho se repetirá una y otra vez mientras el individuo no haya consumado contra ella cierta complicada operación psíquica. El efecto de B no es absurdo, es comprensible para el individuo, y aun puede ser combatido por él.
B mantiene con A una relación determinada.
Es esta: hubo una vivencia que consistió en B + A. A era una circunstancia colateral, B era apta para operar aquel efecto permanente. Pero la reproducción de aquel suceso en el recuerdo se ha plasmado como si A hubiera reemplazado aB. A ha devenido el sustituto, el símbolo de B. De ahí la incongruencia: A se acompaña de unas consecuencias para las que no parece digna, que no le corresponden.
Formaciones de símbolo sobrevienen también normalmente. El soldado se sacrifica por un
trapo multicolor puesto sobre un palo porque eso se ha convertido en símbolo de la patria, y
nadie lo encuentra neurótico.
(ver nota)(571)
El símbolo histérico, empero, se comporta de otro modo. El caballero que se bate por el guante de la dama sabe, en primer lugar, que el guante debe su significado a la dama; en segundo lugar, su veneración del guante no le impide en modo alguno pensar en la dama y prestarle otra clase de servicios. El histérico que llora a raíz de A no sabe nada de que lo hace a causa de la asociación A-B ni que B desempeña un papel en su vida psíquica. Aquí, el símbolo ha sustituido por completo a la cosa del mundo.
Esta tesis es correcta en el más riguroso sentido. Uno se convence de que a raíz de todos los despertares desde afuera y desde la asociación, que en verdad deberían investir B, en lugar de B aparece A en la conciencia. Más aún: por las ocasiones que -asombrosamente- despiertan a A, uno puede inferir la naturaleza de B.
Esto puede resumirse así: A es compulsiva, B está reprimida {desalojada} (al menos de la conciencia).
El análisis ha arrojado el sorprendente resultado de que a toda compulsión corresponde una represión, y a todo desmedido esforzar dentro de la conciencia, una amnesia.
El término «hiperintenso» apunta a caracteres cuantitativos; es sugerente suponer que la represión {esfuerzo de desalojo} tiene el sentido cuantitativo de un despojamiento de Q, y que la suma de ambas sería igual a la normal. Entonces, sólo ha cambiado la distribución, Se ha adjudicado a A algo que se sustrajo de B. El proceso patológico es el de un desplazamiento {descentramiento}, tal como el que hemos conocido en el sueño; por tanto, un proceso primario.
(Ver nota)(572)
La génesis de la compulsión histérica
Ahora surgen varias preguntas plenas de contenido. ¿Bajo qué condiciones se llega a una de estas formaciones patológicas de símbolo o (por otro lado) represión? ¿Cuál es la fuerza que mueve todo esto? ¿En qué estado se encuentran las neuronas de la representación hiperintensa y las de la representación reprimida?Aquí no habría nada que colegir ni que seguir edificando si la experiencia clínica no enseñara dos hechos. En primer lugar, la represión atañe por entero a unas representaciones que al yo le despiertan un afecto penoso (displacer); en segundo lugar, son unas representaciones provenientes de la vida sexual. (ver nota)
(573) Desde ahora se puede conjeturar que ese afecto displacentero es el que impone la represión. Es que ya hemos supuesto una defensa primaria que consiste en que la corriente de pensamiento da la vuelta tumkehren} tan pronto como choca con una neurona cuya investidura desprende {desliga} displacer.
La justificación para ello surgía de dos experiencias: 1) que esa investidura neuronal no es ciertamente la buscada, toda vez que el proceso de pensamiento originariamente tenía por fin establecer la situación de satisfacción

Sin embargo, es posible convencerse más directamente del papel del afecto defensivo. Si se investiga el estado en que se encuentra la [representación] B reprimida, se descubre que es fácil hallarla y traerla a la conciencia. Esto es una sorpresa: se habría podido pensar que B está

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efectivamente olvidada, que no ha quedado en
ninguna huella mnémica de B. Pues no; B es una imagen-recuerdo como cualquier otra, no está extinguida; pero si, como de ordinario sucede, B es un complejo de investidura, se eleva una resistencia enormemente grande, difícil de vencer(574), al trabajo de pensar con B. Es lícito ver sin más en esta resistencia a B la medida de la compulsión que A ejerce, y creer que uno ve aquí trabajando de nuevo la fuerza que en su momento reprimió a B(575). Al mismo tiempo se averigua otra cosa. Sólo llegamos a saber que B no puede devenir conciente, pero nada nos era notorio {bekennen} sobre la conducta de B respecto de la investidura-pensar. Ahora uno aprende que la resistencia se vuelve contra todo quehacer de pensar con B aunque [a B] ya se la haya hecho en parte conciente. Es lícito entonces decir, en lugar de excluido de la conciencia, excluido del proceso de pensar.
Por consiguiente, es un proceso defensivo que parte del yo investido el que tiene por consecuencia la represión histérica y, con ella, la compulsión histérica. En esa medida, el proceso parece separarse de los procesos primarios
.

Por consiguiente, es un proceso defensivo que parte del yo investido el que tiene por consecuencia la represión histérica y, con ella, la compulsión histérica. En esa medida, el proceso parece separarse de los procesos primarios

La defensa patológica
No obstante, estamos muy alejados de una solución. El resultado de la represión histérica se distingue mucho, como sabemos, del resultado de la defensa normal, que acabamos de tratar. Es totalmente universal que evitemos pensar en aquello que sólo despierta displacer, y lo hagamos dirigiendo los pensamientos a algo otro. Empero, si así(576) logramos que la [representación] B inconciliable aflore rara vez a nuestra conciencia, porque la hemos conservado lo más aislada posible, nunca conseguimos olvidar a B de tal modo que no pueda recordárnosla una percepción nueva. Ahora bien, tampoco en la histeria se puede prevenir ese despertar; el distingo sólo consiste en que aquí siempre deviene conciente -vale decir, deviene investido- A en lugar de B. Por tanto, es esta formación de símbolo, tan fija, la operación que va más allá de la defensa normal.
La explicación más inmediata de esta operación en exceso consistiría en inculpar a la intensidad mayor del afecto defensivo. Sin embargo, la experiencia enseña que los recuerdos más penosos, que necesariamente despertarán el máximo displacer (recuerdo de arrepentimiento por malas acciones), no pueden ser reprimidos ni sustituidos por símbolos. La existencia de la segunda condición para la defensa patológica -la sexualidad- indica que la explicación ha de buscarse en otra parte.
Es de todo punto imposible suponer que unos afectos sexuales penosos sean tan superiores en intensidad a todos los otros afectos displacenteros. Tiene que ser otro carácter de la representación sexual el que pueda explicar que únicamente representaciones sexuales sucumban a la represión.
Cabe incluir aquí otra puntualización. Es evidente que la represión histérica acontece con auxilio de la formación de símbolo, del desplazamiento a otra neurona. Ahora bien, uno podría opinar que el enigma reside sólo en el mecanismo de este desplazamiento, y en cuanto a la represión misma no habría nada que explicar. No obstante, a raíz del análisis de la neurosis obsesiva, por ejemplo, averiguaremos que en ella sobreviene una represión sin formación de símbolo y, además, represión y sustitución no coinciden en el tiempo. Por tanto, el proceso de la represión subsiste como núcleo del enigma.
La proton pseudos histérica
(Ver nota)(577)
Hemos averiguado que la compulsión histérica proviene de una peculiar variedad del movimiento Q
(formación de símbolo), que probablemente es un proceso primario, puesto que se lo puede comprobar con facilidad en el sueño; y [hemos averiguado] que la fuerza que mueve este proceso es la defensa del yo, que, no obstante, opera aquí algo que rebasa lo

normal(578). Nos hace falta una explicación para esto, a saber, que unas consecuencias como

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aquellas a que nos tienen acostumbrados sólo los procesos primarios advengan a raíz de un
proceso yoico. Cabe esperar ahí unas particulares condiciones psíquicas. Del lado clínico,
sabemos que todo ello sólo sucede en el ámbito sexual; por eso, quizá tengamos que explicar
esa especial condición psíquica a partir de unos caracteres naturales de la sexualidad.
Pues bien es cierto que en el ámbito sexual existe una constelación psíquica particular que podría ser valorizable para nuestro propósito. Elucidaremos esta constelación, que nos es consabida por experiencia, con un ejemplo. (ver nota)(579)
Emma está hoy bajo la compulsión de no poder ir sola a una tienda. Como fundamento, un recuerdo de cuando tenía doce años (poco después de la pubertad). Fue a una tienda a comprar algo, vio a los dos empleados (de uno de los cuales guarda memoria) reírse entre ellos, y salió corriendo presa de algún afecto de terror. Sobre esto se despiertan unos pensamientos: que esos dos se reían de su vestido, y que uno le había gustado sexualmente.
Tanto el nexo entre estos fragmentos como el efecto de la vivencia son incomprensibles. Si ella ha sentido displacer a causa de que se rieran de su vestido, hace tiempo que eso por fuerza estaría corregido, desde que se viste como dama; y nada cambia en sus ropas por el hecho de ir a la tienda sola o acompañada. Que no es mera protección lo que necesita se infiere de que, como en una agorafobia, basta que la acompañe un niño para sentirse segura. Y es algo totalmente inconciliable que uno le gustara; tampoco cambiaría esto si fuera acompañada. Por tanto, los recuerdos despertados no explican ni la compulsión ni el determinismo del síntoma.
La exploración ulterior descubre un segundo recuerdo que Emma pone en entredicho haber tenido en el momento de la escena I. Tampoco hay nada que pruebe esto último. Siendo una niña de ocho años, fue por dos veces a la tienda de un pastelero para comprar golosinas, y este caballero le pellizcó los genitales a través del vestido. No obstante la primera experiencia, acudió allí una segunda vez. Luego de la segunda, no fue más. Ahora bien, se reprocha haber ido por segunda vez, como si de ese modo hubiera querido provocar el atentado. De hecho, cabe reconducir a esta vivencia un estado de «mala conciencia oprimente».
Ahora comprendemos escena I (empleados) sí recurrimos a escena II (pastelero). Sólo nos hace falta una conexión asociativa entre ambas. Ella misma señala que es proporcionada por la risa. Dice que la risa de los empleados le hacía acordarse de la risotada con que el pastelero había acompañado su atentado. Entonces el proceso se puede reconstruir como sigue: En la tienda los dos empleados ríen, esta risa evoca (inconcientemente) el recuerdo del pastelero. La situación presenta otra semejanza: de nuevo está sola en un negocio. junto con el pastelero es recordado el pellizco a través del vestido, pero ella entretanto se ha vuelto púber. El recuerdo despierta (cosa que en aquel momento era incapaz de hacer) un desprendimiento sexual que se traspone en angustia. Con esta angustia, tiene miedo de que los empleados pudieran repetir el atentado, y se escapa.
Está plenamente certificado que aquí se entreveran dos clases de procesos p, que el recuerdo de escena Il (pastelero) aconteció dentro de un estado otro que lo otro. Lo ocurrido se puede diagramar como lo muestra la figura 16.


Pues bien es cierto que en el ámbito sexual existe una constelación psíquica particular que podría ser valorizable para nuestro propósito. Elucidaremos esta constelación, que nos es consabida por experiencia, con un ejemplo. (ver nota)(579)
Emma está hoy bajo la compulsión de no poder ir sola a una tienda. Como fundamento, un recuerdo de cuando tenía doce años (poco después de la pubertad). Fue a una tienda a comprar algo, vio a los dos empleados (de uno de los cuales guarda memoria) reírse entre ellos, y salió corriendo presa de algún afecto de terror. Sobre esto se despiertan unos pensamientos: que esos dos se reían de su vestido, y que uno le había gustado sexualmente.
Tanto el nexo entre estos fragmentos como el efecto de la vivencia son incomprensibles. Si ella ha sentido displacer a causa de que se rieran de su vestido, hace tiempo que eso por fuerza estaría corregido, desde que se viste como dama; y nada cambia en sus ropas por el hecho de ir a la tienda sola o acompañada. Que no es mera protección lo que necesita se infiere de que, como en una agorafobia, basta que la acompañe un niño para sentirse segura. Y es algo totalmente inconciliable que uno le gustara; tampoco cambiaría esto si fuera acompañada. Por tanto, los recuerdos despertados no explican ni la compulsión ni el determinismo del síntoma.
La exploración ulterior descubre un segundo recuerdo que Emma pone en entredicho haber tenido en el momento de la escena I. Tampoco hay nada que pruebe esto último. Siendo una niña de ocho años, fue por dos veces a la tienda de un pastelero para comprar golosinas, y este caballero le pellizcó los genitales a través del vestido. No obstante la primera experiencia, acudió allí una segunda vez. Luego de la segunda, no fue más. Ahora bien, se reprocha haber ido por segunda vez, como si de ese modo hubiera querido provocar el atentado. De hecho, cabe reconducir a esta vivencia un estado de «mala conciencia oprimente».
Ahora comprendemos escena I (empleados) sí recurrimos a escena II (pastelero). Sólo nos hace falta una conexión asociativa entre ambas. Ella misma señala que es proporcionada por la risa. Dice que la risa de los empleados le hacía acordarse de la risotada con que el pastelero había acompañado su atentado. Entonces el proceso se puede reconstruir como sigue: En la tienda los dos empleados ríen, esta risa evoca (inconcientemente) el recuerdo del pastelero. La situación presenta otra semejanza: de nuevo está sola en un negocio. junto con el pastelero es recordado el pellizco a través del vestido, pero ella entretanto se ha vuelto púber. El recuerdo despierta (cosa que en aquel momento era incapaz de hacer) un desprendimiento sexual que se traspone en angustia. Con esta angustia, tiene miedo de que los empleados pudieran repetir el atentado, y se escapa.
Está plenamente certificado que aquí se entreveran dos clases de procesos p, que el recuerdo de escena Il (pastelero) aconteció dentro de un estado otro que lo otro. Lo ocurrido se puede diagramar como lo muestra la figura 16.
Aquí, las representaciones marcadas en negro son percepciones que también son recordadas. Que el desprendimiento sexual también(580) llegó al devenir-conciente, lo prueba esta idea, de otro modo incomprensible: el empleado riente le ha gustado. La conclusión de no permanecer sola en la tienda a causa del peligro de atentado se formó de manera enteramente correcta, con miramiento por todos los fragmentos del proceso asociativo. Empero, del proceso (figurado abajo(581)) no ha llegado a la conciencia nada más que el fragmento «vestidos»; y el pensar que trabaja con conciencia ha plasmado dos enlaces falsos(582) con el material preexistente (empleados , risa, vestidos, sensación sexual): que se le ríen a causa de sus vestidos, y que uno de los empleados ha excitado su gusto sex ual.

[Figura 16.]
El complejo íntegro ([círculos] en blanco(583)) está subrogado en la conciencia por una única representación, «vestidos», evidentemente la más inocente. Ha sobrevenido aquí una represión con formación de símbolo. Que la conclusión -el síntoma- se haya formado de manera por entero correcta, de suerte que el símbolo no desempeña ningún papel en ella, es en verdad una particularidad de este caso.
Uno podría decir: es totalmente habitual que una asociación pase por eslabones intermedios inconcientes hasta llegar a uno conciente, como aquí acontece(584). Y es probable que entonces ingrese en la conciencia aquel eslabón que despierta un interés particular. Ahora bien, en nuestro ejemplo lo notable es justamente que no ingrese en la conciencia el eslabón que despierta interés (atentado), sino otro, como símbolo (vestidos). Si se inquiere por la causa de este proceso patológico interpolado, se averigua una sola, el desprendimiento sexual, del que también hay testimonio en la conciencia. Este se anuda al recuerdo del atentado, pero es notabilísimo que no se anudase al atentado cuando fue vivenciado. Aquí se da el caso de que un recuerdo despierte un afecto que como vivencia no había despertado, porque entretanto la

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alteración de la pubertad ha posibilitado otra comprensión de lo recordado. (ver nota)(585)
Pues bien; este caso es típico para la represión en la histeria. Dondequiera se descubre que es reprimido un recuerdo que sólo con efecto retardado {nachträglich} ha devenido trauma. Causa de este estado de cosas es el retardo de la pubertad respecto del restante desarrollo del individuo.
Condiciones de la pjvtou yeudoz ust [ejicou]
(Ver nota)(586)
Sí bien en la vida psíquica no es habitual que un recuerdo despierte un afecto que no conllevó como vivencia, eso es algo por entero habitual en el caso de la representación sexual, justamente porque la dilación de la pubertad es un carácter universal de la organización. Toda persona adolescente tiene huellas mnémicas que sólo pueden ser comprendidas con la emergencia de sensaciones sexuales propias; se diría entonces que todo adolescente porta dentro de sí el germen de la histeria. Y es evidente que hará falta la cooperación de otros factores para que este universal constreñimiento se limite al escaso número de personas que efectivamente se vuelven histéricas.
Ahora bien, el análisis indica que lo perturbador en un trauma sexual es claramente el desprendimiento de afecto, y la experiencia enseña a conocer en los histéricos unas personas de quienes se sabe, en parte, que han sido vueltas excitables sexualmente de manera prematura por estimulación mecánica y de sentimientos (masturbación), y de quienes en parte se puede suponer que en su disposición se contiene un desprendimiento sexual prematuro. Comienzo prematuro del desprendimiento sexual, o desprendimiento sexual intensificado prematuramente, son, a todas luces, de valor equivalente. Esto queda reducido a un factor cuantitativo.
Pues bien: ¿en qué consistirá el significado de lo prematuro en el desprendimiento sexual? Aquí todo el peso recae sobre la condición de prematuro, ya que no se comprueba que el desprendimiento sexual mismo dé ocasión para la represión; también esto convertiría a la represión en un proceso de frecuencia normal.
Perturbación de pensar por el afecto
Hemos debido admitir que la perturbación del proceso psíquico normal tenía dos condiciones: 1) que el desprendimiento sexual se anudara a un recuerdo y no a una vivencia, y 2) que el desprendimiento sexual sobreviniera prematuramente. Parece que en virtud de estos dos aditamentos es causada una perturbación que rebasa la medida normal, pese a lo cual está prefigurada también dentro de lo normal.
Es de experiencia enteramente cotidiana que un desarrollo de afecto inhiba el decurso de pensar normal, y ello de diversas maneras. La primera, por olvidarse muchos caminos de pensar que de otro modo se considerarían -esto es semejante, pues, a lo que sucede en el sueño. Por ejemplo, me ha ocurrido, en la excitación de un gran aprieto, olvidar servirme del teléfono, que hacía poco me habían instalado. La vía reciente sucumbió en el estado de afecto. La facilitación, es decir, la antigüedad, llegó a prevalecer. Con este olvido, en total semejanza a lo que ocurre en el sueño, desaparecen la selección, la adecuación al fin y la lógica del decurso. La segunda, sin mediar olvido, por recorrerse unos caminos que de ordinario se evitarían, en particular caminos de descarga, acaso unas acciones [ejecutadas] dentro del afecto. En conclusión, el proceso afectivo se aproxima al proceso primario desinhibido.
De aquí se pueden inferir muchas cosas. En primer lugar, que a raíz del desprendimiento de afecto la representación desprendiente misma cobra un refuerzo, y, en segundo lugar, que la operación principal del yo investido consiste en prevenir nuevos procesos afectivos y en rebajar las antiguas facilitaciones de afecto. Sólo de la siguiente manera puede uno representarse la situación. Originariamente, una investidura-percepción ha desprendido displacer como heredera

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de una vivencia de dolor, se ha reforzado con la Q
desprendida y ahora es proclive a la descarga por los caminos de decurso en parte prefacilitados. De un modo que nos es consabido, luego que se hubo formado un yo investido, se desarrolló la «atención» hacia nuevas investiduras-percepción, y ahora ella seguiría, con investiduras colaterales, el decurso que parte de la percepción. Por ese medio se habría limitado cuantitativamente el desprendimiento de displacer; su comienzo, en efecto, sería para el yo la señal de emprender una defensa normal; así se habría prevenido que nuevas vivencias de dolor, con sus facilitaciones, se generaran tan fácilmente. Sin embargo, mientras más intenso sea el desprendimiento de displacer, tanto más difícil es la tarea para el yo, que, con sus investiduras colaterales, sólo hasta cierto límite puede
ofrecer un contrapeso a las Q
, y así no tiene más remedio que admitir un decurso primario.
Además, mientras mayor sea la cantidad que quiere alcanzar decurso, más difícil será para el yo el trabajo de pensar, que, según todos los indicios, consiste en un desplazar (descentrar}
tentativo de pequeñas Q
. El «reflexionar(587)» es una actividad del yo que demanda tiempo, y no puede realizarse con intensas Q
en el nivel de afecto. De ahí, en el afecto, la premura y la selección de los caminos, semejante esta última al proceso primario.
Entonces, para el yo se trata de no consentir ningún desprendimiento de afecto, porque así consentiría un proceso primario. Su mejor herramienta para esto es el mecanismo de la atención. Si una investidura que desprende displacer pudiera escapar a la atención, el yo llegaría demasiado tarde para contraponérsele. Ahora bien, este es justamente el caso de la proton pseudos histérica. La atención está acomodada hacia las percepciones que de ordinario dan ocasión al desprendimiento de displacer. Aquí no es ninguna percepción, sino una huella mnémica, la que inesperadamente desprende displacer, y el yo se entera demasiado tarde; ha consentido un proceso primario porque no lo esperaba.
No obstante, también en otros casos sucede que unos recuerdos desprendan displacer. Por cierto que es lo que sucede con toda normalidad a raíz de recuerdos frescos. Ante todo, cuando el trauma (vivencia de dolor) sobreviene en la época en que ya existe un yo (los primerísimos [traumas] se sustraen por completo al yo), acontece un desprendimiento de displacer, pero he ahí al yo simultáneamente activo para crear investiduras colaterales(588). Si la investidura-recuerdo se repite, también se repite el displacer, pero también preexisten las facilitaciones yoicas, y la experiencia muestra que la segunda vez el desprendimiento resulta menor, hasta que con una ulterior repetición se reduce a la intensidad, grata para el yo, de una señal. Por eso, sólo se trata de que la inhibición por el yo no esté ausente en el primer(589) desprendimiento de displacer, y el proceso no trascurra como una vivencia de afecto primaria póstuma, que es justamente lo que se cumple cuando, como, en el caso de la proton pseudos histérica, el recuerdo ocasiona por primera vez el desprendimiento de displacer.
Así quedaría apreciada en su significación una de las condiciones citadas, que la experiencia clínica brinda: El retardo de la pubertad posibilita unos procesos primarios póstumos.



ofrecer un contrapeso a las Q

Además, mientras mayor sea la cantidad que quiere alcanzar decurso, más difícil será para el yo el trabajo de pensar, que, según todos los indicios, consiste en un desplazar (descentrar}
tentativo de pequeñas Q


Entonces, para el yo se trata de no consentir ningún desprendimiento de afecto, porque así consentiría un proceso primario. Su mejor herramienta para esto es el mecanismo de la atención. Si una investidura que desprende displacer pudiera escapar a la atención, el yo llegaría demasiado tarde para contraponérsele. Ahora bien, este es justamente el caso de la proton pseudos histérica. La atención está acomodada hacia las percepciones que de ordinario dan ocasión al desprendimiento de displacer. Aquí no es ninguna percepción, sino una huella mnémica, la que inesperadamente desprende displacer, y el yo se entera demasiado tarde; ha consentido un proceso primario porque no lo esperaba.
No obstante, también en otros casos sucede que unos recuerdos desprendan displacer. Por cierto que es lo que sucede con toda normalidad a raíz de recuerdos frescos. Ante todo, cuando el trauma (vivencia de dolor) sobreviene en la época en que ya existe un yo (los primerísimos [traumas] se sustraen por completo al yo), acontece un desprendimiento de displacer, pero he ahí al yo simultáneamente activo para crear investiduras colaterales(588). Si la investidura-recuerdo se repite, también se repite el displacer, pero también preexisten las facilitaciones yoicas, y la experiencia muestra que la segunda vez el desprendimiento resulta menor, hasta que con una ulterior repetición se reduce a la intensidad, grata para el yo, de una señal. Por eso, sólo se trata de que la inhibición por el yo no esté ausente en el primer(589) desprendimiento de displacer, y el proceso no trascurra como una vivencia de afecto primaria póstuma, que es justamente lo que se cumple cuando, como, en el caso de la proton pseudos histérica, el recuerdo ocasiona por primera vez el desprendimiento de displacer.
Así quedaría apreciada en su significación una de las condiciones citadas, que la experiencia clínica brinda: El retardo de la pubertad posibilita unos procesos primarios póstumos.

5 de octubre de 1895
[1]
Los procesos llamados secundarios tienen que poder ser explicados mecánicamente por el efecto que una masa de neuronas investida de manera continuada (el yo) ejerce sobre otra, de investiduras variables. En primer lugar intentaré la figuración psicológica de tales procesos.
Si por un lado tengo al yo, y por el otro percepciones(590) -es decir, investiduras dentro de
desde
(del mundo exterior)-, me hace falta un mecanismo que mueva al yo a seguir las percepciones e influir sobre ellas. Lo descubro en esto: según mis premisas, una percepción siempre excita
, o sea, libra signos de cualidad(591). Dicho con más exactitud, excita conciencia en(592)
(conciencia de una cualidad), y la descarga de la excitación
, [como] cualquier descarga, brindará una noticia hacia
, que es justamente el signo de cualidad(593). Conjeturo entonces que son estos signos de cualidad los que interesan a
, para la percepción.







Este sería el mecanismo de la atención psíquica(594). Me resulta difícil explicar su génesis de manera mecánica (automática(595)). Por eso creo que está condicionada biológicamente, vale decir, queda como secuela en el curso del desarrollo psíquico porque cualquier otra conducta
de
ha sido excluida por un desarrollo de displacer. El efecto de la atención psíquica es la


129
investidura de las mismas neuronas que son portadoras de la investidura-percepción. Ese estado tiene un modelo en la vivencia de satisfacción, tan importante para todo el desarrollo, y en sus repeticiones, los estados de apetito, que se han desarrollado como estados de deseo y estados de expectativa. He dicho que estos estados contienen la justificación biológicade todo pensar. La situación psíquica es ahí la siguiente: Dentro del yo impera la tensión de apetito, y como consecuencia es investida la representación del objeto amado (la representación-deseo). La experiencia biológica ha enseñado que esta representación(596) no tiene que ser investida con tanta intensidad que pueda ser confundida con una percepción, y que es preciso posponer la descarga hasta que desde la representación aparezcan los signos de cualidad, como prueba de que ella ahora es real, es una investidura-percepción. Si llega una percepción que es idéntica a la representación o semejante a ella, encuentra sus neuronas preinvestidas por el deseo -es decir, o bien todas ellas investidas, o bien sólo una parte-, justamente hasta donde llega la concordancia. La diferencia entre la representación y la percepción adviniente da luego la ocasión para el proceso de pensar, que alcanza su término cuando, por un camino que se ha descubierto, las investiduras-percepción excedentes son trasladadas a investiduras-representación; se habrá alcanzado en tal caso la identidad.
La atención consiste, entonces, en establecer la situación psíquica del estado de expectativa aun para percepciones que no coinciden tampoco parcialmente con investiduras-deseo. Es que ha cobrado importancia enviar una investidura al encuentro de todas las percepciones, pues entre ellas podrían encontrarse las deseadas(597). La atención está biológicamente justificada; por eso, sólo se trata de aleccionar al yo sobre cuál investidura de expectativa debe establecer, y para ello sirven los signos de cualidad.
Tal vez se pueda estudiar con más exactitud el proceso del acomodamiento {Einstellung; «actitud», «postura»} psíquico. Supongamos que al comienzo el yo no está preparado. Se genera una investidura-percepción y, sobre ella, su signo de cualidad. La facilitación estrecha entre ambas noticias acrecentará más la investidura-percepción, y entonces se producirá la investidura-atencíón de las neuronas de percepción. La percepción siguiente del mismo objeto traerá por consecuencia (con arreglo a la segunda ley de la asociación(598)) una investidura más vasta de la misma percepción, y sólo esta será la percepción psíquicamente utilizable.
(Ya este fragmento de la exposición ofrece una tesis en extremo sustantiva: La investidura-percepción es muy poco intensiva la primera vez, con escasa Q; la segunda vez, con preinvestidura
, es cuantitativamente mayor. Ahora bien, la atención en principio no ha modificado nada en cuanto al juicio sobre las propiedades cuantitativas del objeto. Consecuentemente, la Q exterior de los objetos no se expresa en
mediante Q
psíquica. La



Q
psíquica significa algo por entero otro, no subrogado en la realidad objetiva, y la Q exterior se expresa, en efecto, en ip mediante algo otro, mediante complejidad de las investiduras. Pero por esa vía la Q exterior se mantiene apartada de
.)


Todavía más satisfactoria es la siguiente exposición: Es un resultado de la experiencia biológica que la atención
esté vuelta de continuo hacia signos de cualidad. Así, estos se producen sobre neuronas preinvestidas y con una cantidad suficientemente grande. Estas noticias de cualidad, así reforzadas, refuerzan por su facilitación las investiduras-percepción, y el yo ha aprendido a hacer que sus investiduras-atención sigan el curso de este movimiento asociativo desde el signo de cualidad hasta la percepción. Por ese medio es guiado para investir las percepciones correctas o su contorno. Más aún: si uno supone que es la misma Q
desde el yo la que migra sobre la facilitación desde el signo de cualidad hasta la percepción, habrá conseguido explicar mecánicamente (automáticamente) la investidura-atencíón. La atención abandona entonces los signos de cualidad para volverse hacia las neuronas de percepción, ahora sobreinvestidas


Supongamos que por alguna razón fracasara el mecanismo de la atención; en ese caso estaría ausente la investidura
de las neuronas de percepción, y la Q ahí llegada se propagaría siguiendo las mejores facilitaciones (de manera puramente asociativa), hasta donde lo consintieran las proporciones entre resistencias y cantidad de la investidura-percepción. Es probable que un decurso así alcance pronto su término, pues la Q se distribuye, y enseguida, en

una neurona próxima, se volverá demasiado pequeña para seguir corriendo. Bajo ciertas condiciones, el decurso de la cantidad-percepción(599) puede con posterioridad {nachträglich} excitar atención o no excitarla. En este caso termina, inadvertida, como investidura de neuronas vecinas cualesquiera, sobre cuyo destino no tenemos noticia. He ahí un decurso perceptivo sin atención, como cotidianamente no puede menos que ocurrir innumerables veces(600). No puede llegar lejos, según lo mostrará el análisis del proceso de la atención, y de ahí se puede inferir la pequeñez de las cantidades-percepción.
En cambio, si una [neurona] percepción(601) ha recibido su investidura-atencíón, pueden ocurrir muchas cosas, entre las cuales se pueden destacar dos situaciones: la del pensar común y la del pensar meramente observador. Este último caso parece ser el más simple; corresponde, por ejemplo, al estado del investigador que hace una percepción y se pregunta: ¿Qué significa esto? ¿Adónde lleva esto? En tal caso, él procede así. (En aras de la simplicidad, ahora tengo que sustituir la investidura-percepción compleja por la de una neurona singular.) La neurona de percepción está hiperinvestida; la cantidad compuesta(602) por Q y Q
se drena siguiendo las mejores facilitaciones y, con arreglo a las respectivas resistencia y cantidad, supera algunas barreras e inviste nuevas neuronas asociadas; otras barreras no serán superadas porque el cociente que les corresponde está por debajo del umbral(603) Seguramente ahora serán investidas más neuronas y más distantes, que a raíz del mero proceso asociativo sin atención. Por fin, también aquí la corriente se agotará en ciertas investiduras termínales, o en una sola. El resultado de la atención será que en lugar de la percepción aparecerán una o varias investiduras-recuerdo (conectadas con la neurona de partida por asociación).
En aras de la simplicidad, supongamos que sea una sola imagen mnémica(604). Si esta a su vez pudiera ser investida desde ip (con atención), se repetiría el juego: la Q volvería a entrar en flujo y por el camino de la mejor facilitación investiría (despertaría) una nueva imagen mnémica. Ahora bien, es evidente que está en el propósito del pensar observador tomar noticia, hasta la mayor distancia posible, de los caminos que parten de la percepción(605); con ello, desde luego, se tomará exhaustiva noticia sobre el objeto-percepción. Advertimos que la modalidad del pensar aquí descrita lleva al discernir. Por ello, hace falta otra vez una investidura 

lugares correctos. Pues, de otro modo, ¿cómo sabrían las neuronas
dentro del yo adónde guiar la investidura? Ahora bien, un mecanismo de atención como el antes descrito presupone también unos signos de cualidad. ¿Se generan estos durante el decurso de la asociación?


130
Según nuestras premisas, no es así de ordinario. Empero, se pueden obtener mediante un nuevo dispositivo, que presenta el siguiente aspecto. Signos de cualidad normalmente sólo vienen de la percepción; se trata entonces de obtener una percepción del decurso de Q
. Si al decurso de Q
se anudara una descarga (además de la circulación), ella, como todo movimiento, brindaría una noticia de movimi ento. Después de todo, los signos de cualidad mismos son sólo(606) noticias de descarga (quizá más adelante [sabremos(607)] de qué índole) Ahora bien, puede acontecer que durante el decurso de Q(608) se invista también una neurona motriz, que entonces descargue Q
y brinde un signo de cualidad. Sólo que en tal caso se trata de recibir tales, descargas de todas las investiduras. No todas son motrices, y entonces para este fin tienen que ser puestas en una facilitación segura con neuronas motrices.
Cumple este fin la asociación lingüística(609). Consiste en el enlace de las neuronas kp con neuronas que sirven a las representaciones sonoras y poseen ellas mismas la asociación más íntima con imágenes lingüísticas motrices. Estas asociaciones aventajan a las otras en dos caracteres: son cerradas (pocas en número) y exclusivas. De la imagen sonora, la excitación alcanza siempre a la imagen-palabra, y de esta, a la descarga. Si entonces las imágenes mnémicas son de tal índole que una corriente parcial pueda ir desde ellas hasta las imágenes sonoras e imágenes motrices de palabra, la investidura de las imágenes mnémicas se acompañará de noticias de descarga que serán signos de cualidad, y por eso también signos-conciencia del recuerdo(610). Y si ahora el yo preinviste estas imágenes-palabra como antes a las imágenes de descarga(611)
, se habrá procurado el mecanismo que guíe la
investidura
sobre los recuerdos que afloran en el decurso Q
. Este es el pensar observador, conciente.
La asociación lingüística, además de posibilitar el discernimiento, obra algo importante. Las facilitaciones entre las neuronas
son, como sabemos, la «memoria», la figuración de todos los influjos que
ha recibido del mundo exterior. Ahora notemos que el yo mismo emprende de igual modo investiduras de las neuronas ip, que con seguridad dejarán como huellas unas facilitaciones. Y bien,
no tiene ningún medio para distinguir estas consecuencias de procesos de pensar de las consecuencias de procesos perceptivos. Tal vez los procesos perceptivos se puedan discernir y reproducir por la asociación con descargas(612)
, pero de las facilitaciones que el pensar ha creado sólo resta el resultado, no una memoria. Esta misma facilitación de
pensar pudo generarse por un proceso intenso o por diez menos enérgicos. No obstante, los signos de descarga lingüística remedian este defecto, equiparan los procesos de pensar a los procesos perceptivos, les prestan una realidad objetiva y posibilitan su memoria.
Merece ser considerado también el desarrollo biológico de esta asociación en extremo importante. La inervación lingüística es originariamente una vía de descarga(613) que opera a modo de una válvula para
, a fin de regular las oscilaciones de Q
; es un tramo de la vía hacia la alteración interior, que constituye la única descarga mientras la acción específica esté todavía por descubrirse. Dicha vía cobra una función secundaria, pues llama la atención del individuo auxiliador (por lo común, el objeto-deseo mismo) sobre el estado anhelante y menesteroso del niño, y a partir de entonces sirve para el entendimiento {comunicación}, siendo así incluida dentro de la acción específica. Al comienzo de la operación de juicio, cuando las percepciones interesan por causa de su posible vínculo con el objeto-deseo, y sus complejos (como ya fue descrito) se descomponen en una parte inasimilable {no comparable} (la cosa del mundo) y una consabida para el yo por su propia experiencia (propiedad, actividad) -lo que se llama comprender-, se producen dos enlaces para la operación de lenguaje. En primer lugar, se encuentran objetos -percepciones- que lo hacen gritar a uno porque excitan dolor, y cobra enorme sustantividad que esta asociación de un sonido (que también incita imágenes de movimiento propio) con una [ imagen- ]percepción, por lo demás compuesta, ponga de relieve este objeto como hostil y sirva para guiar la atención sobre la [imagen] percepción. Toda vez que ante el dolor no se reciban buenos signos de cualidad del objeto, la noticia del propio gritar sirve como característica del objeto. Entonces, esta asociación es un medio para hacer conciente, y objeto de la atención, los recuerdos excitadores de displacer: ha sido creada la primera clase de recuerdos concientes. De aquí a inventar el lenguaje no hay mucha distancia. Existen otros objetos que de manera constante producen ciertos fonemas, y dentro de cuyo complejo de percepción, entonces, un sonido desempeña cierto papel. En virtud de la tendencia a la imitación que aflora a raíz del juzgar, es posible hallar la noticia de movimiento para esta imagen sonora. También esta clase de recuerdos pueden ahora devenir concientes. Todavía resta asociar sonidos deliberados con las percepciones, y entonces los recuerdos, cuando se registren los signos de descarga sonora, devendrán concientes como las percepciones y podrán ser investidos desde
.
Así, hemos averiguado que lo característico del proceso del pensar discerniente es que en él la atención está vuelta de antemano hacia los signos de la descarga del pensar, los signos de lenguaje. Como es sabido, en efecto, el llamado «pensar conciente» se cumple con un leve gasto motor.
El proceso de perseguir el decurso de Q a través de una asociación puede así prolongarse indefinidamente, por lo común hasta unos eslabones terminales asociativos «plenamente consabidos». La fijación de este camino y de las estaciones terminales contienen luego el «discernimiento » de la percepción eventualmente nueva.
Ahora uno querría saber algo cuantitativo sobre este proceso de pensar-discernimiento. Sin duda, la percepción está sobreinvestida aquí por comparación con el proceso asociativo ingenuo; el proceso mismo consiste en un desplazamiento de Q
regulado por la asociación con signos de cualidad; en cada estación la investidura
es renovada y, por último, se genera una descarga desde las neuronas motrices de la vía de lenguaje. Uno se pregunta: ¿Pierde mucha Q
el yo a raíz de este proceso, o el gasto de pensar es relativamente escaso? Proporciona un indicio para la respuesta el hecho de que las inervaciones de lenguaje que se drenan a raíz del pensar son evidentemente muy escasas. No se habla realmente, como uno no se mueve realmente cuando se representa una imagen de movimiento. Pero el representar y el mover sólo se diferencian cuantitativamente, como nos lo han enseñado las experiencias sobre
lectura del pensamiento. Es cierto que con un pensar intenso se hablará también en voz alta. Pero si es así, ¿cómo es posible producir descargas tan pequeñas, puesto que Q
pequeñas no pueden correr y Q
grandes se nivelan en masse por las neuronas motrices?
Es probable que en el proceso de pensar tampoco las cantidades de desplazamiento sean grandes. En primer lugar, el gasto de Q
más grandes es para el yo una pérdida que debe




Cumple este fin la asociación lingüística(609). Consiste en el enlace de las neuronas kp con neuronas que sirven a las representaciones sonoras y poseen ellas mismas la asociación más íntima con imágenes lingüísticas motrices. Estas asociaciones aventajan a las otras en dos caracteres: son cerradas (pocas en número) y exclusivas. De la imagen sonora, la excitación alcanza siempre a la imagen-palabra, y de esta, a la descarga. Si entonces las imágenes mnémicas son de tal índole que una corriente parcial pueda ir desde ellas hasta las imágenes sonoras e imágenes motrices de palabra, la investidura de las imágenes mnémicas se acompañará de noticias de descarga que serán signos de cualidad, y por eso también signos-conciencia del recuerdo(610). Y si ahora el yo preinviste estas imágenes-palabra como antes a las imágenes de descarga(611)

investidura


La asociación lingüística, además de posibilitar el discernimiento, obra algo importante. Las facilitaciones entre las neuronas




pensar pudo generarse por un proceso intenso o por diez menos enérgicos. No obstante, los signos de descarga lingüística remedian este defecto, equiparan los procesos de pensar a los procesos perceptivos, les prestan una realidad objetiva y posibilitan su memoria.
Merece ser considerado también el desarrollo biológico de esta asociación en extremo importante. La inervación lingüística es originariamente una vía de descarga(613) que opera a modo de una válvula para



Así, hemos averiguado que lo característico del proceso del pensar discerniente es que en él la atención está vuelta de antemano hacia los signos de la descarga del pensar, los signos de lenguaje. Como es sabido, en efecto, el llamado «pensar conciente» se cumple con un leve gasto motor.
El proceso de perseguir el decurso de Q a través de una asociación puede así prolongarse indefinidamente, por lo común hasta unos eslabones terminales asociativos «plenamente consabidos». La fijación de este camino y de las estaciones terminales contienen luego el «discernimiento » de la percepción eventualmente nueva.
Ahora uno querría saber algo cuantitativo sobre este proceso de pensar-discernimiento. Sin duda, la percepción está sobreinvestida aquí por comparación con el proceso asociativo ingenuo; el proceso mismo consiste en un desplazamiento de Q



lectura del pensamiento. Es cierto que con un pensar intenso se hablará también en voz alta. Pero si es así, ¿cómo es posible producir descargas tan pequeñas, puesto que Q


Es probable que en el proceso de pensar tampoco las cantidades de desplazamiento sean grandes. En primer lugar, el gasto de Q


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limitarse en todo lo posible, puesto que Q
está destinada a la exigente acción específica. En segundo lugar, una Q
grande andaría de manera simultánea por varios caminos asociativos y no dejaría tiempo al investir-pensar, y también causaría un gasto grande. Entonces, con el proceso de pensar sin duda correrán Q
pequeñas. No obstante(614), según nuestro supuesto,
la percepción y el recuerdo tienen que ser sobreinvestidos, en el pensar, con más intensidad que en la percepción simple. Además, sin duda existen intensidades diferentes de atención, lo que sólo podemos traducir como diferentes acrecentamientos de las Q
invistientes. Y entonces justamente con una atención más intensa sería más difícil el perseguir observador, lo cual es tan desacorde con el fin que no se puede suponerlo.
Se está, pues, frente a dos requisitos en apariencia contrapuestos: investidura fuerte y desplazamiento débil. Si uno quiere reunirlos, llega al supuesto de un estado ligado, por así decir, dentro de la neurona, que con una investidura elevada, empero sólo permite una corriente pequeña. Uno puede conferir verosimilitud a este supuesto si repara en que dentro de una neurona la corriente está influida, evidentemente, por las investiduras que la circundan. Y bien, el yo mismo es una masa así de neuronas que retienen su investidura, es decir, están en el estado ligado; y sin duda esto sólo puede acontecer por su injerencia recíproca. Entonces, uno puede representarse que una [neurona de] percepción(615) investida con atención, es a raíz de ello provisionalmente [englobada(616)] dentro del yo, por así decir, y ahora está sometida a la misma ligazón de Q
que todas las neuronas yoicas. Si es investida con más intensidad, por ese medio la cantidad de corriente se puede reducir, no necesariamente será aumentada(617). Y uno podría pensar, tal vez, que por esta ligazón la Q externa permanece libre para la corriente,
mientras que la investidura-atencíón está ligada; relación esta que, desde luego, no necesita ser permanente.
Por ese estado ligado, que reúne investidura elevada con corriente escasa, se caracterizaría entonces, en términos mecánicos, el proceso de pensar. Son concebibles otros procesos en que la corriente vaya paralela a la investidura, procesos con descarga desinhibida.
Espero que el supuesto de un estado ligado de esa índole resulte sostenible en términos mecánicos. Querría esclarecer las consecuencias psicológicas de este supuesto. En primer lugar, parece adolecer de una contradicción interna. Si ese estado consiste en que, dada una investidura de esa índole, sólo restan pequeñas Q para el desplazamiento, ¿cómo puede englobar {einbeziehen} neuronas nuevas, o sea, hacer migrar grandes Q a neuronas nuevas? Y remontando más atrás esta misma dificultad, ¿cómo ha podido desarrollarse un yo compuesto de esa manera?
Henos aquí, de manera totalmente inesperada, ante el problema más oscuro, la génesis del «yo»; es decir, de un complejo de neuronas que retienen su investidura y entonces por breves lapsos es un complejo de nivel constante. El abordaje genético será el más instructivo. El yo
consiste originariamente en las neuronas del núcleo que reciben la Q
endógena mediante conducciones y la descargan sobre el camino que lleva a la alteración interior. La vivencia de satisfacción ha procurado a este núcleo una asociación con una percepción (la imagen-deseo) y una noticia de movimiento (de la porción reflectoria de la acción específica). En el estado de repetición del apetito, en la expectativa, sobreviene la educación(618), y desarrollo de este yo inicial. Aprende, en primer lugar, que no tiene permitido investir las imágenes-movimiento, de suerte que se suceda la descarga, mientras no estén cumplidas ciertas condiciones del lado de la percepción. Además, aprende que no tiene permitido investir la representación-deseo más allá de cierta medida, pues de lo contrario sufriría un espejismo alucinatorio. Entonces, si ha respetado estas dos barreras y vuelto su atención hacía las percepciones nuevas, tiene perspectivas de alcanzar la satisfacción buscada. Resulta claro, entonces, que las barreras que impiden al yo investir imagen-deseo e imagen-movimiento más allá de cierta medida son el fundamento de una acumulación de Q
dentro del yo y acaso lo constriñan a trasferir su Q
hasta ciertas fronteras sobre las neuronas a él asequibles.




la percepción y el recuerdo tienen que ser sobreinvestidos, en el pensar, con más intensidad que en la percepción simple. Además, sin duda existen intensidades diferentes de atención, lo que sólo podemos traducir como diferentes acrecentamientos de las Q

Se está, pues, frente a dos requisitos en apariencia contrapuestos: investidura fuerte y desplazamiento débil. Si uno quiere reunirlos, llega al supuesto de un estado ligado, por así decir, dentro de la neurona, que con una investidura elevada, empero sólo permite una corriente pequeña. Uno puede conferir verosimilitud a este supuesto si repara en que dentro de una neurona la corriente está influida, evidentemente, por las investiduras que la circundan. Y bien, el yo mismo es una masa así de neuronas que retienen su investidura, es decir, están en el estado ligado; y sin duda esto sólo puede acontecer por su injerencia recíproca. Entonces, uno puede representarse que una [neurona de] percepción(615) investida con atención, es a raíz de ello provisionalmente [englobada(616)] dentro del yo, por así decir, y ahora está sometida a la misma ligazón de Q

mientras que la investidura-atencíón está ligada; relación esta que, desde luego, no necesita ser permanente.
Por ese estado ligado, que reúne investidura elevada con corriente escasa, se caracterizaría entonces, en términos mecánicos, el proceso de pensar. Son concebibles otros procesos en que la corriente vaya paralela a la investidura, procesos con descarga desinhibida.
Espero que el supuesto de un estado ligado de esa índole resulte sostenible en términos mecánicos. Querría esclarecer las consecuencias psicológicas de este supuesto. En primer lugar, parece adolecer de una contradicción interna. Si ese estado consiste en que, dada una investidura de esa índole, sólo restan pequeñas Q para el desplazamiento, ¿cómo puede englobar {einbeziehen} neuronas nuevas, o sea, hacer migrar grandes Q a neuronas nuevas? Y remontando más atrás esta misma dificultad, ¿cómo ha podido desarrollarse un yo compuesto de esa manera?
Henos aquí, de manera totalmente inesperada, ante el problema más oscuro, la génesis del «yo»; es decir, de un complejo de neuronas que retienen su investidura y entonces por breves lapsos es un complejo de nivel constante. El abordaje genético será el más instructivo. El yo
consiste originariamente en las neuronas del núcleo que reciben la Q



Las neuronas del núcleo, sobreinvestidas, lindan, en último lugar, con las conducciones que vienen del interior y que se han vuelto pasaderas por su continuo llenado con Q
; y aquellas, como continuación de estas, tienen que permanecer de igual modo llenas. La Q
dentro de ellas se drenará con arreglo a la medida de las resistencias que se encuentren en el camino, y hasta que las resistencias siguientes sean más grandes que el cociente de Q
disponible para la corriente. Pero desde entonces toda la masa de investidura está en equilibrio, mantenida por un lado por las dos barreras contra motilidad y deseo, y por el otro mediante las resistencias de las neuronas más externas y, hacia el interior, por la presión constante de la conducción. Dentro de esta ensambladura yoica, la investidura en modo alguno será igual por doquier; sólo es



preciso que sea igualmente proporcional, o sea, en proporción a las facilitaciones.
Cuando el nivel de investidura se acreciente en el núcleo yoico, la extensión yoica podrá ampliar su círculo; cuando aquel disminuya, el yo se estrechará concéntricamente. Dados cierto nivel y cierta extensión del yo, nada obstará para una desplazabilidad dentro del ámbito de investidura.
Ahora sólo es preciso preguntar: ¿Cómo se establecen las dos barreras que garantizan el nivel constante del yo, en particular la barrera contra imágenes-movimiento, que impide la descarga? Llegamos aquí a un punto decisivo para concebir la organización íntegra. Sólo se puede decir que cuando esta barrera aún no existía, y junto con el deseo sobrevenía también el aligeramiento motor, por lo general se echaba de menos el placer esperado y la perduración del desprendimiento {desligazón} de estímulo endógeno terminaba por provocar displacer. Sólo esta amenaza de displacer que se anuda a la descarga prematura puede constituir las barreras en cuestión. Después, en el curso del desarrollo, la facilitación tomó sobre sí parte de la tarea.
Pero sigue establecido que la Q
dentro del yo no inviste sin más las imágenes-movimiento porque la consecuencia de ello sería un desprendimiento de displacer.

Todo cuanto yo llamo adquisición biológica del sistema de neuronas lo pienso constituido por una amenaza de displacer como la indicada, cuyo efecto consiste en que no(619) se investirán aquellas neuronas que llevan al desprendimiento de displacer. Es la defensa primaria, una consecuencia entendible de la tendencia originaria del sistema de neuronas. El displacer sigue siendo el único medio de educación. Es cierto que no sé indicar cómo se figuraría en términos mecánicos la defensa primaria, la no investidura por amenaza de displacer.
Para lo que sigue, me permito prescindir de la figuración mecánica de reglas biológicas como las que descansan sobre la amenaza de displacer; en lo sucesivo, me contentaré sí puedo permanecer fiel a un desarrollo intuible. Una segunda regla biológica, abstraída del proceso de expectativa, será sin duda dirigir la atención sobre los signos de cualidad, porque estos

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pertenecen a percepciones que pueden llevar a la satisfacción, y entonces uno puede dejarse guiar desde el signo de cualidad hasta la percepción que aparece. En suma, el mecanismo de la atención deberá su génesis a una regla biológica de este tipo; [ese mecanismo] regulará el desplazamiento de las investiduras yoicas.
Ahora se puede objetar: un mecanismo tal, que recurre al auxilio de los signos de cualidad es superfluo. El yo podría haber aprendido biológicamente a investir él mismo el ámbito de percepción en el estado de la expectativa, en lugar de ser movido a hacerlo solamente por los signos de cualidad. No obstante, cabe alegar dos cosas para justificar el mecanismo de la atención: 1) que el ámbito de los signos de descarga de co es evidentemente más pequeño, abarca menos neuronas que el de la percepción, o sea, que el de todo el manto de
que mantiene vínculos con los órganos de los sentidos, de suerte que el yo se ahorra un extraordinario gasto si mantiene investidos, en lugar de la percepción, los signos de descarga(620); y 2) que los signos de descarga o signos de cualidad son, ante todo, también signos de realidad objetiva, destinados justamente a servir para distinguir las investiduras-percepción real-objetivas de las investiduras-deseo. Por tanto, no se puede eludir el mecanismo de la atención. Ahora bien, en cualquier caso él consiste en que el yo invista aquellas neuronas donde ya ha aparecido una investidura.
Para el yo, entonces, la regla biológica de la atención reza: Si un signo de realidad objetiva entra en escena, corresponde sobreinvestir la investidura-percepción simultáneamente presente.
Es la segunda regla biológica; la primera era la de la defensa primaria(621).
[2]
De lo anterior se obtienen algunos indicios generales para la exposición mecánica, como aquel primero según el cual la cantidad externa no puede ser figurada por Q
, cantidad psíquica. En efecto, de la exposición del yo y sus oscilaciones se sigue que tampoco la altura del nivel posee nexo alguno con el mundo exterior, que una degradación o elevación generales no cambia nada (normalmente) en la imagen del mundo. Puesto que la imagen del mundo exterior descansa en facilitaciones, esto quiere decir que unas oscilaciones generales del nivel no cambian nada en las facilitaciones. Ya se mencionó un segundo principio, a saber: que con un nivel elevado, cantidades pequeñas son más fácilmente desplazables que con un nivel bajo. Estos son algunos de los puntos por los que deberá transitar la caracterización del movimiento neuronal, enteramente ignoto todavía. (ver nota)(622)
Volvamos ahora a la descripción del proceso del pensar observador o discerniente, que se distingue del proceso de expectativa por el hecho de que las percepciones no recaen sobre ínvestiduras-deseo. En este caso, pues, los primeros signos de realidad llaman la atención del yo sobre el ámbito de percepción que es preciso investir. El decurso asociativo de la Q conllevada se consuma por neuronas preinvestidas, y la Qf(623) que se desplaza se torna flotante una y otra vez(624). Durante ese decurso, se generan los signos de cualidad (del lenguaje), a consecuencia de los cuales el decurso asociativo se vuelve conciente y reproducible.

Ahora se puede objetar: un mecanismo tal, que recurre al auxilio de los signos de cualidad es superfluo. El yo podría haber aprendido biológicamente a investir él mismo el ámbito de percepción en el estado de la expectativa, en lugar de ser movido a hacerlo solamente por los signos de cualidad. No obstante, cabe alegar dos cosas para justificar el mecanismo de la atención: 1) que el ámbito de los signos de descarga de co es evidentemente más pequeño, abarca menos neuronas que el de la percepción, o sea, que el de todo el manto de

Para el yo, entonces, la regla biológica de la atención reza: Si un signo de realidad objetiva entra en escena, corresponde sobreinvestir la investidura-percepción simultáneamente presente.
Es la segunda regla biológica; la primera era la de la defensa primaria(621).
[2]
De lo anterior se obtienen algunos indicios generales para la exposición mecánica, como aquel primero según el cual la cantidad externa no puede ser figurada por Q

Volvamos ahora a la descripción del proceso del pensar observador o discerniente, que se distingue del proceso de expectativa por el hecho de que las percepciones no recaen sobre ínvestiduras-deseo. En este caso, pues, los primeros signos de realidad llaman la atención del yo sobre el ámbito de percepción que es preciso investir. El decurso asociativo de la Q conllevada se consuma por neuronas preinvestidas, y la Qf(623) que se desplaza se torna flotante una y otra vez(624). Durante ese decurso, se generan los signos de cualidad (del lenguaje), a consecuencia de los cuales el decurso asociativo se vuelve conciente y reproducible.
Otra vez se podría aquí poner en entredicho la fecundidad de los signos de cualidad. Es que su único rendimiento -se dirá- es mover al yo para que envíe una investidura allí donde aparece una investidura dentro del decurso. Pero ellos mismos no brindan estas Q
invistientes, sino a lo sumo una contribución a ellas. Y ocurre, se argüirá, que el yo, sin ese apoyo, puede hacer migrar su investidura a lo largo del decurso de Q.

Por cierto, ello es correcto. Sin embargo, no es de ninguna manera superfluo tomar en cuenta los signos de cualidad. En efecto, cabe poner de relieve que la regla biológica de la atención, antes citada, se abstrajo de la percepción, y en principio sólo rige para signos de realidad. Los signos de descarga del lenguaje son en cierto sentido también signos de realidad, signos de la realidad del pensar, pero no de la externa(625); y tal regla en modo alguno se estatuyó para ellos, porque a su vulneración no se anudaría ninguna amenaza constante de displacer. El displacer por descuido del discernimiento no es tan manifiesto como el que sobreviene si se ignora el mundo exterior, aunque en el fondo son el mismo. Y efectivamente, existe también(626) un proceso de pensar observador en que los signos de cualidad no son despertados o lo son sólo de manera esporádica, y que es posibilitado por seguir el yo el decurso automáticamente con sus investiduras. Y este proceso de pensar es, con mucho, el más frecuente, sin ser anormal; es nuestro pensar común, inconciente, con ocasionales ocurrencias {Einfall} dentro de la conciencia: el llamado pensar conciente con eslabones intermedios inconcientes, a los cuales, empero, se puede hacer que devengan concientes.
No obstante, es incuestionable la utilidad de los signos de cualidad para el pensar. En primer lugar, los signos de cualidad despertados refuerzan las investiduras en el decurso, y aseguran la atención automática que evidentemente se anuda -no sabemos cómo- a la aparición de investidura. Después (y esto parece más importante), la atención sobre los signos de cualidad asegura la imparcialidad del decurso. En efecto, es muy difícil para el yo trasladarse a la situación del mero «investigar». El yo tiene casi siempre investiduras-meta o investiduras-deseo cuya presencia mientras se investiga influye, como veremos, sobre el decurso asociativo, y da como resultado una noticia falsa de percepciones. Ahora bien, no existe mejor protección contra
este falseamiento del pensar que si al [¿por el?] yo es dirigida una Q
de ordinario desplazable, sobre una región que no puede exteriorizar tal desvío del decurso(627). Hay un solo expediente para ello, a saber: que la atención se vuelva hacia los signos de realidad, que en modo alguno son representaciones-meta, y cuya investidura, por el contrario, realza con más intensidad el decurso asociativo mediante aportes a la cantidad de investidura.

El pensar con investidura de los signos de realidad objetiva del pensar, o de los signos de lenguaje, es entonces la forma más alta y segura, del proceso del pensar discerniente.
Dada la indudable utilidad de un despertar de los signos del pensar, es lícito esperar que haya unos dispositivos que aseguren ese despertar, Es que los signos del pensar no se generan, como los signos de realidad objetiva, de manera espontánea, sin contribución de
. Aquí la


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observación nos dice que estos dispositivos no rigen para todos los casos de procesos del pensar, como rigen para los del pensar investigador. Condición necesaria para que se generen los signos del pensar, en general, es su investidura-atencíón; se generan entonces según la ley de que entre dos neuronas conectadas y al mismo tiempo investidas se facilita la conducción. No obstante, el llamado producido por la preinvestidura de los signos del pensar tiene sólo cierta fuerza para combatir otros influjos. Por ejemplo, toda investidura que esté situada fuera, en la cercanía del decurso (investidura-meta, investidura-afecto), entrará en competencia y volverá inconciente el decurso. Igual efecto tendrán (como la experiencia lo corrobora) unas Q de decurso de mayor magnitud, que producirán una corriente más grande y, así, un apresuramiento del decurso íntegro. La afirmación corriente, «algo se consumó en uno de manera tan rápida que uno no se dio cuenta», es totalmente correcta. Asimismo, es bien sabido que el afecto puede perturbar el despertar de los signos del pensar.
Para la exposición mecánica de procesos psíquicos resulta de aquí una nueva tesis, a saber: el decurso, que no es alterado por la altura del nivel, ha de ser influido por la Q corriente misma. En general, una Q grande recorre dentro de la red de facilitaciones otros caminos que una Q pequeña. No me parece difícil ilustrar esto.
Para cada barrera existe un valor de umbral, por debajo del cual la Q sencillamente no pasa, y menos aún un cociente de ella; una Q pequeña como esta se distribuirá entonces por otros dos caminos, para cuya facilitación la Q es suficiente. Si ahora la Q se acrecienta, entrará en cuenta el primer camino y promoverá sus cocientes; y ahora, tal vez(628), pueden hacerse valer también unas investiduras situadas más allá de la barrera ahora superable. Y hasta quizá cobre significatividad otro factor. Se podría suponer que no todos los caminos de una neurona son igualmente(629) receptivos para Q, y designar como anchura del camino a esta diversidad. La anchura del camino es en sí independiente de la resistencia, que por cierto es alterable por las Q de decurso, mientras que la anchura del camino permanece constante. Supongamos ahora que a raíz de una Q creciente se abra un camino que pueda hacer valer su anchura; se intelige entonces la posibilidad de que el decurso de Q sea radicalmente alterado por la elevación de la Q corriente. La experiencia cotidiana parece sustentar de manera expresa justamente esta conclusión.
Ahora bien, el despertar de los signos del pensar parece anudarse al decurso con Q pequeñas. Esto no quiere decir que cualquier otro decurso tenga que permanecer además inconciente, pues el despertar de los signos de lenguaje no es el único camino para despertar conciencia.
¿Cómo puede uno, entonces, figurarse de manera intuible el pensar con devenir conciente interrumpido, las ocurrencias repentinas? Nuestro pensar habitual carente de meta, aunque bajo preinvestidura y atención automática, no atribuye por cierto valor alguno a los signos del pensar. Es que biológicamente no ha resultado que fueran indispensables para el proceso. Empero, ellos suelen generarse: 1) cuando el decurso parejo ha llegado a un término o ha chocado con un obstáculo, y 2) cuando ha despertado una representación que, por otras razones, evoca signos de cualidad, es decir, conciencia. Es lícito interrumpir aquí esta elucidación.

Para la exposición mecánica de procesos psíquicos resulta de aquí una nueva tesis, a saber: el decurso, que no es alterado por la altura del nivel, ha de ser influido por la Q corriente misma. En general, una Q grande recorre dentro de la red de facilitaciones otros caminos que una Q pequeña. No me parece difícil ilustrar esto.
Para cada barrera existe un valor de umbral, por debajo del cual la Q sencillamente no pasa, y menos aún un cociente de ella; una Q pequeña como esta se distribuirá entonces por otros dos caminos, para cuya facilitación la Q es suficiente. Si ahora la Q se acrecienta, entrará en cuenta el primer camino y promoverá sus cocientes; y ahora, tal vez(628), pueden hacerse valer también unas investiduras situadas más allá de la barrera ahora superable. Y hasta quizá cobre significatividad otro factor. Se podría suponer que no todos los caminos de una neurona son igualmente(629) receptivos para Q, y designar como anchura del camino a esta diversidad. La anchura del camino es en sí independiente de la resistencia, que por cierto es alterable por las Q de decurso, mientras que la anchura del camino permanece constante. Supongamos ahora que a raíz de una Q creciente se abra un camino que pueda hacer valer su anchura; se intelige entonces la posibilidad de que el decurso de Q sea radicalmente alterado por la elevación de la Q corriente. La experiencia cotidiana parece sustentar de manera expresa justamente esta conclusión.
Ahora bien, el despertar de los signos del pensar parece anudarse al decurso con Q pequeñas. Esto no quiere decir que cualquier otro decurso tenga que permanecer además inconciente, pues el despertar de los signos de lenguaje no es el único camino para despertar conciencia.
¿Cómo puede uno, entonces, figurarse de manera intuible el pensar con devenir conciente interrumpido, las ocurrencias repentinas? Nuestro pensar habitual carente de meta, aunque bajo preinvestidura y atención automática, no atribuye por cierto valor alguno a los signos del pensar. Es que biológicamente no ha resultado que fueran indispensables para el proceso. Empero, ellos suelen generarse: 1) cuando el decurso parejo ha llegado a un término o ha chocado con un obstáculo, y 2) cuando ha despertado una representación que, por otras razones, evoca signos de cualidad, es decir, conciencia. Es lícito interrumpir aquí esta elucidación.
[3]
Es evidente que existen otras modalidades del proceso de pensar que no tienen en vista la meta desinteresada del discernir, sino alguna otra meta práctica. El estado de expectativa, del que el pensar mismo ha partido, es un ejemplo de esta segunda modalidad del pensar. En él es retenida una investidura-deseo, y junto a ella es perseguida, bajo atención, una segunda investidura-percepción emergente(630). Pero aquí el propósito no es averiguar adónde conduce esta, sino los caminos que llevan a reanimar la investidura-deseo entretanto retenida. Esta modalidad del proceso de pensar, biológicamente más originaria, es fácil de exponer con arreglo a nuestras premisas.
Sea V+ la representación-deseo que se mantiene investida en particular, y 'W la percepción que es preciso perseguir(631); entonces el efecto de la investidura-atencíón de V será, primero, que la Q
se escurrirá hacia la neurona a, mejor facilitada; desde allí seguirá otra vez la mejor facilitación, y así sucesivamente. Ahora bien, esta tendencia a ir hacia la mejor facilitación será perturbada por la presencia de investiduras colaterales(632). Si desde a parten tres caminos, ordenados b, c, d, según su facilitación, y d está en la vecindad de la investidura-deseo +V, el

resultado puede ser que la Q
, a pesar de las facilitaciones, no corra hacia c y b, sino hacia d, desde allí hacia +V, y así descubra W-a-d- +V como el camino buscado. Opera aquí el principio, que hace tiempo hemos reconocido, de que la investidura puede descaminar la facilitación, y por tanto ejercer un efecto contrario a ella, con lo cual una investidura colateral modificará el decurso de Q
. Como las investiduras son alterables, el yo es libre de modificar el decurso desde W hacia una investidura-meta cualquiera.


Por investidura-meta no se entiende aquí una de medida igual, como la que recae sobre todo un ámbito bajo la atención, sino una realzante, que sobresale por encima del nivel del yo. Probablemente se tenga que admitir el supuesto de que, a raíz de este pensar con investiduras-meta, al mismo tiempo migra también Q
desde +V, de suerte que el decurso de W pueda ser influido no sólo por +V, sino también por sus ulteriores estaciones. Sólo que a todo esto el camino +V... es consabido y fijado, y el camino de W... a... se debe buscar. Como

nuestro yo en verdad siempre mantiene investiduras-meta, a menudo simultáneamente en número múltiple, se comprende por sí misma la dificultad de un pensar puramente discerniente, como también la posibilidad, en el caso del pensar práctico, de que en diferentes épocas y bajo diversas condiciones, personas distintas alcancen los más diversos caminos.
A raíz del pensar práctico se pueden apreciar también las dificultades del pensar, de que uno tiene noticia por propia sensación. Para retomar el ejemplo anterior, en que la corriente Q
, de acuerdo con la facilitación, se escurriría hacia b y c(633), mientras que d se destaca por la conexión cercana con la investidura-meta o una representación que de

ella se siga, el influjo de la facilitación en favor de bc L puede ser tan grande que sobrepuje en mucho a la atracción d. . .+V. Para guiar, empero, el decurso hacia +V, la investidura de +V y de sus representaciones tributarias tendría que ser aumentada todavía más, quizá también alterada la atención sobre W, a fin de alcanzar una ligazón mayor o menor y un nivel de

134
corriente que sea más propicio para el camino d. . . +V. Ese gasto destinado a superar facilitaciones buenas, a fin de llamar la Q por caminos peor facilitados pero más próximos a la investidura-meta, corresponde a la dificultad de pensar.
El papel de los signos de cualidad en el pensar práctico se distinguirá poco del que desempeñan en el pensar discerniente. Los signos de cualidad aseguran y fijan el decurso, pero no son indispensables para este. Si uno pone complejos en lugar de las neuronas, y complejos también en lugar de las representaciones(634) uno se topa con una complejidad del pensar práctico que ya no podría figurar, y concibe que sea aquí deseable una tramitación rápida. Ahora bien, durante un decurso así las más de las veces los signos de cualidad no serán despertados de manera completa, y por cierto que su desarrollo contribuirá a volver más lento el decurso y complicarlo. Toda vez que el decurso desde cierta percepción hacia unas definidas investiduras-meta haya acontecido ya repetidas veces y esté estereotipado por facilitaciones de memoria, casi nunca habrá ocasión para el despertar de los signos de cualidad.
La meta del pensar práctico es la identidad, la desembocadura de la investidura Q
desplazada {descentrada} dentro de la investidura-deseo que entretanto se retiene. Ha de tomarse en términos puramente biológicos que con ello cese el constreñimiento a pensar y a cambio se permita la inervación plena de las imágenes-movimiento tocadas por el camino y que constituyen un fragmento accesorio, justificado por las circunstancias, de la acción específica. Puesto que durante el decurso esta imagen-movimiento fue investida sólo de manera ligada, y puesto que el proceso de pensar ha partido de una imagen-percepción que luego fue perseguida sólo como imagen-recuerdo, el proceso íntegro de pensar puede independizarse del proceso de expectativa y de la realidad objetiva y progresar hasta la identidad de una manera por completo inalterada. Parte, entonces, de una mera representación, y no lleva a la acción ni siquiera después de consumado, pero ha dado por resultado un saber práctico aplicable cuando se presente el caso real-objetivo. Es que demuestra ser acorde al fin no tener que iniciar el proceso del pensar práctico sólo cuando a uno lo fuerza la realidad objetiva, sino tenerlo ya preparado.
Es hora de restringir una formulación que antes hicimos, a saber, que una memoria de los procesos de pensar sólo sería posibilitada por los signos de cualidad porque de otro modo sus huellas no se distinguirían de las huellas de las facilitaciones de percepción. De esa tesis retendremos que la memoria real-objetiva no puede correctamente ser modificada por ningún pensar acerca de ella. Por el otro lado es innegable que el pensar sobre un tema deja unas huellas extraordinariamente sustantivas para un siguiente pensar-sobre, y es muy discutible que esto sólo lo opera el pensar con signos de cualidad y conciencia. Por tanto, tienen que existir facilitaciones de pensar, no obstante lo cual no está permitido que sean borradas las vías asociativas originarias. Como sólo puede existir una clase de facilitaciones, se creería que ambas conclusiones son inconciliables. Sin embargo, tiene que hallarse una conjugación y explicación en la circunstancia de que todas las facilitaciones de pensar han sido creadas sólo con un nivel elevado, y es probable que vuelvan a hacerse valer con un nivel elevado, mientras que las facilitaciones de asociación, generadas en decursos totales o primarios tornan a resaltar cuando se establecen las condiciones del decurso no ligado(635). Ahora bien, con esto no se niega alguna posible injerencia de las facilitaciones de pensar sobre las facilitaciones de asociación.
De este modo obtenemos esta otra característica para el ignoto movimiento neuronal:
La memoria consiste en las facilitaciones. Las facilitaciones no son alteradas por una elevación del nivel, pero existen facilitaciones que sólo valen para un determinado nivel. La dirección del decurso no es alterada en principio por un cambio de nivel, pero sí lo es por la cantidad de corriente y por investiduras colaterales. Dado un nivel grande, son desplazables más bien Q pequeñas.
Junto al pensar discerniente y al práctico, es preciso distinguir un pensar reproductor, recordante, que forma parte del pensar práctico, pero no lo agota. Este recordar es la condición previa de todo examen emprendido por el pensar crítico; persigue un proceso dado de pensar en dirección inversa, hacia atrás, quizás hasta una percepción; carece además de meta, a diferencia del pensar práctico, y a todo esto se sirve en profusión de los signos de cualidad. En esta persecución hacia atrás, el proceso choca con eslabones intermedios que hasta entonces eran inconcientes, no habían dejado como secuela ningún signo de cualidad, pero que producen con posterioridad sus signos de cualidad. De ahí se sigue que el decurso de pensar en sí y por sí, sin signos de cualidad, ha dejado huellas. En muchos casos parece, en verdad, que uno sólo colegiría ciertos tramos de camino porque sus puntos de partida y de llegada están dados por signos de cualidad.
En todo caso, la reproducibilidad de los procesos de pensar rebasa con mucho sus signos de cualidad; estos han de ser hechos concientes con posterioridad, aunque quizá deje huellas con más frecuencia el resultado del proceso de pensar que sus estadios. (ver nota)(636)
Dentro del decurso de pensar pueden suceder toda clase de cosas que merecen ser expuestas, trátese de un pensar discerniente, examinador o práctico. El pensar puede conducir al displacer o a la contradicción. Estudiemos el caso en que un pensar práctico con investiduras-meta conduzca al desprendimiento de displacer.
La experiencia más común enseña que este suceso da por resultado un obstáculo para el proceso de pensar. ¿Cómo llega a producirse? Si un recuerdo desarrolla displacer a raíz de su investidura, ello tiene como su fundamento más general que la percepción correspondiente había despertado displacer en su tiempo, vale decir, pertenece a una vivencia de dolor. Tales percepciones, según la experiencia, atraen sobre sí una atención elevada, pero excitan menos sus signos de cualidad propios que los de la reacción a que dan ocasión; se asocian con las exteriorizaciones propias de afecto y defensa. Si se persigue el destino de tales percepciones como imágenes-recuerdo, se advierte que las primeras repeticiones despiertan siempre tanto afecto cuanto displacer, hasta que con el tiempo pierden esa capacidad. Simultáneamente, se consuma con ellas otra alteración. Al comienzo retuvieron el carácter de las cualidades sensibles: cuando dejan de ser capaces de afecto, pierden también este carácter y se equiparan a otras imágenes-recuerdo. Si el decurso de pensar choca con una de estas imágenes-recuerdo no domeñadas todavía, se generan los signos de cualidad de ella (a menudo de naturaleza sensorial), una sensación de displacer e inclinaciones a la descarga, cuya combinación distingue a un afecto determinado, y el decurso de pensar queda interrumpido.

El papel de los signos de cualidad en el pensar práctico se distinguirá poco del que desempeñan en el pensar discerniente. Los signos de cualidad aseguran y fijan el decurso, pero no son indispensables para este. Si uno pone complejos en lugar de las neuronas, y complejos también en lugar de las representaciones(634) uno se topa con una complejidad del pensar práctico que ya no podría figurar, y concibe que sea aquí deseable una tramitación rápida. Ahora bien, durante un decurso así las más de las veces los signos de cualidad no serán despertados de manera completa, y por cierto que su desarrollo contribuirá a volver más lento el decurso y complicarlo. Toda vez que el decurso desde cierta percepción hacia unas definidas investiduras-meta haya acontecido ya repetidas veces y esté estereotipado por facilitaciones de memoria, casi nunca habrá ocasión para el despertar de los signos de cualidad.
La meta del pensar práctico es la identidad, la desembocadura de la investidura Q

Es hora de restringir una formulación que antes hicimos, a saber, que una memoria de los procesos de pensar sólo sería posibilitada por los signos de cualidad porque de otro modo sus huellas no se distinguirían de las huellas de las facilitaciones de percepción. De esa tesis retendremos que la memoria real-objetiva no puede correctamente ser modificada por ningún pensar acerca de ella. Por el otro lado es innegable que el pensar sobre un tema deja unas huellas extraordinariamente sustantivas para un siguiente pensar-sobre, y es muy discutible que esto sólo lo opera el pensar con signos de cualidad y conciencia. Por tanto, tienen que existir facilitaciones de pensar, no obstante lo cual no está permitido que sean borradas las vías asociativas originarias. Como sólo puede existir una clase de facilitaciones, se creería que ambas conclusiones son inconciliables. Sin embargo, tiene que hallarse una conjugación y explicación en la circunstancia de que todas las facilitaciones de pensar han sido creadas sólo con un nivel elevado, y es probable que vuelvan a hacerse valer con un nivel elevado, mientras que las facilitaciones de asociación, generadas en decursos totales o primarios tornan a resaltar cuando se establecen las condiciones del decurso no ligado(635). Ahora bien, con esto no se niega alguna posible injerencia de las facilitaciones de pensar sobre las facilitaciones de asociación.
De este modo obtenemos esta otra característica para el ignoto movimiento neuronal:
La memoria consiste en las facilitaciones. Las facilitaciones no son alteradas por una elevación del nivel, pero existen facilitaciones que sólo valen para un determinado nivel. La dirección del decurso no es alterada en principio por un cambio de nivel, pero sí lo es por la cantidad de corriente y por investiduras colaterales. Dado un nivel grande, son desplazables más bien Q pequeñas.
Junto al pensar discerniente y al práctico, es preciso distinguir un pensar reproductor, recordante, que forma parte del pensar práctico, pero no lo agota. Este recordar es la condición previa de todo examen emprendido por el pensar crítico; persigue un proceso dado de pensar en dirección inversa, hacia atrás, quizás hasta una percepción; carece además de meta, a diferencia del pensar práctico, y a todo esto se sirve en profusión de los signos de cualidad. En esta persecución hacia atrás, el proceso choca con eslabones intermedios que hasta entonces eran inconcientes, no habían dejado como secuela ningún signo de cualidad, pero que producen con posterioridad sus signos de cualidad. De ahí se sigue que el decurso de pensar en sí y por sí, sin signos de cualidad, ha dejado huellas. En muchos casos parece, en verdad, que uno sólo colegiría ciertos tramos de camino porque sus puntos de partida y de llegada están dados por signos de cualidad.
En todo caso, la reproducibilidad de los procesos de pensar rebasa con mucho sus signos de cualidad; estos han de ser hechos concientes con posterioridad, aunque quizá deje huellas con más frecuencia el resultado del proceso de pensar que sus estadios. (ver nota)(636)
Dentro del decurso de pensar pueden suceder toda clase de cosas que merecen ser expuestas, trátese de un pensar discerniente, examinador o práctico. El pensar puede conducir al displacer o a la contradicción. Estudiemos el caso en que un pensar práctico con investiduras-meta conduzca al desprendimiento de displacer.
La experiencia más común enseña que este suceso da por resultado un obstáculo para el proceso de pensar. ¿Cómo llega a producirse? Si un recuerdo desarrolla displacer a raíz de su investidura, ello tiene como su fundamento más general que la percepción correspondiente había despertado displacer en su tiempo, vale decir, pertenece a una vivencia de dolor. Tales percepciones, según la experiencia, atraen sobre sí una atención elevada, pero excitan menos sus signos de cualidad propios que los de la reacción a que dan ocasión; se asocian con las exteriorizaciones propias de afecto y defensa. Si se persigue el destino de tales percepciones como imágenes-recuerdo, se advierte que las primeras repeticiones despiertan siempre tanto afecto cuanto displacer, hasta que con el tiempo pierden esa capacidad. Simultáneamente, se consuma con ellas otra alteración. Al comienzo retuvieron el carácter de las cualidades sensibles: cuando dejan de ser capaces de afecto, pierden también este carácter y se equiparan a otras imágenes-recuerdo. Si el decurso de pensar choca con una de estas imágenes-recuerdo no domeñadas todavía, se generan los signos de cualidad de ella (a menudo de naturaleza sensorial), una sensación de displacer e inclinaciones a la descarga, cuya combinación distingue a un afecto determinado, y el decurso de pensar queda interrumpido.

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¿Qué sucede entonces con los recuerdos susceptibles de afecto, hasta que son domeñados? No se intelige que el «tiempo», la repetición, pudiera debilitar su capacidad de afecto, pues este factor [la repetición] de ordinario contribuye a reforzar una asociación(637). Sin duda que dentro del «tiempo», en las repeticiones, ha de suceder algo que procure ese sometimiento, y no puede ser sino esto: que un vínculo con el yo o con investiduras yoicas cobre poder sobre el recuerdo. Si ello lleva más tiempo que de ordinario, es preciso descubrir una razón particular, y sin duda se la hallará en el origen de este recuerdo susceptible de afecto. Como huellas de vivencias de dolor, han sido investidos (según nuestro supuesto sobre el dolor por unas Q
hipertróficas y han adquirido una facilitación hiperintensa para el desprendimiento de displacer y de afecto(638). Hará falta una ligazón repetida y particularmente grande desde el yo hasta contrabalancear esa facilitación de displacer.
Que el recuerdo muestre carácter alucinatorio durante un tiempo tan largo reclama también su explicación -sustantiva para la concepción de la alucinación-. Es sugerente aquí suponer, que esa capacidad de alucinación, como la capacidad de afecto, son indicios de que la investidura yoica no ha cobrado todavía ningún influjo sobre el recuerdo, que en este prevalecen las direcciones de escurrimiento primarias y el proceso total o primario.
Estamos constreñidos a ver en el devenir-alucinado una corriente retrocedente de Q hacia
y, por tanto, hacia(639)
; una neurona ligada no admitiría esa corriente retrocedente. Cabe preguntar, además, si es la cantidad hipertrófica de investidura del recuerdo lo que posibilita la corriente retrocedente. Sólo que aquí es preciso recordar que una Q así, grande, está presente sólo la primera vez, a raíz de la vivencia eficiente de dolor. En la repetición sólo(640) estamos frente a una investidura de recuerdos, de intensidad habitual, que, no obstante, instaura alucinación y displacer; no podemos sino suponer que ello sucede en virtud de una facilitación de intensidad desacostumbrada. De aquí se sigue que la cantidad
común basta para la
corriente retrocedente y la excitación de descarga, y el efecto inhibidor de la ligazón yoica cobra significatividad.
Al fin se conseguirá investir el recuerdo-dolor de tal suerte que no pueda exteriorizar ninguna corriente retrocedente y que sólo desprenda un displacer mínimo; queda entonces domeñado, y ello en virtud de una facilitación de pensar tan intensa que exterioriza ese efecto permanente y que a raíz de cada repetición ulterior del recuerdo vuelve a ejercer ese efecto inhibidor. Entonces, por la falta de uso del camino hacia el desprendimiento de displacer, poco a poco aumentará su resistencia. Es que las facilitaciones están expuestas a la caducidad progresiva (olvido). Sólo entonces es [el] recuerdo un recuerdo domeñado como cualquier otro. (ver nota)
(641)
Ahora bien, parece que este proceso de sometimiento del recuerdo deja como secuela una consecuencia permanente para el decurso de pensar. Puesto que antes, con la reanimación del recuerdo y el despertar de displacer era perturbado cada vez el decurso de pensar, surge una tendencia a inhibir también ahora el decurso de pensar tan pronto como el recuerdo domeñado desarrolla su huella de displacer. Esta tendencia es muy útil para el pensar práctico, pues un eslabón intermedio que conduce al displacer no puede situarse sobre el camino buscado hacia la identidad con la investidura-deseo. Se genera así la defensa de pensar primaria, que en el pensar práctico toma el desprendimiento de displacer como señal para abandonar cierto camino -o sea, para dirigir hacia otra parte la investidura-atencíón-. Aquí, de nuevo, displacer guía la corriente de Q
, como en la primera regla biológica. Se podría preguntar por qué esta defensa de pensar no se ha dirigido contra el, recuerdo todavía susceptible de afecto. Pero tenemos derecho a suponer que lo impidió la segunda regla biológica, que demandaría atención toda vez que un signo de realidad estuviera presente, y el recuerdo no domeñado fuera todavía capaz de arrancar signos de cualidad real-objetivos. Según se ve, ambas reglas se concilian y son acordes al fin.


Que el recuerdo muestre carácter alucinatorio durante un tiempo tan largo reclama también su explicación -sustantiva para la concepción de la alucinación-. Es sugerente aquí suponer, que esa capacidad de alucinación, como la capacidad de afecto, son indicios de que la investidura yoica no ha cobrado todavía ningún influjo sobre el recuerdo, que en este prevalecen las direcciones de escurrimiento primarias y el proceso total o primario.
Estamos constreñidos a ver en el devenir-alucinado una corriente retrocedente de Q hacia



corriente retrocedente y la excitación de descarga, y el efecto inhibidor de la ligazón yoica cobra significatividad.
Al fin se conseguirá investir el recuerdo-dolor de tal suerte que no pueda exteriorizar ninguna corriente retrocedente y que sólo desprenda un displacer mínimo; queda entonces domeñado, y ello en virtud de una facilitación de pensar tan intensa que exterioriza ese efecto permanente y que a raíz de cada repetición ulterior del recuerdo vuelve a ejercer ese efecto inhibidor. Entonces, por la falta de uso del camino hacia el desprendimiento de displacer, poco a poco aumentará su resistencia. Es que las facilitaciones están expuestas a la caducidad progresiva (olvido). Sólo entonces es [el] recuerdo un recuerdo domeñado como cualquier otro. (ver nota)
(641)
Ahora bien, parece que este proceso de sometimiento del recuerdo deja como secuela una consecuencia permanente para el decurso de pensar. Puesto que antes, con la reanimación del recuerdo y el despertar de displacer era perturbado cada vez el decurso de pensar, surge una tendencia a inhibir también ahora el decurso de pensar tan pronto como el recuerdo domeñado desarrolla su huella de displacer. Esta tendencia es muy útil para el pensar práctico, pues un eslabón intermedio que conduce al displacer no puede situarse sobre el camino buscado hacia la identidad con la investidura-deseo. Se genera así la defensa de pensar primaria, que en el pensar práctico toma el desprendimiento de displacer como señal para abandonar cierto camino -o sea, para dirigir hacia otra parte la investidura-atencíón-. Aquí, de nuevo, displacer guía la corriente de Q

Es interesante ver cómo el pensar práctico se deja guiar por la regla biológica de defensa. En el [pensar(642)] teórico (discerniente, examinador), la regla ya no es observada. Esto se comprende, puesto que en el pensar-meta se trata de un camino cualquiera, y entonces pueden ser segregados los aquejados de displacer, mientras que en el [pensar] teórico se deben discernir todos los caminos.
[4]
Ahora se plantea la pregunta: ¿Cómo se puede generar error sobre el camino de pensar? ¿Qué es error?
Tenemos que considerar ahora con más precisión el proceso de pensar. El pensar práctico, el origen de todos los procesos de pensar, sigue siendo también su meta última. Todas las otras variedades se han desprendido de él. Es una manifiesta ventaja que el traslado de pensar {Denküberführung}, que sobreviene en el pensar práctico, no se produzca sólo cuando se produce el estado de expectativa, sino que haya acontecido; en efecto, 1) así se ahorra tiempo para la plasmación de la acción específica, y 2) el estado de expectativa no es particularmente propicio para el decurso de pensar. Se advertirá el valor de la prontitud en el, breve intervalo entre percepción y acción si se tiene en cuenta que las percepciones se alternan con rapidez. Si el proceso de pensar ha durado demasiado, su resultado se volvió entretanto inutilizable. Por eso se «premedita».
El comienzo de los procesos de pensar así escindidos es la formación de juicio, a que el yo llega mediante un hallazgo dentro de su organización -mediante la coincidencia, ya parcialmente mencionada, de las investiduras-percepción con noticias del cuerpo propio. Por esa vía los complejos perceptivos se separan en una parte constante, no comprendida, la cosa del mundo, y una variable, comprensible, la propiedad o movimiento de la cosa. Como el complejo-cosa retorna en conexión con diversos complejos-propiedad, y estos retornan en conexión con diversos complejos-cosa, surge una posibilidad de retrabajar, por así decir, de un modo universalmente válido y prescindiendo de la percepción real en cada caso, los caminos de pensar que llevan desde estas dos clases de complejos hasta el estado-cosa deseado. El trabajo de pensar con juicios, en vez de pensar con complejos de percepción singulares no ordenados, es entonces un gran ahorro. Queda sin elucidar si la unidad psicológica así ganada

136
es subrogada también por una unidad neuronal en el decurso de pensar, y por una unidad neuronal otra que la representación-palabra.
En la creación del juicio puede colarse ya el error. En efecto, los complejos-cosa o complejos-movimiento no son del todo idénticos, y entre los ingredientes que se desvían pueden hallarse algunos cuyo descuido perturbe el resultado en la realidad. Este defecto del pensar proviene del afán, imitado por nosotros aquí, de sustituir el complejo por una neurona única, a lo cual constriñe precisamente la enorme complejidad. Son espejismos del juicio o fallas de las premisas.
Otro fundamento del error puede residir en que las percepciones(643) de la realidad objetiva no fueran percibidas de manera completa porque no se encontraban dentro del campo sensorial. Estos son errores por ignorancia, inevitables en todos los seres humanos. Donde esta condición no está presente, la preinvestidura psíquica, puede ser defectuosa (por desvío del yo respecto de las percepciones) y dar por resultado percepciones inexactas y decursos de pensar incompletos; estos son errores por atención deficiente.
Si ahora tomamos como material de los procesos de pensar los complejos juzgados y ordenados en lugar de los ingenuos, se obtiene una oportunidad para abreviar el propio proceso del pensar práctico. Es esta: si ha resultado que el camino desde la percepción hasta la identidad con la investidura-deseo pasa por una imagen-movimiento M, está biológicamente asegurado que, luego de producida la identidad, esta M se inerve en su totalidad. Por la simultaneidad de la percepción y esta M, se genera una facilitación intensa entre ambas, y una imagen-percepción que sobrevenga a continuación(644) despertará la M sin más decurso asociativo. En todo caso cabe suponer, desde Juego, que en todo momento es posible establecer una conexión entre dos investiduras. Lo que originariamente fue una conexión de pensar arduamente establecida pasa a ser después, por investidura total simultánea, una facilitación vigorosa, acerca de la cual sólo se plantea esta duda: si se consuma siempre a lo largo del camino hallado en primer lugar, o si puede transitar por una conexión más directa. Esto último parece más probable, y también más acorde al fin, porque ahorra la necesidad de fijar unos caminos de pensar que deberían permanecer libres para otras conexiones, las más diversas. Si respecto del camino de pensar [originario] falta la repetición, tampoco cabe esperar de él facilitación alguna, y el resultado se fijará mejor por conexión directa. Es verdad que quedamos en la incertidumbre sobre la proveniencia del nuevo camino. Si ambas investiduras, percepción y M, mantuvieran una asociación común con un tercer término, la tarea resultaría simplificada.
El fragmento de decurso de pensar que va de la percepción hasta la identidad a través de una M(645) se puede también realzar y ofrece un resultado semejante si luego la atención fija la M y la pone en asociación con la percepción, que igualmente tornó a ser fijada. También esta facilitación de pensar se sintonizará luego en el caso real.
A primera vista no se advierten errores posibles a raíz de esta [clase de] trabajo de pensar, pero se puede seguir un camino de pensar desacorde con el fin y poner de relieve un movimiento dispendioso, porque la selección en el pensar práctico sólo depende, en efecto, de las experiencias reproducibles.

En la creación del juicio puede colarse ya el error. En efecto, los complejos-cosa o complejos-movimiento no son del todo idénticos, y entre los ingredientes que se desvían pueden hallarse algunos cuyo descuido perturbe el resultado en la realidad. Este defecto del pensar proviene del afán, imitado por nosotros aquí, de sustituir el complejo por una neurona única, a lo cual constriñe precisamente la enorme complejidad. Son espejismos del juicio o fallas de las premisas.
Otro fundamento del error puede residir en que las percepciones(643) de la realidad objetiva no fueran percibidas de manera completa porque no se encontraban dentro del campo sensorial. Estos son errores por ignorancia, inevitables en todos los seres humanos. Donde esta condición no está presente, la preinvestidura psíquica, puede ser defectuosa (por desvío del yo respecto de las percepciones) y dar por resultado percepciones inexactas y decursos de pensar incompletos; estos son errores por atención deficiente.
Si ahora tomamos como material de los procesos de pensar los complejos juzgados y ordenados en lugar de los ingenuos, se obtiene una oportunidad para abreviar el propio proceso del pensar práctico. Es esta: si ha resultado que el camino desde la percepción hasta la identidad con la investidura-deseo pasa por una imagen-movimiento M, está biológicamente asegurado que, luego de producida la identidad, esta M se inerve en su totalidad. Por la simultaneidad de la percepción y esta M, se genera una facilitación intensa entre ambas, y una imagen-percepción que sobrevenga a continuación(644) despertará la M sin más decurso asociativo. En todo caso cabe suponer, desde Juego, que en todo momento es posible establecer una conexión entre dos investiduras. Lo que originariamente fue una conexión de pensar arduamente establecida pasa a ser después, por investidura total simultánea, una facilitación vigorosa, acerca de la cual sólo se plantea esta duda: si se consuma siempre a lo largo del camino hallado en primer lugar, o si puede transitar por una conexión más directa. Esto último parece más probable, y también más acorde al fin, porque ahorra la necesidad de fijar unos caminos de pensar que deberían permanecer libres para otras conexiones, las más diversas. Si respecto del camino de pensar [originario] falta la repetición, tampoco cabe esperar de él facilitación alguna, y el resultado se fijará mejor por conexión directa. Es verdad que quedamos en la incertidumbre sobre la proveniencia del nuevo camino. Si ambas investiduras, percepción y M, mantuvieran una asociación común con un tercer término, la tarea resultaría simplificada.
El fragmento de decurso de pensar que va de la percepción hasta la identidad a través de una M(645) se puede también realzar y ofrece un resultado semejante si luego la atención fija la M y la pone en asociación con la percepción, que igualmente tornó a ser fijada. También esta facilitación de pensar se sintonizará luego en el caso real.
A primera vista no se advierten errores posibles a raíz de esta [clase de] trabajo de pensar, pero se puede seguir un camino de pensar desacorde con el fin y poner de relieve un movimiento dispendioso, porque la selección en el pensar práctico sólo depende, en efecto, de las experiencias reproducibles.
Con el enriquecimiento de recuerdos se ofrecen cada vez nuevos caminos de desplazamiento. Por eso se ha comprobado que es ventajoso perseguir por completo las percepciones singulares a fin de hallar, entre todos los caminos, los más propicios, y este es el trabajo del pensar discerniente, que por cierto(646), entra en escena como preparación del [pensar] práctico, si bien de hecho sólo tardíamente se desarrolla desde este. Los resultados de este [trabajo(647)] son luego utilizables para más de una clase de investidura-deseo.
Los errores del pensar discerniente son palmarios: la parcialidad, si no se evitaron investiduras-meta, y la fragmentariedad, si no se recorrieron todos los caminos. Es claro que aquí constituye una enorme ventaja que simultáneamente se despertaran signos de cualidad; registrando dentro del estado de expectativa estos procesos de pensar realzados, el decurso de asociación puede ir del eslabón inicial al eslabón final mediante los signos de cualidad, en lugar de ir mediante la serie entera de pensar(648); y para ello, ni siquiera hace falta que la serie de la cualidad se corresponda en todos sus términos con la serie de pensar.
En el pensar teórico, el displacer no desempeña papel alguno, y por eso es posible aun con un recuerdo domeñado.
Tenemos que considerar todavía una modalidad del pensar, el crítico o examinador. Este es ocasionado cuando, no obstante haberse observado todas las reglas, el proceso de expectativa, con la acción específica subsiguiente, llevan al displacer y no a la satisfacción. El pensar crítico procura, sin meta práctica, en ocio y bajo evocación de todos los signos de cualidad, repetir el
decurso íntegro de Qh(649) para comprobar una falla de pensar o una falta psicológica. Es un pensar discerniente con objeto dado, a saber, una serie de pensar. Ya sabemos en qué pueden consistir estas últimas [¿las faltas psicológicas?]: ¿pero en qué consisten las fallas lógicas?
Dicho brevemente: en no tomar en cuenta las reglas biológicas para el decurso de pensar. Estas reglas enuncian adónde tiene que dirigirse en cada caso la investidura-atención, y cuándo es preciso detener el proceso de pensar. Tales reglas están protegidas por amenazas de displacer, son obtenidas por la experiencia, y se pueden trasponer sin más a las reglas de la lógica, cosa que será menester probar en detalle. El displacer intelectual de la contradicción, a raíz de la cual el decurso de pensar examinador se detiene, no es entonces más que el [displacer] almacenado para proteger las reglas biológicas, que el proceso de pensar incorrecto Pone en movimiento.
La existencia de tales reglas biológicas se demuestra, justamente, a partir del sentimiento de displacer por fallas lógicas.
En cuanto a la acción, no podemos representárnosla de otro modo que como la investidura total de aquellas imágenes-movimiento que fueron puestas de relieve a raíz del proceso de pensar, y quizá también de aquellas (cuando hubo un estado de expectativa) que pertenecían a la parte voluntaria de la acción específica. Aquí hay una renuncia al estado ligado, y un repliegue de las investiduras de atención. La primera se cumple por sí sola, pues con el primer decurso desde las neuronas motrices el nivel dentro del yo desciende de manera irresistible. Por cierto que no cabe esperar un aligeramiento completo del yo a raíz de acciones aisladas, sino sólo a raíz de actos de satisfacción de la índole más pródiga. Es instructivo que la acción no acontezca por

137
inversión de la vía que ha aportado las imágenes-movimiento, sino por caminos motores particulares; entonces el efecto-movimiento(650) no es sin más el querido, como tendría que serlo si se tratara de la inversión de la misma vía. Por tanto, durante la acción tiene que producirse una comparación nueva entre las noticias de movimiento que llegan y los [movimientos] preinvestidos; así se obtiene una excitación de inervaciones correctoras hasta conseguir la identidad. Aquí se repite el mismo caso que se producía del lado de la percepción, sólo que con una menor diversidad, una rapidez mayor y una descarga continuada total, en tanto que allá acontecía sin tal descarga. Ahora bien, nótese que la analogía se presenta entre pensar práctico y actuar con arreglo al fin. Por esto se intelige que las imágenes-movimiento son sensibles. Pero la peculiaridad de que en el actuar se sigan caminos nuevos, en lugar de la inversión, tanto más simple, parece mostrar que la dirección conductiva de los elementos neuronales está tal vez fijada, y hasta, quizá, que aquí como allí el movimiento neuronal puede tener otros caracteres.
Las imágenes-movimiento son percepciones, y como tales tienen desde luego cualidad y despiertan conciencia; es asimismo indudable que a veces atraen sobre sí gran atención. Sólo que sus cualidades son poco llamativas, probablemente no son tan diversas como las del mundo exterior, y no están asociadas con representaciones-palabra; antes bien, sirven ellas mismas en parte a esta asociación. Pero no provienen de órganos sensoriales de elevada organización; su cualidad es sin duda monótona.
Apéndice B. Fragmento de la Carta 39, del 1º de enero de 1896
(Ver nota)(651)
[ ... ] Tus puntualizaciones(652) sobre la migraña me han llevado a una idea que tendría por consecuencia una refundición completa de todas mis teorías
, en la que ahora no me está permitido aventurarme. Sin embargo, intentaré dar alguna indicación.
Yo parto de las dos clases de terminaciones nerviosas; las libres sólo recogen cantidad y la conducen por sumación hacia
, pero no tienen poder para provocar sensación, es decir, para producir efectos sobre
. El movimiento neuronal cobra con ello sus caracteres cualitativos genuinos y monótonos. Estos son los caminos para toda cantidad que llene
, y por tanto también para la energía sexual. Las vías nerviosas que arrancan con órganos terminales no conducen cantidad, sino el carácter cualitativo particular de ellos; no agregan nada a la suma dentro de las neuronas
, sino que meramente ponen a estas neuronas en excitación. Las neuronas
son aquellas neuronas
susceptibles de una investidura cuantitativa muy escasa. La coincidencia de estas cantidades mínimas con la cualidad fielmente trasferida a ellas desde el órgano terminal es, de nuevo, la condición para la génesis de la conciencia. Ahora interpolo estas neuronas
entre las neuronas
y las neuronas
, de suerte que
trasfiere su cualidad a
, y
ahora no trasfiere a
ni cualidad ni cantidad, sino que sólo incita a
, o sea, señala sus caminos a la energía(653)
libre. (No sé si puedes comprender el galimatías. Existen, por así decir, tres modalidades según las cuales las neuronas ejercen entre sí una acción eficiente: 1 ) trasferirse unas a otras cantidad; 2) trasferirse unas a otras cualidad, y 3) ejercer- unas sobre otras un efecto excitador de acuerdo con ciertas reglas.) Según eso, los procesos de
percepción envolverían eo ipso conciencia, y sólo después de devenir concientes ejercerían sus ulteriores efectos psíquicos; los procesos
serían en sí y por sí inconcientes, y sólo con posterioridad recibirían una conciencia artificial secundaria enlazándose con procesos de descarga y percepción (asociación lingüística). Una descarga
, que mi otra exposición volvía necesaria, falta aquí; la alucinación, que siempre opuso dificultades a la explicación, ya no es ahora un retroceder la excitación hacia(654)
, sino meramente hacia
. La regla de defensa, que no rige para percepciones, sino sólo para procesos
, se comprende ahora mucho más fácilmente. El ir rezagada la conciencia secundaria permite describir en términos simples los procesos de neurosis(655). También me he librado del fastidioso problema de averiguar cuánto de la excitación
(del estímulo-sensación) es trasferido sobre neuronas
. Respuesta: directamente nada, la Q en
depende sólo de la medida en que la atención libre
es dirigida por las neuronas
.
El nuevo supuesto armoniza mejor, asimismo, con el hecho de que los estímulos-sensación objetivos son tan mínimos que resulta difícil derivar de esta fuente la fuerza de voluntad con arreglo al principio de constancia. Pero [de acuerdo con la nueva teoría] la sensación no aporta ninguna Q a
, la fuente de la energía ip son las conducciones [endógenas],de órgano.
El conflicto entre la conducción de órgano puramente cuantitativa y los procesos incitados en
por la sensación conciente me explica también el desprendimiento de displacer, lo cual me hace falta para la represión en las neurosis sexuales.
En cuanto atu aspecto de la cuestión, cabe la posibilidad de que en órganos puedan existir estados de estimulación que no producen ninguna sensación espontánea (si bien tienen que mostrar sensibilidad a la presión), pero que, por vía reflectoria (o sea, por influjo de equilibrio), puedan incitar perturbaciones desde otros centros neuronales. La idea de una ligazón

Las imágenes-movimiento son percepciones, y como tales tienen desde luego cualidad y despiertan conciencia; es asimismo indudable que a veces atraen sobre sí gran atención. Sólo que sus cualidades son poco llamativas, probablemente no son tan diversas como las del mundo exterior, y no están asociadas con representaciones-palabra; antes bien, sirven ellas mismas en parte a esta asociación. Pero no provienen de órganos sensoriales de elevada organización; su cualidad es sin duda monótona.
Apéndice B. Fragmento de la Carta 39, del 1º de enero de 1896
(Ver nota)(651)
[ ... ] Tus puntualizaciones(652) sobre la migraña me han llevado a una idea que tendría por consecuencia una refundición completa de todas mis teorías

Yo parto de las dos clases de terminaciones nerviosas; las libres sólo recogen cantidad y la conducen por sumación hacia















percepción envolverían eo ipso conciencia, y sólo después de devenir concientes ejercerían sus ulteriores efectos psíquicos; los procesos










El nuevo supuesto armoniza mejor, asimismo, con el hecho de que los estímulos-sensación objetivos son tan mínimos que resulta difícil derivar de esta fuente la fuerza de voluntad con arreglo al principio de constancia. Pero [de acuerdo con la nueva teoría] la sensación no aporta ninguna Q a

El conflicto entre la conducción de órgano puramente cuantitativa y los procesos incitados en

En cuanto atu aspecto de la cuestión, cabe la posibilidad de que en órganos puedan existir estados de estimulación que no producen ninguna sensación espontánea (si bien tienen que mostrar sensibilidad a la presión), pero que, por vía reflectoria (o sea, por influjo de equilibrio), puedan incitar perturbaciones desde otros centros neuronales. La idea de una ligazón

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contrarrecíproca de las neuronas o de los centros neuronales sugiere también, en efecto, que los síntomas de descarga motriz son de diversas clases. Las acciones voluntarias están probablemente condicionadas por una trasferencia de Q, puesto que aligeran la tensión psíquica, Por otro lado, existe una descarga de placer, espasmos, etc., que yo me explico no por trasferirse Q sobre el centro motor, sino porque ahí ella se libera, debido quizás a que la Q ligadora se ha reducido en el centro sensible apareado. Este sería el distingo, hace tiempo buscado, entre movimientos «voluntarios» y «espasmódicos», y al mismo tiempo el camino para explicar un grupo de efectos colaterales somáticos -p. ej., en la histeria .
Para los procesos puramente cuantitativos de trasferencia sobre
, existe una posibilidad de atraer sobre sí la conciencia, a saber: que esta conducción de Q llene las condiciones del dolor. Es probable que la cancelación de la sumación, el aflujo continuado [de Q] hacia
por un lapso, sea lo esencial de esas condiciones. Ciertas neuronas co son entonces sobreinvestidas y proporcionan la sensación de displacer; son causa también de que la atención quede absorta en estos puntos. Entonces, la «alteración neurálgica» tendría que considerarse como un aflujo de Q, acrecentado más allá de cierto límite, desde un órgano, hasta la cancelación de la sumación, sobreinvestidura de neuronas y absorción de energía
libre. Como ves, damos así con la migraña la existencia de regiones nasales en aquel estado de estímulo, que tú disciernes con libre mirada, sería la condición. El excedente de Q se distribuiría por diferentes caminos subcorticales antes de alcanzar a
, Dado este caso, Q penetra de continuo en
y, según la regla de la atención, la energía
libre afluye al lugar de la erupción.
Se requiere saber ahora cuál puede ser la fuente de los estados de estímulo en los órganos nasales. Aquí se ofrece la concepción de que la membrana de Schrieider sería el órgano cualitativo para los estímulos olfatorios, y el órgano cuantitativo, separado de aquel, los corpora cavernosa. Las sustancias olfatorias son, como tú opinas y como lo sabemos por las flores, sustancias de descomposición del metabolismo sexual; producirían efectos como estímulos sobre ambos órganos. En la menstruación y otros procesos sexuales, el cuerpo produce una Q acrecentada de tales sustancias, y por tanto de tales estímulos. Sería preciso decidir si actúan sobre los órganos nasales por el aire espirado o por las vías sanguíneas; es probable que ocurra esto último, pues antes de la migraña no se tiene ninguna sensación olfatoria subjetiva. Así, por medio de los corpora cavernosa, la nariz en cierto modo se orientaría sobre los estímulos olfatorios del interior, como lo haría con los estímulos exteriores mediante la membrana de Schneider; se arruinaría a raíz del cuerpo propio. Los dos caminos de contraer migraña, espontáneo y por olores tóxicos humanos, se equipararían entre sí, en todo momento podrían sumar sus efectos.
La inflamación de los órganos nasales de cantidad seria, según esto, una suerte de adaptación del órgano sensorial a consecuencia del estímulo interno más intenso, análogo en el caso de los órganos sensoriales efectivos (cualitativos) a abrir desmesuradamente los ojos, acomodarlos, aguzar los oídos, etc.
Quizá no sería difícil trasladar esta concepción a las otras fuentes de migraña y estados mígrañoides; pero todavía no veo cómo se podría hacer. En todo caso, lo más importante es comprobarlo en el tema principal.

Para los procesos puramente cuantitativos de trasferencia sobre






Se requiere saber ahora cuál puede ser la fuente de los estados de estímulo en los órganos nasales. Aquí se ofrece la concepción de que la membrana de Schrieider sería el órgano cualitativo para los estímulos olfatorios, y el órgano cuantitativo, separado de aquel, los corpora cavernosa. Las sustancias olfatorias son, como tú opinas y como lo sabemos por las flores, sustancias de descomposición del metabolismo sexual; producirían efectos como estímulos sobre ambos órganos. En la menstruación y otros procesos sexuales, el cuerpo produce una Q acrecentada de tales sustancias, y por tanto de tales estímulos. Sería preciso decidir si actúan sobre los órganos nasales por el aire espirado o por las vías sanguíneas; es probable que ocurra esto último, pues antes de la migraña no se tiene ninguna sensación olfatoria subjetiva. Así, por medio de los corpora cavernosa, la nariz en cierto modo se orientaría sobre los estímulos olfatorios del interior, como lo haría con los estímulos exteriores mediante la membrana de Schneider; se arruinaría a raíz del cuerpo propio. Los dos caminos de contraer migraña, espontáneo y por olores tóxicos humanos, se equipararían entre sí, en todo momento podrían sumar sus efectos.
La inflamación de los órganos nasales de cantidad seria, según esto, una suerte de adaptación del órgano sensorial a consecuencia del estímulo interno más intenso, análogo en el caso de los órganos sensoriales efectivos (cualitativos) a abrir desmesuradamente los ojos, acomodarlos, aguzar los oídos, etc.
Quizá no sería difícil trasladar esta concepción a las otras fuentes de migraña y estados mígrañoides; pero todavía no veo cómo se podría hacer. En todo caso, lo más importante es comprobarlo en el tema principal.
De esta manera, una multitud de oscuras y antiquísimas concepciones de la medicina cobran vida y vigencia.
Apéndice C.
La naturaleza de Q
De las dos «ideas rectoras» con que Freud inaugura el «Proyecto» -la neurona y Q-, ningún misterio existe en torno de la primera, pero la segunda requiere algún examen, especialmente porque todo sugiere que fue la precursora de un concepto que habría de cumplir un papel fundamental en el psicoanálisis. No nos referimos al singular enigma, mencionado en mi
«Introducción», sobre el distingo entre Q y Q
. Lo que aquí nos interesa tratar es el problema de Q
, una Q que (como Freud indica de manera expresa al final de su primer párrafo) guarda cierta particular conexión con el sistema nervioso.


¿De qué modo imaginaba Freud a esta Q en el otoño de 1895?
Aparte del hecho evidente de que quería presentar a Q como algo material -«sometida a la ley general del movimiento», notamos enseguida que Q aparece en dos formas diferenciables. La primera es la «Q corriente», que recorre una neurona o pasa de una de ellas a otra. Esto es descrito de diversas maneras; por ejemplo, habla de la «excitación neuronal como cantidades fluyentes», de «Q corriente», de «una corriente», del «decurso excitatorio». La otra forma, más estática, se expresa en «una neurona investida(656), que está llena con una cierta Q».
La importancia de este distingo entre los dos estados de Q sólo emerge en forma gradual a lo largo del «Proyecto», y uno casi estaría tentado de pensar que sólo se percató de ella mientras lo escribía. La primera señal de la importancia dada a esto se vincula con el análisis del mecanismo que mostraría la diferencia entre alucinaciones y percepciones y el papel que cumple ese mecanismo en la acción inhibitoria proveniente del yo (secciones 14 y 15 de la parte

139
D. En las páginas AE 368-9 se ofrecen detalles sobre esta acción inhibitoria (interferencia por una «investidura colateral», dirigida por una investidura de atención del yo), cuyo resultado es modificar el estado fluyente de Q y convertirlo en un estado estático en una neurona. Aquí, este distingo se relaciona con el que existe entre el proceso primario (no inhibido) y el secundario (inhibido). Pero después se describe de otra manera el mismo distingo, con la noción de que la investidura colateral «liga un monto de la Q que corre a través de la neurona». Ahora bien: no será sino en la parte III del «Proyecto» donde se desarrollarán todas las consecuencias del distingo entre un estado ligado y un estado móvil de Q. La necesidad de la hipótesis de los dos estados de Q surge en relación con el examen que hace Freud de la operación de pensar, que demanda la existencia, dentro de la neurona, de un estado «que, con una investidura elevada, empero sólo permite una corriente pequeña».
Así pues, parecería haber dos maneras de medir Q: por el nivel de investidura dentro de la neurona y por el monto de corriente entre las investiduras. A veces se ofreció esto como prueba de que, en realidad, Freud creía que Q era simplemente electricidad, y que esas dos maneras de medición correspondían al amperaje y al voltaje. Cierto es que unos dieciocho meses antes de la redacción del «Proyecto», en su primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), Freud había establecido una vaga comparación entre algo precursor de esta Q, «algo que tiene todas las propiedades de una cantidad» y que se difunde por las huellas mnémicas de las representaciones «como lo haría una carga eléctrica por las superficies de los cuerpos» (AE, 3, pág, 61). También es cierto que Breuer, en su contribución teórica a Estudios sobre la histeria (1895d) -publicados sólo unos pocos meses antes de la redacción del «Proyecto»-, dedicó cierto espacio a una analogía eléctrica con «una cierta medida de excitación en las vías conductoras del encéfalo» (AE, 2, pág. 205). No obstante, en ningún lugar del «Proyecto» hay nada que sugiera que Freud tenía presente una idea semejante. Por el contrario, una y otra vez pone de relieve el hecho de que la naturaleza del «movimiento neuronal» nos es desconocida. (Ver nota)
(657) Hay que admitir que las elucidaciones efectuadas en el «Proyecto» sobre la índole del estado «ligado» y su operación son algo oscuras. Uno de los mayores enigmas se vincula con la descripción del proceso del «juicio» y la función que en este desempeña la investidura desde el yo. Esa influencia recibe diversas denominaciones («investidura colateral», «preinvestidura» o «sobreinvestidura(658)») y está íntimamente relacionada con la idea de una investidura de la atención. Al principio, parecería que la atención no es sino un medio de dirigir las investiduras colaterales hacia el sitio en que se las necesita; pero en otros lugares del trabajo es como si la sobreinvestidura de la atención fuera en sí misma la fuerza que produce el estado «ligado».
En verdad, todo el problema del nexo de la atención con Q requiere un examen. («Energía
libre» parece llamarla Freud en su carta a Fliess del 1º de enero de 1896, pág. 388.) La atención hace su modesta aparición en la sección 14 de la parte 1, pero pronto comienza a crecer en importancia (en la sección 19 de la parte I y en la sección 6 de la parte II), hasta que en la parte III ya se ha vuelto casi predominante. Pese a ello, en los escritos posteriores de Freud, y salvo unas escasas menciones esporádicas, la «atención» casi desaparece, si bien hasta el final persisten huellas anónimas de ella a lo largo de dos líneas diferentes, que se remontan ambas, en última instancia, al «Proyecto». La primera y más evidente se vincula con el «examen de realidad», cuya historia ha sido plenamente documentada en mi «Nota introductoria» a «Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños» (1917d), AE, 14, págs. 217-9. La otra línea, menos notoria aunque quizá más importante, concierne justamente al papel de la atención (o de otro dispositivo similar) en la génesis del distingo entre el estado ligado y el estado libre de Q, y, más allá de esto, entre los procesos primario y secundario. Examino esta función de la atención en una nota a pie de página de «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, pág.
189. Freud alude a ella de modo indirecto en sus últimas obras: Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, pág. 93, y Esquema del psicoanálisis (1940a [1938]), AE, 23, pág. 161. (Ver nota)
(659) Sean cuales fueren los pormenores del mecanismo que provoca la trasformación de Q libre en Q ligada, es obvio que Freud atribuía la mayor significatividad a la distinción misma. «Creo que este distingo -escribió en «Lo inconciente»- sigue siendo hasta hoy nuestra intelección más profunda en la esencia de la energía nerviosa» (AE, 14, pág. 185). (Ver nota)(660)
Esta cita podría hacernos abrigar la expectativa de que los escritos posteriores de Freud arrojasen luz sobre nuestro problema inmediato, la naturaleza de Q. Esa abreviatura no vuelve a aparecer, aunque no es difícil reconocerla bajo varios seudónimos, con la mayoría de los cuales ya estamos familiarizados por el «Proyecto». Uno de ellos, «energía psíquica», es particularmente interesante, porque en él se pone de manifiesto lo que semeja ser un cambio decisivo en el concepto: Q ya no es «algo material», sino que ha devenido algo psíquico. En ningún lugar del «Proyecto» hallamos la expresión «energía psíquica(661)» «energía
», frase que se presenta en la Carta 39 y passim, no significa sino «energía proveniente del sistema neuronal
»-, pero ella es muy usada en La interpretación de los sueños (1900a). Si bien allí declara, que «nos mantenemos en el terreno psicológico» (AE, 5, pág. 529), un examen cuidadoso muestra las huellas del antiguo encuadre neurológico. Hasta el conocido pasaje del libro sobre el chiste ( 1905c), AE, 8, pág. 141, en que parece dar la espalda a las neuronas y a las fibras nerviosas, de hecho deja las puertas bien abiertas para una explicación fisiológica. Vimos que en la oración citada de «Lo inconciente» (1915) hablaba de «energía nerviosa», no de «energía psíquica». Por otro lado, en la recopilación en alemán de sus escritos publicados en 1925 {GS} modificó la frase final de Estudios sobre la histeria (1895d), cambiando «sistema nervioso» por «vida anímica» (AE, 2, pág. 309). Ahora bien, sea que esta revolución haya sido pequeña o grande, es indudable que muchas características fundamentales de Q sobrevinieron hasta el fin, trasmutadas, en las obras de Freud, como lo prueban las numerosísimas referencias dadas en las notas al pie de estas páginas.
Reviste especial interés la relación de Q con las pulsiones, escasamente mencionadas aquí por ese nombre, aunque son a todas luces las sucesoras de la «Q endógena» y de los «estímulos endógenos». En mi «Nota introductoria» a «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, págs. 107 y sigs., tracé en parte la historia de la concepción freudiana de las pulsiones, y específicamente de sus diversas clasificaciones de estas -en un comienzo, pulsiones libidinales y pulsiones yoicas; luego, pulsiones libidinales y pulsiones destructivas-. Un punto no mencionado allí adquiere relevancia en el presente contexto: Freud descartó en dos oportunidades la posibilidad de que existiese una «energía psíquica indiferente» capaz de cobrar cualquiera de las dos formas de las pulsiones; lo hizo en «Introducción del narcisismo» (1914c), AE, 14, pág. 76, y en El yo y el ello (1923b), AE, 19, pág. 45. Esta «energía psíquica indiferente» se asemeja mucho a un volver sobre la pista de Q.

Así pues, parecería haber dos maneras de medir Q: por el nivel de investidura dentro de la neurona y por el monto de corriente entre las investiduras. A veces se ofreció esto como prueba de que, en realidad, Freud creía que Q era simplemente electricidad, y que esas dos maneras de medición correspondían al amperaje y al voltaje. Cierto es que unos dieciocho meses antes de la redacción del «Proyecto», en su primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), Freud había establecido una vaga comparación entre algo precursor de esta Q, «algo que tiene todas las propiedades de una cantidad» y que se difunde por las huellas mnémicas de las representaciones «como lo haría una carga eléctrica por las superficies de los cuerpos» (AE, 3, pág, 61). También es cierto que Breuer, en su contribución teórica a Estudios sobre la histeria (1895d) -publicados sólo unos pocos meses antes de la redacción del «Proyecto»-, dedicó cierto espacio a una analogía eléctrica con «una cierta medida de excitación en las vías conductoras del encéfalo» (AE, 2, pág. 205). No obstante, en ningún lugar del «Proyecto» hay nada que sugiera que Freud tenía presente una idea semejante. Por el contrario, una y otra vez pone de relieve el hecho de que la naturaleza del «movimiento neuronal» nos es desconocida. (Ver nota)
(657) Hay que admitir que las elucidaciones efectuadas en el «Proyecto» sobre la índole del estado «ligado» y su operación son algo oscuras. Uno de los mayores enigmas se vincula con la descripción del proceso del «juicio» y la función que en este desempeña la investidura desde el yo. Esa influencia recibe diversas denominaciones («investidura colateral», «preinvestidura» o «sobreinvestidura(658)») y está íntimamente relacionada con la idea de una investidura de la atención. Al principio, parecería que la atención no es sino un medio de dirigir las investiduras colaterales hacia el sitio en que se las necesita; pero en otros lugares del trabajo es como si la sobreinvestidura de la atención fuera en sí misma la fuerza que produce el estado «ligado».
En verdad, todo el problema del nexo de la atención con Q requiere un examen. («Energía

189. Freud alude a ella de modo indirecto en sus últimas obras: Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, pág. 93, y Esquema del psicoanálisis (1940a [1938]), AE, 23, pág. 161. (Ver nota)
(659) Sean cuales fueren los pormenores del mecanismo que provoca la trasformación de Q libre en Q ligada, es obvio que Freud atribuía la mayor significatividad a la distinción misma. «Creo que este distingo -escribió en «Lo inconciente»- sigue siendo hasta hoy nuestra intelección más profunda en la esencia de la energía nerviosa» (AE, 14, pág. 185). (Ver nota)(660)
Esta cita podría hacernos abrigar la expectativa de que los escritos posteriores de Freud arrojasen luz sobre nuestro problema inmediato, la naturaleza de Q. Esa abreviatura no vuelve a aparecer, aunque no es difícil reconocerla bajo varios seudónimos, con la mayoría de los cuales ya estamos familiarizados por el «Proyecto». Uno de ellos, «energía psíquica», es particularmente interesante, porque en él se pone de manifiesto lo que semeja ser un cambio decisivo en el concepto: Q ya no es «algo material», sino que ha devenido algo psíquico. En ningún lugar del «Proyecto» hallamos la expresión «energía psíquica(661)» «energía


Reviste especial interés la relación de Q con las pulsiones, escasamente mencionadas aquí por ese nombre, aunque son a todas luces las sucesoras de la «Q endógena» y de los «estímulos endógenos». En mi «Nota introductoria» a «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, págs. 107 y sigs., tracé en parte la historia de la concepción freudiana de las pulsiones, y específicamente de sus diversas clasificaciones de estas -en un comienzo, pulsiones libidinales y pulsiones yoicas; luego, pulsiones libidinales y pulsiones destructivas-. Un punto no mencionado allí adquiere relevancia en el presente contexto: Freud descartó en dos oportunidades la posibilidad de que existiese una «energía psíquica indiferente» capaz de cobrar cualquiera de las dos formas de las pulsiones; lo hizo en «Introducción del narcisismo» (1914c), AE, 14, pág. 76, y en El yo y el ello (1923b), AE, 19, pág. 45. Esta «energía psíquica indiferente» se asemeja mucho a un volver sobre la pista de Q.

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Tales incertidumbres acerca de las pulsiones -entidades que, como Q, son «conceptos fronterizos entre lo anímico y lo somático», según nos dice en «Pulsiones y destinos de pulsión» (AE, 14, pág, 117)- y acerca de su clasificación nos recuerdan que Freud fue siempre muy congruente en cuanto a destacar nuestra ignorancia respecto de la naturaleza básica de Q
o sus sucedáneos. Como hemos visto (pág. 442) en el «Proyecto» se insiste a menudo en esto, y la misma declaración reaparece con frecuencia en obras posteriores; citemos unos pocos casos: La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 588; «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, pág. 185; Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, pág. 93. La conclusión es enunciada de la manera más clara en Más allá del principio de placer (1920g): «El carácter impreciso de todas estas elucidaciones nuestras, que llamamos metapsicológicas, se debe, por supuesto, a que no sabemos nada sobre la naturaleza del proceso excitatorio en los elementos del sistema psíquico, ni nos sentimos autorizados a adoptar una hipótesis respecto de ella. Así, operamos de continuo con una gran X que trasportamos a cada nueva fórmula». Se diría, pues, que nuestra indagación debe cesar aquí y 'que no tenemos más opción que dejar irresuelto el problema de Q, como lo hizo Freud.
Pero si bien la naturaleza última de Q le era desconocida a Freud, siempre dio por sentados algunos de sus rasgos esenciales e insistió en ellos hasta el fin de su vida. Si nos remontamos a una de las más antiguas ocasiones en que aparece el término, la del primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa, vemos que allí se habla de algo «que tiene todas las propiedades de una cantidad -aunque no poseamos medio alguno para medirla-; algo que es susceptible de aumento, disminución, desplazamiento y descarga» (AE, 3, pág. 61). Es evidente que a la misteriosa Q se le dio ese nombre en virtud de que poseía tales características.
Desde el comienzo, Freud debió tomar en cuenta, en muchos puntos de sus teorías, los factores cuantitativos. Así, en «La etiología de la histeria» (1896c), leemos: «En la etiología de las neurosis tienen tanto peso las condiciones cuantitativas como las cualitativas; para que la enfermedad devenga manifiesta es preciso que sean rebasados ciertos valores de umbral» (AE, 3, pág. 209). Más importante aún, empero, es el hecho de que la cantidad esté implícita en toda la teoría del conflicto como causa no sólo de las neurosis sino de toda una gama de estados anímicos. Este hecho se vuelve explícito en varios pasajes; por ejemplo, en «Sobre los tipos de contracción de neurosis» (1912c), AE, 12, págs. 243-5; en la 23º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, pág. 341; en «Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad» (1922b), AE, 18, pág. 222, y en «Análisis terminable e interminable» (1937c), AE, 23, págs. 228-9. En este último caso, la importancia de los factores cuantitativos es vinculada con la situación terapéutica, pero el mismo vínculo ya había sido establecido más de cuarenta años atrás, en la contribución de Freud a Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pág. 270. En su gran trabajo sobre «Lo inconciente» (1915e), Freud emplea el término «económico» como equivalente a «cuantitativo» (AE, 14, pág. 178) y a partir de entonces los usó como sinónimos(662). Por lo tanto, cualquiera que sea la naturaleza última de Q, tenemos derecho a ver en este concepto el antecesor de uno de los tres elementos fundamentales de la metapsicología.]

o sus sucedáneos. Como hemos visto (pág. 442) en el «Proyecto» se insiste a menudo en esto, y la misma declaración reaparece con frecuencia en obras posteriores; citemos unos pocos casos: La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 588; «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, pág. 185; Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, pág. 93. La conclusión es enunciada de la manera más clara en Más allá del principio de placer (1920g): «El carácter impreciso de todas estas elucidaciones nuestras, que llamamos metapsicológicas, se debe, por supuesto, a que no sabemos nada sobre la naturaleza del proceso excitatorio en los elementos del sistema psíquico, ni nos sentimos autorizados a adoptar una hipótesis respecto de ella. Así, operamos de continuo con una gran X que trasportamos a cada nueva fórmula». Se diría, pues, que nuestra indagación debe cesar aquí y 'que no tenemos más opción que dejar irresuelto el problema de Q, como lo hizo Freud.
Pero si bien la naturaleza última de Q le era desconocida a Freud, siempre dio por sentados algunos de sus rasgos esenciales e insistió en ellos hasta el fin de su vida. Si nos remontamos a una de las más antiguas ocasiones en que aparece el término, la del primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa, vemos que allí se habla de algo «que tiene todas las propiedades de una cantidad -aunque no poseamos medio alguno para medirla-; algo que es susceptible de aumento, disminución, desplazamiento y descarga» (AE, 3, pág. 61). Es evidente que a la misteriosa Q se le dio ese nombre en virtud de que poseía tales características.
Desde el comienzo, Freud debió tomar en cuenta, en muchos puntos de sus teorías, los factores cuantitativos. Así, en «La etiología de la histeria» (1896c), leemos: «En la etiología de las neurosis tienen tanto peso las condiciones cuantitativas como las cualitativas; para que la enfermedad devenga manifiesta es preciso que sean rebasados ciertos valores de umbral» (AE, 3, pág. 209). Más importante aún, empero, es el hecho de que la cantidad esté implícita en toda la teoría del conflicto como causa no sólo de las neurosis sino de toda una gama de estados anímicos. Este hecho se vuelve explícito en varios pasajes; por ejemplo, en «Sobre los tipos de contracción de neurosis» (1912c), AE, 12, págs. 243-5; en la 23º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, pág. 341; en «Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad» (1922b), AE, 18, pág. 222, y en «Análisis terminable e interminable» (1937c), AE, 23, págs. 228-9. En este último caso, la importancia de los factores cuantitativos es vinculada con la situación terapéutica, pero el mismo vínculo ya había sido establecido más de cuarenta años atrás, en la contribución de Freud a Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pág. 270. En su gran trabajo sobre «Lo inconciente» (1915e), Freud emplea el término «económico» como equivalente a «cuantitativo» (AE, 14, pág. 178) y a partir de entonces los usó como sinónimos(662). Por lo tanto, cualquiera que sea la naturaleza última de Q, tenemos derecho a ver en este concepto el antecesor de uno de los tres elementos fundamentales de la metapsicología.]

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Notas finales 1 (Ventana-emergente - Popup) Los resúmenes hechos por el propio Freud de estos trabajos (de variada extensión e importancia, que suman unos veinticinco en total) se hallarán en el «Sumario de los trabajos científicos del docente adscrito Dr. Sigmund Freud» (1897b), AE, 3, págs. 219-50. 2 (Ventana-emergente - Popup) {La primera fue Gesammette Schriften;}
3 (Ventana-emergente - Popup)
4 (Ventana-emergente - Popup)
5 (Ventana-emergente - Popup)
6 (Ventana-emergente - Popup)
7 (Ventana-emergente - Popup)
8 (Ventana-emergente - Popup)
9 (Ventana-emergente - Popup)
{En nuestro caso, hemos agregado la mención de los trabajos publicados en Studienausgabe (Francfort del Meno: S. Fischer Verlag, 11 vols., 1969-75), en cuyo comité editorial participó James Strachey y que contiene (traducidos al alemán) los comentarios y notas que le pertenecen.}
10 (Ventana-emergente - Popup)
{Las modificaciones de esta «fe de erratas» fueron tenidas en cuenta para la presente edición.}
11 (Ventana-emergente - Popup)
Esta consideración no tiene validez general. En 1954 se me rehusó la libre utilización de las Actas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena.
12 (Ventana-emergente - Popup)
Quizá convenga consignar el orden en que aparecieron los volúmenes. 1953: vols. 4, 5, 7; 1955: vols. 10, 18, 13, 2, 17; 1957: vols. 11, 14; 1958: vol. 12; 1959: vols. 9, 20; 1960: vols. 8, 6; 1961: vols. 19, 21; 1962: vol. 3; 1963: vols. 15, 16; 1964: vols. 22, 23; 1966: vol, 1.
13 (Ventana-emergente - Popup)
{Reproducimos los pasajes pertinentes de esta sección, eliminando algunos directamente referidos a particularidades de la traducción al inglés.}
14 (Ventana-emergente - Popup)
Mann, 1929, pág. 3.
15 (Ventana-emergente - Popup)
Realizados con una beca de viaje del Fondo de jubileo de la Universidad ( octubre de 1885 - marzo de 1886) (1956 [1886])
Nota introductoria
«Bericht über meine mit Universitäts-Jubiläums-Reisestipendium unternommene Reise nach Paris und Berlin»
Primera edición
(1886 Fecha de redacción
1956 Int. J. Psycho-Anal., 37, nº 1, págs. 2-7. Traducción de James Strachey,
Edición en alemán
1960 En J. y R. Gicklhorn, Sigmund Freuds akademiscke Laulbahn im Licbte der Dokumente, Viena, pág.
82.
Traducción en castellano.
ver nota
1956 «Informe sobre mis estudios en París y Berlín, realizados con la ayuda de una beca de viaje concedida por el Fondo de Jubileo universitario». RP, 13, nº 3, págs. 256-65. Traducción de Ludovico Rosenthal.
El informe con que comienzan, apropiadamente, estas Obras completas es el relato de un hecho histórico -el desplazamiento del interés científico de Freud de la neurología a la psicología narrado por su protagonista en la mismaépoca en que sucedió.
Las circunstancias en que Freud obtuvo, en 1885, una beca de viaje de la Universidad de Viena han sido relatadas en detalle por Ernest Jones (1953, págs. 82-4). La subvención, que consistió en 600 florines y estaba destinada a solventar una estadía de seis meses fue concedida por el Colegio de Profesores de la Facultad de Medicina, ante el cual Freud debía presentar, a su regreso a Viena, un informe académico. Dedicó diez días a escribirlo inmediatamente después de su llegada, concluyéndolo el 22 de abril de 1886. Por iniciativa de Siegfried Bernfeld, el informe fue exhumado de los archivos de la Universidad de Viena por el profesor Josef Gicklhorn, y, setenta años después de haber sido escrito, fue posible publicarlo por primera vez en traducción al inglés merced a la amabilidad del doctor K. R. Eissler, secretario de los Archivos Sigmund Freud, de Nueva York. El manuscrito original, conservado en los archivos de la Universidad de Viena, consta de doce hojas, la primera de las cuales sólo contiene el título.
La importancia que Freud atribuía a los estudios que había hecho con Charcot es bien conocida. Este informe indica con toda claridad que su experiencia en la Salpêtrière fue un punto de viraje en su carrera. Al arribar a París, su «terna escogido» era la anatomía del sistema nervioso; al abandonar esa ciudad, su espíritu estaba imbuido de los problemas de la histeria y el hipnotismo, Dando la espalda a la neurología,

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se encaminaba hacia la psicopatología, Hasta es posible señalar l a fecha precisa de ese cambio: fue a comienzos de diciembre de 1885, cuando dejó de trabajar en el laboratorio de patología de l a Salpétriére arguyendo corno motivo sus deficientes instalaciones. Por supuesto, dicho motivo no fue sino la ocasión que precipitó ese vuelco decisivo en la dirección de sus intereses. Otros factores más profundos estaban operando, y entre ellos, sin lugar a dudas, la gran influencia personal que Charcot evidentemente ejercía en él. En la nota necrológica que escribió al producirse el deceso del maestro, pocos años después (1893f), expresó de la manera más cabal sus sentimientos respecto de tal influencia. De hecho, gran parte de lo que aquí dice de Charcot fue incorporado a ese estudio posterior.
Un relato más personal de su estadía en París se encuentra en la serie de animadas cartas que escribió a su futura esposa, muchas de las cuales fueron incluidas en el epistolario de Freud (1960a) cuya edición estuvo al cuidado de su hijo Ernst.
James Strachey
16 (Ventana-emergente - Popup)
{Traducido de Sigmund Freud, «Selbstdarsiellung», Schrifien zur Geschichte der Psychoanalyse, Francfort del Meno: Fischer Taschenbuch Verlag, pág. 127-39.} Un relato más personal de su estadía en París se encuentra en la serie de animadas cartas que escribió a su futura esposa, muchas de las cuales fueron incluidas en el epistolario de Freud (1960a) cuya edición estuvo al cuidado de su hijo Ernst.
James Strachey
16 (Ventana-emergente - Popup)
17 (Ventana-emergente - Popup)
[Jean-Martin Charcot (1825-1893).]
18 (Ventana-emergente - Popup)
[Theodor Meynert (1833-1892) era profesor de psiquiatría en la ciudad de Viena, y Hermann Nothnagel (1841-1905), profesor de medicina.]
19 (Ventana-emergente - Popup)
[En el uso francés y alemán, este término abarcaba un campo más amplio que su equivalenteinglés {que se limita a las enfermedades del sistema nervioso}.]
20 (Ventana-emergente - Popup)
[Ernst Wilhelm ven Brücke (1819-1892) era profesor de fisiología y director del Instituto de Fisiología de Viena, donde Freud trabajó entre 1876 y 1882.]
21 (Ventana-emergente - Popup)
[En el otoño de 1885, Freud pasó seis semanas en la casa de la familia de su novia, Martha Bernays, sita en Wandsbek (en las afueras de Hamburgo). - El doctor C. Eisenlohr (1847-1896) era director del Hospital General de Hamburgo. En su monografía sobre las afasias (1891b, pág. 50), Freud se refiere a él como «uno de los más sólidos neurólogos alemanes»]
22 (Ventana-emergente - Popup)
[El hospital judío.]
23 (Ventana-emergente - Popup)
[«Salpêtrière» designa en francés una «salitrería», lugar donde se elabora o almacena el salitre. Construida durante el reinado de Luis XIII, a comienzos del siglo xvii, fue en sus orígenes un arsenal. Análogamente, «Gewchrfabrik» es una fábrica de municiones y pertrechos de guerra, uso al que se destinó en un principio el edificio que alojó luego al Instituto de Fisiología de Brücke.]
24 (Ventana-emergente - Popup)
{Los médicos de los establecimientos asistenciales franceses se dividían en dos categorías principales: «médecins internes» («médicos i nternos») y «médecins des hôpitaux»(«médicos de hospitales»).}
25 (Ventana-emergente - Popup)
[Paul Briquet (1796-1881), autor de un monumental tratado sobre la histeria.]
26 (Ventana-emergente - Popup)
[En esta época era jefe de la cátedra de anatomía patológica en el College de France, pero trabajaba en la Salpêtrière en forma honoraria.]
27 (Ventana-emergente - Popup)
[La historía de estas modificaciones y el grado en que fue reestructurada la Salpêtrièe fueron descritos en detalle por el propio Charcot en la primera de sus «lecciones» traducidas por Freud en 1886. El relato de Freud se basa principalmente en esa conferencia.]
28 (Ventana-emergente - Popup)
[P.C. H. Brouardel (1837-1906) fue un célebre especialista en medicina forense; Freud lo menciona en términos elogiosos en un prólogo escrito casi treinta años después (1913k) para la traducción alemana del libro de Bourke, Scatologic Rites of All Nalions. Cita allí uno de los dichos de Brouardel que le habían impresionado: «Les genoux sales sont lesigne d'une fille honnête» {«Las rodillas sucias son el signo de una muchacha honesta»}
29 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto acontecía a comienzos de diciembre de 1885 (Jones, 1953, pág. 231).
30 (Ventana-emergente - Popup)
Neurologiscbes Zentralblalt, 1886, 5, pág. 212. [Freud, 1886b. El trabajo está fechado en París el 23 de enero de 1886. Sobre su contenido y algunos datos acerca de L. O. von Darkschewitsch (1858-1925), véase Jones, 1953, pág. 205 y 225-6, y el resumen que el propio Freud hizo del artículo en el sumario de sus primeros escritos científicos (1897b), AE, 3, pág. 230-1.]
31 (Ventana-emergente - Popup)
[Estas disquisiciones conformaron el material de la famosa serie de volúmenes de Charcot titulada Leçons du mardi; uno de ellos (el correspondiente al ciclo lectivo 1887-88) fue posteriormente traducido por Freud al alemán con el título Poliklinische Voriráge {Lecciones policlínicas}, Viena, 1892-94.]
32 (Ventana-emergente - Popup)
[Henrí Parínaud (1844-1905), un conocido oftalmólogo.]
33 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto se basa en declaraciones de Charcot que Freud citó a menudo. Véase la nota necrológica que le dedicara (Freud, 1893f), AE, 3, pág. 14 y n. 1.]
34 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «La etiología de la histeria» (1896c), AE, 3, pág. 192n.]
35 (Ventana-emergente - Popup)
[El uso por Charcot del «tipo» como punto de partida para formarse la imagen clínica de una enfermedad fue expuesto con bastante detalle por Freud en su prologo a las Leçons du mardi, y más brevemente en su nota necrológica a Charcot (18931), AE, 3, pág, 14,]
36 (Ventana-emergente - Popup)
[Este artículo fue publicado sólo siete años más tarde, con un título diferente: «Algunas consideraciones con miras a un estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas ehistéricas» (1893c); apareció (en francés) en Arcbives de Neurologie, en junio de 1893, poco antes del deceso de Charcot. Una noticia circunstanciada sobre esa publicación se halla en mi «Nota introductoria»]
37 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta expresión(lo mismo que«railway brain») había sido acuñada por Sir John Erichsen (1818-1896).] {«Railway spine» es, literalmente, «espina (dorsal) de ferrocarril» y «railway brain», «cerebro de ferrocarril». Se designaban con estas expresiones las conmociones medulares provocadas frecuentemente por accidentes ferroviarios.}

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38 (Ventana-emergente - Popup)
[El gran hospital escuela anexo a la Universidad de Berlín. Robert Thornsen (1858-1914) y Hermann Oppenheim (1858-1919) eran ayudantes de Westphal, profesor de la cátedra de enfermedades nerviosas y mentales. Oppenheim, quien más tarde fue profesor de neurología en Berlín, se convirtió en uno de los más; vehementes opositores del psicoanálisis.] 39 (Ventana-emergente - Popup)
[Pierre Marie (1853-1940), sucesor de Charcot en la Salpêtrière, fue también director de laRevue Neurologique de París, revista en la que Freud colaboró con varios trabajos en francés.]
40 (Ventana-emergente - Popup)
[La publicación del libro parece haberse demorado algunos meses; el prólogo de Freud estaba fechado el 18 de julio de 1886.
41 (Ventana-emergente - Popup)
[Louis-Antoine Ranvier (1835-1922), célebre histólogo.]
42 (Ventana-emergente - Popup)
[Emanuel Mendel, profesor de psiquiatría, dirigía la revista Neurologisches Zentralblatt, donde aparecieron muchas contribuciones de Freud y para la cual tomó a su cargo las reseñas de la bibliografía neurológica publicada en Viena. -Albert Eulenburg (1840-1917) era profesor de neurología y electroterapia. - Adolf Baginsky (1843-1918) era autor de un importante texto de pediatría y director de Archiv für Kinderheilkunde, que también encargó a Freud las reseñas de los trabajos neurológicos.]
43 (Ventana-emergente - Popup)
[Se refiere sin duda al famoso biólogo Jacques Loeb (1859-1924), quien obtuvo su diploma médico en Estrasburgo en 1885.]
44 (Ventana-emergente - Popup)
[Friedrich Goltz(1843-1902) y Hermann Munk (1839-1912) habían mantenido una larga y acerba controversia sobre este tema. Poco después de ello, en su monografía sobre las afasias (1891b), Freud evidenciaría su interés por el problema de la localización funcional.]
45 (Ventana-emergente - Popup)
[Benno Baginsky ( 1848-1919) era ayudante del profesor Hermann Munk en el laboratorio de fisiología de la Escuela Superior de Veterinaria de Berlín]
46 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud había sido designado «Privat-Dozent» {«docente adscrito»} más o menos por la mismaépoca en que se le concedió la beca para el viaje (cf. Jones, 1953, pág. 76 y sigs.).]
47 (Ventana-emergente - Popup)
Prólogo a la traducción de J.-M. Charcot, Leçons sur les maladies du système nerveux (1886)
Prólogo a la traducción de J.-M. Charcot,
Leçons sur les maladies du système nerveux
(tomo III)
Edición en alemán 1886 En J.-M. Charcot, Neue Vorlesungen über die Krank-heiten des Nervensystems insbesondere über Hysterie, (ver nota) Leipzig y Viena: Toeplitz y Deuticke, pág. iii-iv.
Este prólogo no ha tenido hasta la fecha reimpresiones en alemán.
La traducción por parte de Freud de dos de las «Lecciones» de Charcot (la XXIII y la XXIV) fue publicada por adelantado en Wien. med. Wochenschr., 36, nº 20, pág. 711-5, y nº 21, págs. 756-9 (15 y 22 de mayo de 1886), con el título «Sobre un caso de coxalgia histérica de causa traumática en el hombre» (Freud, 1886e). El libro mismo no puede haber sido publicado antes de julio de 1886 (fecha de este prólogo), pero en todo caso sí lo fue antes que la edición original en francés (París, 1887). .
Se hallará un relato más detallado de las circunstancias en las que Charcot encomendó a Freud esa traducción en la Presentación autobiográfica de este último (1925d), AE, 20, pág. 12, así como en una carta escrita por Freud a su futura esposa, contemporáneamente, el 12 de diciembre de 1885 -cf. Freud (1960a) , Carta 88
Freud agregó medía docena de notas a pie de página consignando (según él mismo indica en el prólogo) la ulterior evolución de uno o dos de los historiales clínicos de que da cuenta el texto, y, en un caso, una modificación producida poco antes en las opiniones de Charcot sobre un aspecto secundario de diagnóstico. Tres de las «lecciones» (XI, XII y XIII) se ocupan de la afasia; un breve comentario de Freud muestra que ya entonces había cobrado especial interés para él ese tema, sobre el cual habría de redactar su monografía cinco años más tarde (1891b). En esta, reseña los puntos de vista de Charcot y remite al lector a esta traducción.
Jones (1953, pág. 230) nos informa que Charcot recompensó a Freud por la traducción regalándole una colección completa de sus obras encuadernada en cuero, con la inscripción: «A Monsieur le Docteur Freud, excellents souvenirs de la Salpêtrière. Charcot». ver nota
James Strachey
48 (Ventana-emergente - Popup)
[Como se explica en el «Informe sobre mis estudios en París y Berlín» (1956a), Charcot había creado en la Salpêtrière una cátedra de neurología y había ampliado enormemente las instalaciones allí destinadas al estudio de las neurosis.]
49 (Ventana-emergente - Popup)
«Beobachtung einer hochgradigen Hemianästhesie bei einem hysterischen Manne»
Edición en alemán
1886 Wien. med. Wockenschr., 36, nº 49, pág. 1633-8. (4 de diciembre.)
Aparentemente, no ha habido reimpresiones de este trabajo en alemán. Cabe suponer que el propósito era iniciar con él una serie -que no tuvo continuación-, ya que le fue agregado este subtítulo: «Beiträge zur Kasuistik der Hysterie, I» ( « Contribuciones a la casuística de la histeria, I»}.
El 15 de octubre de 1886, unos seis meses después de su regreso de París, Freud leyó ante laGeselIschaft der Arzte (Sociedad de Medicina) una monografía que tenía por título «Über mántiliche Hysterie» {«Sobre la histeria en el hombre»}. El manuscrito no se ha conservado, aunque aparecieron

144
reseñas en revistas médicas vienesas (p. ej., en Wien. med. Wochenschr., 36, nº 43, pág. 1444-6, 23 de octubre de 1886). Jones ofrece, asimismo, un breve resumen (1953, pág. 252). El propio Freud hace referencia a este episodio en su Presentación autobiográfica (1925d), AE, 20, pág. 15. Su ponencia no tuvo buena acogida, y Meynert lo desafió a presentar ante la Sociedad un caso de histeria masculina. Tuvo cierta dificultad para encontrarlo, ya que los médicos jefes de departamento del Hospital General se negaron a que utilizara los casos que estaban bajo su jurisdicción. Finalmente, con ayuda de un joven laring6logo, halló un paciente apropiado fuera del hospital y expuso el caso ante la Sociedad el 26 de noviembre de 1886. La demostración estuvo a cargo de Freud y de su amigo el cirujano oftalmólogo Königstein, quien había sometido a examen los síntomas oculares del paciente. El trabajo de este último fue publicado en Wochenschrift una semana después que el de Freud (en el número correspondiente al 11 de diciembre, pág. 1674-6). Según relata Freud, este trabajo suyo fue mejor recibido que su anterior monografía, pero no se le prestó mayor atención,
Como se verá, la mayor parte del artículo está dedicada a los fenómenos físicos de la histeria, siguiendo los lineamientos característicos de la postura de Charcot frente a este mal. Hay sólo unos pocos indicios del interés de Freud por los factores psicológicos.
James Strachey
50 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase, en este sentido, una nota del «Apéndice C» al «Proyecto de psicología» (1950a) Como se verá, la mayor parte del artículo está dedicada a los fenómenos físicos de la histeria, siguiendo los lineamientos característicos de la postura de Charcot frente a este mal. Hay sólo unos pocos indicios del interés de Freud por los factores psicológicos.
James Strachey
50 (Ventana-emergente - Popup)
51 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Charcot, 1886. [Alude a un caso del que se informa en la Lección XXII del volumen de Charcot (1887) que Freud acababa de traducir; véase, en particular, la pág. 295 de la versión alemana (Freud, 18861).]
52 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta característica es objeto de una nota de Freud en su trabajo en francés sobre las parálisis orgánicas e histéricas (1893c)
53 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto se explicita en el artículo «Histeria» (1888b
54 (Ventana-emergente - Popup)
[ Al regresar a Viena desde París, Freud se dedicó durante un tiempo a escribir reseñas bibliográficas para publicaciones médicas. De las que se han hallado, las dos que aquí incluimos son las únicas que versan sobre psicopatología; las restantes son de naturaleza neurológica. Aparentemente, no ha habido reimpresiones de ellas en alemán.]
55 (Ventana-emergente - Popup)
[{La neurastenia aguda: un cuadro cultural médico.} Edición en alemán: 29 de enero de 1887: Wiener med. Wocbenschr., 37, nº 5, pág. 138. - La obra de Averbeek se publicó como separata de Deutsche Medizinal-Zeitung).]
{Esta reseña y la siguientehan sido traducidas de la versión inglesa de James Strachey incluida en, laStandard Edition.}
56 (Ventana-emergente - Popup)
[{El tratamiento de ciertas formas de neurastenia e histeria.} Edición en alemán: 29 de enero de1887: Wiener med. Wochenschr., 37, nº 5, pág. 138. - La obra de Weir Mitchell, traducida al alemán por G, Klemperer, se publicó en Berlín: Aug. Hirschwald, 1887.]
En su publicación americana original {1877}, este volumen llevaba por título Fat and Blood, and How to Make Them {Grasa y sangre, y cómo fabricarlas}; en algunas de sus numerosas ediciones se añadía un subtítulo equivalente al utilizado como título en la versión alemana. - Recordemos que en este período el propio Freud empleó el tratamiento de Weir Mitchell, y en sus escritos se refirió en términos muy encomiosos a su combinación con el método catártico. Véase la contribución de Freud aEstudios sobre l a histeria (1895d), AE, 2, pág. 274, y también su artículo «Histeria» (1888b)
57 (Ventana-emergente - Popup)
Histeria (1888) «Hysterie» (Ver nota)
Ediciones en alemán
1888 En A. Villaret, ed., Handwörterbuch der gesamten Medizin {Diccionario de medicina general}, Stuttgart, 1, pág. 886-92.
1953 Psyche, 7, nº 9, págs. 486-500.
En dos de las cartas a Fliess publicadas en Aus den Anlángen der Psychoanalyse {Los orígenes del psicoanálisis} (Freud, 1950a) -las Cartas 4 y 5, del 28 de mayo y del 29 de agosto de 1888, respectivamente, y de manera implícita también en la Carta 1, del 24 de noviembre de 1887-, Freud hace referenci a a sus contribuciones para la enciclopedia de medicina de Villaret, obra publicada en dos volúmenes en 1888 y 1891. Como en esa enciclopedia los artículos no figuran firmados, no es posible asegurar con total certidumbre quién fue su autor. En esas cartas, Freud sólo hace mención específica de uno de ellos (el que versa sobre la anatomía del cerebro), lamentándose de que se lo hubiera abreviado tanto; pero en su Presentación autobiográfica (1925d), AE, 20, págs. 17-8, menciona también un artículo suyo sobre la afasia. Los editores de Aus den Anfängen sugieren que deben atribuirse a su pluma, además, artículos sobre las paresias y parálisis infantiles, y, con más convicción, incluyen como de probable autoría
de Freud el artículo sobre la histeria que aquí presentamos. ver nota
Al reimprimírselo en 1953 en la revista Psyche, de Stuttgart, fue precedido de un breve trabajo del profesor Paul Vogel, quien proporcionó una admirable y convincente síntesis de los argumentos que permiten sostener que el artículo fue, efectivamente, obra de Freud. Nadie que lo lea en conexión con sus otros escritos de la época puede dudar en algún momento de que él sea el autor. Aparte de que se reiteran aquí toda una serie de opiniones expresadas por Freud en otros trabajos que llevan su firma, hay un punto, en particular, que parece incontestable. Hacia el final, describe en un pasaje el método catártico y l o atribuye expresamente a Breuer. Por esta fecha (1888), el método de Breuer no había sido dado a publicidad por él ni por ninguna otra persona. Fue difundido por primera vez más de cuatro años después, en la «Comunicación preliminar» de Breuer y Freud (1893a). Según nos dice Freud en su Presentación autobiográfica (AE, 20, pág. 19), él había trabado conocimiento con Breuer desde m ucho tiempo atrás y tenía noticia de su método aun antes de irse a París, en 1885. De este modo, puede considerarse un hecho
establecido que Freud es el autor del presente artículo. ver nota
En general, aquí Freud sigue todavía muy de cerca las doctrinas de Charcot sobre la histeria, si bien, aparte de la referencia a Breuer, hay dos o tres pasajes, especialmente hacia el final, q ue son un claro indicio de una actitud más independiente.

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James Strachey
58 (Ventana-emergente - Popup)
Histeria, la (nsteja, m atriz, útero); (francés: hystérie, f.; inglés: hysterics [sic]; italiano: isteria, f; isterismo, m.). 58 (Ventana-emergente - Popup)
59 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase, empero, el artículo sobre la «histeroepilepsia»]
60 (Ventana-emergente - Popup)
[Habitualmente, Charcot menciona cuatro fases de los grandes ataques histéricos. Véase, por ejemplo, «Sobre la teoría del ataque histérico» (1940d), y la misma «Comunicación preliminar» (1893a), AE, 2, pág. 39. No siempre Charcot las separa en forma definida, omitiendo a veces la cuarta fase (la del «delirio terminal). Véase, por ejemplo, en obras traducidas por Freud, estas dos descripciones distintas: «cuatro períodos agudamente diferenciados» (Freud, 18861, pág, 212), y «toda la serie de las tres fases» (Freud, 1892-94, pág. 135).]
61 (Ventana-emergente - Popup)
[a «Observación de un caso severo de hemianestesia en un varón histéríco» (1886d)]
62 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta sección guarda correspondencia con el tema principal abordado por Freud en su trabajo en francés sobre las parálisis orgánicas e histéricas (1893c), probablemente escrito en su mayor parte en el mismo año que el presente artículo, aunque se publicó cinco años después. Véase mi «Nota introductoria» a dicho trabajo]
63 (Ventana-emergente - Popup)
[Sobre este fenómeno, véase el prólogo a la traducción de Bernheirn,De la suggestion ... (Freud, 1888-89)
64 (Ventana-emergente - Popup)
[Una réplica casi literal de esta oración es uno de los famosos enunciados del trabajo en francés
65 (Ventana-emergente - Popup)
[Las concepciones contenidas en este párrafo, acerca de la importancia de la distribución de las magnitudes de excitación en el sistema nervioso, son corrientes en los escritos freudianos de esta época. (Véase, por ejemplo, los últimos párrafos de su prólogo a la traducción de Bernheim (Freud, 1888-89). Esta oración final, donde nos dice que un excedente de excitación puede manifestarse como inhibidor o como estimulante, parece anticipar el «principio de constancia».]
66 (Ventana-emergente - Popup)
[El presente pasaje es una mera enunciación de las opiniones de Charcot, con su hincapié en la herencia, su doctrina de la «famille névropathique» y su relegación de todos los demás factores a la categoría de «agents provocateurs». No pasarían muchos años antes de que Freud atacara estas opiniones; lo hizo, verbigracia, en las notas que agregó a su traducción de las Leçons du mardi de Charcot (Freud, 1892-94); en su nota necrológica a Charcot (Freud, 1893f), AE, 3, págs. 22-3, y, por último, en su trabajo en francés sobre «La herencia y la etiología de las neurosis» (1896a), AE. 3. págs. 139 y sigs.]
67 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Informe sobre mis estudios en París y Berlín» (1956a),]
68 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud sostuvo esto con frecuencia frente a la posición contraria de Janet. Véase, verbigracia, el caso de Ernray von
N. en Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, págs. 121-2]
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[No en el sentido de «psicoanálisis», por supuesto.]
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[Véase la reseña del libro de Weir Mítchell sobre el tratamiento de la neurastenia y la histeria (Freud, 1887b). Más adelante, Freud aconsejó una combinación de la cura de reposo de Weir Mitchell con el tratamiento catártico de
Breuer. Cf. Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pág. 274.]
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[Sin embargo, hay que destacar que Andersson (1962, págs. 89 y sigs.) señaló que la descripción que se da aquí de la técnica terapéutica de Breuer sólo se relaciona con un uso particularmente eficaz de la sugestión, y no abarca lo que habría de convertirse en el descubrimiento esencial de la abreacción.]
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[«Hysteroefflepsie». Como explicamos, también este artículo apareció sin firma en la enciclopedia de Villaret (1888, pág. 892).]
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Tiempo atrás, Charcot designaba «histeroepilepsia» a aquellos casos graves de histeria en cuyos ataques aparece una fase epiteptoide. Después abandonó tal designación, que conduce a interminables malentendidos, y ahora llama a estos casos «grande hystérie». Según eso, no hay que atribuir al término «hísteroepilepsia» ningún valor particular, pero, sobre todo, hay que guardarse de creer que por él se entendería una enfermedad distinta, que reuniera los caracteres de lahisteria y la epilepsia. Existen personas que son histéricas y epilépticas, pero en tales casos los dos estados subsisten uno junto al otro; una enfermedad se presenta como complicación de la otra sin modificarse ellas recíprocamente, y los ataques de esos enfermos son en cada caso histéricos obien epilépticos. [Lo esencial de esta nota fue repetido por Freud en otra que agregó asu traducción de las Leçons du mardí, de Charcot, publicada poco después (Freud, 1892-94). Freud examinó la diferencia entre l os ataques histéricos y epilépticos en «Apreciaciones generales sobre el ataque histérico» (1909a), AE, 9, pág. 211, y con mucho mayor detenimiento en «Dostoievsky y el parricidio» (1928b), AE, 21, págs. 177 y sigs.]
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Introducción
Al regresar de París a Viena, en 1886, durante algunos años Freud dedicó gran parte de su atención a un estudio del hipnotismo y la sugestión. Aunque este tema sale a relucir, por supuesto, en muchos puntos de sus obras -p. e¡., en Estudios sobre la histeria (1895d) y en su nota necrológica sobre Charcot (1893i)-, no se conocía la existencia de escritos suyos que se ocuparan de él de manera directa, si se exceptúan su prólogo a la traducción del libro de Bernheim, De la suggestion ... (Freud, 1888-89) y su trabajo «Un caso de curación por hipnosis ... » (1892-93). Ahora estamos en condiciones de añadir a estos dos trabajos
otros tres de bastante extensión.
En primer lugar, hemos exhumado la reseña del libro de Forel sobre el hipnotismo (Freud, 1889a), en apariencia nunca reimpresa. Los dos trabajos restantes se agregaron a esta colección en los últimos tiempos, cada cual por d istinta vía; ambos salieron a la luz en 1962. El primero de ellos es, en verdad, un viejo conocido: el que lleva por título «Tratamiento psíquico (tratamiento del alma)» (1890a). Este trabajo no fue incorporado a los Gesammelte Schriften, pero sí al quinto tomo de las Gesammelte Werke, donde se le asignó como fecha de publicación el año 1905, el mismo de los Tres ensayos de teoría sexual (1905d) y del historial clínico de «Dora» (1905e). Se lo describía allí como una colaboración para Die Gesundheít {La salud}, un manual de medicina en dos volúmenes, compilación de artículos de diferentes autores que tenía casi el carácter de una obra de divulgación. Centrado en el hipnotismo, el trabajo de Freud no contiene alusión alguna a sus descubrimientos, aparte de un posible y oscuro indicio sobre el método catártico. Siempre pareció misterioso que de pronto, en 1905, Freud hiciera retroceder unos quince años las agujas del reloj. La explicación la ha hallado el profesor Saul Rosenzweig, de la Washington University, S t. Louis, en 1966. Sus investigaciones probaron que el año 1905, que hasta ahora siempre se había tomado como fecha de publicación, fue en realidad el de la tercera edición de Die Gesundheit, hecho no indicado por los editores de ese manual, La primera edición, de 1890, ya contenía el artículo de Freud tal como ahora lo conocemos. (Una segunda edición apareció en 1900.) «Tratamiento psíquico (tratamiento del alma) » ocupa

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así simplemente su lugar junto a otras obras de Freud de este período, y corresponde q ue sea incluido en este volumen luego de la reseña del libro de Forel (1889a). La otra novedad es, por lo que sabemos, una total revelación. Se trata de un artículo sobre el hipnotismo que Freud escribió para el Therapeutisches Lexikon {Léxico terapéutico}, manual de medicina preparado por A. Bum y publicado en 1891. (Tuvo una segunda edición en 1893 y una tercera en 1900.) No había huella alguna de su existencia hasta que fue descubierto por el doctor Paul F. Cranefield, director del Boletín de la Academia de Medicina de Nueva York.
Es posible rastrear con cierto detalle la experiencia clínica de Freud con el hipnotismo. En su Presentación autobiográfica (1925d), informa que siendo todavía un estudiante de medicina asistió a una demostración pública realizada por Hansen, el «magnetista», y llegó al convencimiento de que los fenómenos de la hipnosis eran auténticos (AE, 20, pág. 16). ver nota Además, cuando contaba poco más de veinte años, tomó conocimiento de que su futuro colaborador, Josef Breuer (casi quince años mayor que él), utilizaba a veces el hipnotismo con fines terapéuticos. No obstante, en esa época muchas de las grandes autoridades médicas de Viena se mostraban aún alarmadas o escépticas frente a este fenómeno. (Véanse, por ejemplo, las opiniones de Meynert, el viejo maestro de Freud, que este cita en su reseña de Forel). Y sólo a los treinta años, cuando llegó a la clínica de Charcot en París, pudo Freud comprobar que la sugestión hipnótica era allí admitida y empleada cotidianamente. El profundo efecto que esto causó en él se evidencia en el «Informe sobre mis estudios en París y Berlín» (1956a [1886f), así como en muchos otros pasajes posteriores. Luego de establecerse en Viena como especialista en enfermedades nerviosas, intentó emplear para e l tratamiento de las neurosis diversas técnicas, como la terapia eléctrica, la hidroterapia y las curas de reposo, pero a la postre volvió al hipnotismo. «Durante las últimas semanas», le escribió a Fliess el 28 de diciembre de 1887, «he retomado la hipnosis, logrando toda una serie de modestos pero notables éxitos». En la misma carta le decía que ya había firmado contrato para traducir el libro de Bernheim sobre la sugestión. Pero esta precipitación no era fruto del entusiasmo, pues en otra carta a Fliess del 29 de agosto del año siguiente, que probablemente fue acompañada de una copia de su prólogo (datado «Agosto de 1888») al libro de Bernheim, le declaraba que había acometido esa traducción a regañadientes y sólo por motivos eminentemente prácticos (Freud, 1950a, Carta 5). Sin duda, su objetivo inmediato era la sugestión hipnótica, pero, una vez más, en su Presentación autobiográfica sostiene que «desde el comienzo mismo practiqué la hipnosis con otro fin además de la sugestión hipnótica» (AE, 20, pág. 19). Desde luego, con esto aludía al método de Breuer, quien empleaba el hipnotismo para rastrear el origende los síntomas. Existen algunas dudas en cuanto a la fecha exacta en que comenzó a aplicar este nuevo procedimiento, aunque se sabe con certeza que l o utilizó en el caso de Emmy ven N., a quien empezó a tratar en mayo de 1889, o tal vez un año antes. A partir de entonces, cada vez estuvo más ligado
al método catártico de Breuer.
Entretanto, el interés de Freud por la sugestión hipn6tica continuó. Su traducción del libro de Bernheim parece haber sido publicada finalmente a comienzos de 1889. A la sazón, Freud ya había tomado contacto con August Forel, el conocido psiquiatra suizo, cuyo libro sobre el hipnotismo reseñó en las entregas de julio y noviembre de 1889 de Wiener med. Wochenschr y, recomendado por Forel, entre esas dos entregas realizó una visita de algunas semanas a Bernheím y Liébeault en Nancy. Lo llevó a ello, según nos refirió (AE, 20, pág. 17), el deseo de perfeccionar su técnica, pues no se consideraba un gran iniciado en el arte de la hipnotización, o bien reconocía, con más honestidad que otros, las limitaciones del procedimiento. ver
nota
Ya en 1891, al publicar la colaboración para el diccionario médico de Bum que aparece más adelante (Freud, 189ld), era a todas luces conciente de esas dificultades, que además comenzaban a irritarlo. Volvió a manifestar esta i rritación poco después, en una nota de su traducción de las Leçons du mardi de Charcot (Freud, 1892-94), y de manera más franca aún en un párrafo del historial de Lucy R., en Estudios sobre la
No han podido obtenerse datos precisos acerca de la fecha en que Freud abandonó estas diversas técnicas. En la conferencia «Sobre psicoterapia» (1905a), pronunciada a fines de 1904, declaró: «Hace ocho años que no practico la hipnosis con fines terapéuticos (salvo intentos aislados)» (AE, 7, pág. 250); en consecuencia, desde 1896 aproximadamente. Tal vez este período a barque también la renuncia a la «presión sobre la frente», ya que al describir su técnica en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 122, no mencionó ningún contacto de esa índole con el paciente, aunque aún recomendaba que este mantuviera sus ojos cerrados. No obstante, en su contribución al libro de Loewenfeld sobre las obsesiones, titulada «El método psicoanalítico de Freud» (1904a), escribió de manera expresa, refiriéndose a sí mismo en tercera persona: «Tampoco les pide que cierren los ojos, y evita todo contacto y cualquier otro procedimiento que pudiera recordar a la hipnosis» (AE, 7, pág. 238). En verdad, hasta el fin subsisti6 en su técnica un resto de hipnotismo; en «Sobre la iniciación del tratamiento» (1913c), se refiere a «cierto ceremonial de la situación en que se ejecuta la cura. Mantengo el consejo de hacer que el enfermo se acueste sobre un diván mientras uno se sienta detrás, de modo que él no lo vea. Esta escenografía tiene un sentido histórico: es el resto del tratamiento hipnótico a partir del cual se desarrolló el psicoanálisis. Pero
por varias razones merece ser conservada» (AE, 12, pág. 135).
Así pues, Freud hizo uso efectivo de la hipnosis a lo sumo entre los años 1886 y 1896. ver nota
Naturalmente, el interés de Freud por la teoría del hipnotismo y la sugestión abarcó un lapso más amplio. Hubo en él controversias en las que los bandos se alinearon de un modo que puede describirse, groseramente, como «Charcot versus Bernheim»: por un lado, la concepción que privaba en la Salpètriére, según la cual la sugestión no era más que una forma moderada de hipnosis; por el otro, la que regía en la escuela de Nancy, que consideraba la hipnosis simplemente como un producto de la sugestión. Es posible detectar signos de oscilación en la actitud de Freud respecto de esta polémica. En su ya citada carta a Fliess del 29 de agosto de 1888, que envió inmediatamente después de escribir su prólogo al libro de Bernheim, dice: «No comparto los conceptos de Bernheim, que me parecen unilaterales, y en mi prólogo a la traducción he procurado defender el punto de vista de Charcot». La argumentación que escogió para ello puede verse en el prólogo mismo. Pero esto acontecía antes de su visita a Nancy, que debió de influir mucho en él, pues a poco andar, en su nota necrológica de Charcot (1893f), se refirió en términos críticos al «tratamiento exclusivamente nosográfico» que dio a este problema la escuela de la Salpétriére: «La limitación del estudio de la hipnosis a los histéricos, el distingo entre hipnotismo grande y pequeño, la formulación de los tres estadios de la "gran hipnosis" y su singularización mediante fenómenos somáticos,

Es posible rastrear con cierto detalle la experiencia clínica de Freud con el hipnotismo. En su Presentación autobiográfica (1925d), informa que siendo todavía un estudiante de medicina asistió a una demostración pública realizada por Hansen, el «magnetista», y llegó al convencimiento de que los fenómenos de la hipnosis eran auténticos (AE, 20, pág. 16). ver nota Además, cuando contaba poco más de veinte años, tomó conocimiento de que su futuro colaborador, Josef Breuer (casi quince años mayor que él), utilizaba a veces el hipnotismo con fines terapéuticos. No obstante, en esa época muchas de las grandes autoridades médicas de Viena se mostraban aún alarmadas o escépticas frente a este fenómeno. (Véanse, por ejemplo, las opiniones de Meynert, el viejo maestro de Freud, que este cita en su reseña de Forel). Y sólo a los treinta años, cuando llegó a la clínica de Charcot en París, pudo Freud comprobar que la sugestión hipnótica era allí admitida y empleada cotidianamente. El profundo efecto que esto causó en él se evidencia en el «Informe sobre mis estudios en París y Berlín» (1956a [1886f), así como en muchos otros pasajes posteriores. Luego de establecerse en Viena como especialista en enfermedades nerviosas, intentó emplear para e l tratamiento de las neurosis diversas técnicas, como la terapia eléctrica, la hidroterapia y las curas de reposo, pero a la postre volvió al hipnotismo. «Durante las últimas semanas», le escribió a Fliess el 28 de diciembre de 1887, «he retomado la hipnosis, logrando toda una serie de modestos pero notables éxitos». En la misma carta le decía que ya había firmado contrato para traducir el libro de Bernheim sobre la sugestión. Pero esta precipitación no era fruto del entusiasmo, pues en otra carta a Fliess del 29 de agosto del año siguiente, que probablemente fue acompañada de una copia de su prólogo (datado «Agosto de 1888») al libro de Bernheim, le declaraba que había acometido esa traducción a regañadientes y sólo por motivos eminentemente prácticos (Freud, 1950a, Carta 5). Sin duda, su objetivo inmediato era la sugestión hipnótica, pero, una vez más, en su Presentación autobiográfica sostiene que «desde el comienzo mismo practiqué la hipnosis con otro fin además de la sugestión hipnótica» (AE, 20, pág. 19). Desde luego, con esto aludía al método de Breuer, quien empleaba el hipnotismo para rastrear el origende los síntomas. Existen algunas dudas en cuanto a la fecha exacta en que comenzó a aplicar este nuevo procedimiento, aunque se sabe con certeza que l o utilizó en el caso de Emmy ven N., a quien empezó a tratar en mayo de 1889, o tal vez un año antes. A partir de entonces, cada vez estuvo más ligado
al método catártico de Breuer.
Entretanto, el interés de Freud por la sugestión hipn6tica continuó. Su traducción del libro de Bernheim parece haber sido publicada finalmente a comienzos de 1889. A la sazón, Freud ya había tomado contacto con August Forel, el conocido psiquiatra suizo, cuyo libro sobre el hipnotismo reseñó en las entregas de julio y noviembre de 1889 de Wiener med. Wochenschr y, recomendado por Forel, entre esas dos entregas realizó una visita de algunas semanas a Bernheím y Liébeault en Nancy. Lo llevó a ello, según nos refirió (AE, 20, pág. 17), el deseo de perfeccionar su técnica, pues no se consideraba un gran iniciado en el arte de la hipnotización, o bien reconocía, con más honestidad que otros, las limitaciones del procedimiento. ver
nota
Ya en 1891, al publicar la colaboración para el diccionario médico de Bum que aparece más adelante (Freud, 189ld), era a todas luces conciente de esas dificultades, que además comenzaban a irritarlo. Volvió a manifestar esta i rritación poco después, en una nota de su traducción de las Leçons du mardi de Charcot (Freud, 1892-94), y de manera más franca aún en un párrafo del historial de Lucy R., en Estudios sobre la
histeria (1895d), AE, 2, págs. 126-7. Muchos años más tarde, en sus Cinco conferencias sobre psicoanálisis (1910a), resumió así su posición: «La hipnosis pronto empezó a desagradarme como un recurso tornadizo y por así decir místico; y cuando hice la experiencia de que a pesar de todos mis empeños sólo conseguía poneren el estado hipnótico a una fracción de mis enfermos, me resolví a resignar la hipnosis... » (AE, 11, pág. 19). Pero en 1892 aún no había llegado el momento para ello; siguió empleando la hipnosis, no sólo como parte del método catártico, sino en calidad de sugestión lisa y llana, y a fines de ese año dio a conocer un detallado informe sobre un caso de esta índole que tuvo particular éxito (1892-93). Ese mismo año tradujo un segundo libro de Bernheim (Freud, 1892a), aunque esta vez sin añadir ninguna introducción. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que creara un procedimiento para producir los efectos de la sugestión sin n ecesidad de poner al paciente en estado de hipnosis. Su plan fue, primero, sustituir el dormir hipnótico por lo que denominó «estado de concentración» (Estudios sobre la histeria, AE, 2, pág. 126); luego desarrolló la «técnica de la presión sobre la frente»: simplemente presionando con su mano sobre la frente del enfermo era capaz de evocar la información requerida. No se conoce a ciencia cierta si empleó por vez primera este expediente en el caso de Lucy R. o en el de Elísabeth von R., quienes iniciaron tratamiento con él a fines de 1892. Por supuesto, el procedimiento sólo
era útil dentro del método catártico, no en el tratamiento sugestivo. No han podido obtenerse datos precisos acerca de la fecha en que Freud abandonó estas diversas técnicas. En la conferencia «Sobre psicoterapia» (1905a), pronunciada a fines de 1904, declaró: «Hace ocho años que no practico la hipnosis con fines terapéuticos (salvo intentos aislados)» (AE, 7, pág. 250); en consecuencia, desde 1896 aproximadamente. Tal vez este período a barque también la renuncia a la «presión sobre la frente», ya que al describir su técnica en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 122, no mencionó ningún contacto de esa índole con el paciente, aunque aún recomendaba que este mantuviera sus ojos cerrados. No obstante, en su contribución al libro de Loewenfeld sobre las obsesiones, titulada «El método psicoanalítico de Freud» (1904a), escribió de manera expresa, refiriéndose a sí mismo en tercera persona: «Tampoco les pide que cierren los ojos, y evita todo contacto y cualquier otro procedimiento que pudiera recordar a la hipnosis» (AE, 7, pág. 238). En verdad, hasta el fin subsisti6 en su técnica un resto de hipnotismo; en «Sobre la iniciación del tratamiento» (1913c), se refiere a «cierto ceremonial de la situación en que se ejecuta la cura. Mantengo el consejo de hacer que el enfermo se acueste sobre un diván mientras uno se sienta detrás, de modo que él no lo vea. Esta escenografía tiene un sentido histórico: es el resto del tratamiento hipnótico a partir del cual se desarrolló el psicoanálisis. Pero
por varias razones merece ser conservada» (AE, 12, pág. 135).
Así pues, Freud hizo uso efectivo de la hipnosis a lo sumo entre los años 1886 y 1896. ver nota
Naturalmente, el interés de Freud por la teoría del hipnotismo y la sugestión abarcó un lapso más amplio. Hubo en él controversias en las que los bandos se alinearon de un modo que puede describirse, groseramente, como «Charcot versus Bernheim»: por un lado, la concepción que privaba en la Salpètriére, según la cual la sugestión no era más que una forma moderada de hipnosis; por el otro, la que regía en la escuela de Nancy, que consideraba la hipnosis simplemente como un producto de la sugestión. Es posible detectar signos de oscilación en la actitud de Freud respecto de esta polémica. En su ya citada carta a Fliess del 29 de agosto de 1888, que envió inmediatamente después de escribir su prólogo al libro de Bernheim, dice: «No comparto los conceptos de Bernheim, que me parecen unilaterales, y en mi prólogo a la traducción he procurado defender el punto de vista de Charcot». La argumentación que escogió para ello puede verse en el prólogo mismo. Pero esto acontecía antes de su visita a Nancy, que debió de influir mucho en él, pues a poco andar, en su nota necrológica de Charcot (1893f), se refirió en términos críticos al «tratamiento exclusivamente nosográfico» que dio a este problema la escuela de la Salpétriére: «La limitación del estudio de la hipnosis a los histéricos, el distingo entre hipnotismo grande y pequeño, la formulación de los tres estadios de la "gran hipnosis" y su singularización mediante fenómenos somáticos,

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todo ello perdió en la estima de los contemporáneos cuando Bernheim, discípulo de Liébeault, comenzó a edificar la doctrina del hipnotismo sobre una base psicológica más amplia y a hacer de la sugestión el núcleo de la hipnosis» (AE, 3, págs. 23-4). No obstante, en varios pasajes de escritos posteriores, Freud insistió en la vaguedad del término «sugestión» y en el hecho de que el propio Bernheim fuera incapaz de explicar el mecanismo de dicho proceso; lo hizo, por ejemplo, ya en la reseña de Forel, y nuevamente en el historial del pequeño Hans (1909b), AE, 10, pág. 85, y en las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, pág. 405. Volvió sobre el asunto en Psicología de las masas y análisis del yo (1921c), AE, 18, pág. 85, obra en la que hay varias puntualizaciones tanto acerca de la sugestión cuanto de la hipnosis, y en la que se retracta definitivamente de su anterior inclinación a sustentar las concepciones de Bernheim: «Creo digno de señalarse que las elucidaciones de esta sección nos mueven a abandonar la concepción de Bernheim sobre la hipnosis para volver a la concepción ingenua más antigua. Según Bernheim, todos los fenómenos hipnóticos derivan de un factor, la sugestión, que ya no es susceptible de ulterior esclarecimiento. Nosotros llegamos a la conclusión de que la sugestión es un fen6meno parcial del estado hipnótico, que tiene su buen fundamento en una disposición que se conserva inconciente desde la historia primordial de la familia humana». El balance de las opiniones de Freud en esta polémica salió a la luz en una carta que dirigió a Roback muchos años después, el 20 de febrero de 1930: «En la cuestión de la hipnosis realmente tomé partido en contra de Charcot, aunque no del todo en favor de Bernheim» (Freud, 1960a, pág. 391).
Pese a su temprano abandono del hipnotismo como procedimiento terapéutico, Freud no vaciló nunca, a lo largo de toda su vida, en expresar la gratitud que sentía hacia él. «Nosotros, los psicoanalistas -declaró en las Conferencias de introducción, AE, 16, pág. 421-, tenemos derecho a proclamarnos sus legítimos herederos, y no olvidamos todo el estímulo y todo el esclarecimiento teórico que le debemos». Y en uno de sus artículos sobre técnica, «Recordar, repetir y reelaborar» (1914g), dio sobre esto una explicación más concreta: «Hay que agradecer siempre a la vieja técnica hipnótica que nos exhibiera ciertos procesos psíquicos del análisis en su aislamiento y esquematización. Sólo en virtud de ello pudimos cobrar la osadía de crear nosotros mismos situaciones complejas en la cura analítica, y mantenerlas trasparentes» (AE, 12, pág. 150).
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Prólogo a la traducción de H. Bernheim, De la suggestion. (1888 [1888-89]) Pese a su temprano abandono del hipnotismo como procedimiento terapéutico, Freud no vaciló nunca, a lo largo de toda su vida, en expresar la gratitud que sentía hacia él. «Nosotros, los psicoanalistas -declaró en las Conferencias de introducción, AE, 16, pág. 421-, tenemos derecho a proclamarnos sus legítimos herederos, y no olvidamos todo el estímulo y todo el esclarecimiento teórico que le debemos». Y en uno de sus artículos sobre técnica, «Recordar, repetir y reelaborar» (1914g), dio sobre esto una explicación más concreta: «Hay que agradecer siempre a la vieja técnica hipnótica que nos exhibiera ciertos procesos psíquicos del análisis en su aislamiento y esquematización. Sólo en virtud de ello pudimos cobrar la osadía de crear nosotros mismos situaciones complejas en la cura analítica, y mantenerlas trasparentes» (AE, 12, pág. 150).
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Edición en alemán
1888 En H. Bernheim, Die Suggestion und ihre Heilwirkung, Leipzig y Viena: Deuticke, págs. iii-xii. (1896, 2ª ed.)
Traducciones en castellano
1955 «Prólogo y notas al libro de Bernheim "La sugestión y sus aplicaciones terapéuticas"», SR, 21, págs. 374-87. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 977-88.
1972 Igual título. BN (9 vols.), 1, págs. 4-12.
El título completo del libro de Bernheim, era De la suggestion et de ses applications á la thérapeutique {De la sugestión y de sus aplicaciones a la terapéutica} (París, 1886; 2º ed., 1887). Un fragmento de la traducción de Freud apareció como adelanto, el 30 de junio de 1888, en Wiener med. Wochenschr,, 38, no 26, págs. 898-900, con el título «Hypnose durch Suggestion» {Hipnosi s por sugestión}, y el prólogo de Freud fue publicado en su totalidad, a excepción de sus dos primeros párrafos, los días 20 y 27 de setiembre de 1888 en Wiener med. Blätter, 11, nº 38, págs. 1189-93, y nº 39, págs. 1226-8, con el título
«Hypnotismus und S uggestion» {Hipnotismo y sugestión}.
Si bien la portada del volumen lleva la fecha «1888», en realidad la publicación no se completó hasta el año siguiente, como lo revela un «Posfacio del traductor» en la última página: «A raíz de circunstancias personales que afectaron al traductor, la aparición de la segunda parte [el libro se dividía en dos partes] ha sido pospuesta algunos meses más allá de la fecha prometida. Ni siquiera ahora habría llegado a su fin, probablemente, si no fuera porque mi respetado amigo, el doctor Otto von Springer, tuvo la gran amabilidad de hacerse cargo de la traducción de todos los historiales clínicos de la segunda parte, por lo cual le debo mi mayor agradecimiento. Viena, enero de 1889». Nada se sabe sobre esas «circunstancias p ersonales»; se ignora, por ejemplo, si fueron las mismas «causas accidentales y personales» que, más o menos por esa época, impidieron a Freud completar su trabajo en francés sobre las parálisis orgánicas e histéricas (1893c).
Freud sólo agregó unas pocas y muy breves notas del traductor al texto de este volumen, en su mayoría referencias a ediciones alemanas de las obras mencionadas por Bernheim.
En su Presentación autobiográfica (1925d), Freud evidencia cierta confusión acerca de la fecha en que se publicó la presente obra. Luego de relatar su visita a Bernheim en Nancy, que tuvo lugar en el verano de 1889, concluye: «Mantuve con él varios diálogos incitantes, y me comprometí a traducir al alemán sus dos obras acerca de la sugestión y sus efectos terapéuticos» (AE, 20, pág. 17). En verdad, como hemos visto, este libro de Bernheim. ya había sido publicado antes de que él realizara esa visita, El segundo que Freud tradujo -Hypnotisme, suggestion, psychothérapie: études nouvelles {Hipnotismo, sugestión, psicoterapia: nuevos estudios} no se publicó en francés hasta dos años más tarde (París, 1891); la traducción de Freud apareció en 1892 con el título Neue Studien über Hypnotismus, Suggestion und Psychoterapíe (Leipzig y
Viena: Deuticke). Este volumen no contuvo ni introducción ni notas del traductor.
En 1896 se dio a la estampa una segunda edición alemana de la primera de estas obras. Dicha edición, como veremos, fue totalmente revisada bajo la supervisión del doctor Max Kahane -uno de los más antiguos adherentes que tuvo Freud-, quien también tomó a su cargo la traducción del segundo volumen de las Leçons du mardi, de Charcot. En esa segunda edición, el presente prólogo fue, no abreviado, como se ha
dicho, sino eliminado por entero y remplazado por el breve p refacio que reproducirnos en un «Apéndice».
James Strachey
76 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Informe sobre mis estudios en París y Berlín» (1956a)
77 (Ventana-emergente - Popup)
[Que luego fue ampliado hasta constituir un libro cuya reseña hizo Freud (1889a)

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78 (Ventana-emergente - Popup)
[Rudolf Peter Heinrich Heidenhain (1834-1897) fue desde 1859 profesor de fisiología e histología en la Universidad de Breslau.] 79 (Ventana-emergente - Popup)
[Charcot hizo algunas consideraciones sobre estos tres estadios del «grand hypnotisme» en la Lección XXII del volumen de conferencias que Freud había traducido poco tiempo atrás (Freud, 1886f, págs. 275 y sigs.).]
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Edición en alemán
1889 Wiener med. Wockenschr., 39, nº 28, págs. 1097-100, y nº 47, págs. 1892-6. (13 de julio y 23 de noviembre.)
Aparentemente, no ha habido reimpresiones de este trabajo en alemán.
El título completo del libro de Forel era Der Hypnotismus, seine Bedeutung und seine Handhabung {El hipnotismo, su significación y su manejo}. Su autor (1848-1931) era en esa época profesor de psiquiatría en Zurich y gozaba de una reputación considerable. Sus escritos posteriores sobre temas sociológicos (y sobre la historia natural de las hormigas) tuvieron amplia difusión. Si bien más adelante adoptó una posición sumamente crítica respecto del psicoanálisis, fue él quien propició el encuentro de Freud con Bernheim. Freud visitó Nancy en el verano de 1889, entre la publicación de la primera y la segunda parte de esta reseña. (Cf. mi «Introducción»).
James Strachey
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99 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase, sin embargo, infra, págs. 109-10.]
100 (Ventana-emergente - Popup)

[Véase el prólogo a Bernheim (Freud, 1888-89)
101 (Ventana-emergente - Popup)
La traducción de Freud había aparecido poco tiempo atrás. 101 (Ventana-emergente - Popup)
102 (Ventana-emergente - Popup)
{«Uno no puede convertirse de improviso en médico hipnotizador, como no puede convertirse de improvise en oculista»,}
103 (Ventana-emergente - Popup)
[La naturaleza del tratamiento causal, y la cuestión de saber si el psicoanálisis cumplía o no con las condiciones para serlo, fueron examinadas por Freud en la 27º de sus Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, pág. 396.]
104 (Ventana-emergente - Popup)
[Probable alusión a la técnica de Bteuer.]
105 (Ventana-emergente - Popup)
{«En la sugestión está todo»; véasela «Introducción» de Strachey
106 (Ventana-emergente - Popup)
[Alusión a un antiguo acertijo que reza: «Cristóbal sostenía a Cristo,/ Cristo sostenía al mundo entero;/ así pues, díganme, en ese tiempo,/ ¿dónde apoyaba el pie Cristóbal?». Más de treinta afl os después, Freud volvió a citar este acertijo dentro de un contexto similar, al analizar la sugestión en Psicología de las masas y análisis del yo (1921c), AE, 18, pág. 85,]
107 (Ventana-emergente - Popup)
Tratamiento psíquico (tratamiento del alma) (1890) «Psychische BehandIung (Scelenbehandlung) »
Ediciones en alemán
1890 En R. Kossinann y J. Weiss, eds., Die Gesundheít, 1º ed., 1, Stuagart, Berlín y Leipzig: Union Deutsche Verlagsgesellschaft, págs. 368-84). (1900, 2º ed.; 1905, Y ed.)
1937 Z. Psychoanal. Pädag., 11, págs. 133-47.
1942 GW, 5, pág. 289-315.
1975 SA, «Ergänzungsband» {«Volumen complementario»}, pág. 13-35.
Traducciones en castellano
1955 «Psicoterapia (Tratamiento por el espíritu)». SR, 21, pág. 141-61. Traducción de Ludovico R osenthal.
1968 igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 449-65.
1972 Igual título. BN (9 vols.), 3, págs. 1014-27.
Die Gesundheit {La salud} era un manual de medicina concebido como una obra de divulgación en dos volúmenes, que reunía gran número de colaboraciones de distintos autores. El artículo de Freud, que integraba una sección del primer volumen dedicada a diversos métodos terapéuticos, se reimprimió sin modificaciones en la segunda y tercera edición, ocupando las mismas páginas que en la edición original. (Para más datos referentes al descubrimiento de la primera edición de este artículo, véase mí
«Introducción»).
James Strachey
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Edición en alemán
1891 En A. Bum, Tberapeutisches Lexikon {Léxico terapéutico}, Viena: Urban & Schwarzenberg, págs. 724-32. (1893, 2º e d., págs. 896-904; 1900, 3º ed., págs. 1110-9.)
La 2º y la 3º ediciones no presentan cambios, salvo unas pocas correcciones sumamente secundarias, en su mayoría tipográficas.
Esta colaboración firmada para un diccionario médico había sido totalmente pasada por alto, hasta que en 1963 la descubrió el doctor Paul F. Cranefield, director del Boletín de la Academia de Medicina de Nueva

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York. Le estamos agradecidos por haber llamado nuestra atención hacia este trabajo y por habernos proporcionado fotocopias d e él. Aparentemente, nada se sabe sobre las circunstancias de su redacción.
James Strachey
116 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase la crítica de Freud a Meynert en su reseña de Forel (Freud, 1889a) James Strachey
116 (Ventana-emergente - Popup)
117 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase el prólogo de Freud a su traducción de Bernheim, De la suggestion... (Freud, 1888-89)
118 (Ventana-emergente - Popup)
[A diferencia de lo que ocurrió en el idioma francés y en el inglés, donde el término «sugestión» formaba parte ya del vocabulario cotidiano y luego recibió aplicación técnica, en alemán la palabra ingresó primero como tecnicismo, y sólo más tarde -y con poca frecuencia- fue adoptada en la lengua corriente.]
119 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase la siguiente enunciación en uno de los últimos trabajos de Freud, «Análisis terminable e interminable» (1937c), AE, 23, pág. 241: «Durante el trabajo con las resistencias, el yo sale del pacto en que reposa la situación analítíca».]
120 (Ventana-emergente - Popup)
[Otra alusión al método de Breuer, que Freud ya estaba empleando en la época en que escribió este artículo.]
121 (Ventana-emergente - Popup)
[Se refiere a otro artículo del Lexikon de Bum.]
122 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. la reseña de Forel (Freud, 1889a)
123 (Ventana-emergente - Popup)
[Estos peligros fueron exhaustivamente examinados en la primera parte de la reseña de Forel
124 (Ventana-emergente - Popup)
Un caso de curación por hipnosis. (1892-93)
Con algunas puntualizaciones sobre la génesis de síntomas histéricos por obra de la «voluntad contraria» (1892-93) «Ein Fall von hypnotischer Heilung nebst Bernerkurigen über die Entstehung hysterischer Symptome durch den "Gegenwillen"»
Ediciones en alemán
1892-93 Zeitschr. Hypnot., 1, nº 3, págs. 102-7, y nº 4, págs. 123-9. (Diciembre de 1892 y enero de 1893.)
1925 GS, 1, págs. 258-72,
1952 GW, 1, págs. 3-17.
Traducciones en castellano
1925 «Un caso de curación hipnótica y algunas obsesiones sobre la génesis de síntomas histéricos por "voluntad contraria"». BN (17 vols.), 10, págs. 295-310. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1943 Igual título. EA, 10, págs. 269-83. El mismo traductor.
1948 Igual título. BN (2 vols.), 1, págs. 167-73. El mismo traductor.
1953 Igual titulo. SR, 10, págs. 207-18. El mismo traductor.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 1, págs. 167-73. El mismo traductor.
1972 Igual título. BN (9 vols.), 1, págs. 22-9. El mismo traductor.
Este trabajo fue casi exactamente contemporáneo a la « Comunicación preliminar» de Breuer y Freud (1893a) . Algunas de las ideas que aquí se encuentran (v. gr., la de «voluntad contraría») hallaron cabida en obras posteriores de Freud, y establecen una especie de nexo entre sus escritos sobre hipnotismo y aquellos otros, en los que comenzaba a embarcarse, sobre la histeria. La concepción de que «el momento de la predisposición histérica» -en este caso, la fatiga física ofrece a la voluntad contraria la oportunidad para reafirmarse sugiere la influencia de Breuer y sus «estados hipnoides».
James Strachey.
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[Sobre esta paciente, la señora Emma vos N., versó luego el segundo historial clínico de Estudios sobre la histeria (1895d); véase especialmente AE, 2, pág. 72, 76, 79-80 y 109-10, Hay también una breve referencia al caso en la «Comunicación preliminar» (1893A AE, 2, pág. 30-1. Las descripciones del caso difieren en algunos detalles.]
131 (Ventana-emergente - Popup)

[«Fixiert», palabra que Freud empleó con diversos significados. Ya nos hemos encontrado con «Fixierung» en el sentido que le daban los hipnotistas, para designar la concentración de la mirada, (Véase el prólogo de Freud a su traducción de Bernheim, De la suggestion. . . (Freud, 1888-89), supra, pág. 87 y n. 7; su reseña del libro de Forel (Freud, 1889a), e «Hipnosis» (189ld) Dejando de lado este sentic1c especializado, en un número de casos, como el presente, la palabra es empleada con un significado bastante próximo al corriente: algo «fijado» es algo «establecido»
o «consolidado» de manera permanente. Por ejemplo, en la conferencia «Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos» (1893b), paralela a la «Comunicación preliminar», se habla de la «fijación» de un síntoma(AE, 3, pág. 34); en el trabajo en francés sobre las parálisis motrices (1893c), se menciona la«fijación» de una concepción o representación al recuerdo de un trauma; y otro caso de la «fijación» de un síntoma se halla en el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa(1896b), AE, 3, pág. 174. Un caso más dudoso figura en el Manuscrito L, que data de 1897, de la correspondencia con Fliess (Freud, 1950a). Pero el historia] clínico de «Dora» (1905e [19011), AE, 7, pág. 51, y varios casos de Tres ensayos de teoría sexual (1905d), esp. AE, 7, pág. 215, nos muestran que el término había alcanzado finalmente su sentido psicoanalítico de una detención en el desarrollo. Se advertirá que aun en este sentido psicoanalítico la palabra se emplea con dos acepciones: fijación de una pulsión a un objeto, y fijación de una pulsión a un cierto punto de su desarrollo. Estas dos acepciones corresponden a las dos clases de regresión temporal descritas en el «Apéndice A» al «Proyecto de psicología» (1950a). En verdad, como lo revela ese pasaje y las referencias que en él se dan, existe la más íntima conexión clínica entre fijación y regresión en estos sentidos.
Y quedan aún otros dos sentidos de «Fixierung» según la emplea Freud. En La interpretación de los sueños (190Cia), AE, 5, pág. 532, y en Esquema del psicoanálisis (1940a), AE, 23, pág. 158, se la usa con el sentido de «trascripción», concepto para el cual en otras ocasiones Freud utiliza «Niederschrilt» (p. ej., en la Carta52 a Fliess (1950a), y en «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, págs. 169-70). Mientras que en Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, págs. 59-60, se nos habla de la «fíjación» de una tradición en el sentido de su «registro».]
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[Hay en este período varias menciones de las «monjas» y los «muchachos bien criados»; véase, verbigracia, la «Comunicación preliminar» (1893a), AE, 2, pág. 36;la conferencia del mismo título (1893h), AE, 3, pág. 39; la contribución teórica de Breuer aEstudios sobre la histeria (Freud, 1895d), AE, 2, pág. 258;una de las notas de Freud a su traducción de las Leçons du mardi, de Charcot (Freud, 1892-94), y «Contribución a la teoría del ataque histérico» (1940d [1892]) o «consolidado» de manera permanente. Por ejemplo, en la conferencia «Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos» (1893b), paralela a la «Comunicación preliminar», se habla de la «fijación» de un síntoma(AE, 3, pág. 34); en el trabajo en francés sobre las parálisis motrices (1893c), se menciona la«fijación» de una concepción o representación al recuerdo de un trauma; y otro caso de la «fijación» de un síntoma se halla en el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa(1896b), AE, 3, pág. 174. Un caso más dudoso figura en el Manuscrito L, que data de 1897, de la correspondencia con Fliess (Freud, 1950a). Pero el historia] clínico de «Dora» (1905e [19011), AE, 7, pág. 51, y varios casos de Tres ensayos de teoría sexual (1905d), esp. AE, 7, pág. 215, nos muestran que el término había alcanzado finalmente su sentido psicoanalítico de una detención en el desarrollo. Se advertirá que aun en este sentido psicoanalítico la palabra se emplea con dos acepciones: fijación de una pulsión a un objeto, y fijación de una pulsión a un cierto punto de su desarrollo. Estas dos acepciones corresponden a las dos clases de regresión temporal descritas en el «Apéndice A» al «Proyecto de psicología» (1950a). En verdad, como lo revela ese pasaje y las referencias que en él se dan, existe la más íntima conexión clínica entre fijación y regresión en estos sentidos.
Y quedan aún otros dos sentidos de «Fixierung» según la emplea Freud. En La interpretación de los sueños (190Cia), AE, 5, pág. 532, y en Esquema del psicoanálisis (1940a), AE, 23, pág. 158, se la usa con el sentido de «trascripción», concepto para el cual en otras ocasiones Freud utiliza «Niederschrilt» (p. ej., en la Carta52 a Fliess (1950a), y en «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, págs. 169-70). Mientras que en Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, págs. 59-60, se nos habla de la «fíjación» de una tradición en el sentido de su «registro».]
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Me limitaré a añadir aquí que valdría la pena rastrear la objetivación de la voluntad contraria fuera de la histeria y del tic, puesto que es de tan frecuente ocurrencia también dentro del marco de lo normal. [Esta es una anticipación de Psicopatología de la vida cotidiana (1901b), donde, casi diez años después de haber sido escrito el presente artículo, vuelve a aparecer la «voluntad contraria» (AE, 6, págs. 153 y 267). Se la encuentra una vez más, también en relación con las operaciones fallidas, en la 49 de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 15, págs. 63 y sigs.]
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Prólogo y notas de la traducción de J-M. Charcot, Leçons du mardi de la Salpêtrière (1887-88) (1892-94)
Edición en alemán Aparentemente, no ha habido reimpresiones de estos textos en alemán.
La obra de Charcot fue publicada en París en 1888. La fecha de publicación de esta traducción de Freud plantea algunas dudas de tipo cronológico. Su prólogo está datado en «junio de 1892» y la portada de algunos ejemplares encuadernados del libro también lleva la fecha «1892», pero en la portada de otros ejemplares figura «1894». En verdad, la traducción apareció en varias entregas a lo largo de estos años. Freud envió una de ellas (probablemente la primera) a Fliess junto con su carta del 28 de junio de 1892, acompañada del siguiente comentario: «La entrega de Charcot que hoy te remito es en general satisfactoria, pero me han exasperado varios errores de acentuación y de ortografía en las pocas palabras
francesas citadas, que escaparon a la corrección. ¡Qué increíble descuido!».
El método de publicación por entregas dio origen a algunas incongruencias en las notas agregadas por Freud. Por ejemplo, hay en estas notas dos referencias a su estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas e histéricas (1893c), una de ellas anterior y la otra posterior a la aparición de ese trabajo, que tuvo lugar a fines de julio de 1893. Análogamente, hay dos referencias a la teoría de la histeria de Breuer y Freud, una casi con certeza anterior y la otra posterior a la «Comunicación preliminar» (1893a), que apareció a comienzos de enero de 1893. La primera de estas alusiones a la teoría de la catarsis bien puede ser también la más antigua ocasión en que se hizo mención de ella en una obra publicada; pero, desgraciadamente, no contamos con el material necesario para establecer la fecha exacta de la entrega en
cuestión.
Freud señaló a esta traducción un gran número de notas, en muchas de las cuales criticó agudamente las opiniones de Charcot. En Psicopatología de la vida cotidiana (1901b), aludiría a esto con un cierto tono de disculpa: «Había agregado al texto traducido unas notas sin solicitar para ello el permiso del autor, y años después tuve motivos para suponer que a él no le gustó esa arbitrariedad mía» (AE, 6, pág. 158). Esas notas versaban en gran medida sobre temas pura mente neurológicos; aquí sólo hemos incluido las que
poseen un interés psicológico.
Señalemos, por último, que Charcot murió el 16 de agosto de 1893, antes de que terminara de publicarse la versión alemana .
James Strachey
135 (Ventana-emergente - Popup)
[Armand Trousseau (1801-1867), médico francés cuyo Traité de thérapeutique fue un clásico durante mucho tiempo.]
136 (Ventana-emergente - Popup)
[La palabra francesa«fruste» significa, principalmente con relación a una moneda o medalla, «gastada» o «desgastada».]
137 (Ventana-emergente - Popup)
{«Hago morfología patológica, hago incluso un poco de anatomía patológica, pero no hago fisiología patológica; espero que la haga algún otro».}

1892-94 En J.-M. Charcot, Poliklinische Vorträge {Lecciones policlínicas}, 1, año académico 1887-88, Leipzig y Viena: Deutiche, págs. iii-vi.
[Puede señalarse que el propio Freud siguió en gran medida el método francés, al menos en sus primeros trabajos nosográficos, Véase, en particular, su primer artículo sobre la neurosis de angustia (1895b). La presente descripción de la manera de obrar de Charcot es -sintetizada por Freud en la nota necrológica que escribió tras su fallecimiento, dieciocho meses más tarde (1893f), AE, 3, pág. 14.]
138 (Ventana-emergente - Popup)
[«Erregungszuwachs». Véase el trabajo comparativo sobre las parálisis orgánicas e histéricas (1893c)
139 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase la sección IV de la «Comunicación preliminar» (1893a), AE, 2, págs. 39 y sigs. Véase también el bosquejo previo «Sobre la teoría del ataque histérico» (1940d), probablemente escrito por Freud hacia fines de 1892 139 (Ventana-emergente - Popup)
140 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. una nota mía a pie de página en «Un caso de curación por hipnosis... » (1892-93)
141 (Ventana-emergente - Popup)
{«La teoría es buena, pero eso no impide que las cosas sean como son».}
[Esta es quizá la anécdota predilecta de Freud sobre Charcot, y la narra en muchos lugares. En la nota necrológica que le dedicó a este (Freud, 1893]) -donde se encontrará una nómina de esos lugares-, el relato que ofrece es diferente; no aclara allí quién planteó la objeción («uno de nosotros»), e indica que lo que se debatía cri una cuestión mucho más simple: la validez de la teoría de Young-Hein.holtz sobre la visión cromática (AE, 3, pág. 15).]
142 (Ventana-emergente - Popup)
[El trabajo de Freud al que alude aquí (1893c) se publicó en realidad a fines de julio de 1893; la segunda referencia que hace a el ya es posterior a su publicación. En mi «Nota introductoria» a ese trabajo se encontrarán mayores detalles
143 (Ventana-emergente - Popup)
[Este comentario evidencia la creciente insatisfacción de Freud con respecto a la sugestión. (Véanse algunas puntualizaciones mías en la «Introducción» a los «Trabajos sobre hipnosis y sugestión»
144 (Ventana-emergente - Popup)
[A este mismo trabajo (1893c) se lo daba por inédito en una nota de Freud anterior
145 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase «Histeroepilepsia» (1888b)
146 (Ventana-emergente - Popup)
[En su nota necrológica con motivo del fallecimiento de Charcot (Freud, 1893]), AE, 3, pág. 24, Freud critica la teoría de la «famille névropathique» (el grupo de los trastornos nerviosos), donde Charcot incluía «todos aquellos trastornos del sistema nervioso que pueden sustituirse recíprocamente en la herencia», entre ellos la sífilis y la histeria.]
147 (Ventana-emergente - Popup)
Bosquejos de la «Comunicación preliminar» de 1893 (1940-41 [1892])
Los tres sintéticos textos que siguen fueron incluidos, entre los escritos póstumos de Freud, en el volumen 17 de las Gesammelte Werke. (Se hallarán más detalles bibliográficos en notas al pie de cada uno de ellos.) Los compiladores de esa edición en alemán nos han informado que los tres estuvieron en posesión de Breuer, quien los devolvió a Freud en 1909, un año después de publicarse la segunda edición de Estudios sobre la histeria (1895d). Freud acusó su recibo en una carta del 8 de octubre de 1909: «Muchísimas gracias por permitirme contar con los antiguos borradores y bosquejos, que me parecen de sumo interés. Respecto de los apuntes sobre el ataque histérico [Bosquejo C], debe de ser como usted
dice, pero no he conservado el manuscrito luego de darlo a la imprenta».
Aunque el segundo de estos esbozos no está fechado, poca duda cabe de que los tres fueron escritos hacia fines d e 1892, mientras Freud y Breuer preparaban la «Comunicación preliminar» que llevó por título «Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos» (1893a), incluida en el volumen 2 de esta edición,
y que se publicó los días 1º y 15 de enero de 1893.
En su mayor parte, estos bosquejos son sumamente compendiados, pero es posible discernir casi uno por uno todos sus elementos en la «Comunicación preliminar», donde se los enuncia en forma más inteligible. Existe, empero, una notable excepción. El «principio de constancia», expuesto con gran claridad, y quizá por vez primera, en la sección 5 del Bosquejo C, fue omitido por completo en l a «Comunicación preliminar», sin dar razón alguna de ello. Se hallará una amplia reseña de la historia de este principio en un a péndice, preparado por mí, sobre «El surgimiento e las hipótesis fundamentales de Freud» (AE, 3, págs. 63-5).
James Strachey
148 (Ventana-emergente - Popup)
[Edición en alemán: 1941: GW, 17, págs. 5-6. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»): 1955: «(A) Carta a Josef Breuer», SR, 21, págs. 19-20, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 3634; 1972: Igual título, BN (9 vols.» 1, págs. 50-1.}
El28 de junio de 1892, día anterior al de la fe cha de esta carta, Freud había escrito a Fliess diciéndole que «Breuer ha consentido en la publicación conjunta y completa de la teoría de la abreacción y de nuestros otros hallazgos sobre la histeria a que hemos llegado conjuntamente» (Freud, 1950a, Carta9), y agregaba: «Una parte de ellos [los Estudios sobre la histeria], que en un principio quise escribir solo, ya se encuentra lista». A ella probablemente se refiere Freud al comienzo de la presente carta.]
149 (Ventana-emergente - Popup)
[Exactamente estos dos mismos métodos alternativos de exposición fueron considerados por Freud en su último escrito, el fragmento póstumo «Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis» (1940b), AE, 23, pág, 283.]
150 (Ventana-emergente - Popup)
[Es este el más antiguo registro existente del «principio de constancia», enunciado con amplitud en el Bosquejo C,
151 (Ventana-emergente - Popup)
[Véanselas secciones 2, 3 y 4del Bosquejo C.]
152 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. el Bosquejo B, págs. 185-6.]
153 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto apunta al distingo entre la histeria «de predisposición» y la «traumática» ' mencionado infra, en el punto 5, y examinado al término del primer párrafo del Bosquejo B.]
154 (Ventana-emergente - Popup)
[En lugar de «son desplazamientos de sumas de excitación», una versión anterior, tachada en el manuscrito, rezaba: «Son ensayos de reacción, en parte por caminos anormales; en ellos lo histérico es que duren. El fundamento de su permanencia reside en la tesis c».]
155 (Ventana-emergente -Popup)
[Estas palabras están tachadas en el manuscrito.]
156 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase el Bosquejo G]
157 (Ventana-emergente - Popup)
( [Acerca de los estigmas histéricos, véase una nota mía de «La etiología de la histeria» (1896c), AE, 3, págs. 192-3.]
158 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase el final del primer párrafo del Bosquejo B

153
159 (Ventana-emergente - Popup)
[Véanse las secciones 3 y 4 del Bosquejo C.] 160 (Ventana-emergente - Popup)
[«Notiz "III"». Ediciones en alemán: 1941: GW, 17, págs. 17-8. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»): 1955: «Nota "III"», SR, 21, págs. 24-5, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 368-9; 1972: Igual título, BN (9 vols.), 1, pág. 54.}
Se trata, evidentemente, del borrador de la sección III de la «Comunicación preliminar» (1893a), AE, 2, págs. 37-9, lo cual explica su encabezamiento.]
161 (Ventana-emergente - Popup)
[Temprano uso del término por Freud. Para una reseña de la historia de este vocablo, véase mi «Nota introductoria» a «La indagatoria forense y el psicoanálisis» (1906c), AE, 9, págs. 84-5. Véase también el «Proyecto de psicología» (1950a)
162 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. la «Comunicación preliminar» (1893a), AE, 2, pág. 38. Aquí se presenta por primera vez en forma explícita lo que Freud luego llamaría «series complementarias», aunque ya se lo había mencionado en el Bosquejo A, punto 5. Para un examen cabal de este asunto, véase mí «Nota introductoria» al segundo trabajo de Freud sobre la neurosis de angustia (18951), AE, 3, págs. 120-1.]
163 (Ventana-emergente - Popup)
[La más antigua aparición de estetérmino de Breuer.]
164 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase el párrafo final del Bosquejo C, pág. 190.]
165 (Ventana-emergente - Popup)
[Si bien el sentido general de esta oración es claro, su redacción resulta confusa a causa de la omisión de una palabra en el manuscrito. Véase la última oración de la sección III de la «Comunicación preliminar» (1893a), AE, 2, pág. 39.]
166 (Ventana-emergente - Popup)
[«Unreagierbarkeit»; posiblemente se quiso poner «Unabreagíerbarkeit» {«carácter no abreaccionable»}.]
167 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase el comienzo de la sección V de la «Comunicación preliminar»,AE, 2, pág. 42.]
168 (Ventana-emergente - Popup)
«Zur Theorie des hysterischen Anfalls». Ediciones en alemán: 1940: Int. Z. Psychoanal.-Imago, 25, págs. 107-10; 1941: GW, 17, págs. 9-13. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»): 1955: «Sobre la teoría del acceso histérico», SR, 21, págs. 20-4, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 364-8; 1972: Igual título, BN (9 vols.), 1, págs. 51-3.}
El manuscrito original (datado en «Viena, fines de noviembre, 1892») es de puño y letra de Freud, no obstante lo cual los editores d- las Gesammelte Werke afirman que fue redactado en colaboración con Breuer. Es un borrador de la sección IV de la «Comunicación preliminar» (1893a), AE, 2, págs.39-42. Freud abordó el tema de los ataques histéricos en otros dos momentos de su carrera: lo hizo en «Apreciaciones generales sobre el ataque histérico» (1909a) y en «Dostoievski y el parricidio» (1928b). Véase también una de sus notas a su traducción de las Leçons du mardi, de Charcot (Freud, 1892-94)
169 (Ventana-emergente - Popup)
[En la «Comunicación preliminar» (AE, 2, pág. 39) se la llama «fase alucinatoria»,]
170 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase una nota mía a pie de página en «Un caso de curación por hipnosis ... » (1892-93), donde doy una lista completa de referencias sobre estas expresiones.]
171 (Ventana-emergente - Popup)
[«Erregungszuwachs»; véase el trabajo sobre las parálisis orgánicas e histéricas (1893c)
172 (Ventana-emergente - Popup)
[Este es el «principio de constancia»; véase mi «Nota introductoria»
173 (Ventana-emergente - Popup)
Algunas consideraciones con miras a un estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas e histéricas. (1893 [1888-93]) «Quelques considérations pour une étude comparative des paralysies motrices organiques et hystériques»
Ediciones en francés
1893 Arch. Neurol., 26, nº 77, págs. 29-43. (julio.)
1906 SKSN, 1, págs. 30-44. (1911, 2º ed.; 1920, 3º ed.; 1922, 4º ed.)
1925 GS, 1, págs. 273-89.
1952 GW, 1, págs. 39-55.
Traducciones en castellano
1934 «Estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas e histéricas». BN (17 vols.), 11, págs. 165-84. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1943 Igual título. EA, 11, págs. 153-69. El mismo traductor.
1948 Igual título. BN (2 vols.), 1, p ágs. 193-200. El mismo traductor.
1953 Igual título. SR, 11, págs. 123-36. El mismo traductor.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 1, págs. 192-200. El mismo traductor.
1972 Igual título. BN (9 vols.), 1, págs. 13-21. El mismo traductor.
Este trabajo, redactado en francés, fue resumido por Freud bajo el número XXVIII en el sumario de sus primeros escritos científicos (1897b), AE, 3, pág. 241.

154
Ernest Jones (1953, págs. 255-7) relató en detalle los prolongados antecedentes de este artículo.
Aparentemente, el tema de esta indagación le fue sugerido a Freud por Charcot en febrero de 1886, poco antes de que aquel partiera de regreso desde París. En su «Informe sobre mis estudios en París y Berlín» ( 1956a), escrito en abril de 1886, al poco tiempo de su llegada a Viena, Freud afirma que de su intercambio de ideas con Charcot «nació un trabajo destinado a publicarse en Archives de Neurologie, que se titula "Comparación de la sintomatología histérica con la orgánica"» (ver nota). Parecería, pues, que el artículo ya había sido escrito en esa fecha temprana; pero en upa carta que envió a Fliess algo más de dos años después, el 28 de mayo de 1888, le dice: «. . he concluido el primer borrador de las "parálisis histéricas", sin que pueda predecir cuándo terminaré e l segundo» (Freud, 1950a, Carta 4). Tres meses más tarde, el 29 de agosto, le escribe: «Por fin me encuentro a punto de terminar el trabajo sobre las parálisis histéricas y orgánicas, con el que me siento bastante satisfecho» (ibid., Carta 5). Además, en su prólogo (también datado en «Agosto de 1888») a su traducción del libro de Bernheim sobre la sugestión (Freud, 1888-89), refiriéndose a este tema alude a «un trabajo de próxima aparición». Siguen a ello cinco años de completo silencio al respecto, quebrado una vez más en una carta a Fliess, la del 30 de mayo de 1893: « El libro que hoy te envío no es muy interesante. El [artículo] de las parálisis histéricas, más breve pero más interesante, aparecerá a comienzos de junio» (ibid., Carta 12). Y el 10 de julio apunta: «"Parálisis histéricas" debía de haber aparecido ya hace tiempo; probablemente se publique en la entrega de agosto; se trata de un artículo muy breve. [ ... ] Quizá recuerdes que ya pensaba en estas cuestiones cuando tú eras mi alumno, y que una d e las clases que di entonces en la universidad versó sobre ellas» (ibid., Carta 13). Aludía sin duda a mis clases en Viena, a algunas de las cuales asistió Fliess en el otoño de 1887. Finalmente, en otra carta
(inédita) a Fliess, del 24 de julio de 1893, a punta: «"Parálisis histéricas" ha aparecido por fin».
No hay nada que pueda revelarnos la índole de las «causas accidentales y personales» de que Freud habla aquí (pág. 197), que darían cuenta de los cinco años de demora en publicar un manuscrito ya terminado en apariencia. No podemos afirmar si también este fue escrito en francés, pero es probable que lo fuera, aunque en el «Informe de París» Freud consignara su título en alemán; pues, como hemos visto, en la época de su primitivo intercambio de ideas Charcot parece haberle prometido que publicaría el fruto de las indagaciones de Freud en Archives de Neurologie, y así lo hizo siete años más tarde -apenas un par de
semanas antes de su imprevisto deceso-.
Hay, empero, una posible explicación de la demora, v inculada con la posición que ocupa este trabajo en la «divisoria de aguas» de los escritos neurológicos y psicológicos de Freud. Las primeras tres secciones están dedicadas por entero a la neurología y fueron redactadas seguramente en 1888 (si no en 1886); pero la cuarta debe datar de 1893, aunque sólo sea porque cita la «Comunicación preliminar» de Breuer y Freud, que apareció a c omienzos de ese año. De hecho, toda esta última sección se basa completamente en las nuevas ideas con que Breuer y Freud habían comenzado a manejarse: la represión, la abreacción, el principio de constancia, están tácitos aquí, si bien no se los menciona de manera explícita. Freud había intimado con estas ideas desde 1887, aproximadamente, y en años posteriores ellas lo absorbieron más y más. No es imposible que al concluir el primer borrador de este trabajo ya tuviera una vaga presunción de que los hechos en él mencionados podían elucidarse mediante esas nuevas ideas, y por ese motivo
postergara su publicación mientras ahondaba en la materia.
Por último, puede señalarse un aspecto que, aunque secundario, interesa como anuncio de algo venidero: me refiero a l párrafo próximo al final del artículo, que es, tal vez, la primera breve incursión de Freud en la antropología social en una d e sus obras publicadas.
James Strachey
174 (Ventana-emergente - Popup)
[En el resumen de este trabajo en alemán, hecho por Freud en el sumario de sus primeros escritos científicos (1897b), AE, 3, pág. 241, dejó sin traducir los dos términos franceses.] Aparentemente, el tema de esta indagación le fue sugerido a Freud por Charcot en febrero de 1886, poco antes de que aquel partiera de regreso desde París. En su «Informe sobre mis estudios en París y Berlín» ( 1956a), escrito en abril de 1886, al poco tiempo de su llegada a Viena, Freud afirma que de su intercambio de ideas con Charcot «nació un trabajo destinado a publicarse en Archives de Neurologie, que se titula "Comparación de la sintomatología histérica con la orgánica"» (ver nota). Parecería, pues, que el artículo ya había sido escrito en esa fecha temprana; pero en upa carta que envió a Fliess algo más de dos años después, el 28 de mayo de 1888, le dice: «. . he concluido el primer borrador de las "parálisis histéricas", sin que pueda predecir cuándo terminaré e l segundo» (Freud, 1950a, Carta 4). Tres meses más tarde, el 29 de agosto, le escribe: «Por fin me encuentro a punto de terminar el trabajo sobre las parálisis histéricas y orgánicas, con el que me siento bastante satisfecho» (ibid., Carta 5). Además, en su prólogo (también datado en «Agosto de 1888») a su traducción del libro de Bernheim sobre la sugestión (Freud, 1888-89), refiriéndose a este tema alude a «un trabajo de próxima aparición». Siguen a ello cinco años de completo silencio al respecto, quebrado una vez más en una carta a Fliess, la del 30 de mayo de 1893: « El libro que hoy te envío no es muy interesante. El [artículo] de las parálisis histéricas, más breve pero más interesante, aparecerá a comienzos de junio» (ibid., Carta 12). Y el 10 de julio apunta: «"Parálisis histéricas" debía de haber aparecido ya hace tiempo; probablemente se publique en la entrega de agosto; se trata de un artículo muy breve. [ ... ] Quizá recuerdes que ya pensaba en estas cuestiones cuando tú eras mi alumno, y que una d e las clases que di entonces en la universidad versó sobre ellas» (ibid., Carta 13). Aludía sin duda a mis clases en Viena, a algunas de las cuales asistió Fliess en el otoño de 1887. Finalmente, en otra carta
(inédita) a Fliess, del 24 de julio de 1893, a punta: «"Parálisis histéricas" ha aparecido por fin».
No hay nada que pueda revelarnos la índole de las «causas accidentales y personales» de que Freud habla aquí (pág. 197), que darían cuenta de los cinco años de demora en publicar un manuscrito ya terminado en apariencia. No podemos afirmar si también este fue escrito en francés, pero es probable que lo fuera, aunque en el «Informe de París» Freud consignara su título en alemán; pues, como hemos visto, en la época de su primitivo intercambio de ideas Charcot parece haberle prometido que publicaría el fruto de las indagaciones de Freud en Archives de Neurologie, y así lo hizo siete años más tarde -apenas un par de
semanas antes de su imprevisto deceso-.
Hay, empero, una posible explicación de la demora, v inculada con la posición que ocupa este trabajo en la «divisoria de aguas» de los escritos neurológicos y psicológicos de Freud. Las primeras tres secciones están dedicadas por entero a la neurología y fueron redactadas seguramente en 1888 (si no en 1886); pero la cuarta debe datar de 1893, aunque sólo sea porque cita la «Comunicación preliminar» de Breuer y Freud, que apareció a c omienzos de ese año. De hecho, toda esta última sección se basa completamente en las nuevas ideas con que Breuer y Freud habían comenzado a manejarse: la represión, la abreacción, el principio de constancia, están tácitos aquí, si bien no se los menciona de manera explícita. Freud había intimado con estas ideas desde 1887, aproximadamente, y en años posteriores ellas lo absorbieron más y más. No es imposible que al concluir el primer borrador de este trabajo ya tuviera una vaga presunción de que los hechos en él mencionados podían elucidarse mediante esas nuevas ideas, y por ese motivo
postergara su publicación mientras ahondaba en la materia.
Por último, puede señalarse un aspecto que, aunque secundario, interesa como anuncio de algo venidero: me refiero a l párrafo próximo al final del artículo, que es, tal vez, la primera breve incursión de Freud en la antropología social en una d e sus obras publicadas.
James Strachey
174 (Ventana-emergente - Popup)
175 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf, La concepción de las afasias (1891b), pág. 52.]
176 (Ventana-emergente - Popup)
Señalaré de paso que el importante carácter de la parálisis histérica de la pierna comprobado por Charcot de acuerdo con Todd, a saber, que el histérico arrastra la pierna como una masa muerta en lugar de ejecutar la circunducción con la cadera que es propia de la hemiplejía ordinaria, se explica fácilmente por el rasgo de la neurosis que he mencionado. En la hemiplejía orgánica, la parte central de la extremidad queda siempre un poco indemne, el enfermo puede agitar la cadera y aprovecha esto para ese movimiento de circunducción que hace adelantar la pierna. En la histeria, la parte central (la cadera) ya no goza de ese privilegio, la parálisis es tan completa en ella como en la parte periférica, y, en consecuencia, la pierna tiene que ser arrastrada como una masa. [Véase la traducción alemana de las Leçons du mardi (Freud, 1892-94), págs. 251-2, donde Charcot cita a Todd, 1856, pág. 21. Freud había apuntado esta característica en su muy temprano artículo «Observación de un case> severo de hemianestesia en un varón histérico» (1886d)
177 (Ventana-emergente - Popup)
[Uno de ellos era, sin duda, el de Anna 0., tratado por Breuer. y que posteriormente sería incluido en Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, págs. 50-1.]
178 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta afirmación, como muchas otras del artículo, ya aparece en «Histeria» (1888b), confirmando que su autoría debe atribuirse a Freud ]
179 (Ventana-emergente - Popup)
{O sea, caracterizadas como tales sobre la base de su rasgo dominante.}
180 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud, 1891b]
181 (Ventana-emergente - Popup)
[Se hallará una enunciación muy semejante en «Histeria» (1888b)]
182 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud apeló a este hecho para explicar uno de los puntos de la teoría de la formación del sueño; véaseLa interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 555.]
183 (Ventana-emergente - Popup)
[Una de las escasísimas ocasiones (y tal vez la más antigua) en que se presenta la palabra en los escritos de Freud. Para más datos, véase una nota mía en Estudios sobrela histeria (1895d), AE, 2, pág. 68.]
184 (Ventana-emergente - Popup)
[En el historial clínico de la señora Emmy von N. ( AE, 2,pág. 108), Freud menciona, en apoyo de la presente teoría, su síntoma de anorexia.]
185 (Ventana-emergente - Popup)
Breuer yFreud, 1893.
186 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. una nota mía en «La etiología de la histeria» (1896c), AE, 3, págs. 192-3]
187 (Ventana-emergente - Popup)
[Véanse mis puntualizaciones acerca de esta expresión en un «Apéndice» al primer trabajo de Freud sobre las neuropsicosis de defensa(1894a), AE, 3, págs. 66 y s igs. Breuer emplea el término «Allektwert», equivalente más

155
literal de la expresión francesa«valeur alleclíve». Cf. Estudios sobre la histeria (1895d), AB, 2, pág. 224, n. 19.]
188 (Ventana-emergente - Popup)
[Aparentemente, esta frase fue utilizada en una sola ocasión más, en la conferencia «Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos» (1893h), AE, 3, pág. 38. («Reizzuwüchse» {«aumentos de estímulo»} figura también en «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, pág. 226). El término «Erregungszuwachs» {«aumento de excitación»} aparece en una nota de Freud a su traducción de las leçons du mardi, de Charcot (Freud, 1892-94), en «Contribución a la teoría del ataque histérico» (1940d [18921), y en el Manuscrito E de la correspondencia con Hess (Freud, 1950a). Breuer lo emplea también dos veces en su contribución teórica a Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pág. 211.] 188 (Ventana-emergente - Popup)
189 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Un caso de curación por hipnosis. . . » (1892-93)
190 (Ventana-emergente - Popup)
Fragmentos de la correspondencia con F liess (1950 [1892-99])
Edición en alemán
1950 En M. Bonaparte, A. Freud y E. Kris, cds., Aus den Anfängen der Psychoanalyse, Londres: Imago Publishing Co.
Traducciones en castellano
1956 Los orígenes del psicoanálisis. SR, 22, págs. 13-372. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 630-882.
1972 Igual título. BN (9 vols.), 9, págs. 3433-656.
La historia de la relación de Freud con Wilhelm Fliess (1858-1928) ha sido narrada ampliamente por Ernest Jones en el capítulo XIII del primer volumen de su biografía de Freud (Jones, 1953) y por Ernst Kris en su «Estudio preliminar» a la edición de este epistolario en alemán. Aquí bastará decir que Fliess era un otorrinolaringólogo residente en Berlín, con quien Freud mantuvo una voluminosa e íntima correspondencia entre 1887 y 1902; hombre de gran talento, tenía muy vastas inquietudes intelectuales referidas a la biología general, si bien las teorías por él propuestas en este campo son consideradas hoy excéntricas y bastante insostenibles. Sin embargo, se mostró más accesible a las ideas de Freud que cualquier otro de sus contemporáneos. Consecuentemente, este le comunicó sus pensamientos con la mayor libertad, no sólo en sus cartas sino en una serie de trabajos {aquí denominados «Manuscritos»} donde expuso de manera orgánica el desarrollo de sus concepciones, y que en algunos casos son los primeros esbozos de sus publicaciones posteriores. De ellos, el más importante es uno de gran extensión (unas cuarenta mil palabras) al que se ha titulado «Proyecto de psicología»; pero la serie completa de trabajos, pertenecientes al período formativo de las teorías psicoanalíticas de Freud que culminó con La interpretación de los sueños
(1900a), merece el más atento estudio.
Estos escritos, y aun el hecho mismo de su existencia, eran totalmente desconocidos hasta la época de la Segunda Guerra Mundial. Ernest Jones, en el capítulo citado de su biografía, hace también el melodramático relato de su descubrimiento y rescate. Nuestra principal deuda al respecto es para la princesa Marie Bonaparte, quien no sólo adquirió en primer lugar los originales sino que tuvo además el
notable coraje de desafiar el empeño del autor, su maestro, por destruirlos.
En la edición en alemán de 1950 {AdA) sólo se publicaron estos escritos en forma parcial, y para la Standard Edition hemos hecho una nueva selección, escogiendo: a) el «Proyecto de psicología»; b) todos los «Manuscritos» menos uno, y c) aquellos fragmentos de las cartas que parecían guardar una relación significativa con la historia del psicoanálisis y la evolución de las concepciones de Freud. Conviene que el lector tenga presente que, en estas cartas y manuscritos, el propósito del autor no era dar elaborada expresión a sus opiniones, que a menudo se exponen en forma muy resumida. No hay que sorprenderse,
pues, de la presencia ocasional de incongruencias y de puntos oscuros.
La presente traducción se basa en AdA, pero se ha cotejado el original, y allí donde se encontraron diferencias importantes con esa edición se las ha corregido, agregando siempre en tales casos una nota aclaratoria. He respetado, a fin de facilitar las referencias, las letras con que se designan los «Manuscritos» así como la numeración de las cartas en AdA; y por razones que se explican más adelante, también aquí he separado el «Proyecto de psicología» del resto de la correspondencia, situándolo al final del volumen.
James Strachey
191 (Ventana-emergente - Popup)
[Sin fecha, Los editores de AdA, pág. 74n., sugieren que fue escrito hacia fines de 1892. De todos modos, trata casi los mismos temas que el Manuscrito B, para el cual se estableció como fecha el 8 de febrero de 1893. Todos estos primeros manuscritos, hasta el Manuscrito E inclusive, versan fundamentalmente sobre la neurosis de angustia y la neurastenia, cuestiones que alcanzaron su mayor desarrollo en el primer trabajo sobre la neurosis de angustia (1895b), publicado el 15 de enero de 1895. Este manuscrito presenta una singularidad casi única: la de estar redactado, por alguna razón desconocida, en caracteres latinos, y no en los góticos habituales en Freud. En una carta a Ernest Jones del 20 de noviembre de 1926, Freud le dice: «Quedará asombrado si le revelo cuál es el verdadero motivo que obstaculiza mi correspondencia con usted. Es un ejemplo clásico de las mezquinas limitaciones a que está sujeta nuestra naturaleza. Ocurre que a mí me es muy difícil escribir en alemán con caracteres latinos tal como lo estoy haciendo ahora. Me abandona por completo e Instantáneamente la fluidez en un plano más elevado, diríamos la inspiración. Usted me ha manifestado a menudo que no puede leer la escritura gótica» (Jones, 1957, pág. 138).]
192 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud parece preguntarse si el coitus reservatus es una noxa cuando no existen antecedentes de masturbación. Responde por la afirmativa en el Manuscrito B
193 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta analogía con un circuito eléctrico recurre en varios otros lugares; por ejemplo, en el segundo trabajo sobre la neurosis de angustia (1895f), AE, 3, pág. 138 y n.]
194 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta subestimación de la importancia etiológica del trabajo excesivo se repite mucho en los primeros escritos de Freud; por ejemplo, en el primer artículo sobre la neurosis de angustia (1895b), AE, 3, pág. 105, y en «La sexualidad en la etiología de las neurosis» (1898a), AE, 3, pág. 265. Hizo algunas salvedades con respecto a esta opinión en «Análisis terminable e interminable» (1937c), AE, 23, pág. 228, n. 11.]
195 (Ventana-emergente - Popup)

[Fechado (según el matasellos) el 8 de febrero de 1893. Como lo indica la oración inicial, se trata de una nueva versión de un trabajo anterior que no ha sobrevivido. En una carta inédita a Fliess del 5 de enero de1893, Freud le dice: «Estoy reescribiendo el asunto sobre las neurosis». Aquí, como sucede con frecuencia en este período, Freud entiende por «neurosis» la neurastenia y la neurosis de angustia, que más adelante designaría «neurosis actuales». (VéaseEstudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pág. 107; la conferencia «Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos» (1893b), AE, 3, pág. 40, y «La sexualidad en la etiología de las neurosis» (1898a), AE, 3, pág. 271, n. 12.) Lo esencial de este manuscrito reemergió unos dos años más tarde en el primer trabajo sobre la neurosis de angustia (1895b).]
196 (Ventana-emergente - Popup)
[La «Comunicación preliminar» de Breuer y Freud (Freud, 1893a) había sido publicada un mes antes.] 196 (Ventana-emergente - Popup)
197 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud desarrolló minuciosamente esta fórmula etnológica en su segundo trabajo sobre la neurosis de angustia (18951), AE, 3, págs. 134 y sigs.]
198 (Ventana-emergente - Popup)
[Se ignora el motivo de este entrecomillado.]
199 (Ventana-emergente - Popup)
[La exposición más completa de las opiniones de Freud con respecto a la masturbación se encuentran en sus «Contribuciones para un debate sobre el onanismo» (1912f). Un último comentario suyo acerca del tema, en agosto de 1938, cuando ya estaba próximo a morir, figura entre unas anotaciones reunidas bajo el título «Conclusiones, ideas, problemas» (19411), AE, 23, pág. 302. En mi «Nota introductoria» al mencionado debate(AE, 12, págs. 249-50) se hallará una lista de otras referencias.]
200 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta parece ser la primera oportunidad datable en que Freud usó la expresión, aunque ya había aparecido en el Manuscrito A. Se hallarán algunas consideraciones sobre la historia de la expresión en una nota mía del primer trabajo de Freud acerca de la neurosis de angustia (1895b), AE, 3, pág. 92, n. 3.]
201 (Ventana-emergente - Popup)
[Estos síntomas fueron examinados en «Un caso de curación por hipnosis ... » (1892-93), publicado muy poco antes de la fecha del presente manuscrito
202 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta misma palabra, «abtrennen», aparece en el título del primer trabajo sobre la neurosis de angustia(1895b). Gran parte de la sintomatología de la neurosis tratada en ese artículo se menciona ya en este manuscrito, aunque la teoría en que se basa sólo emerge en el Manuscrito E
203 (Ventana-emergente - Popup)
[En lo sucesivo, Freud manifestó en varias oportunidades esta misma opinión; véase verbigracia, «La etiología sexual de las neurosis» (1898a), AE, 3, pág. 270.]
204 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA sigue aquí el Manuscrito C (sin fecha), que es en realidad una carta en la que Freud se ocupa fundamentalmente de un trabajo de Fliess. Lo hemos omitido.]
205 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 6 de octubre de 1893.]
206 (Ventana-emergente - Popup)
[Este caso fue discutido por Freud, con algunos otros detalles, en sus dos trabajos sobre la neurosis de angustia (1895b), AE, 3, pág. 105 y (1895f), AE, 3, pág. 127.]
207 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. el Manuscrito I, pág. 254.]
208 (Ventana-emergente - Popup)
[«Neurosis de» no figura en AdA, pág. 89.]
209 (Ventana-emergente - Popup)
[Sin fecha. Los editores de AdA le asignaron en forma provisional una fecha algo anterior a la de la Carta 18 del 21 de mayo de 1894, donde (en un pasaje no reproducido en la presente edición) parece aludirse a este manuscrito. Tiene el aspecto de un bosquejo preliminar de un libro que nunca fue escrito.]
210 (Ventana-emergente - Popup)
cf. el «Proyecto de psicología», parte I, sección 1
211 (Ventana-emergente - Popup)
Temprana alusión a la teoría de Freud sobre los fundamentos químicos de la sexualidad, cuestión que para él estaba muy íntimamente ligada con Fliess, como lo muestran varios párrafos de estas cartas. Cf. el «Proyecto»
212 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 21 de mayo de 1894. Fue escrita en el intervalo de publicación de los dos números sucesivos de la revista en que apareció el primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a).]
213 (Ventana-emergente - Popup)
[Se hace referenciaa la senilidad en el primer artículo sobre la neurosis de angustia (1895b), AE, 3, págs. 102 y 110.]
214 (Ventana-emergente - Popup)
[Al parecer, Freud no volvió a hacer mención de la «conflagración».]
215 (Ventana-emergente - Popup)
[El concepto de «cantidad» es sometido a un detenido examen en el «Proyecto»
216 (Ventana-emergente - Popup)
[Sin fecha. Los editores de AdA lo datan (aunque sin mucha convicción) en junio de 1894. Sea como fuete, no puede haber sido escrito mucho tiempo antes del primer artículo sobre la neurosis de angustia (1895b), que se publicó el 15 de enero de 1895, y del cual el presente manuscrito es un bosquejo preliminar bastante completo. - Este manuscrito, así como varios de los escritos que siguen, versa en gran medida sobre la teoría de la trasposición de la tensión sexual acumulada en angustia, trasposición que obedecía, según Freud, a la imposibilidad de descargar la tensión por vías psíquicas.]
217 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original se lee: «Also eine fortgesetzte, erinnerte, hysterische Angst ivar die der Angstneurose nicht». En AdA, pág. 99, se- omite«der», quedando la frase así: «Entonces, la neurosis de angustia no era una angustia histérica. . .».]
218 (Ventana-emergente - Popup)
[El nexo entre la limpieza, la m inuciosidad pedante y las obsesiones sería muy destacado y ampliado por Freud más adelante. Cf. «Carácter y erotismo anal» (1908b).]
219 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original se lee «ältere Leute, deren Potenz nachlässt», cláusula omitida en AdA, pág. 100.]
220 (Ventana-emergente - Popup)
[La palabra «sexualen», que aparece al final de esta oración, fue omitida en AdA, pág. 100. A esta concepción sobre la génesis de la angustia, aquí enunciada quizá por primera vez, Freud adhirió hasta una etapa avanzada de su vida. Sus opiniones cambiantes al respecto son reseñadas en mi «Introducción» aInhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, págs. 74 y sigs.]
221 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto recibe un desarrollo pleno en el Manuscrito G, Freud utiliza con frecuencia el término «melancolía» para casos

157
en que la psiquiatría moderna hablaría de «depresión».] 235 (Ventana-emergente -Popup)
222 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase el trabajo sobre las parálisis orgánicas e histéricas (1893c) 223 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. el «Proyecto», parte I, sección 1 (pág. 341) y sección II
224 (Ventana-emergente - Popup)
[Se hallará un comentario acerca del concepto de «grupos psíquicos» en una nota mía al primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, pág. 47.]
225 (Ventana-emergente - Popup)
[Este es, posiblemente, el registro más antiguo del término «libido» en los escritos de Freud. Véase una nota mía al primer trabajo sobre la neurosis de angustia (1895b), AE, 3, pág. 102.]
226 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA, pág. 101, la palabra «física» de esta última oración no figura. - Es dudoso que el término «ligada» (que aquí aparece por primera vez) sea empleado con el mismo sentido técnico que Freud le dio luego en el «Proyecto». Se advertirá que en estos primeros escritos la «libido» es considerada esencialmente «psíquica», aunque todavía no queda claro si eso significa algo idéntico a «conciente». Véase el posterior desarrollo de este punto en el Manuscrito G, y algunas puntualizaciones en mi «Nota introductoria» al primer trabajo sobre la neurosis de angustia (1895b), AE, 3, pág. 89.]
227 (Ventana-emergente - Popup)
[«EntIremdung», palabra utilizada también en el primer trabajo sobre la neurosis de angustia(1895b), AE, 3, pág. 110.]
228 (Ventana-emergente - Popup)
[«Hier kann Libido enthalten sein, aber nicht gleicbzeitig, mit Angst». Esta oración fue omitida en AdA, pág. 102.]
229 (Ventana-emergente - Popup)
[Se hallarán algunas consideraciones al respecto en mi «Introducción» aInhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, págs. 79-80,]
230 (Ventana-emergente - Popup)
[Estos dos historiales clínicos, fechados el 18 y el 20 de agosto de 1894, fueron incluidos en dos cartas sucesivas. No se ha encontrado explicación acerca del título del manuscrito.]
231 (Ventana-emergente - Popup)
{«Todo animal está triste después del coito».}
[No se ha podido descubrir el origen de esta cita.]
232 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Reichenau el 29 de agosto de 1894. - No queda en claro si la numeración de estos dos casos continúa la de los dos del Manuscrito F.]
233 (Ventana-emergente - Popup)
[Sin fecha. Los editores de AdA, basándose en el matasellos de un sobre que aparentemente le corresponde, lo han datado el 7 de enero de 1895. Según eso, este manuscrito sería posterior al primer trabajo acerca de la neurosis de angustia (1895b) -que se publicó el 15 de enero de ese año---, con el cual se conecta.]
234 (Ventana-emergente - Popup)
[El método de considerar las formas extremas de una enfermedad como «tipo» de ella fue tomado por Freud de Charcot. Véase su prólogo a su traducción de las leçons du mardi, de Charcot (Freud, 1892-94)] La figura que sigue es notable y merece atento examen. Ella esclarece muchos puntos, no sólo del presente manuscrito, sino de otros escritos contemporáneos de Freud -en especial su primer trabajo sobre la neurosis de angustia ( 1895b); cf. AE, 3, págs. 89 y 108-]
236 (Ventana-emergente - Popup)
[O sea, el grupo de representaciones con las que entra en relación la tensión sexual física luego de alcanzar un cierto umbral, y que luego tramitan y procesan psíquicamente esa tensión - Aquí, como en otros lugares de esta correspondencia, Freud utiliza numerosas abreviaturas. No lo hace de manera uniforme, y no siempre es fácil inferir la palabra a la cual sustituye. Por ejemplo, en este párrafo él mismo explica que «ps. S.» representa «grupo, sexual psíquico», pero una docena de líneas más abajo nos encontramos con «p. S.» para lo que sin duda es idéntica expresión, y luego, con «ps. G.». Debe señalarse que en AdA la abreviatura «s, S.» es explicitada en repetidas ocasiones como «somatische Sexualspannung» {«tensión sexual somática»}, lo cual es erróneo, ya que el propio Freud indica expresamente que ella designa «somatische Sexualerregung» {«excitación sexual somática»}.]
237 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto sería extensamente examinado en el «Proyecto»;
238 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud retornó este tema en las secciones 6 y 12 de la parte I del «Proyecto»; cf. esp, pág. 351. Consideraciones suyas similares se encuentran en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, págs. 29-30, y en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, págs. 158-60. La analogía con una «herida abierta» aparece también en «Duelo y melancolía» (1917e), AE, 14, pág. 250.]
239 (Ventana-emergente - Popup)
[Hemos puesto esta oración entre paréntesis porque de lo contrario nos parece que interferiría en la argumentación. Lo que sigue es una comparación de la neurastenia, no con la manía, sino con la melancolía.]
240 (Ventana-emergente - Popup)
[Anexo a una carta (inédita) del 24 de enero de 1895. - Es este el primero de numerosos estudios de Freud sobre la paranoia. Doy un resumen de ellos en mi «Nota introductoria» al análisis de Schreber (1911c), AE, 12, págs. 4-6. Más
o menos un año después del presente manuscrito, Freud volvió a hacer un examen (menos interesante) del tema en el Manuscrito K, que luego, ampliado, constituyó la sección III del segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), AE, 3, págs. 175 y sigs. Si bien aquí se indaga en el mecanismo de la proyección, no hay ninguna vislumbre de que la afección tenga un fundamento en la homosexualidad. Esa teoría fue dada a conocer por primera vez en el análisis de Schreber (AE, 12, pág. 41), aunque allí nos dice Freud que había estado estudiando el problema junto con Jung y Ferenczi «en los últimos años». Ernest Jones (1955, págs. 303 y 281) menciona que Freud había planteado el asunto a Ferenczí el 11 de febrero de 1908 -en una carta que Jones cita en parte y lo había discutido con Jung unos días antes, el 27 de enero. En esa carta a Jung, asevera Jones, Freud decía que Fliess le había enseñado esto. Presumiblemente lo hizo de palabra, ya que en las publicaciones de Fliess no hay indicio alguno de ello. Ahora bien: hace poco se descubrió un memorando (hasta ahora inédito) que Freud envió a Jung y que versa sobre la teoría de la paranoia con bastante detalle; y tampoco en él hay trazas del fundamento homosexual. Aunque ese memorando no tiene fecha, se lo halló junto a otras cartas dirigidas a Jung que datan del primer semestre de 1907. Es probable, entonces, que la nueva teoría fuese concebida en el segundo semestre de ese año, y que Freud sólo la hubiese considerado seriamente poco antes de enviar las dos cartas a Jung y Ferenczi antes mencionadas.]
241 (Ventana-emergente - Popup)
[Lessing, Emilia Galotti, acto IV, escena 7. La misma cita aparece en un trabajo inconcluso de Freud, «Personajes psicopáticos en el escenario» (1942a [1905-061), AE, 7, pág. 281.]
242 (Ventana-emergente - Popup)
[Estadio intermedio, muy pronto abandonado por Freud, entre la sugestión hipnótica propiamente dicha y la

158
asociación libre. Véase mi «Introducción» a los «Trabajos sobre hipnosis y sugestión»]
243 (Ventana-emergente - Popup)
[Respecto de la expresión «reprimido adrede», utilizada a menudo por Freud en este período, véase una nota mía en la «Comunicación preliminar» (1893a), AE, 2, pág, 36.] 243 (Ventana-emergente - Popup)
244 (Ventana-emergente - Popup)
[En este enunciado emerge por primera vez el concepto de proyección, cuya primera aparición en una obra publicada se encuentra en el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa(1896b), AE, 3, pág.183, aunque allí se lo trata de manera mucho más sumaria que aquí.]
245 (Ventana-emergente - Popup)
[«Misbrauch» al final del párrafo en el original; en AdA figura erróneamente«Ausbruch» {«estallido »}. ]
246 (Ventana-emergente - Popup)
[Alude a las secuelas de la guerra franco-prusiana de 1870]
247 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original falta el verbo; en AdA, pág. 124, se agregó «verschoben» {«desplazado»}, que no es muy convincente. De acuerdo con el resumen hecho por Freud en la figura 4, sería«erledigt» {«tramitado»}.]
248 (Ventana-emergente - Popup)
[En este punto del original leemos «Psychoneurose die einzige» {«psiconeurosis la única»}, palabras estas bastante enigmáticas, que en AdA, pág. 124, se omiten.]
249 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 4 de marzo de 1895. ]
250 (Ventana-emergente - Popup)
[Un hospital privado de Viena. - «Rudi» es el sobrenombre familiar para «Rudolf».]
251 (Ventana-emergente - Popup)
[Este es quizás el primer registro que existe de un «sueño de comodidad» guiado por el cumplimiento de deseo; fue presentado luego por Freud en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, págs. 144-5 y 245. Volvió a apelar a este ejemplo en Esquema del psicoanálisis (194Ga), AE, 23, pág. 168.]
252 (Ventana-emergente - Popup)
[Sin fecha. Este manuscrito no formaba parte del resto de la colección, sino que estaba en poder del doctor Robert Fliess, en Nueva York. En un fragmento no publicado aquí de la Carta 22 parece hacerse referencia a este documento como si hubiera sido redactado poco antes que esa carta. - Tanto Freud como Fliess sufrían de migrañas. Cf. Jones (1953, pág. 339) y Psicopatología de la vida cotidiana (1901b), AE, 6, pág. 28.]
253 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original se lee «Durch viele Momente»,palabra esta última sustituida en AdA, pág. 126, por «Monate» {«meses»}.]
254 (Ventana-emergente - Popup)
Con respecto a las diversas clases de factores etiológicos, véase el segundo trabajo de Freud sobre la neurosis de angustia (1895F), AE, 3, págs. 134 y sigs. Ese trabajo fue redactado probablemente en la misma fecha que este manuscrito. En él hay una mención de la migraña y también se examina la sumación
255 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Carta 14
256 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Manuscrito D]
257 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud retomó el tema de la mígraña (que interesaba particularmente a Fliess) en la Carta 39, del 19 de enero de 1896, que aquí publicamos como «Apéndice B» al «Proyecto de psicología», pág. 437.]
258 (Ventana-emergente - Popup)
[Sin fecha. No existen en apariencia pruebas definidas para la datación. Los editores de AdA conjeturan que se remonta al año 1895 basándose en la caligrafía y en una posible semejanza de la «forma» del historial clínico con el presentado en el «Proyecto» -presumiblemente, el hecho de que en ambos haya una «escena 1» y una escena H»- No obstante, la referencia, en varios lugares, a la técnica de la «presión sobre la frente» sugeriría que es de fecha anterior. Cf. mi «Introducción» a los «Trabajos sobre hipnosis y sugestión»]
259 (Ventana-emergente - Popup)
[Acerca de la expresión «enlace falso», véase la sección Il del primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, pág. 53, n. 19.]
260 (Ventana-emergente - Popup)
[La «seguidilla» del acto 1 de la ópera de Bizet.]
261 (Ventana-emergente - Popup)
{«Vosotras, las damas, sabéis de amor; / mirad, pues, si lo hay ep. mi corazón»}
[La canzonella del querubín en el acto II de Las bodas de Fígaro, de Mozart.]
262 (Ventana-emergente - Popup)
[Profesor de ginecología en Viena, en el período 1880-1908.]
263 (Ventana-emergente -Popup)
[Durante todo el resto del año 1895, Freud estuvo en gran medida dedicado al problema teórico fundamental de la relación entre la neurología y la psicología. Sus reflexiones desembocan finalmente en el trabajo inconcluso que se ha denominado «Proyecto de psicología», escrito en setiembre y octubre de ese año, y que siguiendo un orden cronológico debería aparecer en este lugar de la correspondencia con Fliess. Sin embargo, el «Proyecto» se aparta tanto del resto de ella y constituye una entidad autónoma tan formidable, que he creído conveniente situarlo por separado, al final del volumen. La Carta 39, escrita el 1º de enero de 1896, está tan estrechamente ligada al «Proyecto» (sin el cual, en verdad, sería ininteligible) que también ha sido sacada del lugar que en propiedad le correspondía y colocada como apéndice de aquel. Que durante todo este período Freud se ocupó también de cuestiones clínicas queda concluyentemente demostrado por el hecho de que el mismo día en que despachó esa carta envió a Fliess el «Manuscrito, K», que figura aquí a continuación y que es, en muchos aspectos, un cabal bosquejo preliminar de su segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), al que daría término poco tiempo después.]
264 (Ventana-emergente - Popup)
[Anexo a la Carta39, del 1º de enero de 1896, a la que hemos aludido en la «Nota» inmediatamente anterior; fue escrito, sin duda, unos días antes que esa carta: de ahí su subtítulo. En algunas de sus partes, es un antecesor bastante inmediato del segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), que Freud envió para su publicación poco más de un mes después de esta fecha, el 5 de febrero. - En esta época, Freud comenzaba a abordar el problema de la etiología diferencial de las neurosis (la «elección de neurosis», como lo denominó), problema que quedaría irresuelto por muchos años. A él están dedicados en gran medida el presente manuscrito y las Cartas 46 y 52, así como los siguientes trabajos contemporáneos: «La herencia y la etiología de las neurosis» (1896a), «Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa» ( 1896b) y «La etiología de la histeria» (1896c). Hago una detallada reseña de les sucesivos intentos de Freud para resolverlo en mi «Nota introductoria» a «La predisposición a la neurosis obsesiva» (1913i), AE, 12, págs. 331 y sigs. La explicación definitiva debió aguardar a que se investigaran los estadios de desarrollo de la libido y los conceptos de fijación y de regresión. Estas últimas ideas fueron explicitadas en la211 y la 229 de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17).]
265 (Ventana-emergente - Popup)

En el original dice siempre «Vorwurf»; esta es la palabra que Freud usó corrientemente, tanto en esta [Fechada en Viena el 30 de mayo de 1896.]
correspondencia como en sus escritos publicados; sólo de modo muy ocasional, y sin ningún cambio de sentido en apariencia, escribió «Selbsivorwurf»{«autotreproche»}
266 (Ventana-emergente - Popup)
[«Erinner [un] gen» en el original; en AdA, pág. 157, se puso«Energie» {«energía»}.] 266 (Ventana-emergente - Popup)
267 (Ventana-emergente - P opup)
Véase el comentario contenido en una nota mía al pie de un pasaje similar del «Proyecto»
268 (Ventana-emergente - Popup)
[En este lugar parece mencionarse por vez primera el vínculo entre perversión y neurosis.]
269 (Ventana-emergente - Popup)
[Véaseel historial clínico de «Dora» (1905e). AE, 7, pág. 29, donde se brindan más referencias.]
270 (Ventana-emergente - Popup)
[Es esta la primera enunciación de lo que podría denominarse «fórmula canónica» del desarrollo de una neurosis. Se la repite, de minera menos esquemática, en el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), AE, 3, págs. 169-70, pero está implícita en todos los escritos de Freud en que abordó el problema de las neurosis, aun en los más tardíos. Por ejemplo, en «La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis» (1924e), AE, 19, pág. 194, se insiste en que la etapa 4, la del retorno de lo reprimido, constituye la enfermedad propiamente dicha; la posibilidad de un «avasallamiento» del yo -mencionada, así como también en el primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, pág. 56, y en Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, págs. 270-1-fue considerada ulteriormente en El yo y el ello (1923b), AE, 19, págs. 57-8, y en Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, pág. 75; y en cuanto a la consecuente malformación o alteración del yo (mencionada en el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa ( 1896b), AE, 3, pág. 184), es destacada de manera especial en «Análisis terminable e interminable» (1937c), AE, 23, págs. 237 y sigs. Freud insistió hasta el final, asimismo, en que los síntomas tienen el carácter de una solución de compromiso -como lo sugiere aquí y lo explicita mejor en varios lugares posteriores de este manuscrito; véase, por ejemplo, Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, pág. 73.]
271 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto es subrayado en el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), donde brindo en una nota algunas referencias ulteriores (AF, 3, pág. 169). Freud abandonó poco después la distinción entre una etiología pasiva de la histeria y una etiología activa de la neurosis obsesiva, que aquí sostenía; cf. infra, Carta 46]
272 (Ventana-emergente - Popup)
[Primera oportunidad en que se registra esta expresión, que aparecería publicada en el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), AE, 3, pág. 170.]
273 (Ventana-emergente - Popup)
[«Vorsiellungsmasse» en el original; en AdA, pág. 162, se omite«Vorstellung».]
274 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. el Manuscrito H, pág. 246.]
275 (Ventana-emergente - Popup)
[En el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), AE, 3, pág. 184, se lo llama «formación delirante combinatoria» o «delirio interpretativo».
276 (Ventana-emergente - Popup)
[«Primärvorwurf» en el original; en AdA, pág. 164, «Primärvrgang» {«proceso primario»}.]
277 (Ventana-emergente - Popup)
[«Kompromiss [ymptome]» en el original; en AdA, pág. 164, «Kompromisscharakter» {«carácter de compromiso»}.]
278 (Ventana-emergente - Popup) 279 (Ventana-emergente - Popup)
[«Praeconsc» en el original. Este término, que aparentemente Freud no volvió a utilizar jamás, tiene desde luego un significado muy diferente que «vorbewusst» {«preconciente»}.]
280 (Ventana-emergente - Popup)
[El período de la segunda dentición, al cual Freud atribuía en esta época gran importancia, así como también e! segundo trabajo sobre la neuropsicosis de defensa(1896b), AE, 3, págs. 166 y 168, n. 12, y «La etiología de la histeria» (1896e), AE, 3, pág. 211 .]
281 (Ventana-emergente - Popup)
{Entendemos que esto significa que el excedente sexual produce efectos análogos a los de una inhibición-pensar (Denkhemmung). Para comprender mejor este pasaje y el concepto de «inhibición-pensar», nos parece atinado remitir al lector al párrafo del «Proyecto» que versa sobre «Introducción del yo» y al concepto, allí expuesto, de «investidura colateral»}
282 (Ventana-emergente - Popup)
[La frase «escena sexual» anticipa la «escena primordial» de años posteriores. Véase el historial clínico del «Hombre de los Lobos» (1918b), AE, 17, pág. 38, aunque en realidad la última de esas expresiones ya aparece un año después de la presente carta
283 (Ventana-emergente - Popup)
{O sea, la época en que sobreviene la represión.}
284 (Ventana-emergente - Popup)
[«NeurosenwahI»; es, aparentemente, la primera ocasión en que empleó este término, al cual sólo mucho más tarde se lo encuentra en una obra publicada («Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis» (1906a), AE, 7, pág. 267).]
285 (Ventana-emergente - Popup)
[«Meist» {«Ias más de las veces»} en el original; omitido en AdA, pág. 176.]
286 (Ventana-emergente - Popup)
[«Daher dem niederen Plebs zugänglich»; esta cláusula fue omitida en AdA, pág. 176,]
287 (Ventana-emergente - Popup)
[Recordemos que, de acuerdo con la teoría sustentada por Freud en esta época, lo que posibilitaba la neurosis era la interposición de la pubertad entre una vivencia sexual temprana y el primer recuerdo de esta.]
288 (Ventana-emergente - Popup)
[En la parte III del «Proyecto», Freud había explicado su teoría acerca del papel de las asociaciones lingüísticas en el pensamiento conciente,]
289 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. el Manuscrito K y el segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), AE, 3, pág. 170. Sobre la «regla de la defensa», véase el «Proyecto»
290 (Ventana-emergente - Popup)
[En el «Proyecto» (pág. 372) se había trazado ya el distingo entre los procesos primario y secundario, pero en los años siguientes este distingo habría de ser enormemente esclarecido, como puede comprobárselo si se compara este párrafo con el capítulo VII, sección E, de IS -abreviatura que adoptaremos en lo que sigue para La interpretación de los sueños-(Cf. esp. 5, págs. 586 y sigs.).]
291 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 2 de noviembre de 1896. - Se trata del relato de un sueño que Freud tuvo en esta época, poco después de la muerte de su padre,' acontecida el 23 de octubre de 1896. Difiere un poco del que se da en IS, 4, pág.

160
323. A partir de este momento, la3 cartas comienzan a evidenciar cada vez más signos de la dedicación de Freud al tema de los sueños.]
292 (Ventana-emergente - Popup)
[En IS, 4, pág. 323, afirma que tuvo este sueño «la noche anterior al entierro» del padre.] 292 (Ventana-emergente - Popup)
293 (Ventana-emergente - Popup)
{El doble sentido, mejor explicitado en el pasaje de IS a que se hace referencia, es el siguiente: 1) el deber del hijo es cerrar los ojos del padre muerto; 2) se ruega «cerrar los ojos» (= «mostrar indulgencia») ante el hijo si este no cumplió con su deber en lo tocante a los funerales.}
294 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 6 de diciembre de 1896.]
295 (Ventana-emergente - Popup)
[Alude a un pasaje de La concepción de las afasias (1891b), pág. 55.]
296 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta figura anticipa los diagramas del aparato psíquico incluidos en el capítulo VII (B) de IS, 5, págs. 531-4. Las abreviaturas no coinciden con las allí empleadas, y que aparecen por primera vez, seis meses más tarde que la presente carta, en la Carta 64 y el Manuscrito N
297 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto ya había sido señalado por Breuer en Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, págs. 200-1, y elaborado por Freud en el. «Proyecto» y otros lugares. Al final de la oración anterior, se lee en el original «des Geschebenen»; en AdA, pág. 186, reza«des Geschehens» {«del acontecer»}.]
298 (Ventana-emergente - Popup)
[«Niederschrift»; en la correspondiente descripción contenida en IS, 5, pág. 532, se utiliza «Fixierung» {«fijación»}. Cf. «Un caso de curación por hipnosis... » (1892-93)
299 (Ventana-emergente - Popup)
[Por lo que se sabe, es esta la primera oportunidad en que aparece el término, publicado bajo la forma «Vorbewusst» {«preconciente»} en IS, 4, pág. 372, y 5, pág. 495.]
300 (Ventana-emergente - Popup)
[«Quantitativen» en el original; en AdA, pág. 187, «qualitativen». ]
301 (Ventana-emergente - Popup)
{En castellano en el original.}
302 (Ventana-emergente - Popup)
Véaseel examen del «domeñamiento» de los recuerdos en el «Proyecto»
303 (Ventana-emergente - Popup)
[El signo de interrogación está en el original.]
304 (Ventana-emergente - Popup)
[Sigue aquí un largo párrafo (dos páginas en el original), sólo inteligible a la luz de la teoría de la periodicidad de Fliess; hemos resuelto omitirlo, como lo hacen también los editores de AdA.]
305 (Ventana-emergente - Popup)
[Véanse las dobles barras verticales en la figura 8.]
306 (Ventana-emergente - Popup)
[Aparentemente, la primera vez que aparece la expresión, dada a publicidad en Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, págs. 152 y sigs. ]
307 (Ventana-emergente - Popup)
[«Anderen» en el original; omitido en AdA, pág. 192.]
308 (Ventana-emergente - Popup)
[En su primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa(1894a), AE, 3, pág. 52 y n. 15, Freud se había mostrado inclinado a aceptar esta definición de la histeria propuesta por Oppenheim (1890).]
309 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 11 de enero de 1897.]
310 (Ventana-emergente - Popup)
Se menciona un ejemplo en el primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, pág. 56.]
311 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Carta 59
312 (Ventana-emergente - Popup)
[o sea, no neurótico]
313 (Ventana-emergente - Popup)
[Se hallarán algunos comentarios sobre las adicciones en]
314 (Ventana-emergente - Popup)
[Estas ideas son ampliadas en la Carta 75 donde se hallarán referencias a otros exámenes posteriores de Freud acerca de este tema.]
315 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 17 de enero de 1897. - En esta carta y la siguiente, Freud hace su primera gran incursión en el campo de la antropología, y desarrolla su discernimiento de la importancia psicológica del material anal, tema que ya había comenzado a tratar en la carta anterior]
316 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud había hecho un comentario acerca de esto en su nota necrológica sobre Charcot, quien, por su parte, solía referirse con frecuencia a la brujería en la Edad Media. Cf. Freud (1893f), AE, 3, pág. 21. El tema fue retomado por, Freud en «Una neurosis demoníaca en el siglo xvii» (1923d), AE, 19, pág. 73.]
317 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 24 de enero de 1897.]
318 (Ventana-emergente - Popup)
[Un viejo paciente de Freud en esta época, a quien me refiero en mi «Nota introductoria» a «Análisis terminable e interminable» (1937c), AE, 23, pág. 217. Su «niñera y primer amor» (como él la llamaba) era una mujer francesa de nombre Louise.]
319 (Ventana-emergente - Popup)
{Vulgarismo que significa «despilfarrador», «manirroto».}
320 (Ventana-emergente - Popup)
[Este y algunos otros detalles de estacarta fueron incluidos por Freud en «Carácter y erotismo anal» (1908b), AE, 9, pág. 157.]
321 (Ventana-emergente - Popup)
[Malleus maleficarum{El martillo de las brujas} es la obra de Sprenger y Kraemer sobre la hechicería en la Edad Media, publicada en 1489. - La parálisis cerebral infantil (1897a) fue la última obra puramente neurológica de Freud.]
322 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta puntualización incidental, ya insinuada antes,se repite constantemente en obras posteriores de Freud, bajo la forma «las neurosis son el negativo de las perversiones». Véase, verbigracia, Tres ensayos de teoría sexual

161
(1905d), AE, 7, pág, 150.]
323 (Ventana-emergente - Popup)
324 (Ventana-emergente - Popup)
[En esta época temprana, parecería que Freud se inclinaba a considerar que estas fantasías eran exclusivas de los paranoicos, aunque pronto las hizo extensivas a los neuróticos en general y acuñó para ellas el nombre de «novelas familiares».y «La novela familiar de los neuróticos» (1909c), AE, 9, pág. 218.]
325 (Ventana-emergente - Popup)
326 (Ventana-emergente - Popup)
327 (Ventana-emergente - Popup)
328 (Ventana-emergente - Popup)
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334 (Ventana-emergente - Popup)
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336 (Ventana-emergente - Popup)
337 (Ventana-emergente - Popup)
338 (Ventana-emergente - Popup)
339 (Ventana-emergente - Popup)
[En IS, 4, pág. 168n., hago algunos comentarios acerca del uso de este término por Freud, quien ya lo había empleado en la Carta 58
340 (Ventana-emergente - Popup)
{Un tipo de anticonceptivo. La palabra alemana «Schwämme» significa tanto «hongos» como «esponjas».}
341 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Un caso de curación por hipnosis ... » (1892-93)
342 (Ventana-emergente - Popup)
[Como puede apreciarse, Freud ya había arribado a algunos de las ejes principales de su doctrina de los sueños.]
343 (Ventana-emergente - Popup)
[En IS, 4, págs. 172-4, se expone este sueño de manera mucho más circunstanciada; el sueño es atribuido allí «no a un paciente, sino a un inteligente jurisconsulto conocido mío»]
344 (Ventana-emergente - Popup)
[Anexo a la Carta 63 (no incluida en esta edición), fechada en Viena el 25 de mayo de 1897,]
345 (Ventana-emergente - Popup)
[Aquí, Freud parece inclinado a sustentar una «sexualización del proceso de la represión»; pronto abandonaría este punto de vista, y en sus escritos futuros muy a menudo se revolvería contra él. Véanse, en especial, los últimos párrafos de «Pegan a un niño"» (1919e), AE, 17, págs, 196 y sigs. De las dos teorías que allí critica -la de Adler y la de Fliess-, la presente concepción parece asemejarse más a la primera que a la segunda. Véase también, empero, el final de «Análisis terminable e interminable» (1937c), AE, 23, págs. 252 y sigs.]
346 (Ventana-emergente - Popup)
[Al reproducir esta figura en AdA, pág. 217, se omitieron las palabras que se encuentran a la izquierda: «Szenen» y «Tiele der Verdrängung». Todas las líneas quebradas, flechas y números están en rojo en el original, así como la prominente palabra «Arbeit» {«trabajo»} y la raya que la precede. La extensa leyenda de la derecha fue eliminada en AdA de la posición que ocupa en el original e incluida dentro del texto
347 (Ventana-emergente - Popup)
[Este pasaje, parece un temprano esbozo de la posterior teoría de Freud sobre la «atemporalidad» de lo inconciente, así como de su aserto de que una de las funciones del sistema preconciente es dar un orden temporal al acaecer anímico. Cf. «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, págs. 184 5.]
348 (Ventana-emergente - Popup)
[«Impulsbildung» en el original; en AdA, pág. 218, reza simplemente «Impulsen».]
349 (Ventana-emergente - Popup)
[Vechada en Viena el 31 de mayo de 1897.]
350 (Ventana-emergente - Popup)
[«Nichts» en el original; omitido en AdA, pág. 219.]
351 (Ventana-emergente - Popup)
[La hija mayor de Freud, que a la sazón tenía 11 aflos.]
352 (Ventana-emergente - Popup)
[En ese año tuvo lugar la guerra entre griegos y turcos, en la cual los primeros sufrieron muchas derrotas.]
353 (Ventana-emergente - Popup)
[Sus dudas ganaron la batalla unos pocos meses más tarde
354 (Ventana-emergente - Popup)
[Este sueño se analiza con más detenimiento en IS, 4, págs. 249-51.]

162
355 (Ventana-emergente - Popup)
[Anexo a la Cart a 64.] 356 (Ventana-emergente - Popup)
[«Impulse», palabra que Freud parece haber utilizado como un sin6nimo, mucho menos corriente, de «Regung» {«moción»}. Véase, por ejemplo, la32º de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág. 91, donde ambos términos son usados aparentemente en forma indistinta.]
357 (Ventana-emergente - Popup)
[El mecanismo aquí señalado recibió elaboración, tras un largo intervalo, en «Duelo y melancolía» (1917e), AE, 14, pág. 238.]
358 (Ventana-emergente - Popup)
[Tal vez fue este el primer atisbo sobre el complejo de Edipo, que emergería con plenitud en la Carta 71, unos cinco meses después.]
359 (Ventana-emergente - Popup)
[Aparentemente, el registro de este sueño no se ha conservado. Lisl era el aya de la casa de los Freud.]
360 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Carta 46]
361 (Ventana-emergente - Popup)
[Aparecen aquí por primera vez las abreviaturas que luego Freud utilizaría de ordinario: «Bw» por «Bewusst» {«Cc» = «conciencia»} y «Ubw» por «Unbewussi» {«Icc» = «inconciente»}. En la carta a que iba anexo este manuscrito se presentaba ya «Vbw» por «Vorbewusst» {«Prcc».= «preconciente»}. Por esta época. Freud estaba empleando una variedad de abreviaturas semejantes; cf. Carta52. En esta edición de la correspondencia con Fliess las hemos soslayado. Debe advertirse que todos estos términos son empleados aquí en su sentido «sistemático» (cf. mi «Introducción» aEl yo y el ello (1923b), AE, 19, págs, 5 y sigs.).]
362 (Ventana-emergente - Popup)
(En Sueño de una noche de verano, de Shakespeare.}
363 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Manuscrito M]
364 (Ventana-emergente - Popup)
[En Sueño de una noche de verano, acto V, escena 1: «The poet's eye, in a fine frenzy rolling» («El ojo del poeta, girando en su fino desvarío»).]
365 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto ya había sido sugerido implícitamente en el «Proyecto», págs. 385-6.]
366 (Ventana-emergente - Popup)
[«Psychische» en el original; omitido en AdA, pág. 223,]
367 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta conjunción es remplazada por un guión en AdA, pág. 223.]
368 (Ventana-emergente - Popup)
[En este párrafo está contenido en germen gran parte de lo que Freud escribió más adelante sobre sociología. Véase, por ejemplo, «La moral sexual "cultural" y la nerviosidad moderna» (1908d), AE, 9, págs. 167-8, y el capítulo V11 de El malestar en la cultura (1930a). Se hallarán algunos comentarios míos acerca de la palabra «heilig» en una nota de Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, pág. 116.]
369 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 7 de julio de 1897. - A primera vista podría pensarse que esta carta y las que le siguen de inmediato son demasiado personales para que las incluyamos aquí. No obstante, poseen un interés cardinal para la historia de las ideas científicas de Freud, pues se vinculan con su autoanálisis, que, como el telescopio de Galileo, abrió el camino haci a un nuevo capítulo del conocimiento humano.]
370 (Ventana-emergente - Popup)
[Se refiere, por supuesto, al cuento de Hans Christian Andersen. titulado «El vestido nuevo del emperador», del cual el dramaturgo alemán Ludwig Fulda (1862-1939) hizo una versión teatral versificada. - Este tema se trata ampliamente en IS, 4, págs. 253 y sigs.]
371 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase sobre esto IS, 5, págs. 487 y 496.]
372 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Aussee el 14 de agosto de 1897.]
373 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 21 de setiembre de 1897.]
374 (Ventana-emergente - Popup)
[«Mein eigener nicht ausgeschlossen», omitido en AdA, pág. 230.]
375 (Ventana-emergente - Popup)
Véase, sobre esta expresión, el «Proyecto»
376 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. el «Proyecto»
377 (Ventana-emergente - Popup)
[Alude a II Samuel, 1: 20, aunque no es «Dan» sino «Gat»: «No lo anunciéis en Gat, no lo divulguéis por las calles de Ascalón; que no se regocijen las hijas de los filisteos, no salten de gozo las hijas de los incircuncisos».]
378 (Ventana-emergente - Popup)
[En esta carta, Freud anuncia por primera vez (aparte de una insinuación en la Carta 67) sus dudas acerca de la teoría de la etiología traumática de las neurosis, teoría que había sostenido durante los cinco años anteriores, como mínimo (cf su carta a Breuer (1941a) del 29 de junio de 1892). Cuando más adelante, en su Presentación autobiográfica (1925d), AE, 20, pág, 32, se refirió a su descubrimiento de este error, señaló que «pronto se habría vuelto funesto para toda mi labor». Trascurrirían en verdad ocho años antes de que lo divulgase por las calles de Ascalón -en el segundo de los Tres ensayos de teoría sexual (1950d), AE, 7, pág. 173-, demora tal vez atribuible en parte a que sus dudas no habían desaparecido. Sea como fuere, hay motivos para suponer que estuvo lejos de abandonar por completo la teoría traumática en los meses posteriores a la redacción de esta carta; véase la Carta 75, del 14 d noviembre de 1897, así como la Carta 84, del 10 de marzo del año siguiente, y «La sexualidad en la etiología de las neurosis» (1898a), AE, 3, pág. 273. Es probable que sus incertidumbres sólo se disiparan con el cabal hallazgo de la índole dinámica de las mociones pulsionales sexuales presentes en lainfancia, y con la comprobación plena de que las fantasías pueden obrar con toda la fuerza de las vivencias reales. Hago un amplio comentario sobre todo este tema en una nota al pie de la 33º de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág. 112. Esa nota corresponde a un pasaje en el que Freud retoma la etiología traumática, aunque bajo una forma muy diferente.]
379 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena los días 3 y 4 de octubre de 1897.]
380 (Ventana-emergente - Popup)
[A esta vieja niñera se la vuelve a mencionar en IS, 4, pág. 258, y en Psicopatología de la vida cotidiana (1901b), AE, 6, pág. 54 y n. 12, pero en ninguno de esos casos figura, como aquí, la reconstrucción que hizo Freud, a partir de sus propios sueños, del comportamiento de esa mujer y su verificación.]

163
381 (Ventana-emergente - Popup)
[Según Jones (1953, pág. 14), Freud tenía cuatro años en la época en que efectuó este viaje.] 382 (Ventana-emergente - Popup)
[Las relaciones de Freud con su sobrino John y su sobrina Pauline son examinadas y esclarecidas por él en IS, 4, págs. 212 y 243, y 5, págs. 424-5 y 479-83, así como en un episodio autobiográfico (que él atribuye a otra persona) en «Sobre los recuerdos encubridores» (1899a), AE, 3, págs. 303 y sigs.]
383 (Ventana-emergente - Popup)
[Se refiere al hallazgo por Goethe del cráneo de un carnero en el Lido, que le sugirió la idea de la denominada «teoría vertebral» del cráneo. Esta alusión reaparece en Sobre el sueño (190la), AE, 5, pág. 646, como una asociación a otro sueño.]
384 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 15 de octubre de 1897.]
385 (Ventana-emergente - Popup)
[Este médico tuerto es mencionado en IS, 4, pág. 43, y en la 131 de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 15, pág. 184,1
386 (Ventana-emergente - Popup)
[La historia de este recuerdo encubridor sobre la canasta fue más extensamente narrada en Psicopatología de la vida cotidiana (1901b), AE, 6, págs. 545; en una nota agregada a ese pasaje en 1924, Freud apuntó que la canasta era un símbolo del útero, y ahondó en el análisis de ese recuerdo.]
387 (Ventana-emergente - Popup)
[«Sonst» en el original; «Bis jetzt» en AdA, pág. 237, con lo cual se leería: «complicaciones a las que estoy habituado hasta ahora».]
388 (Ventana-emergente - Popup)
{HamIet, acto III, escena 1.}
389 (Ventana-emergente - Popup)
[Aquí se introduce en forma explícita el complejo de Edipo, ya insinuado. Su primera aparición en una obra publicada se produjo en IS, 4, págs. 270-4, pasaje donde esta idea es aplicada a Edipo rey y a Hamlet.]
390 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 27 de octubre de 1897.]
391 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 31 de octubre de 1897.]
392 (Ventana-emergente - Popup)
[Reproducido en IS, 4, pág. 149, en Sobre el sueño (190la), AE, 5, págs. 627-8 y en la 8º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 15, pág. 121.]
393 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 14 de noviembre de 1897.]
394 (Ventana-emergente - Popup)
Yo no debía enterarme de esto. Parece que se le han cortado las tonsilas poéticas. [Esta nota y las dos siguientes son de Freud.]
395 (Ventana-emergente - Popup)
El primero le fue extraído de hecho por la niñera el 9 de noviembre a la noche, de otro modo quizá lo habría conservado hasta su décimo año. [Martin y Oliver eran los dos hijos mayores de Freud.]
396 (Ventana-emergente - Popup)
Solamente mozos altos para Sa Majesté le Roi de Prusse. [Vale decir, las insinuaciones previas habían sido rechazadas por considerarlas de inferior calidad. Bajo el reinado de Federico Guillermo I (padre de Federico el Grande), la Guardia de Postdam era reclutada únicamente entre hombres de talla gigantesca.]
397 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto no es rigurosamente cierto. Véase, por ejemplo, la Carta 67, del 14 de agosto,]
398 (Ventana-emergente - Popup)
[«Auth» en el original; omitido enAdA, pág. 247.]
399 (Ventana-emergente - Popup)
[Temprana aparición del problema del «trastorno de afecto bajo represión», que resurge una y otra vez en los escritos de Freud. Véase, por ejemplo, el historial de «Dora* (1905e), AE, 7, pág. 27, donde se encontrarán otras referencias, y la solución que se da a este problema en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, págs. 87-8.]
400 (Ventana-emergente - Popup)
[Es evidente que esta carta contiene varias anticipaciones notables de las concepciones posteriores de Freud: 1) El nexo entre la represión y la adopción de la postura erecta, ya insinuado en la Carta 55, aparece en el análisis del «Hombre de las Ratas» (1909d), AE, 10, pág. 193, en «Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa» (1912d), AE, 11, pág. 182, y en dos largas notas a pie de página de El malestar en la cultura (193Cía), AE, 21, págs. 97 y sigs. y 103 y sigs., donde se hace un detenido examen del concepto de «represión orgánica». 2) Ya antes se habían mencionado las «zonas erógenas» (Carta 52), pero la idea de, que esas zonas se van sucediendo a lo largo de la infancia y el individuo reacciona respecto de ellas con posterioridad, así como, en particular, la insistencia en el pasaje de la sexualidad clitorídea a la vaginal en las mujeres: todo esto sólo fue cabalmente aprovechado en Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, págs. 201-2. 3) Lo mismo cabe decir del papel que aquí se atribuye a la regresión en la formación de la neurosis. En cambio, la crítica a la teoría traumática, exteriorizada en la Carta 69, parece casi olvidada en esta. 4) El párrafo final, en que se ocupa de la posibilidad del autoanálisis, plantea problemas técnicos cuya solución quedó reservada para un momento futuro. Hago una reseña de los puntos de vista de Freud al respecto en una nota de «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico» (1914d), AE, 14, pág. 19.]
401 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 22 de diciembre de 1897.]
402 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta idea había sido rozada en la Carta 55 y en un trabajo publicado poco después de la presente carta, «La sexualidad en la etiología de las neurosis» (1898a), AE, 3, pág. 286, pero más adelante sólo reaparece luego de un prolongado intervalo, en conexión con la afición de Dostoievski por los, juegos de azar, en «Dostoievski y el parricidio» (1928b), AE, 21, págs. 190-1.]
403 (Ventana-emergente - Popup)
[Sobre las ulteriores ocasiones en que Freud examinó la masturbación, véase una nota mía al Manuscrito B, pág. 219,
n.9.]
404 (Ventana-emergente - Popup)
[Alusión al cuento de Grimm titulado «El sastrecillo valiente» o «Siete de un golpe».]
405 (Ventana-emergente - Popup)
[Gran parte de esto se halla contenido en el historial clínico del «Hombre de las Ratas» (1909d), esp. AE, 10, págs. 174-5.]
406 (Ventana-emergente - Popup)
{Quien convertía en oro todo lo que tocaba}
407 (Ventana-emergente - Popup)
[La analogía de la «censura», que tan prominente lugar ocuparía más tarde (especialmente en IS), ya había sido

164
utilizada por Freud en Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, págs. 276 y 287, y en su segundo trabajo sobre las [Estos ejemplos muestran que la teoría traumática ya estaba cediendo terreno a la importancia de las fantasías neuropsicosis de defensa (1896b), AE, 3, págs. 181-2 y 184. - Se hallará una versión ampliada de estas últimas 421 (Ventana-emergente - Popup) oraciones (incluida la analogía con la censura rusa) en IS, 5, pág. 523. - Freud no siempre emplea de manera
[Fechada en Viena el 19 de febrero de 1899.]
inequívoca el término «Delirie» {de origen latino, como el «délire» francés; en esta versión castellana hemos traducido tanto ese término como «Wahn» por «delirio»}. La expresión «hysterisches Delirium» se presenta con frecuencia en sus escritos de este período; véase, en particular, el historial de la señora Emmy ven N. en Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, págs. 72, n. 5, 74, n. 9, y 115. En el análisis del «Hombre de las Ratas» (1909d), AE, 10, págs. 131 y 174, Freud emplea «Delirie» en un sentido especial, que allí explica con cierto detalle.]
408 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 10 de marzo de 1898.] inequívoca el término «Delirie» {de origen latino, como el «délire» francés; en esta versión castellana hemos traducido tanto ese término como «Wahn» por «delirio»}. La expresión «hysterisches Delirium» se presenta con frecuencia en sus escritos de este período; véase, en particular, el historial de la señora Emmy ven N. en Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, págs. 72, n. 5, 74, n. 9, y 115. En el análisis del «Hombre de las Ratas» (1909d), AE, 10, págs. 131 y 174, Freud emplea «Delirie» en un sentido especial, que allí explica con cierto detalle.]
408 (Ventana-emergente - Popup)
409 (Ventana-emergente - Popup)
[Una fantasía de Fliess, quien la comunicó a Freud en una carta de la cual esta es respuesta. Freud estaba absorbido a la sazón por la redacción de La interpretación de los sueños, donde se menciona (IS, 4, pág. 188) la susodicha carta a Fliess como asociación al sueño de la «monografía botánica».]
410 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud había usado esa designación en la Carta41 (no incluida aquí), del 13 de febrero de 1896. Apareció por primera vez en letra impresa en Psícopatología de la vida cotidiana (1901b), AE, 6, pág. 251, y luego no lo hizo hasta «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, pág. 178; después de este último trabajo su uso fue frecuente.]
411 (Ventana-emergente - Popup)
Véanse las puntualizaciones anteriores sobre las fantasías en los Manuscritos L y M
412 (Ventana-emergente - Popup)
[De hecho, la segunda parte de esta teoría fue incorporada aLa interpretación de los sueños; véase, verbigracia, un conocido pasaje del capítulo VII, IS, 5, págs. 552 y sigs. Permaneció como un elemento esencial de la teoría sobre la formación del sueño, reapareciendo, por ejemplo, en una enunciación muy clara, en «Un sueño como pieza probatoria» (1913a), AE, 12, págs. 286 y sigs., así como en la 14º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 15, págs. 206 y sigs. -Se habrá apreciado que en esta carta aún parece seguir sosteniendo la etiología traumática de las neurosis
413 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 27 de setiembre de 1898.]
414 (Ventana-emergente - Popup)
[En este punto, en AdA, pág. 284, seintercala inexplicablemente «Donau» {«Danubio»}.]
415 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena los días 3 y 4 de enero de 1899.]
416 (Ventana-emergente - Popup)
[Sin duda, esta pieza del autoanálisis es el episodio autobiográfico atribuido a otra persona en «Sobre los recuerdos encubridores» (1899a), AE, 3, pág. 294.]
417 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud se había percatado del estrecho vínculo entre los sueños y las neurosis mucho tiempo atrás. Véase el «Proyecto» de 1895, págs. 381 y 386, y también el Manuscrito N]
418 (Ventana-emergente - Popup)
[Fechada en Viena el 16 de enero de 1899.]
419 (Ventana-emergente - Popup)
[Reencontramos esto en ISI 5, pág. 390.]
420 (Ventana-emergente - Popup) 422 (Ventana-emergente - Popup)
423 (Ventana-emergente - Popup)
424 (Ventana-emergente - Popup)
425 (Ventana-emergente - Popup)
426 (Ventana-emergente - Popup)
427 (Ventana-emergente - Popup)
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430 (Ventana-emergente - Popup)
431 (Ventana-emergente - Popup)
Edición en alemán
1950 En M. Bonaparte, A. Freud y E. Kris, eds., Aus den Anfängen der Psychoanalyse, Londres: Imago Publishing Co., págs. 371-466.
Traducciones en castellano
1956 «Proyecto de una psicología para neurólogos». SR, 22, págs. 373-456. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1972 Igual título. BN (9 vols.), 1, págs. 209-76.
La presente edición ha sido preparada concertándola con el manuscrito original. Este no lleva título alguno;

165
el que aquí figura entre corchetes fue escogido por quienes tuvieron a su cuidado la edición en alemán de 1950.
Poco después, el 4 de setiembre, según nos narra Ernest Jones (1953, pág. 418), Freud visitó a Fliess en Berlín. Evidentemente, las conversaciones con su amigo le ayudaron a aclarar sus ideas, pues al concluir esta visita inició la redacción del «Proyecto» de inmediato. Literalmente «de inmediato», ya que «todavía en el tren comencé una breve síntesis de la destinada a que tú la critiques», escribía el 23 de setiembre (Carta 28). Y, de hecho, esas fueron las primeras hojas borroneadas del «Proyecto» tal como hoy lo conocemos. A continuación relataba a Fliess cómo fue haciendo desde entonces agregados al escrito. «Ya tengo un volumen considerable; puros garabatos, por supuesto, pero confío en que ha de servir de base para tus adiciones, en las que pongo todas mis esperanzas. Tras el descanso, mi mente resuelve ahora como si
fuera un juego de niños las dificultades que habían quedado pendientes».
El 8 de octubre envió a Ress, en dos cuadernos de anotaciones, lo que tenía completado hasta esa fecha
Sea como fuere, no pasó un mes antes de que enviara a Fliess la larga carta del 1º de enero de 1896 (Carta 39), que consiste en esencia en una elaborada revisión de algunas de las posiciones fundamentales adoptadas en el «Proyecto». Y con esto el «Proyecto» desaparece del horizonte hasta resurgir, unos cincuenta años más tarde, junto con el resto de las olvidadas cartas a Fliess. Sólo persistieron las ideas en él contenidas, que a la postre florecieron en las teorías del psicoanálisis.
2. El texto y su traducción
ver nota
Como muestra la referencia bibliográfica, la primera publicación del texto en alemán, incluido en AdA, tuvo lugar en Londres en 1950. Puesto que se plantearon ciertas dudas sobre la fidelidad textual de esa publicación, resultó claro que el primer paso que debía darse era establecer con seguridad el texto original. Ello fue posible gracias a la amabilidad del señor Ernst Freud, quien dispuso que se sacara una fotocopia del manuscrito a fin de que quien esto escribe pudiera examinarlo cómodamente. ver nota
Dicho examen pronto confirmó que la versi ón impresa presentaba muchas divergencias respecto del original. En mi carácter de traductor, me vi así en una posición distinta de la que debí adoptar frente al grueso de los escritos de Freud. En otros casos, el lector que dudara o sospechara de la exactitud de la traducción podría siempre consultar un texto alemán confiable. Aquí, por desgracia, no se disponía de ese texto impreso -ni se dispondrá de él hasta que se publique una reproducción facsimilar del manuscrito primitivo-. De este modo, el traductor cargaba inevitablemente con una especial responsabilidad de la que nada podía salvarlo, pues el lector quedaba por entero a su merced. De ahí que su tratamiento del texto
debía amoldarse a esta situación. { ... }

1 . Resumen histórico
En una carta enviada a Wilhelm Fliess el 27 de abril de 1895 (Freud, 1950a, Carta 23), Freud se quejaba en los siguientes términos: « ... me encuentro tan atollado en la "Psicología para neurólogos" que me consume por completo, al punto de que estoy trabajando en exceso y me veo obligado a interrumpir. jamás he estado tan intensamente preocupado por cosa alguna. ¿Y qué saldrá de todo esto? Espero que algo resulte, mas es un asunto arduo y lento». Un mes después, el 25 de mayo (Carta 24), explicaba un poco más en qué consistía la susodicha «Psicología»: «Esa psicología me ha hecho desde tiempos inmemoriales su lejano y cautivante llamado, pero ahora, desde que di con las neurosis, se ha tornado mucho más próxima. Dos ambiciones me atormentan: primero, averiguar qué forma cobrará la teoría del funcionamiento psíquico si se introduce en ella un enfoque cuantitativo, una especie de economía de la energía nerviosa, y segundo, extraer de la psicopatología aquello que pueda ser útil para la psicología normal. En efecto, sería imposible obtener una concepción global satisfactoria de los trastornos neuropsicóticos si no se pudiese vincularla con claras hipótesis acerca de los procesos psíquicos normales. En las últimas semanas dediqué cada minuto libre a esta labor; en horas de l a noche, de las once a las dos, me entregué a mis fantaseos, comparaciones y conjeturas, sin detenerme hasta que tropezaba con a lgún absurdo o quedaba tan agotado que ya no hallaba en mí interés alguno por la actividad clínica diaria. En cuanto a resultados, tendrás que esperar todavía un largo tiempo». Pero a poco andar aumentó su optimismo: el 22 de junio (Carta 25) informaba que «la construcción de la psicología parece querer llegar a buen término, lo cual me causaría enorme alegría. Naturalmente, nada s eguro puedo decirte por el momento. Darte noticias ahora sería como mandar a un baile a un feto femenino de seis meses». Y el 6 de agosto (Carta 26) anunciaba que «después de larga reflexión, creo haber llegado a comprender la defensa patológica y, al mismo tiempo, muchos importantes procesos psicológicos». Pero casi de inmediato sobrevino otro enredo; el 16 de agosto (Carta 27) escribe: «Me ha ocurrido algo curioso con mi fyw Tan pronto hube proclamado mi sensacional novedad y requerido tus felicitaciones por haber trepado las primeras cuestas, me encontré ante nuevas dificultades. Descubrí que mi aliento no alcanzaba para la nueva tarea. Así pues, me resolví sin cavilar: arrojé todo el abecedario y me persuadí de que no me interesaba para nada». Y más adelante, en la misma carta: «La psicología es realmente un calvario para mí; jugar a los bolos o juntar hongos en el campo son, por cierto, cosas mucho más sanas. Después de todo, yo sólo pretendía explicar la defensa, pero hallé que eso me llevaba a explicar algo que pertenece al núcleo de la naturaleza. He tenido que elaborar los problemas de la cualidad, el dormir, la memoria: en
suma, la psicología entera. Ahora no quiero saber más nada de esto» Poco después, el 4 de setiembre, según nos narra Ernest Jones (1953, pág. 418), Freud visitó a Fliess en Berlín. Evidentemente, las conversaciones con su amigo le ayudaron a aclarar sus ideas, pues al concluir esta visita inició la redacción del «Proyecto» de inmediato. Literalmente «de inmediato», ya que «todavía en el tren comencé una breve síntesis de la destinada a que tú la critiques», escribía el 23 de setiembre (Carta 28). Y, de hecho, esas fueron las primeras hojas borroneadas del «Proyecto» tal como hoy lo conocemos. A continuación relataba a Fliess cómo fue haciendo desde entonces agregados al escrito. «Ya tengo un volumen considerable; puros garabatos, por supuesto, pero confío en que ha de servir de base para tus adiciones, en las que pongo todas mis esperanzas. Tras el descanso, mi mente resuelve ahora como si
fuera un juego de niños las dificultades que habían quedado pendientes».
El 8 de octubre envió a Ress, en dos cuadernos de anotaciones, lo que tenía completado hasta esa fecha
(Carta 29): «Los he borroneado de corrido a mi regreso y contienen poco de nuevo para ti. He retenido. un tercer cuaderno, que trata de la psicopatología de la represión, pues sólo expone el tema hasta cierto punto. A partir de allí tuve que comenzar todo de nuevo, en borradores, y en esta labor me sentí alternativamente orgulloso y feliz o avergonzado y deprimido; y ahora, luego de excesivos tormentos mentales, debo confesarme, dominado por la apatía, que las cosas todavía no concuerdan y quizá nunca lo hagan. Lo que no concuerda no es el mecanismo del asunto respecto de eso yo tendría paciencia sino la elucidación de la represión, en cuyo conocimiento clínico he hecho, por otra parte, grandes progreso s». Una semana más tarde, el 15 de octubre (Carta 30), el problema es una vez más abandonado por irresoluble, pero el 20 de octubre (Carta 32) vuelve a surgir con mucho mayor fuerza el optimismo: «En el curso de una noche muy atareada [ - - - ] de pronto se levantaron las barreras, los velos cayeron, y mi mirada pudo penetrar de golpe desde los detalles de las neurosis hasta las condiciones de la conciencia. Todo parecía encajar en el lugar correspondiente, los engranajes se ajustaban a la perfección y el c onjunto semejaba. realmente una máquina qué de un momento a otro Podría echarse a andar sola. Los tres sistemas de neuronas, los estados libre y ligado de la cantidad, los procesos primario y secundario, la tendencia principal y la tendencia de compromiso del sistema nervioso, las dos reglas biológicas de la atención y la defensa, los signos de cualidad, realidad y pensamiento, el estado de los grupos psicosexuales, el condicionamiento sexual de la represión y, finalmente, las condiciones de la conciencia como función perceptiva, ¡todo esto concordaba y concuerda todavía hoy! Es natural que no quepa en mí de alegría». Pero este rapto de júbilo duró poco. El 8 de noviembre (Carta 35) informaba haber arrojado todos los manuscritos de la psicología a un cajón, «donde deberán dormir hasta 1896». Agotado, irritado, confundido, e incapaz de enseñorarse de su material, dejó todo de lado y se volcó a otras cuestiones. Y el 29 de noviembre (Carta 36) consigna: «No atino a comprender mi estado de ánimo cuando incubaba la
"Psicología"; no puedo entender cómo pude enjaretártela a ti». Sea como fuere, no pasó un mes antes de que enviara a Fliess la larga carta del 1º de enero de 1896 (Carta 39), que consiste en esencia en una elaborada revisión de algunas de las posiciones fundamentales adoptadas en el «Proyecto». Y con esto el «Proyecto» desaparece del horizonte hasta resurgir, unos cincuenta años más tarde, junto con el resto de las olvidadas cartas a Fliess. Sólo persistieron las ideas en él contenidas, que a la postre florecieron en las teorías del psicoanálisis.
2. El texto y su traducción
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Como muestra la referencia bibliográfica, la primera publicación del texto en alemán, incluido en AdA, tuvo lugar en Londres en 1950. Puesto que se plantearon ciertas dudas sobre la fidelidad textual de esa publicación, resultó claro que el primer paso que debía darse era establecer con seguridad el texto original. Ello fue posible gracias a la amabilidad del señor Ernst Freud, quien dispuso que se sacara una fotocopia del manuscrito a fin de que quien esto escribe pudiera examinarlo cómodamente. ver nota
Dicho examen pronto confirmó que la versi ón impresa presentaba muchas divergencias respecto del original. En mi carácter de traductor, me vi así en una posición distinta de la que debí adoptar frente al grueso de los escritos de Freud. En otros casos, el lector que dudara o sospechara de la exactitud de la traducción podría siempre consultar un texto alemán confiable. Aquí, por desgracia, no se disponía de ese texto impreso -ni se dispondrá de él hasta que se publique una reproducción facsimilar del manuscrito primitivo-. De este modo, el traductor cargaba inevitablemente con una especial responsabilidad de la que nada podía salvarlo, pues el lector quedaba por entero a su merced. De ahí que su tratamiento del texto
debía amoldarse a esta situación. { ... }

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Para cualquiera que esté familiarizado con la escritura gótica no es particularmente arduo descifrar la caligrafía empleada por Freud en este trabajo, y no hay, en verdad, muchos puntos controvertibles en el texto en sí. A Freud se le aplica poco menos que literalmente lo que Ben Jonson dijo de Shakespeare: «Jamás tachó un solo verso». Las hojas por él escritas no contienen casi ninguna alteración: aquí, en alrededor de cuarenta mil palabras de una argumentación de las más densas, hay en total apenas una veintena de correcciones. Así pues, no es el texto propiamente dicho el que puede originar problemas y discrepancias -aunque, como se verá, en la edición en alemán hay ci erto número de omisiones accidentales y de palabras mal discernidas-, sino más bien la interpretación de los términos y expresiones
utilizados por Freud y la mejor manera de presentarlos a los lectores. Empecemos por lo más simple. Freud no era muy meticuloso al escribir, y cometió aquí algunos deslices evidentes; los hemos corregido sin explicitarlos, salvo cuando existen dudas en cuanto al error o este posee especial importancia. Su empleo de los signos de puntuación es asistemático (a veces omite una coma, o bien abre un paréntesis que luego no cierra), y lo es aún más su división de los párrafos (que, por otra parte, no siempre es fácil apreciar en el original). Por consiguiente, no me he creído obligado a seguir invariablemente al original en estos aspectos. En cambio, he respetado en forma estricta su método muy peculiar de destacar palabras, frases u oraciones enteras: lo hace siempre que a su juicio tienen especial importancia. He creído innecesario señalar en cada caso otro de sus expedientes para destacar una palabra o frase: escribiéndola en caracteres latinos en lugar de góticos. Digamos, de paso, que en la
mayoría de estos aspectos nuestro tratamiento del texto concuerda con el que se le dio en AdA.
Ahora bien: el problema principal que plantea el manuscrito de Freud es su uso de las abreviaturas. Estas son de diversa índole. Su abundancia es máxima en las primeras cuatro hojas y media del manuscrito -la porción que escribió en lápiz mientras viajaba en tren-. No es que su caligrafía sea allí menos clara: tal vez incluso lo sea más; ocurre que amén de abreviar palabras, como a menudo lo hace en otros sitios, las oraciones mismas están volcadas en un estilo telegráfico: se omiten los artículos definidos e indefinidos, falta el verbo principal, He a quí, verbigracia, una trascripción literal de la oración con que se inicia la obra: «Propósito brindar psic. de ciencia natural, ¡.e., presentar procesos psiq. como estados cuant. comandados de partes materiales comprobables, de modo que se vuelvan intuibles y exentos de contradicción». Cuando no hay dudas en manto al sentido, lo sensato es, obviamente, llenar las lagunas indicando sólo entre
corchetes los completamientos menos seguros del significado,
Luego de las primeras cuatro hojas y media se produce un cambio radical: a partir de allí las abreviaturas se limitan, casi en su totalidad, a palabras individuales. No obstante, es preciso hacer algunos distingos: a) En primer lugar, aparecen, por supuesto, abreviaturas de uso universal, como «usw» por «und so weiter» {«etc.»} y «u» por «und» {«y»). b) En segundo lugar, tenemos otras abreviaturas regularmente utilizadas por Freud en sus escritos, como la reducción de las terminaciones «ung» y «ungen» a «g» y «gen»: «Besetzg» en lugar de «Besetzung» {«investidura»}. c) En tercer lugar, hay abreviaturas de determinados vocablos empleados con mucha asiduidad en todo el trabajo o en ciertos pasajes de él. Un caso típico es «Cschr» para «Contactschranke» {«barrera-contacto»}. La primera vez que aparece esta palabra figura por extenso, pero a partir de entonces se la abrevia. Lo mismo ocurre con términos tan frecuentes como «Qualitätszeichen» {«signo de cualidad»}, abreviado «Qualz». Carece a todas luces de sentido entorpecer la lectura reproduciendo estas abreviaturas en la traducción, ya que no presentan duda alguna en cuanto a lo que Freud quiso significar en cada caso. d) Llegamos así a los signos alfabéticos por los que Freud siempre tuvo predilección, que ya se asemejan más a unos símbolos que a unas abreviaturas: «N» por «Neuron» {«neurona»}, «W» por «Wahrnehmung» {«percepción»}, «V» por «Vorstellung» {«representación»}. junto a ellos debemos colocar «Er», su habitual abreviación de «Erinnerung» {«memoria»}. Freud emplea todos estos signos muy a menudo, aunque de vez en cuando (y en forma asistemática) escribe las palabras completas. Tampoco aquí hay dudas respecto del significado, y por ende he optado uniformemente por poner la palabra completa. e) Pero resta una quinta clase de signos a los cuales esto no es aplicable. Freud emplea las letras griegas f y y w (fi, psi y omega) para designar nociones muy complejas, ofreciendo la correspondiente explicación cuando las usa por primera vez; en
consecuencia, las hemos mantenido en esta traducción.
Cabe formular una t eoría admisible acerca de «w» y su relación con «W». Freud partió de dos «sistemas» de neuronas que, por razones bastante evidentes, llamó «f» y «y». Luego comprobó que necesitaba un símbolo para un tercer sistema de neuronas, vinculadas a la percepción. Lo conveniente era emplear una letra griega, tomada tal vez, como las otras dos, de entre las últimas del alfabeto. Por lo demás, esa letra griega debía contener una alusión a la percepción. Ya hemos visto que «W» era el signo adoptado para «percepción», y la letra griega omega, «w», se parece mucho a una «w». Fue así que escogió «w» para el sistema percepción. En nuestro caso, nos pareció que lo mejor era mantener esa «w» en vez de la abreviatura «pcpt» asignada a este sistema en todos los demás volúmenes de la Standard Edition. La distinción entre «W» y «w» es inconfundible en el manuscrito de Freud; pese a ello, uno de los más serios defectos de
AdA es que con frecuencia no la establece, y eso lleva a veces a infortunadas confusiones del significado.
Finalmente, tenemos la pareja de signos alfabéticos compuesta por Q y su misterioso compañero Qh. Ambos representan, sin lugar a dudas, la «cantidad», pero ¿por qué esta diferencia entre ellos?; y sobre todo, ¿por qué la eta griega con espíritu suave? Es incuestionable que entre estos signos hay una genuina diferencia, aunque Freud no la declara ni explica en ningún lado. En un sitio, comenzó escribiendo «Qh» y luego tachó «h», y en otro pasaje habla de «una cantidad compuesta de Q y Qh». De hecho, una página antes parece consignar que Q = «cantidad exterior», y Qh = «cantidad psíquica» -frases estas que no carecen de cierta ambigüedad-. Agreguemos que en ocasiones Freud se muestra incongruente en el uso de los signos, y con suma frecuencia pone la palabra «Quantität» completa o apenas abreviada. Es lógico que la solución de este enigma quede librada al lector; yo he seguido escrupulosamente el manuscrito
colocando en cada caso «Q», «Qh» o «cantidad».
En general, he mantenido la mayor fidelidad posible al original. Cuando me aparto de él en algún aspecto importante, o cuando abrigo serias dudas sobre algo, consigno el dato entre corchetes o en una nota al pie. En esto, mi criterio difiere radicalmente del adoptado por los editores de AdA, quienes en ningún lugar indican los cambios por ellos introducidos. En vista de esto, he creído menester, allí donde la presente versión diverge en grado sustancial de la de AdA, reproducir el original alemán en una nota. No me he detenido a explicitar las inexactitudes secundarias, como las frecuentes equivocaciones en torno de Q y de Qh; aun así, la necesidad de corregir las numerosas erratas de la edición en alemán implicó agregar una plétora de notas al pie. Ello irritará, por cierto, a muchos lectores, pero quienes posean la edición en alemán podrán así ajustarla al manuscrito original de Freud. Las poco usuales circunstancias en que este fue editado quizá justifique nuestra en apariencia pedante meticulosidad.
3.Importancia de la obra
¿Mereció la pena tomar tan minuciosos recaudos respecto del texto del «Proyecto»? El propio Freud muy probablemente habría contestado que no. Lo redactó a ritmo febril en dos o tres semanas, lo dejó inconcluso, y al par que lo escribía lo hizo objeto de las más severas críticas. En épocas p osteriores de su vida parece haberse olvidado de él, o al menos nunca lo mencionó. Y cuando en su vejez lo pusieron de

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nuevo en sus manos, hizo todo lo posible por destruirlo. ¿Tendrá, pues, el «Proyecto» algún valor?
Hay motivos para suponer que el autor lo enjuició con el ánimo ofuscado. El «Proyecto» es defendible siguiendo dos argumentaciones diferentes.
Cualquiera que examine la bibliografía de otros volúmenes de la Standard Edition se sorprenderá de que en todas y cada una de ellas aparezcan referencias (a menudo muy abundantes) a las cartas enviadas a Fliess y al «Proyecto». Como colorario, en las notas al pie de las páginas que aquí siguen hallará muchísimas remisiones a esos otros volúmenes. Esta circunstancia expresa la notoria verdad de que el «Proyecto», pese a ser en su faz ostensible un documento neurológico, contiene en sí el núcleo de gran parte de las ulteriores teorías psicológicas de Freud. En este aspecto, su descubrimiento no sólo tuvo un interés histórico, sino que de hecho iluminó por vez primera algunas de las más oscuras entre las hipótesis fundamentales de Freud. El grado en que contribuyó a comprender el capítulo VII, teórico, de La interpretación de los sueños (1900a) es examinado en detalle en mi «Introducción» a esa obra (AE, 4, págs. 8 y sigs.); pero lo cierto es que el «Proyecto» -o más bien su invisible espectro- está calladamente
presente en toda la serie de escritos teóricos de Freud, hasta el final.
No obstante, que haya muchos y muy palmarios nexos entre el «Proyecto» y l as siguientes concepciones de Freud no debe llevarnos a soslayar las diferencias básicas entre aquel y estas.
Se apreciará de i nmediato que muy pocas cosas anticipan aquí la técnica del psicoanálisis. Apenas si existe alguna alusión a la asociación libre, la interpretación del material inconciente, la trasferencia. Sólo en los pasajes que versan sobre los sueños encontramos algún adelanto de desarrollos clínicos posteriores, De hecho, el material clínico aparece casi exclusivamente en la parte II, que se o cupa de la psicopatología; las partes I y III están basadas, en lo esencial, en fundamentos teóricos a prior¡. En este sentido h ay otro contraste evidente. Mientras que en esa parte clínica, en gran medida desconectada del resto, la sexualidad ocupa un lugar muy prominente, en las partes teóricas no tiene sino escaso papel. En realidad, en la misma época en que Freud redactaba el « Proyecto» sus investigaciones clínicas de las neurosis estaban principalmente centradas en la sexualidad. Recordemos que el mism o día (1º de enero de 1896) en que envió a Fliess la larga carta en que sometía a revisión algunas de las premisas teóricas del «Proyecto», le envió también «Un cuento de Navidad», que era un estudio preliminar para su segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b) y que giraba en torno de los efectos de las vivencias sexuales. Este incómodo divorcio entre la significación clínica y teórica de la sexualidad no sería resuelto por Freud sino uno o dos años más tarde con su autoanálisis, que lo llevó a reconocer la sexualidad infantil y la
importancia decisiva de las mociones pulsionales inconcientes.
Esto nos pone ante otra notoria diferencia entre las teorías presentadas en el «Proyecto» y las de escritos posteriores. En el cuadro que aquí se traza, todo el acento está colocado en el efecto del ambiente sobre el organismo y en la reacción de este frente a él. Cierto es que, además de los estímulos externos, se mencionan las excitaciones endógenas, pero apenas se examina su naturaleza. Las «pulsiones» son entidades vagamente columbradas, a las que ni siquiera se ha dado nombre todavía. El interés por las excitaciones endógenas se limita básicamente a las operaciones «defensivas» y a sus mecanismos. Hecho curioso, lo que más tarde habría de ser el casi omnipotente «principio de placer» sólo es considerado aquí como un mecanismo de inhibición; incluso en La interpretación de l os sueños, libro publicado cuatro años después, sigue llamándoselo siempre «principio de displacer». Las fuerzas interiores son poco más que reacciones secundarias frente a las fuerzas exteriores. El ello no había sido descubierto aún. ver nota Teniendo e n cuenta esto, tal vez podamos arribar a una visión más general del desarrollo de las teorías freudianas. Lo que nos brinda el «Proyecto» es una descripción «defensivista» del aparato psíquico, «anterior al ello». Con el reconocimiento de la sexualidad infantil y el análisis de las pulsiones sexuales, el interés de Freud se apartó de la defensa, y durante unos veinte años se aplicó primordialmente al estudio del ello. Sólo cuando ese estudio parecía ya más o menos agotado, en el último período de su obra, v olvió a reconsiderar la defensa. Se ha dicho a menudo que en el «Proyecto» hallamos un anticipo del yo estructural que emerge en El yo y el ello (1923b), y es natural que así sea: no pueden faltar similitudes entre un cuadro de los procesos psíquicos «anterior al ello» y otro «posterior al ello».
Es probable que al reflexionar sobre estos aspectos del «Proyecto» se nos imponga otro posible motivo para apreciar esta obra, una fuente de interés distante respecto del psicoanálisis y de la que no podemos ocuparnos aquí en forma adecuada, La tentativa de Freud, emprendida setenta años atrás, de aproximarse a una descripción de los fenómenos psíquicos en términos fisiológicos podría muy bien guardar semejanza con ciertos enfoques modernos del mismo problema. En los últimos tiempos se ha sugerido que el funcionamiento del sistema nervioso humano puede considerarse similar, o aun idéntico, al de una computadora electrónica: ambos son aparatos destinados a la recepción, almacenamiento, procesamiento y entrega de información. Se ha señalado, verosímilmente, que en los complejos sucesos «neuronales» que aquí describe Freud y en los principios que los gobiernan puede verse más de un indicio de las hipótesis sustentadas por la teoría de la información y la cibernética en su aplicación al sistema nervioso. Para mencionar unos pocos casos de esta similitud de enfoque, observemos ante todo la insistencia de Freud en la necesidad primaria de proporcionar al aparato una «memoria»; está, además, su sistema de «barreras-contacto», que permite al aparato hacer una «elección» adecuada (basándose en la memoria de los sucesos anteriores) entre distintas respuestas frente a un estímulo exterior; y ateniéndonos a las elucidaciones de Freud sobre el mecanismo de la percepción, tenemos también su introducción de la idea fundamental de la realimentación como medio de corregir los errores que se producen en el comercio del aparato con su ambiente.
Estas y otras semejanzas, en caso de ser confirmadas, aportarían sin duda nuevas pruebas acerca de la originalidad y fecundidad de las ideas de Freud, y podría existir la tentación de ver en él a un precursor del conductismo moderno. Al mismo tiempo, se corre el riesgo de que el entusiasmo lleve a distorsionar su uso del lenguaje, volcando en sus p untualizaciones, a veces oscuras, interpretaciones modernas que ellas no sustentan. Debemos tener presente, en fin, que el propio Freud desechó, en última instancia, todo el marco de referencia neurológico. Y no es difícil conjeturar por qué: comprobó que su aparato neuronal no podía dar cuenta en modo alguno de aquello que, en El yo y el ello, llamó «la única antorcha en la oscuridad de la psicología de las profundidades», a saber: «la propiedad de ser o no conciente» (AE, 19, pág. 20). En su obra póstuma Esquema del psicoanálisis (1940a [1938]), declaró que el punto de partida para la indagación de la estructura del aparato psíquico «lo da el hecho de la conciencia, hecho sin parangón, que desafía todo intento de explicitarlo y describirlo», agregando en u na nota al pie: «¡Una orientación extrema, como el conductismo nacido en Estados Unidos, cree poder edificar una psicología prescindiendo de este hecho básico!» (AE, 23, pág. 155). Sería una verdadera perversión tratar de imputar al propio Freud una prescindencia similar de lo psíquico. Debe seguir considerándose al «Proyecto» un esbozo inconcluso, desautorizado por su creador.
James Strachey
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[En una nota de su contribución aEstudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pág. 207, Breuer señala que «la concepción de la energía del sistema nervioso central como una cantidad que se distribuye por el encéfalo de manera oscilante y alternante es ya antigua», citando a continuación a Georges Cabanis (1824, 3, pág. 153), médico francés Hay motivos para suponer que el autor lo enjuició con el ánimo ofuscado. El «Proyecto» es defendible siguiendo dos argumentaciones diferentes.
Cualquiera que examine la bibliografía de otros volúmenes de la Standard Edition se sorprenderá de que en todas y cada una de ellas aparezcan referencias (a menudo muy abundantes) a las cartas enviadas a Fliess y al «Proyecto». Como colorario, en las notas al pie de las páginas que aquí siguen hallará muchísimas remisiones a esos otros volúmenes. Esta circunstancia expresa la notoria verdad de que el «Proyecto», pese a ser en su faz ostensible un documento neurológico, contiene en sí el núcleo de gran parte de las ulteriores teorías psicológicas de Freud. En este aspecto, su descubrimiento no sólo tuvo un interés histórico, sino que de hecho iluminó por vez primera algunas de las más oscuras entre las hipótesis fundamentales de Freud. El grado en que contribuyó a comprender el capítulo VII, teórico, de La interpretación de los sueños (1900a) es examinado en detalle en mi «Introducción» a esa obra (AE, 4, págs. 8 y sigs.); pero lo cierto es que el «Proyecto» -o más bien su invisible espectro- está calladamente
presente en toda la serie de escritos teóricos de Freud, hasta el final.
No obstante, que haya muchos y muy palmarios nexos entre el «Proyecto» y l as siguientes concepciones de Freud no debe llevarnos a soslayar las diferencias básicas entre aquel y estas.
Se apreciará de i nmediato que muy pocas cosas anticipan aquí la técnica del psicoanálisis. Apenas si existe alguna alusión a la asociación libre, la interpretación del material inconciente, la trasferencia. Sólo en los pasajes que versan sobre los sueños encontramos algún adelanto de desarrollos clínicos posteriores, De hecho, el material clínico aparece casi exclusivamente en la parte II, que se o cupa de la psicopatología; las partes I y III están basadas, en lo esencial, en fundamentos teóricos a prior¡. En este sentido h ay otro contraste evidente. Mientras que en esa parte clínica, en gran medida desconectada del resto, la sexualidad ocupa un lugar muy prominente, en las partes teóricas no tiene sino escaso papel. En realidad, en la misma época en que Freud redactaba el « Proyecto» sus investigaciones clínicas de las neurosis estaban principalmente centradas en la sexualidad. Recordemos que el mism o día (1º de enero de 1896) en que envió a Fliess la larga carta en que sometía a revisión algunas de las premisas teóricas del «Proyecto», le envió también «Un cuento de Navidad», que era un estudio preliminar para su segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b) y que giraba en torno de los efectos de las vivencias sexuales. Este incómodo divorcio entre la significación clínica y teórica de la sexualidad no sería resuelto por Freud sino uno o dos años más tarde con su autoanálisis, que lo llevó a reconocer la sexualidad infantil y la
importancia decisiva de las mociones pulsionales inconcientes.
Esto nos pone ante otra notoria diferencia entre las teorías presentadas en el «Proyecto» y las de escritos posteriores. En el cuadro que aquí se traza, todo el acento está colocado en el efecto del ambiente sobre el organismo y en la reacción de este frente a él. Cierto es que, además de los estímulos externos, se mencionan las excitaciones endógenas, pero apenas se examina su naturaleza. Las «pulsiones» son entidades vagamente columbradas, a las que ni siquiera se ha dado nombre todavía. El interés por las excitaciones endógenas se limita básicamente a las operaciones «defensivas» y a sus mecanismos. Hecho curioso, lo que más tarde habría de ser el casi omnipotente «principio de placer» sólo es considerado aquí como un mecanismo de inhibición; incluso en La interpretación de l os sueños, libro publicado cuatro años después, sigue llamándoselo siempre «principio de displacer». Las fuerzas interiores son poco más que reacciones secundarias frente a las fuerzas exteriores. El ello no había sido descubierto aún. ver nota Teniendo e n cuenta esto, tal vez podamos arribar a una visión más general del desarrollo de las teorías freudianas. Lo que nos brinda el «Proyecto» es una descripción «defensivista» del aparato psíquico, «anterior al ello». Con el reconocimiento de la sexualidad infantil y el análisis de las pulsiones sexuales, el interés de Freud se apartó de la defensa, y durante unos veinte años se aplicó primordialmente al estudio del ello. Sólo cuando ese estudio parecía ya más o menos agotado, en el último período de su obra, v olvió a reconsiderar la defensa. Se ha dicho a menudo que en el «Proyecto» hallamos un anticipo del yo estructural que emerge en El yo y el ello (1923b), y es natural que así sea: no pueden faltar similitudes entre un cuadro de los procesos psíquicos «anterior al ello» y otro «posterior al ello».
Es probable que al reflexionar sobre estos aspectos del «Proyecto» se nos imponga otro posible motivo para apreciar esta obra, una fuente de interés distante respecto del psicoanálisis y de la que no podemos ocuparnos aquí en forma adecuada, La tentativa de Freud, emprendida setenta años atrás, de aproximarse a una descripción de los fenómenos psíquicos en términos fisiológicos podría muy bien guardar semejanza con ciertos enfoques modernos del mismo problema. En los últimos tiempos se ha sugerido que el funcionamiento del sistema nervioso humano puede considerarse similar, o aun idéntico, al de una computadora electrónica: ambos son aparatos destinados a la recepción, almacenamiento, procesamiento y entrega de información. Se ha señalado, verosímilmente, que en los complejos sucesos «neuronales» que aquí describe Freud y en los principios que los gobiernan puede verse más de un indicio de las hipótesis sustentadas por la teoría de la información y la cibernética en su aplicación al sistema nervioso. Para mencionar unos pocos casos de esta similitud de enfoque, observemos ante todo la insistencia de Freud en la necesidad primaria de proporcionar al aparato una «memoria»; está, además, su sistema de «barreras-contacto», que permite al aparato hacer una «elección» adecuada (basándose en la memoria de los sucesos anteriores) entre distintas respuestas frente a un estímulo exterior; y ateniéndonos a las elucidaciones de Freud sobre el mecanismo de la percepción, tenemos también su introducción de la idea fundamental de la realimentación como medio de corregir los errores que se producen en el comercio del aparato con su ambiente.
Estas y otras semejanzas, en caso de ser confirmadas, aportarían sin duda nuevas pruebas acerca de la originalidad y fecundidad de las ideas de Freud, y podría existir la tentación de ver en él a un precursor del conductismo moderno. Al mismo tiempo, se corre el riesgo de que el entusiasmo lleve a distorsionar su uso del lenguaje, volcando en sus p untualizaciones, a veces oscuras, interpretaciones modernas que ellas no sustentan. Debemos tener presente, en fin, que el propio Freud desechó, en última instancia, todo el marco de referencia neurológico. Y no es difícil conjeturar por qué: comprobó que su aparato neuronal no podía dar cuenta en modo alguno de aquello que, en El yo y el ello, llamó «la única antorcha en la oscuridad de la psicología de las profundidades», a saber: «la propiedad de ser o no conciente» (AE, 19, pág. 20). En su obra póstuma Esquema del psicoanálisis (1940a [1938]), declaró que el punto de partida para la indagación de la estructura del aparato psíquico «lo da el hecho de la conciencia, hecho sin parangón, que desafía todo intento de explicitarlo y describirlo», agregando en u na nota al pie: «¡Una orientación extrema, como el conductismo nacido en Estados Unidos, cree poder edificar una psicología prescindiendo de este hecho básico!» (AE, 23, pág. 155). Sería una verdadera perversión tratar de imputar al propio Freud una prescindencia similar de lo psíquico. Debe seguir considerándose al «Proyecto» un esbozo inconcluso, desautorizado por su creador.
James Strachey
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de comienzos del siglo xix. Se hallará un examen de Q en el «Apéndice C»]
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[El término «neurona» fue acuñado en 1891 por W. Waldeyer para designar la unidad fundamental del sistema nervioso. Las investigaciones histológicas de Freud lo habían conducido hacia el mismo descubrimiento. Véase, en particular, «La estructura de los elementos del sistemanervioso» (Freud, 1884f), y una nota mía en el resumen que hizo Freud de este artículo en el sumario de sus primeros trabajos científicos (1897b), AE, 3, pág. 226.] 433 (Ventana-emergente - Popup)
434 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase, por ejemplo, el libro de Exner (1894), de título parecido y un programa similar, aunque llevado a la práctica de manera muy diferente.]
435 (Ventana-emergente - Popup)
[Las «representaciones hiperintensas» se examinan en la sección 1 de la parte II, págs. 394-7.]
436 (Ventana-emergente - Popup)
[En la forma ampliada en que se lo describe luego, esto es lo que más adelante se denominó «principio de constancia», atribuido por Freud a Fechner. En modo alguno es esta la primera oportunidad en que Freud lo mencionó. En un «Apéndice» que agregué a su primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, pág. 65, hago algunas consideraciones acerca de la importancia de dicho principio y las numerosas ocasiones en que Freud se refirió a él en sus escritos. Se ha sugerido que este concepto puede ser equiparado con el de homeostasis.]
437 (Ventana-emergente - Popup)
[Aquí y en otros lugares, esto corresponde a la abreviatura «Nsy» del original. En general, parece probable que con ella Freud designara «Nervensystem» y no «Neuronensystem» {«sistema de neuronas»}, tal como se la interpreta en AdA, passim. En dos pasajes del original, la primera de estas expresiones aparece escrita en forma completa {Consideramos, empero, más probable que sea «Neuronensystem»; ante la duda frente a la interpretación que adopta SE, hemos seguido en general el texto de AdA.}]
438 (Ventana-emergente - Popup)
Estos «estímulos endógenos» son, pues, precursores de las «pulsiones». Cf. mi «Nota introductoria» a «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, págs. 110 y sigs.
439 (Ventana-emergente - Popup)
[La «acción específica» reaparece con otros nombres, por ejemplo, en «La represión» (1915d), AE, 14, pág. 142, y en El malestar en la cultura (1930a), AE, 21, pág. 68. Pero ya había sido mencionada en el primer trabajo sobre la neurosis de angustia (1895b), AE, 3, pág. 108 (donde se habla de «acción específica o adecuada»), y, antes aún, en el Manuscrito E, («la reacción específica», se dice allí).]
440 (Ventana-emergente - Popup)
[También esta expresión aparece de manera regular en otra obra; por ejemplo, en IS, 5, pág. 557. No obstante, más tarde Freud prefirió emplear en su lugar la palabra griega «Ananké» (cf. El malestar en la cultura (1930a), AE, 21, pág. 135).]
441 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original reza «abnehmen» {«quitan»}, probablemente un desliz de escritura, corregido en AdA, pág. 382, donde se lee «abgeben» {«libran»}.]
442 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud ya había recurrido a la noción de «investidura» («Besetzung»), aunque no mucho antes: lo hizo en Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pág. 108. En el «Apéndice» que añadí al primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, págs. 64-5, hago una amplia reseña de su uso.]
443 (Ventana-emergente - Popup)
El término «sinapsis» fue introducido por Foster y Sherrington en 1897, dos años después que Freud redactara esto.
-El original está escrito en lápiz hasta estepunto. De aquí en más las abreviaturas se vuelven mucho menos frecuentes
444 (Ventana-emergente - Popup)
[La incompatibilidad entre las funciones de la percepción y la memoria había sido destacada por Breuer en una nota de su contribución teórica aEstudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, págs. 200-1. Freud retomó el tema en su carta a Fliess del 6 de diciembre de 1896, y seocupó de él a menudo en sus escritos: en el capítulo VII (B) de IS, 5, págs. 532 y sigs., y, mucho más tarde, en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 25, y en «Nota sobre la "pizarra mágica"» (.1925a), AE, 19, pág. 244.]
445 (Ventana-emergente - Popup)
«System von Neuronen» en el original, no «Nsy»
446 (Ventana-emergente - Popup)
«Ein über Er1ernen»
447 (Ventana-emergente - Popup)
[«Leitungsfähiger» en el original; en AdA, pág. 384, figura «Ieistungsfähiger» {«más eficiente»}.]
448 (Ventana-emergente - Popup)
[En lengua inglesa, la palabra «facilitación» para traducir la alemana «Bahnung» -que ya era corriente, parece haber sido acuñada por Sherrington unos pocos años antes del «Proyecto»]
449 (Ventana-emergente - Popup)
[Dado que, por lo dicho antes, la cantidad es de igual medida en toda la neurona.]
450 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase el primer párrafo de esta sección.]
451 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original reza «des Nsy» (singular), no «der» (plural), como entiende AdA, pág. 387.]
452 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud volvió a enunciar esto en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 29. Todo el capítulo IV de esta obra parece haber sido escrito con la mirada puesta en esta sección del «Proyecto».]
453 (Ventana-emergente - Popup)
Las especiales características de la porción del aparato anímico que está en contacto con el mundo exterior continuaron interesando a Freud durante toda su vida; entre sus posteriores exámenes de esta cuestión, el más elaborado, nuevamente, es el de Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 26,donde se le da un enfoque rayano en lo fisiológico y que recuerda netamente al presente pasaje. Desde luego, el tema se vincula de manera estrecha con el del examen de realidad, al cual se llega en la sección 15
454 (Ventana-emergente - Popup)
[«Und mechaniscb» en el original; estas dos últimas palabras fueron omitidas en AdA, pág. 390. - Merece la pena advertir que en toda esta obra Freud agrupa las explicaciones de los fenómenos que estudia bajo dos encabezamientos: «mecánicas» y «biológicas». La distinción ya había aparecido y se la ejemplifica más adelante. Una explicación «mecánica» (o «automática», palabra que a veces utiliza como sinónimo) es aquella en la que el fenómeno estudiado está determinado en forma directa por sucesos físicos contemporáneos a él; la explicación «biológica» es la que indica la determinación genética del fenómeno, por su valor de supervivencia para la especie.]
455 (Ventana-emergente - Popup)
[Exactamente esto mismo se afirma en Más alládel principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 28.]
456 (Ventana-emergente - Popup)
No mucho antes (tal vez a comienzos de enero de 1895), Freud había dado otra explicación, algo críptica, del dolor. Cf. el Manuscrito G

169
457 (Ventana-emergente - Popup)
[La cláusula entre corchetes, muy abreviada en el original, es entendida en AdA, pág. 368, como «dienen diesem Zweck».] 458 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta teoría del dolor fue reintroducida en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, págs. 30-1, y en Inhibición, síntoma v angustia (1926d), AE, 20, págs. 159-60.]
459 (Ventana-emergente - Popup)
[El tema es retomado en la sección 12]
460 (Ventana-emergente - Popup)
[Se observará que esta formulación concierne a entidades fisiológicas (los «procesos neuronales»). Aún debería trascurrir un tiempo antes de que Freud pudiera sostener exactamente lo mismo respecto de eventos psíquicos.
461 (Ventana-emergente - Popup)
[La elección de la letra griega «co» por Freud para designar el sistema perceptual de neuronas es examinada en mi «Introducción»,
462 (Ventana-emergente - Popup)
[«Nur» en el original; omitido en AdA, pág. 394.]
463 (Ventana-emergente - Popup)
[«Die» en el original; «diese» {«estas»} en AdA, pág. 394.]
464 (Ventana-emergente - Popup)
Véase, empero, cómo se corrigió esto al someter a revisión toda la teoría en la carta del 1º de enero de 1896
465 (Ventana-emergente - Popup)
[«Eben» en el original; omitido en AdA, pág. 395.]
466 (Ventana-emergente - Popup)
[«Die sich ... fortsetzen» en el original; en AdA, pág. 395, leemos: «die sie ...fortsetzen» {«los que los continúan», tal vez referido a los «períodos»}. Esta segunda versión parece menos satisfactoria.]
467 (Ventana-emergente - Popup)
[El oscuro concepto de «período» reaparece, en un contexto semejante, en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, págs. 8 y 61, y en «El problemaeconómico del masoquismo» (1924c), AE, 19, pág, 166.]
468 (Ventana-emergente - Popup)
Unos años antes, en La concepción de las afasias (1891b, págs. 56-8), Freud había estudiado este problema y, bajo la influencia de Hughlings Jackson, había adoptado una posición mucho más cercana a la teoría de la conciencia como «añadido» que aquí se describe. Reproducimos el correspondiente pasaje como «Apéndice B» a «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, págs. 204 ysigs. La falta de claridad del presente examen indica, sin duda, que Freud ya estaba avanzando hacia su. concepción posterior, la de que los sucesos anímicos pueden ser tanto concientes cuanto inconcientes
469 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta argumentación se reencuentra en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, págs. 7-9, donde le es atribuida a Fechner - En esta sección, Freud identifica lo que luego llamaría el «principio de placer» con el «principio de constancia». Mucho más adelante establecería un distingo entre ambos. Detallo sus cambiantes puntos de vista acerca de este tema en una nota de «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, pág. 116.]
470 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original, a esta sección Freud le puso como título «Segunda parte», el cual fue omitido en AdA, pág. 397. La razón es que utilizó el mismo encabezamiento para la principal división que estableció luego, la de «Psicopatología».
Parece lo más sensato seguir en esto aAdA y suprimir dicho título. Un hecho curioso es que estas dos «segundas partes» son las únicas divisiones numeradas que fijó el propio Freud. Los títulos «Parte I» y «Parte III» fueron introducidos por los editores de AdA, y l os números arábigos que caracterizan las secciones, agregados por el traductor en la versión inglesa.]
471 (Ventana-emergente -Popup)
[En el original se lee «Nervenddecken»,que es presumiblemente una abreviatura de «Nervenenddecken»;en AdA, pág. 398, se puso «Nervendecken» {«vainas nerviosas»}.]
472 (Ventana-emergente - Popup)
[En beneficio de la claridad, debe señalarse que, en términos estrictos, y pese a la aparente contradicción en la
segunda parte de esta oración, ni los «procesos» del mundo exterior, ni los «estímulos» que recorren los «aparatos nerviosos terminales» hasta



473 (Ventana-emergente - Popup)
Aquí figura en el original la palabra completa«Nervensystem».
474 (Ventana-emergente - Popup)
[«Stärkerer» en el original; en AdA, pág. 399, se lee «starker» {«intenso»}.]
475 (Ventana-emergente - Popup)
[Así en el original; en AdA, pág. 399, esto ha sido modificado, colocándose «(Q



476 (Ventana-emergente -Popup)
[La ley de Fechner establece la relación entre las variaciones en la intensidad de un estímulo y las variaciones en la sensación resultante. En términos matemáticos, enuncia que la sensación varía según el logaritmo de la fuerza del estímulo. Freud parece querer significar que la ley entra en funcionamiento en este punto particular del sistema nervioso.]
477 (Ventana-emergente - Popup)
[Los histólogos de mediados del siglo xix distinguían dos capas fundamentales de células en la corteza cerebral, designando la más externa de ellas con el nombre de «manto» o «palio». La neuroanatomía posterior reveló que la estratificación de la corteza es más compleja.]
478 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto último es elucidado poco después. - La falta de una pantalla protectora hacia el interior es señalada en varios escritos posteriores de Freud -v. gr., en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 28-]
479 (Ventana-emergente - Popup)
[«Sehr» en el original; omitido en AdA, pág. 401.]
480 (Ventana-emergente - Popup)
[En esta oración hay en el original un «doch» omitido en AdA, pág. 401.]
481 (Ventana-emergente - Popup)
[Una de las raras ocasiones en que aparece la palabra «Trieb» en los primeros escritos de Freud. Véase mi «Nota introductoria» a «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, págs. 108-10.]
482 (Ventana-emergente - Popup)
[Por ejemplo, por el berreo del niño.]
483 (Ventana-emergente - Popup)
Una descripción muy semejante de la «vivencia de satisfacción» se halla en el capítulo VII (C) de IS, 5, pág. 557, y, más sucintamente, en «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, págs. 225,n.

170
8, 227. Gran parte de todo esto ya había sido prefigura¿¿ en el primer trabajo sobre la neurosis de angustia(1895b), AE, 3, pág. 108, y en el Manuscrito E, sin duda anterior
484 (Ventana-emergente - Popup)
[Así en el original; en AdA, pág. 403, aparece «(484 (Ventana-emergente - Popup)

485 (Ventana-emergente - Popup)
[Mejor conocida con el nombre más general de «asociación por contigüidad».]
486 (Ventana-emergente - Popup)
[Sorprende encontrar la conciencia definida de esta manera, aparentemente sin referencia a

487 (Ventana-emergente - Popup)
[Luego se alude a esto en varios lugares: el tema resurge veinte años más tarde en «Complemento meta-psicológico a la doctrina de los sueños» (1917d [19151), AE, 14, págs. 226, n. 14, y 233, n. 38, donde se lo denomina «principio de la inexcitabilidad de sistemas no investidos»; y hay nuevas referencias a él en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 30, y en «Nota sobre la "pizarra mágica"» (1925a), AE, 19, pág. 247.]
488 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf, Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, págs,159-60.]
489 (Ventana-emergente - Popup)
[Es interesante acotar que en el original Freud había escrito aquí inicialmente «Q


490 (Ventana-emergente - Popup)
[Aunque en el original se lee «motorischen» {«motrices»}, es probable que este haya sido un desliz por «sekretorischen» {«secretorias»}, ya que el término «llave» apunta a que esas neuronas «secretan» Q

de la inervación motriz y secretoria en IS, 5, pág. 465.]
491 (Ventana-emergente - Popup)
[Estas consecuencias de una vivencia de dolor son descritas en IS, 5, págs. 589-90.]
492 (Ventana-emergente - Popup)
[A Freud le interesó durante toda su vida la posible fundamentación química de las pulsiones, en especial de las sexuales. Se hallarán ciertas consideraciones sobre esto en mi «Nota introductoria» a Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, págs. 112-3 y 197. Freud vinculaba estas ideas, en particular, con sugerencias de Fliess, como lo demuestra un pasaje posterior de la presente obra (infra, págs. 387-8). La primera referencia al tema en este epistolario se encuentra en e¡ Manuscrito D; véase también una alusión en la Carta 52. Una mención más tardía aparece en «Sobre la sexualidad femenina» (1913b), AE, 21, pág. 241, pasaje este último en que reconsidera (y descarta) la expectativa de que hubiesen varias sustancias químicas sexuales.]
493 (Ventana-emergente - Popup)
[Aquí, «3 Q






pero en un pasaje aún anterior, al que este remite, puso «Q: 3

494 (Ventana-emergente - Popup)
[Partiendo de ciertos pasajes de esta obra, podría pensarse que Freud empleaba el término «afecto» en relación con la reproducción de vivencias displacenteras únicamente, pero esto queda por entero refutado al referirse a los sueños. Se hallará una reseña del uso que hizo Freud del término «afecto» en un texto mío titulado «Surgimiento» de las hipótesis fundamentales de Freud]. (AE, 3, págs. 66-8).]
495 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. IS, 5, pág. 539.]
496 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original se lee: «die Besetzg des freundlichen Er[inne-rungsbildesl»: en AdA, pág. 406, se ha interpretado «der... Erinnerung» {«del recuerdo»}, debido a que se confundió el género del artículo definido.]
497 (Ventana-emergente - Popup)
[«Steis» en el original; omitido en AdA, pág. 406.]
498 (Ventana-emergente - Popup)
[Este distingo fundamental hace su primera aparición al final de esta sección. Hago ciertas consideraciones sobre él en el «Apéndice C», págs. 442-3.]
499 (Ventana-emergente - Popup)
«Gesamtnervensystem»; esta palabra aparece completa en el original.
500 (Ventana-emergente - Popup)
[O sea, la secuencia que va de un deseo a una alucinación, tal como se la describe en la sección 11.]
501 (Ventana-emergente - Popup)
[«W (Wahrnebmg) von Er (VorstelIg) zu unterscheiden». -Quizá sea este el más antiguo intento de Freud por abordar el problema del «examen de realidad» (el procedimiento por el cual se decide si una cosa pertenece o no a la realidad objetiva), que retoma aquí en varios lugares y que lo ocupó constantemente a lo largo de los años. Cf. el «Apéndice C»]
502 (Ventana-emergente - Popup)
[«Realitätszeichen». Una expresión casi idéntica, «Kennzeichen der Realität» {«signo distintivo de realidad»}, aparece en «Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños» (1917d), AE, 14, pág. 231.]
503 (Ventana-emergente - Popup)
Primera vislumbre, quizá, de la teoría de la angustia-señal, muy posterior. Véase mi «Introducción» a Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, pág. 79,
504 (Ventana-emergente - Popup)
[O sea, si cuando se recibe el signo de realidad no existe un estado de tensión de deseo ni un acrecentamiento de displacer.]
505 (Ventana-emergente - Popup)
[La distribución relativa de cantidades y barreras-contacto]
506 (Ventana-emergente - Popup)
[El título de esta sección reza en el original «Das Erkennen u[nd] reproduzirende Denken»; en AdA, pág. 411, se lo ha trocado por «Das erkennende und reproduzierende Denken» {«El pensar discerniente y reproductor»}Las secciones 16, 17 y 18 de la parte I, así como casi toda la parte III, versan sobre la clasificación y análisis de los procesos de pensar. En la parte I, el distingo principal se traza entre los conceptos de «discernimiento» y «juicio» (íntimamente ligados, tal vez idénticos), por un lado, y, por el otro, el «pensar reproductor», que abarca operaciones tales como el recordar, el desear y el tener expectativas. En la parte III se revisa esto mismo con mucho más hondura. El «pensar reproductor» desaparece casi por completo del horizonte y se introducen nuevas expresiones, como «pensar práctico», «pensar observador», «pensar teórico» y «pensar crítico». Se comprobará que es algo menos arduo seguir estos dificilísimos análisis cuando se toman en consideración ambos, el de la parte III y el de la parte I, ya que a menudo abarcan el mismo territorio y se echan luz recíprocamente.]
507 (Ventana-emergente - Popup)
[Se hallarán puntualizaciones similares sobre el juicio en «La negación» (1925h), AE, 19, pág. 256.]

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508 (Ventana-emergente - Popup)
[En un principio, Freud había escrito aquí «Besetz[un]g {«investidura»}, pero luego tachó estapalabra y la remplazó por «Ström[un]g» {«corriente»}.] 509 (Ventana-emergente - Popup)
[El bebé hambriento es tomado como ejemplo en circunstancias en IS, 5, pág. 557.]
510 (Ventana-emergente - Popup)
El original no es claro aquí. En AdA, pág. 414, se lee:«die Wunscbvorstellungs-Erinnerung», que tiene escaso sentido y no es, por cierto, lo que encontramos en el original, donde si bien la palabra empieza por «Wunsch» {«deseo»}, lo que sigue es dudoso y no hay ni una «s» ni un guión antes de «Er[innerung]» {«recuerdo»} (palabra esta última que se discierne con nitidez). Uno esperaría«die Wunschvorstellung der Erinnerung» {«la representación-deseo del recuerdo»}, pero no es eso, en verdad, lo que se aprecia en el original. De todos modos, el sentido general es claro. ]
511 (Ventana-emergente - Popup)
[El signo «+» parece indicar «deseado»]
512 (Ventana-emergente - Popup)
[O sea, recibe un monto adicional de investidura. En una nota de la 23º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, pág. 341, n, 17, damos una lista de algunos de los lugares en que apareció este término en trabajos más tardíos. Véase también el «Apéndice
513 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA, pág. 415, se modifica aquí de manera sistemática el género neutro de «Wahmehmungsbild» {«imagen-percepción»}, que se lee en el original, consignando el femenino «Wahrnehmung» {«percepción»}; asimismo, en la oración anterior se desarrolla «W» como «die Wahrnehmung», cuando lo más probable sería «Wahmehmungsbild».]
514 (Ventana-emergente - Popup)
[«Vorbin» en el original, palabra que ya figura con anterioridad en la oración, y que es omitida en AdA, pág. 415.]
515 (Ventana-emergente - Popup)
[Nuestras bastardillas se ajustan en este párrafo a las palabras subrayadas en el original. Habría sido más lógico destacar «trabajo mnémico» y no «despertados», por contraste con «trabajo de juicio»]
516 (Ventana-emergente - Popup)
[Como señalan los editores de AdA, una remota aproximación a esta idea se halla quizás en un pasaje del libro sobre el chiste (1905c), AE, 8, págs, 183 y sigs., donde Freud examina la «mímica de representación»]
517 (Ventana-emergente - P opup)
[«Primärf» en el original; «Primärfunktion» en AdA, pág. 416; esto no contradice el distingo trazado en la sección siguiente entre el juzgar primario y el secundario.]
518 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto se vuelve luego más inteligible]
519 (Ventana-emergente - Popup)
[«Reproduzirendes Nachdenken»; en todo el resto de la obra, se emplea «Denken» {«pensar»}. Estos dos casos alternativos recuerdan el «trabajo mnémico carente de meta» y el «trabajo de juicio carente de meta»]
520 (Ventana-emergente -Popup)
[El tema del juzgar fue examinado por Freud, con argumentos muy semejantes, treinta años más tarde, en «Nota sobre la "pizarra mágica"» (1925a), AF, 19,pág, 256.]
521 (Ventana-emergente - Popup)
Una argumentación análoga desarrolla Freud en el capítulo VII (C) y (E) de IS, 5, págs. 558 y 591-2, donde habla de una «identidad perceptiva» y de una «identidad de pensamiento»]
522 (Ventana-emergente - Popup)
[«Eigenen» en el original; omitido en AdA, pág417.]
523 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA, pág. 417, se añade la palabra «hinzu» {«también»}, que no está en el original.]
524 (Ventana-emergente - Popup)
[«Variable» en el original; en AdA, pág. 417, se ha puesto, inexplicablemente, «verarbeitende» {«procesadora»}]
525 (Ventana-emergente - Popup)
[En este lugar encontramos en AdA, pág. 417, una coma seguida de la palabra «so» {«y»} con inicial minúscula. En realidad, el original muestra claramente un punto y seguido, y la palabra «So» con «S» mayúscula (que en la caligrafía gótica no es posible confundir con la «S» minúscula). Quizás esa enmienda fue motivada por el hecho de que el final de la oración no es gramaticalmente correcto en el original.]
526 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta teoría de la economía del pensar es otra de las ideas básicas que recorre todos los escritos de Freud. Véase una larga lista de referencias en una nota de la32º de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág. 83.]
527 (Ventana-emergente - Popup)
[El concepto de la «ligazón» de energíay, en general, todo este tema es examinado con mayor amplitud en la parte III, págs. 416 y sigs. Véase también el «Apéndice C»]
528 (Ventana-emergente - Popup)
[«Überdenken»]
529 (Ventana-emergente - Popup)
[Los últimos párrafos de esta sección, así como los dos siguientes, contienen muchas anticipaciones de La interpretación de los sueños.]
530 (Ventana-emergente - Popup)
[«Qend» en el original; en AdA, pág. 419, se soslayó el «end» y sólo reza «Quantität». ]
531 (Ventana-emergente - Popup)
[Tal vez equivalente a la «atención» mencionada en la oración siguiente y examinada con detenimiento luego
532 (Ventana-emergente - Popup)
{Primer registro de este término, en lugar de «neuropsicosis»}
533 (Ventana-emergente - Popup)
[En este párrafo nos encontramos con la primera enunciación de una de las más trascendentales, probablemente, de las observaciones de Freud.]
534 (Ventana-emergente - Popup)
{Después de la cena y del coito}
535 (Ventana-emergente - Popup)
[«beim Erwachsenen» en el original (véase el párrafo que sigue); en AdA, pág. 420, se trascribió erróneamente «beim Erwachen» {«al despertar»}.]
536 (Ventana-emergente - Popup)
[«Es» en el original; «er» {«él»} en AdA, pág. 420.]
537 (Ventana-emergente - Popup)
[«Liesse» {traducido por el potencial «habrían podido»} en el original; en AdA, pág. 421, se lee «Lässt» {«han

172
podido»}.]
538 (Ventana-emergente - Popup)
[Sobre este punto se insiste en posteriores escritos (p. ej., en IS, 5, pág. 547).] 538 (Ventana-emergente - Popup)
539 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. IS, 4, pág. 49.]
540 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original se lee: « ... vielleicht nicht im Stande von 0)aus ein Qualz zu geben»; en AdA, pág. 421, esto se trascribe erróneamente así: «... vielleicht nicht ¡m Stande, von Wahrnehmungen aus ein QuantítüIszeichen zu geben» {«quizás incapaces de proporcionar desde percepciones un signo de cualidad»}. - Algo semejante encontramos sugerido (entre otros sitios) en «Nota sobre la "pizarra mágica"» (1925a), AE, 19, págs. 246-7.]
541 (Ventana-emergente - Popup)
[Se vuelve a hacer referencia a esta posibilidad en Psicología de las masas y análisis del yo (1921c), AE, 18, pág. 120, donde en una nota mencionamos otros lugares en que Freud alude a la «distracción» de la atención.]
542 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA, pág. 422, figura «Schranke»,la palabra utilizada ha bitualmente para «barrera». No obstante, en el original la palabra parece ser «Pyschranke»;las dos primeras letras están claramente escritas en caracteres latinos; el resto de la palabra, con igual claridad, en caracteres góticos. Esas letras, «Py», que no tienen explicación, simplemente han sido omitidas en AdA.]
543 (Ventana-emergente - Popup)
[«Wesentlichste: en el original; «weseniliche» {«esencial»} en AdA, pág. 422.]
544 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto ya habíasido mencionado. Freud había examinado esta «compulsión a asociar» en una larga nota al pie de uno de los historiales clínicos de Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pág. 89. Allí lo aplicó a la elucidación de la falta de significado de los sueños, idea sobre la cual volvió en IS, 4, págs. 194-5.]
545 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta anécdota figura en IS, 5, págs. 495-6, dentro de un contexto algo distinto.]
546 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud reafirma esto e insiste en su importancia en «Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños» (191V), AE, 14, págs. 228-9.]
547 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA, pág. 423, se han introducido pequeños cambios en el orden de estas últimas palabras, sin alterar su significado. - Tenemos aquí una aproximación a lo que Freud denominaría más tarde «regresión». Examino su uso de este concepto en el «Apéndice A», ubicado al final de la parte I, pág. 390.]
548 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta elucidación de la regresión se reconsidera y critica en IS, 5, págs. 537-8.]
549 (Ventana-emergente - Popup)
[«Docb noch nicht» en el original; en AdA, pág. 423, se omite«noch», con lo que la frase se entendería «no por ello habría», sin la restricción de «sólo».]
550 (Ventana-emergente - Popup)
[En IS, 4, pág. 335, se hace un examen mucho más complicado de la nitidez y el carácter vívido de los sueños.]
551 (Ventana-emergente - Popup)
[El primer indicio de este descubrimiento se halla en la Carta 22, del 4 de marzo de 1895. Su confirmación definitiva fue alcanzada mediante el análisis del «sueño de la inyección de Irma», soñado por Freud en la noche del 23 al 24 de julio
de 1895, apenas un par de meses antes del presente escrito. En la próxima sección se da una breve noticia acerca de él.]
552 (Ventana-emergente - Popup)
[«Lustablubrspuren» en el original; en AdA, pág. 424, «Lustabfuhren» {«descargas de placer»}.]
553 (Ventana-emergente -Popup)
[«


554 (Ventana-emergente - Popup)
[«Auch» en el original; omitido en AdA, pág. 424.]
555 (Ventana-emergente - Popup)
En el original, esta oración constituye la conclusión del párrafo, refiriéndose evidentemente a los puntos que en él acaban de tratarse. En AdA, pág. 424, se la incorpora al párrafo siguiente, como si estuviera referida a lo que viene a continuación. - Digamos, de paso, que las «dos indicaciones inapreciables» podrían ser citas tomadas de algunos de los escritos de Freud treinta años posteriores a este {tal vez de El yo y el ello (1923b»; no obstante, ya había dicho algo parecido en el prólogo a su traducción del libro de Bernheim, De la suggestion... [Freud, 1888-89)
556 (Ventana-emergente - Popup)
[Hay un párrafo semejante en IS, 5, págs. 585 y sigs., donde se enumeran y describen estos procesos patológicos.]
557 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta aclaración, que parecería indispensable para el sentido de lafrase, ha sido agregada en AdA, pág. 425.]
558 (Ventana-emergente - Popup)
[Se nos presenta aquí -desde luego que muy resumido-el famoso «sueño de la inyección de Irma», utilizado como «sueño paradigmático» en IS, 4, págs. 127-41 y 300-1. En este original se denomina «A.» a la paciente y «R.» al médico; los editores de AdA sustituyeron estas abreviaturas por los seudónimos que escogió Freud en el relato completo del sueño: «Irma» para la paciente y «O.» («Otto») para el médico. - En la última parte de esta oración, se lee en el original: «dann sebe icb vor mir Trimethylamin sehr lebbalt, balluc als Formel. Erk1ärg:...»; en AdA, pág, 425, se ha puesto «dann sebe ich vor mir Trimethylamin sebr lebbaft, halluziniere als formale Erklärung« . » {«y entonces yo veo frente a mítrimetítamina muy vívidamente, alucinada como explicación formal»}. (La palabra «Formel» {fórmula}, seguida de un punto, aparece muy clara en el original, y es ratificado por el siguiente párrafo y por IS, 4, pág. 129.)]
559 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original se subraya esta palabra, aunque más bien debería estar subrayado «proceso secundario».]
560 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta fecha, que en el original aparece al final de la parte I, es trasferida por error en AdA, pág. 427, al comienzo de la parte 11. - El día debía ser posiblemente «28»]
561 (Ventana-emergente - Popup)
En un párrafo agregado, tarnbién en 1914, a IS, 5, pág. 541
562 (Ventana-emergente - Popup)
Esta es, por supuesto, una temprana vislumbre de lo que pronto sería discernido como la «disposición perversa polimorfa» de los niños -cf. Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 173
563 (Ventana-emergente - Popup)
Es obvio que al principio Freud tenía cierta renuencia a ampliar el uso del término desde su acepción «tópica» a su acepción «temporal».
564 (Ventana-emergente - Popup)
Sobre el término «fijación», cf. «Un caso de curación por hipnosis...» (1892-93), supra, pág. 159n.

173
565 (Ventana-emergente - Popup)
[Aquí y cuatro líneas más abajo, esta palabra aparece en plural en el original, pero en AdA, pág. 427, se la da en singular.] 566 (Ventana-emergente - Popup)
[No hay en el original ningún subtítulo «B».]
567 (Ventana-emergente - Popup)
[«überstark». La misma palabra es usada por Freud en un contexto análogo del historial clínico de «Dora» (1905e [19011), AE, 7, pág. 48, donde la equipara al término de Wernicke, «überwertig» {«hipervalente»}, usado a su vez por Breuer en Estudios sobre la histeria (1895d), AE, ?, pág. 257. La idea subyacente en el presente párrafo ya había sido enunciada por Freud en esta última obra, al ocuparse del caso de Emmy von N.. (Cf. Wernicke, 1900, pág. 140.)]
568 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original se lee, o bien «dieser N [Neuronel» {«de estas neuronas»}, o bien «dieser V[Vorstellung]» {«de esta representación»}; en AdA, pág. 427, se escogió la primera alternativa, pero la segunda parece ajustarsemejor al sentido.]
569 (Ventana-emergente - Popup)
[Así en el original; en AdA, pág. 428, se ha corregido por «(2)». El «3» remite, desde luego, a la enumeración anterior.]
570 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta expresión no fue usada habitualmente por Freud en ninguno de los estudios que efectuó en esta época sobre la clasificación de las neurosis. Aparece en su segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1896b), AE, 3, pág. 168, donde lo aplica a las que más adelante denominó «neurosis actuales» -la neurastenia y la neurosis de angustia-, por oposición a las «psiconeurosis» -la histeria y la -neurosis obsesiva- No obstante, parecería que en el presente contexto emplea la frase con un sentido distinto]
571 (Ventana-emergente - Popup)
[El mismo ejemplo se da en IS, 4, pág. 193. - En este examen, Freud parece utilizar casi siempre la palabra «simbolización» en el sentido muy general de «desplazamiento». En su contribución a Estudios sobre la histeria (1895d), la había empleado con la acepción, más restringida, de «conversión» de estados anímicos en sensaciones corporales (véase, por ejemplo, AE, 2, págs. 191-3). Estos usos mantienen un vago nexo con el sentido que más comúnmente asignó Freud a ese término en su! escritos posteriores, en especial en relación con los sueños. En este último caso, parece ser condición esencial que el significado del símbolo no esté presente en la conciencia; no es esto lo que se afirma en el párrafo siguiente. Freud pasó revista a los diversos usos del concepto de «símbolo» en la 10º de sus Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 15, esp. págs. 138-9.]
572 (Ventana-emergente - Popup)
[La argumentación precedente reaparece en gran parte, con lineamientos algo distintos, en el análisis de «Dora» (1905e), AE, 7, pag. 49.]
573 (Ventana-emergente - Popup)
[Así en el original. Poco después se verá que lo que aquí se quiere decir es que, para ser reprimida, una representación debe despertar un afecto penoso y provenir de la vida sexual.]
574 (Ventana-emergente -Popup)
[«Schwer zu besiegender» en el original; en AdA, pág. 430, se puso «schwer zu beseítigender» {«difícil de eliminar»}.]
575 (Ventana-emergente - Popup)
[Como Freud destacó más de una vez en años posteriores, esta observación de la identidad de las fuerzas que operan en la resistencia y en la represión se convirtió en la piedra angular del psicoanálisis. Véase, verbigracia, la
Presentación autobiográfica (1925d), AE, 20, págs. 28-9. La observación ya aparece en Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pág, 171.]
576 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA, pág. 431, figura «dann noch» {«además»}; el original no está claro, pero probablemente diga «darnach» {«de acuerdo con ello»}, que parece más entendible.]
577 (Ventana-emergente - Popup)
[Estas palabras aparecen en letras latinas en este título, pero en letras griegas en el de la sección siguiente; en AdA, págs. 432 y 435, se los da a ambos en letras griegas. La expresión procede de Aristóteles, Primeros analíticos (libro 11, capítulo 18, Ma, 16), obra que se ocupa de la teoría del silogismo posteriormente incluida en el Organon. La «proton pseudos» es una premisa mayor falsa en un silogismo, que da como consecuencia una conclusión falsa. Andersson (1962, págs. 195-6) demostró que el médico vienés Max Herz; había empleado esa frase, dentro de un contexto similar, en una monografía suya leída ante la «sección de neurología» de un congreso científico realizado en Viena en 1894; Freud era secretario de esa «sección». (Cf. la Carta 16, del 7 de febrero de 1894, AdA, pág. 91.)]
578 (Ventana-emergente - Popup)
[«Wetche aber hier mehr leistet als normal» en el original; en AdA, pág. 432, se inserta«nichi» antes de «mehr» {con lo cual la traducción sería «que no rebasa lo normal»}. No hay en el original señal alguna de ese«nicht», que de todos modos contraría el sentido.]
579 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta paciente, Emma, ocupa un prominente espacio en fragmentos inéditos de la correspondencia con Fliess; cf. Schur, 1966.]
580 (Ventana-emergente - Popup)
[«Auch» en el original; omitido en AdA, pág. 434.]
581 (Ventana-emergente - Popup)
[«Unten dargestellten» en el original; se refiere alos círculos blancos de la parte inferior del diagrama. (Como en el caso de la figura 15,los círculos negros representan elementos concientes, y los blancos, elementos inconcientes.) Los editores de AdA parecen haber supuesto equivocadamente que la frase aludía a la posición del diagrama dentro de la página, y en consecuencia corrigieron lo anterior poniendo «oben dargestellten» {«figurado arriba»}, creyendo presumiblemente que Freud había cometido un desliz, pues. to que el diagrama está «arriba» en el original (como lo está en AdA, pág. 434).]
582 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud se había referido extensamente a los «enlaces falsos» en su historial clínico de Emmy von N.; cf. Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, págs. 88-90n. En otros de sus tempranos escritos (v. gr., en el primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa(1894a), AE, 3, pág. 53), la expresión está más a menudo específicamente referida al desplazamiento de afecto.]
583 (Ventana-emergente - Popup)
[«Lichtgehalten» en el original; en AdA, pág. 434, se reemplaza esto por «gebrochene Linien» {«líneas de puntos»}.
-De paso, nos encontramos aquí con un notable ejemplo del uso del término «complejo» para designar un grupo de representaciones reprimidas, designación esta que habitualmente se considera introducida por la escuela de Zurich. Véase mi «Nota introductoria» a «La indagatoria forense y el psicoanálisis» (1906c), AE, 9, págs. 84-5. Véase también la «Nota "III"» (194lb [1892], y en el presente «Proyecto»]
584 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta oración no tiene una sintaxis correcta en el original, y en AdA, pág, 435, ha sido reordenada sin alterar su sentido.]
585 (Ventana-emergente - Popup)

[La hipótesis formulada en esta oración (y examinada en las dos secciones siguientes) rigió a lo largo de todo este período temprano las concepciones de Freud acerca de la etiología de la histeria. Poco después de redactar la presente obra, sometió a examen dicha hipótesis en una larga nota de su segundo trabajo sobre las neuropsicosis de defe nsa (1896b), AE, 3, págs. 167-8; allí se encontrarán ulteriores referencias. La idea fue socavada por el descubrimiento, uno o dos años más tarde, de la sexualidad infantil y el reconocimiento de la persistencia de las mociones pulsionales inconcientes. No obstante, la noción del «efecto retardado» del recuerdo traumático {su acción con posterioridad} no perdió del todo su validez, como lo muestra una nota a pie de página del historial clínico del «Hombre de los Lobos» (1918b), AE, 17, pág. 44, n. 19.]
586 (Ventana-emergente - Popup)
La palabra con que comienza este encabezamiento, en plural en el original, es puesta en singular en AdA, pág. 435. 586 (Ventana-emergente - Popup)
587 (Ventana-emergente - Popup)
[«Das "Überlegen"». Cf. pág. 377, donde se emplea (tal vez con un sentido diferente) la palabra «Nacbdenken» {«meditar»}]
588 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase, sobre esto, Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 29. - Al comienzo de la siguiente oración, en el original se lee «die Erbesetz[un1g»; en AdA, pág. 438, se ha puesto «die Besetzung der Erinnerungsspur» {«la investidura de la huella mnémica»}]
589 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original figura subrayada esta palabra, mientras que en AdA, pág, 488, se destaca en cambio « desprendimiento de displacer»]
590 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original: «W (Wabrnebm[un]gen)».]
591 (Ventana-emergente - Popup)
En AdA, pág. 439, se lee aquí «Qtíantitätszeichen»]
592 (Ventana-emergente - Popup)
[Así en el original; en AdA, pág. 439, figura una «W».]
593 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original, la última parte de esta oración reza: «u[nd] die Abfubr der o) Erreg[un] g wird jede Abluhr eine Nachricbt nacb, y fiefern... ». Como esto carece de sentido, en AdA, pág. 439 (que, por otra parte, vierte erróneamente la «w» por «Wahrnebmung»), se omiten sin aclaración alguna las palabras «jede AbJuhr», con lo cual la oración cobra este sentido: «yla descarga de la excitación de la percepción brindará una noticia ay».
Probablemente, la verdadera explicación del enigma sea que Freud omitió por accidente la palabra «wie» («como»} antes de «jede Abfuhr». Confirma esto un pasaje casi idéntico en AdA, pág. 410, donde aparecen las palabras «wie von jeder Abfubr» {«como de cualquier descarga»}]
594 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. el «Apéndice C»]
595 (Ventana-emergente - Popup)
Véase, asimismo, una puntualización de Breuer en Estudios sobre la histeria (1895d), donde cita un concepto de Exner (1894, pág. 165), el de «facilitación atencional» «attentionelle Bahnung»), para dar cuenta del hecho de que «cuando el encéfalo trabaja, aun la "excitación tónica intracerebral" se encuentra distribuida desigualmente» (AE, 2, pág. 207).]
596 (Ventana-emergente - Popup)
[Aquí y en el resto de este párrafo, en el original aparece una «V» (Vorsteltung) con doble subrayado.]
597 (Ventana-emergente - Popup)
[La última cláusula es omitida en AdA, pág. 440. El original reza:«da sich die gewünschien darunter belinden könnien».]
598 (Ventana-emergente - Popup)
[«Asociación por similitud». Freud escribió originalmente «ersten» «primera»} y luego se corrigió y puso «zweiten» {«segunda»}.]
599 (Ventana-emergente - Popup)
[«Wq» en el original; en AdA, pág. 442, esto se amplía así: «die an der Wakrnehmung haltenden Quantitäten (Wq)» {«Las cantidades que adhieren a la percepción»}.]
600 (Ventana-emergente - Popup)
Una descripción sumamente similar se hallará en IS, 5, pág. 583, donde se la llama «ilación preconciente de pensamiento». El término «preconciente» había sido introducido en la carta a Fliess del 6 de diciembre de 1896
601 (Ventana-emergente - Popup)
[«W» en el original (se infiere que es de género neutro); en AdA, pág. 442, se lo amplía a «das System W», como si se hubiera leído, erróneamente, «w».]
602 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original: «Die aus Q u[nd] Qh zusainmengesetzte Quantitát»; ampliado en AdA, pág. 442, así: «die äusdusserer und psychischer Quantität Q und Qh zusammengesetzte Quantitat» {«la cantidad compuesta por cantidad externa y cantidad psíquica (Q y Qh)»}.]
603 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA, pág. 442, el fragmento que reza: «e inviste nuevas neuronas asociadas; otras barreras no serán superadas», fue omitido, trastocando el sentido. El correspondiente fragmento del original dice: «u[nd] neue assocúrte N besetzen andere Schranken nicht überwinden»]
604 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta oración no tiene una sintaxis correcta en el original, y en AdA, pág. 443, ha sido reordenada sin alterar su sentido.]
605 (Ventana-emergente - Popup)
[«Von W» en el original; una vez más (cf. n. 12), en AdA, se pone «vom System W», bajo la impresión de que Freud escribió «w»]
606 (Ventana-emergente - Popup)
[«Nur» en el original; omitido en AdA ' pág. 443.]
607 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original falta el verbo; en AdA, pág. 443, se ha agregado «besprechen wir» {«diremos»}.]
608 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA, pág. 443, figura «Qh» en vez de «Q».]
609 (Ventana-emergente - Popup)
[En los pasajes que siguen, Freud formuló por primera vez su teoría acerca del importante papel que cumple el lenguaje en la operación anímica, especialmente en el distingo entre procesos inconcientes y preconcientes. Poco tiempo después, aludió a esta teoría en IS, 5, págs. 566 y 605, y lo hizo nuevamente en «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, pág. 226. Pero el desarrollo cabal del tema se encuentra en «Lo inconciente» (1915e), AE, 14, págs. 197 y sigs. Lo retornó luego en El yo y el ello (1923b), AE, 19, pág. 22, y en el póstumo Esquema del psicoanálisis (1940a [19381), AE, 23, pág. 160. Sin embargo, su interés por esta cuestión se remonta evidentemente a su monografía sobre las afasias (1891b); un fragmento de esta monografía, el más

175
estrechamente vinculado a los problemas psicológicos, ha sido incluido como «Apéndice» a «Lo inconciente» (AE, 14, págs. 207 y sigs.). Véase también el «Apéndice C» al final del presente volumen.]
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625 (Ventana-emergente - Popup)
[Parece ser esta la primera vez que se consigna este distingo, el cual, luego de un intervalo de muchos años, cobraría creciente importancia en las teorías de Freud. Se volvió prominente en Tótem y tabú (1912-13), AE, 13, págs. 160-2, y poco más tarde (en 1914) fue incorporado a las páginas finales de IS, 5, pág. 607. En ambos casos, se diferenciaba la realidad «psíquica» de la realidad «fáctica», pero en exámenes posteriores del asunto el segundo de estos términos fue trocado por «material» -cf., por ejemplo, las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, pág. 336; «Lo ominoso» (1919h), AE, 17, págs. 244-50, y «Sueño, y telepatía» (1922a), AE, 18, pág. 209--Finalmente, el distingo figura también en Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, pág.73, donde -como en esta primera ocasión- se habla de realidad «exterior».Cabe conjeturar alguna similitud entre este distingo y el que se traza entre la verdad «histórica» y la verdad «material», asimismo ampliamente considerado en ibid., AE, 23, págs. 123 y sigs.; este último distingo se remonta también a escritos de Freud contemporáneos del presente «Proyecto».
626 (Ventana-emergente - Popup)
[«Auch» en el original; omitido en AdA, pág. 452.]
627 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta oscura oración reza así en el original: «Es giebt nun keinen besseren Schutz gegen diese DenkfäIsch [un]g als wenn dem Ich eine sonst verschiebbare Q

628 (Ventana-emergente - Popup)
[«Etwa» en el original; omitido en AdA, pág. 454.]
629 (Ventana-emergente - Popup)
[«GIeich» en el original; omitido en AdA, pág. 454.]
630 (Ventana-emergente - Popup)
[La situación provocada por una investidura retenida, de un lado, y, del otro, una simultánea investidura migratoria de la atención, ocupa, bajo diferentes formas, un destacado lugar a lo largo del «Proyecto». (Véanse, por ejemplo, las secciones 15 a 18 de la parte I, y la sección 1 de la parte III.) En más de un pasaje se habla de una investidura migratoria no dirigida y (como en la primera oración de esta sección) «desinteresada». Es difícil no ver en esto un parentesco con lo que luego sería la primera forma de «asociación libre» en la técnica psicoanalítica -a saber, aquella forma en la cual cierta operación fallida específica o determinado elemento de un sueño permanecen como el punto de partida, en tanto que otro sector de la psique se embarca en una serie de asociaciones- Se hallarán ciertas puntualizaciones que ponen de relieve esto mismo en la 6º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 15, págs. 96 y sigs.]
631 (Ventana-emergente - Popup)
[«V» designa «Vorstellung» {«representación»}, y «W»,«Wahr-nehmung» {«percepción»}. En el original figura aquí «V+», pero «+V» en todas las restantes apariciones de este símbolo. En AdA, pág. 455, se consigna aquí «V», y en todos los demás lugares, «+V». Cf. supra, pág. 376, n. 93.]
632 (Ventana-emergente - Popup)
En AdA, pág. 455, debido a un error de copia las dos oraciones fueron comprimidas en una, omitiendo varias palabras. En el original, el pasaje reza así: «von dort würde sie abermals nach der best n Babn[un]g gehen, u dg1 [und dergIeicben]. Diese Tendenz nacb der besten Babn[unIg zu gehen wird aber gestórt werden ...».
633 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original: «der Bahn[unJg nach nach b u[nd] c». En AdA, pág. 456, se omitió uno de los «nach», perjudicando el sentido. Anteriormente, en esta misma oración, «Q


634 (Ventana-emergente - Popup)

En AdA, pág. 456, se inserta «einzeInen» {«singulares»} adjetivando a «neuronas» y a «representaciones».]
635 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original: «wenn die Beding[un]gen des ungeb. Ablaules hergestel1t sind», donde «ungeb.» designa presumiblemente «ungebunden» [«no ligado»]. En AdA, pág. 457, habiéndose interpretado, a todas luces, «umgeb.», se consigna «umgebenden»{«circundante»}.] 635 (Ventana-emergente - Popup)
636 (Ventana-emergente - Popup)
[Aquí, como en pág. 420, hay en el original una línea trasversal (no señalada en AdA, pág. 458), que parece indicar el comienzo de una nueva sección.]
637 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original, la parte central de esta oración reza: « ... dass die "Zeit"I die Wiederhol[un]g ibre Affektfäbígkeit abscbwiicht ... ». En AdA, pág, 459, encontramos: « ... dass die "Zeit" die Wiederholung ihrer Aflektfahigkeit abscbwlcht... ». Al eliminar la coma después de «Zeit» y trocar «ihre» por «ihrer», resulta: «No se intelige que el tiempo debilita la repetición de su capacidad de afecto». Esto no parece tener mucho sentido, en especial si se toma en cuenta lo que sigue. Más probable es, creemos, la solución dada en el texto.]
638 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original: «Unlust- u Affetentbind[un]g»; en AdA, pág. 459, se lee: «Unlust- und Allektbindung» {«ligaz6n de displacer y de afecto»}]
639 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase, empero, una posterior enmienda de Freud]
640 (Ventana-emergente - Popup)
[«Nur» en el original; omitido en AdA, pág. 460.]
641 (Ventana-emergente - Popup)
[Interesa señalar que más de cuarenta años después Freud empleó el mismo término, «Bändigung» {«domeñamiento»} en un con texto bastante similar. Se trata de la sección III de «Análisis terminable e interminable» (1937c), AE, 23, pág. 227, donde examina la posibilidad de «dorneñar» una pulsión merced a la fuerza del yo. Años antes, en «El problema económico del masoquismo» (1924c), AE, 19, págs. 169-70, se refirió al «domeñamiento» de la pulsí6n de muerte por mezcla con la libido. (El término aparece también en la Carta 69 a Fliess, del 21 de setiembre de 1897) - El desgaste normal de los recuerdos con el trascurso del tiempo fue examinado por Freud en una larga nota agregada en 1907 aPsicopatología de la vida cotidiana (1901b), AE, 6, pág. 266. Ya había rozado el problema incluso antes del «Proyecto», en su conferencia «Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos» (1893b), AE, 3, pág. 38.]
642 (Ventana-emergente - Popup)
[«Denken», agregado en AdA, pág. 461, no figura en el original.]
643 (Ventana-emergente - Popup)
[«W» en el original; ampliado en AdA, pág. 462, a «Wahrnehmungsobjekte» {«objetos de la percepción»}.]
644 (Ventana-emergente -Popup)
[«Ein nächstes W» en el original. La «W» debe estar subrogando, entonces, la. palabra de género neutro «Wahrnehmungsbild» {«imagen-percepción»}. En AdA, pág. 463, considerando a la palabra de género femenino, se pone «eine nüchste Wahrnehmung» {«un a percepción que sobrevenga a continuación»}.]
645 (Ventana-emergente - Popup)
[Aquí y en la línea siguiente, en AdA, pág. 463, figura «Bewegungsbild» {«imagen-movimiento»}, en vez de «M», como en los dos párrafos previos.]
646 (Ventana-emergente - Popup)
[En este punto del original hay una palabra difícil de discernir. En AdA, pág. 464, se da «so» {«por consiguiente»}, que casi con seguridad es inexacto. Es probable que sea «zw», por«zwar» {«por cierto»}]
647 (Ventana-emergente - Popup)
[En el original se lee claramente«derselben» {«este»}, palabra de género femenino y que sólo puede referirse a «Arbeit» {«trabajo»}; en AdA, pág. 464, se cambia esa palabra por «desselben», que es masculina o neutra y puede remitir a «pensar discerniente»]
648 (Ventana-emergente - Popup)
[Aquí y en la línea siguiente, en el original figura «Denkreihe»;en AdA, pág. 464, se puso en el primer caso «Denkweite» {«extensión de pensar»}]
649 (Ventana-emergente - Popup)
[«Q

650 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA, pág. 465, se lee «Bewegungsaffekt» («afecto-movimiento»). El profesor Merton Gill ha sugerido que en vez de «affekt» debe de ser «effekt», que tiene mucho más sentido. El original no permite una decisión nítida.]
651 (Ventana-emergente - Popup)
[Como expliqué, esta carta ha sido trasladada desde el lugar que cronológicamente le correspondería en el epistolario con Fliess. En su primera parte se procede a una revisión de las concepciones manifestadas en el «Proyecto», y sólo se torna inteligible por referencia a este. Su segunda parte se vincula más bien con el Manuscrito 1, versa sobre la migraña y se conecta con las teorías de Fliess acerca de la importancia de los órganos nasales en los trastornos neuróticos, en especial los sexuales.]
652 (Ventana-emergente - Popup)
[Nada se sabe sobre ellas.]
653 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA, pág. 153, se sustituye incorrectamente este símbolo por «Psychischen». El texto no se refiere a la «energía psíquica», en ,1 sentido en que Freud empleó esta expresión en obras posteriores, sino a la «energía proveniente del sistema

654 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA, pág. 153, figura «

655 (Ventana-emergente - Popup)
[En AdA, pág. 153, se ha insertado en este sitio «(sic!)»]
656 (Ventana-emergente - Popup)
Véanse algunas puntualizaciones con respecto a la investidura en Mi «Apéndice» al primer trabajo de Freud sobre las neuropsicosis de defensa (1894a), AE, 3, págs. 64-5.
657 (Ventana-emergente - Popup)
Es de temer que la teoría eléctrica haya recibido apuntalamiento a raíz de un infortunado error de traducción al inglés. En el capítulo VII (E) de IS, 5, pág. 589, tradujimos sin ningún justificativo la palabra alemana «Niveau» por «potential» {«potencial»}; en las reimpresiones de ese volumen, la palabra fue corregida por «level» {«nivel»}.
658 (Ventana-emergente - Popup)
Digamos, de paso, que parece tener algún asidero la idea de que Freud limitó el uso de este último término a las investiduras provenientes del yo. Véase, verbigracia, la frase «sobreinvestidura libidinosa» en Tótem y tabú (1912-13), AE, 13, pág. 93.
659 (Ventana-emergente - Popup)
La concepción freudiana de la atención recibe un interesante esclarecimiento colateral por su afi rmación, hecha en diversas oportunidades, de que la atención resta eficiencia a las acciones automáticas, que en cambio se ven

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beneficiadas por la «distracción» de aquella. Cf. «Observación de un caso severo de hemianestesia en un varón histérico» (1886d), y una nota mía a pie de página en la30ºde las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág. 37, donde se hallará una lista completa de referencias.
660 (Ventana-emergente - Popup)
En mi «Introducción» a Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pág. 21, comento el hecho extraño e inexplicado de que Freud atribuyese este descubrimiento a Breuer. 660 (Ventana-emergente - Popup)
661 (Ventana-emergente - Popup)
El término «energía» aparece rarísima vez en el «Proyecto» en el sentido de «Q». Probablemente, el sinónimo más común utilizado sea «excitación».
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