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lunes, 13 de enero de 2014

Volumen XXI: Escritos breves (1929-31)

A Ernest Jones, en su 50ª cumpleaños (1929)

(Ver nota(190))
La primera tarea que cupo al psicoanálisis fue descubrir aquellas mociones pulsionales comunes a todos los hombres que hoy viven y, más aún, que comparten con los hombres de la prehistoria y del tiempo primordial. Por eso no le costó esfuerzo alguno pasar por encima de las diferencias que surgen entre los habitantes de la Tierra a raíz de la multiplicidad de razas, lenguas y países. Fue desde el comienzo mismo internacional, y es sabido que sus partidarios superaron antes que los demás los antagonismos suscitados por la Gran Guerra.
Entre los hombres que en la primavera de 1908 se reunieron en Salzburgo para celebrar el Primer Congreso Psicoanalítico, se destacó un joven médico inglés con la lectura de un breve ensayo sobre «La racionalización en la vida cotidiana». El contenido de ese trabajo inaugural se ha mantenido vigente hasta hoy; merced a él, la joven ciencia ganó un importante concepto y se enriqueció con un término indispensable.
Ernest Jones no ha descansado desde entonces. Primero en su puesto de profesor en Toronto, luego como médico en Londres, como fundador y maestro de un grupo local, como orientador de una editorial, director de una revista y jefe de un instituto de enseñanza, su trabajo en favor del psicoanálisis fue infatigable, llevando al conocimiento general, mediante conferencias
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públicas, el saber alcanzado en cada época, defendiéndolo de los ataques y malentendidos de sus oponentes con críticas brillantes, severas pero justas, afianzando con habilidad y mesura su difícil posición en Inglaterra contra los reclamos de la profession, y, junto a toda esa actividad dirigida hacia afuera, consumando, en leal cooperación con el desarrollo del psicoanálisis en Europa continental, el logro científico del que son testimonios -entre otros- sus Papers on Psycho-Analysis y sus Essays in Applied Psycho-Analysis. Hoy, en el apogeo de la vida, no sólo es reconocido como guía indiscutido por los analistas de los países de habla inglesa, sino como uno de los sustentadores más sobresalientes del psicoanálisis en su conjunto, un apoyo para sus amigos y, más que nunca, una esperanza futura para nuestra ciencia.
Ahora que el director de esta revista(191) ha roto el silencio a que su edad lo condena -o que esta justifica- para saludar al amigo, séale permitido concluir no con un deseo -pues no creemos en la omnipotencia del pensamiento-, sino con la confesión de que le es imposible concebir a Ernest Jones, aun tras su 50° cumpleaños, diferente de lo que fue siempre: celoso y enérgico, combativo y consagrado a la causa.

El dictamen de la Facultad en el proceso HaIsmann. (1931 [1930])

(Ver nota(192))
Por lo que sabemos, el complejo de Edipo ha estado presente en la infancia de todos los seres humanos, experimenta grandes alteraciones en los años del desarrollo y en muchos individuos se lo halla también, con variable intensidad, en su edad madura. Sus caracteres esenciales, su universalidad, su contenido, su destino, fueron discernidos mucho antes del psicoanálisis por un agudo pensador como lo fue Díderot, según lo prueba un pasaje de su famoso diálogo Le neveu de Rameau: «Si le petit sauvage était abandonné á lui-meme, qu'il
conservát toute son imbécillité ei qu'il réunit au peu de raison de Venlant au berceau la víolence des passions de l'homme de trente ans, il tordrail le col á son pere et coucherait avec sa mere»
(ver nota(193)).
Si se hubiera demostrado objetivamente que Philipp HaIsmann asesinó a su padre, estaría por cierto justificado traer a cuento el complejo de Edipo con miras a descubrir los motivos de un crimen que de otro modo no se comprendería. Pero como esa prueba no se ha producido, la mención del complejo de Edipo está fuera de lugar; es, por lo menos, ociosa. Lo que la indagación ha descubierto en materia de desavenencias entre padre e hijo en la familia HaIsmann es por entero insuficiente para fundamentar la hipótesis de que el hijo tuviera una mala relación con su padre. Y aun si fuera de otro modo, habría que decir que desde ahí a la causación de semejante crimen hay mucho trecho. justamente por su omnipresencia, el complejo de Edipo no se presta a extraer una conclusión sobre la autoría del crimen. Sería fácil caer en la situación conjeturada en una famosa anécdota: Se había producido una violación de domicilio. Se condena como delincuente a un hombre a quien se le encontró una ganzúa. Tras el pronunciamiento de la sentencia, y preguntado el reo si tenia alguna observación que hacer, pidió ser penado además por adulterio, pues también tenía el instrumento para cometerlo.
En la grandiosa novela de Dostoievski Los hermanos Karamazov, la situación edípica ocupa el centro del interés. El viejo Karamazov se ha hecho odiar por sus hijos a causa de la desalmada opresión a que los somete; y además, es el poderoso rival de uno de ellos frente a la mujer que anhela. Este hijo, Dmitri, no ha ocultado a nadie su propósito de vengarse violentamente de su padre. Por eso es natural que tras su asesinato y despojo lo acusen a él, y lo condenen a pesar de todos sus juramentos de inocencia. Y no obstante, Dmitri es inocente; otro de los hermanos fue quien cometió el crimen. En la escena del tribunal, de esta novela, se pronuncia la sentencia que se ha hecho célebre: la psicología es «una vara de dos puntas(194)».
El dictamen pericial de la Facultad de Medicina de Innsbruck parece inclinado a atribuir a Philipp Halsmann un complejo de Edipo «eficaz», pero renuncia a determinar la medida de esa eficacia porque, bajo la presión de la acusación, no están dadas en Philipp Halsmann las premisas para una «aclaración sin reservas». Y cuando luego desautoriza Ja búsqueda de la raíz del crimen en un complejo de Edipo aun en caso de que el acusado sea declarado culpable», se extralimita sin necesidad en la desmentida.
En el mismo dictamen pericial se tropieza con una contradicción que no es de poca monta. La posible influencia de la conmoción mental sobre la perturbación de la memoria con respecto a impresiones sobrevenidas antes del período crítico y durante él es limitada al máximo, desacertadamente a mi juicio; también se rechazan de manera terminante las hipótesis de un estado excepcional o de una enfermedad anímica, pero se admite de buen grado la explicación por una «represión» que le habría sobrevenido a Philipp HaIsmann tras el crimen. Debo decir que una tal represión en cielo sereno, en un adulto que no muestra indicios de neurosis grave -la represión de una acción que por cierto sería más sustantiva que todos los discutibles detalles de distanciamiento y paso del tiempo, y producida en un estado normal o sólo alterado por la fatiga física-, sería una rareza de primer orden.
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Nota introductoria al número especial sobre psicopatología de ThMedical Review oReviews. (1930)

(Ver nota(195))
El doctor Feigenbaum me ha pedido que escriba algunas palabras para [el número de] la revista cuya preparación está a su cargo, y aprovecho la oportunidad para desearle el mejor de los éxitos en su actividad.
Oigo decir a menudo que el psicoanálisis es muy popular en Estados Unidos y no choca allí con la misma obstinada resistencia que en Europa. Pero numerosas circunstancias me estropean la satisfacción que ello me produce. Me parece que la popularidad del nombre del psicoanálisis en Estados Unidos no significa ni una actitud amistosa hacia su causa ni una particular difusión
o profundización de su conocimiento. Considero prueba de lo primero que, si bien en Estados Unidos se obtienen con facilidad y en abundancia recursos monetarios para toda clase de empresas científicas y seudocientíficas, nuestras instituciones psicoanalíticas nunca obtuvieron apoyo. Tampoco es difícil demostrar lo segundo. Aunque Estados Unidos posee muchos valiosos analistas y por lo menos una autoridad, como lo es el doctor A. A. Brill, las contribuciones a nuestra ciencia provenientes de ese vasto país son magras y no aportan nada nuevo. Psiquiatras y neurólogos se sirven a menudo del psicoanálisis como método terapéutico, pero en general demuestran escaso interés por sus problemas científicos y su significación cultural. Con harta frecuencia los médicos y autores norteamericanos exhiben una insuficiente familiarización con el psicoanálisis, de suerte que apenas conocen sus términos y unas pocas consignas, lo cual, empero, no altera en nada la seguridad con que emiten sus juicios. Esas mismas personas confunden al psicoanálisis con otros sistemas de doctrina que acaso se desarrollaron a partir de él, pero hoy son inconciliables; o se forjan una mescolanza de psicoanálisis y otros elementos, y presentan ese proceder como prueba de subroad-mindedness {amplitud de criterio}, cuando en verdad sólo demuestra su lack of judgement {falta de criterio}.
Muchos de estos males que señalo con pena derivan sin duda de que en Estados Unidos hay una tendencia general a abreviar el estudio y la preparación y pasar lo más rápido posible a la aplicación práctica. Además, se prefiere estudiar un tema como el psicoanálisis no en sus fuentes originales, sino en exposiciones de segunda mano y a menudo de escaso valor. La seriedad no puede menos que salir mal parada.
Cabe esperar que trabajos como los que el doctor Feigenbaum se propone publicar en su revista resulten de gran ayuda para propiciar el interés por el psicoanálisis en Estados Unidos.

Palabras preliminares a Edoardo Weiss,

Elementi di psicoanalisi.

(1931 [1930])

(Ver nota(196))
El autor de estas lecciones, mi amigo y discípulo doctor Edoardo Weiss, ha deseado que
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presente su trabajo con algunas palabras. Lo hago, aun sabiendo perfectamente que huelga tal presentación. La obra habla por sí misma. Quien sepa apreciar la seriedad de un empeño científico, estime la honradez del investigador, no pretenda empequeñecer ni desmentir las dificultades; quien halle goce en la habilidad del maestro para poner luz en lo oscuro y orden en el caos mediante su exposición, no podrá sino atribuir gran valor a este libro y compartir mí esperanza de que despertará en los círculos cultos de Italia un interés duradero por la joven ciencia del psicoanálisis.

Prólogo a Zehn Jahre Berliner Psychoanalytisches Institut. (1930)

(Ver nota(197))
Las páginas que siguen describen la fundación y los logros del Instituto Psicoanalítico de Berlín, al que dentro del movimiento psicoanalítico le cupieron tres importantes funciones. En primer lugar, volver accesible nuestra terapia al gran número de personas que no sufren menos sus neurosis que los ricos pero no están en condiciones de sufragar los gastos de su tratamiento. En segundo lugar, procurar un centro donde se enseñase la teoría del análisis y donde la experiencia de analistas mayores pudiese trasmitirse a alumnos ansiosos de aprender. Por último, perfeccionar nuestro conocimiento de las enfermedades neuróticas y nuestra técnica terapéutica a través de su empleo y su prueba en condiciones nuevas.
Un instituto así era indispensable, pero en vano habríamos esperado la ayuda del Estado y el interés de la Universidad para su fundación. Con energía y su sacrificio personal, un analista tomó la iniciativa. El doctor Max Eitingon, hoy presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional, hace ya diez años creó con sus propios recursos un instituto de esa índole, y lo dirigió y mantuvo con su propio esfuerzo. Este informe sobre la primera década del Instituto de Berlín es un tributo a su creador y director, un intento de agradecerle públicamente. Participará en ese agradecimiento todo aquel que tenga algo que ver con el psicoanálisis en cualquier sentido.

Prólogo a Hermann Nunberg, AlIgemeine Neurosenlebre auf psychoanalytischer Grundlage. (1932 [1931])

(ver nota(198))
Este libro de Hermann Nunberg contiene la exposición más completa y concienzuda que poseamos hasta hoy de una teoría psicoanalítica de los procesos neuróticos. Difícilmente satisfaga este trabajo a los amantes de la simplificación y el rápido trámite de los problemas pertinentes. En cambio, estimará esta obra y la hará objeto de un celoso estudio quien sienta predilección por el pensamiento científico, lo aprecie como un mérito si la especulación nunca se aparta del hilo conductor de la experiencia, y pueda gozar de la bella diversidad del acontecer psíquico (ver nota(199)).
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Carta al burgomaestre de la ciudad de Pribor. (1931)

(Ver nota(200))
Agradezco al burgomaestre de la ciudad de Príbor-Freiberg(201), a los organizadores de esta celebración y a todos los presentes el honor que me han hecho al distinguir mi casa natal con esta inscripción conmemorativa, obra de un artista. Y que me lo hayan tributado estando yo aún vivo, cuando mis contemporáneos no coinciden entre sí en cuanto al juicio que merece mí obra.
Abandoné Freiberg a la edad de tres años; a los dieciséis, siendo estudiante secundario, volví a visitarla durante las vacaciones como huésped de la familia Fluss(202). No regresé desde entonces. Muchas cosas me han sucedido desde aquella época: cuantiosos esfuerzos, muchas penas, también algo de dicha y de éxitos, tal como suelen ir mezclados en la vida de los hombres. Hoy, a los setenta y cinco años, me resulta difícil trasladarme a aquellos tiempos, de cuyo rico contenido sólo conservo en mi recuerdo unos pocos restos, pero hay algo de lo que puedo estar seguro: en lo profundo, bajo muchas capas, sigue viviendo en mí el dichoso niño de Freiberg, el primer hijo de una madre joven, niño que de ese aire y de ese suelo recibió las primeras impresiones imborrables. Permítaseme por eso, de corazón, concluir estas palabras de agradecimiento con un voto de dicha para ese lugar y sus habitantes.

Carta a Georg Fuchs. (1931)

(Ver nota(203))
Luego de leer su carta sentí una ola de profunda simpatía, aunque pronto la frenaron dos reflexiones: una dificultad interior y un obstáculo exterior. Una oración de su propio prefacio me brinda una adecuada expresión de la primera: «Sin embargo, hay sin duda personas que tienen tan pobre opinión de la humanidad civilizada de hoy que niegan la existencia de una conciencia mundial». Creo que yo soy una de esas personas. Por ejemplo, no podría suscribir la afirmación de que el tratamiento que se le da a los prisioneros es una desgracia de nuestra civilización. Por el contrario -me diría una voz-, está en perfecta armonía con nuestra civilización, es una expresión necesaria de la brutalidad y falta de entendimiento que privan en la humanidad civilizada de la época presente. Y si por algún milagro la gente se convenciera repentinamente de que la reforma del sistema penal es la primera y más urgente tarea que tiene ante sí nuestra civilización, ¿qué otra cosa resultaría de ello sino que la sociedad capitalista carece ahora de los medios para afrontar el gasto que exigiría dicha reforma? La segunda dificultad, la exterior, sale a luz en los pasajes de su carta en que usted me exalta como líder intelectual reconocido e innovador cultural, y me atribuye el privilegio de ser oído por el mundo civilizado. Desearía que así fuera, mi estimado señor: en tal caso no me rehusaría a su solicitud. Pero me parece que soy persona ingrata, sino ingratissima, para los alemanes -y tanto para los cultos como para los incultos-. Confío plenamente en que usted no habrá de pensar que yo me siento seriamente agraviado por estos signos de desaprobación. Desde hace decenios he sido así de imprudente; además, si lo midiéramos por su ejemplo, resultaría demasiado ridículo. Sólo menciono estas trivialidades a fin de confirmarle que no soy un defensor conveniente para un libro que intenta avivar las simpatías de sus lectores en pro de una buena causa. Permítame agregar que su libro es conmovedor, noble, sensato y bueno.
Notas finales 1 (Ventana-emergente - Popup)
El porvenir de una ilusión. (1927)
Die Zukunft einer Illusion
Ediciones en alemán
1927Leipzig, Viena y Zurich: Internationaler Psychoanalytischer Verlag, 91 págs. 1928 2ª ed. La misma editorial, 91 págs. (Sin modificaciones.) 1928 GS, 11, págs. 411-66. 1948 GW, 14, págs. 325-80. 1974 SA, 9, págs. 135-89.
Traducciones e n castellano
1930 «El porvenir de una ilusíón». BN (17 vols.), 14, págs. 5-66. Traducción de Luis López-Ballesteros. 1943 Igual título. EA, 14, págs. 7-68. El mismo traductor. 1948Igual, título. BN (2 vols.), 1, págs. 1277-303. Elmismo traductor. 1953 Igual título. SR, 14, págs. 7-54. El mismo traductor. 1967Igual título. BN(3 vols.), 2, págs. 73-100. El mismo traductor. 1974Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 2961-92. El mismo traductor.
Freud comenzó a escribir esta obra en la primavera europea de 1927, la terminó en el mes de setiembre de ese año y fue publicada en noviembre.
En el «Posfacio» que añadió en 1935 a su Presentación autobiográfica (1925d) destacó que en los diez años anteriores se había producido un «cambio significativo» en sus escritos: «Tras el rodeo que a lo largo de mi vida di a través de las ciencias naturales, la medicina y la psicoterapia, mi interés regresó a aquellos problemas culturales que una vez cautivaron al joven apenas nacido a la actividad del pensamiento» (AE, 20, pág. 68). Por supuesto, varias veces había tocado tangencialmente esos problemas en dichos años -en
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especial, en Tótem y tabú (1912-13)- (vernota); pero con El porvenir de una ilusión inauguró una serie de estudios que habrían de constituir su preocupación primordial por el resto de su vida. De ellos, los más importantes son El malestar en la cultura (1930a), sucesor directo del que aquí presentamos; el examen de diversas filosofías de la vida en la última de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a); su carta abierta a Einstein, ¿Por qué la guerra? (1933b), y, por último, Moisés y la religión monoteísta (1939a)en el cual trabajó desde 1934 en adelante.
James Strachey
2 (Ventana-emergente - Popup)
[La hostilidad de los seres humanos hacia la cultura ocupa amplio espacio en los primeros capítulos de este trabajo. Freud volvió sobre el tema y lo examinó en forma aún más completa dos años más tarde, en su obra El malestar en la cultura (1930a).]
3 (Ventana-emergente -Popup)
Véanse, empero, las consideraciones hechas en El malestar en la cultura (1930a), en ¿Por qué la guerra? (1933b), AE, 22, págs. 192 y 195, y en el extenso examen de este punto que aparece en la última de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a).]
4 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. El yo y el ello (1923b), AE, 19, págs. 30 y sigs.]
5 (Ventana-emergente - Popup)
[CF., por ejemplo, «El creador literario y el fantaseo» (1908e).]
6 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud alude a un sueño que él tuvo y sobre el cual informó en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 453.]
7 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase el cuarto de los ensayos que integran Tótem y tabú (1912-13), AE, 13, págs. 148 y sigs.]
8 (Ventana-emergente - Popup)
[El mismo método expositivo había sido adoptado poco tiempo atrás por Freud en ¿Pueden los legos ejercer el análisis? (1926e), y también, aunque en un contexto algo diferente, un cuarto de siglo antes, en «Sobre los recuerdos encubridores» (1899a).]
9 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf, «Introducción del narcisismo» (1914c), AE, 14, pág. 84.]
10 (Ventana-emergente - Popup)
{El nombre alemán del Lago de Constanza.}
11 (Ventana-emergente - Popup)
[Este episodio tuvo lugar en 1904, cuando Freud contaba cerca de cincuenta años. Lo describió con sumo detalle en su carta abierta a Romain Rolland (1936a), escrita casi diez años después que la presente obra.]
12 (Ventana-emergente - Popup)
{«Lo creo porque es absurdo», sentencia que se atribuye a Tertuliano.}
13 (Ventana-emergente - Popup)
Espero no cometer una injusticia si adjudico a los filósofos del «como si» una opinión que tampoco es ajena a otros pensadores: «Incluimos en el círculo de la ficción, no solamente operaciones teóricas indiferentes, sino productos conceptuales excogitados por los hombres más nobles, que la parte más noble de la humanidad mantiene en su corazón y no puede arrancarse. Ni pretendemos hacerlo: como ficción práctica dejamos subsistir todo eso; como verdad teórica, muere ahí mismo». (H. Vaihinger, 1922. pág. 68.)
14 (Ventana-emergente - Popup)
{«Lo creo porque es absurdo», sentencia que se atribuye a Tertuliano.}
15 (Ventana-emergente - Popup)
[Véanse las observaciones al respecto contenidas en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE 20, pág. 91.]
16 (Ventana-emergente - Popup)
[La «aptitud para la cultura» ya había sido examinada por Freud en «De guerra y muerte» (1915b), AE, 14, pág. 284, y una expresión similar aparece en elEsquema del psicoanálisis (1940a), AE, 23, pág. 202.]
17 (Ventana-emergente - Popup)
[Pequeño poblado de Tennessee, Estados Unidos, donde en 1925 un maestro de escuela fue sometido a juicio por enseñar que «el hombre desciende de los animales inferiores», en violación de una de las leyes de dicho estado.]
18 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. el cuarto ensayo de Tótem y tabú(1912-13).]
19 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud volvió a tratar esto al final de El malestar en la cultura (1930a), en la última de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a) y en el ensayo III de Moisés y la religión monoteísta (1939a).]
20 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase el trabajo sobre el «Fetichismo» (1927e).]
21 (Ventana-emergente - Popup)
[La «amentia de Meynert»; cf. «Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños» (Freud, 1917d), AE, 14, págs. 228 y sigs.]
22 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Acciones obsesivas y prácticas religiosas» (Freud, 1907b) y Reik (1927).]
23 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud ya había sostenido esto en repetidas oportunidades; por ejemplo, en una oración agregada en 1919 a su estudio sobre Leonardo da Vinci (1910c), AE, 11, pág. 115.]
24 (Ventana-emergente - Popup)
[En diversos pasajes posteriores, Freud trazó un distingo entre lo que denominó la verdad «material» y la verdad «histórica»; véase en especial Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, pág. 125; he dado otras referencias en una nota al pie de Psicopatología de la vida cotidiana(1901b), AE, 6, pág. 249.]
25 (Ventana-emergente - Popup)
[La frase pertenece a Moebius (1903). En su trabajo anterior «La moral sexual "cultural" y la nerviosidad moderna» (1908d), AE 9, págs. 177-8, Freud anticipa la presente argumentación.]
26 (Ventana-emergente - Popup)
[Vale decir, la lealtad al rey.]
27 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto fue escrito durante el período en que rigió en Estados Unidos la ley que prohibía el expendio de bebidas alcohólicas (1920-1933).]
28 (Ventana-emergente - Popup)
[Tomado del poema de Heine, DeutschIand (sección I). La expresión «Unglaubensgenossen» {«compañeros de incredulidad»} fue aplicada por el propio Heine a Spinoza en lo que Freud, en su libro sobre el chiste (1905c), AE, 8, pág. 74, citó como ejemplo de un tipo especial de procedimiento humorístico.]
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29 (Ventana-emergente - Popup)
Los dioses gemelos Aogoz {Logos, la Razón} y 'Anagch {Ananké, la Necesidad Objetiva} del autor holandés Multatulí {seudónimo de E. D. Dekker}. [(Véase Multatuli, 1906.) Con respecto a estos términos, véase mi nota al pie en «El problema económico del masoquismo» (Freud, 1924c), AE, 19, pág. 174.]
30 (Ventana-emergente - Popup)
El malestar en la cultura. (1930 [1929])
Das Unbehagen in der Kultur
Ediciones en alemán
1930Leipzig, Viena y Zurich: Internationaler Psychoanalytischer Verlag, 136 págs.
1931 2ª 7 ed. La m isma editorial, 136 págs. (Reimpreso de la 1ª edición algunos agregados.)
1934 GS, 12, págs. 29-114.
1948 GW, 14, págs. 421-506.
1974 SA, 9, págs. 191-270.
Traducciones en castellano
1944 «El malestar en la cultura». EA, 19, págs. 9-113. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 Igual título. SR, 19, págs. 11-90. El mismo tra ductor.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 1-66.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3017-67.
El primer capítulo del manuscrito original en alemán fue publicado poco antes que el resto del libro en Psychoanalytísche Bewegung, 1, nº 4, noviembre-diciembre de 1929. El quinto capítulo apareció por separado en la siguiente entrega de la misma revista, 2, n° 1, enero-febrero de 1930. En la edición de 1931 se añadieron dos o tres notas de pie de página y la oración final.
Freud concluyó El porvenir de una ilusión (1927c) en el otoño d e 1927. Durante los dos años que siguieron produjo muy poco -principalmente, sin duda, a causa de su enfermedad-. Pero en el verano de 1929 comenzó a escribir una nueva obra, también de tema sociológico. El primer borrador estuvo terminado a fines de julio; el libro fue enviado a los impresores a comienzos de noviembre y publicado en realidad antes de fin de año, aunque en su portada figuraba como fecha «1930» (Jones, 1957).
El título que inicialmente eligió Freud fue «Das Unglück in der Kultur» {La infelicidad en la cultura}, pero más tarde remplazó «Unglück» por «Unbehagen» {malestar}. Como no era fácil encontrar en inglés un buen equivalente para esta palabra, en una carta a la señora Joan Rívíere, traductora de la obra a esa lengua, Freud le sugirió como título «Man's Discomfort in Civilization»; pero fue la propia señora Riviere la que
propuso para la versión inglesa el título finalmente adoptado.
El tema principal del libro -el irremediable antagonismo entre las exigencias pulsionales y las restricciones impuestas por la cultura- puede rastrearse en los primeros escritos psicológicos de Freud. Así, por ejemplo, el 31 de mayo de 1897 le escribía a Fliess que «el incesto es antisocial; la cultura consiste en la progresiva renuncia a él» (Freud, 1950a, Manuscrito N), AE, 1, pág. 299; y un año más tarde, en su trabajo «La sexualidad en la etiología de las neurosis» (1898a), sostendría que se torna lícito «responsabilizar a nuestra civilización por la propagación de la neurastenia» (AE, 3, pág. 270). Sin embargo, en esos primeros escritos Freud no parece haber considerado que la represión era enteramente causada por influencias sociales externas. Aunque en los Tres ensayos de teoría sexual (1905d) se refirió al «vínculo de oposición existente entre la cultura y el libre desarrollo de la sexualidad» (AE, 7, pág. 221), en otro lugar de la misma obra hacía el siguiente comentario acerca de los diques que se levantan contra la pulsíón sexual durante el período de latencia: «En el niño civilizado se tiene la impresión de que el establecimiento de esos diques es obra de la educación, y sin duda alguna ella contribuye en mucho. Pero en realidad este desarrollo es de condícionamiento orgánico, fijado hereditariamente, y llegado el caso
puede producirse sin ninguna ayuda de la educación».
La idea de que pudiera existir una «represión orgánica» que allanara el camino a la cultura (idea desarrollada en dos largas notas al pie al comienzo y al final del capítulo IV) se remonta también a ese período inicial. En una cartaa Fliess del 14 de noviembre de 1897, Freud escribía que a menudo había vislumbrado «que en la represión coopera algo orgánico» (Freud, 1950a, Carta 75), AE, 1, pág. 310; y a continuación sugería, tal como lo haría luego en dichas notas al pie, que la adopción de la postura erecta y el remplazo del olfato por la vista como sentido predominante fueron factores de importancia en la represión. Una alusión aún más temprana a lo mismo aparece en una carta del 11 de enero de 1897 (ibid., Carta 55), AE, 1, pág. 282. Entre las obras publicadas, las únicas menciones a estos temas anteriores a la actual parecen ser un breve pasaje del análisi s del «Hombre de las Ratas» (1909d), AE, 10, pág. 193, y otro más breve todavía en «Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa» (1912d), AE, 11, pág. 182. En particular, no se halla ningún análisis de las fuentes interiores más profundas de l a cultura en «La moral sexual "cultural" y la nerviosidad moderna» (1908d) -con mucho, el examen más extenso de este tema que puede encontrarse en los escritos de Freud-, donde se recoge la impresión de que las restricciones propias
de la cultura son impuestas desde afuera.
Pero, en verdad, no le fue posible a Freud evaluar claramente el papel cumplido en estas restricciones por l as influencias interiores y exteriores, así como sus efectos recíprocos, hasta que sus investigaciones sobre la psicología del y o lo llevaron a establecer la hipótesis del superyó y su origen en las primeras relaciones objetales del individuo. Es por ello que un tramo tan extenso de la presente obra (en especial, en los capítulos VII y VIII) está dedicado a indagar y elucidar la naturaleza del sentimiento de culpa; y por ello también Freud declara su «propósito de situar al sentimiento de culpa como el problema más importante
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del desarrollo cultural». A su vez, sobre esto se edifica la segunda de las principales cuestiones colaterales tratadas en este trabajo (si bien ninguna de ellas es, en rigor de verdad, una cuestión colateral): la de la pulsión de destrucción.
La historia de los puntos de vista de Freud sobre la pulsión agresiva o de destrucción es complicada, y aquí sólo se la puede reseñar de manera sumaria. En sus escritos iniciales, la examinó predominantemente en el contexto del sadismo. Sus primeros análisis extensos del sadismo se hallan en Tres ensayos de teoría sexual (1905d), donde aparece como una de las «pulsiones parciales» que componen la pulsión sexual. En el primero de los ensayos dice: «El sadismo respondería, entonces, a un componente agresivo de la pulsión sexual, componente que se ha vuelto autónomo, exagerado, elevado por desplazamiento al papel principal» (AE, 7, pág. 143). Sin embargo, en el segundo ensayo reconocía la primitiva independencia de las mociones agresivas: «Tenernos d erecho a suponer que las mociones crueles fluyen de fuentes en realidad independientes de la sexualidad, pero que ambas pueden entrar en conexión tempranamente ... ». Las fuentes independientes señaladas debían reconducirse a las pulsiones de autoconservación. En la edición de 1915 de los Tres ensayos se modificó este pasaje, consignando en su lugar que «la moción cruel proviene de la pulsión de apoderamiento» y eliminando la frase sobre su independencia respecto de la sexualidad. Pero ya en 1909, mientras libraba combate contra las teorías de Adler, Freud se había pronunciado de un modo mucho más terminante. En el caso del pequeño Hans (1909b) se lee: «No puedo decidirme a admitir una pulsión particular de agresión junto a las pulsiones sexuales y de autoconservación con que estamos familiarizados, y en un mismo plano con ellas» (AE, 10, pág. 112) (vernota). La hipótesis del narcisismo abonaba la renuencia a aceptar una pulsión agresiva independiente de la libido. Desde el comienzo se pensó que las mociones de agresividad, y también de odio, pertenecían a la pulsión de autoconservación, y como esta era ahora subsumida en la libido, no hacía falta suponer ninguna pulsión agresiva independiente. Y ello pese a la bipolaridad de las relaciones objetales, las frecuentes mezclas de amor y odio y el complicado origen del odio mismo. (Cf. «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, págs. 132-3.) Hasta que Freud no estableció la hipótesis de una «pulsión de muerte» no salió a luz una pulsión agresiva realmente independiente; esto ocurrió en Más allá del principio de placer (1920g), en particular en el capítulo VI (AE, 18, págs. 51-3), si bien cabe destacar que incluso en ese escrito y en otros posteriores -p. ej., en el capítulo IV de El yo y el ello (1923b)- l a pulsión agresiva era aún algo secundario, que derivaba de la primaria pulsíón de muerte, autodestructiva. Y lo mismo es válido para el presente trabajo -aunque aquí el énfasis recae mucho más en las manifestaciones exteriores de la pulsión de muerte- y p ara los subsiguientes exámenes del problema en la 32ª de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a) y en d iversos lugares de su Esquema del psicoanálisis (1940a). Resulta tentador, empero, citar un fragmento de una carta que dirigió F reud el 27 de mayo de 1937 a la princesa Marie Bonaparte en el que parece sugerir que, en sus orígenes, la agresividad volcada hacia el mundo exterior poseía mayor independencia: «El vuelco de la pulsión agresiva hacia adentro es, desde luego, la contrapartida del vuelco de la libido hacia afuera, cuando esta pasa del yo a los objetos. Se podría imaginar un esquema según el cual o riginalmente, en los comienzos de la vida, toda la libido estaba dirigida hacia adentro y toda la agresividad hacia afuera, y que esto fue cambiando gradualmente en el curso de la vida. Pero quizás esto no sea cierto». Para ser justos debemos agregar que, en su siguiente carta a Marie Bonaparte, Freud le escribió: «Le ruego no adjudique demasiado valor a mis observaciones sobre la pulsión de destrucción. Fueron hechas en forma espontánea y tendrían que ser cuidadosamente sopesadas si se
pensara en publicarl as. Además, contienen muy poco de nuevo».
Por todo lo dicho, se apreciará enseguida que El malestar en la cultura es una obra cuyo interés rebasa considerablemente a la sociología.
James Strachey
31 (Ventana-emergente - Popup)
[El porvenir de una ilusión(1927c).]
32 (Ventana-emergente - Popup)
[Nota agregada en 1931:] Liluli [1919]. Desde la aparicion de los dos libros La vie de Ramakrishna [1929] y La vie de Vivekananda (1930), ya no necesito ocultar que el amigo mencionado en el texto es Romain Rolland. [Romain Rolland se refirió al «sentimiento oceánico» en la carta que le escribiera a Freud el 5 de diciembre de 1927, poco antes de la publicación de El porvenir de una ilusión.]
33 (Ventana-emergente - Popup)
Christian Dietrich Grabbe [1801-1836], Hannibal: «Por cierto que de este mundo no podemos caernos. Estamos definitivamente en él».
34 (Ventana-emergente - Popup)
[Se hallarán algunas consideraciones sobre el uso de los términos «yo» y «sí-mismo» por parte de Freud en mi «Introducción» aEl yo yel ello (1923b), AE, 19, pág. 8.]
35 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase la nota al pie del historial clínico de Schreber (1911c), AE, 12, págs. 64-5.]
36 (Ventana-emergente - Popup)
Sobre el desarrollo del yo y el sentimiento yoico, véanse los numerosos trabajos que van desde Ferenczi, «Entwicklungsstufen des Wirklichkeitssinnes» {Etapas de desarrollo del sentido de realidad (1913c), hasta las contribuciones de P. Federn de 1926, 1927 y años siguientes.
37 (Ventana-emergente - Popup)
[Aquí Freud pisaba terreno conocido. Había considerado la cuestión poco tiempo atrás, en su trabajo «La negación» (1925h), AE, 19, págs. 254-6, pero en varias oportunidades anteriores se había ocupado de ella; cf., por ejemplo, «Pulsiones y destinos de pulsión» (1915c), AE, 14, págs. 114 y 128-31, y La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, págs. 557-8. De hecho, lo esencial de ella se encuentra ya en el «Proyecto de psicología» de 1895 (1950a), secciones 1, 2, 11 y 16 de la parte I.]
38 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), AE, 12, págs. 226-8.]
39 (Ventana-emergente - Popup)
[En 1907, Freud agregó una nota al pie sobre esto en el capítulo final. de su Psicopatología de la vida cotidiana (1901b), AE, 6, pág. 266.]
40 (Ventana-emergente - Popup)
Lo que sigue se basa en Hugh Last, «The Founding of Rorne»,Cambridge Ancient History, 7 (1928).
41 (Ventana-emergente - Popup)
[Schiller, «Der Taucher»]
42 (Ventana-emergente - Popup)
Goethe, Zabmen Xenien IX (obra póstuma).
43 (Ventana-emergente - Popup)
[En su novelaEffi Briest (1895).]
44 (Ventana-emergente - Popup)
Lo mismo dice Wílhelm Busch en Die Fromme Helene, en un nivel más bajo: «Quien tiene cuitas, también tiene licor».
45 (Ventana-emergente - Popup)
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Goethe hasta llega a advertirnos que «nada es más difícil de soportar que una sucesión de días hermosos» [Weimar, 1810-12]. Tal vez sea una exageración.
46 (Ventana-emergente - Popup)
Cuando no hay una disposición particular que prescriba imperiosamente la orientación de los intereses vitales, el trabajo profesional ordinario, accesible a cualquier persona, puede ocupar el sitio que le indica el sabio consejo de Voltaire. En el marco de un panorama sucinto no se puede apreciar de manera satisfactoria el valor del trabajo para la economía libidinal. Ninguna otra técnica de conducción de la vida liga al individuo tan firmemente a la realidad como la insistencia en el trabajo, que al menos lo inserta en forma segura en un fragmento de la realidad, a saber, la comunidad humana. La posibilidad de desplazar sobre el trabajo profesional y sobre los vínculos humanos que con él se enlazan una considerable medida & componentes libidinosos, narcisistas, agresivos y hasta eróticos le confiere un valor que no le va en zaga a su carácter indispensable para afianzar y justificar la vida en sociedad. La actividad profesional brinda una satisfacción particular cuando ha sido elegida libremente, o sea, cuando permite volver utilizables mediante sublimación inclinaciones existentes, mociones pulsionales proseguidas o reforzadas constitucionalmente. No obstante, el trabajo es poco apreciado, como vía hacia la felicidad, por los seres humanos. Uno no se esfuerza hacia él como hacia las otras posibilidades de satisfacción. La gran mayoríade los seres humanos sólo trabajan forzados a ello, y de esta natural aversión de los hombres al trabajo derivan los más difíciles problemas sociales.
47 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b) y la 23ª de mis Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17).
48 (Ventana-emergente - Popup)
[La palabra alemana «Reiz» significa tanto «encanto» como «estímulo». Freud había expuesto una argumentación similar en la primera edición de los Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág, 191, así como en una nota agregada a esa obra en 1915, ibid., pág, 142.]
49 (Ventana-emergente - Popup)
[Se alude aquí a una frase atribuida a Federico el Grande: «En mi dominio cada hombre puede alcanzar la bienaventuranza a su manera». Freud ya la había citado poco antes en ¿Pueden los legos ejercer el análisis? (1926e), AE, 20, pág. 222.]
50 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud desarrolla más sus ideas acerca de estos diferentes tipos humanos en su trabajo «Tipos libidinales» (1931a), infra, págs. 219 y sigs. ]
51 (Ventana-emergente - Popup)
[Nota agregada en 1931:] Me urge indicar al m enos una de las lagunas que han quedado en la exposición del texto. Una consideración de las posibilidades humanas de dicha no debiera omitir tomar en cuenta la proporción relativa del narcisismo respecto de la libido de objeto. Es preciso saber qué significa para la economía libidinal bastarse, en lo esencial, a sí mismo.
52 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud había tratado esto ya dos años antes, en los primeros capítulos de El porvenir de una ilusión (1927c).]
53 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. El porvenir de una ilusión (1927c).
54 (Ventana-emergente - Popup)
Algún material psicoanalítico, incompleto e incapaz de ofrecer indicaciones ciertas, admite al menos una conjetura -que suena fantástica- acerca del origen de esta hazaña de la humanidad. Es como siel hombre primordial soliera, al toparse con el fuego, satisfacer en él un placer infantil extinguiéndolo con su chorro de orina. De atenernos a sagas registradas, no ofrece duda ninguna la concepción fálica originaria de las llamas que se alzan a lo alto en forma de lenguas. La extinción del fuego mediante la orina -que retoman los modernos gigantes Gulliver, en Lilliput, y el Gargantúa de Rabelais era por tanto como un acto sexual con un varón, un goce de la potencia viril en la competencia homosexual. Quien primero renunció a este placer y resguardó el fuego pudo llevarlo consigo y someterlo a su servidumbre. Por haber ahogado el fuego de su propia excitación sexual pudo enfrenar la fuerza natural del fuego. Así, esta gran conquista cultural habría sido el premio por una renuncia de lo pulsional. Y además, es como si la mujer hubiera sido designada guardiana del hogar porque su conformación anatómica no le permitía ceder a esa tentación de placer. Es notable, también, la regularidad con que las experiencias analíticas atestiguan el nexo entre ambición, fuego y erotismo uretral. - [Freud aludió al nexo entre la micción y el fuego ya en el caso «Dora» (1905e), AE, 7, págs. 63-4; el vínculo con la ambición lo estableció algo más tarde. Se encontrará una lista completa de referencias en mi «Nota introductoria» a su último trabajo acerca de este terna, «Sobre la conquista del fuego» (1932a).]
55 (Ventana-emergente - Popup)
[Pese al cuño shakespeareano de esta frase, no procede en realidad de la edición canónica de las obras de Shakespeare. En cambio, en la novela de George Wilkins,The Painful Adventures of Pericles, Prince of Tyre {Las penosas aventuras de Pericles, Príncipe de Tiro}, Pericles exclama frente a su pequeña hija: «Poore inch of Nature!» {« ¡Pequeña pulgada de Naturaleza! »}. Esta obra fue impresa por primera vez en 1608, inmediatamente después de la publicación del dramaPericles,de Shakespeare, en cuya factura se piensa que Wilkins intervino. La imprevista familiaridad de Freud con la frase mencionada se explica porque esta apareció en la discusión que, sobre los orígenes de Pericles, efectuó en su libro acerca de Shakespeare el crítico danés Georg Brandes (1896)en la biblioteca de Freud había un ejemplar de la traducción alemana de este libro. Como informa Ernest Jones (1957), Freud tenía gran admiración por Brandes, cuya obra cito, en «El motivo de la elección del cofre» (1913f), AE, 12, pág. 307,]
56 (Ventana-emergente - Popup)
{El Rey Sol, Luis XIV de Francia.}
57 (Ventana-emergente - Popup)
[Célebre isla del Lago Maggiore, visitada por Napoleón pocos días antes de la batalla de Marengo]
58 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. El porvenir de una ilusión (1.927c).]
59 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. mi trabajo «Carácter y erotismo anal» (1908b), así como numerosas contribuciones de Ernest Jones [1918] y otros.
60 (Ventana-emergente - Popup)
[El tipo de carácter y la sublimación son los otros dos factores que, según Freud, participan en el «proceso» cultural.]
61 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud vuelve a ocuparse del «proceso» de la cultura en AE, págs. 117-8 y 135 y sigs. Lo mencionó nuevamente en su carta abierta a Einstein, ¿Por qué la guerra? (1933b).]
62 (Ventana-emergente - Popup)
Sin duda que la periodicidad orgánica del proceso sexual se ha conservado, pero su influjo sobre la excitación sexual psíquica se ha trastornado más bien hacia la contraparte{hat sicb eher ins Gegenteil verkehrt}. Esta alteración se conecta de la manera más estrecha con el relegamiento de los estímulos olfatorios mediante los cuales el proceso menstrual producía efectos sobre la psique del macho. Su papel fue asumido por excitaciones visuales, que, al contrario de los estímulos olfatorios intermitentes, podían mantener un efecto continuo. El tabú de la menstruación proviene de esta «represión {suplantación} orgánica», como defensa frente a una fase superada del desarrollo; todas las otras motivaciones son probablemente de naturaleza secundaria. (Cf. C. D. Daly, 1927.) Este proceso se repite en otro nivel cuando los dioses de un período cultural perimido devienen demonios. Ahora bien, el relegamiento de los estímulos olfatorios parece ser, a su vez, consecuencia del extrañamiento del ser humano respecto de la tierra, de la adopción de una postura erecta en la marcha, que vuelve visibles y necesitados de protección los genitales hasta
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entonces encubiertos y as' provoca la vergüenza. Por consiguiente, en el comienzo del fatal proceso de la cultura se situaría la postura vertical del ser humano. La cadena se inicia ahí, pasapor la desvalorización de los estímulos olfatorios y el aislamiento en los períodos menstruales, luego se otorga una hipergravitación a los estímulos visuales, al devenir-visibles los genitales; prosigue hacia la continuidad de la excitación sexual, la fundación de la familia y, con ella, llega a los umbrales de la cultura humana. Esta es sólo una especulación teórica, pero lo bastante importante para
merecer una comprobación exacta en las condiciones de vida de los animales próximos al hombre.
También en el afán cultural por la limpieza, que halla una justificación con posterioridad {nachtraglich} en miramientos higiénicos, pero que ya se había exteriorizado antes de esa intelección, es inequívoca la presencia de un factor social. La impulsión a la limpieza corresponde al esfuerzo {Drang} por eliminar los excrementos que se han vuelto desagradables para la percepción sensorial. Sabemos que entre los niños pequeños no ocurre lo mismo. Los excrementos no excitan aversión ninguna en el niño, le parecen valiosos como parte desprendida de su cuerpo. La educación presiona aquí con particular energía para apresurar el inminente curso del desarrollo, destinado a restar
valor a los excrementos, a volverlos asquerosos, horrorosos y repugnantes.
Tal subversión de los valores {Umwertung} sería imposible si estas sustancias sustraídas del cuerpo no estuvieran condenadas, por sus fuertes olores, a compartir el destino reservado a los estímulos olfatorios tras el alzamiento del ser humano del suelo. Entonces, el erotismo anal fue el primero en sucumbir a la «represión orgánica» que allanó el camino a la cultura. El factor social que veló por la ulterior trasmudación del erotismo anal atestigua su presencia por el hecho de que, pese a todos los progresos del desarrollo, el olor de los propios excrementos apenas si resulta chocante al ser humano, sólo lo son las evacuaciones de otros. El que no es limpio, o sea, el que no oculta sus excrementos, ultraja entonces al otro, no muestra miramiento alguno por él; además, esto mismo es lo que enuncian los insultos más fuertes y usuales. Por otra parte, sería incomprensible que el hombre usara como insulto el nombre de su amigo más fiel en el mundo animal, si el perro no se atrajera su desprecio por dos cualidades: la de ser un animal con un desarrollado sentido del olfato, que no se horroriza frente a los excrementos, y la de no avergonzarse de sus funciones sexuales. [Se hallarán algunos datos sobre la historia de los puntos de vista de Freud acerca de esta cuestión en mi «Introducción » a este trabajo.]
63 (Ventana-emergente - Popup)
[Más a menudo, Freud designa «horda primordial» a lo que aquí denomina «familia primitiva»; esta noción fue tomada en gran medida de Atkinson (1903), quien hablaba de la «familia ciclópea». Cf., por ejemplo, Tótem v tabú (1912-13), AE, 13, págs, 143 y sigs.]
64 (Ventana-emergente - Popup)
[El logro de cierto grado de seguridad.]
65 (Ventana-emergente - Popup)
Entre las obras del fino poeta inglés John Galsworthy, quien hoy goza de universal prestigio, yo aprecié desde temprano una pequeña historia titulada «The Apple-Tree» {El manzano}, que muestra plásticamente cómo en la vida cultural de nuestros días ya no hay espacio para el amor simple y natural entre dos criaturas humanas.
66 (Ventana-emergente - Popup)
Agrego las siguientes puntualizaciones para apoyar la conjetura expresada en el texto: También el ser humano es un animal de indudable disposición bisexual. El in-dividuo {Individuum} corresponde a una fusión de dos mitades simétricas; en opinión de muchos investigadores, una de ellas es puramente masculina, y la otra, femenina. También es posible que cada mitad fuera originariamente hermafrodita. La sexualidad es un hecho biológico que, aunque de extraordinaria significación para la vida anímica, es difícil de asir psicológicamente. Solemos decir: cada ser humano muestra mociones pulsionales, necesidades, propiedades, tanto masculinas cuanto femeninas, pero es la anatomía, y no la psicología, la que puede registrar el carácter de lo masculino y lo femenino. Para la psicología, la oposición sexual se atempera, convirtiéndose en la que media entre actividad y pasividad; y demasiado apresuradamente hacemos coincidir la actividad con lo masculino y la pasividad con lo femenino, cosa que en modo alguno se corrobora sin excepciones en el mundo animal. La doctrina de la bisexualidad sigue siendo todavía muy oscura, y no podemos menos que considerar un serio contratiempo que en el psicoanálisis todavía no haya hallado enlace alguno con la doctrina de las pulsiones. Comoquiera que sea, si admitimos como un hecho que el individuo quiere satisfacer en su vida sexual deseos tanto masculinos cuanto femeninos, estaremos preparados para la posibilidad de que esas exigencias no sean cumplidas por el mismo objeto y se perturben entre sí cuando no se logra mantenerlas separadas y guiar cada moción por una vía particular, adecuada a ella. Otra dificultad deriva de que el vínculo erótico, además de los componentes sádicos que le son propios, con harta frecuencia lleva acoplado un monto de inclinación a la agresión directa. No siempre el objeto de amor mostrará frente a esas complicaciones tanta comprensión y tolerancia
como aquella campesina que se quejaba de que su marido ya no la quería, porque llevaba una semana sin zurrarla.
Empero, a un nivel más hondo nos lleva esta conjetura, que retoma las puntualizaciones de la nota de AE, págs. 97-8: con la postura vertical del ser humano y la desvalorización del sentido del olfato, es toda la sexualidad, y no sólo el erotismo anal, la que corre el riesgo de caer víctima de la represión orgánica, de suerte que desde entonces la función sexual va acompañada por una renuencia no fundamentable que estorba una satisfacción plena y esfuerza a apartarse de la meta sexual hacia sublimaciones y desplazamientos libidinales. Sé que Bleuler (1913a) señaló una vez la presencia de una actitud originaria de rechazo frente a la vida sexual, como la indicada. A todos los neuróticos, y a muchos que no lo son, les repugna que «inter urinas et faeces nascimur» {«nacemos entre orina y heces»}. También los genitales producen fuertes sensaciones olfatorias que resultan insoportables amuchas personas, dificultándoles el comercio sexual. Así obtendríamos, como la raíz más profunda de la represión sexual que progresa junto con la cultura, la defensa orgánica de la nueva forma de vida adquirida con la marcha erecta contra la existencia animal anterior, resultado este de la investigación científica que coincide de manera asombrosa con prejuicios triviales formulados a menudo. Empero, por ahora se trata sólo de posibilidades muy inciertas, no refrendadas por la ciencia. Tampoco olvidemos que, a pesar de la innegable desvalorización de los estímulos olfatorios, hay pueblos, incluso en Europa, que aprecian mucho los intensos olores genitales, tan despreciables para nosotros, como medio de estimular la sexualidad, y no quieren renunciar a ellos. (Véanse los relevamientos folklóricos de la «encuesta» de Iwan Bloch, «über den Geruchssinn in der vita sexualis» {Sobre el sentido del olfato en la vida sexual}, en diversas entregas de la
revistaAnthropophyteia, de F. S. Krauss.)
[Acerca de la dificultad de discernir un significado psicológico de la «masculinidad» y la «feminidad», véase una larga nota agregada por Freud en 1915a la tercera edición de Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, págs. 200-1, y su análisis del tema en la 33ª de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis(1933a), AE, 22, págs. 105 y sigs. Las notorias consecuencias derivadas de la proximidad entre los órganos sexuales y excretorios fueron señaladas por primera vez en el Manuscrito K enviado a Fliess el 19 de enero de 1896 (Freud, 1950a), AE, 1, págs. 261-2; más tarde hubo frecuentes menciones de este punto; por ejemplo en el caso «Dora» (1905e), AE, 7, pág. 29, y en «Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa» (1912d), AE, 11, págs. 182-3. Cf. también mi «Introducción», AE, pags. 60-1.]
67 (Ventana-emergente - Popup)
[He hecho algunas consideraciones sobre el uso por parte de Freud del concepto de «inercia psíquica», en general, en una nota al pie de «Un caso de paranoia que contradice la teoría psicoanalítica» (1915f), AE, 14, págs. 271-2.]
68 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. cap. III de este trabajo, y también «La moral sexual "cultural" y la nerviosidad moderna» (1908d), AE, 9, pág, 178.]
69 (Ventana-emergente - Popup)
Un gran poeta puede permitirse expresar, al menos en broma, verdades psicológicas muy mal vistas. Así, Heine confiesa: «Yo tengo las intenciones más pacíficas. Mis deseos son: una modesta choza con techo de paja, pero un
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buen lecho, buena comida, leche y pan muy frescos; frentea la ventana, flores, y algunos hermosos árboles a mí puerta; y si el buen Dios quiere hacerme completamente dichoso, que me dé la alegría de que de esos árboles cuelguen seis o siete de mis enemigos. De todo corazón les perdonaré, muertos, todas las iniquidades que me hicieron en vida... Sí: uno debe perdonar a sus enemigos, pero no antes de que sean ahorcados». (Heine, Gedarken und Einfälle[sección I].)
70 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. El porvenir de una ilusión (1927c), AE, 21, pág. 28. Freud vuelve a ocuparse del mandamiento «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» AE, 21,pág. 138.]
71 (Ventana-emergente - Popup)
{«¡Que empiecen por hacerlo los señores asesinos!».}
72 (Ventana-emergente - Popup)
[{«El hombre es el lobo del hombre».} Tomado de Plauto, Asinaria, II, IV, 88.]
73 (Ventana-emergente - Popup)
Quien en su juventud conoció por experiencia propia la amarga pobreza, así como la indiferencia y arrogancia de los acaudalados, debiera estar a salvo de la sospecha de ser incomprensivo y no mostrar buena voluntad ante la lucha por establecer la igualdad de riqueza entre los hombres, y lo que de esta deriva. Pero si esa lucha quiere invocar la igualdad de todos los hombres como exigencia abstracta de justicia, está expuesta a la objeción de que la naturaleza, al dotar a los individuos de aptitudes físicas y talentos intelectuales desiguales en extremo, ha establecido injusticias contra las cuales no hay salvación
74 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Psicopatología de las masas y análisis del yo (1921c), AE, 18, pág. 96, n. 2. Freud hace un examen un poco más detenido de esto en la 33ª de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, pág, 124]
75 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Psicología de las masas y análisis del yo (1921c), AE, 18, pág. 96, y «El tabú de la virginidad» (1918a), AE, 11, pág. 195.]
76 (Ventana-emergente - Popup)
[La expresión alemana «psychologisches Elend» parece estar vertiendo la de Janet, «misere psychologique», utilizada por este último para describir la ineptitud para la síntesis mental, ineptitud que según Janet era propia de los neuróticos.]
77 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. Psicología de las masas y análisis del yo (1921c).
78 (Ventana-emergente - Popup)
[Se hallará un comentario sobre la historia de la teoría freudiana de las pulsiones en mi «Nota introductoria» a «Pulsiones y destinos de pulsión» (Freud, 1915c),AE, 14, págs. 109 y sigs.]
79 (Ventana-emergente - Popup)
[En «Die WeItweisen».]
80 (Ventana-emergente - Popup)
[En el primero de sus trabajos sobre la neurosis de angustia (1895b), AE, 3, pág. 102.]
81 (Ventana-emergente - Popup)
[Es decir, en el sentido en que Platón empleaba el término. Cf. Psicología de las masas y análisis del yo (1921c), AE, 18, pág. 94.]
82 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase al respecto mi «Apéndice B» al final de El yo y el ello (Freud, 1923b), AE, 19, pág. 63.]
83 (Ventana-emergente - Popup)
Es llamativa, y puede convertirse en punto de partida de ulteriores indagaciones, la oposición que de este modo surge entre la tendencia de Eros a la extensión incesante y la universal naturaleza conservadora de las pulsiones.
84 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 58.]
85 (Ventana-emergente - Popup)
[Véanse los comentarios que hago al respecto en mi «Introducción».]
86 (Ventana-emergente - Popup)
Denn die Kindlein, Sie bören es nicht gerne»cita tomada del poema de Goethe, «Die Ballade vom vertriebenen und heimgekehrten Grafen».]
87 (Ventana-emergente - Popup)
Un efecto particularmente convincente produce la identificación del principio del mal con la pulsión de destrucción en el Mefistófeles de Goethe:
« . . pues todo lo que nace
digno es de destruirse; por eso,
mejor sería que no hubiera nacido;
así, lo que vosotros llamáis pecado,
destrucción, lo malo, en suma,
ese es el elemento a mí adecuado».
El propio Diablo no menciona como su oponente a lo sagrado, al bien, sino a la fuerza de la naturaleza para engendrar, para multiplicar la vida, o sea, al Eros:
«De la tierra, del aire y de las aguas se desprenden miles de gérmenes en lo seco y lo húmedo, lo cálido y lo frío, y si no me hubiera reservado las llamas,
nada tendría propiamente para mí».
[Ambos fragmentos pertenecen a Goethe, Fausto, parte I, escena 3. Se hace una alusión circunstancial al segundo de ellos en La interpretación de los sueños(1900a), AE, 4, pág. 100.]
88 (Ventana-emergente - Popup)
Nuestra concepción actual puede enunciarse aproximadamente así: En cada exteriorización pulsional participa la libido, pero no todo en ella es libido.
89 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Más allá del principio de placer (1920g), passim.]
90 (Ventana-emergente - Popup)
Probablemente agregando esto: tal como debió configurarse a partir de cierto acontecimiento que aún nos resta colegir.
91 (Ventana-emergente - Popup)
[«Eiapopeia vom Himmel»; cita tomada del poema de Heine, DeutschIand, sección I ]
92 (Ventana-emergente - Popup)
74
[Cf.. «El problema económico del masoquismo» (1924c), AE, 19, pág. 172.]
93 (Ventana-emergente - Popup)
Piénsese en el famoso «Mandarín» de Rousseau. [El problema planteado por Rousseau. fue enunciado en detalle por Freud en «De guerra y muerte» (1915b),AE, 14, pág. 299.]
94 (Ventana-emergente - Popup)
Todo lector inteligente comprenderá y tendrá en cuenta que en esta exposición panorámica separamos de manera tajante lo que en la realidad efectiva se consuma en transiciones graduales, y que no se trata sólo de la existencia de un superyó, sino de su intensidad relativa ysu esfera de influencia. Lo dicho hasta aquí acerca de la conciencia moral y la culpa es de todos conocido y casi indiscutible.
95 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta paradoja ya había sido estudiada por Freud con anterioridad, por ejemplo en El yo y el ello (1923b), AE, 19, págs. 54-5, donde se suministran otras referencias.]
96 (Ventana-emergente - Popup)
Heiligkeit»; este término fue objeto de consideraciones en otros trabajos de Freud; cf. «La moral sexual "cultural" y la nerviosidad moderna» (1908d), AE, 9, pág. 187, y Moisés y la religión monoteísta (1939a), AE, 23, págs. 116-8.]
97 (Ventana-emergente - Popup)
De esta intensificación de la moral por el infortunio trata Mark Twain en un precioso cuento, The First Melon I ever Stole {El primer melón que robé}. Por azar, ese primer melón no estaba maduro. Escuché al propio Twain contarlo en una conferencia. Tras enunciar su título, interrumpió el relato y se preguntó, como dudando: «Was it the first?» {«¿Fue el primero?»}. Todo estaba dicho. El primero no había sido el único. [Esta última oración fue agregada en 1931.En una carta dirigida a Fliess el 9 de febrero de 1898, Freud le informaba que había asistido a una conferencia de Mark Twain días atrás (Freud, 1950a, Carta 83).]
98 (Ventana-emergente - Popup)
[En Moisés y la religión monoteísta (Freud, 1939a) se hacen consideraciones mucho más extensas sobre la relación del pueblo de Israel con su Dios.]
99 (Ventana-emergente - Popup)
[Este tema ya había sido tocado en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, pág. 122.]
100 (Ventana-emergente - Popup)
Como lo han destacado correctamente Melanie Klein y otros autores ingleses.
101 (Ventana-emergente - Popup)
Franz Alexander, en su Psychoanalyse der Gesamtpersoinlichkeit (1927), ha formulado acertados juicios -retornando el estudio de Aichhorn sobre la juventud desamparada [1925]- con respecto a los dos tipos principales de métodos patógenos de educación: la severidad excesiva y el consentimiento. El padre «desmedidamente blando e indulgente» ocasionará en el niño la formación de un superyó hipersevero, porque ese niño, bajo la impresión del amor que recibe, no tiene otra salida para su agresión que volverla hacia adentro. En el niño desamparado, educado sin amor, falta la tensión entre el yo y el superyó, y toda su agresión puede dirigirse hacia afuera. Por lo tanto, si se prescinde de un factor constitucional que cabe admitir, es lícito afirmar que la conciencia moral severa es engendrada por la cooperación de dos influjos vitales: la frustración pulsional, que desencadena la agresión, y la experiencia de amor, que vuelve esa agresión hacia adentro y la trasfiere al superyó.
102 (Ventana-emergente - Popup)
[Tótem y tabú (1912-13), AE, 13, pág. 145.]
103 (Ventana-emergente - Popup)
Una de las canciones del arpista en Wilhelm Meister, de Goethe. [Los dos primeros versos fueron citados por Freud como asociación ante un fragmento de uno de sus propios sueños en Sobre el sueño (1901a), AE, 5, págs. 621 y 623.]
104 (Ventana-emergente - Popup)
«Así, la conciencia moral nos vuelve a todos cobardes... ». Que se oculte al joven el papel que la sexualidad cumplirá en su vida no es el único reproche que puede dirigirse a la educación de hoy. Yerta, además, por no prepararlo para la agresión cuyo objeto está destinado aser. Cuando lanza a los jóvenes en medio de la vida con una orientación psicológica tan incorrecta, la educación se comporta como si se dotara a los miembros de una expedición al polo de ropas de verano y mapas de los lagos de Italia septentrional. Es evidente aquí que no se hace un buen uso de los reclamos éticos. La severidad de estos no sufriría gran daño si la educación dijera: «Así deberían ser los seres humanos para devenir dichosos y hacer dichosos a los demás; pero hay que tener en cuenta que no son así». En lugar de ello, se hace creer a los jóvenes que todos los demás cumplen los preceptos éticos, vale decir, son virtuosos. En esto se funda la exigencia de que ellos lo sean también.
105 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, pág. 125. No puede decirse con propiedad que las sensaciones sean «inconcientes»; cf. El yo y el ello(1923b),AE, 19, págs. 24-5.]
106 (Ventana-emergente - Popup)
En El porvenir de una ilusión (1927c) [AE, 21, págs. 1 y sigs.]
107 (Ventana-emergente - Popup)
Tótem y tabú (1912-13) [AE, 13, págs. 154-6].
108 (Ventana-emergente - Popup)
Sostienen esta opinión, en particular, Ernest Jones, Susan Isaacs y Melanie Klein; y también, tengo entendido, Reik y Alexander.
109 (Ventana-emergente -Popup)
[Véanse algunas puntualizaciones sobre esto en El porvenir de una ilusión (1927c), AE, 21, pág. 43.]
110 (Ventana-emergente - Popup)
[La última oración fue agregada en 1931, cuando ya comenzaba a ser notoria la amenaza que representaba HitIer.]
111 (Ventana-emergente - Popup)
Fetichismo. (1927)
«Fetischismus»
Ediciones en alemán
1927Almanach 1928, págs. 17-24.
1927 Int. Z. Psychoanal., 13, nº 4, págs. 373-8.
1928 GS, 11, págs. 395-401.
1931 Sexualtheorie und Traumlehre, págs. 220-7.
1948 GW, 14, págs. 311-7.
75
1975 SA, 3, págs. 379-88.
Traducciones en castellano
1951 «Fetichismo». RP, 8, nº 1, págs. 83-7. Traducción de Verena Saslavsky.
1955Igual título. SR, 21, págs. 237-44. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 505-10
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 2993-6.
Este trabajo fue concluido a fines de la primera semana de agosto de 1927 (Jones, 1957) y publicado ese mismo otoño casi simultáneamente en el Almanach 1928 y en el ú ltimo número de la Zeitschrift correspondiente a 1927.
En su primer examen del fetichismo, el incluido en los Tres ensayos de t eoría sexual (1905d), Freud comentaba que «ninguna otra variante de la pulsión sexual que linde con lo patológico ha atraído tanto nuestro interés» (AE, 7, pág. 139), y en verdad volvió a ocuparse del tema en varias oportunidades. En aquella primera reseña no fue mucho más allá de sostener que «en la elección del fetiche se manifiesta la influencia persistente de una impresión sexual recibida casi siempre en la primera infancia»; y también se detuvo en ese punto cuando en su estudio sobre la Gradiva (Freud, 1907a), uno o dos años más tarde, hizo algunos comentarios al pasar acerca del fetichismo del pie (AE, 9, págs. 39-40). Su siguiente aproximación al tema parece haber sido un trabajo inédito, «Sobre la génesis del fetichismo», que leyó en la Sociedad Psicoanalítica de Viena el 24 de febrero de 1909 (Jones, 1955); desgraciadamente, no hemos tenido acceso a las Actas de dicha Sociedad. En esa época estaba a punto de preparar para su publicación el análisis del «Hombre de las Ratas» (1909d), y en este hacía u n comentario novedoso acerca del vínculo del fetichismo con el placer de oler (AE, 10, pág. 193), que más adelante amplió en una nota al pie agregada en 1910 a la segunda edición de los Tres ensayos (AE, 7, pág. 141). Pero poco después de eso debe de haberdiscernido un nuevo y más importante vínculo, pues en esa misma nota al pie se halla su primera afirmación de que el fetiche ocupa el lugar del pene faltante de la mujer -lo cual había figurado destacadamente entre las teorías sexuales infantiles a las que poco tiempo atrás les dedicara un trabajo (1908c), AE, 9, págs. 192-4-. Esta nueva explicación del fetiche fue mencionada también por Freud en su estudio sobre Leonardo (1910c), AE, 11, pág. 90, publicado casi inmediatamente después de que
apareciera la nota al pie de los Tres ensayos.
Años más tarde, atrajo su atención el peculiar problema del origen del fetichismo del pie (al cual se hace referencia en el presente artículo). El 11 de marzo de 1914 leyó en la Sociedad Psicoanalítica de Viena otro trabajo, «Un caso de fetichismo del pie», que también permaneció inédito pero del cual por fortuna contamos con un resumen de Ernest J ones (1955). Allí se explicaba la elección del pie como fetiche por una pulsión de ver los genitales que quería alcanzar su objeto desde abajo, detenida en su camino por represión; esta explicación fue añadida en la tercera edición de los Tres ensayos, de 1915, a la nota al pie
que antes mencionamos. En la 22ª de sus Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), Freud informó sumariamente acerca de un historial clínico semejante.
Si bien el presente artículo tiene importancia porque compendia y amplía las anteriores concepciones de Freud acerca del fetichismo, su principal interés radica en algo muy diferente, a saber, e l nuevo desarrollo metapsicológico que introduce. En los años precedentes, Freud había estado empleando el concepto de «desmenti da» («Verleugnung»), especialmente en relación con las reacciones de los niños al notar la distinción anatómica entre los sexos (vernota). En este trabajo, basándose en nuevas observaciones clínicas, expone sus razones para suponer que esta «desmentida» i mplica necesariamente una escisión en el yo del sujeto. Al final de su vida, Freud retomó esta cuestión y extendió sus alcances; lo hizo en su artículo inconcluso sobre «La escisión del yo en el proceso defensivo» (1940e), publicado en forma póstuma, y en el capítulo VIII del Esquema del psicoanálisis (1940a), AE, 23, págs. 203-6. Pero aunque en estos dos lugares el fetichismo es especialmente considerado, Freud señala allí que la «escisión del yo» no es exclusiva de aquel sino que tiene lugar, en realidad, en muchas otras situaciones en que el yo enfrenta la necesidad de erigir una defensa -y esto último ocurre no sólo en la desmentida sino además en
la represión-. (Ver nota).
James Strachey
112 (Ventana-emergente - Popup)
Ya en 1910, en mi escrito Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (1910c), comuniqué esta interpretación sin fundamentarla. [Cf. AE, 11, pág. 90.]
113 (Ventana-emergente - Popup)
Me rectifico diciendo que tengo las mejores razones para suponer que Laforgue no habría sostenido eso. Según sus propias puntualizaciones [Laforgue, 1926], «escotomización» es un término que proviene de la descripción de la dementia praecox, no ha nacido del empleo de una concepción psicoanalítica para las psicosis y no tiene aplicación alguna a los procesos del desarrollo y la formación de neurosis. La exposición del texto se empeña en hacer patente esa inconciliabilidad.
114 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «La represión» (1915d), AE, 14, págs. 147-8, y el «Apéndice» al primer trabajo sobre las neuropsicosis de defensa (1894a).]
115 (Ventana-emergente - Popup)
[En una nota al pie que agregué al trabajo «La organización genital infantil» (1923e), AE, 19, pág. 147, examiné el uso que hace Freud de este término, Cabe destacar que en el capítulo VIII del Esquema del psicoanálisis (1940a) Freud establece otra distinción entre el empleo de ambos términos: la «represión» se aplicaría a la defensa contra las demandas pulsionales internas, y la «desmentida», a la defensa contra los reclamos de la realidad externa.]
116 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. mi «Nota introductoria».]
117 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf Rank, 1924, págs. 22-4.]
118 (Ventana-emergente - Popup)
En «Neurosis y psicosis» (1924b) y en «La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis» (1924e).
119 (Ventana-emergente - Popup)
[Perversión consistente en derivar placer de cortar el cabello a las mujeres. La presente explicación fue suministrada
76
en parte por Freud en su estudio sobre Leonardo (1910c), AE, 11, pág. 90.]
120 (Ventana-emergente - Popup)
[Se alude aquí a la insistencia de Adler en la «inferioridad de órgano» como base de todas las neurosis. Véase la nota al pie que dedicó Freud a esto en «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j), AE, 19, pág. 272, y su examen más detenido en la 31ª de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a),]
121 (Ventana-emergente - Popup)
El humor. (1927).
«Der Humor»
Ediciones en alemán
1927Almanach 1928, págs. 9-16.
1928 Imago, 14, nº 1, págs. 1-6.
1928 GS, 11, págs. 402-8
1948 GW, 14, págs. 383-9.
1972 SA, 4, págs. 275-82.
Traducciones en castellano
1951 «El humor». RP, 8, n° 1, págs. 74-8. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1955 Igual título. SR, 21, págs. 245-52. El mismo tra ductor.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 510-4.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 2997-3000.
Freud escribió este artículo en cinco días en la segunda semana de agosto de 1927 (Jones, 1957), y fue leído en su nombre por Anna Freud el 1 º de setiembre ante el 10º Congreso Psicoanalítico Internacional, celebrado en Innsbruck. En el otoño de ese mismo año fue publicado en el Almanach psicoanalítico para 1928.
Tras un intervalo de más de veinte años, retorna aquí al tema examinado en la última sección de su libro sobre el chiste (1905c), considerándolo a la luz del nuevo cuadro estructural de la psique. Hacia el final del artículo emergen algunas interesantes cuestiones de metapsicología, y por primera vez se presenta al
superyó bajo una faz amable.
James Strachey
122 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf Freud (1905c), AE, 8, pág. 223.]
123 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf Freud (1905c), AE, 8, pág. 216-7.]
124 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase el largo examen posterior de estos diversos métodos para evitar el padecimiento en El malestar en la cultura (1930a), AE, 21, págs. 77 y sigs. Pero Freud ya había señalado la función defensiva del humor en el libro sobre el chiste (1905c), AE, 8, págs. 220-1.]
125 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. (1905c), AE, 8, pág. 221.]
126 (Ventana-emergente - Popup)
[Cabe destacar que en El yo y el ello(1923b) Freud consigna en una nota al pie que «sólo, puede reconocerse como núcleo del yo al sistemaP-Cc» ( AE, 19, pág. 30).]
127 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Psicología de las masas y análisis del yo, (1921c), AE, 18, págs. 106-7.]
128 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad» (1922b), AE, 18, págs. 222-3.]
129 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Duelo y melancolía» (1917e), AE, 14, págs. 250-3.]
130 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. (1905c), AE, 8, pág.159.]
131 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. (1905c), AE, 8, pág.197.]
132 (Ventana-emergente - Popup)
Una vivencia religiosa. (1928 [1927])
«Ein religlöses Erlebnis»
Ediciones en alemán
1928 Imago, 14, nº 1, págs. 7-10.
77
1928 GS, 11, págs. 467-70.
1928Almanach 1929, págs. 9-12.
1948 GW, 14, págs. 393-6.
Traducciones en castellano
1930«Una experiencia religiosa». BN (17 vols.), 14, págs. 283-6. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1943 Igual título. EA, 14, págs. 293-6. El mismo tra ductor.
1948 Igual título. BN (2 vols.), 2, págs. 417-8. El mismo traductor.
1953 Igual título. SR, 14, págs. 226-9. El mismo tra ductor.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 509-10. El mismo traductor.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3001-3. El mismo traductor.
Este trabajo, publicado a comienzos de 1928, fue escrito, según Ernest Jones (1957}, a fines de 1927. El propio Jones nos informa que la visita de Viereck a Freud, punto de partida de los acontecimientos que desembocaron en la redacción del artículo, tuvo lugar a fines de junio de 1926. Viereck (un conocido periodista norteamericano que se interesó en el psi coanálisis) publicó su relato de la visita en el otoño siguiente; fue reimpreso en el volumen Glimpses of the Great (1930, págs. 28 y sigs.), y Jones ofrece
algunos fragmentos (loc. cit.).
La versión alemana que dio Freud de la carta que le enviara el médico norteamericano no coincide exactamente en su contenido con el texto inglés publicado en International journal of Psycho-Analysis, para el cual se utilizó presumiblemente el manuscrito original; las diferencias son, empero, insignificantes.
James Strachey
133 (Ventana-emergente - Popup)
{Las expresiones entre paréntesis son agregados de Freud en su versión de la carta al alemán.}
134 (Ventana-emergente - Popup)
Dostoievski y el parricidio. (1928 [1927])
«Dostojewski und die Vatertötung»
Ediciones en alemán
1928 En Die Urgestalt der Brüder Karamasoff, R. Fülop Miller y F. Eckstein, eds., Munich, págs. xi-xxxvi.
1929Almanach 1930, págs. 9-31.
1934 GS, 12, págs. 7-26.
1948 GW, 14, págs. 399-418.
1975 SA, 10, págs. 267-86.
Traducciones en castellano
1948 «Dostoyevsky y el parricidio». BN (2 vols.), 2, págs. 1044-53. Traducción de Luis López-Ballesteros.
1955 Igual título. SR, 21, págs. 253-72. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1967 Igual título. BN (3 vols.), 2, págs. 1136-45. T raduccíón de Luis López-Ballesteros.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3004-15. El mismo traductor.
A partir de 1925, los editores Fülóp-Miller y Eckstein, de Munich, comenzaron a publicar una serie de volúmenes suplementarios de la gran edición alemana de las obras de Dostoievski dirigida por Moeller van den Bruck, que se había completado pocos años antes. Los nuevos volúmenes, de igual formato que los de aquella edición, contenían escritos póstumos, manuscritos inconclusos y material de varias fuentes que arrojaban luz sobre el carácter y la obra del escritor ruso. Uno de ellos estaba destinado a reunir bocetos y borradores relacionados con Los hermanos Karamazov, así como un análisis de los orígenes de este libro; y los editores estaban ansiosos por persuadir a Freud de que redactase una introducción acerca de la psicología tanto del libro como de su autor. Aparentemente, tomaron contacto con él a comienzos de 1926, y Freud empezó a escribir su ensayo a fines de junio de ese año. Sin embargo, la urgente necesidad de dar a conocer su folleto sobre el análisis ejercido por legos (1926e), en vista del proceso judicial iniciado contra Theodor Reik, lo apartó de la tarea (cf. AE, 20, págs. 168-9). De ahí en más parece haber perdido interés por ese ensayo, sobre todo, como nos relata Ernest Jones (1957), luego de haber encontrado un libro de Neufeldisobre el mismo tema, el cual, según apuntó Freud en una nota al pie (pág. 191) -con notable modestia, destaquémoslo-, contenía la mayoría de las ideasque él estaba expresando. No está claro en qué momento retomó la redacción del ensayo. Jones (loc. cit.) sugiere que lo había concluido ya a comienzos de 1927; pero esto no parece muy probable, pues la novela de Stefan Zweig de la que se ocupa
78
la parte final del ensayo apareció en 1927. El volumen en el que se incluyó como introducción el ensayo de Freud (titulado La versión original de «Los hermanos Karamazov») sólo se publicó en el otoño de 1928.
El ensayo consta de dos partes bien definidas. La primera trata del carácter de Dostoievski en general, su masoquismo, su sentimiento de culpa, sus ataques «epileptoides» y su actitud dual en lo atinente al complejo de Edipo. La segunda analiza en especial su pasión por el juego e incluye el relato de una novela breve de Stefan Zweig que esclarece la génesis de esa afición. Como se puede apreciar en la carta posterior de Freud a Theodor R eik que publicamos en el apéndice de este trabajo, esas dos partes del
ensayo están más íntimamente vinculadas de lo que parece a primera vista.
Tal vez el ensayo muestre señales de un trabajo «circunstancial» hecho a pedido, pero contiene mucho de interés; por ejemplo, las primeras consideraciones sobre los ataques histéricos desde que escribiera su temprano trabajo acerca de este tema veinte años atrás (1909a), así como una reformulación de sus últimas concepciones sobre el complejo de Edipo y el sentimiento de culpa, y un esclarecimiento colateral del problema de la masturbación que no ha de hallarse en su anterior examen de este (1912f). Pero, por sobre todas las cosas, tuvo aquí oportunidad de expresar sus puntos de vista acerca de un escritor a quien
él ubicó en primerísima línea.
James Strachey
135 (Ventana-emergente - Popup)
Véase el examen de esto en Fulóp-Miller y Eckstein (1926). Stefan Zweig (1920) escribe: «No lo detienen los frenos de la moral burguesa y nadie sabe decir con exactitud cuánto trasgredió en su vida las barreras jurídicas, cuánto de los instintos criminales de sus héroes se tradujeron en sus propios actos». Acerca de los íntimos vínculos entre los personajes de Dostoievski y sus propias vivencias, véanselas puntualizaciones de René Fülop-Miller en la sección introductoria de Fulóp-Miller y Eckstein (1925), basadas en N. Strajov [1921]. [El tema del abuso sexual cometido contra una niña inmadura aparece varias veces en las obras de Dostoievski, especialmente en La confesión de Stavrogin La vida de un pecador.]
136 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Apreciaciones generales sobre el ataque histérico» (Freud, 1909a), AE, 9, pág, 211.]
137 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. René Fülop-Miller (1924). [Véase, asimismo, el relato de Aimée Dostoievski (1921), en la biografía que escribió de su padre.] Particular interés despierta la comunicación de que en la infancia del novelista ocurrió «algo temible, inolvidable y torturante», a lo cual se remontarían los primeros indicios de su enfermedad (de un artículo de Suvorin en el periódico Novoe Vremya, 1881, citado en la introducción de Fülop-Miller y Eckstein, 1925, pág. xiv). Cf. también Orest Miller (1921, pág. 140): «Acerca de la enfermedad de Fedor Mijailóvich, por lo demás, existe un testimonio que se refiere a su más temprana juventud y la conecta con un episodio trágico ocurrido en la vida familiar de sus padres. Si bien ese testimonio me fue comunicado oralmente por un hombre muy próximo a Fedor Mijailóvich, no puedo decidirme a reproducirlo con detalle y exactitud porque no he recibido otra confirmación de ese rumor». Ni el biógrafo ni el investigador de las neurosis sentirán agradecimiento por esta discreción.
138 (Ventana-emergente - Popup)
La mayoría de los documentos, entre ellos el informe del propio Dostoievski, afirman por el contrario que la enfermedad sólo cobró su carácter definitivo, epiléptico, durantela deportación en Siberia. Por desdicha, hay razones para desconfiar de las comunicaciones autobiográficas de los neuróticos. La experiencia enseña que su recuerdo introduce falsificaciones destinadas a desgarrar una trama causal desagradable. De todos modos, parece seguro que la permanencia en el presidio siberiano produjo una alteración profunda en el estado patológico de Dostoievski. Cf. Fülop-Miller (1924, pág. 1186).
139 (Ventana-emergente - Popup)
[Ya habían sido explicados por Freud en una carta a Fliess del 8 de febrero de 1897 (Freud, 1950a, Carta 58).]
140 (Ventana-emergente - Popup)
Véase mi obra Tótem y tabú (1912-13).
141 (Ventana-emergente - Popup)
[VéaseTótem y tabú (1912-13) [AE, 13, pág. 142].
142 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Los que delinquen por conciencia de culpa», el tercero de los ensayos de Freud en su trabajo «Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico» (1916d), AE, 14, pág. 338.]
143 (Ventana-emergente - Popup)
El propio Dostoievski proporciona la mejor referencia acerca del sentido y el contenido de sus ataques cuando comunica a su amigo Strajov que su irritabilidad y depresión tras un ataque epiléptico se deben a que se ve como un criminal y no puede apartar de sí el sentimiento de cargar con una culpa desconocida, de haber cometido un gran crimen que lo oprime. (Fülop-Miller, 1924, pág. 1188.) En acusaciones como esta el psicoanálisis ve cierto discernimiento de la «realidad psíquica» y se empeña por hacer conocida para la conciencia esa culpa desconocida.
144 (Ventana-emergente - Popup)
[HamIet, acto II, escena 2.]
145 (Ventana-emergente - Popup)
[La frase aparece en el libro XII, capítulo X, de la novela de Dostoievski.]
146 (Ventana-emergente - Popup)
[Se hallará una aplicación práctica de estas ideas a un caso judicial real en «El dictamen de la Facultad en el proceso HaIsmann» (1931d), donde vuelve a someterse a examen Los hermanos Karamazov.]
147 (Ventana-emergente - Popup)
{Palabra rusa que significa «monje» o «eremita»; en la obra de Dostoievski es el padre Zosima.}
148 (Ventana-emergente - Popup)
«Lo principal es el juego mismo», escribe en una de sus cartas. «Juro que no se trata de codicia, aunque por cierto el dinero es lo que más falta me hace».
149 (Ventana-emergente - Popup)
«Siempre permanecía junto a la mesa de juego hasta perderlo todo, hasta quedar totalmente arruinado. Sólo cuando el infortunio quedaba consumado, se retiraba al fin el demonio de su alma y dejaba sitio al genio creador». (Fulöp-Miller y Eckstein, 1925, pág.lxxxvi.)
150 (Ventana-emergente - Popup)
[En una carta a Fliess del 22 de diciembre de 1897, Freud argüía que el onanismo es la «adicción primordial», de la cual son sustitutos todas las posteriores adicciones (Freud, 1950a, Carta 79), AE, 1, pág. 314.]
151 (Ventana-emergente - Popup)
La mayoría de las opiniones aquí expuestas están contenidas también en un excelente libro de Jolan Neufeld (1923).
152 (Ventana-emergente - Popup)
{Traducción en castellano: 1943: En Treinta años con Freud, Buenos Aires: Imán, págs. 173-4, trad. de S. Wencelblat.}
153 (Ventana-emergente - Popup)
[Sin duda Eitingon, quien insistió persistenternente a Freud para que terminara el ensayo (Jones, 1957)]
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154 (Ventana-emergente - Popup)
[Reik había escrito: «La renuncia fue otrora el único criterio de la moralidad; hoy es uno entre muchos. Si fuera el único, el excelente ciudadano y filisteo de torpe sensibilidad que se somete a las, autoridades, y cuya falta de imaginación torna mucho más sencilla su renuncia, sería éticamente muy superior a Dostoievski»]
155 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto parece indicar que Reik había mostrado su crítica a Freud antes de que se publicara en Imago, aunque también es posible que aquí Freud se estuviera refiriendo a la reimpresión del artículo]
156 (Ventana-emergente - Popup)
Carta a M. Leroy sobre un sueño de Descartes. (1929)
«Brief an Maxim [sic] Leroy: Über einen Traum des Cartesius»
Ediciones en francés
1929 En M. Leroy, Descartes, le philosophe au masque, París: Editions Rieder, 1, págs. 89-90. (En francés.)
1934 GS, 12, págs. 403-5. (Reimpresión de la carta de Freud y extractos del libro de Leroy. En francés.)
1948 GW, 14, págs. 558-60. (Reimpresión de la ante rior.)
Traducciones en castellano
1955 «Carta a Maxim Leroy sobre un sueño de Descartes». SR, 19, págs. 203-8. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 137-9.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3094-5.
No se cuenta con el manuscrito original de esta carta en alemán. Su versión al francés fue hecha ciertamente por Leroy.
Mientras estaba preparando su libro sobre Descartes, Maxime Leroy (1929) sometió a Freud una serie de sueños del filósofo para que se los comentara. No podemos saber con exactitud qué relato de los sueños le dio Leroy a Freud, pues las ediciones alemanas no reproducen el texto de su carta sino que citan
meramente la descripción contenida en el volumen publicado de Leroy -en el que también incluyó este la traducción de la respuesta de Freud-.
Aparentemente, el relato original de los sueños de Descartes y la interpretación formulada por él ocupaban las páginas iniciales de un manuscrito conocido como «Olympica», escrito probablemente en el invierno de 1619-20 y que se ha perdido. Empero, un abate del siglo xvii, Adrien Baillet, pudo verlo y publicó una paráfrasis que contenía algunas citas del original latín en su libro La vie de Monsieur Des-Cartes (169 1, 1; el relato de los sueños figura en págs. 81-5). Leroy se basó en esta versión, pero parece seguro que Freud estudió el texto completo de Baillet, ya que en su respuesta menciona el «melón de un país extranjero» (frase que aparecía en la trascripción del abate) allí donde Leroy habla simplemente del
«melón».
También Leibniz tuvo acceso al manuscrito «Olympica» y tomó nota de algunos fragmentos; pero lamentablemente estas notas sólo incluyen una breve referencia a los sueños: « Somnium 1619, nov. in quo carmen 7 cujus initium: Quod vitae sectabor iter? ... Auson». Como Leíbniz no dice en ningún lugar que ha visto la «explicacíón» de los sueños, Leroy se inclinó a suponer que esta había sido, al menos en gran parte, fabricada por el abate Baillet, y en su libro expresa esta opinión de la cual, sin embargo, no parece
haber llegado a Freud ninguna referencia (ver nota).
La versión de los sueños publicada por Leroy (1929, 1, pág. 84), paráfrasis de la de Baillet, aparece (en francés) en una nota al pie en las ediciones alemanas. Reza así:
«Entonces, en la noche, donde todo es fiebre, huracán, pánico, unos fantasmas se elevan ante el soñante. Intenta levantarse para ahuyentarlos. Pero vuelve a caer, avergonzado de sí mismo, sintiendo que una gran debilidad lo incomoda en el costado derecho. Bruscamente se abre una ventana de su habitación. Espantado, siente que lo arrastran las ráfagas de un viento impetuoso que lo obliga a hacer piruetas girando
varías veces sobre su pie izquierdo.
»Arrastrándose y titubeante, llega ante los edificios del colegio donde ha sido educado. En un desesperado esfuerzo intenta entrar en la capilla a fin de cumplir con sus plegarias. En ese momento pasan unas personas. Quiere detenerse, hablarles; nota que una de ellas lleva un melón. Pero un viento violento lo
rechaza hacia la capilla.
»Abre entonces los ojos, atenaceado por un vivo dolor en e l costado izquierdo. No sabe si sueña o si está despierto. A medias dormido, se dice que un genio maligno ha querido seducirlo, y entonces murmura
alguna plegaria para exorcizarlo.
»Vuelve a dormirse. Un trueno lo despierta, que llena la habitación de chispas. Una vez más se pregunta si duerme o vela, si es sueño o ensoñación, abriendo y cerrando los ojos para alcanzar la certeza; luego, tranquilizado, se adormece, pues la fatiga triunfa sobre él.
»Sobreexcitado por esos rumores y esos sordos sufrimientos, Descartes abre un diccionario, luego una antología poética. Ese explorador intrépido sueña con este verso: "Quod vitae sectabor iter?". ¿Un nuevo viaje al país de los sueños? En ese momento, se presenta de pronto un hombre a quien no conoce; pretende hacerle leer un fragmento de Ausonio que comienza con estas palabras: " Est et non".' Pero ese hombre desaparece y llega otro. También el libro se desvanece y al reaparecer está adornado con retratos
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grabados en talla dulce. Al fin, la noche se apacigua».
La explicación de los sueños, que Leroy toma de Baillet, figura, asimismo, como nota al pie en las ediciones alemanas, y es la siguiente:
«Juzgó que el Diccionario significaba en verdad la suma de todas las ciencias, y que la antología poética intitulada Corpus poetarum designaba en particular, y expresamente, la unión de filosofía y sabiduría. [ ... ] Prosiguiendo, todavía dormido, la interpretación de su sueño, Descartes conjeturó que el verso sobre la incertidumbre del género de vida que debía elegirse y que comienza con "Quod vitae sectabor iter?"
representaba el buen consejo de un sabio o aun la teología moral...
»Entendió que los poetas reunidos en la antología significaban la Revelación y el Entusiasmo, con que no desesperaba de ser favorecido; y al verso "Est et non", que es el Sí y el No de Pitágoras, lo comprendió como la verdad y la falsedad en los conocimientos humanos y las ciencias profanas. Y viendo que la aplicación de todas esas cosas se conseguía tan a su placer, tuvo suficiente audacia para persuadirse de que mediante ese sueño el Espíritu de la Verdad había querido abrirle los tesoros de todas las ciencias. Y como no le quedaban por explicar sino los pequeños retratos en talla dulce que había hallado en el segundo
libro, dejó de buscar la explicación luego de la visita que un pintor italiano le hizo al día siguiente.
»Este último sueño, cuyo contenido sólo había sido muy "dulce" y agradabilísimo, según él señalaba el futuro: y no se refería sino a lo que debía ocurrirle el resto de su vida. Pero tomó los dos precedentes como amenazadoras advertencias sobre su vida pasada, que acaso no había sido tan inocente ante Dios como ante los hombres. Y creyó que esa era la razón del terror y del espanto que habían acompañado a esos dos sueños. El melón que se le quiso obsequiar en el primer sueño significaba -se dijo- los encantos de la soledad, pero presentados por solicitaciones puramente humanas. El viento que lo empujaba hacia la iglesia del colegio cuando sentía un dolor en el costado derecho no era sino el Genio Maligno que trataba de arrojarlo por la fuerza a un lugar adonde él quería dirigirse voluntariamente. Fue por eso que Dios no permitió que avanzara más ni se dejara arrastrar a un lugar santo por un espíritu que él no había enviado -aunque estaba muy persuadido de que el Espíritu de Dios fue el que le había hecho dar los primeros pasos hacia esa iglesia-. A su entender, el espanto que lo abrumó en el segundo sueño figuraba su sindéresis, es decir, los remordimientos de su conciencia tocantes a los pecados que podía haber cometido en el curso de su vida hasta entonces. El rayo cuyo fragor oyó era la señal del espíritu de la verdad que descendía
sobre él para poseerlo».
James Strachey
157 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Observaciones sobre la teoría y la práctica de la interpretación de los sueños» (1923c), AE, 19, pág. 113,]
158 (Ventana-emergente - Popup)
Premio Goethe. (1930)
«Goethe-Preis, 1930»
Ediciones en alemán
«Brief an Dr. Alfons Paquet»
1930 Psychoanal. Bewegung, 2, n° 5, setiembre-octubre, pág. 419. 1934 GS, 12, págs. 406-7. 1948 GW, 14, págs. 545-6. 1975 SA, 10, pág. 291.
«Ansprache im Frankfurter Goethe-Haus»
1930 Psychoanal. Bewegung, 2, nº 5, setiembre-octubre, págs. 421-6. 1934 GS, 12, págs. 408-11. 1948 GW, 14, págs. 547-50. 1975 SA, 10, págs. 292-6
Traducciones en castellano
1955 «Carta al doctor Alfons Paquet». SR, 20, págs. 233-4. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 346-7.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, pág. 3068.
1955 «Discurso en la casa de Goethe, en Francfort». SR, 20, págs. 234-8. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 347-51.
81
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3068-71.
En 1927, la ciudad de Francfort instituyó el «Prernio Goethe», que sería concedido anualmente a «una personalidad que se haya destacado por su obra y cuya influencia creadora sea digna del homenaje tributado a la memoria de Goethe». Los tres primeros beneficiarios de este premio fueron el poeta Stefan George, el médico, misionero y músico Albert Schweitzer, y el filósofo Leopold Ziegler. La suma acordada
era de 10.000 Reichsmark.
A propuesta de Alfons Paquet, conocido hombre de letras y secretario del Consejo de Administración que regenteaba ese Fondo, se resolvió otorgar a Freud el premio correspondiente a 1930. Paquet se lo anunció en una carta fechada el 26 de julio de 1930 y que fue impresa en Psychoanalytische Bewegung, 2,
nº 5, págs. 417-8. En ella le decía, entre otros conceptos:
«El Consejo de Administración del Fondo, al discernirle a usted el premio, estimado profesor, desea expresar la alta estima que le merecen las revolucionarias consecuencias de las nuevas formas de investigación c readas por usted sobre las fuerzas plasmadoras de nuestro tiempo. Con el método estricto de la ciencia natural, y al mismo tiempo en una osada interpretación de los símiles acuñados por los poetas, su labor investigadora se ha abierto una vía de acceso hacia las fuerzas pulsionales del alma, creando así la posibilidad de comprender en su raíz la génesis y arquitectura de muchas formas culturales y de curar enfermedades para las que el arte médico no poseía hasta entonces las claves. Pero su psicología no sólo ha estimulado y enriquecido a la ciencia médica, sino también a las representaciones de
artistas y pastores de almas, historiadores y educadores».
Freud, que a la sazón se hallaba pasando sus vacaciones en la región de Salzkammergut, respondió a la misiva el 3 de agosto. Como Paquet le explicaba en su carta, se acostumbraba entregar el premio el 28 de agosto de cada año, en u na ceremonia que tenía lugar en la casa natal de Goethe en Francfort, y en la que el premiado debía pronunciar una conferencia q ue ilustrase su «íntimo vínculo» con el poeta. A causa de su enfermedad, Freud no pudo asistir, y el discurso que preparó fue leído por Anna Freud en la mencionada
ceremonia.
James Strachey
159 (Ventana-emergente - Popup)
[Del poema «Warum gabst du uns die tiefen Blicke», dedicado a Charlotte von Stein.]
160 (Ventana-emergente - Popup)
[De la versión final del poema «An den Mond», que comienza así: «Colmas nuevamente floresta y valle ... ».]
161 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud mencionó por primera vez, en una obra publicada, su opinión acerca de la autoría de las obras de Shakespeare en un agregado de 1930 a una nota al pie de La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 274. Aquí se ocupa del asunto en forma más exhaustiva. Volvió sobre él en una nota al pie agregada en 1935 a su Presentación autobiográfica (1925d), AE, 20, págs. 59-60, y en el Esquema del psicoanálisis (1940a), AE, 23, pág. 192, n. 4, donde ofrezco otras referencias.]
162 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud hizo algunas observaciones sobre la relación entre el psicoanálisis y la biografía en su ensayo sobre Leonardo da Vinci (1910c), AE, 11, pág. 125. La cuestión fue examinada, asimismo, en una reunión de la Sociedad Psicoanalítica de Viena el 11 de diciembre de 1907. (Cf. Jones, 1955, pág. 383.)]
163 (Ventana-emergente - Popup)
[Alude a un pasaje del Fausto, parte I, escena 4, que ya había sido citado por él, en conexión con la «fábrica de pensamientos» del sueño y las asociaciones a que este da lugar, en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 291.]
164 (Ventana-emergente - Popup)
[Fausto, parte I, escena 4. Estos versos fueron citados con frecuencia por Freud; se mencionan otros lugares en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 4, pág. 160n.]
165 (Ventana-emergente - Popup)
Tipos libidinales. (1931) «Über libidinöse Typen»
Ediciones en alemán
1931 Int. Z. Psychoanal., 17, n° 3, págs. 313-6.
1934 GS, 12, págs. 115-9.
1948 GW, 14, págs. 509-13.
1972 SA, 5, págs. 267-72.
Traducciones en castellano
1955«Sobre los tipos libidinales». SR, 21, págs. 273-8. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 514-7.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3074-6.
82
Este artículo, así como «Sobre la sexualidad femenina» (1931b), que le sigue, fue comenzado por Freud al
iniciarse el año 1931 y concluido en el verano. Es un tardío agregado al muy pequeño número de trabajos suyos sobre caracterología. Si bien el tema ya había surgido en algunos escritos (p. ej., en E l yo y el ello (1923b), AE, 19, págs. 30 y sigs.), sólo en dos se ocupó explícitamente de él: «Carácter y erotismo anal» (1908b)y «Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico» (1916d). En el presente
artículo el tema es examinado a la luz de su posterior concepción estructural de la psique.
James Strachey
166 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud había esbozado esta clasificación en tipos en El malestar en la cultura (1930a), AE, 21, pág. 83.]
167 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. El porvenirde una ilusión (1927c), AE, 21, pág, 11.]
168 (Ventana-emergente - Popup)
Sobre la sexualidad femenina. (1931)
«Überdie weibliche Sexualitát»
Ediciones en alemán
1931 Int. Z. Psychoanal., 17, n° 3, págs. 317-32.
1934 GS, 12, págs. 120-40.
1948 GW, 14, págs. 517-37.
1972 SA, 5, págs. 273-92.
Traducciones en castellano *
1955 «Sobre la sexualidad femenina». SR 21, págs. 279.- 99. Traducción de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 518-32.
1974 Igual título. BN (9 vols.), 8, págs. 3077-89.
Aparentemente, el primer borrador de este trabajo fue escrito a fines de febrero de 1931, pero sólo se lo completó en el verano de dicho año (Jones, 1957.).
El presente estudio es en esencia una reformulación de los hallazgos que Freud había anunciado por primera vez seis años antes, en «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j), trabajo respecto del cual se hallarán consideraciones en mi correspondiente «Nota introductoria» (AE, 19, pág. 261). La publicación de aquel trabajo anterior tuvo notable repercusión entre los psicoanalistas, especialmente, tal vez, en Inglaterra, y es posible que ello haya estimulado a Freud para volver a abordar el tema. La última sección del presente artículo contiene críticas a algunos trabajos ajenos -cosa muy inusual en Freud-; y, curiosamente, parece tratar a esos trabajos cual si hubieran surgido de manera espontánea, y no (como claramente ocurrió) a modo de reacción frente a su propio revolucionario
trabajo de 1925 -al cual, de hecho, no se refiere aquí en absoluto-
Pero hay uno o dos aspectos en que el presente artículo amplía el anterior: hace mayor hincapié (evidentemente, sobre la base de nuevo material clínico) en la intensidad y prolongada duración de la ligazón preedípica de la niña con su madre, y lo que quizá sea aún más interesante, efectúa un extenso
examen del elemento activo en la actitud de la niña hacia la madre y en la feminidad en general.
Alrededor de un año después de publicado este artículo, Freud retomó la cuestión de la sexualidad femenina en la 33ª de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), de una manera muy similar pero algo menos técnica, y añadiéndole algunas consideraciones sobre las características de
las mujeres en su vida adulta.
James Strachey
169 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, págs. 201-2. Esto ya había sido sostenido por Freud, empero, en una carta a Fliess del 14 de noviembre de 1897 (Freud, 1950a, Carta 75), AE, 1, pág. 312.]
170 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud examinó los complejos de Edipo positivo y negativo en El yo y el ello (1923b), AE, 19, págs. 34-5.]
171 (Ventana-emergente - Popup)
En el conocido caso de delirio de celos del que informa Ruth Mack Brunswick (1928), la afección proviene directamente de la fijación preedípica (a una hermana). [Cf. también «Un caso de paranoia que contradice la teoría psicoanalítica» (Freud, 1915f).]
172 (Ventana-emergente - Popup)
[La angustia de la niña de ser asesinada por su madre es examinada en el punto III de este trabajo.]
173 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina» (1920a), AE, 18, pág. 148n. La frase había sido usada por Jung (1913, pág. 370).]
174 (Ventana-emergente - Popup)
[Véase, respecto de todo esto, «El sepultamiento del complejo de Edipo» (1924d), AE, 19, pág. 181.]
175 (Ventana-emergente - Popup)
Se puede prever que los feministas entre los hombres, pero también nuestras analistas mujeres, discreparán con estas puntualizaciones. Difícilmente dejarán de objetar que tales doctrinas provienen del «complejo de masculinidad» del varón y están destinadas a procurar justificación teórica a su innata tendencia a rebajar y oprimir a la mujer. Sólo que
83
semejante argumentación psicoanalítica recuerda en este caso, como en tantos otros, a la famosa «vara de dos puntas» de Dostoievski. En efecto, a su vez los oponentes de quienes sostengan tales asertos hallarán muy comprensibleque el sexo femenino no quiera aceptar algo que parece contradecir su igualación al varón, cálidamente ansiada. Es evidente que el uso del psicoanálisis como instrumento polémico no lleva a decidir las cuestiones. [La frase de Dostoievski aparece (aplicada como símil a la psicología) en el alegato en favor de Dmitri de Los hermanos Karamazov, libro XII, capítulo X. Freud ya la había citado en «Dostoievski y el parricidio» (1928b), supra, pág. 186.]
176 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «El tabú de la virginidad» (1918a), AE, 11, págs. 199 y sigs.]
177 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Pegan a un niño"» (1919), AE, 17, pág. 185.]
178 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf.. Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, pág. 201.]
179 (Ventana-emergente - Popup)
[Esto se examina con más amplitud infra, págs. 239-40.]
180 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. «Un caso de paranoia que contradice lateoría psicoanalítica» (1915f), AE, 14, pág, 267.]
181 (Ventana-emergente - Popup)
[Se da un ejemplo en una nota al pie de El yo y el ello (1923b), AE, 19, pág. 33.]
182 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud había señalado esto en «Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico» (1916d), AE, 14, pág. 322.]
183 (Ventana-emergente - Popup)
[Cf. Tótem y tabú (1912-13), pássim, especialmente el segundo ensayo.]
184 (Ventana-emergente - Popup)
[Se hallará un pasaje similar en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, págs. 16-7.]
185 (Ventana-emergente - Popup)
[Es este el último capítulo de una larga historia. Cuando en los primeros psicoanálisis que realizó Freud sus pacientes histéricas le relataron que habían sido seducidas por su padre en la infancia, él aceptó corno auténticos tales relatos y llegó a considerar esos traumas como la causa de la enfermedad. No pasó mucho tiempo antes de que admitiera su error, en una carta a Fliess del 21 de setiembre de 1897 (Freud, 1950a, Carta 69), AE, 1, pág. 301. Enseguida vislumbró el importante hecho de que estos recuerdos aparentemente falsos eran fantasías de deseo que indicaban la existencia del complejo de Edipo. En su Presentación autobiográfica (1925d), AE, 20, págs. 32-3, narra sus reacciones contemporáneas a estos descubrimientos. Sólo en el presente párrafo ofreció una explicación cabal de esos recuerdos ostensibles. Todo el episodio es examinado por él con más detalle en la 33ª de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22, págs. 111-2.]
186 (Ventana-emergente - Popup)
[Véanse las consideraciones sobre cl quimismo de los procesos sexuales agregadas en 1920 a los Tres ensayos (1905d), AE, 7, págs. 196-7, donde también se hallará (en pág. 197n.)la versión original del pasaje tal como figuraba en la primera edición del libro.]
187 (Ventana-emergente - Popup)
[Debe señalarse que las obras coetáneas de otros autores que Freud examina a continuación aparecieron después de su trabajo «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos» (1925j), que abarcaba la mayoría de los puntos aquí tratados, pese a lo cual no se hace ninguna refcrencia a él. Véase mi «Nota introductoria», AE, 21 págs. 225-6.]
188 (Ventana-emergente - Popup)
En el artículo del Zeitschrift, el nombre de la autora aparecia «A. L. de Gr.»; lo corrijo aquí a su requerimiento.
189 (Ventana-emergente -Popup)
[«Intensitäten»: No es frecuente que Freud emplee este término, como en este caso, sin un calificativo; aparece exactamente igual, empero, en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 591. En verdad, lo utiliza como un equivalente de «cantidades», preferido por él en el «Proyecto de psicología» de 1895 (Freud, 1950a)Parece usar ambos como sinónimos en su segundo trabajo sobre la neurosis de angustia (1895f), AE, 3, pág. 129. En «La represión» (1915d) equipara la «cantidad» a la «energía pulsional», y en el Esquema del psicoanálisis (1940a), AE, 23, pág. 166, luego de la expresión «intensidades psíquicas» agrega entre paréntesis «investiduras».]
190 (Ventana-emergente - Popup)
[«Ernest Jones zum 50. Geburtstag». Ediciones en alemán: 1029:Int. Z. Psychoanal., 15, no, 2-3, pág. 147; 1934: GS, 12, pág. 395; 1948: GW, 14, pág. 554. {Traducciones en castellano (cf. la«Advertencia sobre la edición en castellano»,AE, 21, pág. xiii y n. 6): 1955: «A Ernest Jones, en su 50ª aníversario»,SR, 20, págs. 215-6, trad. de L.
Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 3334; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 8, págs. 3225-6.}
Este tributo de Freud sirvió como introducción a sendos números especiales de las revistas Internationale Zeitschrift für Psychoanalyse International Journal of Psycho-Analysis, publicados como homenaje a Ernest Jones; este había nacido el 1º de enero de 1879.]
191 (Ventana-emergente - Popup)
[Freud era llamado «director» («Herausgeber») tanto de laZeitschrift como de la Journal.]
192 (Ventana-emergente - Popup)
[«Das Fakultätsgutachten im Prozess HaIsmann».
Ediciones en alemán:
1931:Psychoanal. Bewegung, 3, n° 1, pág. 32;
1934:GS, 12, pág. 412;
1935:Z. Psycboan. Päd., 9, pág. 208;
1948:GW, 14, pág. 541.
{Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»):
1955:«La pericia forense en el proceso HaIsmann», SR, 21, págs. 301-4, trad. de L. Rosenthal;
1968:«La peritación forense en el proceso HaIsmann»,BN (3 vols.), 3, págs. 533-5;
1974:igual título, BN (9 vols.), 8, págs. 3072-3.}
Un joven estudiante, Philipp HaIsmann, fue acusado de parricidio ante un tribunal de Innsbruck en 1929. El tribunal, que tenía dudas acerca del estado mental del reo, solicitó un dictamen pericial a la Facultad de Medicina de Innsbruck. Sí bien en este dictamen se tocaban temas como el complejo de Edipo y la represión, era a todas luces un despliegue de ignorancia y a la vez de ambivalencia respecto del psicoanálisis. El tribunar declaró culpable al reo; el 21 de enero de 1930 la Corte de Apelaciones de Viena ratificó el fallo. Pese a ello, HaIsmann fue posteriormente absuelto. El doctor Josef Kupka, profesor de jurisprudencia en la Universidad de Viena, consideró empero que se había echado una mancha inmerecida sobre el carácter del joven e inició una activa campaña para que se reviera la decisión primitiva del tribunal; en el curso de dicha campaña publicó un largo artículo en Neue Freie Presse (29 y 30 de noviembre de 1930), en el que criticaba el dictamen de los peritos de Innsbruck. Mientras preparaba su argumentación, el profesor Kupka solicitó a Freud que le diera su opinión sobre el asunto, resultado de lo cual es el presente informe.]
193 (Ventana-emergente - Popup)
[{«Si el pequeño salvaje fuera abandonado a sí mismo, conservara toda su imbecilidad y sumara a la escasa razón del
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niño en la cuna la violencia de las pasiones del hombre de treinta años, retorcería el cuello a su padre y se acostaría con su madre».} En esta oportunidad, Freud tomó la traducción de Goethe; ya había citado el original en francés largo tiempo atrás, en la 21ª de sus Conferencias de introducción al psicoanálisis(1916-17), AE, 16, pág. 308, y volvió a hacerlo en el Esquema del psicoanálisis (1940a), AE, 23, pág. 192.]
194 (Ventana-emergente - Popup)
[Frase ya citada en «Dostoievski y el parricidio» (1928b), AE, 21, pág. 186, y en «Sobre la sexualidad femenina» (1931b), AE, 21, pág. 232, n, 7.]
195 (Ventana-emergente - Popup)
[Publicado por primera vez en inglés, en 1930: The Medical Review of Reviews, 36, nº 3, marzo, pág. 103.
Ediciones en alemán:
1934:GS, 12, pág. 386;
1948:GW, 14, pág. 570.
{Tra ducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»):
1955: «Mensaje para laMedical Review of Reviews», SR, 20, págs. 177-8, trad. de L. Rosenthal;
1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 312-3;
1974: Igual título, BN (9 vols.), 8, pág. 3220.}
En Gesammelte Schrilten se afirma erróneamente que esta fue una contribución para «The Psychoanalytic Review». La preparación del «número especial sobre psicopatología» de The Medical Review of Revíews estuvo al cuidado del doctor Dorian Feigenbaum.]
196 (Ventana-emergente - Popup)
[Primera edición: 1931: En Edoardo Weiss, Elementi di psico analisi, Milán: Wrico Hoepli, págs. vi-vii, ed. facsimilar (fechado en «Grundlsee, agosto de 1930») (1933, 2ª ed.; 1937, 3ª ed.). Ediciones en alemán: 1934: GS, 12, pág. 389; 1948:GW, 14, pág. 573. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»): 1955: «Palabras preliminares para un libro de Edoardo Weiss», SR20, pág. 179trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.)3, pág. 313; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 8, pág. 3221.}]
197 (Ventana-emergente - Popup)
{Diez años del Instituto Psicoanalítico de Berlín.}
[Ediciones en alemán: 1930: Leipzig, Viena y Zurich: Internationaler Psychoanalytischer Verlag, setiembre; 1934: GS, 12, pág. 388; 1948: GW, 14, pág. 572. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»): 1955: «Prólogo del folleto "Décimo aniversario del instituto Psicoanalítico de Berlín"»,SR, 20, pág. 175, trad.de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 311-2; 1974: igual título, BN (9 vols.), 8, pág. 3219.}
Algunos años antes, Freud había escrito un prólogo (1923g) a otro folleto de Max Eitingon en el que este informaba acerca de los dos primeros años de actividad del Instituto berlinés (que a la sazón se denominaba «Policlínica Psicoanalítica de Berlín»).]
198 (Ventana-emergente - Popup)
[Ediciones en alemán: 1932:Berna y Berlín: Hans Huber, pág. iii; 1934: GS, 12, pág. 390; 1950: GW,16, pág. 273. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»). 1950: En Hermatin Nunberg, Teoría general de las neurosis basada en el psicoanálisis, Barcelona: Pubul, pág. 1, trad. de L. Damians; 1955: «Prefacio para un libro de Hermann Nunberg»,SR, 20, pág. 180, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, pág. 314; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 8, pág. 3222.}]
199 (Ventana-emergente - Popup)
[En la edición original, se introdujo en esta última oración un error de imprenta que modificaba seriamente el sentido y debió ser corregido mediante una «fe de erratas». Freud había escrito: «Wer aber w¡ssenschaltfiches Denken bevorzugt, es ais Verdienst zu würdigen weiss, wenn die Spektdation das Leitseíl der Erlabrung nie verlásst, und wer die. . . ». Por error apareció impreso «wen» en vez de «wenn», y una coma agregada luego de «Spekulation», con lo cual se leía lo siguiente: «En cambio, estimará esta obra y la hará objeto de un celoso estudio quien sienta predilección por el pensamiento científico y lo aprecie como un mérito, quien nunca se aparte de la especulación, que es el hilo conductor de la experiencia, y pueda ... ». En los Gesammelte Schrilten se publicó el texto corregido, mientras que los directores de las Gesammelte Werke, ignorhndo sin duda la existencia de la etrata, reimprimieron infortunadamente el texto original que la contenía.]
200 (Ventana-emergente - Popup)
[«Brief an den Bürgermeister der Stadt Príbor».Ediciones en alemán: 1931:Psychoanal. Bewegung, 3, nº 6, pág. 566; 1934:GS, 12. pág. 414; 1948: GW, 14, pág. 561. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre laedición en castellano»): 1955: «Carta al burgomaestre de la ciudad de Príbor»,SR, 20, págs. 239-40, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, pág. 351; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 8, pág. 3232.}
El25 de octubre de 1931, el burgomaestre de Príbor descubrió en una ceremonia una placa de bronce en la pared de la casa natal de Freud. La presente carta fue leída en esa oportunidad por Anna Freud. El hecho es narrado por Ernest Jones en el tercer volumen de su biografía (1957, pág. 172).]
201 (Ventana-emergente - Popup)
[La ciudad de Príbor se encuentra en Moravia, que en la actualidad forma parte de Checoslovaquia. En la época del nacimiento de Freud (1856) se la conocía como Freiberg e integraba el imperio austro-húngaro.]
202 (Ventana-emergente - Popup)
[Esta visita fue probablemente la ocasión de un episodio en apariencia autobiográfico que, en «Sobre los recuerdos encubridores» (1899a), Freud atribuyó a un personaje anónimo. Allí se nos dice que el muchacho tenía diecisiete años, posiblemente con el fin de disimular el origen real de la anécdota.]
203 (Ventana-emergente - Popup)
[Publicada en Georg Fuchs, Wir Zuchthäusler {Nosotros, los convictos}, Munich: Langen, 1931, págs. x-xi; traducida al inglés por K. R. Eissler en su artículo «A Hitherto Unnoticed Letter by Signiund Freud»,Int. J. Psycho-Anal., 42 (1961), págs. 199-200.
La carta fue descubierta por el doctor Eissler, en cuyo artículo se describen con detalle las circunstancias en que Freud la escribió. Lo que sigue es un resumen de ello: Georg Fuchs (1868-1949) era un conocido crítico literario de Munich, ligado muy especialmente al teatro, Fue encarcelado por «agravios políticos» y escribió un voluminoso libro en que relataba sus experiencias como convicto. Antes de su publicación envió ejemplares a varias celebridades (entre ellas Ricarda Huch, Hermann Keyserling y Oswald Spengler, además de Freud), reproduciendo sus respuestas
en el prefacio de la obra.]
{Esta carta apareció en el volumen 22 de laStandard Edition, págs. 251-2; allí, el propio Strachey consigna que por la fecha en que fue escrita correspondía incluirla en el volumcn anterior, pero que ello no fue posible porque tomó conocimiento de la carta cuando ese volumen ya estaba en prensa. La presente traducción ha sido tomada de la versión inglesa de Strachey.}